Documento 63860

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Esta novela surge como fruto de la experiencia de Hemingway durante su estadía en Madrid, conduciendo una
ambulancia y enviando artículos a Canadá sobre sus impresiones de la guerra. Es el despertar del escritor
luego de diez años de aislamiento voluntario de su patria.
Esta novela narra las aventuras de Robert Jordan, un escritor y combatiente norteamericano cuya misión
consiste en trabar relación con los guerrilleros para volar un puente y facilitar la estrategia militar republicana.
Robert conoce al jefe guerrillero, Pablo, a Pilar, su compañera y a una muchacha que huía de los horrores de
la guerra, llamada María (había presenciado el ajusticiamiento de sus padres). Surge entre ella y Robert una
intensa relación amorosa. Luego de la destrucción del puente, es herido en una pierna por lo cual pide que lo
abandonen al ser un estorbo para sus camaradas si continúan el camino con él.
Se queda entonces solo y espera poder estar vivo cuando las tropas enemigas lo encuentren. Dentro de él se
está librando la muerte como parte de su destino. Con una expectativa nueva Hemingway analiza el
comportamiento humano, especialmente, la parte de aquel que corresponde a valores como la solidaridad,
utilizando la vía de la guerra, las injusticias y las equivocaciones. El planteamiento que Hemingway realiza se
manifiesta desde el principio, cuando tomó el título de un poema de John Donne (oraciones para los
momentos supremos):
Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; si el
mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de
uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la
humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti. (1)
En este epígrafe está contenida la hermosa idea de fraternidad entre los hombres, nacida de las crueldades que
a Hemingway le tocó ver en la guerra. Esta nos concierne a todos, al igual que nos concierne la muerte de
cualquier hombre. De entre las ruinas que la destrucción deja en su desenfrenado camino debe elegirse
también, la esperanza y el deber moral con el otro. La muerte de un hombre no es algo que suceda
gratuitamente. Este hecho debe tener implicaciones de alguna índole entre sus semejantes cualquiera que sea
su naturaleza o carácter. Y son muchos los tipos que en esta densa obra se ofrecen. Aquellos que permanecen
fieles a sus ideales.
Los tenaces que luchan sin cuartel, sin importar si tienen que sacrificar su propia vida. Los valores que deben
cruzar las líneas enemigas para llevar mensajes; los enamorados que ven en una relación física, una felicidad
única a la cual no se puede renunciar porque es como el encuentro de una fuente de agua fresca en mitad del
sofoco de un desierto, la ineptitud de quienes tienen el poder de decisión en sus manos y actúan de manera
irresponsable salvaguardando sus propios intereses; los militares que utilizan estrategias equivocadas
poniendo en peligro los planes y operaciones programadas y por consiguiente la vida de jóvenes soldados.
Todos son hechos que rodean las circunstancias del héroe quien aprende la acción al momento de su
prolongada agonía: El mundo es un sitio excelente por el cual vale la pena luchar. Cada uno hace lo que
puede, tú no puedes hacer nada por ti mismo, pero tal vez puedes hacer algo por otro.
A medida que avanza la novela va palpitando una vívida realidad, las acciones ocurren rápidamente y a pesar
de no resistir el texto una segunda lectura, tiene como mérito primordial retratar una tragedia y dar una voz de
alerta a la humanidad para que controle la bestia belicosa que habita dentro de sí. Basa Hemingway su
intención, en su preocupación por las relaciones entre los hombres, las cuales cada vez se van deteriorando
más y más.
Es interesante la descripción de los diferentes personajes que hacen parte del escenario de guerra que nos
1
presenta Hemingway: campesinos, soldados, anarquistas, guerrilleros, líder comunista (Marty), toreros, etc.
que rodean a un héroe introspectivo, y a un jefe guerrillero individualista cuya soledad, luego de desertar, será
perfectamente soportable, no obstante su actitud que en ocasiones fue de suicida, irresponsable y degenerado.
Hemingway demuestra su talentosa capacidad narrativa al tiempo que despliega todos sus conocimientos y
vivencias para reiterar en una obra bien trabajada el tema de la destrucción mediada por valores como la
solidaridad, los cuales constituyen, en últimas las únicas certezas humanas.
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