Blas de Otero, “En el principio

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Blas de Otero
EN EL PRINCIPIO
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
(En Blas de Otero. Antología 1955-1970,
Selección y prólogo de José Luis Cano,
p. 33, Plaza y Janés, Barcelona, 1977,
tercera edición)
COMENTARIO
Considerado el poema en conjunto, no se puede entender el primer verso
literalmente. La vida que el poeta ha perdido, debe ser la vida que llevaba, su circunstancia,
su trayectoria. Ha padecido hambre y sed además, y ha sufrido viendo desgarrarse su pàtria.
Es un marginado, un paria social. No hay lugar para él, para sus ideales, en el país en que
vive. Ha perdido la voz-es decir la posibilidad de manifestar su ideología-, pero no la
palabra, la facultad de expresarse líricamente, poéticamente. Es lo que nos repite tres veces
el sencillo e inolvidable estribillo, “me queda la palabra”. Notable también en este breve
poema es la tensión entre el primero y el cuarto verso de cada cuarteto, provocada por el
“si” inicial. La lectura, más que fluida, resulta impelente, con una triunfal consolación: “me
queda la palabra”.
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