EL OPHONE DEL SEÑOR SAX Cualquier historia del saxofón comienza por una incongruencia. Construido de latón (de hecho, algunos dicen que es una especie de clarinete de metal), sin embargo, se le considera un instrumento de la familia de los alientos “de madera”. Así también ocurre con el corno (francés) que siendo de metal, habitualmente se le incluye en los usuales quintetos de aliento del siglo XVIII y del XIX y es común que no se incluya en los ensambles de instrumentos de metal. Lo importante es que el saxofón fue inventado en tiempos más recientes que la mayoría de los otros instrumentos de aliento y que, gracias a su bello y cálido sonido, tuvo gran aceptación desde su origen, se ha compuesto un número importante de obras para el mismo y si bien no fue integrado de manera total a la orquesta sinfónica, se compusieron numerosos pasajes “obligados” y solísticos para el saxofón en obras diversas, que en muchos casos, dichos temas se convirtieron en el momento más notable y significativo de tales piezas musicales. Fue inventado en 1845 por el clarinetista y fabricante belga, radicado en París buena parte de su vida, Adolphe Sax, de ahí el nombre original del instrumento, saxophone. Probablemente, Sax quería mejorar o transformar su propio instrumento, procurando combinar el timbre cálido de un clarinete de madera, con la mayor fuerza y sonoridad de los instrumentos de metal. Después de numerosos experimentos con formas, tamaños y materiales, Sax llegó a la conclusión de que, en realidad, no había mejorado el clarinete, sino que había logrado la creación de un nuevo instrumento, similar en esencia al clarinete, pero con suficientes diferencias técnicas como para considerarlo un objeto musical distinto. Cuando Sax registró la patente de su instrumento lo hizo con nada menos que 14 variantes de tamaños diferentes del mismo, los que constituyó la mayor cantidad de tamaños que haya tenido una misma categoría de instrumento. Estas son 10 de las 14 categorías del saxofón: EL OPHONE DEL SEÑOR SAX Saxofón contrabajo en si bemol, bajo en si bemol, barítono en mi bemol, tenor en si bemol, melódico en do, contralto en mi bemol, mezzosoprano en fa, soprano en si bemol, soprano en do, sopranino en mi bemol. 2 Como puede observarse los miembros más agudos de la familia tienen su cuerpo cónico totalmente recto, mientras que según se van convirtiendo en instrumentos más grandes y de sonoridad más grave, adoptan una especie de recodo en forma de <U> para evitar que el instrumento fuera demasiado largo. Está de más decir que años después de la invención del saxofón, otros músicos y constructores de instrumentos efectuaron transformaciones, ya fuera ampliando la “campana” final, mejorando su mecánica de llaves o agregando otras. La presencia de la caña interna para la emisión de su sonido es la característica por la que se ha equiparado al saxofón con los instrumentos de aliento-madera, ya que los de metal emiten su sonido con los labios del intérprete contra la propia boquilla carente de caña, además de la utilización de llaves similares a las de éstos últimos. Aunque hay algunas partes o elementos del saxofón para los que se utilizan diversos materiales, casi la totalidad del mismo está construida con latón, incluyendo las llaves y algunos soportes y barras internas. Como en el caso del clarinete, su boquilla tiene una sola caña o lengüeta, pero el interior de la boquilla es más amplia por dentro que la del clarinete y, por supuesto, la caña es también mayor. Hay otras diferencias de índole técnica entre ambos instrumentos, incluyendo la variedad de materiales con los que puede hacerse la boquilla del saxofón, además de metal o madera. Los especialistas del instrumento han polemizado siempre sobre la calidad y características del sonido del saxofón, según el tipo de material de la boquilla, sin embargo, la mayoría afirma que lo que le da su distinción en el sonido es el tamaño de la misma y no su material. EL OPHONE DEL SEÑOR SAX Tal vez algunas de las óperas de Massenet fueron las primeras obras que incluyeron al saxofón en la orquesta. Después fue apareciendo con mayor frecuencia en diversos géneros de obras, tanto orquestales como para ensambles diversos de cámara. Primeramente fue con la intención de lograr la riqueza tímbrica que aportaba, después fue convirtiéndose en un instrumento importante en pasajes fundamentales de las obras. No podemos concebir muchas obras sinfónicas sin sus pasajes solistas para el saxofón o su sonido emblemático en el conjunto: La Arlesiana, de Bizet; Sylvia, de Delibes; La Creación del Mundo, de Milhaud; Háry János, de Kodály; la orquestación de Ravel para los Cuadros de una Exposición de Mussorgsky; Rhapsody in Blue, de Gershwin, Bachianas Brasileiras No. 2 y Fantasía para saxofón soprano, de Villa-Lobos, además de otras numerosas obras del gran compositor brasileño; La Edad de Oro y las Suites para orquesta de Shostakovich; Romeo y Julieta, Teniente Kijé y Alexander Nevsky, de Prokofiev; varias sinfonías de Vaughan Williams, Danzas Sinfónicas, de Rachmaninov; y por supuesto, uno de los más inolvidables es el cadencioso y erótico solo del Bolero de Ravel, primero en saxofón tenor y después en sopranino y soprano, alternadamente. Asimismo, hay una cantidad cada vez mayor de conciertos para alguno de los saxofones (Dubois, Husa, Creston, Larsson, Tomasi, y recientemente, el Concierto para 4 saxofones, de Philip Glass). Y qué decir de obras como la Sinfonía Doméstica de Strauss en cuya orquestación el autor incluye ¡4 saxofones de diferentes tesituras! o Un Americano en París, de Gershwin, en la que 3 saxofonistas se alternan con ¡un saxo tenor, un barítono, 3 contraltos y 3 sopranos! 3 El saxofón también nos ofrece anécdotas singulares, como la de ELISE HALL, intérprete norteamericana por matrimonio pero de origen francés, quien comenzó a estudiar el saxofón a los 47 años, pues un problema auditivo propició que su esposo y su médico le recomendaran estudiar un instrumento de aliento. Elise Hall Creó el Boston Orchestral Club, desde el cual contribuyó a difundir la música para alientos y encargó numerosas obras para el saxofón, especialmente a compositores franceses y belgas del momento, entre ellos Claude Debussy, cuya evocadora Rapsodia para saxofón alto y orquesta de 1903—05 le costó mucho trabajo a la Sra. Hall obtener de Debussy, reacio a componerla, pues confesaba desconocer “las costumbres de aquel animal de caña” además de no tomar muy en serio a la curiosa mecenas francoamericana); también patrocinó obras de otros músicos menos famosos, pero no menos importantes, como Florent Schmitt, Gabriel Pierné, Charles Loeffler y André Caplet. Otros de estos compositores fue Vincent D’Indy, a quien le encargó la Coral variada que se escucha en el segundo concierto de la OFUNAM en su Primera Temporada de 2013. La Sra. Hall, a quien Debussy y otros llamaban “Sra. Sax”, fue de gran trascendencia para la introducción del saxofón en Estados Unidos, país donde el instrumento se convertiría en pieza fundamental de la cultura norteamericana: tanto en las características bandas militares y civiles que abundan en escuelas, sociedades e instituciones diversas de ese país como en los nacientes teatros y espectáculos de vaudeville, precursores de los musicals o comedias musicales; pero, sobre todo, en el naciente género del jazz, del cual el sax se convirtió en un protagonista indispensable. No concebiríamos el jazz sin sus grandes saxofonistas: Charlie Parker, John Coltrane, Lester Young y Coleman Hawkins, para sólo mencionar algunos de los más grandes. Entre grandes nombres de intérpretes del saxofón mencionemos solamente al alemán Sigurd Rascher, ya que a él se le debe, entre otros encargos a eminentes compositores del siglo XX como Jacques Ibert (Concertino de Camera) y Paul Hindemith (Konzertstücke de 1933)), la comisión a Alexander Glazunov de su famoso Concierto para saxofón, que también se interpreta en este concierto. EL OPHONE DEL SEÑOR SAX Luis Pérez Santoja 4