¿Un Dios violento?

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,
PUBLICACIÓN
apo 1;Ot
AL SERVICIO
DEL CENTRO
DE FORMACiÓN
Noviembre 2006
Número 38
Pastoral Bíblica
PARA MAESTROS
DE BIBLIA
¿Un Dios violento?
¡
Reflexiones
sobrelaviolencia
y elmalenlaspáginasdelAntiguoTestamentq.
I
. Si buscamos qué dice
el Antiguo
Testamento
sobre el origen del mal, haremos un
descubrimiento sorprendente e incluso espantoso: Dios
mismo es el que ocasiona
los males que hay en el
mundo.
En efecto, son innumerables los episodios en los que
aparece Dios castigando a
los hombres, aterrorizándolos, mandándoles catástrofes, pestes y sequías, y hasta fomentando la guerra entre ellos.
Vemos, por ejemplo, que
él mandó el diluvio universal
que aniquiló a casi toda la
humanidad (Gn6, 7);él destruyó la ciudad de Sodoma,
haciendo bajar fuego y azufre del cielo (Gn19,24);él convirtió en estatua de sal a la
pobre mujer de Lot, sólo por
haberse dado vuelta y mirar
hacia atrás (Gn19,26);él volvió estéril a Raquel, la segunda mujer de Jacob (Gn30,
1-2);él hizo nacertartamudo
a Moisés (Éx4,10-12);él mató
a los niños de las familias
egipcias (Éx12,13);él provocó
las derrotas militares de los
israelitas(Jos 7,215; Jc 2,1415);él hizo morir al hijo del
rey David, porque su padre
había pecado (2Sam 12,15);él
causó la triste división política del reino de Israel, que
tantas secuelas funestas
acarreó entre los hebreos (1
Rey 11, 9-11); él dejó ciego al
ejército de los arameos,
cuando atacaron a la ciudad de Dotán (2Rey 6, 18-20)
Los males que
vienen del cielo
Pero Dios no sólo figura
en la Biblia como responsable de las enfermedades, las muertes y los males sociales, sino incluso
de los desastres de la naturaleza, que aparecen
directamente provocados
por su omnímodo poder.
Así, fue Yahvé quien
envió las serpientes venenosas que mordieron a los
israelitas cuando estaban
en el desierto(Núm21,6);
quien produjo un terremoto
para que murieran todos
los que se habían subleva-
do contraMoisés(Núm 16,
31-32);quien castigó con la
lepra a la hermana de Moisés (Det 24, 9); quien mandó
la peste a Israel, en la que
murieron 70 mil hombres
(2Sam24,15);quien provocó
una sequía de tres años
en todo el país (1 Rey 17, 1).
En el Antiguo Testamento, pues, todas las desgracias, los infortunios, las
enfermedades y hasta la
misma muerte aparecen
proviniendo de Dios.
Tal convicción se halla
claramente expuesta en el
libro de Isaías, donde Dios
dice: "Yo, Yahvé, creo la
luz y las tinieblas; yo mando el bienestar y las desgracias; yo lo hago todo" (44,7).Oen el libro de
Oseas, donde el profeta
exclama: "Dios nos lastimó, y él nos curará; Dios
nos ha herido, y él nos vendará" (6,1).O,de un modo
patético, en el pobre salmista que le recrimina al Señor:
"Desde mi infancia vivo enfermo, y soy un infeliz. He
soportado cosas terribles de _
tu parte, y ya no puedo más;
me has mostrado tu enojo, y
tus castigos me han destruido" (Sal88, 16)
El hecho en su
contexto
De esta manera, en casi
todas las páginas del Antiguo Testamento se oye
hablar de la ira de Dios que
se enciende contra su pueblo. ¿Cómo Israel pudo concebir una imagen tan espantosa de su Dios? Es fácil
comprenderlo.
Durante mucho tiempo, la
situación cultural del pueblo
había sido desarrollada
dentro de una estructura
tribal, donde todo era de todos, donde cada uno participaba del destino de los demás, donde todos eran o
pobres o ricos, donde no
habían diferencias, donde
había un gran sentido de
solidaridad tanto en el bien
como en el mal. Dentro de
este nivel cultural creían que
era perfectamente natural
que uno sufriera por el
mal de otros (Jos 7,
1-26).
Había incluso un proverbio que decía:
"Los padres comieron uvas verdes y los
hijos sufren la dentera
(Ez 18, 2) además
en
aquellos tiempos, no
sabían todavía nada so-
bre el futuro. Creían que,
después de morir, el destino era igual para todos,
buenos y malos (EcI9,1-2).
Viviendo dentro de esta
cultura, el pueblo intentó
dar una expresión a su fe
en un Dios personal y justo,
que castiga a los malos y
recompensa a los buenos:
todos los males que ocurren tienen que considerarse como un castigo inflingido por Dios. Si uno sufre,
aunque sea justo, su sufrimiento es un castigo por los
pecados y transgresiones
que otros han cometido. Si
uno lo pasa bien, su felicidad es una recompensa de
Dios por su justicia o la de
los demás. No se les ocurría pensar en una recompensa o castigo después de
la muerte. Esta explicación
satisfacía al pueblo y resolvía el problema del sufrimiento del justo. Era una
explicación natural, de
acuerdo con la cultura, la
única que les podía dar de
lo que podría ser la justicia
de Dios.
Por lo que cuando se escribió el Antiguo Testamento las ciencias aún no se
habían desarrollado. No
se conocían las leyes
de la naturaleza, ni
las causas de las
enfermedades, ni
por qué sucedían
los fenómenos ambientales. La misma
psicología era bastante elemental, y los
conceptos de libertad
y responsabilidad
tud en Cristo. El conjunto de
cos y las interrogantes
esta historia y de su signifiespecificas sobre las dificado profundo es la revelacultades del Antiguo Testamento, ¿qué mensaje /., ción, es la salvación a la
;:"
cual estamos llamados a
puede sacar el cre~ adherimosy a particiyente que considera a la Escritura
par.
Precisamente porque
"lámpara para sus
las páginas violentas de la
pasos"?
El camino principal
'1' Biblia están ligadas a la historia humana, no deben ser
para interpretar correctamente estas páginas es la asumidas de un modo simafirmación de un dato
plista y superficial sino que
deben ser consideradas en
esencial de la religión bísu meta auténtica a la cual
blica: la revelación divina
Dios, "paciente pedagogo de
según la Biblia es histórica, es decir, se manifiesta su pueblo" (san Agustín),
encarnándose en la trama quiere conducimos.
En otras palabras, la Biblia
lenta y fatigosa de las vicisitudes de los homes la narración del ingreso
de Dios en nuestro mundo
bres. No se trata de una
palabra suspendida en los herido por el pecado. Dios
cielos y comunicada a tra- no entra sólo para juzgar,
sino sobre todo para salvés de un éxtasis (raraDios, un paciente
mente puede darse de ese var. Si a veces muestra su
pedagogo
justicia severa y su voluntad,
El desconcierto de algunos modo): se trata, en camla mayoría de las veces pabio,
de
una
semilla
que
se
nace del hecho de que Dios
rece
casi "adaptarse' a nuesabre
camino
bajo
el
terremismo aparece frecuenteno silencioso y opaco de la tro primitivismo, a nuestra
mente como el Comandante
Supremo del ejército hebreo vida humana y de sus vici- incomprensión y a nuestra
situdes.
miseria, buscando pacienteque incita al exterminio,
Es por esto que la Biblia mente llevamos más allá,
mientras los soldados de
corregimos, educamos y'
Israel se vuelven casi sacer- (Antiguo y Nuevo Testadotes de un ritual sangriento mento) no es un catecismo sobre todo, hacemos entrever otra vida, otro horizonte,
hecho de tesis teológicas
que se celebra en las
otro
proyecto.
precisas,
expresadas
en
"guerras del Señor", como
un lenguaje formal indiscu- "Tú, dueño de la fuerza', se
se llama a las batallas de
lee en el libro de la Sabidutible, sino que es la histoaquella conquista.
ria
progresiva
de
una
revería (12, 16-19), Juzgas con moEn verdad, frente.a estas y
lación
de
Dios
y
la
reveladeración, nos gobiernas con
otras páginas difíciles y
ción progresiva del sentido mucha indulgencia, y de ese
"escandalosas" de la Biblia,
de nuestra historia, a primodo enseñas a tu puehemos intentado frecuentemera vista tan disparatada blo.....
mente ofrecer una explicaLa Biblia es, pues, el
y escandalosa. Si leemos
ción. Si se quiere comprenrelato de la historia vivider el sentido de las Escritu- correctamente la Biblia,
descubriremos el obrar de da de modo ejemplar por
ras, hay que leer y penetrar
un
Dios paciente que,
Israel y que se repite
con paciencia aquellas págitambién para nosonas; de lo contrario, se corre adaptándose a la lentitud,
tros.
Dentro de las páa
los
límites
y
al
pecado
el riesgo de continuar con la
errónea lectura "literalista" (o del hombre, busca lIevarlo ginas "escandalosas"
'fundamentalista"). Ya Pablo hacia nuevos horizontes y de la Escritura se enhacia la salvación. Por
cuentra la actitud de un pueadvertía que "la letra mata,
ello,
se
suele
decir
que
la
blo que es, de alguna manepero el Espiritu da vida" (2
Biblia es la proclamación
ra, la parábola de la historia
Cor3.6).
de la "historia de la salvade todos los pueblos. Pero
Por lo tanto, frente a las
ción", que tiene ya etapas
está también la etapa final
'santas' pero siempre feroces crueldades e inmoralida- de realización en el Antiinaugurada por Cristo, reveguo Testamento y la pleni- lación última y perfecta de
des de los personajes bíbli-
humanas estaban muy poco
desarrollados.
Esto hizo
que muchos de
los fenómenos
que hoy lIamamas naturales, en
aquella época se
consideraran sobrenaturales, y por lo tanto, venidos
directamente de Dios.
De modo que cualquier
cosa que ocurría, buena o
mala, linda o fea, feliz o desgraciada, era obra de
Dios. Un israelita no podía
jamás imaginar que sucediera algo en este mundo sin
que Dios lo quisiera o lo provocara. Él era el dueño de
todo y, por lo tanto, el autor
de todo.
.
¡¡i
,
1.
Dios, que obra progresiva y
lentamente
dentro de la actuación y de
los tiempos de la humanidad. La Biblia es el bosquejo tanto del fatigoso viaje como de la meta posible
y ofrecida por Dios a la historia del hombre.
Un Dios que sana
Cuando le tocó el tumo
de predicar a Jesús, la situación cultural no había
cambiado mucho. Las
ciencias continuaban en su
etapa primitiva, y seguían
ignorándose las causas
naturales de los fenómenos
que sucedían. Fue entonces cuando Jesús aportó
una idea nunca oída hasta
el momento: enseñó que
Dios no manda males a
nadie; ni a los justos ni a
los pecadores. Él sólo manda el bien.
Para demostrarlo, adoptó
una metodología sumamente eficaz. Comenzó a curar
a todos los enfermos que le
traían. Y les explicaba que
lo hacía en nombre de
Dios. De este modo anunció la buena noticia de que
Dios no quiere la enfermedad de nadie, y que si alguien se enfermaba, no era
porque él lo hubiera permitido.
Igual actitud asumió frente a la muerte. Cuando le
venían a pedir por alguien
que había fallecido, jamás
decía: "No, déjenlo muerto, porque esa es la voluntad de
Dios". Al contrario, lo resucitaba
para enseñar
que Dios no mandaba la muerte, ni la quería.
En sus enseñanzas exponía este mismo mensaje a
sus oyentes. Un día sus
discípulos vieron, al pasar,
a un ciego de nacimiento, y
le preguntaron: "Maestro,
.
¿por qué este hombre
nació ciego? ¿Por haber
pecado él, o porque
pecaron sus padres?" (Jn9, 1-3). Y
Jesús les explicó que
nunca las enfermedades son enviadas
por Dios, ni son castigos por
los pecados.
En otra oportunidad vinieron a contarle que se había
derrumbado una torre en un
barrio de Jerusalén y había
aplastado a 18 personas. Y
Jesús les aclaró que ese
accidente no era querido por
Dios, ni era castigo por los
pecados de esas personas,
sino que todos estamos expuestos a los accidentes y
por eso debemos vivir preparados (dr. Le13,4-5).
Jesús enseñó claramente
porque Dios sí lo ha permitido.
Pero en realidad se trata
de una mala traducción de
las Biblias. El texto original griego dice que ni un
pajarito cae por tierra "sin
el Padre". Como a la expresión le faltaba el verbo,
los traductores de la Biblia
le agregaron "sin que lo
permita el Padre", pensando que esta era la intención de Mateo. En realidad el evangelista, al decir
que el pajarito no cae "sin
el Padre", quiso decir eso,
es decir, que no cae sin
que Dios esté a su lado, lo
acompañe. Osea, que
Dios está cerca del que
sufre; pero no que permitió
su sufrimiento.
que Dios no quiere, ni man-
Un Dios que enferma
da, las enfermedades. Tampoco provoca la muerte, ni
los accidentes, ni ocasiona
directamente los fenómenos
de la naturaleza en los que
tantos seres humanos pierden la vida. Dijo que de
Dios procede sólo lo bueno
que hay en la vida, no lo malo; porque Dios ama profundamente al hombre y no
puede mandar nada que lo
A pesar de este progreso, muchos cristianos, por
leer más el Antiguo Testamento que el Nuevo, siguen pensando como lo
hacían los primitivos israelitas, y conservan hondamente arraigada en su
inconsciente aquella imagen del Dios al que había
que responsabilizar de
todos los males que suce-
hagasufrir (dr. Jn 3,16-17).
den en la sociedad.
"
Jesús, pues, no explicó de
dónde vienen las desgracias
de este mundo, pero sí explicó de dónde no vienen: de
Dios. No enseñó qué causas las provocan, pero sí
enseñó quién no las provoca: DIOS.
Sin embargo hay una frase
en el Evangelio que ha lIevado a la confusión a mucha
gente. Es la de Mt10,29,
Y aunque Jesucristo ya
nos explicó que Dios no
quiere nuestro dolor, todavía quedan muchos cristianos que piensan que los
sufrimientos que padecemas son enviados por él.
Es común, por ejemplo,
visitar a algún enfermo, y
oír a los amigos que le
dicen refiriéndose a su
dolencia: "Tienes que
donde Jesús dice: "Ni
) *
aceptar lo que Dios dispone", como si Dios
un pajarito caepor~-~ t:t '(.11.
tierra sin que lo permi- ~
~ '" hubiera dispuesto que
ta el Padre que está en
)1 se enfermara. O al conlos cielos". O sea que si un
currir a algún velatorio,
pajarito llega a caer por tieoímos la famosa frase de
rra (es decir, sufre alguna
quienes van a consolar a
desgracia o accidente), es
a
~
los familiares: "Hay que
aceptar la voluntad de Dios".
Pero ¿cómo va a ser voluntad de Dios que alguien
se muera? "Dios es un Dios
de vida y no de muerte",decía Jesús (dr. Me12,27). Dios
manda la vida, nunca la quita. Ya el libro de la Sabiduría dice expresamente: "No
fue Dios quien hizo la muer-
agua que bebemos, el aire
que respiramos, los alimentos que ingerimos, la tierra
en la que vivimos, y de esta
manera producimos graves
trastornos en los seres
humanos, incluyendo a los
niños que se están gestando.
Pero la mentalidad primitiva que tenemos, propia
te" (1,13). ¿Cómopodemos
del AntiguoTestamento,
culparlo a él del fallecimiento
de alguien, cuando el mismo
Jesús, en su nombre, devolvió la vida a tres personas
que habían muerto?
nos lleva a responsabilizar
a Dios. Y cuando alguien
se enferma, o muere, o nace un niño discapacitado,
surge la famosa frase:
§-
Pensar
que estos
dentes
suceden
por incisu
\ ~
I
I
voluntad es una falta
de respeto a Dios, y
una grave ofensa a su
amor y bondad. Algunos, para justificar a
Dios, explican diciendo:
~
"Dios hace sufrir a los que .
ama". Pero si nos ama":
¿por qué nos hace sufrir? Otros explican piadosamente: "Dios aprieta pero no
ahorca". Pero ¿para qué
quiere Dios apretar pudiendo
hacer las cosas con amor y
ternura?
Semejante mentalidad tortuosa, ha llevado a mucha
gente a enojarse con Dios y
a sentir resentimiento hacia
ese Ser que, en vez de
hacer feliz a la gente, la lIena de desgracias. Y en el
fondo tienen razón de enojarse y de alejarse de él.
¿Quién siente ganas de rezarle, o de hablarle a aquel
que le mandó un terrible accidente, una enfermedad, o
se llevó a un ser querido?
~
¿De dónde proceden, entonces, tantas desgracias y enfermedades imprevistas? Del mal uso de la libertad humana.
En efecto, somos nosotros
los que contaminamos el
Hoy sabemos, por
ejemplo,que unas
250.000 personas
por año mueren en
el mundo a causa
~
de enfermedades
. (como la malaria, el
paludismo, la fiebre
tifoidea, el cólera) provocadas por la contaminación
que el hombre realiza de
las aguas. Y seguramente
en las familias de cada enfermo se pensará:
"Aceptemos la voluntad de
Dios".
Cuántas mujeres culpan a
Dios de su esterilidad, y se
preguntan: "¿Por qué Dios
me niega un hijo?", cuando
sabemos que los pesticidas
químicos que se emplean
para fumigar frutas o verduras son tóxicos y provocan
graves daños en la capacidad procreadora, así como
en la piel, en la sangre, y
en las vías respiratorias.
Y cuántos hombres se
resienten con Dios por su
infertilidad, cuando hoy se
sabe, por ejemplo, que la
ropa demasiado ajustada
provoca microtraumas y un
incremento de calor que
llevan a la infertilidad masculina.
~
~
1i~
El mal nuestro
de cada día
"iEs
voluntad de
Dios'''.
Estadísticas
humanas, culpas
divinas
Los estudios médicos
aseguran que el75 % de los
casos de cáncer registrados
en el mundo podrían haberse evitado. El 100% de los
carcinomas pueden ser curados si se descubren a
tiempo. Y sin embargo muchos morirán preguntándose: "¿Por qué Dios me ha
mandado esto?".
Asimismo las estadísticas
afirman que en Mexico mueren anualmente unas
15.000 personas, y otras
120.000 resultan heridas en
los accidentes de tránsito.
¿Las causas? El 69 % por
fallas del conductor; el 17 %
por fallas de la ruta; el 6 %
por fallas del peatón; el 5 %
por fallas del vehículo; y el 3
% por agentes naturales. Pero el 100 % de los
afectados, en lo íntimo de
su corazón, culpará a Dios
por el accidente.
En los países industrializados el enemigo numero
uno de los cánceres es el
carcinoma broncógeno. Es
el tumor visceral maligno
mas frecuente en los varones. Su incidencia se esta
elevando espectacularmente en las mujeres~de modo
que el cáncer de pulmón a
superado ya al cáncer
de mama como causa
de muerte por cáncer r~'
en la mujer. El nume- U::
ro anual de muertes
por este mal en estados unidos solamente se ha
elevado desde 18 000, en
1950 hasta unas 158 000,
en 1997. en las mujeres, la
mortalidad se ha elevado
desde 4.5 hasta 31 por 100
000 habitantes en un mismo
intervalo, lo que, casi con
seguridad, es una consecuencia tardía del mayor
consumo de tabaco por parte"de la mujer.
¿En cuántos de esos velorios se acercarán los
familiares para saludar al
deudo y le dirán: "Qué
vamos a hacer, hay que
aceptar la voluntad de
Dios"?
En el mundo, miles de niños nacen
con malformaciones, ceguera, discapacidades, debido a problemas
sociales como la desnutrición, el alcoholismo crónico de los padres, o la falta
de vitaminas. Y miles de
padres se preguntarán:
"¿Por qué Dios ha querido
esto para mí?".
La tierra produce actualmente un 1O% más de
alimentos de los que realmente necesita. Pero el
egoísmo de los países
ricos, la negligencia, la
mala administración y los
intereses mezquinos de
algunos gobiernos hacen
que unos 500 millones de
personas sufran hambre
en el planeta. Y, por supuesto, no faltarán los que
digan: "¿Cómo vaya
creer en Dios, cuando
tanta gente muere de
hambre?", como si él fuera el responsable de
nuestros errores.
Más aún: recientemente
un grupo de especialistas ha denunciado
que en las construcciones no se hace.
nada por evitar el
"síndrome del edificio enfermo", que afecta a
millones de personas. Efectivamente, en
muchas edificaciones modernas se utilizan algunos
tipos de plásticos, aglomerados, cementos de
contacto y otros materiales que despiden sustancias tóxicas y cancerígenas, sin advertir a la gente
de estos peligros. La
cual, por supuesto, en
cuanto contraiga algún tipo
de dolencia grave, pensará
en "la pesada cruz que Dios
me mandó".
Las grandes inundaciones,
que parecen fenómenos tan caprichosos
e incontrolables, y
que además de
pérdidas millonarias ocasionan
cientos de muertes, tienen también su grado
de responsabilidad humana. Muchas de ellas provienen de las intensas lluvias
provocadas por la acumulación de evaporación, originada en los grandes embalses de las represas hidroeléctricas construidas negligentemente por los hombres.
Lo mismo podemos decir de
los terremotos. Si bien son
manifestaciones naturales,
muchos de ellos son causados por el hombre. Al construirse un embalse o un dique para frenar la corriente
de un río, se suele formar
un lago artificial. el cual produce una infiltración de
agua que se introduce en
las rocas, actúa como lubricante y facilita el deslizamiento de aquéllas, lo que
origina luego los temblores
de tierra.
Conclusión:
Entre los grandes logros
de la humanidad figura el
haber eliminado ya dos enfermedades: la viruela en
1979, y la poliomielitis que
prácticamente ha desaparecido. ¿Cuántas otras enfermedades podrían suprimiese o frenarse, si en vez de
gastar dinero en armas,
bombas y guerras, lo empleáramos en investigar?
Pero sigue siendo Dios,
en la mente de muchos cristianos, el responsable de las
enfermedades, las catástrofes y las muertes que vemos a nuestro alrededor.
Alguno pensará: ¿acaso
Dios no nos creó mortales? Sí. ¿Entonces no es
él el responsable de que
muramos? No. El nos creó
mortales, pero el "cuándo"
morimos lo fijamos entre
todos nosotros, con nuestras actitudes de amor o de
odio, de responsabilidad o
negligencia. El no nos tiene fijado el día de nuestra
muerte, como piensan algunos. En ella interviene
una serie de factores en
los que entra la responsabilidad humana.
Por no entender esto,
mucha gente vive resentida
con Dios, lo acusa de sus
desgracias, y hasta lo ha
eliminado de su vida.
Es necesario erradicar la
imagen primitiva del Dios
del Antiguo Testamento,
que aún llevamos dentro, y
recuperar la figura amorosa que nos presentó el Señor en el Evangelio. Sólo
así aparecerá el verdadero
Papá del que nos habló
Jesús, el "que hace salir el
sol sobre todos, sin importar/e si son buenos o malos, y llover sobre todos,
sin importarle si son justos
o injustos" (Mt 5, 45).
Aclarado esto, se podría
mostrar qué cosa quieren
enseñamos cada vez
aquellas páginas difíciles,
sobre todo las marcadas
por la sangre. Y justamente
para ello se publican Biblias llenas de notas, comentarios, explicaciones y
profundizaciones, como
por ejemplo, La Biblia para
la familia. Es a ella, o alguna otra buena edición, que
nos remitimos, con el caluroso deseo de un estudio
cuidadoso e iluminador.
Bibliografía
- Carlos Mesters.
Dios ¿dónde estas?
- Gianfranco Ravasi.
La verdad sobre la Biblia
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