Mujer Musulmana Los Rostros de la realidad

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MUJER MUSULMANA: LOS ROSTROS DE LA REALIDAD
Frecuentemente imaginamos a la mujer musulmana como una sombra sin voz
ni voto en el mundo islámico, ajena a la cultura o la política de su país. Sin
embargo, sin entrar a detallar la larga lista de mujeres musulmanas
intelectuales, artistas, políticas etc., a menudo obviadas en nuestra imagen
estereotipada, hay que contemplar que este asunto presenta gran diversidad
de situaciones.
El papel de la mujer musulmana en la sociedad actual no es uniforme. Dentro
del marco islámico, igual que en el católico, se pueden apreciar grandes
diferencias culturales y sociales. Existen musulmanas españolas, inglesas,
francesas, latinoamericanas, turcas, asiáticas, paquistaníes, bereberes…y
dentro de estos grupos unas pertenecen al medio rural o urbano, a distintas
clases sociales y niveles de estudios.
En el área musulmana abundan las situaciones ajenas a la sensibilidad
moderna y radicalmente contrarias a los derechos humanos. Sin embargo el
Islam no es igual en todas partes: en Europa, en Asia Central, en Asia
Meridional y en el Sudeste Asiático la presencia de otros componentes
culturales concede a la mujer musulmana una mejor condición, comparable a la
de otras mujeres de las mismas zonas.
Por otra parte nunca en la historia del Islam había tenido la mujer un papel tan
relevante como el que asume en la actualidad. En 1995 había tres primeras
ministras en grandes países musulmanes: Tansu Ciller en Turquía, Benazir
Bhuto en Pakistán y Jaleda Zia en Bangladesh. Hay más mujeres poetas y
novelistas que en ninguna otra época y sorprende la energía y el valor con que
muchas denuncian los problemas que conlleva su situación en la sociedad
islámica.
Las mujeres musulmanas en situación de opresión tienen en otras mujeres de
su misma tradición a sus mayores defensoras y aliadas que luchan por la
mejora de sus condiciones de vida.
Unidas por el cambio Existen hoy día numerosas asociaciones donde la mujer
musulmana puede encontrar el apoyo necesario para revisar y mejorar su
situación social.
Dentro del Centro Cultural Islámico de Valencia, se creó en 1996 una Junta de
Mujeres cuya misión, según su propia definición es la de: Analizar la situación
de las mujeres para, a posteriori, pasar a la acción, es decir:
COMPRENDERLAS, APOYARLAS Y PROMOCIONARLAS PARA QUE
ALCANCEN SUS PROPIOS OBJETIVOS. Esta Junta actualmente camina
como Asociación de Mujeres Musulmanas ‘An- Nur’ con su propia Asamblea
General y su Junta Directiva.
No hay más que echar un vistazo a la red para comprobar la cantidad de foros,
blogs, y páginas web donde se establece un intenso debate sobre la situación
de la mujer musulmana, por parte de personas interesadas en el tema y por
ellas mismas.
Esta imagen de mujer que se asocia y participa activamente en la mejora de
sus condiciones de vida choca de frente con la de la mujer oprimida que se
somete a una sociedad machista con más o menos convicción.
Salma Quintela Baldelomar una hispanoamericana convertida al Islam que
expone sus opiniones a en la red afirma en un artículo titulado ‘La mujer
musulmana en evolución o involución?’, que el problema básico es que, en
sociedades Islámicas, una gran parte de musulmanas no conoce sus derechos
lo cual lleva a estas mujeres a la sumisión..
Para Salma, el hecho de que la mujer musulmana no profundice en su
conocimiento acerca del Islam hace que muchas ignoren que desde cualquier
punto de vista , humano o espiritual, la mujer no tiene ninguna diferencia con el
hombre, y que ambos deben gozar de los mismos derechos, según los
preceptos de esta doctrina basada en el Corán.…
El Corán y la mujer
Asma Lamrabet, médico marroquí y autora comprometida con la problemática
de la mujer en el Islam afirma que una lectura inteligente y estructurada del
mensaje coránico revela que no existe ninguna discriminación hacia la mujer.
Para ella, el verdadero problema no es tanto el Corán como las lecturas e
interpretaciones sexistas que se han hecho a lo largo de los siglos por parte de
los hombres.
Con este tipo de lectura es muy fácil encontrar argumentos coránicos que
desprecian a la mujer –como en todo texto religioso sea Biblia o Torá- cuando
se practica una lectura literal, estática que no tiene en cuenta la dinámica
histórica’ destaca Lamrabet.
En su página WebIslam.com ilustra con ejemplos de versículos del Corán, un
texto con catorce siglos de historia, la consideración igualitaria de la mujer con
respecto al hombre, a la que se conceden los mismos derechos espirituales,
culturales, políticos y sociales.
Entonces ¿por qué esta imagen de una mujer humillada por el Islam está tan
generalizada en el mundo? ¿Se trata de mitos o de realidades? Existe una
parte de mito y leyenda sobre la mujer árabe-musulmana que se ha difundido
de manera injusta y por otra parte hay una realidad amarga que existe y en la
que ha tenido mucha influencia el fundamentalismo religioso.
Intereses políticos de una sociedad tradicionalmente machista manipulan el
significado de los escritos sagrados para justificar el mantener a la mujer en
una situación de flagrante desigualdad, en ocasiones incluso contraria a los
Derechos Humanos.
El velo: sumisión o identidad
Cuando las fuerzas Talibanes conquistaron Kabul, el 27 de septiembre de
1996, desterraron a la mujer afgana de la vida civil, expulsándola de la
enseñanza y confinándola al hogar. Con toda razón, el burka obligatorio, pasó
a ser uno de los más indiscutibles símbolos del cambio de consideración hacia
la mujer.
La obligatoriedad del burka evidencia su carácter represivo pero dejando a
parte este caso extremo, el uso del velo en sus distintas formas es hoy un
tema muy controvertido.
Entre 1989 y 2004 tuvo lugar en Francia una gran polémica sobre el uso del
velo en los institutos. A las niñas Leila y Fátima se les prohibió acudir a su
instituto con el ‘hiyab’, el pañuelo islámico que les cubría el cabello. El debate
se centraba en el modelo religioso de escuela; la libertad y respeto a todas las
religiones amparada en las leyes se enfrenta a la permisividad para exhibir
símbolos religiosos en una escuela laica. Es un debate vigente hoy en muchos
países europeos debido a la inmigración generalizada.
El velo se hace cada vez más visible en Occidente. Se está haciendo cada vez
más popular entre las jóvenes aunque hayan sido educadas en contacto con la
civilización occidental. Lo usan como afirmación personal, como una especie
de resistencia cultural frente a los intentos de liberar a la mujer de su propia
tradición y su identidad por otra cultura dominante.
Otras mujeres que se definen como fieles seguidoras de la religión Islámica
esgrimen otras razones. Fátima González, una peruana convertida al Islam, en
una entrevista para un programa de televisión, afirma que ella misma siente el
uso del velo y la vestimenta típica de la mujer árabe como una necesidad, para
evitar tentaciones a los hombres de su entorno. Probablemente desde una
perspectiva cristiana estas y otras afirmaciones no nos parezcan entendibles
pero también a cualquier musulmán que asista a una procesión católica le
resultará extraño ver las imágenes de nuestros santos paseadas en hombros
por las calles.
Mam Jara, una usuaria del velo en España, reconoce en la web Islamenlinea:
El momento más complicado es cuando se decide poner el velo. Se hace
patente el rechazo de la sociedad y afloran los prejuicios. “Cuando me puse el
velo estuve varios años sin encontrar trabajo. El problema hace sufrir a muchas
mujeres, tanto a las que las obligan a llevar el velo como a las que discriminan
por llevarlo libremente. El velo es una decisión espiritual de la mujer”, defiende.
El islamismo reformista
Si revisamos el papel de la mujer en el marco de los movimientos populares
actuales que luchan contra los gobiernos dictatoriales de tradición islámica,
constatamos una presencia notable de la mujer. Así lo evidencian las imágenes
tomadas en las recientes protestas contra el gobierno en Turkia, en Besiktas y
la plaza Taksim los centros de la protesta en la ciudad de Estambul.
Sin embargo la periodista Mayte Carrasco enviada de la agencia Efe en las
revueltas de Túnez, Egipto o Libia en la llamada ‘primavera árabe’ tiene otra
visión. Mantiene la incertidumbre sobre si la democracia que reclaman los
hombres irá acompañada de gestos y leyes liberalizadoras para la mujer.
Denuncia las altas cotas de acoso sexual, la escasa presencia de mujeres en
las calles de Libia o la ínfima representatividad femenina en los órganos que
trabajan por un futuro en los países donde se ha derrocado a los gobiernos
dictatoriales.
En contraposición, la escritora marroquí Leila Abuzeyd que ha sido entrevistada
por Mayte Carrasco discrepa de su interlocutora. Tiene claro que habrá
cambios tras esta ‘primavera’.
Presentada como defensora de los derechos de la mujer, Leyla duda que en
occidente se conozca bien el Islam y los mensajes del profeta Mahoma, y cree
que puede haber muchos avances aunque el estado no sea laico. Opina que
un estado islamista democrático no tiene porqué frenar el avance en los
derechos para una sociedad mas igualitaria.
La política y, sobre todo, la religión constituyen el telón de fondo en el que se
desarrolla la vida de la mujer en nuestros días a nivel global. El Islam
constituye no sólo una religión sino una forma de vida completa y las diferentes
interpretaciones y adaptaciones de dicha doctrina junto con otras influencias de
tipo social, histórico, político, etc., hacen que la mujer musulmana goce o
carezca de derechos y obligaciones diferentes en cada país o comunidad. Hoy
en día gracias al desarrollo de las tecnologías de la comunicación muchas
situaciones de injusticia o desigualdad pueden ser conocidas y denunciadas
para intentar emprender la vía de las soluciones por medio de la comunicación
y unión entre personas que luchan por este fin.
Carmen Rosique
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