LOS ESPACIOS EN FILOCTETES DE SÓFOCLES Prof. Dra. María Inés Saravia de Grossi CELC (AFG) UNLP Primer Estásimo (vv. 676-729) Lo/g% me\n e)ch/kous', oÃpwpa d' ou) ma/la, to\n pela/tan le/ktrwn pote\ <tw½n> Dio\j kata\ droma/d' aÃmpuka de/smion w¨j eÃbalen pagkrath\j Kro/nou paiÍj: aÃllon d' ouÃtin' eÃgwg' oiåda klu/wn ou)d' e)sidwÜn moi¿r# tou=d' e)xqi¿oni suntuxo/nta qnatw½n, oÁj ouÃt' eÃrcaj tin' ouÃte nosfi¿saj, a)ll' iãsoj eÃn <g'> iãsoij a)nh\r wÓlluq' wÒd' a)naci¿wj. to/de <d' auÅ> qau=ma/ m' eÃxei, pw½j pote pw½j pot' a)mfipla/ktwn r(oqi¿wn mo/noj klu/wn, pw½j aÃra panda/kruton ouÀ tw biota\n kate/sxen: 676 Est a 680 685 690 iàn' au)to\j hÅn pro/souroj, ou)k eÃxwn ba/sin, Ant. a'. ou)de/ tin' e)gxw¯rwn kakogei¿tona, par' %Ò sto/non a)nti¿tupon barubrw½t' a)poklau/seien ai¸mathro/n: 695 ou)d' oÁj [ta\n] qermota/tan ai¸ma/da khkiome/nan e(lke/wn e)nqh/rou podo\j h)pi¿oisi fu/lloij kateuna/seien, eiã tij e)mpe/soi, forba/doj e)k gai¿aj e(lw¯n: 700 eiârpe d' aÃllot' a)ll<ax>#= to/t' aÄn ei¹luo/menoj, paiÍj aÃter w¨j fi¿laj tiqh/naj, oÀqen eu)ma/rei' u(pa/rxoi po/rou, a(ni¿k' e)canei¿ 705 h dake/qumoj aÃta: ou) forba\n i¸era=j ga=j spo/ron, ou)k aÃllwn aiãrwn tw½n nemo/mesq' a)ne/rej a)lfhstai¿, plh\n e)c w©kubo/lwn eiã pote to/cwn ptanoiÍj i¹oiÍj a)nu/seie gastriì forba/n. åW mele/a yuxa/: oÁj mhd' oi¹noxu/tou Est. b 710 1 pw¯matoj hÀsqh deke/th xro/non, leu/sswn d' o(/pou gnoi¿h, stato\n ei¹j uÀdwr ai¹eiì prosenw¯ma. nu=n d' a)ndrw½n a)gaqw½n paido\j u(panth/saj eu)dai¿mwn a)nu/sei kaiì me/gaj e)k kei¿nwn: oÀj nin pontopo/r% dou/rati, plh/qei pollw½n mhnw½n, patri¿an aÃgei pro\j au)la\n Malia/dwn numfa=n Sperxeiou= te par' oÃxqaj, iàn' o( xa/lkaspij a)nh\r qeoiÍj pla/qei pa=sin, qei¿% puriì pamfah/j, Oiãtaj u(pe\r oÃxqwn. 715 Ant. b' 720 725 A: He oído de palabra, pero no he visto nada, de aquel [Ixión], que se acercó al lecho de Zeu y cómo el hijo todopoderoso de Cronos lo dejó encadenado a una rueda rápida. Pero yo no sé nada, ni por escuchar ni porque tampoco he visto, de ningún otro de los mortales que haya alcanzado por casualidad una muerte más odiosa que este hombre; el que no hizo nada ni defraudó a nadie, un hombre igual entre sus semejantes, pero se destruyó de este modo, indignamente. Y esto nuevamente me produce admiración, cómo cómo entonces cuando oye él solo el ruido de las rompientes que golpean a su alrededor cómo en estas condiciones él soportó una vida muy lastimosa; A': (condiciones) en las cuales él era su propio vecino porque no podía dar un paso, no había ninguno de los habitantes de la tierra que acompañara su miseria, junto a quien pudiera desahogar su lamento, que regresa como un eco causado por la llaga devoradora; ni tenía a nadie que calmara los borbotones de sangre muy caliente que supuran de las úlceras del pie infectado, cada vez que algún espasmo lo atacaba, con hierbas suavizantes, arrebatadas de la tierra fecunda; y entonces, deslizándose como un niño sin niñera amada, se arrastraba de acá para allá, hasta donde pudiera buscar lo que necesitaba sin problema, siempre que la calamidad que corroía el ánimo lo abandonaba. B: Porque él no tomaba, como alimento, ningún grano de la tierra sagrada ni ningún otro, como los hombres que comen cereales cosechamos, salvo a partir de las flechas veloces del arco, si alguna vez permitía un alimento con los dardos alados para su estómago. ¡Oh vida miserable!, quien durante diez años no saboreó ni un vaso de vino escanciado, hacia el agua estancada siempre se dirigía, escudriñando dónde podría descubrirla. B': Pero ahora, después de encontrarse cara a cara con un hijo de hombres nobles, emergerá como un ser feliz y magnífico después de aquellos males, pues él es quien lo lleva en la nave que atraviesa el mar, después de un gran número de muchos meses, hacia el territorio paterno de la ninfa de Malis, y junto a las riberas del Esperquio, 2 donde el valiente de escudo broncíneo [Heracles], absolutamente radiante, se acerca al fuego divino junto a todos los dioses, sobre las riberas del monte Eta. Cuando comienza la obra, Odiseo instaura la realidad espacial y la memoria colectiva. En los primeros diez versos del Prólogo se explicita una ubicación espacial que constituye toda una creación sofóclea, pues en las obras de los otros dos trágicos la isla estaba habitada. La insularidad se manifiesta absolutamente connotativa del ambiente en el que se halla el protagonista y los personajes realizan una excesiva descripción del paisaje, se otorga una importancia al menos llamativa a los espacios. La primera palabra que inaugura el discurso de Odiseo menciona el acantilado rocoso a)kth/ (v. 1), que difiere diametralmente del paisaje bucólico que cierra el Éxodo, con el deseo de Filoctetes de una buena navegación eu)p / loia (v. 1465), en el regreso. El Prólogo muestra, próximo a su fin, espacios divergentes cuando Odiseo abandona al joven y avisa que enviará al falso Mercader (vv. 542 y ss.), lo cual constituye un espacio metateatral, dado que se concreta en el transcurso del Primer Episodio. Más tarde, Filoctetes otorga su propia versión del espacio en toda su crudeza (vv. 300-315) y lo mismo hace Neoptólemo, cuando describe Sigeo durante los funerales de Aquiles (vv. 343- 358). La mención de Neoptólemo de que hay vientos favorables (v. 466) desencadena el discurso de Filoctetes para que lo lleve a su casa. El diálogo entre el joven y el hombre enfermo oscila entre la desesperación y el patetismo, aunque Sófocles no lo deja en el desenfreno y finaliza con un tono reposado (vv. 500506). El Coro se apiada de Filoctetes (vv. 507-518) y pide piedad por él.1 Aconseja cambiar el plan y navegar rápidamente hacia su tierra y evitar la némesis de los dioses (v. 518). Neoptólemo accede a esto, ordena izar el velamen y navegar a casa (vv. 524529). Odiseo debe frenar esta partida e ingresa el Mercader que actualiza el plan del Prólogo. Presionado por Neoptólemo, menciona la profecía de Héleno (vv. 610- 619). En el presente estudio, basamos la consideración de los espacios en la propuesta de Rush Rehm (2002), que organiza el espacio como teatral, escénico, extra-escénico y 1 La primera estrofa (vv. 391-402) distiende el efecto del discurso de Neoptólemo; la segunda (vv. 507518) se apiada de Filoctetes. Las dos estrofas presentan un equilibrio formal y de fondo, por las actitudes expresadas. 3 distante. A su vez, dentro de éste, pueden establecerse subcategorías, como el espacio local, el extranjero, el divino o mítico, el reflexivo o metateatral.2 El espacio escénico de la obra está formado por una escenografía agreste, el extra escénico o de off-stage se concreta con la mención del varadero junto con las alusiones a las travesías por el mar que los trajo de Sigeo, donde dedicaron los funerales de Aquiles, y también la cueva que albergó al hombre enfermo. El espacio escénico puede considerarse hodológico, es decir, un ámbito de paso, de transición, pues todo sucede entre el atracar de los griegos en el Prólogo y el zarpar de Filoctetes con ellos en el Éxodo. El espacio reflexivo se manifiesta en cada trayecto frustrado y surge de la perplejidad entre el espacio escénico y la evocación del espacio distante. La obra explora todas las posibilidades y en esta controversia el arco adquiere preeminencia. Hasta muy entrado el Tercer Episodio (vv. 900 a 1000), Odiseo advierte que regresará solamente el arco, incluso amenaza a Filoctetes cuando señala: Disfruta mientras caminas en la ribera de Lemnos. (v. 1060) La costa marca taxativamente la marginalidad del hombre enfermo. Neoptólemo se va junto con Odiseo hacia el varadero y proyectan un nuevo espacio hodológico. Luego en el Éxodo, se produce el primer regreso del joven y Odiseo al espacio escénico, como una escena de reduplicación y demora del gusto de Sófocles, que anticipa el regreso definitivo de Filoctetes. En cuanto al comportamiento del Coro, el compromiso puesto en evidencia por los marinos resulta potente desde su primera intervención en la Párodos (vv. 135-218). Se preguntan sobre la vida del héroe, y las expectativas aumentan ante el encuentro. Dos commói reemplazan el Segundo y Tercer Estásimos respectivamente.3 Esta participación commática de los marinos acentúa su vinculación con la acción. En el centro de la obra se halla el Primer Estásimo, el único tradicional (vv. 676-729), al que consideramos el epicentro dramático, tanto por su estructura como por la densidad de pautas espaciales, 2 A propósito de la consideración espacial mencionada, hemos aplicado este criterio en “Los espacios en Edipo en Colono: el segundo estásimo”, publicado en Clássica (2005: 119-130), Brasil. 3 El primer commós (vv. 827-864) a continuación de los síntomas de la enfermedad, cuando Filoctetes se duerme, es cantado entre Neoptólemo y el Coro. El segundo commós toma el lugar del Tercer Estásimo (vv. 1081-1217), en este caso Filoctetes y el Coro lo desempeñan. En la segunda mitad de la obra predominan las expansiones líricas expresadas en ambos commói; en cambio en Áyax las expresiones commáticas prolongadas no superan la primera mitad de la obra, dado que el tono en la segunda parte adquiere un vigor intelectual, cuyo artífice más apropiado resulta ser Odiseo. 4 referencia que constituye un fundamento decisivo en cuanto clausura la primera parte de la obra tras resumir las referencias, anteriormente vertidas con proliferación por los personajes y, a su vez, adelanta el tenor de los acontecimientos que continúan en la segunda mitad de la tragedia. Filoctetes está por embarcar hacia su casa, pero la trama requiere que sea Troya, y después de oír la profecía de Heleno, la audiencia sabe que Troya deberá ser su destino. En este momento de duda y suspenso en la mitad de la obra, cuando los temas psicológicos y morales adquieren relieve, Sófocles ubica este Estásimo singular (vv. 676-729), los marinos se dirigen directamente a la audiencia, en el momento en que el escenario queda vacío por única vez en el tempo dramático, pues Filoctetes y Neoptólemo han ido a la cueva a recoger algunas cosas para el viaje, entre las cuales se halla prominente el arco, del cual no puede faltar ninguna flecha (v. 652). La indefinición intencional que Sófocles deja en la pieza consiste en no especificar si, en efecto, el arquero tiene incumbencia para la conquista definitiva de Troya. Los coreutas permanecen solos en la orquestra y con su canto evocan el espacio escénico que ha soportado el héroe durante tanto tiempo. Aquello que permanece distante ha ocurrido en el escenario presente cada día de esos años. Por tanto, resguardan la memoria de la soledad y otorgan entidad al sufrimiento, sin testigos, del héroe. La evocación humaniza la vida como qh/rion bestia salvaje. El Estásimo instaura el espacio diegético que reconstruye el estado de abandono en el pasado mediato del héroe. En ese sentido hace visible el espacio de la temporalidad.4 Concluye la primera mitad de la obra, precede al ataque epiléptico drástico y naturalista del Segundo Episodio y anuncia el cambio de óptica que se manifiesta en el Éxodo, con la llegada de Heracles, quien pone en evidencia, con sus palabras, que conoce muy bien el sacrificio del exilio. El Coro comienza con la mención mítica de Ixión, como paradigma del castigo superlativo, quien fue encadenado a una rueda rápida por Zeus, cuando quiso violar a la propia Hera, después de haber sido hospedado por el dios.5 Los marinos lo saben de oídas, es decir, aluden a un saber transmitido y por tanto proverbial, pero en ningún 4 Cfr. Edmunds (1996: 24-25) propone que el espacio admite la siguiente división: mimético, el que se apoya en el escenario visible. El espacio diegético, que constituye un espacio-temporal, evoca espacios fuera del escenario e invisibles para los personajes y para el público o bien para ambos. 5 Cfr. Grimal (1981: 293-294). Benavente Barreda (1999: 209, n. 35). 5 tiempo han visto ni oído que otro estuviera peor que Filoctetes, pues entre los hombres no hay nadie que supere sus padecimientos, que obtuvo sin proponérselo suntuxo/nta (v. 682), sin haber hecho nada para merecerlo.6 La indignidad del caso resulta admirable para los hombres (vv. 685-686). Es decir, en los primeros diez versos (vv. 676-685), se menciona el espacio mítico que se encuadra dentro del espacio distante, para extrapolarlo en el espacio escénico que ofrece la visión lastimosa de Filoctetes. La soledad en el espacio de la e)rhmi/a, expresado en frases como un hombre que es igual a sus semejantes (v. 684), el que escucha solo las rompientes de los acantilados (vv. 687-688), mientras soportaba panda/kruton ... biota\n (vv. 689690) una vida lastimosa.7 La imagen refiere al espacio extraescénico u offstage. El golpe del mar en la costa marca el ritmo de la cotidianeidad con sus fronteras hostiles. La antistrofa a' explicita e intensifica la rutina solitaria del héroe: au)to/j pro/souron (v. 692), él mismo era su propio vecino al no poder dar un paso. El énfasis está puesto en la ternura que despierta Filoctetes, ya no en su bestialidad, como acentuaba la Párodos.8 Ningún vecino lo acompañaba en su desgracia, con ninguno desahogaba su lamento que regresaba como un eco; nadie le alcanzaba hierbas suavizantes para calmar los borbotones de sangre caliente que esporádicamente salen de su pie ulceroso y lo atacan en todo el cuerpo. En la segunda mitad de la antistrofa (vv. 701-705) los marinos describen cómo Filoctetes se arrastraba de acá para allá para conseguir alimento; como un niño sin niñera, se alimentaba en los instantes fugaces en que el padecimiento y sus espasmos lo dejaban un poco tranquilo.9 La enfermedad corroe su corazón mencionado como dake/qumoj a)/ta (v. 705).10 La mayoría de los verbos que describen a Filoctetes se hallan en imperfecto: w)/lluqe (685), h)n = (v. 691), ei)=rpe (v. 701), prosenw/ma (v. 717); como resulta más apropiado para una narración de experiencias repetidas durante diez años. No sólo se 6 Para las citas en texto griego seguimos la edición de Pearson (1928), las transliteraciones siguen el criterio de Fernández Galiano (1969), las traducciones nos pertenecen. 7 Rehm (2002: 138-155) considera a Filoctetes como la puesta en escena del espacio de la eremía. Justamente Neoptólemo señala el lugar del héroe como to/pon e)sxatia=j (v. 144). 8 Como afirma Gardiner (1987: 36). 9 Los versos 701-704 se corresponden a lo dicho en los versos 289-295. 10 Webster (1974: 113, n. 706) menciona un empleo similar en Antígona (v. 533), donde Creonte llama a las hermanas du' a)/ta. 6 efectúa la descripción de la piedad que despierta en todos ellos, sino también se enfatiza con energía el modo de vivir sin ayuda de ninguna naturaleza a través de un período prolongado de sufrimientos. La distancia narrativa que ejerce el imperfecto produce un efecto de metateatralidad, en el sentido en que nos aleja de lo que estamos viendo por el modo espacial que plantea cuando menciona las acciones en perspectiva. La estrofa b está muy ligada a lo anterior, porque sigue unida por medio del verbo ei(=rpe (v. 701); en verdad, desde el verso 691 hasta el verso 709 se forma un período simple, que fluye, que crea una poderosa impresión de desolación, de pena, y de que la hostilidad todavía se toma su tiempo.11 El Coro representa los sufrimientos al referir la subsistencia de Filoctetes provista del arco, y así ha pasado esos diez años (v. 715), sin vino y sin obtener ningún cereal de la tierra sagrada, como los hombres civilizados (vv. 708-709), sólo la cacería y el agua estancada lo proveyeron (vv. 710-711). La última antistrofa (b') produce una quiebra, un contraste en el modo y la emoción, que impacta. El adverbio nu=n cancela lo anterior y nos trae al tempo escénico: ahora que encontró al hijo, Filoctetes logrará ser eu)dai/mwn y me/gaj, feliz porque regresará a casa y magnífico porque capturará Troya. Neoptólemo es llamado pai=j a)ndrw=n a)gaqw=n (v. 719), por tanto se espera de él la a)reth/ homérica.12 Los marinos mencionan todo aquello que Filoctetes recuperará con el encuentro de Neoptólemo, es decir, refieren las carencias: no ha sido feliz ni magnánimo, no ha podido realizar ninguna navegación por el mar, no ha tenido terruño paterno, ni las aguas han sido benéficas, tampoco se había acercado Heracles. El Coro mantiene viva la fuerza dramática.13 La mención de la nave que atraviesa el mar cambia el signo: de la metáfora de los acantilados golpeados fuertemente por el mar (v. 688), la nave pontopo/r% (v. 721) atraviesa lo que hasta entonces ofrecía sólo distancia y lo conduce a las aguas dulces de 11 Cfr. Burton (1980: 236). Filoctetes fundamenta la entrega del arco porque sólo Neoptólemo posee la virtud: brotw=n a)reth=j (v. 669). El Coro insiste con los mismos conceptos. 13 Segal (1976: 67-89) comenta que el regreso tiene tres aspectos: 1) el Psicológico que produce el saneamiento de su psique enferma. Filoctetes llegará a ser feliz y magnífico. 2) El social, que procura la reconciliación con la sociedad que lo expulsó; la virtud heroica necesita del marco social que le otorga el consenso. 3) El teológico. La llegada de Heracles lo vincula al culto. 12 7 la vida: la ciudad paterna en las riberas del Esperquio, sobre las riberas del monte Eta (vv. 724-729). Las aguas turbulentas del mar en la primera mención se transforman en aguas dulces que propician el bienestar humano. Heracles se hace presente y se acerca qei/% puri\ (v.728) junto al fuego divino.14 El dios nos recuerda que fue el primer dueño del arco y nombrarlo adelanta con nitidez y resolución su llegada como deus ex machina en el final, cuando promueve la unión de todas las travesías. La antistrofa tiene como tema el no/stoj, y eso produce alegría, el retorno después de diez años de ausencia.15 Los espacios físicamente lejanos como las ciudades a las que alude en las riberas de los ríos se conciben como muy próximos porque suponen la integración del hombre enfermo. El Estásimo ofrece una estructura anular en cuanto menciona a Ixión en A, y concluye con Heracles (B’). Representan el castigo y, en consecuencia, la recompensa final, en el nivel de los espacios mítico-religiosos de las estrofas. El ámbito sacro está presente, además, cuando el Coro menciona la i(era=j ga=j (v. 708), la tierra sagrada pero que niega el grano de cereal para el inválido.16 Otras privaciones de Filoctetes consisten en la imposibilidad de ofrecer libaciones a los dioses, por la falta de vino escanciado, y el agua estancada, stato\n u(/dwr (v.716), representa muy bien su marginalidad y estatismo. La imagen exacerba el destierro y la enajenación más absoluta. La última antistrofa muestra el encuentro por el cual se supone la súplica ante Neoptólemo (v. 719), y el consiguiente regreso con buena navegación. Los espacios sagrados ofrecen una estilización de las diversas escenas de súplica que se hallan en los episodios, hasta que Heracles llega a escena. Como Edipo en Edipo en Colono, Filoctetes pasa de suplicante a motivo de súplica, aunque con procedimientos oscuros como el engaño. La llegada de Heracles produce el espacio 14 Cfr. Ussher (1990: 135, n. 727-729), alude a la apoteosis de Heracles, descripta en Traquinias por ejemplo. 15 Los diez años de sufrimiento corresponden al transcurso de la guerra de Troya. Además representan el lapso de tiempo que requiere el ostracismo, la institución impuesta por Clístenes en 508-7 AC. Cfr. Hornblower & Spawforth (19963°: 792). 16 Cfr. Nuestro trabajo (2005: 119-130) sobre las connotaciones de gai=a para Polinices. La tierra gai=a es mencionada también en el verso 700. Cfr. Jouanna (1995: 38-58) para la calificación de los espacios sagrados. 8 autorizado, para que Filoctetes acceda al pedido de su joven amigo. La hospitalidad, ceni/a, posibilita una manera de quebrantar el espacio extranjero.17 En los Episodios, el espacio sagrado es evocado con la mención al altar de Crisa, donde la víbora mordió a Filoctetes. Este ámbito sagrado señala la causa primordial de la tragedia, al modo de la peste apolínea; en el final, tiene su espacio la redención, la idea de que el exilio no permanece eterno, de que el dolor resulta excesivo para el ser humano pero que hay esperanzas de alguna recompensa. Heracles trae la voz anhelada de la prosperidad. El espacio eremita que expresa el canto coral pone en evidencia la situación de exilio, también aludido en los episodios previos y posteriores. Desde el punto de vista ontológico, el exilio ocasiona la discriminación por no/soj y, en consecuencia, Filoctetes tiene una existencia como qh/rion y a)/grioj. La enfermedad conlleva la ausencia del espacio propio y afecta a la persona como la peste apolínea desbasta la ciudad. La obra habla de los espacios interiores de la subjetividad.18 Vemos el exilio desde el punto de vista moral, cuando el Coro lamenta el desarraigo y expresa w)l / luq” w(=d’ a)naci/wj (v. 685) se destruyó así, indignamente. La soledad dramática y el aislamiento físico muestran el resultado de aquella exclusión política y moral.19 El Coro lo rescata del despojo inmoral cuando vierte expresiones como un hombre igual a sus semejantes (v. 684),20 vecino de sí, sólo el eco le responde (vv. 693- 694). Para Filoctetes todo se ha vuelto e)xqro/j; con esto, se acentúa la ausencia de fili/a, palabra que implica el contexto de la po/lij y que en el plano político corresponde al concepto de homónoia (EN 1167 a 22-b 13). La ferocidad de 17 Como última categoría, Jouanna (1995: 38-58) menciona los ritos de súplica, para los cuales convergen tres elementos: un suplicante, a quien se suplica y los perseguidores. La relación entre las partes se desarrolla, generalmente, en forma más o menos violenta. Muy afín a la clasificación de Jouanna, Edmonds (1999: 132) afirma que hay tres modos de ingresar en la ceni/a, hospitalidad, ellas son por medio de plegarias de lealtad, por un apretón de manos, o como un intercambio de regalos, juramentos y libaciones. Finalmente se acude a las súplicas. El discurso de Filoctetes (vv. 468-505) impone el tono de súplica para que no lo abandonen nuevamente. El segundo commós (vv. 1146-1155) ejemplifica esto. Las aves y las fieras ya no huirán de Filoctetes porque carece del poder del arco. Para Seaford (1994: 129), la ceni/a se logra como una ritualización de la amistad, porque surgió al menos una generación antes, ya que Filoctetes era amigo de Aquiles. 18 En las tres últimas obras de Sófocles encontramos la misma preocupación en los personajes. Incluso en sendos prólogos se produce una atmósfera de cierta irrealidad. 19 Cfr. Jiménez Azparren (2004). 20 Se corresponde con la afirmación de la Párodos (vv. 180-181). 9 Filoctetes en las instancias episódicas, por ejemplo en el segundo commós (vv. 11011115) acentúa la inmoralidad del exilio. El exilio antropológico se expresa por medio de la soledad del desarraigo geográfico, aludido con los golpes del mar contra los acantilados (vv. 687-689) y, en consecuencia, el desarraigo cultural de Filoctetes, en el territorio de la reclusión, lo priva o lo exime del compromiso religioso y político. La situación de marginalidad se ilustra en la insistencia en que Filoctetes se engrandece como un ser singular, al comienzo del canto con el paradigma mítico de Ixión, luego en sucesivas insinuaciones (vv. 681, 683, 684, 693, 696, 701-703 y 706) se enfatiza la indignidad de la vida de abandono.21 El hombre enfermo impone una frontera determinante con respecto a los hombres sanos. Los demás vienen de celebrar los ritos funerarios de Aquiles, estuvieron en un marco de situación civilizado; la guerra no los apartó de los códigos rituales. Cuando llegan a la isla presencian el despojo en el que sobrevive Filoctetes, lo cual impone otra frontera más, la de la cultura y la naturaleza lejos de todo cultivo. Finalmente, Neoptólemo advierte que el engaño va contra su voluntad y revela el propósito (vv. 902 y ss.). A continuación viene la escena de extrema angustia, momento en que se revela la mentira. En los primeros versos de la antistrofa a’ se acentúa el hecho de que no tuvo un interlocutor para la expresión de sus pesares. La falta de lenguaje y comunicación lo erosionó más que la enfermedad, pues la ausencia de una voz articulada lo sustrajo de la civilización. Conclusiones La consideración espacial resulta ser una expresión intersubjetiva y, por lo tanto, social. La confluencia espacial señala la reunión de diversas perspectivas. Debemos pensar que Troya, el espacio más distante, constituye un anacronismo que se convierte, en razón del talento de Sófocles, en el espacio propio de los griegos.22 21 nh=soj implica no/soj; h)/peiroj, peira/w. Pensamos que se trata de Atenas La invocación a Atenea polias por Odiseo (v.134) adquiere más sentido si Troya resulta el referente de Atenas. Easterling (1978: 27-39) se pregunta qué significa Troya, pues puede ser interpretada como un símbolo tanto de un mundo corrupto antiheroico como de una sociedad a la cual se desea integrar a Filoctetes. 22 10 Lo cierto es que cuando los marinos llegan a Lemnos, consideran que están en el lugar más alejado de todos, e)sxati/an (v. 144); pero, a su vez, al acercarse a Filoctetes se establece inmediatamente un vínculo, ya sea de amor a Neoptólemo o de odio a los Atridas. El Primer Estásimo sanciona la ruptura entre Filoctetes y el grupo social durante los diez años de marginalidad y se escuchan los sentimientos de piedad y asombro del Coro. La manifestación del ataque epiléptico en la escena posterior cambia un poco el tono, los acerca por medio del temor, dado la inmediatez y las dudas de los hombres que están apremiados por resolver la situación. Desde la Párodos el interés inmediato se centra en el propio Filoctetes, luego ese interés se desplaza hacia el arco, finalmente en Neoptólemo se unen los dos componentes de un mismo problema. En los espacios corales se aprecia fundamentalmente otra manera de decir el espacio distante, en relación al hombre enfermo, imposibilitado. En verdad, el Coro reivindica a Filoctetes del exilio. En la primera parte de la obra predominan las descripciones espaciales que trasuntan el estado anímico del protagonista. En la segunda parte predominan los espacios reflexivos enfocados principalmente en el arco, en tanto dichos espacios surgen de la interacción entre el espacio escénico y el espacio distante. El resultado produce la perplejidad sofóclea que requiere un ejercicio de la memoria y la disposición para la sinceridad. Los espacios religiosos se manifiestan con los hexámetros de Neoptólemo, y míticos, con la llegada de Heracles. El Estásimo ofrece una concentración de espacios que resume lo actuado hasta entonces y adelanta el final con la llegada de Heracles. Los espacios evocados otorgan densidad y concentración al canto, de tal modo que se erige como el epicentro dramático, en tanto el exilio se contempla en todo su límite, desde el pasado remoto hasta el día de hoy, el último; de modo que el Coro presenta líricamente el momento crítico del cambio, que se produce a continuación con el ataque de la enfermedad. Cuando Filoctetes y Neoptólemo se dirigen a Esciros, donde no está la curación, todavía prevalece el individualismo, y la fili/a surge únicamente para ambos. Cuando van a Troya, prevalece el sentido de integración, del perdón, la comprensión, la sinceridad, la salud, el resguardo de los oprimidos y de los marginales. 11 Cada regreso crea espacios de reflexión y la obra explora todas las posibilidades. El símil de los leones (vv. 1434-1437) los “salvajes solidarios”, que presenta una paradoja con respecto a la tradición, otorga una respuesta a la descontextualización y a toda la actitud reflexiva que presenta la obra sobre los espacios. La imagen expone el concepto del heroísmo que Sófocles piensa para la excelencia ateniense: compartir el mismo mundo por medio de la ayuda, el equilibrio, la contribución, el afianzamiento en el camino, sin que esto sea una meta sino acentuado como trayecto. Odiseo en el Prólogo adelanta que no desbastarán Troya ni tú lejos de aquél ni aquél lejos de ti (v. 115). En el regreso a Esciros, cuando los dos se marchan abrazados, la imagen parece de una escultura moderna, con un entrecruzamiento de brazos y piernas. Los leones en el símil final mejoran la primera imagen y la fijan. El exilio no puede desligarse del kle\oj a)/fqiton, netamente humano, que tiene su razón de ser en mnh/mh. En el Éxodo, Filoctetes afirma que regresa por la magnánima Moira, el consejo de los amigos y el dai/mwn, madre de toda las cosas (vv. 1466-1468). Para la partida se encomienda a las Ninfas marinas, las diosas protectoras que se nombran por única vez en la obra (vv. 1454 y 1470). Un interrogante válido se asienta en indagar en qué consiste el heroísmo de Filoctetes. La frontera señala el último espacio; cuando el personaje vence su propia interioridad, vence la frontera de la discriminación producida por la enfermedad, se insiste reiteradamente en que volverá e(/kwn, por su propia voluntad, de este modo Filoctetes vence los límites espaciales, culturales y emotivos. BIBLIOGRAFÍA Ediciones, textos, léxica. Benavente Barreda, M. (1999) Sófocles. Tragedias y Fragmentos, Madrid. Fernández Galiano, M. (1969) La transcripción castellana de los nombres propios griegos, Madrid. Grimal, P. (1981) Diccionario de Mitología Griega y Romana, Barcelona. Hornblower, S. and Spawforth, A. (Eds.) 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