Títulos de crédito UNIDAD 1. El crédito Concepto económico jurídico del crédito. El crédito es un elemento fundamental en el manejo de la economía y el comercio. Económicamente, el crédito implica la existencia previa de un préstamo, consiste en la entrega de un bien de propiedad de una persona a otra, con el compromiso de su devolución en un plazo y condiciones determinadas. Jurídicamente, la relación crediticia genera una obligación que asume el deudor, es decir restituir lo recibido en la forma convenida, es decir respetando la modalidad pactada. Sujetos: Acreedor: aquel que efectúa el préstamo, adquiriendo el derecho de restitución de lo cedido. Así como en algunos supuestos se concede a los acreedores privilegios para el cobro, como el caso de los créditos prendarios o hipotecarios, en los títulos circulatorios se otorga la vía ejecutiva para el cobro judicial de los mismos. Esto ocasiona en consecuencia, que los acreedores cuenten a su favor con una cantidad limitada de defensas oponibles por el ejecutor. Deudor: es quien recibe el bien, obligándose a su devolución en los plazos y condiciones pactadas. Diferencias entre crédito y otras figuras: Comodato: siempre se encuentra presente en éste la gratuidad, por el contrario en el crédito una de las características esenciales es la onerosidad. Mutuo: éste puede ser tanto a título oneroso como gratuito pero se limita a cosas consumibles o fungibles, lo cual no ocurre con la relación crediticia. Funciones del crédito: Facilitar la circulación de la riqueza: al transferir cantidad de bienes o dinero de un sujeto a otro se produce el desplazamiento de valores entre distintos agentes económicos. Realizar proyectos a mediano o largo plazo: que de no existir el crédito en la actualidad se tornarían de imposible realización. Valores que deben protegerse en la circulación del crédito: son tres y deben encontrarse presentes de manera conjunta y no alternadamente, en todo régimen jurídico que regule la materia crediticia. Seguridad: implica que la creación y trasmisión del crédito debe rodearse de la mayor cantidad de posibilidades para su cobro, asimismo debe contemplar la menor cantidad de excepciones posibles de interponer para su cobro por el deudor, limitándose a las formales o a las que se deriven del propio instrumento crediticio. Celeridad: es sinónimo de rapidez, el crédito debe crearse y transmitirse de la forma menos lenta y engorrosa posible, estableciéndose sólo los requisitos mínimos a cumplir por las partes, es decir debe ser ágil. Certeza: tanto en la creación como en la trasmisión de los derechos creditorios. Es decir, desde el nacimiento de la obligación las partes sabrán que facultades tienen y a que se encuentran obligadas, sin que haya posibilidad alguna de confusión. Teoría general de los títulos circulatorios. Concepto: los títulos circulatorios son documentos representativos de una relación creditoria, creados esencialmente para circular, que contienen un derecho autónomo y literal inserto en ellos, que nace en el acto de libramiento, creación o emisión. Hay que tener en cuenta que se refiere a un conjunto de operaciones y negocios que presentan un primer rasgo común, consistente en traspasar la propiedad de capital ordinariamente monetario, por parte de un sujeto a otro, que abona retribución. Análisis del concepto: y características que se desprenden, Son documentos: lo son de acuerdo a lo dispuesto en los arts. 978 y concordantes del CC, y serán considerados instrumentos públicos o privados según sean sus creadores los particulares o el Estado. Representan una relación creditoria: es esencial la existencia de una obligación, no limitada únicamente a dar sumas de dinero pese a ser la situación más habitual. Circulatoriedad: fueron creados con la posibilidad de ser trasmitidos a terceros. Literalidad: implica que sólo las menciones expresadas en el documento podrán exigirse y deberán ser cumplidas por el deudor para cancelar la obligación cambiaria. Autonomía: las adquisiciones realizadas por cada poseedor son a non domino, es decir originarias, por lo tanto el deudor no podrá oponer al portador legitimado las defensas que tuviere contra anteriores poseedores. Forma de nacimiento: los títulos ingresan en el ámbito jurídico económico: Con el acto de libramiento: los títulos individuales. Con el acto de emisión: los títulos en serie. Con el acto de creación: que puede utilizarse esta expresión indistintamente para los títulos individuales o en serie. Estructura y elementos de los títulos circulatorios. Estos títulos tienen una estructura compleja compuesta esencialmente de tres elementos: Sustrato instrumental: el título circulatorio es un instrumento escrito en el que su creador ha incorporado una declaración de voluntad con contenido económico, por lo que es considerado jurídicamente un documento y como una cosa mueble según el CC., por lo que, en principio serán aplicable la normativa prevista para este tipo de cosas. Serán documentos probatorios por reunir entidad tal para acreditar el hecho o relación fáctica que en ellos se representa. Este documento probatorio es accesorio al derecho, pues se apoya fundamentalmente, en la conciencia del otorgante que tiene como finalidad esencial reflejar el acaecimiento de un determinado hecho, por lo que es llamado también “documento de verdad o de ciencia”. Por encima de esta función existe otra, la de documentos constitutivos ya que su creación produce el verdadero nacimiento de un derecho a favor del beneficiario-tenedor-poseedor legitimado del mismo. También son instrumentos dispositivos ya que resultan indispensables para ejercer o disponer de los derechos incorporados en los mismos. Por lo tanto para ejercer los derechos derivados del título es inexcusable la presentación del documento representativo del mismo. Esta postura está en duda para el caso de la emisión de títulos en serie, donde se emiten certificados provisorios de tenencia o posesión, que no son títulos en sí y que igualmente habilitan a su portador a ejercer las acciones emergentes de ellos. Es importante destacar que en la elaboración y posterior circulación de estos documentos se encuentra como carácter común la formalidad. En todas las legislaciones que regula los títulos circulatorios se exigen requisitos mínimos sin los cuales los títulos no serán tales. Este rigorismo trae aparejado la presencia de la denominación del título que se crea en el documento y otras menciones formales sin las cuales se puede obstar incluso la propia existencia del título. La desmaterialización de los títulos circulatorios: con la incorporación de la informática y de los medios electrónicos de tecnología respecto de la realización de operaciones de emisión y transferencia del crédito, se ha producido una gran influencia sobre los principios básicos aplicables en la materia, fundamentalmente para la instrumentación de las operaciones de crédito y la emisión de los títulos en serie. Hay ejemplos evidentes de ello, como el caso de los “BONEX” 1989 realizados por el gobierno nacional. A cuyos detentadores se les otorgó un certificado provisorio de su tenencia, hasta que se emitieran los títulos-documentos definitivos correspondientes, pudiendo el poseedor de estos instrumentos efectuar todo clase de operaciones sin la presentación efectiva del título, bastando con el mencionado certificado. Otro caso representativo de esto son las acciones escriturales de las S.A., ya que sus titulares en general nunca llegan a tener los títulos sino que ejercen sus derechos sociales con certificados de tenencia. En todos los casos estos certificados cuentan con el respaldo de la red informática donde se registran todas las posesiones y derechos de los distintos titulares, quedando constancias de cada una de las transferencias, etc. También se encuentran alcanzados por este fenómeno los cheques de pago diferido cuando son avalados por el girado, que extiende certificados transmisibles por endoso, pero conserva en su poder los títulos. Este fenómeno fue denominado por la doctrina como desmaterialización de los títulos circulatorios y su característica principal es que ya no sea imprescindible la presentación del documento donde se representa la obligación inserta en el título circulatorio para el ejercicio de los derechos de él derivados. Declaración unilateral: también llamada cartular o no receptiva por no requerir conformidad del sujeto beneficiario, hace referencia al derecho representado en el título, la declaración la efectúa su creador, mediante la cual se obliga al cumplimiento de una determinada prestación a favor de un tercero que puede estar determinado o no. Esta declaración debe ser emitida por una persona que tenga suficiente capacidad para obligarse cambiariamente, reunir los requisitos de discernimiento intención y libertad. En el caso de las personas jurídicas, aquel que emite la declaración obligacional debe tener la aptitud de representación y legitimación par imputar al ente por el cual actúa dicho compromiso. La declaración de voluntad se vuelve relevante desde el acto de libramiento ya que ésta transforma al documento en título circulatorio. Causa: toda obligación tiene una causa que es la que le da origen según lo establece el CC y la obligación cambiaria no es ajena a este principio del derecho positivo. Existen distintas teorías al respecto, pero la doctrina mayoritaria, con la que coincide el Dr. Barbieri, sostiene que la causa del título de crédito es la relación fundamental que le da origen, que puede reconocer distintas figuras jurídicas. Esa relación fundamental se denomina relación subyacente o negocio base para diferenciarlo del título que se emite en consecuencia. Originariamente se sostenía que al librarse el título se extinguía la relación jurídica subyacente, pero con posterioridad y basándose en el pensamiento de Vivante, la postura dominante sostienen que la causa del título y el documento mismo son coexistentes, ya que si existiera novación al crearse el instrumento cambiario, debería mencionarse en forma expresa dicha circunstancia. Además los vicios de la causa no afectan la validez del título circulatorio y los vicios de la relación cartular no afectan la subsistencia del negocio subyacente. Pese a lo cual existe entre ambas relaciones jurídicas interdependencia, ya que el cumplimiento de una de ellas implica la extinción de la otra. De lo contrario existiría enriquecimiento sin causa. Principios o caracteres cambiarios: se trata de principios doctrinarios que se encuentran reflejados en las legislaciones que regulan los títulos de crédito, de manera expresa o implícitamente. Los caracteres, según la doctrina clásica, sólo pueden ser considerados esenciales y no como caracteres contingentes y esenciales en forma separada, siendo ambas clasificaciones del mismo valor, debiendo encontrarse todos ellos presentes para que una figura pueda considerarse como título circulatorio. Según la doctrina moderna en la materia los caracteres cambiarios en cuanto a su vigencia se pueden clasificar en: Caracteres esenciales: se encuentran en todos los títulos circulatorios, sin excepción y su ausencia provocaría que la figura en cuestión no pueda incluirse dentro de dicha categorización. Literalidad cambiaria: consiste en que el título vale sólo por las menciones que el mismo contiene. Fuera de ello, no se le confiere ningún derecho al portador del mismo, reduciéndose su acción a reclamar solamente lo expresamente consignado en el instrumento. Se tiende a preservar los valores de certeza y seguridad, los cuales deben estar presentes en toda legislación que regule la creación, circulación y posterior cobro de los títulos circulatorios. La literalidad cambiaria cumple una doble función: o Desde el ángulo del portador legitimado del título: establece un límite sobre el alcance de las potestades que le confiere el documento, pudiendo sólo exigir al obligado cambiario las prestaciones que derivan del mismo. o Desde el ángulo de cualquier obligado cambiario del título: este principio le indica cuales son las prestaciones asumidas, su alcance y el modo en que deberá llevarse a cabo, para liberarse de los compromisos que surgen del documento. Entonces la literalidad asume importancia al momento de la cancelación de la obligación cambiaria, concediendo a ambas partes la certeza respecto de las prestaciones a cumplirse. Debido a este principio las legislaciones en la materia establecen específicamente cuales son los requisitos extrínsecos o formales para la creación de cada título. Circulatoriedad cambiaria: aparece como el carácter esencial de los títulos de crédito, consiste en la aptitud natural que posee un título de crédito para ser trasferido entre distintos poseedores, preservando los valores de celeridad, seguridad y certeza. No cualquier forma de trasmitir los títulos circulatorios asegura la vigencia de este carácter cambiario, para ello el derecho cambiario ha creado el endoso. La posibilidad de que los títulos sean trasmitidos por endoso asegura el cumplimiento de la circulatoriedad. Ello se complementa con la trasmisión manual, que también permite el desplazamiento consignado. La letra de cambio y el pagaré mantienen la circulatoriedad en forma pura, mientras que el cheque cumple con este carácter en forma restringida, por limitarse la cantidad de endosos. Las acciones de las S.A. cuya trasmisión vía endoso actualmente se encuentra prohibida, pueden considerarse títulos de crédito pero no circulatorios. Autonomía cambiaria: este principio es uno de los pilares básicos de la materia, siendo esencialísimo e indispensable para que la figura a analizar, pueda considerarse título circulatorio. Determina que cada portador legitimado adquiere el derecho incorporado al título en forma originaria e independiente de las de las situaciones subjetivas o personales de los anteriores tenedores. Debemos hacer referencia al contrato de cesión de créditos o derechos, el cual no resulta compatible con los títulos circulatorios. La adquisición de derechos que se produce a través del mencionado contrato puede calificarse como derivada, siendo el régimen de oposición de excepciones amplio. Este régimen no se compadece con la seguridad, celeridad y certeza propias de la creación-trasmisión y cobro de los títulos circulatorios. La adquisición de los derechos insertos en dichos títulos se produce de manera originaria, por lo que implica que al titular de esos derechos no lo afectan los vicios o defensas personales que pudieran existir entre los distintos poseedores anteriores del documento. La doctrina llama a este tipo de adquisición “non domino” y debe reunir 5 requisitos: o Que la cosa adquirida sea mueble. o Que la posesión sea efectiva y no equívoca. o Que sea adquirida por un tercero ajeno a la relación originaria. o Que dicho tercero sea de buena fe, lo que se presume de acuerdo al art. 2362 CC. o Que la trasmisión se lleve a cabo de conformidad con la ley de circulación del título. Consecuencias de la vigencia de la autonomía cambiaria: Por medio del título circulatorio, un sujeto puede recibir un derecho mejor o más extenso del que tenía el transmitente, vulnerando la regla del art. 3270 CC. Las excepciones o defensas que los obligados pueden oponer al portador legitimado del documento son sólo de carácter formal y taxativamente enunciadas en los códigos procedimentales para el proceso ejecutivo. Se reafirman lo valores de certeza y seguridad de los derechos adquiridos por medio de dichos títulos. En cuanto al proceso de desmaterialización: sólo puede generarse si la autonomía cambiaria existe, ya que el ejercicio o trasmisión de los derechos prescindiendo del sustrato instrumental sólo puede tener sentido mediante la vigencia del carácter originario de la adquisición. La autonomía cambiaria tiende a proteger principalmente el valor seguridad. Caracteres contingentes: son aquellos que pueden o no estar presentes en el título, sin que su ausencia permita eliminar a la figura en cuestión de la categoría de los títulos circulatorios. Estos son: Abstracción cambiaria: consiste en que la obligación cartular inserta en el título circulatorio es independiente de la causa que reconoce como antecedente de su creación. Esta supuesta desvinculación entre el título-documento y el negocio jurídico subyacente es, a los efectos cambiarios, lo que implica que no podrán oponerse excepciones o defensas basadas en esa causa, ni tampoco podrá invocarse esa causa para trasmitir ni efectuar el pago del documento. Refuerza la vigencia de los valores de seguridad y certeza y como consecuencia inmediata, tiene el impedimento de la oposición de excepciones basadas en la causa dentro del juicio ejecutivo. Títulos abstractos: son aquellos documentos en los que la abstracción se encuentra vigente, en ellos la causa es irrelevante e improcedente su aplicación en el juicio ejecutivo. Títulos causales: son títulos de crédito en los que la causa o negocio jurídico subyacente es relevante para la vida del documento, por lo tanto la falta de idoneidad o ilicitud de la causa es oponible a todos los sucesivos portadores, por ejemplo los bonos, las acciones de las S.A. y los debentures. Necesidad cambiaria: resulta indispensable e imprescindible la detentación material del título de crédito pata poder ejercer los derechos en él representados. Antes la exhibición del título permitía el endosarlo y cumplimentar las distintas cargas que el régimen legal le imponía al portador legitimado del mismo. Es decir era absolutamente necesario que el legitimado activo tuviera el documento para exigir, negociar y transferir el derecho cartáceo que en el se ha representado. En la actualidad la vigencia de la necesidad se encuentra controvertida, a partir del llamado fenómeno de desmaterialización. En los casos de las letras de cambio y pagaré, resulta indispensable la detentación material de ellos para ejercer los derechos derivados de los mismos. En el cheque, la vigencia del carácter de necesidad es irrestricta, salvo en el supuesto del cheque de pago diferido avalado por el banco girado. En este caso las entidades financieras emitirán “certificados trasmisibles por endoso” reteniendo el título originariamente emitido, por lo cual los derechos emanados de estos cheques se realizarán mediante dicho certificado sustitutivo. Completividad cambiaria: los valores de seguridad, celeridad y certeza que presiden la creación de los títulos de crédito son completos, es decir se bastan a sí mismos, sin requerir la remisión a ningún otro instrumento, diferente del propio sustrato instrumental, para el ejercicio de los derechos y acciones derivados del título. Podemos afirmar que la letra de cambio, el cheque y el pagaré cumplen con la completividad cambiaria, ya que para su libramiento, transmisión y posterior cobro es suficiente la detentación material del documento. Distinto es el caso de los títulos causales, que no se bastan a sí mismos, no contienen la totalidad de los derechos y obligaciones emergentes del mismo. Las partes deben remitirse a documentos adicionales externos, por lo tanto son títulos incompletos, por ejemplo las acciones de las S.A., por las que siempre hay que recurrir al estatuto o al contrato societario para delimitar las potestades y obligaciones de los accionistas. Esto, en parte debido al proceso de desmaterialización ya que lo que en general posee el accionista es un certificado que representa la tenencia o posesión del título y contienen los derechos y obligaciones emergentes de los mismos. Cuando la legislación respecto al cheque había eliminado la transferencia por endoso, este carácter se vio vulnerado ya que el portador del documento debía acompañar el instrumento de la cesión de crédito y la constancia de notificación al deudor, cuando el cheque se había transmitido. Formalidad o rigorismo cambiario: no constituye un carácter cambiario, sino una característica propia de las legislaciones que regulan cada uno de los títulos circulatorios. Su origen se encuentra en las exigencias del comercio y los valores que deben ser protegidos en la creación, circulación y cobro de dichos títulos. La legislación cambiaria siempre trata de preservar los valores de celeridad, certeza y seguridad en relación a los títulos cambiarios. La formalidad en algunos títulos circulatorios resulta atenuada, a partir de la ausencia de alguno de los requisitos exigidos. Se denomina formalidad tasada y se valora la falta de algunos recaudos estableciéndose la consecuencia correspondiente a cada una de esas situaciones. La formalidad permite identificar claramente de que clase de título de trata y cual es la obligación que representa, obteniendo certeza sobre que derecho se adquiere al recibir el título. También el emisor del mismo tendrá conciencia sobre la clase y extensión de la obligación asumida. Por ello no resulta posible invocar razones subjetivas o económicas para eludir el compromiso de la obligación cartular. Clasificación de los títulos circulatorios. Según la forma de circulación: su mayor utilidad recae sobre las diferencias existentes en la forma de trasmisión y sus efectos. Títulos al portador: son aquellos en los que no se indica un beneficiario determinado, sino que será el que detente la posesión material del documento. Características fundamentales: Ausencia del nombre de la persona a la que se emite el título y la presencia de la cláusula “al portador” en su reemplazo. o Transmisión por la simple tradición manual del documento. Ej. Bonex. o La legitimación corresponde a quien lo posea, salvo la prueba de desposesión involuntaria por culpa grave o mala fe. Títulos nominativos: es requisito esencial para su validez como tal, la mención del beneficiario en el documento en el espacio determinado para ello. Son transmisibles por endoso debiendo producir el primero la persona nombrada como beneficiaria y será legitimado activo quien acredite el derecho pos la posesión del título precedido de una cadena ininterrumpida de endosos, art. 17 dto. ley 5965/63. Estos títulos también podrán transmitirse por cesión de crédito. Títulos a la orden: son trasmisibles por vía de endoso, existiendo en ellos una indicación de beneficiario expresa, encontrándose éste, facultado a endosar el documento o a ejercer los derechos que derivan del mismo Títulos no a la orden: son aquellos que sólo son transmisibles con la forma y efectos de la cesión de créditos del derecho común. o Según la vinculación con la causa de su creación: la importancia de esta clasificación se aprecia al momento de reclamarse el cumplimiento de la prestación a la cual se obligó el deudor cambiario al crear o transmitir el título. Títulos circulatorios abstractos: el derecho de crédito incorporado en ellos mediante la declaración unilateral de voluntad, puede ser exigido o transferido con prescindencia del negocio jurídico subyacente que sea la causa de su creación, emisión o libramiento. Ej. letra de cambio, cheque o pagaré. No podrá invocarse le causa o negocio jurídico subyacente que le dio origen ni como fundamento de la acción cambiaria ni para oponer defensa al portador legitimado. El título está dotado de una mayor seguridad y certeza. Títulos circulatorios causales: en ellos no se produce independencia entre causa y título, tanto la creación, emisión o libramiento del título, como su circulación y posterior exigencia de cumplimiento se encuentran ligados al negocio jurídico subyacente en virtud del cual adquirieron vida jurídica. Ej. acciones de las S.A., todo lo relativo a ellas estará sujeto al contrato constitutivo de la sociedad o a su estatuto. Según la persona que los emite: se tiene en cuenta al sujeto encargado de librar, emitir o crear el título. Títulos públicos: el sujeto que realiza la operación es el Estado. La concepción clásica de la economía no concebía al Estado como emisor de títulos circulatorios en importante escala. A partir del crecimiento del endeudamiento tanto externo como interno, comienza la emisión de títulos representativos de deuda del Estado para con los particulares. Luego se toma la postura de que dichos títulos deben adoptar la forma de bonos y ser cotizables en las distintas bolsas de comercio del país y más recientemente del extranjero. Títulos privados: son aquellos cuyo libramiento es hecho por una persona física o jurídica privada. Según el modo de creación: Títulos en serie: también denominados títulos en mara, como principal característica tiene la de ser fungibles, están impresos en su totalidad y son emitidos en gran cantidad. Ej. obligaciones negociables y títulos públicos. Títulos individuales: la voluntad del librador se exterioriza mediante su firma ológrafa. Ej. letra de cambio, cheque o pagaré. Derechos derivados de los títulos circulatorios. Tenencia: según el C.C. consiste en tener efectivamente una cosa pero reconociendo la propiedad en otro. Es decir se tiene el corpus de la cosa pero no el animus domini. Estos conceptos en el derecho cambiario se refieren al hecho de la tenencia o posesión del documento o sustrato material del título circulatorio. Titularidad: se hace referencia a la persona que es le beneficiario de los derechos emergentes del título y de las acciones que el mismo otorga. Legitimación: se refiere a la aptitud procesal para ejercer las acciones derivadas del título. La posesión del título circulatorio: otorga la titularidad de los derechos y acciones emergentes del mismo. Si se trata del beneficiario del título o de un sujeto precedido de una cadena ininterrumpida de endosos, a partir de dicha posesión, se vuelve en portador legitimado del documento, contando con la legitimación procesal y sustancial para ejercer, judicial o extrajudicialmente las acciones cambiarias. El ser el tenedor del título no implica tener la titularidad de los derechos cartulares, pero sí se puede ser legitimado para intentar las acciones, por ejemplo en el endoso en procuración. La posesión implica tenencia pero a la inversa no puede verificarse. Ejercicio del derecho de propiedad: la doctrina mayoritariamente entiende que la propiedad es el género y el dominio la especie. La propiedad es el derecho mas completo que una persona puede tener sobre una cosa. Los títulos circulatorios son cosas muebles, por lo tanto su posesión equivale al título de propietario, siempre que se trate de una posesión de buena fe y la cosa no sea ni robada ni perdida, según lo que reza el art. 2412 CC, lo dicho es perfectamente aplicable a nuestro régimen. Obstaría al libre ejercicio de este derecho, la mala fe o la culpa grave que hubiera incurrido el portador del título al adquirirlo (art. 17 dto. ley 5965/63). Legitimación cambiaria: puede definirse como la facultad que acuerda el título de crédito a quien lo posee, según la ley de su circulación, para exigirle al suscriptor o emisor el pago de la prestación consignada en el documento, autorizando al deudor de la obligación cambiaria, a cumplir válidamente con ella o aquel que exhibe el título. El objeto de la figura es favorecer la circulación del crédito. Por lo tanto la legitimación implica el poder de ejercicio de los derechos cartulares y la titularidad acarrea la pertenencia del derecho. Es decir se puede ser legitimado a ejercer los derechos derivados del título y no ser titular de ellos. El legitimado al cobro del título será el designado como beneficiario si lo hubiera, siempre que no se haya efectuado la transferencia del mismo. En los casos en que haya habido transferencia el legitimado será el poseedor de acuerdo a la ley de circulación del título. Cuando el mismo sea endosable será el poseedor que lo tenga precedido de una cadena in interrumpida de endosos. Cuando se trate de un título al portador, estará facultado para ejercer acciones cambiarias, aquel que presente el documento al cobro, según la normativa respectiva. La legitimación otorga la celeridad requerida por el comercio para la creación y circulación del crédito. Legitimación procesal: consiste en un requisito intrínseco de admisibilidad de la pretensión, que implica que entre las personas que actúan en un proceso y aquellas que la ley habilita para obrar hay plena identidad para obrar en el mismo. Legitimación sustancial: se refiere a los presupuestos que la ley de fondo establece para que una persona proceda al ejercicio de un derecho determinado. En el caso de los títulos circulatorios, la legitimación es sustancial, por ello el legitimado debe ser poseedor según la ley de circulación del título, lo que está regulado en normas de fondo. Legitimación activa: pertenece al sujeto que cuenta con los recaudos formales y extrínsecos, es decir la posesión del documento y el cumplimiento de la ley de circulación, y ejerce los derechos derivados del título. Legitimación pasiva: es un beneficio que la legislación en la materia concede al deudor requerido de pago en virtud del cual éste debe limitarse al examen de los requisitos formales del documento y al cumplimiento de las formalidades que debe reunir el presente título. Cuando el legitimado efectúa el pago al presentante, se libera de la obligación cambiaria. La legitimación de demuestra mediante una serie de formalidades que reúne el sujeto legitimado, denominada investidura formal, estas formalidades son: Respecto del legitimado pasivo: debe ser el creador, emisor o suscriptor del título, o el endosante que no se haya eximido de garantizar el pago. Respecto del legitimado activo: depende de la clase de título de la que se trate y de la forma de circulación adoptada, aunque en todos los casos es indispensable la posesión del título circulatorio, salvo cuando la desmaterialización permite la presentación de certificados provisorios de tenencia. Títulos o comprobantes de legitimación: tienen por objeto preconstituir un medio de identificación del titular del derecho a una determinada prestación, que releva al deudor de la necesidad de investigar los derechos de aquel. Gráficamente podría asemejarse a un ticket o comprobante necesario para ejercer un derecho. Su regulación está dada por normas del derecho común y no cambiarias, ejemplo pasajes o boletos de colectivos, entradas a un espectáculo, etc. Estas figuras otorgan legitimación a su titular para exigir una determinada prestación del emisor, por lo tanto, no deben ser considerados títulos circulatorios. Transferencia de la legitimación mediante la circulación. Junto con la transferencia del título y sus derechos, la circulación produce el traspaso de la legitimación cambiaria activa. Por lo tanto, se legitima alaccipiens para ejercer todos los derechos emergentes del documento y también para volver a transferirlo, salvo que se incluya alguna cláusula prohibitiva, por ejemplo la mención “no endosable”. La legitimación puede realizarse por cualquier modo de trasmisión, según la ley de circulación del título, incluso mediante la cesión de créditos. Distintos tipos de adquisición: la trasmisión de los títulos circulatorios puede implicar dos tipos de adquisición: Originaria o “a non domino”: que se realiza cuando los títulos se transfieren mediante endoso o tradición manual. Derivada: cuando la trasmisión se efectúa por la cesión de derechos. Titular portador legitimado: puede suceder que la legitimación y la titularidad no coincidan en el mismo sujeto, encontrándose autorizado el legitimado que reúne la investidura formal para la presentación y el ejercicio de la acciones derivadas del instrumento cambiario. Puede ser considerado portador legitimado aquel que justifica la tenencia o la posesión del título mediante el cumplimiento de los requisitos legales exigidos. Título al portador: se transfiere mediante tradición manual del documento, es portador legitimado aquel que demuestre la tenencia del título y lo presente al cobro. Título a la orden: es transmisible vía endoso y existen distintas situaciones: o Que el documento no haya sido transferido: será el portador legitimado aquel que figura como beneficiario del título y los derechos cartulares, debiendo identificarse como tal. o Que el documento haya sido transmitido: en este caso es portador legitimado aquel que detente el título precedido de una cadena ininterrumpida de endosos, art. 17 dto. ley 5965/63 y lo presente al cobro. Títulos nominativos: contienen el beneficiario expresamente mencionado en el documento. Será portador legitimado el que figura como titular de los derechos en el mismo, concordando esa mención con las constancias que figuren en el ente emisor de los títulos, ejemplo las acciones escriturales. Defensas oponibles: hay una limitación en cuanto a éstas, por parte del obligado cambiario al cumplimiento de la prestación contenida en el título, ya que se trata de otorgarle al adquiriente del derecho cartular una determinada seguridad en la legitimidad de la obligación de la que se convierte en acreedor. Las defensas oponibles serán sólo las formales que surjan del propio título, expresadas en el art. 544 CPCCN. En el caso de los títulos trasmisibles por cesión de créditos, la oponibilidad de defensas es amplia ya que pueden utilizarse las formales y también las personales contra el cedente. Vicios de la posesión: la segunda parte del art. 17 del dto. ley 5965/63 regula al respecto. La mala fe existe cuando el adquiriente del título al recibirlo, sabe de la desposesión involuntaria por parte del verdadero propietario del documento y a pesar del ello, actúa presentándolo el documento al cobro, ejerciendo los derechos emergentes del mismo. La culpa grave tiene lugar cuando el sujeto que recibe el título, al no cumplir con la carga de atención requerida por el sistema cartular y con los caracteres del mismo, no ha controlado los requisitos formales que legitimarían la adquisición de la propiedad del documento por parte del sujeto que se lo entrega. El deudor cambiario puede oponer la mala fe o la culpa grave del adquiriente para negarse a pagar el título circulatorio. Para ello deberá probarlas por cualquier medio de prueba permitido por los códigos procedimentales incluidas las presunciones. Además existe un requisito temporal, deberán ser probadas antes de que el documento sea transferido a un tercero, siempre y cuando éste sea de buena fe ya que de el art. 17, en combinación con el art. 18 del dto. ley 5965/63 provocará que el adquiriente sea portador legitimado y esté habilitado para ejercer las acciones correspondientes. En consecuencia si el deudor paga a alguien no legitimado, lo hace incorrectamente y ante la presentación del legitimado al cobro deberá abonar nuevamente el documento, sin perjuicio de las acciones ordinarias que pueda luego ejercer contra aquel que no estaba legitimado. Formas anómalas de adquisición: estarán configuradas por la existencia de culpa grave o mala fe en la adquisición del título circulatorio. La actuación como portador del documento, habiéndolo adquirido prescindiendo de la voluntad del transmitente, ya sea mediante sustracción, hurto o robo, o sin cumplir con las leyes de la circulación del título denota que el sujeto se encuentra con él en forma anormal ya que no se ha producido el endoso, la trasmisión manual o la cesión de crédito correspondiente o no se encuentra suficientemente legitimado pos errores o vicios en la cadena de endosos que lo precede. Ante la pérdida o robo del título la legislación sobre letra de cambio trae el remedio procesal de: Cancelación del título. Revocación o denuncia de pérdida o robo. Los títulos circulatorios pueden ser objeto de derechos reales, sobre ellos puede constituirse: Usufructo: el usufructuario tiene la posesión y la posibilidad de gozar de sus derechos y productos quedando a salvo el derecho principal. Condominio. Prenda: si se endosara con la cláusula en prenda o en garantía los efectos están previstos en el art. 20 del dto. ley 5965/63. Régimen de transmisión Endoso: es el modo que creo el derecho cambiario para trasmitir el título circulatorio garantizando los valores de seguridad, celeridad y certeza que deben estar presentes en cualquier regulación jurídica sobre esta materia. Concepto: es un acto jurídico unilateral y no recepticio, mediante el cual un sujeto, llamado endosante trasmite a otro, llamado endosatario, la titularidad de los derechos y de las acciones que el mismo confiere, convirtiéndose en obligado cambiario. Características: Unilateral y recepticio: es decir no requiere del consentimiento del endosatario, ni de la aprobación del librador, del girado o de ningún otro sujeto interviniente en el título. Puro y simple: es decir no se pueden imponer condiciones, plazo o cargo alguno, si se hiciera se tendrán por no escritas. Es irrevocable: una vez fuera de las manos del endosante, su obligación de garantía de pago subsiste. Debe ser completo: es decir por la totalidad del monto, ya que cualquier cláusula que pretenda parcializarlo lo nulifica. El derecho adquirido es originario: por el principio de autonomía se prescinde de la situación subjetiva de los anteriores tenedores del título. Se aplica también el principio de abstracción: el acto se desvincula de la causa o negocio jurídico que le dio origen. Del concepto surgen: Los sujetos: son dos y ambos pueden ser personas físicas o jurídicas y deben tener la misma capacidad requerida para el libramiento. Pueden actuar por sí o por representantes. Generalmente el primer endosante será el beneficiario del título y con su suscripción del documento al dorso comienza la llamada cadena de endosos. Endosante: es quien efectúa la trasmisión del título a través de la suscripción del título al dorso. Endosatario: recibe el título y se convierte en su nuevo portador. Funciones o efectos del endoso: son tres Transmisión de los derechos y las acciones derivadas del título. Otorga legitimación al endosatario para ejercer las acciones derivadas del título, art. 17 dto. ley 5965/63. Garantía: el endosante se convierte en obligado cambiario, excepto que contenga la cláusula “sin garantía” u otra equivalente que auto excluye al endosante que la introduce de la obligación cambiaria. Cantidad de endosos: Letras de cambio y pagarés: no hay límite de endosos, es decir se pueden endosar ilimitadamente. Cheques común: la cantidad se limita a un endoso. Cheques de pago diferido: admite sólo dos endosos. En ambos casos se agregará el del portador legitimado al momento de presentarlo al cobro con efecto de recibo para la entidad girada. Títulos en serie: eran ilimitadamente endosables hasta que la ley 24.587, de noviembre de 1995 estableció la nominatividad obligatoria y la prohibición de endosarlos por lo que la trasmisión debe efectuarse por contrato de cesión de derechos. Distintas clases de endosos: Endoso pleno: es aquel que cumple con todas las características y las 3 funciones. Es el que se presenta con mayor frecuencia en la práctica comercial y hay dos variantes: Endoso completo o nominal: su particularidad es la indicación expresa y precisa de la persona del endosatario, por ejemplo a favor de Juan Silva. Es facultativo agregar otros datos del endosatario, por ejemplo el domicilio. El efecto principal en esta clase de endoso es que, para que no se interrumpa la cadena de endosos, con posterioridad a éste, a el primero en trasmitir y endosar debe ser dicho endosatario. Endoso en blanco: se perfeccionaron la sola firma del endosante, sin necesidad de otra indicación. En consecuencia el endosatario puede: presentar el título al cobro, siempre que las trasmisiones anteriores hayan cumplido con la ley de circulación del título, llenar el endoso en blanco con su nombre o endosar nuevamente el título ya sea en blanco o a favor de determinada persona. Cláusulas limitativas: generan la falta de trasmisión de la propiedad, de la legitimación, de la garantía o de alguno de ellos. Este tipo de cláusulas no se presumen, deben estar consignadas expresamente en el título, junto al endoso que afectan. Son facultativas del endosante. Las más utilizadas son: Endoso en procuración: el art. 19 del dto. ley 5965/63 establece esta posibilidad, confiriendo al endosatario un mandato para presentar a la aceptación, al protesto o al cobro el título y ejercer las acciones judiciales derivadas del mismo si fuera necesario. La propiedad de los derechos emergentes del título siguen siendo del endosante en procuración o mandante. El endosante en procuración no asume función de garantía, por ser el titular de los derechos cartáceos. Se coloca la expresión “en procuración” o valor al cobro”, u otra equivalente. Si el endosatario en procuración intenta transferir nuevamente el documento, sólo puede hacerlo a título de mandato, porque nadie puede transferir un derecho mejor o más extenso que el que posee, art. 3270 C.C. Si de la relación entre el mandante y el mandatario surgiera alguna controversia se ventilará por el derecho común. Por otro lado si el endosatario en procuración intenta el cobro judicial del título se le podrán oponer todas las excepciones que el demandado poseía contra el endosante en procuración. Cláusula de prohibición de endoso: su efecto es la imposibilidad para quien recibe el título de efectuar una nueva trasmisión por endoso, se colocará la leyenda “no endosable”, “no transferible” o “no a la orden”. La cláusula no impide la posterior trasmisión del título, pero si se endosase nuevamente quien la introdujo no será responsable hacia las personas a quienes se trasmitiera con posterioridad a su endoso, art. 16 dto. ley 5965/63. En definitiva de verificarse trasmisiones posteriores a esta cláusula, los posteriores portadores podrán intentar el cobro del título de los endosantes que figuren luego de la misma y de los anteriores a ella, pero no del sujeto que la introdujo. Endoso sin garantía: el endosante que utiliza esta cláusula no podrá ser requerido para el pago, se lo excluye de los nominados, la expresión que se utiliza es “sin garantía” o “sin retorno” y en caso de las letras de cambio puede especificarse si excluye la garantía del pago y de la aceptación o de uno de ellos. Esta cláusula de todas formas transfiere la propiedad del título y la legitimación cartular y no interrumpe la cadena de endosos. Endoso en prenda o garantía: está contemplado en el art. 20 del dto. ley 5965/63, el endosante con esta fórmula constituye un derecho real de garantía a favor del endosatario, quedando legitimado para cobrar el título a su vencimiento, cancelar el importe de la obligación garantizada y reintegrar el remanente al endosante que introdujo la cláusula. La propiedad del documento continúa en cabeza del endosante, se transfiere sólo la legitimación para ejercer los derechos del título y por lo tanto toda trasmisión posterior a esta cláusula sólo puede hacerse a título de mandato. En el endoso en prenda el endosatario actúa en su propio interés, sin representar al endosante, es a la inversa en el endoso en procuración. En el endoso en prenda el endosatario es acreedor del endosante, tiene privilegios prendarios. Puede intentar el cobro aún contra su endosante prendario. Endosos anómalos: o o o o o Endoso condicional: el endoso no puede estar sujeto a condición, en cuyo caso será nulo, art. 13 dto. ley 5965/63. Endoso falso: será falso cuando sea suscripto por un sujeto que no es aquel que se menciona en el título como hacedor del acto o cuando un sujeto ejecuta una firma que no le corresponde o no es la habitual. El título no se invalida, quedando plenamente perfeccionado al igual que las obligaciones de los restantes suscriptores. Endoso fiduciario o endoso simulado: se verifica cuando un portador no desea figurar como la persona que intenta el cobro del título, por ello a fin de mantener la regularidad en la sucesión de endosos, transfiere el título mediante un endoso pleno a favor del fiduciario, estableciéndose en instrumento separado el alcance de la transferencia, es decir, el otorgamiento de un mandato para procurar el cobro de la cambial. Dicho instrumento sólo podrá oponerse entre endosante y endosatario fiduciarios, para los terceros portadores de buena fe no hay consecuencias cambiarias. Endoso por instrumento separado: es inaceptable, por vulnerar los principios de completividad y literalidad cambiaria. Cualquier transferencia que se realice por instrumento separado haciendo expresa mención del título del que se trate, tendrá los efectos propios de la cesión de créditos. Endoso tachado o testado: se considerará como no escrito y sus efectos en la posterior cadena de endosos serán: Si el endoso precedente al testado es en blanco, no altera la regularidad de la cadena de endosos. Se interrumpe la cadena de endosos en el caso de que el endoso inmediatamente anterior al tachado sea completo. El aval: puede definirse como un acto jurídico cambiario, emitido en el propio cuerpo del título o en instrumento separado por un sujeto denominado avalista, mediante el cual se garantiza la obligación cartular de otro llamado avalado, de pagar el monto del título. El aval sólo puede ser utilizado para garantizar obligaciones cartulares insertas en un título circulatorio. Para todas las figuras que no sean títulos circulatorios, el derecho común prevé la fianza civil o comercial. Caracteres del aval: Unilateral: se perfecciona con la sola voluntad del avalista. No recepticio: no requiere de la conformidad del resto de los sujetos intervinientes en el título ni tampoco del avalado. Puede considerarse una declaración cambiaria completa, que se basta a sí misma, ya que para verificar su validez no debe remitirse a documentos extraños al título. La obligación asumida por el avalista es autónoma, porque subsiste aunque la obligación avalada presente vicios, salvo que los mismos sean de forma. En virtud de esta excepción se considera al aval como formalmente accesorio de la obligación asumida. Diferencias con la fianza: El aval es unilateral, la fianza es un contrato que requiere el consentimiento escrito de las partes intervinientes. La obligación emergente del aval puede ser ejecutada independientemente de la obligación avalada. La nulidad de la obligación avalada no invalida al aval. La fianza por se una garantía accesoria de un contrato principal la nulidad de éste acarrea el decaimiento de la fianza. En caso de ejecutarse el aval, no es necesario previamente interpelar al avalado, a partir de la solidaridad de la obligación asumida por el avalista. Cuando se trata de una fianza civil es necesario interpelar previamente al afianzado. Cuando se trata de una fianza comercial sólo se requiere el emplazamiento judicial del deudor principal. El avalista no goza de beneficios de división y excusión, que sí se verifican en la fianza civil no solidaria. El avalista no puede valerse de las defensas personales que pudiese interponer el avalado, cosa que sí puede hacer el fiador. El aval debe emitirse en forma pura y simple, no pudiendo someterse a plazo, condición o cargo alguno, ya que se trata de un acto cambiario. En la fianza no existe prohibición establecida para que se presente alguna de estas condiciones. La naturaleza jurídica del aval es esencialmente cambiaria y sólo puede garantizar obligaciones asumidas en títulos circulatorios. La fianza puede ser civil o comercial, según la naturaleza de las obligaciones que garantice. Única coincidencia: ambas figuras son garantías de carácter personal. Sujetos intervinientes en el aval: Avalista: es quien garantiza una determinada obligación cambiaria. Para ser avalista es necesario tener capacidad cambiaria suficiente. También pueden ser avalistas algunos sujetos que ya hubieran intervenido en la estructura de obligados cambiarios. También puede haber más de un avalista que garantice una misma obligación cartular, existiendo en ese caso un coaval, art. 59 dto. ley 5965/63. Avalado: será respecto de quien y a cuyo favor se extiende dicha garantía. Cheque Antecedentes históricos: A mediados del SVIII en Inglaterra a raíz de una prohibición de la corona a los bancos de poder emitir billetes, facultad que reservó al Banco de Inglaterra, los depositantes comenzaron a emitir contra los banqueros letras pagaderas a la vista, con cargo al dinero depositado en sus cuentas. Se verifica así el nacimiento de la banca central como institución estatal autorizada a emitir moneda y en segundo término el antecedente directo en las mencionadas letras del cheque, surgiendo la llamada moneda bancaria. Posteriormente ante la necesidad de unificar los regímenes existentes en las distintas legislaciones se convocaron distintas conferencias internacionales, La Haya 1912 y Ginebra 1930 en la que se dicta la Ley Uniforme de Ginebra. Evolución en la Argentina: en el código de Código de Comercio de 1859, no contenía regulación respecto al cheque, por influencia de la legislación española que no la contemplaba durante la dominación colonial por no ser difundida. Recién en la reforma de 1889 se incorpora la primer legislación sistemática respecto al tema, en los artículos que iban del 798 al 843, sus autores expresaron que “el título relativo al cheque consagraba la experiencia de las leyes inglesas y las lecciones resultantes de los largos debates judiciales producidos en Inglaterra y los EEUU”, pese a que la legislación comparativamente contenía serias diferencias conceptuales. Con posterioridad a la Ley de Ginebra y con fundamento en las diferencias mencionadas, se generó la necesidad de una reforma de nuestra legislación. Después de un anteproyecto de 1937, la reforma finalmente llegó en 1963 con el decreto 4776/63, que reguló casi sin modificaciones hasta la década del ’80, para el Dr. Barbieri desde el punto de vista jurídico, norma sumamente rescatable. La única modificación que se le introdujo fue la del cheque certificado, por ley 16.613. En 1988 se sanciona la ley 23.549, que modifica el decreto 4776/63, derogando la posibilidad de que el cheque se trasmitiera por endoso, pudiendo efectuarse exclusivamente por contrato de cesión de créditos. También expresaba que sólo se podrían emitir cheques nominativos y al portador pero limitando estos últimos a montos ínfimos. Como consecuencia comienzan a emitirse cheques posdatados y con el beneficiario en blanco y se incrementa la circulación por la simple tradición manual que trajo aparejado un altísimo índice de morosidad en materia de cobro de cheques. En 1995 se sanciona la ley 24.452 derogando la legislación anterior. Los objetivos de la ley eran hacer más eficiente las transacciones, expandir el crédito bancario y brindar seguridad jurídica al cheque entre otras. Sus principales modificaciones fueron: Se restablece la endosabilidad del cheque. Se crea el cheque de pago diferido, con vencimiento a cierto tiempo vista y fijando la obligatoriedad de su registración en la entidad bancaria girada, con la finalidad de establecer el límite de giro del librador. Se legisló sobre el aval en el cheque. Se estableció un sistema de multas por rechazos en los cheques, fijados en % sobre el monto del cheque rechazado y se creo un sistema de registro de los cheques rechazados, en el BCRA. Se repuso la figura del cheque al portador. El BCRA acepta el libramiento de títulos mediante sistemas electrónicos de reproducción, eliminando la firma ológrafa como único método de libramiento de cheques. Un año más tarde se introduce la modificación del régimen del cheque por medio de la ley 24.760, que trata de dotar al cheque de pago diferido de utilidad en el comercio y crea la factura de crédito, como un nuevo título circulatorio. Como objetivos de la ley se mencionan aumentar la negociablidad del cheque, simplificar el régimen del cheque de pago diferido y hacer más severo el régimen respecto de las entidades bancarias respecto de la no aplicación de la normativa respectiva. La 24.760 fue la última reforma sustancial, aunque posteriormente hubo otras de menor envergadura: Ley de Fomento para la Micro-pequeña y mediana Empresa 25.300 del año 2000. Modifica el régimen de multas por rechazo de cheques por motivos formales y por falta de fondos o autorización para girar en descubierto. Ley de Prevención de la Evasión Fiscal, 25.345, del año 2000. Dispone la obligatoriedad del pago por distintos medios que el efectivo, de las obligaciones que excedan de un monto fijado por ley y establece la vigencia del cheque cancelatorio. El cheque es utilizado como instrumento para prevenir la evasión fiscal. Ley de competitividad, 25.413, del año 2001. Establece el impuesto al débito y crédito bancario, con una alícuota a determinar por el PEN que no puede exceder del 6%. Pero la modificación más importante es la que dispone la imposibilidad del BCRA para aplicar sancione a los cuentacorrentistas, incluida la inhabilitación, por el libramiento de cheques sin provisión de fondos o autorización para girar en descubierto, dejando sin efecto las dispuestas hasta ese momento. La dirección de esta reforma era suavizar el sistema, por la necesidad de recuperarlo y reincluir en él a los que habían sido inhabilitados. Para poder hablar de cheque siempre hay que hablar de cuenta corriente bancaria ya que en el concepto de cheque siempre va a estar ínsita la misma. Podemos afirmar que no hay cheque sin cuenta corriente bancaria y a partir de la vigencia de la Ley de Tarjetas de Crédito 25.065, no hay cuenta corriente bancaria sin cheque ya que dejaron de existir las cuentas corrientes no operativas. Cuenta corriente bancaria: es un contrato comercial regulado en algunos artículos del Código de Comercio, y en una profusa reglamentación del BCRA, que es la autoridad de aplicación en la materia, mediante las circulares denominadas OPASI. Al estar normado en el Código de Comercio es un contrato típico. Concepto: la cuenta corriente bancaria es un contrato de adhesión suscripto por una parte denominada banco, quien, por intermedio del cumplimiento de su función profesional para la que fue creado, se obliga a prestar un servicio de caja a la otra parte, denominada cliente o cuentacorrentista, percibiendo por esa tarea una retribución. Sujetos: Banco: es una entidad financiera autorizada por el Estado para funcionar como tal. es una empresa estructurada como tal que basa sus funciones en la intermediación financiera y el manejo del dinero ajeno, obteniendo por ello un rédito, mediante el cobro de comisiones e intereses. Cliente o cuenta correntista: puede ser una persona física o jurídica, que formaliza el contrato con el banco. Parte de la doctrina asimila a éstos a los sujetos denominados minusválidos por el C.C., aunque en ciertos casos los clientes resultan ser empresas de tal envergadura que tienen nada que ver con dicha semejanza. Caracteres del contrato de cuenta corriente: Autónomo y típico: legislado en el Código de Comercio y en las OPASI Consensual y bilateral: el contrato genera obligaciones para ambas partes y nace cuando por voluntad de éstas se suscribe el mismo, aunque parte de la doctrina sostiene que surge con el primer depósito en la cuenta corriente. Oneroso: los derechos de una de las partes se correlacionan con las obligaciones de la otra. Normativo: por intermedio suyo las partes fijan las modalidades de las distintas relaciones jurídicas que se lleven a cabo entre ellas. De adhesión: el cliente se limita a suscribir un formulario ya impreso por el banco, el cual contiene las cláusulas predispuestas. De ejecución continuada y tracto sucesivo: los derechos y obligaciones de las partes y sus efectos, se generan con el paso del tiempo. In tuito personae. Derechos y obligaciones de las partes: son determinados al momento de suscribirse el instrumento contractual, siendo muy limitada la posibilidad del cliente de introducir alguna condición Obligaciones del banco: Informar la cuentacorrentista de todo lo relacionado a la operatividad de la cuenta por escrito y con la periodicidad fijada en el reglamento. Revertir las obligaciones debitadas vinculadas al sistema de débito automático. Entregar tarjetas magnéticas para operar en los cajeros automáticos. Fijar comisiones por la apertura y mantenimiento de la cuenta corriente bancaria. Custodia de los fondos depositados en la cuenta corriente. Obligaciones del cliente: Mantener la provisión de fondos en la cuenta corriente, con la que gira el importe de los cheques, o de conservar el derecho de girar en descubierto hasta el importe pactado o autorizado por el banco. Actualizar la firma registrada, ante el requerimiento del banco y las comunicaciones de cambio de domicilio. En el caso de personas de existencia ideal, debe notificarse toda modificación de los órganos administrativos. Actualizar la información sobre los componentes de su patrimonio. Ambas partes: deben comunicarse con 10 días de anticipación el cierre de la cuenta corriente, creándose la figura de la responsabilidad por el corte intempestivo del crédito. Certificado de saldo deudor de cuenta corriente: el código de comercio establece que la constancia de saldo deudor de cuenta corriente bancaria, otorgada con firma del gerente y el contador del banco serán considerados títulos que traen aparejada la ejecución, siguiéndose para su cobro los trámites que para el juicio ejecutivo establezcan las leyes. Se considera la herramienta más idónea para proteger el crédito bancario. Este certificado está incluido en el CPCCN entre los títulos ejecutivos. Tipos de cheque. La ley 24-452 en su primer artículo hace mención a dos clases de cheques: Cheque común: la ley no define que es esta clase de cheque pero en el art. 2 cuando menciona los requisitos extrínsecos del instrumento se refiere a este como “cheque”. Debido a ello se puede establecer que es el cheque con el molde clásico del dto. ley 4776/63, es decir un título pagadero a la vista, a su sola presentación contra el banco girado. Para distinguir de dicha normativa ya derogada se puede decir que el cheque común es un título endosable, librado a la vista, en virtud del cual una persona, denominada librador, emite una orden de pago pura y simple a un banco en el cual tiene cuenta corriente o autorización para girar en descubierto, a fin de que se abone la suma de dinero consignada en al mismo a su portador legitimado. Aspectos salientes de este título: El cheque común tiene una orden de pago emitida por el librador contra el banco, al cual lo une una relación contractual de cuenta corriente. La orden de pago es pura y simple, no puede ser sometida ni a plazo, ni a condición, ni a cargo. El objeto de la orden de pago es una suma de dinero, que debe estar asentada en el título, art. 2 inc. 5 ley 24.452. Es pagadero a la vista con su sola presentación conforme a lo legislado en la ley 24.452 (arts. 23, 25, 26, 28 y concordantes). El destinatario de la orden de pago es el portador legitimado del documento y pueden darse distinta posibilidades; si es librado al portador será quien lo detente materialmente, si es librado con beneficiario determinado y no fue trasmitido será quien figure mencionado como tal, si fue transferido, será considerado como tal quien detente materialmente el título precedido por una serie ininterrumpida de endosos, en las condiciones del art. 17 de la ley del cheque, por último si el cheque es no a la orden, estarán legitimados el beneficiario del mismo ó su cesionario por ser esta clase de cheques sólo trasmisible por cesión de derechos. Función económica: es moneda bancaria, ya que desde su nacimiento su principal finalidad es ser instrumento de operaciones bancarias y de pago a la vista. Naturaleza jurídica: es un título circulatorio ya que cumple con todos los caracteres de los mismos, pese a que parte de la doctrina sostiene que por considerarlo un medio de pago, sustitutivo de la moneda corriente se restringe su perfil como título de crédito. Sumado a ello que la legislación encauza su régimen como un título de corta vida y limitada aptitud circulatoria. Requisitos: Intrínsecos: son los exigidos en general para los títulos circulatorios, es decir capacidad, consentimiento, objeto y causa. Extrínsecos: están enumerados en el art. 2 de la ley 24.452 y en las circulares reglamentarias del BCRA, OPASI, por ser éste la autoridad de aplicación. Ello genera que sea muy extensa y por ende excesivamente reglamentarista, en aras de la seguridad que deben guardar la creación y posterior circulación de estos títulos. o o Denominación: se refiere a la denominación “cheque” inserta en el texto del documento, sin aclarar común, como si lo hace cuando se trata del cheque de pago diferido en el art. 54. la omisión provocará la nulidad del cheque como tal, sirviendo sólo como medio probatorio en un proceso común. El art. 4 de la ley establece que será el banco girado quien suministre las fórmulas de cheque al cuentacorrentista para ser completadas por éste, mediante las “libretas de cheques”. Las circulares del BCRA determinan los modelos y forma de distribuir los requisitos de las mismas y disponen que deben contener la expresión “páguese por este cheque a…”, debido a ello la posibilidad de su ausencia es nula en la práctica. Número de orden, talón para el cobro: el primero está dispuesto en el Código de Comercio, revistiendo utilidad para la identificación del instrumento extraviado o sustraído y la posterior formulación de la denuncia pertinente, con la consecuente comunicación fehaciente al banco. También es de interés cuando el cheque es entregado en cumplimiento de determinada obligación para expresar en el respectivo recibo la numeración del título para individualizar el pago. El talón fue omitido por la ley 24.452, en contrario a lo regulado tradicionalmente, su función era la de facilitar el cobro por ventanilla y tenía también impreso el número de del cheque al cual estaba adherido. La o jurisprudencia fue relativizando su importancia y poco a poco la práctica bancaria abandonó su uso. Lugar y fecha de creación: la importancia del lugar de creación reside en determinar si el mismo es nacional o internacional a los efectos de determinar su vencimiento, que será de 30 y de 60 días respectivamente. El mismo artículo de la ley establece que la omisión del lugar de creación, presumirá como tal el del domicilio del librador. La fecha de libramiento es relevante ya que a partir de ella comienza a correr el plazo para presentarlo al cobro, al igual que el de certificación del cheque común, si se adoptara dicha variante prevista en el art. 49 de la ley. Sirve además para el cómputo de los tiempos de prescripción de las acciones cambiarias y la evaluación de la capacidad del librador. La falta de la misma según lo expresado en el propio artículo “no valdrá como cheque”, es decir será nulo. Para el Dr. Barbieri configuraría delito según lo tipificado en el art. 302 inc. 3 del C.P. debido a que el objeto de tutela en el mencionado es la buena fe comercial y no la confiabilidad de las formas del cheque. Nombre del banco girado y domicilio de pago: el domicilio es requisito en la ley del cheque en su art. 4 para las fórmulas que el banco suministra y ambos son exigidos y reglamentados en las circulares del BCRA, en su forma y ubicación. Orden pura y simple de pagar suma de dinero: consiste en el verdadero concepto del cheque y de la obligación cambiaria inserta en él. La suma de dinero debe expresarse en números y en letras. Su ausencia determina la inhabilidad del título por la ausencia de un requisito formal, pero la divergencia de ambos importes no lo invalida sino que se tendrá por efectiva la expresada en letras. En la práctica muchas veces se rechazan cheques por ésta diferencia, a criterio del Dr. Barbieri, esto resulta inaceptable debido a que viola la circular OPASI 2 y la propia ley del cheque, haciendo responsable al banco de los daños y perjuicios que ello ocasione al cuentacorrentista. Firma del librador, sistemas electrónicos de reproducción, remisión: la firma del librador puede considerarse el requisito más importante debido a que exterioriza la declaración unilateral de voluntad, elemento básico y estructural de todo título de crédito. Debe ser escrita de puño y letra al pie del cheque, para que éste sea considerado documento en los términos del art. 1012 C.C. La reglamentación respecto a los medios electrónicos de reproducción, está contenida en el punto 3.3 de la circular OPASI 2 donde se establecen las distintas exigencias para el funcionamiento del sistema. Se encuentra una clara contradicción con el artículo 1012 C.C. que exige la firma de las partes para la existencia de todo acto bajo forma privada. Se entiende que los arts. 2 y 54 (éste regula los requisitos extrínsecos del cheque de pago diferido) de la ley 24.452, derogan parcialmente el mencionado artículo, sólo en relación con estos títulos. Impresos: son los requisitos enumerados en el art. 4 de la ley y que complementan los anteriores. Son los que deben estar impresos en la fórmula del cheque, antes de ser entregada por el banco al cliente a los fines del libramiento y negociación del título. Las identificación tributaria, laboral o de identidad se refiere al CUIT, CUIL ó en caso de no poseer los dos anteriores CDI, que fue dispuesta adrede para la apertura de cuentas bancarias para aquellos que no poseían las anteriormente mencionadas. Libretas de cheques: las fórmulas para los cheques son entregados al cuentacorrentista en las libretas de cheques, o cuadernos de fórmulas de cheques o simplemente chequeras que es la denominación más difundida en la práctica comercial argentina. La entrega de las libretas de cheque, debe efectuarse bajo recibo, a fin de guardar la seguridad y deslindar la responsabilidad del la entidad bancaria. Cuando el que retira la libreta de cheques no es el cuentacorrentista el banco no pagará los cheques que se le presentaren hasta no obtener la conformidad del titular sobre la recepción de la misma, art. 4 último párrafo. La reglamentación establece que en ese caso el rechazo debe realizarse por “defecto formal”, circunstancia criticada doctrinariamente. Formas de libramiento del cheque común: Cheque nominativo: es aquel en el que se indica claramente el beneficiario del documento. Puede perfectamente denominarse beneficiario a dos personas distintas, en orden indistinto o conjunto. En el primer caso, cualquiera de los beneficiarios se encuentra legitimado para endosarlo o presentarlo al cobro, en el segundo ambos beneficiarios deben en forma conjunta realizar dichos actos cambiarios. Si en un cheque nominativo, que ha sido transferido, el primer endosante no fuera el beneficiario se estaría interrumpiendo la cadena de endosos del art. 17 de la ley del cheque. Cheque nominativo con cláusula “no a la orden”: se emite agregando al beneficiario la mencionada cláusula, sólo será transmisible bajo la forma y con los efectos de una cesión de créditos, excepto que fuera transferido a una entidad financiera autorizada por ley o se deposite en la Caja de Valores para su posterior negociación en el Mercado de Valores. En estos casos el endoso sólo valdrá como mandato, en los términos del art. 21 de la ley 24.452. Cheque al portador: es aquel que no tiene un beneficiario expresamente determinado o sin indicación del mismo. Puede librarse con le leyenda “al portador” ó simplemente dejando en blanco el beneficiario. Si el librador desea que el título no se convierta en nominativo mediante la inclusión de un nombre de beneficiario deberá incluir la cláusula “al portador” y así asegurarse que continuará de esa manera. Trasmisión del cheque común: La tradición manual: es la forma de trasmisión del título al portador, pudiendo presentarlo al cobro la persona que lo detente materialmente. Si apareciera algún endoso en el reverso, éste régimen de trasmisión no se modifica, más allá de hacer cambiariamente solidario del título a dicho endosante. La característica esencial de esta trasmisión es la rapidez pero disminuye la probabilidad de cobro al no quedar registrados y por lo tanto carecer de responsabilidad cambiaria los distintos transmitentes. o La cesión de derechos: corresponde a los cheque con cláusula “no a la orden”. Analizando lo normado en el C.C. al respecto surge claramente que es un contrato que debe realizarse por escrito y requiere de la notificación al deudor cedido es decir al librador. Al ser la adquisición del cheque de carácter derivado, genera una amplia oposición de defensas entre los distintos cesionarios y le resta al título su carácter de autonomía cambiaria. o Endoso: con la ley 24.452 por la 24.760, el cheque recuperó la endosabilidad que había sido prohibida por la ley 23.549. Pero ésta no volvió a ser absoluta. Se admite para el cheque común un endoso, más el que se efectúa para su presentación al cobro por la ventanilla del banco girado o al depositarlo en la cuenta corriente o caja de ahorros del portador legitimado del título. Para los cheques de pago diferido la cantidad de endosos está limitada a dos a la cual se le agrega el previsto para efectuar el cobro o depósito del título, válido como recibo. Presentación al cobro del cheque: es una carga sustancial impuesta al portador legitimado, es una condición sine qua non, su incumplimiento genera la caducidad del título y de todas las acciones cambiarias que otorga la legislación perjudicando la ejecutividad del cheque, art. 38 ley 24.452. Consiste en la presentación material del título ante el banco girado, para que éste abone el monto del título o proceda a su rechazo por las causales previstas en la ley y la reglamentación correspondientes. Hay dos formas de cumplir con dicha carga: Presentación por ventanilla del banco girado: es la más simple y consiste en su exhibición material al banco girado, en el domicilio de pago fijado en el cheque, el único recaudo que debe cumplir el portador legitimado del documento es la acreditación de su identidad, debido a que es obligación del banco verificar la firma del titular quién deberá insertarla a modo de recibo. Presentación por medio de cámaras compensadoras: se efectiviza mediante el depósito por parte del portador legitimado del cheque en una cuenta corriente bancaria o caja de ahorros de su titularidad, para que el banco proceda mediante esta cámara compensadora al cobro del documento del banco girado, acreditando luego los fondos en la cuenta del portador legitimado. Este procedimiento tendrá una demora mínima de 24 hs. que se incrementará en la medida que aumenta la distancia entre las dos entidades bancarias intervinientes. La fecha en que se efectúa el depósito es considerada la fecha de presentación del título al cobro. Plazos de presentación: es de 30 días contados desde la fecha de su creación para los cheques librados en la República Argentina y de 60 para los librados en el extranjero y pagaderos en territorio nacional. Si el vencimiento fuera en un día inhábil bancario, podrá ser presentado el primer día hábil bancario siguiente al de su vencimiento, art. 25 de la ley del cheque. La misma ley en el artículo siguiente contempla que los plazos podrán prorrogarse, por “obstáculo insalvable”, y en otro párrafo del mismo artículo reza que cesada la fuerza mayor el portador debe presentar el título sin demora, aclarando que no se consideraran casos de fuerza mayor los hechos puramente personales del portador o de a quien se encargue le presentación. En el caso de los cheques de pago diferido el plazo comienza a contarse desde la fecha de vencimiento del título. Facultativamente el banco girado podrá abonarlo después del vencimiento del plazo si se cumplen dos requisitos: o Que no haya transcurrido otro plazo igual al otorgado originalmente. o Que el librador no haya hecho uso del instituto de la revocación. Revocación: vencido el plazo de presentación al cobro, el librador del cheque puede dar al banco girado orden de no pago, sin necesidad de expresar motivos. Para analizar los efectos de dicha revocación hay que analizar dos supuestos: Que la orden de revocación sea dada antes del vencimiento del plazo de presentación al cobro, con lo cual cobrará vigencia a partir de dicho vencimiento. Que la orden de no pago sea comunicada con posterioridad al vencimiento del plazo antes mencionado, en cuyo caso tendrá validez desde que la misma se notificó al banco girado. Requisitos formales de la revocación: Debe ser por escrito. Llevar la firma del librador. Notificación fehaciente al banco girado. Indicar todos los datos identificatorios del cheque. Pago del cheque: cuando se presenta un cheque al cobro el banco girado tiene obligación de controlar los requisitos que impone la normativa, es decir: Requisitos extrínsecos del título. Si quien lo presenta es portador legitimado. Exigir al portador que acredite su identidad (sólo DNI; LC ó LE) Verificar que en la cuenta del librador haya fondos suficientes y líquidos ó autorización para girar en descubierto. Efectos del pago: Efecto liberador entre el librador y el portador legitimado del cheque como medio de extinción de las obligaciones. Efecto liberador entre la entidad girada y el cuentacorrentista, porque la entidad está cumpliendo con su obligación de hacer efectiva la orden de pago. Efecto liberador entre el banco girado y el portador legitimado porque con el pago, se libera de responsabilidad por los daños y perjuicios en los que podría incurrir de no abonarlo. Rechazo del cheque: es la constatación por parte del banco girado de que efectivamente se presentó el título al cobro y el consecuente no pago por alguna de las causales taxativamente enunciadas en la normativa. Algunas de las mismas son insuficiencia de fondos, defectos formales, denuncia de extravío, irregularidad en la cadena de endosos, etc. Al respecto cabe aclarar que en la práctica en reiteradas ocasiones se rechazan cheques por diferir la cantidad en números y en letras, causal no enumerada en la normativa. Materialmente el rechazo consiste en un sello colocado por el banco con firma de persona autorizada para ello, conteniendo los siguientes recaudos: Fecha y hora de la presentación del cheque al cobro, cuando se trata de presentación por cámaras compensadoras será la del rechazo. Domicilio del librador registrado en el banco girado. Nombres y apellidos completos de los firmantes del cheque. Denominación de la cuenta corriente contra la cual se libró el título. Debe incluir todas las causales de rechazo. Variantes del cheque común: Cheque cruzado: se pueden cruzar las dos clases de cheques, al momento de su libramiento o posteriormente por un portador legitimado. Consiste en colocar en el anverso del documento dos barras paralelas cruzadas, la práctica hace que se coloquen en el margen superior izquierdo. Lo que se busca al cruzar el cheque es que el mismo no sea cobrado por ventanilla, es decir que sea acreditado en cuenta. El cruzamiento puede ser de dos formas: o General: consiste en dejar en blanco el espacio entre ambas rayas y por lo tanto lo único que se busca es que el cheque sea pagado por el girado a uno de sus clientes o a una entidad autorizada a prestar servicio de cheques. o Especial: es cuando entre las dos barras se coloca el nombre de una entidad bancaria, de esta manera se limita la circulatoriedad porque sólo podrá ser pagado por el girado a dicha entidad. Cheque certificado: sólo pueden certificarse los cheques comunes, esta modalidad no se contrapone con la del cheque cruzado. La certificación busca la indisponibilidad de los fondos dentro de la cuenta del librador, dando seguridad al monto del cheque que se certificó. Puede presentar el cheque a certificar tanto el librador como el beneficiario o portador legitimado. El plazo por el cual se puede certificar un cheque es convencional, siendo el máximo de 5 días hábiles bancarios. Cheque imputado: consiste en colocar en el dorso del cheque o en el añadido la causa por la cual se libró, es decir a que se debe imputar dicho pago. La cláusula no tiene formalidad específica y es optativa. Su finalidad esencialmente es probatoria y noconvierte al título en causal, sino que sigue manteniendo la abstracción. Cheque para acreditar en cuenta: art. 46. Cheque no negociable: art. 50 Cheque de pago diferido: antes de la sanción de la ley 24.452, no había antecedentes normativos al respecto. Tampoco los había en la legislación comparada en general, excepto en Uruguay, pero con diferente estructura. El empleo del cheque común para obtener crédito posdatando su fecha de libramiento, motivo su incorporación a la ley. De todas formas en nuestra normativa varió con las diferentes reformas, de la ley 24.452. Aspectos salientes de dichos cambios: o Inicialmente por el art. 54 era una orden de pago diferido, que debía cumplir ciertos requisitos, en definitiva era un título con vencimiento a determinado tiempo vista y el plazo de diferimiento corría desde el registro en la entidad bancaria girada. Los fondos disponibles o la autorización para girar en cuenta, debían estar disponibles en la cuenta al momento del vencimiento del título y no desde el libramiento, lo que lo diferenciaba claramente del cheque común. o Posteriormente dicha normativa es modificada por la ley 24.760, simplificando el régimen del título desde su concepción jurídica. A partir de ella el vencimiento es a día fijo, de la forma que lo establece el dto. ley 5965/63 art. 35 apart. 4° para el pagaré y las letras de cambio, es decir el vencimiento se conoce sin depender del registro ni actividad volitiva alguna del portador. El vencimiento no puede exceder de 360 días, art. 54, inc. 4° y a su fecha deben estar los fondos o la autorización para girar en descubierto disponibles en la cuenta corriente del librador. Función económica: es un instrumento de crédito, ya que pospone la obligación cambiaria en el contenida. Naturaleza jurídica: es un título circulatorio o de crédito al que le son aplicables todos los caracteres cambiarios. Se debe destacar que en el caso de los cheques de pago diferidos avalados por el girado se pone nuevamente en crisis el principio de necesidad cambiaria, debido a que el banco retiene el instrumento, entregando un certificado transmisible por endoso, ley del cheque art 58. La evolución de los títulos circulatorios y su tendencia a la desmaterialización golpean nuevamente al mencionado principio pero al revestir el mismo el carácter de contingente no afecta la clasificación de título circulatorio del cheque de pago diferido. Requisitos: se hallan en el art. 54 de la ley 24.452 y son complementados por la OPASI 2 del BCRA. Son bastante similares a las del cheque común con la lógica diferencia que implican la diferente estructura de la obligación cambiaria inserta en uno y en otro. La principal diferencia es que llevará dos fechas, la de creación del título y la de pago o vencimiento del mismo que no podrá exceder de 360 días. Inicialmente existía un plazo mínimo de 30 días que luego fue eliminado. Presentación al cobro: el cheque de pago diferido es presentable al cobro por el plazo de 30 días a partir del día de su vencimiento, si fue librado en el país y en caso de ser librado en el extranjero por 60 días a contar desde la misma fecha, sea ante la entidad girada o mediante el sistema de cámaras compensadoras. Variantes que puede asumir el cheque de pago diferido: las mismas que el cheque común excepto el cheque certificado. El aval en el cheque común: esta contemplado en el art. 51 de la ley del cheque, que indica que puede garantizarse el pago de un cheque en forma total o parcial por un aval y que dicha garantía pede ser otorgada por un tercero o un firmante del cheque, quedando excluido el aval bancario que es reservado sólo a los cheques de pago diferido. Por el carácter de literalidad cambiaria se debe aclarar en el texto del cheque el monto que se está avalando. El aval puede constar en el mismo documento, en el añadido o en un documento aparte. Se debe incluir el nombre y apellido, CUIT, CUIL o CDI, según reglamentación del BCRA. También debe indicar por cual de los obligados se otorga pero en caso que no se incluya se considera que es por el librador. El aval en el cheque de pago diferido: todo lo dicho para el cheque común respecto del aval es aplicable a este tipo de cheque, pero además existe el aval bancario. Es el aval otorgado por la entidad bancaria girada, o en su caso por el depositario en garantía del cumplimiento de la obligación cambiaria, inserta en el cheque de pago diferido. Es decir la ley autoriza a intervenir a otro banco para prestar el aval. Sigue siendo una declaración unilateral y no recepticia que depende únicamente de la voluntad del banco avalista para su perfeccionamiento. Se mantienen plenamente los caracteres de autonomía y abstracción cambiaria, su emisión prescinde del negocio jurídico subyacente que le da origen. El banco avalista retiene el cheque de pago diferido en el que consta su aval y entrega un “certificado de cheque de pago diferido avalado” que será trasmisible por endoso y que se utiliza también para su presentación al cobro. Lo que manifiesta la menor vigencia del carácter de necesidad cambiaria. Naturaleza jurídica de los certificados de cheque de pago diferido avalado: hay distintas posturas al respecto. Hay quienes entienden que es un verdadero título valor representante del título depositad y no una mera constancia. Gómez Leo los considera títulos causales. El Dr. Barbieri sostiene que los certificados, son eso: certificados, y que otorgarles carácter de título circulatorio implica darles más importancia que la que tienen y además sería emitir dos títulos de crédito distintos, es decir el cheque de pago diferido avalado retenido por el banco y el certificado sobre un mismo negocio jurídico. Formalidades del certificado de cheque diferido avalado: están reguladas por el BCRA y dicho certificado debe contener los siguientes recaudos: Número de orden. Lugar y fecha de creación del certificado. Nombre de la entidad bancaria emisora y lugar de pago. Nombre del beneficiario. Monto a abonar por la entidad bancaria avalista. Fecha de pago. Firma de los representantes legales del a entidad emisora autorizados para emitir esos certificados. Presentación al cobro de los certificados: siempre que se entregan estos certificados la normativa exige que se haga bajo recibo. El certificado será abonado al presentante por la entidad avalista dentro del plazo de validez establecido. Si la entidad avalista no es la girada, será la avalista la que presente al cobro para luego acreditar el pago el día consignado en el documento. El único supuesto de falta de pago del cheque de pago diferido avalado, al presentar el certificado sería en circunstancias de liquidación, intervención o quiebra de la entidad bancaria avalista. En este caso el certificado no será considerado título ejecutivo y por ende no se podrán ejercer las acciones cambiarias correspondientes, quedando el poseedor sujeto al proceso de liquidación de la entidad bancaria. Pero el certificado es representativo de un cheque de pago diferido que quedó retenido por la entidad bancaria siendo el librador un obligado cambiario. Richard y Zunino sostienen que no efectivizado el pago el cheque será devuelto a su legítimo titular, dicha legitimación será justificada por la disponibilidad del certificado. El Dr. Barbieri opina que esto resulta acertado pero operativamente complicado, por resultar de difícil acceso la localización de determinada documentación en estas ocasiones. Letra de cambio: es un título circulatorio a la orden, abstracto, literal y autónomo, por el cual una persona llamada librador promete el pago de una suma determinada de dinero a otra persona denominada beneficiario, siendo dicho pago efectivizado por un tercero, llamado girado, siempre que éste acepte el título formalmente. Sujetos: se desprenden del concepto, Librador: quien crea la letra de cambio, obligándose cambiariamente. Beneficiario: es a favor de quien se efectúa la promesa de pago. Girado: es quien debe aceptar la letra y efectivizar el pago de la misma, una vez que acepta se convierte en obligado cambiario. Naturaleza jurídica: es un título de crédito circulatorio, transmisible normalmente por endoso y ejecutable por la vía ejecutiva. La sola exteriorización de la voluntad del librador, mediante la suscripción de la cambial, importa el nacimiento de la promesa cambiaria en ella inserta. Esto en virtud de un imperativo legal que no exige cumplimentar requisitos adicionales al libramiento para otorgarle virtualidad a la voluntad del creador. La creación aceptación y transmisión de una letra de cambio es un acto objetivo de comercio, art. 8 Código de Comercio. Requisitos de la letra de cambio: Intrínsecos: son los de fondo o sustanciales, comunes a todos jurídicos, es decir capacidad suficiente, libre ejercicio de la voluntad del suscriptor, objeto idóneo, causa lícita del libramiento. Capacidad cambiaria: las personas físicas mayores de edad o personas jurídicas, por medio de sus representantes. Consentimiento: debe ser expresado con pleno discernimiento, conocer la entidad del acto que realiza, intención y libertad. Objeto: es la promesa incondicionada de pagar una suma determinada de dinero, consignada en el título. Extrínsecos: son los tipificantes del título y están enumerados en el art. 1 del dto. ley 5965/63. Denominación del título: “letra de cambio” o en su defecto la expresión “a la orden”, la ley no acepta otras expresiones. Se trata de que el librador conozca el documento que crea y el tipo de obligación que asume. La denominación puede estar en idioma extranjero, pero ello implica que ese idioma se debe usar para redactar toda la letra. Promesa de pago: debe ser incondicionada, exclusivamente debe tratarse de sumas de dinero. Puede librarse en moneda extranjera. Designación del girado: si este no es designado el título no será letra de cambio. Plazo de pago: en virtud de que la cambial es un medio de concesión y obtención de crédito, siendo imposible la existencia de una fecha de pago anterior al libramiento. Lugar de pago: se debe indicar ya que debe conocerse el lugar donde debería efectuarse la presentación a la aceptación y al pago y ante su negativa el protesto correspondiente. Determinando además el domicilio de pago, el juez competente para iniciar las acciones derivadas del título. Designación de beneficiario: es el nombre de la persona, física o jurídica, a cuya orden se debe hacer el pago. Pueden indicarse más de un beneficiario, en forma conjunta o alternada, en el primer caso se requiere el consentimiento de todos ellos para cobrar o transferir el título y en el segundo el acto de uno de ellos acarrea consecuencias para el resto. Lugar y fecha de creación: el lugar determina la ley que regirá los efectos del acto. En cuanto a la fecha si esta no estuviese o fuera imaginaria, el título no puede considerarse letra de cambio. Si no se designa día, mes y año pero sí un suceso o acontecimiento que efectivamente va a ocurrir el título y la mención son válidos. Esta fecha es importante para el cómputo de los plazos para la presentación de la letra a la aceptación y el pago de la misma. También es relevante a los efectos de evaluar la capacidad del librador al momento de la creación del título. Firma del librador: no se aceptan líneas, cruces o impresiones digitales. La firma debe ser de puño y letra. Cuando se trata de personas jurídicas debe aclararse la representación, estando permitido el uso de sellos. Omisiones subsanables: art. 2 dto. ley 5965/63 Ausencia de plazo de pago: se considera que el título es pagadero a la vista, para ello existe el plazo de un año contado desde la fecha de libramiento, excepto que el librador amplíe o disminuya el término. Ausencia del domicilio de pago o del girado: se considera que el domicilio que se encuentre al lado del nombre del girado cumple ambos efectos. Ausencia del lugar de creación: se suple con la mención del lugar adecuado al lado del nombre del librador, el título no puede considerarse letra de cambio. Letra que contiene más de un lugar de pago: se entiende que el portador legitimado puede optar por uno o por otro. Cláusulas insertas en la letra: Cláusulas permitidas o enunciativas: su exclusión no perjudica a la letra, como título circulatorio, su característica principal es la irrelevancia desde el punto de vista cambiario. Por lo tanto, no pueden se invocadas en acciones promovidas por la vía ejecutiva. Por ejemplo: o “Según aviso”: implica que el girado debe aceptar o rehusar la letra según la orden del librador. o “Sin aviso”: el girado puede aceptar o rehusar la letra sin requerir orden previa del librador. Cláusulas facultativas: no son esenciales, pueden o no estar presentes en la letra, sin perjudicarla en su carácter de título circulatorio. Si se incluyen producen los efectos previstos en la ley. Ejemplos: o “A la orden”. o Cláusulas sobre intereses: su uso fue impuesto por la práctica comercial. Cláusulas prohibidas: pueden estar prohibidas por la ley o por ser contrarias a los principios generales del derecho cambiario. Pueden ser: o Cláusula “al portador”: la ley prevé que de incluirla el título no puede ser considerado letra de cambio. o Aquellas que la ley no trata expresamente: mantiene la virtualidad el título pero se anula dicha declaración, siempre que atente contra los principios generales del derecho cambiario. o Las que se tiene por no escritas: mantienen la validez del título Cláusula de interés: el interés es la renta que genera un capital durante un tiempo determinado. La tasa de interés, se expresa como un porcentaje calculado sobre dicha suma de dinero. Nuestra legislación permite su inclusión en la letra de cambio, excepto en los títulos con vencimiento absoluto, es decir a la fecha o a determinado tiempo de la fecha, porque en estos casos se sabe desde el libramiento del título, cuando deberá cumplirse la obligación y se entiende que los intereses están incluidos. En los títulos con vencimiento a la vista y a cierto tiempo vista, el porcentaje a aplicar debe determinarse en el título. Los intereses moratorios pueden incluirse y especificarse en la letra, ya que no están prohibidos por la ley y corren a partir del vencimiento del plazo de pago. Formas de libramiento: Letra de cambio ordinaria: es aquella creada en forma regular, con todos los requisitos sustanciales completos, en la que el librador, el girado y el beneficiario son sujetos distintos. Letra de cambio a la orden del librador: puede darse que el beneficiario sea el propio librador, por ejemplo para no trasladar sumas en efectivo, libra la letra a favor de sí mismo y cuando necesita el dinero se lo requiere a la sucursal del banco del lugar que acepta el título. El régimen aplicable es el mismo que para la letra de cambio ordinaria. Letra de cambio a cargo del librador: suscriptor y girado son la misma persona, la letra de cambio no se transforma en pagaré. o Letras de cambio domiciliadas: el pago de las mismas debe efectuarse en un domicilio distinto al del librador o girado, sin interesar si el que paga la letra es el girado o un tercero. Surge la figura del domiciliatario, que será el titular del domicilio de pago. Letras de cambio incompletas o en blanco: son aquellas que son libradas y circulan sin alguno de los requisitos extrínsecos exigidos por la ley, teniendo su portador la facultad de consignar todos los recaudos previstos por el art. 1 del dto. ley 5965/63 en un plazo determinado. Esta figura supone que existe un pacto sobre montos y cláusulas entre los originarios participantes de la creación de la letra, aunque no es oponible ante terceros portadores del título de buena fe. El plazo para completar la letra es de 3 años a partir de la fecha de libramiento. Y se trata de un plazo de caducidad, es una carga sustancial del portador y de no cumplirla, vencido el plazo la letra deja de ser título circulatorio, conservando carácter probatorio de la relación jurídica. Formas de vencimiento de la letra de cambio: puede presentar cuatro formas A día fijo: en ellas la fecha de pago está determinada con indicación de día, mes y año. Distinto es si se fija para principios, mediados o fin de un mes determinado, aplicándose el 1°, el 15 y el último día del mes. Art. 38. A determinado tiempo de la fecha: el vencimiento tiene lugar transcurrido el tiempo fijado en el título, tomando como punto de partida, la fecha de libramiento. A la vista: su vencimiento depende de la actitud del portador, es decir, del momento en que éste presenta el título al girado para efectuar el pago. Expresiones similares son “a la presentación” ó “al requerimiento”. La ley dispone que la presentación al pago, debe efectuarse dentro del plazo de 1 año, contado desde la fecha de libramiento, de no ser presentada perderá su calidad de título de crédito. Si el librador dispone que le presentación se efectúe luego del transcurso de un determinado lapso de tiempo, el plazo del año se cuenta a partir de que finalice el mencionado período. A determinado tiempo vista: primero debe verificarse la presentación a la aceptación y desde la fecha de dicha presentación comienza a correr el plazo fijado para el pago del título. Si la aceptación es rehusada, el portador legitimado debe levantar el protesto correspondiente, dejando expedita la acción judicial de cobro. Ausencia de fecha de vencimiento: la letra se considera pagadera a la vista. Aceptación: consiste en la manifestación de voluntad emitida por el girado de convertirse en obligado principal del pago o aceptante, mediante la suscripción del título. El principio general indica que debe ser expresa, inserta en el propio cuerpo de la letra, con la leyenda “aceptada” o “vista” firmada por el girado en el anverso de la misma. De efectuarse en el dorso del título o en una prolongación de ella, debe aclararse que se trata de la aceptación, para que no se confunda con un endoso. Constituye una facultad del girado, no tiene la obligación de aceptar el título y si se rehúsa no se convierte en obligado cambiario. La aceptación puede se plena, obligándose por el total de la suma de dinero de la letra o parcial, haciéndolo sólo hasta determinado monto. Cuando la misma es parcial el portador legitimado está obligado a formalizar el protesto por la falta de la aceptación, sólo por el monto no aceptado, quedando habilitada la acción de regreso anticipada contra el librador de la letra. Provisión: hace referencia a la relación entre el librador y el girado de una letra de cambio, consiste en un crédito del librador contra el girado, exigible en cualquier momento anterior al vencimiento del título. Todo lo relativo a esta relación corresponde al ámbito extra cambiario. Naturaleza jurídica: es un acto jurídico que produce efectos cambiarios, debiendo reunir los requisitos intrínsecos, es decir, capacidad, voluntad y objeto. Caracteres de la aceptación: Incondicionalidad: de imponerse alguna condición a la aceptación, equivale a su negativa. Irrevocabilidad: el girado-aceptante no puede desligarse de la obligación cambiaria asumida al suscribir el título. No recepticia: se perfecciona cuando el girado suscribe la letra de cambio, sin requerir conformidad del librador o del portador de la misma. Casos de obligatoriedad de aceptación: el carácter facultativo de la aceptación se ve vulnerado en las siguientes situaciones, que la tornan obligatoria: Letras domiciliadas: porque al presentarla a la aceptación el girado toma conocimiento del lugar de pago. Letras giradas a cierto tiempo vista: con el acto de la presentación a la aceptación comienza a correr el plazo fijado por el librador para el pago del título. Por voluntad del librador: éste tiene la facultad de disponer la obligatoriedad o prohibición de la presentación a la aceptación. La prohibición no pueden ejercerla los endosantes. Con plazo fijado: tanto el librador como los endosantes pueden disponer el término dentro del cual la letra debe ser presentada a la aceptación, en caso de incumplimiento el portador legitimado provoca la caducidad de la acción de regreso. Efectos de la aceptación: cuando el girado acepta la letra se incluye en la estructura del título, convirtiéndose en obligado principal del pago del importe de la misma. Si el portador legitimado presenta la letra al cobro y el aceptante se niega a pagar, el portador deberá levantar el protesto, para habilitar la vía judicial. Una vez aceptada la letra por escrito y restituida al portador que la presento a la aceptación, dicha aceptación no puede ser cancelada, si puede cancelarse antes de la restitución. Falta de aceptación: cuando el girado rehúsa la aceptación queda excluido de ser sujeto obligado cambiario y el librador de la letra se convierte en principal obligado cambiario al pago y contra el procede la acción cambiaria correspondiente. Las relaciones y reclamos entre librador y girado se ventilarán por el derecho común. Cuando el portador de la letra obtiene una negativa a la aceptación debe dentro de las 48hs hábiles de la misma, debe documentar dicha situación mediante el protesto, para habilitar la vía ejecutiva por el cobro del documento. Protesto: es el acto jurídico cambiario solemne por el que el portador legitimado de la letra de cambio constata la falta de verificación de una determinada situación cambiaria. Características principales: Acto jurídico cambiario: sus efectos sólo alcanzan a la letra de cambio y al pagaré. Solemne: rige el rigorismo formal. Unitario: debe efectuarse en un solo y único acto. Sustituible: existen casos en que el portador no debe efectuarlo. Naturaleza jurídica: es una carga sustancial establecida en interés del portador legitimado. El protesto debe formalizarse: Por falta de aceptación, debe levantarse ante el girado y si estos fueran más de uno designados conjuntamente, el protesto hay que hacerlo ante todos ellos. Por falta de pago, debe hacerse ante el girado-aceptante, aceptante por intervención o domiciliatario. Objeto del protesto: constatar la negativa de pago y de aceptación o alguna de ellas. Clases de protesto: Notarial: es el realizado por escribano público mediante acta labrada en protocolo. Bancario: efectuado por una entidad bancaria por un procedimiento preestablecido. Dispensa del protesto: si se incluye la cláusula “sin protesto” el portador o tenedor del título se eximen de la carga de constatar las negativas de pago o aceptación, manteniéndose el título con todas sus potestades. Pago de la letra de cambio: consiste en la extinción de la obligación cambiaria, mediante el cumplimiento de la promesa de pago efectuada por el librador del título, entregando la suma de dinero indicada en el plazo estipulado. La letra puede ser cancelada por otros medios, como novación, transacción, compensación y las demás formas de extinción de las obligaciones contempladas en el C.C. Lugar de pago: es el indicado en la letra en caso de que falte la ley de 3 soluciones: Domicilio del girado. Domicilio del aceptante por intervención. Domicilio del domiciliatario. Si en ninguno de dichos domicilios se encuentra al obligado al pago, la carga de la presentación de considera cumplida. Al no presentar el título al cobro, el portador pierde derechos contra los endosantes, el librador y demás obligados, salvo contra el aceptante. Se extingue la acción cambiaria de regreso, pudiendo únicamente cobrarle al aceptante mediante la acción cambiaria directa. Vale o pagaré: es el título circulatorio a la orden por el que un sujeto llamado librador, promete a otro denominado beneficiario, el pago de una suma determinada de dinero, a su vencimiento. Rigen para el pagaré todos los principios y caracteres cambiarios y las disposiciones del dto. ley 5965/63 respecto a la letra de cambio. Pagaré hipotecario: es un pagaré al cual se le aplican todos los principios cambiarios al que se incorporan la garantía real de hipoteca, dando mayor seguridad al título por reforzar la posibilidad de cobro. La obligación se documenta en dos instrumentos distintos: Escritura hipotecaria, en la que se deben especificar los pagarés que se emiten, indicando su contenido, fechas de vencimiento, montos, cantidad de pagarés y se pueden numerar. Los pagarés: en el dorso de los mismos se inserta lo que se llama la atestación notarial, que consiste en una leyenda refrendada por el escribano que constituyó la hipoteca, donde queda constancia que dicho pagaré se emitió como consecuencia de la escritura de hipoteca, identificada por su número y sus características principales y la cantidad de pagarés emitidos. Que en el pagaré figure la causa por la que se emitió no implica que el título se convierta en causal, sigue siendo abstracto ya que la obligación principal sigue siendo la cartular siendo la garantía hipotecaria accesoria de la obligación principal. La hipoteca es un derecho real de garantía, por lo tanto nunca podrá un derecho ser causa de una obligación. Acciones cambiarias: Son potestades o prerrogativas que la ley otorga al portador legitimado, o en su caso al obligado cambiario que haya, pagado el título o sido notificado de la demanda, para compeler al cumplimiento de la obligación cambiaria a los obligados a ello ante un órgano judicial. Acción cambiaria directa: es aquella que persiguiendo el cobro del título deduce el portador legitimado contra el principal obligado al pago del título de que se trate. Legitimado activo: el portador legitimado, es decir quien detente el título precedido de una cadena ininterrumpida de endosos art. 17 dto. ley 5965/63. Legitimados pasivos: todos los obligados principales, es decir en el caso del cheque y del pagaré serán el librador y su avalista y para las letras de cambio, el aceptante y su avalista. Prescripción: o Cheque común: será por el transcurso de un año desde el vencimiento del plazo para su presentación al cobro, cuyo término es de 30 días desde la fecha de libramiento para los cheques emitidos en el país y de 60 días para los cheques librados en el extranjero pero pagaderos en el país. o Cheque de pago diferido: por el paso de un año contado a partir de la fecha del rechazo por la entidad bancaria. o Letras de cambio y pagarés: cuando sean con vencimiento, será por el transcurso de 3 años a partir de operado el mismo y en el caso de los pagaderos a la vista, será de 3 años desde la presentación al cobro o del levantamiento del protesto si la carga no hubiera sido dispensada ó de 4 años desde la fecha de libramiento. Acción cambiaria de regreso: es aquella que deduce el portador legitimado contra todos aquellos obligados cambiarios al pago de la suma de dinero inserta en el título, que no sean los obligados principales. Legitimado activo: el portador legitimado, es decir quien detente el título precedido de una cadena ininterrumpida de endosos art. 17 dto. ley 5965/63. Legitimados pasivos: todos los obligados cambiarios, menos aquellos a quienes les corresponde la acción cambiaria directa. Serán entonces, para el cheque y el pagaré todos los endosantes y sus avalistas y en las letras de cambio, serán el librador y su avalista y todos los endosantes y sus avalistas. En ambos casos quedarán exceptuados quienes hayan autoexcluido de la obligación cambiaria mediante un endoso con cláusula “sin garantía” art. 16 dto. ley 5965/63. Prescripción: o o Cheque: ídem acción cambiaria directa. Letras de cambio y pagarés: en aquellos que contengan fecha de vencimiento, será por el transcurso de un año contado a partir de la misma y en los títulos pagaderos a la vista, será también por el paso de un año, pero contado a partir de su presentación al cobro o del levantamiento del protesto si la carga no hubiera sido dispensada ó de 2 años desde la fecha de libramiento. Acción cambiaria de reembolso: es aquella que puede deducir el obligado cambiario que haya desembolsado la suma inserta en un título de crédito o haya sido notificado de la demanda iniciada en su contra, frente a todos los demás obligados cambiarios que lo preceden en la estructura del título Legitimado activo: será todo obligado cambiario que haya pagado o haya sido notificado de la demanda iniciada en su contra, por el portador legitimado del título. Legitimados pasivos: serán todos los obligados cambiarios que lo precedan en la estructura del título. Prescripción: o Cheque: será por el transcurso de 1 año desde el efectivo pago del título o desde la notificación de la demanda iniciada en su contra, para el cobro del mismo. o Letras de cambio y pagarés: en este caso debe transcurrir 6 meses desde el efectivo pago del título o desde la notificación de la demanda iniciada en su contra para el cobro del mismo. Rubros reclamables: son coincidentes para todos los casos Importe del título. Intereses desde que el título se hizo exigible. Gastos: que hubiera efectuado el demandante para gestionar el cobro del título. Costas: son los gastos que demande el proceso judicial. Caja de crédito de los centros comerciales contra Bagnat, Carlos s/ ejecutivo Cuestión a resolver: si en los casos de pagarés con la cláusula “sin protesto” librados “a la vista”, con lugar de pago en el domicilio del deudor, la carga probatoria de la presentación pesa sobre el acreedor o corresponde al deudor, por aplicación del art. 50 del dto. ley 5965/63 El criterio es que corresponde al deudor, con lo cual se lo obliga a probar que un hecho no ocurrió es decir por la negativa considerado por algunos como una “prueba diabólica”, pero a entender de la Cámara no imposible. Además afirma en sus argumentos que la misma conducta del ejecutado que no pagó, aún cuando fue intimado de pago en el proceso configura una prueba presuntiva en su contra, que hará más fácil creer en la veracidad de la negativa de pago expuesta por el demandante. Hace la Cámara una distinción entre la exoneración de la prueba de haber cumplido con la diligencia y la liberación misma de la diligencia, dejando en claro que lo que no es lo mismo la dispensa del protesto que la de presentación. En definitiva resuelven que la carga de la prueba de la presentación recae sobre el portador y de la omisión de la presentación pesa sobre el deudor, ejecutado invocante de esa carencia. Evolución histórica del derecho concursal en la Argentina. Hasta el Código de Comercio: rigieron las Ordenanzas de Bilbao, bajo un título referente a los fallidos y quebrados, que sólo eran aplicables a los comerciantes, predominaban las consecuencias personales sobre los deudores, los fraudulentos eran asimilables a los ladrones públicos. Existía un instituto similar a las posteriores juntas de acreedores, para obtener un acuerdo con el deudor. Rosas, tomando conceptos del Código de Comercio Español deroga los juicios de concursos de acreedores, posteriormente se retoma la aplicación de las Ordenanzas de Bilbao. Código de Comercio de 1862: se abandonan los criterios de las Ordenanzas y se incorpora el instituto de la moratoria, antecedente del actual concurso preventivo se establecía un juicio de calificación de conducta del quebrado que podía resultar que fuera culpable, casual o fraudulenta aplicando distintas penas. Reforma de 1889: se introduce el instituto de la adjudicación de bienes. Si la conducta del deudor, era fraudulenta o culpable, se remitían las actuaciones a sede penal. Se establecen pautas para fijar honorarios de los profesionales intervinientes. Ley 4.156: lo más importante de esta ley fue la incorporación del concurso preventivo. Se excluye la calificación de conducta del deudor remitiendo el expediente a sede penal. Ley 11.719: aumenta los poderes del juez, que pasa a verificar los créditos, también podía reemplazar al síndico y homologar el acuerdo preventivo. Sólo el deudor podía iniciar su concurso preventivo. Ley 19.551: surge el concepto de conservación de empresa, se mantuvo la doble calificación de conducta comercial y penal. Posteriormente se incorpora el acuerdo preconcursal. Ley 24.522: 1995, regula 4 procedimientos, el concurso preventivo, la quiebra, el acuerdo extrajudicial y el salvataje o cramdown. Elimina el incidente de calificación de conducta y en su lugar instaura un régimen de inhabilidades. Permite la categorización de los acreedores en el concurso y se amplía el fuero de atracción del concurso y la quiebra. Se incluye otros sujetos susceptibles de presentar su concurso preventivo o ser declarados en quiebra, como las sociedades donde el Estado Nacional, Provincial o Municipal sea parte, sin importar el grado de participación. Ley 25.563: 2002, reformas de carácter transitorio, elimina el cramdown o salvataje, prolongó los tiempos para obtener las conformidades dentro del período de exclusividad en el concurso preventivo. Ley 25.589: 2002, reinstala el salvataje y reformula el acuerdo preventivo extrajudicial, el que una vez homologado judicialmente tenía los mismos efectos que el acuerdo dentro del concurso preventivo. Ley 26.086: 2006, reformula el instituto del pronto pago de créditos laborales, otorga mayor labor al síndico, debiendo presentar informes mensuales sobre la evolución de la empresa concursada, modifica el fuero de atracción, en el concurso y en la quiebra, siendo vulnerado el carácter de universalidad de los procesos concursales. Caracteres concursales: surgen de la atipicidad propia de los procedimientos regulados por la Ley de Concursos y Quiebras, ellos son: Universalidad: implica que los efectos de los procesos concursales abarcan la totalidad del patrimonio y las relaciones jurídicas deudor. El proceso concursal incluyendo la quiebra y el proceso sucesorio, son los únicos procesos universales en nuestra legislación. Este carácter proviene de considerar al patrimonio como una universalidad jurídica, en consecuencia, los procesos concursales se extienden sobre todos los activos del deudor, este es el aspecto objetivo de la universalidad y el aspecto subjetivo se conforma con el deber de concurrencia de todos los acreedores del deudor a verificar sus créditos. La materialización procesal de este carácter es el fuero de atracción, ya que con la apertura del concurso preventivo y la quiebra, todas las relaciones jurídicas que el deudor tenía previo a ello, deberán en principio, debatirse ante el juez concursal. Excepciones: están contenidas en la ley y reducen a su mínima expresión la universalidad. o o o o o Los procesos de conocimiento en trámite y los juicios laborales. Procesos de expropiación y los derivados de las relaciones de familia. Los procesos en los que el concursado sea parte de un litis consorcio pasivo necesario. Los acreedores postconcursales. Bienes excluidos del desapoderamiento: enumerados en el art. 108 de la ley. La universalidad vuelve a ponerse de manifiesto en las disposiciones relativas a la verificación de créditos. Inquisitoriedad: los procesos se dividen en, Dispositivos: dirimen cuestiones de carácter privado donde las partes tienen la iniciativa y el impulso del proceso, mientras que el juez actúa como un tercero imparcial que evalúa la prueba y pone fin a la controversia mediante el dictado de la sentencia. Inquisitivos: donde el juez tiene mayor preponderancia, puede ejercer determinadas actividades de oficio y las partes tienen menor participación en cuanto al impulso del proceso. En la ley 24.522, inicialmente había mayor cantidad de procedimientos dispositivos, a partir de la reforma por ley 25.589 parece predominar el carácter inquisitivo, según se desprende del art. 274, referente a las facultades del juez. Pero están presentes ambos tipos de procesos. Voluntariedad: ésta predomina como consecuencia lógica del privatismo jurídico. El proceso para ser iniciado depende del accionar positivo de los sujetos legitimados por la ley al efecto, en el concurso preventivo el deudor y en la quiebra el deudor o los acreedores. Cuando se produce la quiebra indirecta por imperio de la ley, la voluntariedad queda vulnerada. Concursalidad: es la aptitud de un determinado sujeto para se considerado como deudor y, en consecuencia, ser declarado en quiebra o peticionar su concurso preventivo. Cuando se reconoció que la realidad comercial excedía la división entre comerciantes y no comerciantes y que la insolvencia podía abarcar a ambas clases de sujetos, se amplía la concursalidad y es reconocida por la ley 24.522, alcanzando incluso a las sociedades de las que sea parte el Estado Nacional, Provincial o Municipal, sin importar su grado de participación, dejando de lado la división entre personas jurídicas privadas y públicas. El art. 2 de la ley menciona a los sujetos concursables cuando debería decir patrimonios concursables. La ley ya no hace distinción entre sujetos comerciantes y no comerciantes, o entre personas jurídicas privadas y aquellas que tienen participación estatal. Quedan incluidas: Mutuales. Patrimonio de personas físicas fallecidas: mientras se mantenga separado del patrimonio de los herederos. Obras sociales sindicales, Obispados, Arzobispados, por revestir la calidad de asociaciones civiles. Congregaciones religiosas no Católicas. Entidades deportivas, siempre que se trate de asociaciones civiles de primer grado (clubes). La ley 25.284 ha establecido un régimen de administración especial denominado “fideicomiso de administración con control judicial”, aplicado por ejemplo por Racing Club de Avellaneda. En cuanto a las exclusiones: podemos mencionar, La sociedad conyugal. Las compañías de seguros. Las AFJP. Las entidades financieras bajo el régimen de la ley 21.526. Las personas jurídicas de carácter público. Deber de concurrencia: éste carácter deriva de la universalidad, es su aspecto subjetivo se materializa en los modos de acceder al pasivo concursal, es decir con la verificación de créditos en sus 3 variantes: Verificación tempestiva. Verificación tardía. Pronto pago de créditos laborales. o o o El deber de insinuarse en el pasivo concursal tiene carácter casi absoluto, registrando la excepción de los gastos de conservación y de justicia del art. 240 de la ley 24.522. Los acreedores admitidos en el pasivo concursal mediante los modos de verificación de créditos, pasan a revestir el carácter de concurrentes. De no lograr dicha situación, quedan fuera del proceso y de la posibilidad de reclamar sus acreencias. Par condicio creditorum: es principio general ideado por el Derecho Concursal, como la igualdad de trato de los distintos acreedores ante la apertura de un proceso concursal. Aplicación en la ley 24.522: El art. 32 generaliza la carga verificatoria, sin efectuar distinción entre los acreedores excepto en la fecha de origen de sus acreencias, siendo concursales aquellos créditos con causa o título anterior a la fecha de la presentación del concurso preventivo. El art. 16 impide al concursado realizar actos a título gratuito que importen alterar la situación de los acreedores concursales. Excepciones: La dotación a determinados créditos de privilegios, como los gastos de conservación y justicia, o los que tienen privilegios especiales o generales. o Suspensión del pago de los intereses (art. 19) excepto para aquellos garantizados con prenda o hipoteca y a partir del fallo plenario “Club Atlético Excursionistas”, gozan también de esta deferencia los créditos laborales que pueden ser incluidos en el pronto pago laboral. A partir de la ley 26.086 los acreedores concursales pueden optar por la continuación de los juicios de conocimiento pendientes al momento de la publicación de edictos de la sentencia de apertura en los tribunales de origen. Acciones laborales nuevas, estos juicios pueden ser iniciados por los acreedores aún después de la apertura del concurso preventivo. o Pequeños concursos: son aquellos que: El deudor reúne un pasivo denunciado menor a $ 100.000. Menos de 20 acreedores quirografarios o menos de 20 trabajadores en relación de dependencia. Presupuestos concursales: existen dos tipos de requisitos, los formales y los sustanciales. Formales: varían según cada uno de los 4 procedimientos regidos por la ley. Sustanciales: son comunes a todos los procedimientos concursales, Estado de cesación de pagos, art. 1: general y permanente, abarcar la totalidad del patrimonio. Puede definirse como la situación en que se encuentra un patrimonio que se revela impotente para hacer frente, por medios normales a las obligaciones que lo gravan. Al momento de solicitar la apertura del concurso preventivo, el deudor debe indicar la época en que se produjo el estado de cesación de pagos, el cual se exterioriza por los llamados hechos reveladores. La ley prevé excepciones a la esencialidad del estado de cesación de pagos, estas son: o Concurso en caso de agrupamiento económico. o Acuerdo preventivo extrajudicial. o Apertura del concurso o quiebra en el extranjero. o Extensión de la quiebra. Concursabilidad: (art. 2) se refiere a los sujetos concursables, desarrollado con el carácter. o Competencia: está regulado en el art. 3 de la ley, en razón del lugar y se complementa con las leyes procesales de cada jurisdicción, que regularán en cuanto a la materia. Si bien en algunas jurisdicciones existen tribunales con competencia específica en materia concursal como por ejemplo Córdoba que dentro del fuero civil y comercial tiene juzgados especializados en concursos y sociedades, en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires, entiende la justicia civil y comercial y en Capital Federal es competente el fuero Nacional Comercial, no existiendo uno específico. Respecto de la competencia en razón del lugar, en lo referente a las sociedades regularmente constituidas, siempre será competente el juez de la localidad donde ésta tenga el centro principal de sus negocios. Recusación sin causa, sólo se admite si el deudor la formula en el escrito de presentación del concurso, posteriormente no procede, ni aún cuando sea citado por un pedido de quiebra. Personas de existencia ideal: (art. 6) la demanda de apertura del concurso, del artículo 11, será suscripta por el representante legal de la sociedad, debidamente acreditada con copia autenticada de la documentación respectiva, además se debe acreditar la resolución del órgano de administración que resolvió la presentación. La falta de representación se puede subsanar dentro de los 5 días, bajo apercibimiento de archivar el expediente. Requiere la ratificación, por el órgano de gobierno del ente. La mayoría prevista por la ley es la requerida para los actos ordinarios, debiendo tener en cuenta lo establecido por el estatuto social o en su defecto el artículo 3 de la ley 19.550 de Sociedades Comerciales. Ante la ausencia de la ratificación, debe acompañarse al expediente una copia autenticada que refleje la deliberación y decisión dentro de los 30 días hábiles, caso contrario se decretará el desistimiento de la petición. Este plazo es perentorio y no se suspende ni interrumpe por la apelación del auto que desestima la apertura. Personas fallecidas: cualquiera de los herederos está legitimado para presentar el pedido de concurso, incluso el legatario de cosa cierta, si el establecimiento legado constituye la parte principal del acervo hereditario, también el legatario de cuota y el cónyuge supérstite, siempre que aún no haya existido confusión de patrimonios. La petición debe ser ratificada por los demás herederos, dentro de los 30 días, en caso de omisión se desestimará la misma. Representación voluntaria: la apertura del concurso preventivo puede ser solicitada, también por apoderado, con poder especial o un mandato general en el que se especifiquen, sus facultades. También se admite la figura del gestor judicial del art. 48 CPCC, realizando la correspondiente ratificación en tiempo y forma. Oportunidad de la presentación: el pedido de concurso preventivo, debe efectuarse mientras no exista declaración falencial. Se deben distinguir los siguientes supuestos: Que tiene prioridad la solicitud de concurso preventivo sobre la petición de falencia. Ante petición de concurso preventivo, con sentencia de quiebra no firme, la jurisprudencia sostiene que procede la presentación concursal. Requisitos formales de la demanda de apertura del concurso, art. 11: estos se encuentran taxativamente enumerados a los que deberán agregarse todos los exigidos para cualquier escrito de demanda. Datos e inscripción del peticionante: cumplir con los recaudos de personería y legitimación de la deudora y documentar al juez interviniente respecto de sus distintas inscripciones, incluidas las de carácter impositivo. Las sociedades no constituidas regularmente, deberán acompañar los instrumentos constitutivos y sus modificaciones, aunque no estuvieran inscriptas. Situación patrimonial: el deudor deberá explicar cuales fueron las motivos que lo llevaron al estado de cesación de pagos, es decir deberá indicar, los hechos por los cuales se reveló dicho estado de impotencia patrimonial, aclarando fecha y razón por el que se manifiesta el mismo. Estado detallado valorando de activo y pasivo: informar al magistrado acerca de él, este cuadro de situación patrimonial debe ser efectuado por contador público Nacional, consignando las normas utilizadas para la valuación del activo y del pasivo y respondiendo a criterios técnicos y uniformes. Balances: deben adjuntarse los 3 últimos realizados por el deudor, junto con los estados de resultados, memorias e informe de órgano fiscalizador. Los sujetos que no son comerciantes inscriptos podrán aportar los elementos que permitan hacer una reconstrucción de la evolución patrimonial, debiendo presentar una contabilidad organizada, aunque no rubricada. Nómina de acreedores, legajos: su objetivo es evitar la creación ficticia de pasivo, por lo que se requiere del dictamen de un contador público matriculado. Libros de comercio: deben enumerarse en forma puntual y concreta, los libros de comercio que lleva la concursada, con el último folio utilizado. La presentación material de los libros ante el juzgado interviniente se llevará a cabo dentro del tercer día, bajo apercibimiento de tener por desistido el procedimiento. Denuncia de concurso anterior: el deudor debe efectuarla si existiera un concurso anterior, el cumplimiento de su acuerdo preventivo y el no encontrarse dentro del plazo de 1 año, que es el período de inhibición. Plazo de gracia o prorroga: el deudor puede solicitarlo para cumplir con los recaudos faltantes, invocando causal debidamente fundada y no podrá exceder de 10 días. Domicilio procesal: (art. 12) debe constituirse en el lugar donde tramita el juicio en la primera presentación, bajo apercibimiento de quedar fijado en los estrados del juzgado. Está carga se extiende a los administradores de la concursada y a los socios con responsabilidad ilimitada. Doctrinariamente estos requisitos han sido divididos en comunes para todas las presentaciones (inc. 2, 3, 5) y específicos, aplicables a ciertos peticionarios (inc. 1, 4, 6 y 7). Los requisitos en su conjunto están dirigidos a facilitar el trabajo de la sindicatura y la compulsa de los acreedores. Pero ante las severas exigencias que impone la ley, una interpretación demasiado rigurosa de los requisitos que deben cumplirse, llevaría a obstaculizar la solución preventiva de las crisis patrimoniales. El plazo de gracia contemplado en el art. 11 in fine, no se otorga para salvar omisiones u olvidos, sino para completar recaudos, aunque la alegación de razones de urgencia no resulta suficiente para la concesión del mismo. La enunciación de los requisitos formales es taxativa, no pueden agregarse otros pero tampoco omitirse alguno de ellos. Una importante corriente doctrinaria y jurisprudencial ha admitido el cumplimiento de los requisitos faltantes en la Alzada, al momento de expresar agravios acerca de la resolución que rechazó el pedido de concursamiento. Fallo Guardianes SRL s/Concurso preventivo del año 2004: la Cámara Civil y Comercial Común de Tucumán, revocó el fallo de primera instancia que había rechazado la apertura del concurso preventivo, por no haber cumplido el deudor con algunos de los requisitos exigidos por el artículo 11 de la ley 24.522, dando por cumplidos los requisitos y procediendo a la apertura del proceso. En el fallo pueden distinguirse las siguientes cuestiones: En primera instancia se señaló que de la nómina de acreedores con la documentación respaldatoria necesaria, no surgía la referente a la Dirección de Rentas Municipales, la Cámara sostuvo que no era necesaria y que dicha exigencia era excesiva. Esto fue criticado porque, la ley no realiza excepciones acerca de la documentación respaldatoria exigida y que un estado de cuenta no reviste tal carácter. La denuncia de concurso anterior y la justificación de que el deudor no se encuentra en el período de inhibición del art. 59 o el desistimiento del concurso (si hubiera tenido lugar) es requisito esencial de la presentación concursal. En primera instancia, ante la falta de justificación acerca del desistimiento voluntario efectuado, la presentación fue rechazada y la Cámara sostuvo que dicha exigencia manifestaba un excesivo rigor formal. La crítica a está parte del fallo sostuvo que de haberse producido un concurso anterior, los extremos exigidos en el art. 11 inc. 7°, deben justificarse con las constancias del expediente desistido. Art. 13. Una vez cumplidos los requisitos exigidos y en caso de que se hubiera otorgado la prórroga, cumplido el plazo, el juez debe dictar la resolución judicial aceptando o rechazando la demanda. En caso de rechazo es apelable, dentro de los 5 días de la notificación de la sentencia, el recurso se concede en relación y con efecto suspensivo. Causales de rechazo: Que el deudor no sea sujeto concursable. Que se encuentre dentro del período de inhibición del art. 59. Que la causa no sea de su competencia. Incumplimiento de los requisitos del art. 11, incluida la inexistencia del estado de cesación de pagos. Aceptada la demanda, la resolución es inapelable, por no existir recurso previsto y además por ser el único legitimado a solicitar la apertura del concurso el deudor, por lo tanto no puede apelar lo por él mismo solicitado. Queda de manifiesto el privatismo jurídico imperante en la norma, ante la imposibilidad del juez de realizar cualquier análisis, que no sea el control de los recaudos formales y sustanciales exigidos por la norma. Resolución de apertura, art. 14: la sentencia de apertura del concurso preventivo, tiene características particulares, que la diferencian de similares actos procedimentales. De su contenido se deduce que se ingresa a un procedimiento atípico, comenzando a generar efectos patrimoniales, procesales y personales. El artículo 14 enuncia los siguientes asuntos: Apertura del procedimiento: establece la exigencia de individualizar al concursado. Respecto a los socios ilimitadamente responsables, su enumeración en la sentencia de apertura del proceso concursal de la sociedad de la que forman parte, no implica que se decrete su propio concurso personal, ya que tramitará por expediente separado. Designación del síndico concursal: se realiza por sorteo en acto público, cuya fecha se determina en la sentencia de apertura. Cronograma y fechas de verificación: a fin de que los acreedores hagan valer sus derechos en el concurso preventivo. Esta carga verificatoria le corresponde a todos los acreedores, salvo aquellos que su crédito sea por gastos de administración de justicia y los titulares de créditos derivados de relaciones laborales que hagan uso del derecho de pronto pago. Publicidad de la sentencia: ésta debe ser publicada por edictos por un plazo de 5 días, los cuales producen efectos erga omnes. Casi la totalidad de estas sentencias se publican en el Boletín oficial y en un diario comercial de gran circulación en la jurisdicción donde tramita el proceso. Presentación de libros de comercio y sanción por incumplimiento: lo que se procura es resguardar las anotaciones contables del deudor, permitiendo a la sindicatura y a los acreedores evaluar la posibilidad de cumplimiento del la propuesta de acuerdo. La intervención del último folio por el secretario del juzgado, asegura que no puedan alterarse los asientos, notas, etc. El deudor debe exhibir los libros legalmente rubricados y aquellos que, sin perjuicio de no estarlo, son útiles para analizar las actividades y movimientos del concursado. El plazo para la exhibición no puede superar los 3 días hábiles y su incumplimiento se sanciona con el desistimiento. La consecuencia es que durante el año posterior a la resolución de desistimiento se torna inadmisible la presentación de un nuevo pedido de concurso preventivo, si existen pedidos de quiebra pendientes. Anotaciones registrales: se tiende a lograr que se anoten, en todos los registros en los que se puedan hacer efectivas, las consecuencias propias del estado de concurso preventivo. El Registro Nacional de Concursos deberá tomar nota de la apertura del proceso e informar acerca de la existencia de procedimientos anteriores y de su resultado. Inhibiciones: la sentencia de apertura debe disponer la anotación del la inhibición general de bienes del concursado y en su caso de los socios de responsabilidad ilimitada, la que se inscribirá en los registros pertinentes. Depósito de gastos de correspondencia e incumplimiento: estos gastos deben ser solventados por el deudor, dentro del plazo de 3 días hábiles a partir de la notificación de la resolución de apertura del concurso. El depósito deberá efectuarse en el banco judicial respectivo y su incumplimiento trae aparejado el desistimiento de la presentación concursal. Sin perjuicio de la publicación de edictos de la sentencia de apertura del concurso, el síndico concursal tiene la obligación de remitir carta a todos los acreedores denunciados, comunicándoles la apertura del proceso, los plazos de verificación, etc. Presentación de informes: la sindicatura debe confeccionar un informe individual de cada uno de los créditos presentados a verificar y un informe general, sobre la situación del deudor. La fecha de presentación de dichos informes se deberá fijar en la sentencia de apertura. Audiencia informativa: se realiza con una anticipación de 5 días hábiles al vencimiento del período de exclusividad, otorgado al deudor para lograr las conformidades de los acreedores, necesarias para aprobar su propuesta de acuerdo. Su fecha de realización debe fijarse en la sentencia de apertura. Obligación de elevar informes: dentro del plazo de 10 días hábiles de la aceptación del cargo, la sindicatura debe presentarlos al expediente de acuerdo a lo que establezca la sentencia de apertura. Estos informes versarán acerca de: o Pasivos laborales denunciados por el deudor: para determinar su relevancia, extensión y su posibilidad de satisfacción mediante el pronto pago. o Existencia de otros créditos laborales comprendidos en el pronto pago: el síndico debe realizar una auditoría legal y contable. Si el deudor no facilita la documentación necesaria, no hay prevista sanción alguna. El juez podrá intimarlo a que así lo haga y otorgarle al síndico facultades como oficial ad hoc para requerirlas. o Situación de los trabajadores en relación de dependencia luego de abierto al concurso preventivo: esto apunta a la suspensión de los convenios colectivos de trabajo, hacia el futuro para llevar a cabo la suscripción de convenio de crisis, haciendo posible cumplir con las obligaciones laborales a cargo del deudor ya abierto el concurso. Informe mensual sobre la evolución de la empresa, versará sobre: La evolución de la empresa. Si existen fondos disponibles. El cumplimiento de las normas legales y fiscales. Se tiende al pronto pago de los créditos laborales, aunque el alcance de la norma no puede limitarse sólo a ello, ya que también se refiere a la evolución de la empresa, cuando en realidad debería decir, “evolución patrimonial de la concursada”. Los informes deberán agregarse al expediente del concurso preventivo, lo que motivará una providencia simple del tribunal. Administración por el concursado: en el régimen del concurso los bienes que integran el patrimonio del concursado, permanecen en poder del deudor, es decir no existe la figura del desapoderamiento, por lo tanto conserva también la administración de los mismos. Se establece un régimen de administración vigilada, que implica que la sindicatura concursal controlará y fiscalizará la administración. Dichos actos y operaciones deben encontrarse dentro del giro empresarial, teniendo en cuenta el objeto y la actividad de la explotación, no pudiendo el deudor realizar disminuciones patrimoniales que perjudiquen a los acreedores. Éste sistema de administración vigilada con las limitaciones que impone suele denominarse “desapoderamiento atenuado”. Actos que el deudor puede llevar a cabo durante el concurso preventivo: el artículo 16 de la ley hace efectivo el principio de administración vigilada y hace referencia al pronto pago de los créditos laborales. Los actos prohibidos: son aquellos que el deudor no puede realizar ni siquiera solicitar autorización judicial para ello, petición que debería ser rechazada in limine o o o o Actos a título gratuito: comprendiendo donaciones y otras liberalidades, ya que la integridad del patrimonio del concursado es la principal garantía de cobro de los acreedores. Actos que impliquen alterar la situación patrimonial de los acreedores concursales: se procura preservar al principio de la par condicio creditorum. Se incluyen: Pago total o parcial a algún acreedor, cuando no ha cobrado en forma similar a otros. Constituir privilegios, sobre créditos que originariamente eran quirografarios. Actos sujetos a autorización judicial: constituyen una situación intermedia, entre los actos prohibidos y los libremente permitidos al deudor. Son ciertas situaciones que no revisten la gravedad de los actos prohibidos, pero que exceden al marco de acción del concursado, requiriendo para llevarlos a cabo y otorgarles plena oponibilidad y relevancia jurídica, la previa autorización del juez concursal. Dicha autorización tramita a petición del concursado, debiendo correr vista a la sindicatura y al comité de acreedores. Será concedida sólo en casos excepcionales de necesidad y urgencia evidentes, siempre que dichos actos sean necesarios para la continuidad de las actividades o para resguardar intereses del concurso y de los acreedores. En caso de denegatoria la resolución no es apelable, por no estar prevista expresamente en el artículo 16. La enumeración de estos actos es sólo enunciativa, encontrándose entre ellos: Constitución de prenda. Disposición o locación de fondos de comercio. Aquellos relacionados con bienes registrables. Venta de bienes económicamente importantes que no fueron destinados a un objetivo determinado. Todos los actos que excedan de la administración ordinaria en su giro comercial. Actos que el deudor puede realizar libremente: no están enunciados en la ley, son los que se encuentran dentro del giro comercial normal de la empresa. Actos ineficaces: están regulados en el artículo 17 de la ley, que establece que ante la violación de las limitaciones y prohibiciones contenidas en los artículos 15 y 16, se aplicarán sanciones, que pueden recaer sobre: El acto: produciendo la ineficacia o inoponibilidad concursal. En cuanto a la diferencia entre un acto jurídico nulo y uno ineficaz; un acto es nulo cuando alguno de sus elementos esenciales se encuentra viciado, en cambio en la ineficacia concursal, los elementos esenciales se encuentran presentes y no están afectados por vicio alguno, sino que el acto ha sido realizado violando una norma que lo impedía, por ello, se lo priva de sus efectos normales. El acto nulo no produce ningún tipo de efecto, el acto concursal ineficaz, establece válidamente el vínculo entre las partes, siendo el acto valido, pero se lo priva de alguna de sus consecuencias. Lo tipificante de esta sanción es la inoponibilidad del acto a los acreedores, siendo válido entre las partes que lo celebraron. La ineficacia procede de pleno derecho, requiriendo de una decisión judicial que así la determine, teniendo efecto retroactivo a la fecha de la celebración del acto. Administración del deudor concursado: se refiere a las restricciones que el juez esta habilitado a aplicar sobre esta facultad del deudor concursado, como consecuencia de la peligrosidad que demuestra el mismo al realizar actos ineficaces o inoponibles a los acreedores. Como se tiende a proteger la garantía común de ellos, el magistrado puede tomar medidas que, en conjunto, pueden denominarse como desapoderamiento atenuado calificado. La sanción más severa es la separación del concursado de la administración de su propio patrimonio y la designación de un reemplazante, administrador judicial, en su lugar, sobre quien podrán aplicarse todas las limitaciones y prohibiciones que tenía el concursado y tendrá iguales facultades. La resolución que así lo determine, deberá encontrarse fundada en alguna de las situaciones previstas en la ley, entre otras: o o o o Omisión de brindar información que le sea requerida por el juez o la sindicatura. Ocultación de bienes. Violación de la prohibición de viajar al exterior sin autorización. Realizar actos ineficaces. Esta decisión podrá ser apelada por el concursado, la sindicatura puede utilizar ese recurso cuando el juez deniegue la medida por él solicitada. La aplicación de estas medidas siempre es facultativa del juez, quien deberá evaluar la gravedad de la situación. No surge con claridad si se requiere un trámite procesal, previo para dictarlas, o si podría plantearse a por la vía incidental. Cuando las faltas cometidas por el deudor no revisten tanta gravedad, como para proceder a su separación de la administración de su patrimonio, el artículo 17 enuncia sanciones de menor envergadura como: o o Designación de un coadministrador, quien actuará conjuntamente con el deudor concursado. Designación de un veedor o un interventor controlador, que acentúe la vigilancia efectuada por el síndico sobre la administración del patrimonio, por el deudor. Se deberán determinar las facultades propias del funcionario y también la duración de la medida. Todas las sanciones son apelables, debe tenerse en presente que en todos los supuestos, el deudor sigue conservando la legitimación para actuar judicialmente. Socios con responsabilidad ilimitada: le son plenamente aplicables las limitaciones de los artículos 16 y 17, también el juez del concurso podrá separarlos de la administración de sus propios patrimonios, o controlarla mediante la designación de un coadministrador, veedor o interventor. Juicios contra el concursado: la reforma más importante introducida en el 2006, es la contenida en el artículo 21 que trata la estructura y funcionamiento del fuero de atracción que ejerce el concurso preventivo, relacionado directamente con el carácter de universalidad de los procesos concursales. Las modificaciones introducidas son las siguientes: Primer párrafo: mantiene la atracción de los juicios de contenido patrimonial contra el concursado y la prohibición de deducir nuevas acciones por créditos de causa o título anterior a la presentación del artículo 11. Inciso 1°: dispone con claridad los supuestos de excepción, los juicios de expropiación y los derivados de las relaciones de familia y las ejecuciones de garantías reales. Inciso 2°: otorga a los actores la posibilidad de solicitar la suspensión de los juicios laborales y de conocimiento en trámite, a los fines de verificar. En caso contrario se los exime también del fuero de atracción. Inciso 3°: excluye del fuero de atracción los juicios en que el concursado sea parte de un litis consorcio pasivo necesario (ej. condominio), limitando aún más el principio general de la remisión al juzgado del concurso. Los procesos excluidos, continúan ante los jueces de origen. Medidas cautelares: en los procesos indicados en los incisos 2) y 3) no procederá el dictado de ellas y el juez a cargo del concurso dispondrá, el levantamiento de las que se hubieran ordenado previa vista a los interesados. Las sentencias que se obtengan valdrán como título verificatorio. Procesos que resultan atraídos: o o o Juicios de conocimiento que ya finalizaron, es decir con sentencia firme, por oposición al inciso 2°. Las ejecuciones y juicios ejecutivos. Juicios que obtengan sentencia una vez abierto el concurso preventivo. Respecto de las acciones que no han sido deducidas al momento de la presentación de la demanda de apertura del concurso, con base en créditos de causa o título anterior a la misma, la regla es la prohibición del inicio de nuevos pleitos, aunque la excepción son los juicios laborales por causa o título anterior a la presentación en concurso preventivo luego de producirse la misma, eximiéndose a estas acciones del fuero de atracción del concurso preventivo. Tanto los procesos de conocimiento, como los juicios laborales en trámite, al momento de la presentación del art. 11 pueden continuar ante los juzgados de origen o suspenderse y plantear su pretensión verificatoria en el concurso, a elección del actor. En todos los supuestos el síndico, será parte necesaria salvo en los procesos derivados de relaciones de familia. La sentencia obtenida valdrá como título verificatorio debiendo insinuarse en el pasivo concursal, por alguno de los medios previstos por la ley. En cuanto a las ejecuciones de garantías reales el acreedor debe haber presentado el pedido de verificación de su crédito y privilegio, pero dicho recaudo no es exigido para continuar con la ejecución, sino para disponer el remate de la cosa gravada o la adopción de medidas precautorias que impidan su uso. Criticas a la reforma de la ley 26.086: o o o o o Se vulnera aún más el carácter universal de los procesos concursales y el principio de la par condicio creditorum. Reafirma la prevalencia de las ejecuciones de garantías reales sobre los demás créditos privilegiados, ya que se permite la continuación de las ejecuciones y posterior subasta del bien gravado con la sola presentación del pedido de verificación. La atomización del fuero de atracción, es decir su reducción a la mínima expresión. Se cumple con el objetivo de descomprimir los juzgados donde tramitan los procesos concursales, aunque al mismo tiempo de priva de contenido al fuero de atracción. Se impide a los acreedores participar en el control de la determinación de la acreencia a verificar. Estipulaciones nulas: son aquellas que son contrarias a las disposiciones de los artículos 20 y 21. Se aplica como sanción la nulidad absoluta, la cual deriva del orden público que informará efectos de la apertura del concurso preventivo sobre los contratos pendientes y los juicios y medidas precautorias contra el deudor. Sin embargo el declarar la nulidad absoluta de lo actuado se limita ante el supuesto, de deducción de nuevas acciones de contenido patrimonial contra el deudor concursado. Es decir para declarar la nulidad se debe alterar la par conditio creditorum y la integridad patrimonial del concursado. Viajes al exterior: el régimen de la ley 19.551, vigente hasta la sanción de la ley 24.522 establecía el principio de imposibilidad de viajar al exterior del concursado, sus socios ilimitadamente responsables y sus administradores, en el supuesto de personas jurídicas. Para hacerlo debían solicitar una autorización al juez que entendía en el proceso, explicando los motivos del viaje. El juez o tribunal previa vista a la sindicatura decidía si otorgaba el permiso y siendo así establecía el tiempo máximo de ausencia del país y se comunicaba la situación a los organismos, que tuvieran incumbencia, Policía Federal, Dirección de Migraciones, etc. Con el art. 25 de la ley 24.522 se modifica el criterio y ya no es requisito la autorización previa sino que el concursado debe comunicar al juez, la salida al extranjero y la duración de la misma, siendo el plazo máximo de 40 días, en caso de exceder ese lapso, si se debe requerir autorización previa judicial. En caso de superarse el plazo y que el concursado no retorne al país se debe pedir su captura internacional. Una vez en el país el juez puede hacer efectiva la separación de la administración de sus bienes. Notificaciones. Regla general: la ley distingue entre aquellas que van dirigidas al deudor y las enviadas al los acreedores y demás interesados en el proceso. Para el deudor todas las notificaciones serán ministerio legis. Hay que tener presente que el legajo de copias que se exige, no sustituye al expediente ya que en él sólo hay copias de las principales actuaciones y no de todas ellas. Edictos: su publicación constituye el régimen de notificaciones para los acreedores y terceros interesados, de la sentencia de apertura del concurso preventivo. Se publican en el Boletín Oficial y en un diario de amplia circulación por 5 días y estarán a cargo del deudor. El plazo para publicarlos es de 5 días hábiles judiciales desde la notificación de la sentencia de apertura del concurso preventivo. Cuando el deudor tuviera establecimientos en otras jurisdicciones también debe publicar los edictos en esas y será el Juez quien fije el plazo para que las efectúe que no puede exceder de 20 días. Carta certificada: (art. 29) debe ser enviada por el síndico a los acreedores denunciados. Los gastos de correspondencia están a cargo del concursado y la omisión del depósito es causal de desistimiento. Desistimiento: actualmente hay 3 tipos: Legal: funciona como una sanción al deudor por la falta de cumplimiento de las cargas y deberes impuestos por la ley, que enumera taxativamente estas causales o Falta de presentación de los libros de comercio del deudor dentro del plazo determinado. o Incumplimiento de la carga de depositar en término los gastos de correspondencia. o La falta de publicación de edictos, éste último también puede calificarse como desistimiento tácito. Voluntario: se admite hasta el momento inmediato anterior a la publicación de edictos, ya que una vez efectuada la publicidad se supone que los acreedores han tomado conocimiento de la existencia del proceso concursal. Se configura cuando es el propio deudor que decide dejar sin efecto el proceso, sin tener en cuenta la realización de deberes legales. Mixto: establecido en el segundo párrafo del art. 31, debe ser por voluntad del deudor, con la conformidad de la mayoría de los acreedores quirografarios, que representen el 75% del capital. Se impone un límite temporal que es el vencimiento del período de exclusividad que tiene el deudor para obtener las mayorías necesarias para la aprobación de su propuesta de acuerdo preventivo. Si la mayoría de las conformidades requerida se configura luego de una resolución judicial denegatoria, el juez del concurso tendrá que revocarla, dando por concluido el procedimiento concursal. Consecuencias del desistimiento: o o Cesación de procedimiento concursal: es decir cesan las medidas adoptadas y la actuación de la sindicatura designada. Los honorarios devengados por la actividad que la sindicatura haya desarrollado están a cargo del deudor. Nueva demanda concursal: cuando el pedido de concurso es rechazado o decretado su desistimiento no se podrá interponer una nueva por el plazo de un año contado desde la resolución judicial, siempre que existieran pedidos de quiebra pendientes. Suspensión de intereses: resultaría ilusorio que corran intereses sobre las deudas, cuando el patrimonio del concursado es insolvente, para asegurar el capital adeudado. Por ellos la ley establece lo que se da en llamar principio de cristalización del pasivo, es decir la detención y suspensión de los intereses que devenguen los créditos con título o causa anterior a la presentación en concurso. El artículo 19 comprende a todos aquellos que siendo créditos concursales no estén garantizados con prenda o hipoteca. La fecha de comienzo de la suspensión es la de la presentación de la demanda de inicio del concurso preventivo, careciendo de importancia la fecha de apertura del proceso. La jurisprudencia por fallo plenario, “Club Atlético Excursionistas”, vuelve a aplicar un viejo plenario, de la Cámara Comercial que se llamaba “Seidman y Bonder S.C.A”, que resolvió que los créditos laborales, también están exentos de la suspensión de intereses del art. 19. En cuanto al tratamiento diferencial de los acreedores prendarios e hipotecarios, respecto de los intereses se complementa con la eximición del fuero de atracción del art. 21. Los intereses posteriores a la apertura del concurso, sólo podrán reclamarse sobre el producido del bien afectado al derecho real, sin poder extenderse a otros bienes del patrimonio del deudor. El crédito prendario continúa generando intereses, pero sólo podrán cobrarse si el producido de la venta de dicho bien alcanza para cubrirlos. Efectos de la resolución de apertura de concurso preventivo: (art. 20) Sobre contratos con prestaciones pendientes de ambas partes: el concursado no podrá requerir la resolución contractual ni solicitar la adecuación de las prestaciones pendientes, sino sólo peticionar la continuación de la relación jurídica establecida. Para ello, debe requerir autorización previa al juez concursal, mediante un escrito fundando los motivos de la pretensión del que se correrá vista a la sindicatura. El co contratante tendrá derecho a exigir el cumplimiento de las prestaciones adeudadas, bajo apercibimiento de resolución del contrato. El tercero puede resolver el contrato pasados 30 días desde la apertura del concurso si no se le comunicó la decisión de continuarlo. Respecto de la prestación de servicios públicos: nada menciona el artículo referente a la suspensión de los mismos previo a la apertura del concurso. En dicho caso el restablecimiento se logra mediante una medida cautelar en la que el concursado debe demostrar la necesidad de la prestación para la continuidad de la actividad. Sobre los contratos de trabajo: desarrollado dentro del pronto pago de los créditos laborales. Período informativo o proceso de verificación del concurso preventivo: el artículo 32 hace referencia a la solicitud de verificación y al arancelamiento. La verificación: es el procedimiento por el cual los acreedores se insinúan en el concurso preventivo o quiebra, de su deudor, a fin que se les reconozcan sus créditos para poder ejercer los derechos derivados de la legislación concursal. Una vez finalizado el período de verificación, quedará configurada la lista de acreedores pudiendo coincidir o no con la presentada inicialmente por el deudor. Es un proceso típico por estar sus caracteres enunciados en la ley. Se inicia ante el síndico, en su domicilio y no ante el juez y finaliza con la resolución judicial del art. 36, que declara admisibles, observados o no admisibles los créditos. Hay tres formas de insinuarse sobre el pasivo concursal, y cada una de ellas excluye a las otras: Verificación tempestiva. Verificación tardía. Pronto pago de créditos laborales. Verificación tempestiva: es aquella que se deduce dentro de los plazos fijados por el juez del concurso preventivo en la resolución de apertura, plazo que puede variar entre 15 y 20 días. Se trata de un escrito que deberá presentar el acreedor, técnicamente no es una demanda porque no se presenta ante el juez, sino ante el síndico y el procedimiento ante éste no culmina con una sentencia, ni se corre traslado ni hay parte demandada. A los acreedores no se les impone la obligación de verificar sino que es una carga sustancial que tiene para cumplir con el procedimiento, a quien no la cumple no se le aplica ninguna sanción, sin perjuicio de la prescripción dispuesta para los créditos que no se verifiquen dentro de los 2 años posteriores a la presentación en concurso. Recaudos del escrito verificatorio: son tres y deben siempre estar presentes, Monto: debe expresarse, según lo que surja del título justificativo, más los intereses, que se devengarán hasta la fecha de la presentación en concurso por parte del deudor según lo establecido en el art. 19, dejando a salvo las excepciones allí previstas y los créditos laborales exceptuados por la jurisprudencia. En caso de que hubiera una diferencia en el monto consignado, salvo ostensible error material, el síndico debe ajustarse el monto reclamado por el acreedor. Causa: se refiere al negocio jurídico subyacente del crédito, es decir el que le da origen. Ésta puede manifestarse de distintas maneras, por ejemplo un contrato escrito suscripto entre acreedor y deudor del que surja dicho crédito, en cuyo caso se deberá acompañar al escrito. La exigencia de indicar la causa tiene como objeto evitar la constitución de acreencias simuladas que alteren la mayoría necesaria para la admisión de la propuesta o el perjuicio de la cuantía del dividendo concursal de los acreedores restantes. Títulos circulatorios: en primer término debemos aclarar que la obligación de acreditar la causa de ellos, no se opone al principio de abstracción cambiaria ya que ella opera respecto de los títulos justamente en lo referente a los fines cambiarios y sus acciones y en este caso no hay fines cambiarios. Hay dos fallos de la jurisprudencia al respecto: o o Translínea S.A. c/ Electrodinie S.A.: aplicable a los pagarés, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, estableció que en el caso de los títulos circulatorios, el solicitante de la verificación debe probar la causa, es decir las circunstancias determinantes del acto cambiario del concursado, siempre que el portador fuera su beneficiario inmediato, o las circunstancias determinantes de la adquisición del título por el portador legitimado, cuando no revista la calidad de beneficiario. Difry SRL: que es aplicable a los cheques, en este caso la Cámara sostiene que deberán probarse las circunstancias determinantes del libramiento del título por el concursado, si es el beneficiario directo, o las determinantes de la adquisición del título por el portador que pretende verificarlo. Las pruebas deberán ser concretas y justificar la existencia del crédito a verificar, por lo que no resultan suficientes los meros indicios. Privilegios: es carga del acreedor denunciar el privilegio en su crédito, caso contrario se entiende como renuncia tácita al mismo, excepto los créditos laborales, debido a la irrenunciabilidad del privilegio por ser cuestión de orden público. Arancel: en la normativa anterior se eximía del pago de todo tipo de canon a los acreedores que solicitaban el reconocimiento de sus créditos. Actualmente deben abonar con el pedido de verificación un arancel de $ 50, que se sumará al monto del crédito presentado a verificación. Serán utilizados por la sindicatura para solventar los gastos de averiguación de los créditos y la confección de los informes. Si no se realizan gastos o dicho importe excede lo utilizado, el sobrante se imputa como suma a cuenta de los honorarios que posteriormente se le regulen al funcionario. Están exentos del arancel los créditos derivados de las relaciones laborales y los que no alcancen el monto de $ 1.000,-. La suma es fija, es decir no se toma en cuenta el importe del crédito a verificar, lo más acertado sería establecer un porcentual sobre dicho monto y se podría plantear la eximición a aquellos acreedores que tengan el beneficio de litigar sin gastos. Este arancel se abona con cada escrito que se presenta, aunque mediante el mismo se presenten varios créditos. Naturaleza jurídica: Truffat considera que el arancel es un gasto de conservación y justicia, sostiene que no se trata de un crédito de causa o título anterior a la presentación, ya que se abona una vez abierto el concurso y el destino es cubrir gastos de esa naturaleza. La postura acertada es aquella que considera a dicho arancel como accesorio del crédito principal, que se intenta verificar tempestivamente, ya que el monto del mismo será sumado a dicho crédito. Informe de la sindicatura: debe ser presentado al juez sobre los pedidos verificatorios presentados, reflejando la realidad de las situaciones planteadas por los acreedores. Para ello el síndico está facultado a examinar los libros de comercio del deudor y del acreedor verificante, solicitar la exhibición de la documentación que considere necesaria, etc. Período de observación de créditos: implica la posibilidad de impugnación u observación de los pedidos de verificación presentados tempestivamente ante el síndico, tanto por parte del deudor como de los acreedores. Es un control recíproco que no está permitido efectuar posteriormente sobre el informe individual del síndico. El procedimiento es el siguiente: Vencido el plazo para presentar las verificaciones, el síndico pone a disposición de los acreedores y del deudor las solicitudes junto con los legajos correspondientes. Los acreedores o el deudor pueden formular impugnaciones u observaciones sobre las mismas, dentro del plazo de 10 días hábiles, que se agregarán al legajo correspondiente. Quien las formule debe fundarlas y se le entregará una constancia que acredite la presentación. Dentro de las 48 hs. hábiles del vencimiento del plazo para impugnar, el síndico debe presentar al juzgado las copias de las impugnaciones u observaciones recibidas para ser agregadas al expediente. Luego deberá presentar el informe individual del art. 35 que constituye la opinión fundada de la sindicatura acerca de la procedencia de la verificación de los créditos. El síndico, aconseja al magistrado interviniente sobre la verificación, admisibilidad o inadmisibilidad ya sea total o parcial del crédito pero esto no es vinculante para el juez, al momento de emitir su resolución. Toda opinión deberá estar debidamente fundada. Calificación de créditos: a partir de la presencia o ausencia de impugnaciones u observaciones el juez podrá calificar los créditos en: Verificados: aquellos a los cuales no se presentó ninguna impugnación u observación. Admisibles: aquellos que tuvieron consejo de verificación de la sindicatura pero fueron observados o impugnados. No admisibles: cuando el informe del síndico sea negativo y el juez esté de acuerdo pudiendo o no tener observaciones o impugnaciones. Efectos de la interposición del pedido de verificación: Produce la interrupción del plazo de prescripción de la acción, impidiendo la caducidad del derecho y de la instancia judicial. La resolución que recaiga sobre dicho pedido, tiene efecto de cosa juzgada, respecto de los cómputos de los montos. Resolución verificatoria judicial: presenta un doble carácter, definitivo y provisorio, Definitivo: en cuanto al cómputo de las mayorías necesarias para formar el acuerdo preventivo. Esto quiere decir que, el monto de los créditos verificados o declarados admisibles, va a ser la base con la cual el deudor va a tener que trabajar y sobre la que se van a calcular los porcentajes que en su momento van a ser necesarios para que su propuesta de acuerdo preventivo sea aprobada. Provisorio: porque puede ser revisada judicialmente por dos vías: La acción de revisión: dentro del plazo de 20 días posteriores a su dictado, por medio de la vía incidental. La acción de dolo: también puede conmover el dictamen dentro del plazo de 90 días de dictado. Efectos de la resolución verificatoria: o o Créditos y privilegios declarados verificados: quedan definidos en el monto y el privilegio asignado y no pueden ser modificados con posterioridad, sin perjuicio de la acción de dolo. Créditos declarados admisibles y no admisibles: se permite a pedido de los interesados su revisión dentro del plazo de 20 días contados a partir de la notificación de la resolución ministerio legis. La ley concede una legitimación muy amplia, puede ser el deudor, los acreedores o terceros, queda excluido el síndico por no poder ser considerado parte. En esta acción, por tramitar por la vía incidental, hay acceso al conocimiento, se da traslado y la posibilidad de prueba es más amplia acerca de la causa u origen del crédito y la sentencia puede confirmar o modificar la resolución inicial. Por esta vía acceden al conocimiento los juicios laborales, y el juez aplicará de todas formas la legislación laboral y el in dubio pro operario. La sentencia que resuelva el incidente seguirá las vías recursivas del código procesal de la jurisdicción donde tramite el concurso. En caso de que no hubiera revisión, una vez transcurrido el plazo de 20 días previstos para interponerla la resolución adquiere carácter de cosa juzgada, sin perjuicio de invocar la acción de dolo. Acción de dolo: de acuerdo al art. 931 C.C. el dolo es toda aserción de lo que es falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee con ese fin. Esta acción procede cuando de acuerdo a la doctrina el dolo estuvo presente en: la generación del crédito, la elaboración del informe individual del síndico o en la resolución judicial del art. 36. Es la única forma de atacar los créditos declarados verificados ya que contra ellos no procede la acción de revisión. Su objetivo es delimitar la cantidad de acreedores que conforman el pasivo del concursado, con la mayor certeza. En realidad debería hablarse de acciones por revocación de la sentencia de verificación firmadas en dolo. El proceso será un juicio ordinario ya que requiere de amplio debate, acerca de la cuestión. Se aceptan todo tipo de pruebas y la acción se deduce ante el juzgado del concurso, ya que se trata de revisar un acto dictado por el juez interviniente. Debe deducirse dentro de los 90 días, contados desde la notificación de la resolución del art. 36, ministerio legis. La deducción de la acción de dolo no impide al acreedor de ejercer sus derechos en el proceso concursal. Se pueden solicitar y disponer medidas cautelares, siempre que se acrediten los presupuestos correspondientes (verosimilitud el derecho, peligro en la demora y contra cautela), para asegurar que no se distraigan fondos del concurso, en pago de acreedores que fueron declarados por este tipo de acciones. Verificación tardía: es el segundo modo de insinuarse en el pasivo concursal, está contemplada en el art. 56 en el tercer párrafo. La verificación tardía es aquella que se deduce, después del plazo fijado en la sentencia de apertura del concurso preventivo, y en su caso la sentencia de quiebra, para presentar ante el síndico los pedidos de verificación. Es decir, los acreedores que no han presentado su verificación del crédito en el plazo fijado por la sentencia de apertura del concurso preventivo, no son privados definitivamente de la posibilidad de insinuarse en el proceso concursal, sino que podrán deducir su pedido por vía incidental, mientras se encuentra tramitando el procedimiento. Se reconoce como partes exclusivamente al deudor y al acreedor titular del crédito del cual se solicita la verificación. El síndico también hará un informe bastante similar al que emite respecto a la verificación tempestiva de créditos, la ley lo que busca es que éste se expida antes que la resolución que resuelva el incidente. En esta ocasión para emitir su consejo cuenta con todos los elementos de prueba que se hayan producido en el expediente, pudiendo solicitar el mismo en préstamo. Dicho informe no es sinónimo de alegato y no puede ser impugnado por las partes, va de suyo que tampoco es vinculante para el juez. En cuanto a las costas la jurisprudencia ha sentado como principio general que corresponden al acreedor verificante, como consecuencia de su accionar tardío. Sin embargo si la demora fue generada por actitudes imputables al deudor o a la sindicatura, podrán ser impuestas a quien ocasionó el retardo. Diferencias entre verificación tempestiva y tardía: Verificación tempestiva Verificación tardía Se lleva a cabo en los plazos fijados por el juez del concurso en la sentencia de apertura. Excepto las sentencias obtenidas en tribunal distinto del concurso que no serán consideradas tardías si se presentan dentro de los 6 meses de haber quedado firmes, aunque excedan dicho plazo. Se lleva a cabo ya transcurridos dichos plazos. Puede deducirse dentro de los 2 años de la presentación en concurso. Se inicia ante el síndico del concurso, quien presentará su informe al juez, que finalmente calificará los créditos en la resolución del art. 36 Se inicia directamente en sede judicial por vía incidental. Pronto pago de los créditos laborales. El carácter alimentario de los créditos laborales, entre ellas salarios e indemnizaciones, aunque para algunos autores las últimas no revisten esta calidad, se visualiza en el instituto del pronto pago del art. 16 de la LCQ. El pronto pago de créditos laborales: tiene una doble función, es la tercer forma de insinuarse al pasivo concursal, y también el modo de satisfacer dichas acreencias, mediante un trato preferencial o privilegiado. La ley 24.522, regula por primera vez los efectos de la apertura del concurso sobre las relaciones laborales vigentes a dicho momento. Cuando se sanciona la ley en nuestro país se encontraba en plena vigencia la flexibilización laboral, efecto que se trasladó a los procesos concursales. Con la sanción de la ley 24.522 se introdujeron las siguientes reformas: Reformulación del instituto del pronto pago de los créditos laborales: ya que la satisfacción de dichas acreencias, estaba supeditada al resultado de la explotación, es decir, el crédito no podía hacerse efectivo de no existir fondos disponibles. Inclusión de los juicios laborales dentro del fuero de atracción del concurso preventivo y de la quiebra: eliminando la posibilidad de intervención de la justicia específica en materia laboral. Suspensión de los convenios colectivos de trabajo: aplicables antes de la apertura del concurso preventivo. El art. 20 dentro de los efectos sobre los contratos en un subtítulo se refiere al tema, estableciendo la suspensión de los convenios colectivos correspondientes, por el plazo máximo de de 3 años. La ley insta a la concursada y la asociación sindical legitimada a negociar un convenio de crisis por el tiempo de la suspensión de los convenios colectivos, en el que nunca podrán dejarse las condiciones mínimas de la Ley 20.744, que además no requiere de homologación o aprobación judicial ni administrativa. Como la obligación es de negociar y no de acordar, se pretendió que ante la falta de acuerdo la decisión fuera judicial, pero el juez, no tiene competencia para ello, porque la ley expresamente determina los legitimados a dicha negociación. Por lo tanto se continuaron aplicando los convenios y el fundamento legal para ello es, que al suspenderse los convenios, recobran vigencia los contratos individuales iniciales entre las partes, que existiendo un convenio colectivo vigente, previo al concurso, dichos contratos debían regirse por ese convenio colectivo, bajo pena de nulidad, con lo cual se continúa aplicando el convenio pese a la suspensión, en virtud de ser le marco que reguló el contrato inicial entre las partes. Emergencia económica: tuvo lugar en el año 2002 en nuestro país, abarcando además de lo referente a la producción, las relaciones laborales y el acceso al crédito y se reflejó en materia concursal. En cuanto a las relaciones laborales, se regularon importantes disposiciones referentes a los regímenes de contratación y despido, inspección de trabajo y la negociación colectiva, se suspendieron los despidos sin causa y agravamiento de las indemnizaciones correspondientes a dicho supuesto, en un claro alejamiento de las políticas de la década previa que dio lugar a la modificación de la normativa concursal. La ley 26.086 de abril del 2006, modificó el trámite de pronto pago laboral y la forma de satisfacer esta clase de créditos. El artículo 16 en el segundo párrafo, contiene una enumeración taxativa de los conceptos incluidos en el pronto pago. Se aplica sólo a cuestiones que demuestran por sí solas su legitimidad, por tanto queda excluido el trabajo informal. Reconoce 2 figuras: Pronto pago a petición de parte: es decir por los acreedores encuadrados en el instituto. Pronto pago de oficio: para aquellos que surjan del informe del síndico del art. 14, acerca de los pasivos laborales y puedan beneficiarse con este tratamiento, denunciados por el deudor, o detectados por el síndico, previa vista al concursado, para no vulnerar su derecho de defensa en juicio. Tramita por incidente, la vista se corre por un plazo de 10 días al síndico del concurso y al deudor. De admitirse el trámite dentro del expediente principal del concurso, el plazo de vista es de 5 días. Causales de denegatoria del beneficio: las mismas no fueron modificadas por la ley 26.086, y son: Cuando los créditos no surgen de la documentación contable que el deudor está obligado a llevar. Que existan sospechas de connivencia entre el peticionario y el concursado. Que el crédito se encuentre controvertido o existan dudas sobre su origen o legitimidad. Recursos: la ley 26.086 modifica totalmente el sistema, ya que anteriormente la resolución denegatoria del pronto pago era inapelable. Actualmente el artículo 16, establece que en todos los casos la decisión es apelable. Si la resolución sobre el pronto pago es admitida, tendrá efectos de cosa juzgada material, importando la verificación del crédito y evitando la posibilidad de revisión. En cambio, el rechazo de la pretensión, habilita al acreedor a iniciar o continuar con el juicio de conocimiento respectivo, en sede laboral. A partir de la reforma de abril del 2006, se establece que los créditos consagrados con el pronto pago deben ser abonados en su totalidad, siempre que existan fondos disponibles, caso contrario y hasta detectar la existencia de fondos por parte del síndico, se deberá afectar el 1% mensual del ingreso bruto de la concursada a tal efecto. Así mismo, estos créditos quedan excluidos de la suspensión de intereses del art. 19, por fallo, “Club Atlético Excursionistas”, vuelve a aplicar un viejo plenario, de la Cámara Comercial que se llamaba “Seidman y Bonder S.C.A”, que resolvió que los créditos laborales, están exentos de dicha suspensión. Otra modificación sustancial de la ley 26.086 es respecto al fuero de atracción de los procesos laborales, tanto en el concurso preventivo como en la quiebra, pudiendo a opción del acreedor los juicios pendientes contra el deudor concursado o fallido continuar en el tribunal de origen insinuándose en pasivo una vez obtenida la sentencia firme. En materia laboral aún después de abiertos los procedimientos concursales pueden deducirse acciones individuales de créditos por causa o título anterior a la presentación de la demanda de concurso o sentencia de quiebra. La ley 24.522 en su origen había dispuesto la atracción de todos los procesos laborales en trámite, excepto aquellos derivados de accidentes de trabajo que tramitarán por la ley 24.557. Informe general del síndico: es una de las obligaciones de la sindicatura, además de los informes individuales de los créditos presentados a verificar. El objetivo de este informe es dar a conocer a los interesados su opinión técnica acerca de la situación del deudor, para que éstos puedan evaluarla al momento de manifestar su conformidad o no a la propuesta de acuerdo preventivo del deudor. La mayoría de los elementos que debe contener, apuntan a la comprobación por parte del síndico de los requisitos que el deudor debe reunir para presentarse en concurso preventivo. También se manifiesta respecto del activo y su valuación y otros conceptos, como el valor llave, que normalmente no se encuentran reflejados en los estados contables de la deudora. Observaciones al informe: se persigue que los interesados puedan expedirse acerca de la opinión de la sindicatura, con el fin de que el informe general no deje firme ningún tipo de inexactitud en la que se pudo haber incurrido. El escrito que se presenta no es una impugnación, sólo se agrega al expediente para que los interesados tomen conocimiento. Parte de la doctrina les otorga a los acreedores la posibilidad de denunciar actos irregulares cometidos por el deudor, pero esta facultad no está reglada expresamente, por lo que puede ser ejercida en cualquier momento del proceso por los interesados. Clasificación y agrupamiento de los acreedores: el concursado debe presentar a la sindicatura y al juzgado interviniente una propuesta fundada de agrupamiento y clasificación en categorías de los acreedores verificados y declarados admisibles, de acuerdo al art. 41 de la ley pero no establece sanción en caso de omisión. La jurisprudencia limita esta obligación de categorizar a los acreedores, sólo cuando el deudor pretenda formular propuestas diferentes a cada categoría. La ley contempla como mínimo 3 categorías, quirografarios, quirografarios laborales (si existieren) y privilegiados, pero esto no impide que se creen otras categorías. Las categorías establecidas por la ley podrán obviarse, cuando no existan acreedores laborales o no hubiera acreedores privilegiados o habiendo el concursado decida no ofrecerles propuesta dejándolos sometidos a su propio régimen. Naturaleza jurídica de la categorización: se reconocen 3 posturas al respecto, Postura mayoritaria: la categorización es un derecho que el deudor podrá o no ejercer por lo tanto, en caso de no hacerlo no hay estipulada ninguna consecuencia. Es una carga del deudor: por lo tanto de no efectuarla en el momento procesal oportuno pierde el derecho de hacerlo a futuro. Es una facultad del juez: por lo tanto puede formularla de oficio, aunque sólo podrá constituir las 3 establecidas en la ley. Resolución judicial de categorización de acreedores: es facultad del juez modificar la propuesta efectuada por el deudor, si la misma no cumple con lo estipulado en el art. 41. A partir de la notificación ministerio legis de esta resolución comienza el período de exclusividad. La resolución de categorización no es recurrible. Comité de acreedores: en la misma resolución el juez lo designará se trata de que el órgano sea representativo realmente de las distintas categorías de acreedores debido a las funciones de contralor y deliberación, en especial cuando tenga lugar la audiencia informativa. Previo a esta resolución el comité provisorio se integra por los 3 acreedores quirografarios de mayor monto denunciados por el deudor en su demanda de apertura. Período de exclusividad: éste período se extiende por 90 días pudiendo ser prorrogado por el juez por 30 días más, cuando por la complejidad, cantidad de acreedores y/o categorías así lo crea conveniente. La exclusividad radica en que durante este plazo es sólo el deudor el que propone el acuerdo, estando los acreedores sólo limitados a aceptar o rechazar lo por él propuesto, por eso la ley habla de adhesión a la propuesta. En el proceso de cramdown o salvataje durante este período las propuestas pueden ser realizadas tanto por le deudor como por los acreedores. Respecto al contenido de la propuesta, el artículo 43 establece amplio espectro de posibilidades, de carácter enunciativo, como para lograr obtener una solución y evitar consecuencias más gravosas para el deudor, como la quiebra o el capitalizar créditos en acciones o programas de propiedad anticipada. Esta flexibilidad de la norma presenta los siguientes límites: La propuesta no puede consistir en prestación que dependa de la voluntad del deudor. La par conditio creditorum debe respetarse dentro de cada categoría fijada en la resolución del art. 42. Puede efectuarse un régimen de propuestas alternativas, es decir, más de una propuesta para cada categoría, quedando la elección a cargo de cada acreedor. En la ley originaria existía un tope a la propuesta de quita, que partir de la reforma del año 2002 fue eliminado. La flexibilidad reconoce como límite la facultad homologatoria del juez. Los acreedores privilegiados pueden renunciar a sus privilegios y ser incluidos en una categoría de acreedores quirografarios, pero dicha renuncia no puede exceder del 30% del monto de su crédito. Para los acreedores laborales el límite es del 20% del monto de su crédito siendo incluidos en la categoría de acreedores quirografarios laborales. Siendo esta la única excepción a la irrenunciabilidad de los créditos laborales, establecida por las disposiciones de orden público de la Ley de Contrato de Trabajo. Estas renuncias podrán efectuarse hasta la presentación de la propuesta de acuerdo efectuada por el deudor. La falta de propuesta de acuerdo por parte del deudor implica: La declaración de quiebra. Ingreso al procedimiento de supuestos especiales contemplados para las sociedades del art. 48. El deudor puede modificar la propuesta efectuada hasta 5 días antes del vencimiento del plazo del período de exclusividad, sin establecer la ley límite alguno a la cantidad de modificaciones que éste puede efectuar. Acreedores privilegiados: el ofrecimiento de propuesta de acuerdo a estos acreedores es facultativa del deudor concursado y su omisión no produce la quiebra, ni otra clase de sanción, sino que el cobro del crédito se llevará a cabo de acuerdo al régimen de privilegios. También puede ofrecerse propuesta a alguno de ellos y no a todos, en cuyo caso la aprobación es especial, debe reunir las mismas mayorías que los quirografarios y acreditarlas en el expediente. En esta mayoría deben encontrarse comprendidos todos los acreedores con privilegio especial incluidos en la categoría correspondiente. Plazo y mayorías para la obtención del acuerdo para acreedores quirografarios: (art. 45) la conformidad debe acreditarse por escrito en el expediente, hasta el día del vencimiento del período de exclusividad. Todas las adhesiones deben contener el texto de la propuesta suscripta por la mayoría de acreedores correspondiente, las firmas deben estar certificadas por escribano público, funcionario judicial o administrativa (cuando se trate de entes públicos). Las exigencias formales procuran evitar fraudes o actitudes dolosas. Como la norma no establece ningún procedimiento para la obtención de las conformidades necesarias, habilita a las partes a negociar previamente. Solo resultarán computables las que correspondan a fecha posterior a la última modificación de propuesta planteada por el deudor en el expediente. Audiencia informativa: sólo se llevará a cabo en caso de que faltando los 5 días para el vencimiento del período de exclusividad no se hubieran obtenido las conformidades necesarias para todas las categorías de acreedores, su objetivo es debatir todo tipo de cuestiones vinculadas a las negociaciones entabladas entre deudor y acreedores, tendientes a lograr la aprobación de la propuesta de acuerdo preventivo. De realizarse es obligatoria la asistencia: Del concursado. Integrantes del comité de acreedores. Juez y secretario del juzgado interviniente. En caso de ausencia no hay sanciones pero se suspende la audiencia. No obtención de conformidades: (art. 46) puede derivar en lo que se denomina quiebra indirecta o en determinados sujetos los supuestos especiales del art. 48. Supuestos especiales: (art. 48), para las sociedades de capital se establece el procedimiento de salvataje o cramdown, para evitar la quiebra de la deudora cuando fracasa el concurso preventivo por no obtenerse las conformidades exigidas. Se prevé la posibilidad que terceros adquieran las partes representativas del capital social y obtengan las conformidades de los acreedores. Existencia de acuerdo: (art. 49) una vez presentadas al juzgado las conformidades el juez dicta la resolución que la comunica a los interesados. Previo a ello el secretario debe constatar que se cumplan todos los recaudos exigidos. El juez sólo podrá negarse a emitirla cuando no se hayan reunido las conformidades necesarias o haya defectos formales. Una vez notificada la resolución, ministerio legis, comienza a computarse el plazo para la impugnación del concurso preventivo. Vicisitudes posteriores a la existencia de acuerdo. Impugnación del acuerdo: (art. 50) es un derecho concedido a los sujetos legitimados. Si un acreedor conociendo la existencia de alguna de las causales la consiente el acuerdo mantiene todos sus efectos. Nunca puede ser declarada de oficio por el juez. En cuanto a las causales: la enunciación es taxativa, por lo tanto cualquier impugnación fundada en otra causal debe ser rechazada por el juez concursal. Error en cómputo de la mayoría: es suficiente el error objetivamente considerado. Falta de representación: puede consistir en la inexistencia de mandato o carta poder o en la insuficiencia del las facultades conferidas. Exageración fraudulenta del pasivo: implica crear acreedores ficticios a fin de inducir a los restantes a votar afirmativamente la propuesta de acuerdo. Se exige la existencia de dolo entre acreedor y deudor para perjudicar a terceros. Ocultación o exageración fraudulenta del activo: requiere elemento subjetivo, obrar ilícito con dolo. Se simula una situación patrimonial irreal, con la intención de inducir a los acreedores al voto favorable de una propuesta que no podrá ser cumplida. Inobservancia de formas esenciales: sólo se puede fundar en vicios formales que afecten el escrito en el que los acreedores prestan conformidad a la propuesta ofrecida por el deudor. Esta causal sólo pueden invocarla quienes no hubieran prestado conformidad a ninguno de los ofrecimientos del deudor. Homologación del acuerdo: (art. 52) en el régimen de la ley 19.551 el juez debía pronunciarse acerca de la homologación del acuerdo, evaluando distintos criterios, pudiendo resolver en forma positiva o negativa. Si la denegaba se decretaba la quiebra del concursado. En el texto original de la ley 24.522 se disponía que la homologación del acuerdo constituía un deber del magistrado, no pudiéndose oponer al dictado se la resolución. Se dejaba de lado los criterios de valoración y la declaración de quiebra como sanción por la no homologación, limitando el rol del juez al control de legalidad. Con la emergencia económica del año 2002, mediante la reforma introducida por la ley 25.589 que modificó el artículo 52, el juez puede imponer la homologación a los acreedores quirografarios si se cumplen determinados requisitos, establecidos en el artículo en cuestión. Medidas para la ejecución: (art. 53) generalmente están delimitadas en la propuesta aprobada y son de carácter instrumental. Honorarios: (art. 54) en la resolución de homologación del acuerdo se regularán los correspondientes a los profesionales intervinientes hasta esa etapa del procedimiento. Debiendo el concursado abonarlos dentro del plazo de 90 días, excepto que previo a ello se produzca el vencimiento de una cuota del acuerdo en cuyo caso el plazo se reduce a dicho vencimiento. Los profesionales no satisfechos pueden solicitar que se declare la quiebra, colocándolos en similar situación que a los acreedores. Dicha quiebra sería indirecta. Efectos del acuerdo homologado: (art. 55) de acuerdo a lo establecido en el C.C. la novación es un modo de extinción de las obligaciones, es la transformación de una obligación en otra (art. 801 C.C.). Aplicando este concepto todas las obligaciones concursales quedarían extinguidas por la sola homologación del acuerdo, implicando el nacimiento de nuevas obligaciones, con nueva fecha de inicio, la del dictado del la resolución homologatoria, distintos vencimientos e incluso podría ser con distintos montos. Se trata de una novación objetiva, ya que los sujetos no varían y sólo se modifica la prestación adeudada o su forma de cumplimiento. Todas estas obligaciones deben estar especificadas en el acuerdo homologado por el juez. Las obligaciones novadas, ante el supuesto de posterior quiebra por incumplimiento del acuerdo, deberán verificarse en el proceso falencial, respetando la novación realizada. La novación comprende tanto los créditos presentados a verificar en el concurso con voto afirmativo a la propuesta, como aquellos con voto negativo, también incluye las acreencias que no fueron verificadas y las declaradas inadmisibles. La novación por no ser extensiva a los fiadores y codeudores solidarios del concursado, los mantiene obligados en los términos originariamente convenidos, reforzando la posibilidad de cobro de los acreedores. Aplicación de los efectos del acuerdo preventivo homologado: (art. 56) las prescripciones establecidas en el acuerdo homologado tienen los mismos efectos que un contrato privado, por ello es nulo todo pacto que otorgue a determinados acreedores beneficios distintos a los previstos en el acuerdo. Acuerdos para acreedores privilegiados: (art.57) para que el acuerdo privilegiado obtenga sus efectos requiere que el acuerdo con los acreedores quirografarios también sea homologado, caso contrario se declarará la quiebra o se ingresará al procedimiento del art. 48. Reclamación contra créditos admitidos: la revisión de la resolución judicial de declaración de admisibilidad de un crédito, (mediante recurso de revisión o acción de dolo), no suspende los efectos del concurso preventivo. El juez puede ordenar al deudor la entrega del bien reclamado o las medidas de conservación que estime conveniente, con los recaudos establecidos en el artículo. Conclusión del concurso: (art. 59) el artículo marca dos etapas: La conclusión del concurso: es el estado procesal que existe entre la resolución de homologación del acuerdo y la declaración del cumplimiento del mismo o el decreto de la quiebra del concursado. Una vez declarada por el juez, sus efectos fundamentales son: o Concluye la intervención de la sindicatura, ejerciendo la función de controlador el comité definitivo de acreedores. o Se mantiene la inhibición general de bienes del concursado, hasta el cumplimiento del acuerdo, pero el juez puede permitir que realice actos que excedan los límites que ésta impone con la conformidad de los acreedores. o Cesan las limitaciones impuestas a la administración del patrimonio del concursado. o Debe publicarse la resolución, para dar a conocer la nueva situación del concursado. Declaración de cumplimiento del acuerdo: es la que dicta el juez, a pedido del deudor y previa vista a los controladores, cuando se cumplieron las cláusulas del acuerdo homologado, en este caso: Se libera al concursado de todas las limitaciones. Recupera la libre disposición de su patrimonio. Cesa en forma definitiva la actuación de los controladores del acuerdo preventivo. Se cursan las comunicaciones necesarias a las distintas reparticiones públicas y privadas donde se había inscripto la apertura del proceso. Se inicia el período de inhibición de un año. Nulidad del acuerdo: esta reglada en el art. 60 y siguientes de la LCQ. Diferencias con la nulidad civil: La consecuencia propia de la nulidad civil es privar de de todos sus efectos al acto afectado, retrotrayendo la situación al estado anterior al mismo. En el caso del concurso preventivo además de ello genera la quiebra del deudor, reafirmando el carácter de sanción. La nulidad civil puede ser total o parcial, en el caso del concurso es completa. Coincidencia: ambas registran igual naturaleza jurídica, son sanciones. Diferencias con la impugnación: La nulidad, debe interponerse después de la sentencia homologatoria del acuerdo preventivo, porque el texto de la norma hace referencia al acuerdo ya homologado. La impugnación, debe deducirse antes de dicha sentencia. Causales: la enumeración es taxativa y requiere dolo, es decir conducta subjetiva (exagerar el pasivo, privilegios inexistentes, ocultar o exagerar el activo). Sentencia: (art. 61) el juez, podrá rechazar el planteo de nulidad manteniendo intacto el procedimiento concursal o hacer lugar al pedido, y decretar la quiebra indirecta. En este caso la resolución debe imponer la inmediata incautación de los bienes del deudor, por medio de la sindicatura interviniente. La apelación se concede en relación y con efecto devolutivo. Otros efectos: (art. 62) Sobre el fiador: de las obligaciones asumidas por el acuerdo queda liberado, porque al desaparecer la obligación principal cae la accesoria, es decir la fianza. Si el fiador abonó alguna suma no podrá repetirla ya que la fianza pierde efecto hacia el futuro. Sobre los acreedores: recuperan los derechos que tenían previo a la apertura concursal, debiendo insinuarse en la falencia. Quienes renunciaron a sus privilegios los recuperan y los que percibieron parte de su crédito podrán reclamar por la diferencia no cobrada y quedan excluidos de la quiebra quienes exageraron dolosamente sus créditos. Nulidad de medidas adoptadas: en realidad sería más correcto hablar de anulabilidad de las medidas en cuestión, ya que las mismas dejan de tener efecto hacia el futuro y no tienen efecto retroactivo, pero no vuelven las cosas al estado anterior. También surge la obligación de comenzar la etapa de realización de los bienes del deudor, propia de la quiebra. Incumplimiento del acuerdo: (art.63) ante esta situación a pedido de los legitimados expresamente nombrados en el artículo el juez debe decretar la quiebra, quien nunca podrá hacerlo de oficio y la jurisprudencia estableció que tampoco la puede solicitar el síndico. Cuando es solicitada por el deudor el escrito en el que la peticione no debe dar lugar a dudas de su intención. Quiebra pendiente de cumplimiento del acuerdo: sólo se abrirá un nuevo período informativo en el que los acreedores deberán verificar sus créditos ordenándose la realización de los bienes del patrimonio del fallido. Cesa la actuación del síndico designado para el acuerdo por lo tanto debe nombrarse un nuevo funcionario. Quiebra: es el procedimiento de liquidación universal por excelencia. Principales modificaciones de la ley 24.522: Incorporación de institutos tendientes a modificar el carácter liquidatorio y represivo que tenía anteriormente. o o El art. 77 plantea los casos en los que debe decretarse la quiebra del sujeto deudor, siempre respetando la concursabilidad y la competencia. Tradicionalmente los casos que dan lugar a la declaración de quiebra han sido divididos en dos tipos: Quiebra directa: es la decretada sin previo proceso de concurso preventivo. Se declara ante la generación de alguno de los hechos reveladores del estado de cesación de pagos. Ésta reconoce 2 variantes: A pedido del deudor: se materializa con la demanda del art. 86. A pedido del acreedor: quien deberá probar sumariamente 3 cosas: Su crédito. La verificación de algún hecho revelador de la cesación de pagos. El carácter concursable del deudor. Quiebra indirecta: por las causales legales del procedimiento concursal previo del deudor. Estos supuestos están taxativamente enunciados y son los siguientes: Falta de presentación de la propuesta de acuerdo en el plazo estipulado. Falta de conformidad de las mayorías de acreedores necesarios para el acuerdo. Fracaso del procedimiento de salvataje del art. 48. Incumplimiento del acuerdo preventivo. Admisibilidad de la nulidad del acuerdo preventivo. Admisibilidad de la impugnación del acuerdo preventivo. Falta de pago de los honorarios profesionales en tiempo y forma. Falta de la homologación del acuerdo preventivo. Prueba de la cesación de pagos: (art. 78) es un presupuesto sustancial para la procedencia de la petición falencial, consiste en la imposibilidad del deudor de cumplir regularmente con sus obligaciones. Se demuestra mediante los hechos reveladores que pueden ser invocados tanto por el deudor como por los acreedores. Hechos reveladores: (art. 79) la enumeración del articulo es sólo enunciativa e incluso para el Dr. Barbieri hasta innecesaria y superflua. La causal más común en la práctica tribunalicia es la mora en el cumplimiento de las obligaciones. Por otro lado resulta importante resaltar que muchas veces la clausura de establecimientos dispuesta por la AFIP, deviene por infracciones formales, y no evidencian cesación de pagos. La jurisprudencia ha establecido que un crédito litigioso no resulta suficiente para acreditar la cesación de pagos y que los hechos reveladores pueden generalmente sustentarse en los elementos indiciarios a los efectos de su prueba. Petición de quiebra por el acreedor: (art. 80) la norma consagra 3 supuestos diferentes: Acreedores quirografarios y con privilegio general: siempre que sus créditos sean exigibles, es decir que el acreedor tenga la posibilidad de ejecutarlo forzadamente, por vía judicial o extrajudicial. La naturaleza del crédito y su causa resultan indiferentes, por lo tanto, resulta admisible el pedido de quiebra por títulos abstractos sin demostrar su origen. Se exige empero que el acreedor pruebe sumariamente el crédito. Acreedores con privilegio especial: deben demostrar que el bien asiento del privilegio, resulta insuficiente para solventar el monto total de la acreencia reclamada. Esto está vinculado a la posibilidad que tiene el acreedor de ejecutar dicho bien. Créditos de origen laboral: a partir de su carácter alimentario, el titular está exento de probar la insuficiencia de los bienes. Será suficiente demostrar la existencia de la obligación laboral y su exigibilidad. La jurisprudencia ha denegado el pedido de quiebra del deudor con acta poder emitida en sede laboral. Acreedores excluidos: (art. 81) no pueden solicitar la quiebra el cónyuge, los ascendientes o descendientes del deudor, se tiende a preservar el principio de unidad familiar. Tampoco los cesionarios de sus créditos. Quiebra a petición del deudor: (art. 82) esta tiene prelación sobre la pedida por el acreedor, excepto que haya recursos pendientes de resolución, aunque una vez resueltos algunos de ellos pueda recuperar esta facultad y en su caso tendrá la posibilidad de promover la conversión de la quiebra a concurso preventivo. Pedido de acreedores. Recaudos del escrito inicial: Demostración sumaria del crédito: debe probar la exigibilidad y verosimilitud del crédito, por ejemplo cheque rechazado. Hecho revelador de la cesación de pagos del deudor: no se exige probar el estado de cesación de pagos, sino algún hecho revelador del mismo. Sujeto concursable: probar que al deudor le alcanza la concursabilidad del art. 2 de la ley 24.522. Potestades judiciales: no es un requisito del escrito, sino facultades judiciales que otorga la ley similares a las llamadas medidas para mejor proveer de los códigos procesales y deben tender a la configuración de todos los requisitos exigidos al acreedor para su petición falencial. Por ejemplo en el ámbito nacional se ha impuesto en la práctica judicial que antes de correr traslado de la citación del art. 84 se libre oficio a la Inspección General de Justicia para obtener los datos de registración del ente deudor y el nombre y domicilio de los socios ilimitadamente responsables, en virtud de la eventual extensión falencial. Citación al deudor: (art. 84) debe realizarse, previo cumplimiento de todos los recaudos exigidos al acreedor, para no violar su derecho de defensa en juicio y el de debido proceso sustantivo. La misma se efectúa por cédula librada a: La sede del establecimiento o de la administración del deudor. Al domicilio social registrado Al domicilio real del deudor. La finalidad es que pueda demostrar que no se encuentra afectado por el estado de cesación de pagos y evitar la declaración falencial. No puede plantear cuestiones de fondo respecto de la obligación incumplida. Su accionar se encuentra limitado a: a 3 posibilidades, depositar, plantear incompetencia o denunciar la existencia de un concurso preventivo en trámite. Depositar: en el expediente, el monto del crédito que se le reclama más el 15 % que se estima provisionalmente, para responder a intereses y costas, de conformidad con el plenario de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Capital Federal, “De Zaguir c/ Concepción Arenal”, luego ratificado por el plenario que adquirió mayor relevancia y que se aplica en todas las jurisdicciones, Zadicoff, Victor. Este depósito puede ser realizado de dos maneras diferentes: En pago: es decir, reconociendo absolutamente el crédito, en consecuencia permitiendo que el acreedor practique liquidación y retire el monto depositado. A embargo: para demostrar al juez que no está afectado por el estado de cesación de pago, pero le solicita que inmovilice los fondos, porque discutirá la causa del crédito, por el cual se le pidió la quiebra. o Plantear la incompetencia del tribunal, por violar las disposiciones del art. 3 de la LCQ. o Denunciar la existencia de un concurso preventivo en trámite, que impedirá la declaración falencial. Vencidos los 5 días de la vista del art. 84, hay dos posibilidades: Que se decrete la quiebra: si el deudor no cumplió con ninguna de las acciones precedentemente indicadas. Que se rechace el pedido, porque el depósito del deudor fue considerado suficiente. En este caso, para determinar quien paga las costas, no se aplica el CPCC, que determinaría que las debe pagar el acreedor por ser el vencido, sino serán en el orden causado, según lo determinó la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, en autos Pombo, porque el acreedor tenía el legítimo derecho de demandar y porque el deudor enervó, la pretensión del acreedor. Medidas precautorias: (art. 85) son la que tienden a asegurar la integridad del patrimonio del deudor durante el trámite de pedido de quiebra por el acreedor. Una vez deducida la petición el cesante no puede distraer bienes, contraer deudas inexistentes en la realidad u otorgar privilegios a créditos originalmente quirografarios, etc. para no tornar ilusoria la garantía de pago de los créditos si se decreta la falencia. Las medidas enumeradas en el artículo son sólo enunciativas. Se tomarán bajo responsabilidad del acreedor y acreditando los presupuestos procesales para otorgarlas, verosimilitud en el derecho, peligro en la demora y contra cautela. Todos los actos que realice el deudor hasta la declaración de quiebra, posteriormente pueden ser revisados y declarados ineficaces. Pedido por el deudor, recaudos del escrito: (art. 86) debe cumplir con los requisitos procesales de una demanda, sumados a los del art. 11, pero la omisión de alguno de ellos no es impedimento para declarar la quiebra solicitada, privilegiando la declaración del deudor de encontrarse en estado de cesación de pagos, por sobre los aspectos formales de la presentación. Se aplica en cuanto a los sujetos legitimados en caso de personas de existencia ideal, el art. 6 de la ley. Desistimiento. (art. 87) Del acreedor: deberá presentar un escrito al expediente, siempre previo a la efectiva notificación del deudor. Dr. Barbieri opina que debe obligatoriamente brindar argumentación o explicación de su proceder, ya que el pedido de quiebra no tiene por objeto el cobro de una acreencia personal sino demostrar que el deudor se encuentra en estado de cesación de pagos. Si estando pendiente el pedido de quiebra se paga en todo o en parte al acreedor su crédito, y la misma se decretara, la dación se considera entregada y recibida a favor de la generalidad de los acreedores. Debiendo el acreedor que la percibió reintegrar lo percibido y en caso de negativa injustificada, puede ser compelido al pago de intereses, en forma similar a las astreintes. Del deudor: como regla general se impide al deudor utilizar este recurso, con la sola excepción de demostrar en el expediente que ha desaparecido el estado de cesación de pagos que lo afectaba, antes de la primera publicación de edictos. Si bien puede valerse para ello de cualquier clase de prueba, el marco es relativamente estrecho por las características del procedimiento. Sentencia de quiebra, contenido: (art. 88). Individualizar de los socios ilimitadamente responsables a quienes se les declarará su quiebra por el instituto de la extensión de la quiebra. Orden de anotar la quiebra e inhibición general de bienes: se realiza mediante oficios a los distintos registros y reparticiones en las que la inscripción del estado falencial resulte interesante. Intimación al fallido a entregar sus bienes a la sindicatura, en función del desapoderamiento, efecto principal de la quiebra, incluidos los que estén en poder de terceros. Orden de entrega de lo libros contables al síndico, junto con toda la documentación vinculada a su actividad comercial. De todas formas deben ser incautados por el funcionario determinado por el juez interviniente. Disposición de que los pagos que debiera recibir el fallido, por estar impedido, los reciba el síndico bajo pena de ineficacia e inoponibilidad. Interdicción de la correspondencia, la orden se materializa con oficio a los principales correos, para que de acuerdo a lo establecido en el art. 114 de la ley remitan toda la correspondencia dirigida al fallido al domicilio del síndico. Ante la argumentación de inconstitucionalidad por la violación de la correspondencia se aplica un viejo fallo de la Corte, Barbarella, que estableció que los derechos constitucionales se ejercen según las leyes que reglamentan su ejercicio, y en realidad la 24.522, es una ley que reglamenta su ejercicio. La ley no establece, que de la correspondencia epistolar recibida se le prive al fallido de ella, sino que se debe abrir en una audiencia, a la cual se cita al fallido y debe concurrir el síndico, en presencia del juez se abre la correspondencia y la de carácter estrictamente privado, o sin utilidad para el procedimiento falencial, se le restituye al deudor. La apertura de la correspondencia sin la presencia del fallido por parte del síndico es considerada incumplimiento de sus funciones, pudiendo configurar causal de remoción. De todas formas hoy en día quedan fuera de la normativa los e-mail, los faxes que pueda recibir, etc. ante el avance de las comunicaciones la norma no tiene demasiada utilidad ya que el objeto de la misma es detectar propiedades o activos de extraña jurisdicción y que no hubieran sido declarados. Constitución de domicilio: se intima al deudor a constituir domicilio procesal en los casos en que la quiebra es pedida por los acreedores y vencidos los plazos del art. 84, no se efectuó descargo. Comunicaciones para asegurar el cumplimiento del art. 103: la quiebra limita las salidas del país del deudor, de los administradores y los socios ilimitadamente responsables, que no podrán ausentarse sin autorización judicial hasta la presentación del informe general, por lo tanto se libran oficios a las reparticiones correspondientes. Realización y enajenación de bienes: siendo este el efecto lógico de la quiebra el juez debe designar a quien la lleve a cabo, que no será el síndico. Recaudos especiales: para los casos de quiebra indirecta, por nulidad o incumplimiento del acuerdo preventivo: Se debe fijar la fecha hasta la cual pueden presentarse las verificaciones de créditos, que no puede exceder de los 20 días hábiles contados desde que se estime concluida la publicación de edictos. Establecer fechas en que el síndico debe presentar los informes a los que está obligado. Publicidad de la sentencia de quiebra: (art. 89) se utiliza el sistema de edictos, en el diario de publicaciones oficiales del la jurisdicción del juzgado que la decretó y donde el fallido tenga establecimientos, por el término de 5 días. Los gastos de publicidad se consideran gastos de conservación y justicia. Los edictos deben ser rubricados por el secretario del juzgado y hacer referencia al contenido de la sentencia de quiebra. Conversión a pedido del deudor: (art.90) uno de los objetivos de la LCQ es aumentar la posibilidad de soluciones preventivas, esta es una más en la que se procura evitar la quiebra y sus efectos, convirtiéndola en un concurso preventivo, que sólo puede ser pedida por el deudor y sus socios ilimitadamente responsables. Quedan excluidos: Los declarados fallidos por quiebra indirecta. Quienes habiendo cumplido el acuerdo, estén comprendidos en el período de inhibición. Efectos: (art. 91) tendrán lugar una vez aceptado el pedido de conversión por el juez interviniente. Requisitos para la procedencia: (art. 92) cumplir los del art. 11, ocurrido ello, la sentencia de quiebra queda sin efecto y se dicta una nueva resolución declarando abierto el concurso preventivo (art. 93). La resolución es inapelable y debe contener los requisitos del art. 14 y luego se publicarán los edictos. El rechazo sólo puede fundarse en el incumplimiento de los recaudos previstos, es decir, Presentación tardía del remedio procesal. Falta de cumplimiento de los requisitos del art. 11. Como consecuencia la quiebra continúa su curso normal con todos sus efectos y el deudor pierde la posibilidad de una nueva conversión. Recursos: Recurso de reposición: consiste en una petición fundada formulada al juez interviniente para que revoque por contrario imperium, la sentencia de quiebra. Cuando fue declarada a pedido del acreedor el legitimado para deducirlo es exclusivamente el deudor, excepto que la misma se haya extendido a sus socios ilimitadamente responsables, en cuyo caso también estarán legitimados. En el cómputo del plazo para interponerlo hay que tener presente que tanto la clausura del establecimiento, como la incautación de los bienes del fallido son presunciones de que éste conocía la situación de quiebra. Causales: el deudor sólo podrá invocar: o o Inexistencia del estado de cesación de pagos: por considerar suficiente el depósito efectuado a partir de la citación del art. 84, o que no se configuraron ninguno de los hechos reveladores, del art. 79. No inclusión del deudor entre los sujetos legitimados, para peticionar un proceso concursal o ser declarado en quiebra. Este remedio procesal tramita por la vía incidental, en la que son parte el deudor fallido, el síndico y el acreedor que peticionó la quiebra. Se corre traslado a las partes y el juez debe admitir o rechazar el mismo en un plazo de 10 días contados desde que fueron contestados los traslados ó de haberse declarado admisible la prueba, desde que ésta se produjo. Levantamiento de la quiebra sin más trámite: (art. 96) la mayoría de la doctrina considera a este instituto como una forma especial de interponer la reposición contra la sentencia de quiebra, siendo por ello un recurso, aunque técnicamente no pueda ser considerado como tal, ya que sus objetivos son distintos al de la reposición. En este caso no se discute la procedencia de la declaración de quiebra sino que se trata de desvirtuar o liminar la presunción de que el deudor se encuentra en estado de cesación de pagos, a través de un depósito por el cual se procura dejar sin efecto a la sentencia de quiebra. El depósito debe efectuarse en los mismos términos que en el art. 48. Están legitimados además del deudor sus socios ilimitadamente responsables. Recurso de apelación: el deudor puede apelar la resolución que deniegue el levantamiento de la quiebra o la denegatoria del recurso de reposición, concediéndose con efecto devolutivo, sin suspender la tramitación de la quiebra. Tanto el recurso de apelación como el levantamiento de la quiebra sin más trámite: (art. 97) no generan la suspensión o interrupción del procedimiento de quiebra, pero este principio general encuentra su límite en que los avances del proceso no pueden traer aparejada ninguna disposición de bienes mientras la resolución de estos remedios se encuentre pendiente. Efectos de la revocación de la sentencia de quiebra: (art. 98) cesan los efectos del procedimiento, restituyéndose los bienes desapoderados al ex fallido y levantándose las inhibiciones personales, con el resto de las medidas precautorias tomadas. También vuelven a los juzgados de origen los procesos atraídos por el fuero de atracción. En cuanto a las costas, si se advierte, en el caso del levantamiento de la quiebra sin trámite, que el deudor pudo haber efectuado el depósito de los montos previstos antes de ser declarado en quiebra, las costas correrán por su cuenta. En el caso de la revocatoria, para imponerlas se tendrá en cuenta la actitud procesal el resto de las partes del incidente. Daños y perjuicios contra el peticionario: (art. 99) se trata de un remedio que la legislación concursal otorga a los sujetos que han sido víctimas de la llamada desnaturalización del pedido de quiebra, es decir cuando el acreedor obra con dolo, ánimo de perjudicar al deudor ó culpa grave, negligencia o imprudencia manifiestas. La acción se desarrolla en el juzgado donde tramitó la quiebra y se rige por una conjunción de normas del derecho común y del derecho concursal. El resarcimiento será por las pérdidas, intereses y daño moral sufrido por el deudor. Recurso de incompetencia: (art. 100) técnicamente no puede considerarse un recurso, ya que su objetivo final es que el procedimiento de quiebra tramite ante el juez que realmente sea competente para entender en el. El deudor puede plantear esta defensa al evacuar el traslado del art. 84, evitando así que la quiebra sea declarada por un juez incompetente. Tramita por la vía incidental. Legitimados activos: son el deudor y sus acreedores, quienes deberán probar sumariamente su crédito, quedan excluidos el síndico y el acreedor que solicitó la quiebra. Serán partes en el expediente, el deudor, el síndico, el acreedor peticionante de la quiebra y en su caso el acreedor que planteó el remedio procesal. El plazo para interponer la incompetencia es de 5 días de la última publicación de edictos o de conocerse la sentencia de quiebra por parte del deudor, si fuera anterior. Efectos de la petición de incompetencia: (art. 101) sólo son suspensivos con relación a los trámites posteriores del concurso, en el supuesto de que el deudor no estuviese matriculado. En cambio, si se trata de un sujeto inscripto en el Registro Público de Comercio, los trámites no se suspenden. En ninguno de los dos casos de suspenden los efectos de la quiebra. El único efecto posible de admitirse el planteo, es la remisión del expediente al juzgado competente y en ese caso deben publicarse nuevamente los edictos y designarse un nuevo síndico. Efectos de la quiebra. Cooperación del fallido: (art. 102) el límite estará dado en el derecho a no declarar contra sí mismo. Autorización para viajar al exterior: (art. 103) durante la vigencia de la ley 19.551, las únicas causales por las que se podía conceder esta autorización, eran la indiferencia de la presencia del fallido para la continuación del proceso o motivos de necesidad y urgencia justificados, que debían ser debidamente acreditados por el fallido. Si se violaba la prohibición o incumplía la fecha de regreso al país, el juez podía aplicar pena de arresto. Actualmente se mantiene la restricción impuesta por el concurso con la diferencia que en el caso de la quiebra la obligación del deudor no es de comunicar al juez, sino que como la regla general es la prohibición, debe pedirle autorización para salir del país hasta la presentación del informe general del síndico. El pedido tramitará por vía incidental y se le dará vista al síndico. Dicho permiso se otorgará cuando la presencia del fallido no sea necesaria a fin de cumplir con su obligación de cooperar o por motivos de necesidad y urgencia evidentes. La finalidad de la limitación es asegurar la colaboración del fallido con el proceso. Su ausencia del país no implica la suspensión de la tramitación del proceso. El juez puede extender la prohibición de salida del país por el plazo máximo 6 meses, contados desde la fecha fijada para la presentación del informe general del síndico, siempre mediante resolución fundada que será apelable. Los sujetos afectados por esta interdicción son el fallido, los administradores y los socios ilimitadamente responsables. Desempeño de empleo, profesión y oficio: (art. 104) el fallido puede seguir desarrollándolas, pero los fondos obtenidos, también serán objeto de desapoderamiento e ingresarán a la masa concursal, para luego distribuirse entre los acreedores, excepto los montos excluidos enumerados en el art. 108. Durante el ejercicio de esas actividades el fallido puede contraer nuevas deudas, de las cuales no se le podrá reclamar su cobro mientras dure la inhabilitación sino que deberán solicitar una nueva quiebra. Una vez liquidada la quiebra anterior y cumplida la distribución, los bienes que el fallido haya adquirido con posterioridad a la primera rehabilitación, formarán parte de la nueva masa. Muerte o incapacidad del fallido: (art. 105) Fallecimiento: sus herederos se colocan en la posición que tenía el causante en el proceso de quiebra. De encontrarse vigente el proceso de quiebra, existirían tres posibilidades: Que la quiebra subsuma a la sucesión, y tramiten ambas en el juzgado concursal. Todo lo contrario, por lo tanto todas las relaciones patrimoniales del fallido fallecido se debatan en el en el juzgado sucesorio. Que se mantenga la independencia de ambos procesos y esta es la postura adoptada por nuestra legislación. La apertura de la sucesión no genera consecuencias en la quiebra, los herederos sustituyen al causante, se unifica su personería y en la sucesión no se debate sobre los bienes desapoderados. Generalmente quien sea designado administrador de la sucesión, representará a los herederos en la quiebra. Los herederos sólo participan en el proceso falencial a fin de controlar su evolución y recuperar los bienes restantes una vez realizada la liquidación y distribución final. Generalmente la aceptación de la herencia es con beneficio de inventario, por lo tanto los herederos no responden por las deudas del causante con su propio patrimonio, sino con los bienes del acervo. Desapoderamiento: (art. 106) es el efecto lógico, principal e inmediato de la sentencia de quiebra, sobre el patrimonio del deudor. Concepto y extensión: (art. 108) las consecuencias o características principales son: El deudor es privado del derecho de administración y disposición de sus bienes, de los cuales es desposeído mediante su incautación, tareas a cargo del síndico. La nuda propiedad de los bienes se mantiene en el fallido, ya que luego de tener lugar la liquidación y el pago de los créditos, los mismos pueden volver a su posesión material. El desapoderamiento no es una expropiación, sino una confiscación de bienes por deudas. El desapoderamiento se extiende a todos los bienes del deudor al declararse la quiebra, incluso a los que adquiera con posterioridad hasta su rehabilitación, con excepción de los excluidos por el art. 108. El desapoderamiento se produce de pleno derecho, no es un modo de adquirir el dominio ni tampoco de extinguirlo, sino que consiste en la imposibilidad de ejercerlo, es una limitación jurídica al dominio, que implica la desposesión. Su objetivo es impedir que el deudor continúe en la administración y disposición de sus bienes a partir del estado de cesación de pagos que motivó la quiebra. El desapoderamiento se presenta como una institución cautelar del patrimonio del deudor. Bienes excluidos: (art. 108) la enumeración es enunciativa y no taxativa a partir de la redacción abierta del su último inciso. Hace referencia: Derechos extrapatrimoniales: por ser componentes de la personalidad de un determinado sujeto, son inherentes a la naturaleza humana. El fallido puede actuar en juicio en defensa de ellos y obtener una indemnización que repare cualquier daño al respecto. Bienes inembargables: son los considerados imprescindibles para el mantenimiento de un nivel de vida mínimo y digno. Usufructo de los bienes de hijos menores: excepto cuando éstos generen beneficios a favor del fallido, en ese caso los mismos ingresarán a la masa de bienes desapoderados. Administración de los bienes propios del cónyuge: excepto en algún supuesto de extensión falencial. Otras exclusiones: se refiere a cuando otras leyes establecen expresamente una protección particular sobre determinados bienes, por ejemplo el bien de familia, siempre que la constitución como bien de familia sea anterior al inicio del estado de cesación de pagos, caso contrario el mismo podrá ser despoderado e ingresado a la masa patrimonial que luego se liquidará y distribuirá entre los acreedores. Administración y disposición de los bienes: (art. 109) ésta queda a cargo del síndico. El fallido pierde la facultad para estar en juicio cuando versen sobre los bienes de su patrimonio, será reemplazado por el síndico de la quiebra. Éste no necesita de la conformidad del fallido para realizar las manifestaciones que considere pertinentes, ya que sus facultades han sido otorgadas en forma exclusiva. El fallido pese a perder la posibilidad de actuar en juicio de todas formas puede: (art. 111) Solicitar medidas conservatorias: para mantener la integridad del patrimonio, puede solicitarlas judicialmente hasta que el síndico acepte el cargo o extra judiciales ante la omisión del síndico. Legitimación procesal residual: se permite al fallido hacer impugnaciones al informe individual de créditos del síndico y tornarse en parte en todos los incidentes referidos al procedimiento verificatorio. Es decir de alguna manera se permite que ejerza una suerte de control sobre el procedimiento. Legados y donaciones: (art. 112) en caso de que por legado o donación se imponga condición de que el bien esté exento de desapoderamiento debe tenerse por no escrita. Período de sospecha: (art. 115) la fecha de inicio del estado de cesación de pagos es la de inicio del período de sospecha, que se extiende hasta el dictado de la sentencia de quiebra. Dentro de este período pueden generarse los actos del deudor susceptibles de de ser declarados ineficaces. Una vez firme la fecha de inicio del estado de cesación de pagos, no podrá ser modificada, se torna en cosa juzgada, sin perjuicio de los supuestos de revocatoria concursal. En los supuestos de quiebra indirecta, la fecha de dicho estado debe ser anterior a la presentación de la demanda de apertura del concurso preventivo, por aplicación del art. 1. Retroactividad: (art. 116) la quiebra tendrá efectos retroactivos a fin de determinar si existen actos del deudor realizados con anterioridad a su declaración que deben ser sancionados con la inoponibilidad frente a los acreedores. Siempre que fueran realizados dentro del período de sospecha y con el límite de retroacción de 2 años contados desde la sentencia de quiebra. Cesación de pagos: determinación de su fecha inicial: (art. 117) la legitimación para realizar observación al informe general del síndico es amplia, al expresión “los interesados” incluye a todos los acreedores hayan verificado sus créditos o no, al deudor y sus garantes y a los terceros a quienes no interesa que les alcance el período de sospecha. Tramitará por la vía incidental de acuerdo a lo establecido en los arts. 280 y ss. Sea que se observe o no el informe general del síndico el juez debe dictar resolución respecto a la fecha de inicio del estado de cesación de pagos y por ser una sentencia debe estar debidamente fundada y puede ser recurrida. La mayor parte de la doctrina y la jurisprudencia sostiene que para el juez no resultan vinculantes, ni las observaciones formuladas, ni el informe general del síndico. Actos ineficaces: hay dos tipos, de pleno derecho y por conocimiento del estado de cesación de pagos. De pleno derecho: (art. 118) para aplicar la sanción de ineficacia y tornar inoponible frente a los acreedores los actos deben reunirse ciertos recaudos: Existencia de una sentencia de quiebra. Configuración de alguno de los actos enunciados en el artículo 118. Que el acto se haya realizado dentro del período de sospecha, con el límite de retroactividad de los dos años impuestos por la norma. Por lo tanto se entiende que no es imprescindible que haya perjuicio a los acreedores, la ley adopta un criterio objetivo. Tener presente la diferencia entre actos nulos y actos ineficaces, éstos tienen efecto entre las partes pero son inoponibles a terceros, mientras los nulos retrotraen la situación a antes de celebrarse el acto. Por ser actos ineficaces de pleno derecho, se le debe solicitar al juez o ponerlo en conocimiento para que éste la declare dentro de los 3 años de dictada la sentencia de quiebra. Plazo de caducidad que corre independientemente de la fijación del período de sospecha. Actos ineficaces por conocimiento de la cesación de pagos: (art. 119) para que ésta proceda deben cumplirse los siguientes presupuestos: Resolución firme del inicio de la fecha de cesación de pagos. Por exclusión se entiende que son los no enumerados en el art. 118. Haber sido realizados dentro del período de sospecha. Que el tercero contratante con el fallido conociera el estado de cesación de pagos. Que exista perjuicio para los acreedores. Los actos susceptibles de ser declarados inoponibles pueden ser aquellos en los que el fallido haya tenido comportamientos positivos, por ejemplo un pago o negativos, por ejemplo permitir la ocupación de un inmueble. Se impone salvo acuerdo en contrario la vía ordinaria porque las presunciones no pueden admitirse como único fundamento de la acción, excepto que sean graves, precisas, concordantes y concluyentes. El síndico debe probar que el tercero conocía el estado de cesación de pagos del fallido, al momento de celebrar el acto o con anterioridad. Si el tercero prueba que no existió perjuicio a los acreedores, el acto mantiene todos sus efectos. Acción revocatoria concursal: (art. 120) es la que se plantea para lograr la declaración de ineficacia de un acto frente al conjunto de acreedores falenciales. La acción es de naturaleza personal, tramita como proceso ordinario, ante el juez de la quiebra. No requiere fraude. El legitimado para entablarla es el síndico, ante su inacción por el plazo estipulado en la norma, un acreedor con crédito verificado o declarado admisible y previa intimación a síndico para que la inicie, por el término de 30 días hábiles contados desde la recepción de la cédula, puede accionar por su cuenta. La ley impone que no puede litigar sin gastos por lo cual debe abonar la tasa de justicia que en algunos casos puede corresponder a sumas cuantiosas, sin tener la exención de la que goza la sindicatura. El plazo para promover la acción es de 3 años desde la sentencia de quiebra. Acción de revocatoria ordinaria: o acción pauliana, es la que se empleará en caso que haya fraude entre el deudor y un tercero al realizar un acto tendiente a perjudicar a otro acreedor. Es requisito esencial el ánimo de defraudar tanto en el deudor como en el tercero que realiza el acto. Para su procedencia, el deudor debe encontrarse en estado de insolvencia y el perjuicio a los acreedores debe resultar del acto mismo del deudor. Es decir debe haber una conducta subjetiva no exigida en la revocatoria concursal. Por lo tanto requiere una actividad probatoria más importante, respecto de las circunstancias que no resultan alcanzadas por el efecto retroactivo de la quiebra. Tramita como juicio ordinario y no está exenta del pago de la tasa de justicia. El legitimado sigue siendo el síndico que previa intimación judicial, puede ser reemplazado por un acreedor. Efectos de ambas acciones: se podrá declarar la ineficacia del acto atacado y como consecuencia deberá ser restituido el bien objeto del mismo, al patrimonio del deudor, aplicándosele el desapoderamiento. A los acreedores que promuevan las acciones se les otorgará una preferencia sobre los bienes recuperados, que estipulará el juez dentro de los parámetros estipulados en la norma. Los efectos de revocación se extienden a los terceros que hubieran adquirido el bien a título gratuito, e incluso a título oneroso cuando haya existido complicidad en el fraude. En cuanto a la acción de simulación no está expresamente admitida en la ley 24.522 pero la doctrina ha admitido la posibilidad de su promoción en sede falencial. Actos otorgados durante un concurso preventivo: (art. 121) en principio los únicos actos que pudo realizar el deudor son los del giro ordinario de su negocio y fuera de ellos debió pedir autorización judicial, por lo tanto no procederían las acciones. De todas formas si alguno resulta susceptible de acción revocatoria concursal o pauliana, deberá hacerse efectiva la responsabilidad del síndico que no se opuso a la realización de dicho acto en el momento oportuno. Pago al acreedor peticionante de quiebra: (art. 122) el artículo tiende a proteger la par condicio creditorum, a fin de que el pedido de quiebra no se desnaturalice. La ineficacia recae sobre el cobro del crédito invocado como hecho revelador del estado de cesación de pagos realizado al acreedor peticionante de la quiebra, siempre que haya sido realizado durante el período de sospecha. Extensión de la quiebra. Grupos económicos. Responsabilidad de terceros. La extensión de la quiebra: tiene por objeto incorporar la mayor cantidad de patrimonios al proceso liquidativo, teniendo en cuenta la íntima vinculación que se verifica entre ellos. Se requiere preexistencia de una quiebra madre u originaria, cuyos efectos se comunicarán a otros sujetos inmersos o afectados por algunas de las situaciones que generan la extensión, provocando una segunda falencia a la que se puede denominar, quiebra derivada, refleja, por extensión o secundaria. Hay 4 causales de extensión: Extensión de la quiebra a los socios ilimitadamente responsables: (art. 160) en este caso el fundamento es la íntima vinculación existente entre los socios y el ente que éstos componen y además la presunción de insolvencia que los afecta al no proveer a tiempo los fondos para el pago de las dudas sociales. Un socio adquiere este carácter cuando su responsabilidad por las deudas sociales no se limita al monto de su aporte a la sociedad, sino que se extiende a su patrimonio personal, previa excusión de los bienes de la persona jurídica. Son socios ilimitadamente responsables: o o o o En la sociedad colectiva: todos los socios. En la sociedad en comandita simple y en la sociedad en comandita por acciones: los socios comanditados Sociedad de capital e industria: los socios capitalistas. Sociedades irregulares y sociedades de hecho: todos los socios. o Todos aquellos que actuando con dolo o culpa: han causado algún daño a la sociedad. La extensión de la quiebra se produce de forma automática, ya que se dispone en la misma resolución en la que se decreta la falencia societaria. Respecto a los socios retirados o excluidos de la sociedad, la extensión de la quiebra recae y los afecta a los que siendo ilimitadamente responsables se hubieran retirado o hubieran sido excluidos de la misma, una vez iniciado el estado de cesación de pagos. La responsabilidad se extiende sólo a las deudas existentes al momento de inscribir el retiro del socio. La decisión trata de evitar fraudes y retiros de socios que intenten eludir sus responsabilidades patrimoniales por las deudas sociales. Este supuesto se califica como extensión a los socios con responsabilidad ilimitada contractual u originaria, existiendo otras hipótesis en las que la responsabilidad se genera de modo derivado o sancionatorio, por ejemplo los administradores y los representantes de la sociedad y directores de las S.A., de acuerdo a la Ley de Sociedades Comerciales, 19.550. En estas situaciones se interpreta en forma amplia el art. 160 de la LCQ, la extensión falencial también resultaría procedente, aunque lo normado por la ley societaria se refiere a la responsabilidad ilimitada por los daños causados a la sociedad y no por el resto del pasivo social, siendo injusto extender la quiebra del ente a éstos cuando carecen de responsabilidad en la generación de dicho pasivo. Algunos autores entienden que la extensión de la quiebra debe interpretarse en forma restrictiva, contemplándose sólo a los socios que asumieron dicha responsabilidad por vía contractual, originaria y voluntariamente. Lo cierto es que las distintas interpretaciones doctrinarias se enfrentan a partir de la falta de precisión en la redacción legislativa. De la redacción del artículo 160 de la LCQ surge que la extensión de la quiebra requiere de la concurrencia de simultánea de dos presupuestos: Que el sujeto pasivo sea socio, lo cual resultará de su propia voluntad. Que su responsabilidad por las deudas sociales sea ilimitada y solidaria. La utilización del término “importa” en el art. 160 de la ley 24.522, establece que decretada la quiebra de la sociedad, se produce la falencia de los socios ilimitadamente responsables, sin ningún trámite adicional y en forma automática. Se entiende que al no resultar necesaria la insolvencia del socio, se crea un supuesto de declaración de quiebra de oficio, siendo ello contrario a disposiciones legales, incluso constitucionales. Artículo 84 de la LCQ ya que al decretar la quiebra de la sociedad sin citar a los socios de dicho carácter importaría una violación a este artículo, citación al deudor. Artículo 18 C.N. que establece la inviolabilidad del derecho de defensa en juicio. Pacto de San José de Costa Rica, ya que la declaración falencial del socio ilimitadamente responsable sin su audiencia previa vulnera sus disposiciones. Otros supuestos para habilitar la extensión de la quiebra: Socio oculto: ya que tiene responsabilidad ilimitada y solidaria en la forma establecida para el socio colectivo. Distinto es el caso del socio aparente o del socio del socio, ya que no se podrá utilizar la figura de extensión automática sino que deberá procederse mediante la petición de aplicar la extensión según los arts. 163 y 164 de la ley 24.522. Sociedad devenida en unipersonal: de acuerdo a la ley de Sociedades Comerciales, el socio único será ilimitada y solidariamente responsable por las obligaciones asumidas durante el término de 3 meses (plazo en que la norma exige la incorporación de al menos un nuevo socio o la liquidación de la sociedad) durante dicho período no corresponde extender la quiebra social al único socio, en caso de que la falencia haya sido declarada en ese lapso de tiempo, salvo que el socio único continúe la operatoria social en forma indefinida sin recomponer la pluralidad de socios exigida por la norma dentro del plazo legal. Sociedad disuelta que continúo la operatoria: se refiere a una sociedad que haya sido disuelta por cualquier causa y el administrador social omitió de arbitrar la liquidación, continuando su actividad como si tal disolución no hubiera existido. Se requiere además que el administrador sea socio. Sobre ese sujeto se impone responsabilidad ilimitada y solidaria por todo el pasivo social, aunque algunos autores sostienen que debería tratarse sólo de una porción del mismo. Sociedades nulas: la nulidad del ente genera efectos sólo hacia el futuro. Se ve afectada la responsabilidad, ya que los integrantes de la sociedad, pierden los beneficios del tipo social elegido. Como excepción a dicha regla general, surgen las distinciones que la ley de sociedades efectúa al respecto, estableciendo que los beneficios en cuanto al grado de responsabilidad, se mantienen a salvo de los socios de buena fe. La ilimitación de la responsabilidad sólo se produce con relación a aquellos socios a quienes pueda reprocharse participación en la invalidez o nulidad. Casos puntuales: Quiebra de una sociedad de capital en etapa de formación: algunos autores como Alberti entienden que la extensión de la quiebra a promotores, fundadores y directores debe descartarse en razón de que la ilimitación de la responsabilidad resulta del régimen que se les aplica y sólo en relación a determinadas obligaciones, siendo estas las contraídas para la constitución de la sociedad o aquellas derivadas de los actos relativos al objeto social al que hayan sido autorizadas, salvo si se comprueba que la sociedad comenzó a funcionar antes de la inscripción. En es caso existe responsabilidad ilimitada y solidaria. Sociedad accidental o en participación: se entiende que la quiebra del socio gestor no habilita la extensión de la quiebra al resto de los socios. Socio de una sociedad de hecho: dicha sociedad es aquella que carece de instrumento constitutivo y su existencia surge de la actuación en común de los socios componentes. Su existencia sólo puede declararse mediante resolución judicial si ha sido negada previamente. Los socios son responsables en forma ilimitada y solidaria por las operaciones sociales, quedando incluidos en el art. 160 de la LCQ, pudiendo extenderse sobre ellos los efectos de la quiebra principal. No resulta necesario solicitar junto con la quiebra de la sociedad de hecho, la falencia de los socios, siempre que éstos hayan intervenido en la decisión social de presentar el ente en quiebra. En cambio ante un sujeto que niega su condición de socio debe pedirse la extensión de la quiebra por el síndico o cualquier acreedor ya que no es automática. Esposos socios de una sociedad de hecho: la ley de sociedades dispone que los esposos pueden integrar entre sí, sólo sociedades por acciones o SRL. Por lo tanto existe un impedimento legal para que pueda conformarse entre ellos la sociedad de hecho, en cuanto a su quiebra, correspondería sentenciarse la falencia principal a cada uno de los esposos. Respecto a los socios a los que se les extiende la quiebra: éstos podrán evitar la extensión o o Interponiendo recurso de reposición, contra la sentencia de quiebra personal, cuestionando los requisitos esenciales que deben reunirse para la conformación del concurso. Podrían deducir el levantamiento de la quiebra sin más trámite, mediante el depósito del crédito por el cual se pidió la quiebra, más sus accesorios o pedir la conversión de su quiebra personal en concurso preventivo. Diferencia entre extensión de la quiebra y acción de responsabilidad: Con la acción de responsabilidad no se persigue que el sujeto se haga cargo del pasivo total, sino que indemnice el daño puntual que con su actuación causó en el patrimonio del fallido. Extensión de la quiebra por realización de actos en apariencia de la sociedad fallida pero en interés personal del sujeto extendido: (art. 161 inc. 1º) se aplica la teoría del velo societario, ya que se intenta averiguar que existe realmente tras la apariencia de una determinada unidad económica. Se involucra al empresario oculto que encubre su actividad con un ente que simula ser responsable. Para que se configure deben darse cuatro requisitos: o o o o La falencia de un determinado sujeto, ya sea persona física o jurídica. Que la fallida haya sido utilizada por aquel al que se le extiende la quiebra, sólo en apariencia, como fachada. Que el sujeto haya dispuesto de los bienes de la fallida como si fueran propios, en interés personal. La actuación realizada debe haber sido en fraude a los acreedores. La legitimación para peticionar la extensión se limita a la sindicatura y a los acreedores. Extensión de la quiebra por abuso en la situación de control: (art. 161 inc. 2) se divide en dos tipos de conductas: Control interno: se denomina controlante a la persona que en forma directa o por medio de una sociedad a su vez controlada, tiene suficiente participación de votos como para formar la voluntad social, es decir, desde el interior de los órganos de gobierno. Control externo: cuando la situación de dominio se ejerce por vínculos existentes entre distintas sociedades. La quiebra debe extenderse a la entidad financiera controlante de la fallida que desvió indebidamente el interés social de la controlada en su beneficio. Además del control se requiere que la controlante incurra en determinadas conductas, las cuales pueden consistir en: o Desvío indebido del interés social de la controlada: siempre que sea con fines de lucro de la controlante, el término indebido daría lugar a pensar que existen desvíos del interés social que serían admitidos y no sancionados por nuestra legislación. o Dirección unificada en interés de la controlante: siendo ésta una característica fundamental de los agrupamientos económicos. Esta situación está permitida en nuestro ordenamiento legal, excepto si con ella se desvía el interés social de la controlada en beneficio de la controlante. Extensión de la quiebra por confusión patrimonial in escindible: (art. 161 inc. 3º) dicha confusión debiera ser entre los sujetos extendidos y el quebrado original, impidiéndose así la delimitación de sus activos y pasivos. Artículo 164: no es necesario esperar a que la quiebra principal se encuentre firme, para deducir la demanda de extensión e iniciar su actividad procesal, pero no puede dictarse la sentencia de comunicación falencial hasta que no se resuelvan los recursos planteados contra la declaración de quiebra originaria. Durante ese lapso de suspenden los plazos de caducidad previstos. Si se admite el recurso de incompetencia, el planteo de la extensión falencial se remite junto con el expediente principal (art. 165). Coordinación de procedimientos. Sindicatura: (art. 166) en todos los procesos actuará el mismo síndico, aunque dependiendo de la complejidad y el volumen el juez puede designar a más de uno. Formación de las masas: (arts. 167 y 168) una vez declarada y firme la sentencia de extensión de la quiebra. Existen 3 posibilidades, en cuanto a la formación de la masa: Masa única: reuniendo todos los activos de todas las falencias, respetando sólo el carácter de quirografario o privilegiado de los créditos. Masas separadas: respetando la individualidad patrimonial de cada falencia y los acreedores actúan según el deudor con el que contrajeron originalmente contrajeron su crédito. Sistema mixto: que es el adoptado por la ley Argentina, se toma como principio general la formación de masas separadas y la unidad para los supuestos de confusión patrimonial in escindible. Responsabilidad de representantes: (art. 173) para que exista responsabilidad se requiere que haya dolo y producción de daño, facilitar o permitir el agravamiento de la cesación de pagos, no es necesario el fraude a los acreedores. Elimina la responsabilidad por actos no dolosos. Tanto en este supuesto como para la responsabilidad de terceros se exige la actuación dolosa que se debe probar en la acción de responsabilidad. La doctrina sostiene que el dolo extracontractual que la ley 24.522 consagra como factor de atribución de responsabilidad a terceros, se configura con la conducta voluntaria perjudicial para algún bien perteneciente a otro sujeto, lo cual resulta de gran dificultad probatoria. Acciones en trámite: (art. 175) el principal efecto es la atracción de la acción de responsabilidad al juzgado de la quiebra. En el caso de que el síndico opte por interponerlas por separado, las acciones de responsabilidad que correspondan al concurso, tramitarán ante el juez del concurso y se podrá decretar su acumulación al resto de los pleitos previstos. Medidas precautorias: (art. 176) no requieren contra cautela ni es requisito demostrar el peligro en la demora. Si el síndico renuncia las medidas pueden ser solicitadas por los acreedores a su costa y bajo su responsabilidad. Incautación: (art. 177) consiste en el acto por el cual el síndico, se apodera del patrimonio del quebrado y de todos los documentos vinculados a su desarrollo comercial. Constituye la materialización del desapoderamiento y debe llevarse a cabo inmediatamente luego de decretada la quiebra, de la forma que resulte más conveniente, por lo que la decisión corresponde al juez o en su caso a la sindicatura. Ausencia del síndico: (art. 178) las medidas serán llevadas a cabo por los funcionarios que el juez designe, aunque a éstos no se les podrán entregar los bienes. Conservación y administración por el síndico: (art. 179) su objeto es preservar la prenda común de los acreedores a fin de permitir su correcta liquidación y distribución. Incautación de los libros y documentos: (art. 180) el objetivo es impedir que se realicen anotaciones posteriores a la quiebra. Informe final del síndico: (art. 218) para proceder a la distribución del producido resultante de la liquidación de los bienes del fallido, se requiere que el síndico confeccione su informe final y que luego de su publicidad y eventuales oposiciones, el mismo tenga virtualidad suficiente, para permitir dicho acto procesal. En cuanto a su contenido en el artículo en cuestión se describen las actividades liquidativas realizadas y se tiende a indicar el modo de distribución del producido entre los acreedores. Este informe se presenta como una figura similar a la rendición de cuentas que la sindicatura debe llevar a cabo sobre los asuntos consignados. La expresión “última enajenación” debe comprenderse dentro de los 4 meses posteriores a la declaración falencial o a la prórroga que se puede disponer judicialmente. Nada impide que se efectúe una distribución anticipada, cuando se verifique que el producido de la enajenación de algunos bienes resulta suficiente para la conclusión del proceso por pago total. Se deben considerar cuatro puntos: Proyecto de distribución: debe asignar claramente a cada acreedor verificado o declarado admisible un porcentaje del dividendo concursal. Se deben proveer los fondos para las reservas de los acreedores cuyos créditos están sujetos a condición suspensiva y para los pendientes de resolución judicial o administrativa. Regulación de honorarios: de los profesionales intervinientes en el proceso, siendo ello apelable, aunque el trámite del informe final no se paraliza por la deducción del recurso. Sólo se suspende el dictado de la resolución que aprueba o modifica el porcentaje de distribución. Publicidad del informe final: el objetivo es permitir que tanto el fallido como los acreedores que consideren pertinente realicen observaciones. La notificación puede hacerse por cédula al domicilio constituido o en forma personal. Observaciones y resolución: así, se garantiza la intervención de todos los participantes en el proceso falencial. Las observaciones se agregan al expediente sin sustanciación alguna. Se considera tempestiva la observación que realiza un acreedor que tomo conocimiento del proyecto de distribución por el expediente, antes de que se publicaran los edictos. Sólo resultan apelables las observaciones referentes a la preferencia asignada al recurrente o a errores materiales de cálculo. Posibilidad de modificación posterior: a partir de la incorporación de acreedores tardíos y hallazgos de nuevos bienes del fallido, o mediante la incorporación de los fondos acrecidos con ingresos posteriores a su confección. Reservas: (art. 220) los créditos condicionales se encuentran supeditados al cumplimiento de un hecho determinado y futuro, cumplida dicha condición adquieren su derecho al cobro del dividendo correspondiente. En cuanto a los créditos pendientes son aquellos que requieren una sentencia judicial o una resolución estatal para consolidar definitivamente el derecho del acreedor, y su pretensión de cobro. Quedan comprendidos en esta categoría, las verificaciones tardías y los créditos sujetos a revisión. Si luego estos créditos no se consolidan, los fondos reservados se liberan y distribuyen en forma complementaria. Distribuciones complementarias: (art. 222) generarán una nueva regulación de honorarios tomando como base regulatoria el aumento del activo. No hay recurso alguno previsto contra las resoluciones judiciales que determinan distribuciones complementarias. Artículo 224: la disposición de los fondos no percibidos se considera confiscatoria e injusta, ya que dichos fondos podrían redistribuirse ya que éstos tenían una asignación expresa y se otorga al acreedor un plazo determinado para su percepción. Respecto a la caducidad si no es declarada de oficio debe peticionarla el síndico. La inhabilitación: (art. 234) es un impedimento para ejercer el comercio por sí o por interpósita persona, ser administrador, gerente, síndico, liquidador, o fundador de sociedades, asociaciones, mutuales y fundaciones. El objetivo es tratar de evitar que el quebrado distraiga sus bienes defraudando la expectativa de cobro de sus acreedores. Debe ser dispuesta de oficio y comunicada a los organismos correspondientes. Personas jurídicas: (art. 235) la inhabilitación no alcanza a los integrantes de la sindicatura o consejo de vigilancia de la sociedad fallida. En las asociaciones civiles, la medida alcanza a todos los miembros de la comisión directiva, en las SRL a los socios gerentes y en las S.A. a los miembros del directorio. Duración de la inhabilitación: (art. 236) para determinar la inhabilitación se aplica un criterio objetivo, sólo importa el estado de falencia. En cuanto a las excepciones cuando se refiere a “que no estuviera incurso en delito penal”, surge una especie de calificación encubierta, que debería evaluarse para resolver la petición de reducción del período de inhabilitación del sujeto afectado, de la cual se debe correr traslado al síndico. Duración de la inhabilitación de las personas jurídicas: (art. 237) es permanente excepto en dos supuestos: Que la quiebra concluya por avenimiento o pago total, ya que entonces cesan los efectos de la falencia. Que a pedido del deudor, se convierta la quiebra en concurso preventivo una vez aprobado judicialmente. Finalización del proceso de quiebra: hay dos modos de que ocurra Conclusión de la quiebra, pueden solicitarla en primer lugar el síndico y en su caso el deudor y puede ser por: Avenimiento: (arts. 225 al 227) es la situación en que la quiebra cesa en sus efectos por la conformidad de todos los acreedores verificados y declarados admisibles, siempre que dicho consentimiento se exprese con las formalidades previstas por la ley. Deben acompañarse al expediente tantos escritos como acreedores existan, o uno solo en el que consientan todos. No se exige que los acreedores manifiesten haber sido satisfechos en los montos de sus créditos o que no tengan nada que reclamar. En caso de no se efectuar el depósito de los acreedores que no consienten el avenimiento, continúan los trámites de la quiebra y se considera un desistimiento del avenimiento. Sólo puede dictarse la conclusión del procedimiento una vez finalizado el proceso de verificación. Entre los efectos que cesan, se pueden mencionar, que el deudor recupera la administración y posesión de sus bienes no enajenados y el cese de la suspensión de los intereses. Pago total: en el caso de las cartas de pago que se firman por fuera del expediente dichas firmas deben estar autenticadas. En este caso también se requiere que estén concluidas todas las verificaciones. La diferencia fundamental con el avenimiento es que en este caso es imprescindible que los acreedores manifiesten haber percibido sus acreencias en cambio en el avenimiento eso es indiferente. Quiebra por falta de acreedores: es otro supuesto de la conclusión de la misma, puede darse que de los créditos presentados a verificar ninguno haya resultado admisible. o Clausura del procedimiento: Por distribución final: se configura cuando se realizó totalmente el activo del fallido y se efectúo la distribución de los dividendos entre los acreedores. La resolución que así lo determina se dicta luego de las distribuciones complementarias. Esta clausura reviste carácter provisorio ya que podrá reabrirse el procedimiento si aparecen nuevos bienes del fallido susceptibles de desapoderamiento. Éstos pueden ser denunciados por el síndico o por cualquier acreedor verificante o declarado admisible e incluso aquellos que no hayan presentado su pedido de verificación. La diferencia con el pago total es que aún quedan créditos impagos a pesar de haberse enajenado todos los bienes desapoderados, siendo este el principal argumento para mantener vigentes las medidas derivadas de la quiebra. Si con la reapertura del procedimiento se satisficieran todos los créditos se aplicará lo dispuesto para el pago total judicial. También puede ocurrir que la reapertura se convierta en conclusión definitiva de la quiebra por el transcurso del plazo de 2 años desde la clausura, siendo dicho plazo improrrogable. El fundamento de esta conversión es la imposibilidad de mantener en el tiempo la duración del estado falencial, sin que se produzca alguna posibilidad de cancelar los créditos pendientes. Por falta de activo: (arts. 232 y 233) una vez declarada la clausura por falta de activo, el síndico deberá iniciar otra actividad, la búsqueda de bienes del deudor susceptibles de desapoderamiento, si no se hallasen, la insuficiencia debe ser declarada judicialmente, la petición de clausura debe ser formulada por el síndico y no puede ser declarada de oficio. Al deudor se le corre traslado de la petición quien puede impugnar la suma fijada por el juez o la insuficiencia. Ante la configuración de este supuesto la ley presupone fraude y la remisión del expediente a sede penal, la palabra apropiada hubiera sido delito, ya que en sede penal eso es lo que se investiga. Diferencias entre modos de conclusión y modos de clausura: Con los modos de conclusión de la quiebra cesan todos sus efectos, sin posibilidad de reabrir el proceso concluido, es decir la quiebra se extingue. Con los modos de clausura, la quiebra no se extingue ni cesan sus efectos, sino que el proceso se suspende por la configuración de uno de los supuestos previstos, hasta su reapertura judicial o su clausura definitiva. Inhabilitación del fallido. Las modificaciones impuestas por la ley 24.522 hicieron que la conducta del fallido, sea calificada en sede penal según lo dispuesto en el Código de la materia. Sólo se hace referencia a la inhabilitación del fallido, eliminado todo criterio de calificación aplicable por el juez comercial. En el ámbito laboral la indemnización a abonar dependerá de la conducta del empleador. Privilegios. Dentro del género de las preferencias un privilegio es una determinada potestad derivada de la ley y de interpretación restrictiva, otorgada a un crédito al cual se le aplica un régimen de cobro diferente que al resto de las acreencias, las que se denominan comunes o quirografarias. Características del régimen de privilegios concursales: Tienen diversos asientos. Son de interpretación restrictiva: ante duda en cuanto a la naturaleza del crédito, la CSJN, determinó que debe tomarse como quirografario. Los privilegios no pueden aplicarse por analogía. Tienen origen legal. Existe dispersión de privilegios: cuando sobre un mismo bien recaen más de una clase de privilegios, existiendo una especie de contraposición y acumulación de ellos, debido a la cantidad de preferencias reconocidas por la ley. Un mismo crédito puede revestir varias clases de privilegios, reforzando así su posibilidad de cobro, por ejemplo los créditos laborales que reconocen privilegio especial y general. Orden de cobro de los privilegios: Créditos con privilegio especial, art. 241: registran como asiento un bien o un grupo de bienes específicamente determinado. Gastos de conservación y justicia, art. 240. Créditos con privilegio general, art. 246 inc 1º, Este orden de cobro resulta de conjugar los artículos 247 y 244. El Dr. Barbieri sostiene que entre los créditos del inc 4 del art. 241 se hace el pago a prorrata por aplicación de la última parte del art. 243 que establece que los créditos tiene que reconocer idéntica posición y recaer sobre el mismo bien. El artículo 245, permite el ejercicio del privilegio sobre cualquier bien asiento de la preferencia. El sobrante del crédito no percibido se considera quirografario, salvo en el caso del art. 246 inc 1º, como las acreencias laborales tendrán doble privilegio de carácter general y especial. Gastos de conservación y justicia: el asiento de este privilegio es todo el patrimonio, la característica principal de estos créditos es que tienen causa o título posterior a la sentencia de quiebra. Son los producidos durante el desarrollo del proceso en beneficio del conjunto de acreedores. Si no hubiera créditos con privilegio especial los primeros en pagarse son estos. Si los fondos no son suficientes para pagar el total de estos créditos, el mismo se hace a prorrata. La CSJN, sostuvo que tienen privilegio absoluto en cuanto al orden de cobro, los créditos del BCRA contra entidades financieras liquidadas. Créditos con privilegio general: la diferencia con los de privilegio especial es que los de privilegio general se asientan en todo el patrimonio del fallido, como unidad. Créditos quirografarios: son los que no revisten ningún tipo de privilegio, se pagan a prorrata si los fondos del concurso alcanzan. Prorrateo o pago a proporción: consiste en adjudicar a cada acreedor, del monto a repartir, el % que su crédito tiene sobre el total del pasivo. Esto se hace siempre que el monto a distribuir no alcance para cubrir a los generales y quirografarios. Para saber como pagar los créditos hay que: Determinar en que artículo queda comprendido. Saber de que bien proviene el dinero, para saber si corresponde a un bien asiento de privilegio. Verificar si hay otros bienes de igual calificación. Si hay privilegios especiales se respeta el orden establecido por la ley en los incisos. Si a un bien coincide en art. e inciso se paga a prorrata. En cuanto al último inciso del art. 241, las leyes determinan el orden de prelación. Una vez pagados todos los privilegios especiales del monto que me queda el 50% se asigna al pago de los privilegios generales exclusivamente y el otro 50% a los privilegios generales y los quirografarios. Es decir: Arts. 241 240 246 inc 1º DIFERENCIA 50% Privilegios Generales 50% Privilegios generales y quirografarios