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nota histórica
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Las fascias perirrenales
y el arte moderno, o la
sorprendente relación entre
alma, pintura, escultura,
arquitectura, música, poesía
y psicoanálisis
Perirenal Fasciae and Modern Art, or the Surprising
Relationship between Soul, Painting, Sculpture,
Architecture, Music, Poetry, and Psychoanalysis
Aníbal J. Morillo*
Médico radiólogo. Miembro activo
de la Sociedad Colombiana de Historia
de la Medicina. Coordinador académico
del Departamento de Imágenes
Diagnósticas del Hospital Universitario
Fundación Santa Fe de Bogotá.
[email protected].
Rev. Colomb. Radiolog. 2007; 18:(2):2153-5.
Como es bien sabido por cualquier radiólogo
que se haya enfrentado al estudio escanográfico
del retroperitoneo, cada espacio perirrenal está
delimitado por dos fascias, una anterior y una
posterior. Curiosamente, ambas fascias han sido
nombradas de dos maneras: fascia de Gerota y
fascia de Zuckerkandl. Las dos fascias delimitan
tres espacios: el perirrenal, el pararrenal anterior y
el pararrenal posterior. A cada lado, las fascias se
unen para formar la fascia lateroconal. La revisión
de la historia de la anatomía retroperitoneal nos
revela que en esta región anatómica se produce,
además de la confluencia de las fascias que la
rodean, una verdadera conjunción de personajes
del mundo médico y artístico.
Dimitrie Gerota fue el primer radiólogo de
Rumania. Se desempeñó como profesor de anatomía topográfica y cirugía experimental en Bucarest. En 1895, Gerota documentó la presencia
de una fascia perirrenal anterior, y reconoció la
descripción previa de la fascia perirrenal posterior
por Zuckerkandl. Gerota fue, además, profesor de
la Academia de Arte de Bucarest. Uno de sus más
conocidos alumnos fue Constantin Brâncusi, con
quien talló en madera el estudio anatómico de los
músculos, apropiadamente denominado Ecorché
(palabra francesa que significa “desollado”).
Constantin Brâncusi es considerado uno de
los padres del arte moderno. Entre 1898 y 1902,
estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes
de Bucarest, bajo la tutela de Dimitrie Gerota.
En 1907, ingresó como practicante al estudio de
Auguste Rodin. Abandonó el estudio del maestro
escultor al considerar que Rodin era “como un
árbol en cuya sombra no crece el césped”. Del
seudoimpresionismo pasó a la tendencia cubista,
con preferencia por valores arcaicos, como los manifestados en el arte de las tribus negras y maoríes.
De Brâncusi se reconoce su influencia sobre la
escultura moderna. Una de sus obras escultóricas
más importantes es un tríptico conformado por La
mesa del silencio (Masa tacerii), La puerta del
beso (Poarta sãrutului) y La columna sin fin (Coloana fãrã sfârsit), obra considerada reveladora de
la herencia del arte folclórico rumano y que hace
parte del monumento de Târgu Jiu en honor de los
héroes de la primera guerra mundial, instalado en
un jardín público donde Brâncusi incorpora los
cuatro elementos cósmicos (agua, tierra, fuego y
aire) al incluir sus esculturas en el Paseo de los
Héroes, que se extiende desde el río Jiu y termina
en una columna que apunta al cielo, como símbolo
de la elevación de las almas de los héroes, cuyo
sacrificio final fue la defensa de Rumania.
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El artista austríaco Emil Jakob Schindler fue considerado
como un pintor del impresionismo. Al parecer, su único interés
—incluso por encima de sus responsabilidades hacia su familia— fue su obra, en la que se manifestaban los efectos de la
luz del sol, las sombras, la neblina y la luz de la luna. Su hija
Alma tenía sólo 13 años cuando él falleció. Según Sigmund
Freud, la pérdida de la figura paterna la llevó a tener relaciones
amorosas en las que, de manera casi incestuosa, buscaba un
remplazo para su padre.
La madre de Alma fue Anna von Bergen, una cantante de
operetas. Al morir Schindler, Anna se casó con Carl Moll, también pintor y alumno de Schindler, quien había sido su amante
por muchos años.
Moris Szeps era el director del periódico vienés Neues
Wiener Tagblatt y muy cercano consejero de Rodolfo, el príncipe de la corona. Hacia el final del imperio Austro-Húngaro,
su hija Berta era una reconocida personalidad de la sociedad
vienesa. Berta Szeps era escritora de columnas periodísticas y
novelas, y tenía una profunda admiración por el arte moderno.
Se casó con el famoso anatomista de la Escuela de Viena, Emil
Zuckerkandl.
Zuckerkandl había sido alumno y asistente de Joseph Hyrtl.
En 1883, Zuckerkandl describió la fascia perirrenal posterior,
pero no reconoció la presencia de una fascia similar por delante
de los riñones. Además de su descripción de la fascia perirrenal
posterior, algunas de sus contribuciones a la anatomía humana
se dieron en órganos y sistemas tan disímiles como el cerebro,
los dientes, el oído, los vasos sanguíneos, la nariz y la cara.
En su casa eran frecuentes las reuniones sociales con los más
importantes representantes de las artes. A casa de Berta SzepsZuckerkandl también asistía su mejor amiga, la joven Alma
Schindler, reconocida no sólo por ser una gran compositora,
sino por su belleza física.
Entre los contertulios de Berta se encontraban Auguste Rodin,
Gustav Klimt y Gustav Mahler, entre otros. Fue precisamente en
casa de Emil Zuckerkandl donde Mahler, el compositor y director
de la Real Ópera, conoció a Alma, casi veinte años menor que
él. Aunque Alma había tenido dos amores previos en el mundo
artístico —el pintor Gustav Klimt y el compositor Alexander
Zemlinski—, para Mahler su encuentro fue un caso de amor a
primera vista, que pocos meses después terminó en matrimonio.
Alma se convirtió en la fuente de inspiración de Mahler.
Sin embargo, la personalidad dominante de Mahler significó
para Alma que ella dejara de componer. Alma aceptó la prohibición impuesta por su esposo, y se convirtió en una sumisa madre
y ama de casa, lo cual a su vez significó que dejara de frecuentar
las agradables veladas organizadas por su amiga Berta. Alma
dio a luz a María Anna, quien falleció a los cinco años de edad,
víctima de la fiebre escarlata y de la difteria. Su segunda hija fue
Anna, quien logró llegar a ser una reconocida escultora.
Durante unas vacaciones en Tobelbad, Alma conoció al
arquitecto Walter Gropius, con quien tuvo un tórrido romance.
Mahler se enteró del romance de su esposa a través de una
apasionada carta de amor que Gropius le escribió a Alma, pero
que dirigió por error a ¡Gustav Mahler!
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Cuestionándose su propia virilidad, Mahler se sumió en una
profunda depresión, tratada nada menos que por Sigmund Freud.
En una consulta que no duró más de cuatro horas, para Freud fue
muy clara la situación, según se reveló en su correspondencia con
su alumna María Bonaparte: Alma amó a su padre y buscó en
Mahler una figura paterna, y Mahler amaba a su madre y buscó
en Alma una figura materna. Alma no pudo ocultar su disgusto
cuando recibió la cuenta por el tratamiento de Freud a su marido,
pues el renombrado psiquiatra no tuvo ningún reparo en enviar
dicha cuenta cuando Mahler ya había muerto.
Gustav Mahler sufrió de amigdalitis, relacionada con su
fiebre reumática. Su médico personal, el Dr. Fränkel, de Viena,
fue quien hizo el diagnóstico de la endocarditis bacteriana que
finalmente le causó la muerte. Fränkel tuvo la iniciativa de
consultar el caso de su paciente con quien fue reconocido como
el experto mundial en endocarditis bacteriana, el Dr. Emanuel
Libman. Un cultivo de sangre confirmó la presencia de estreptococos atenuados, que hoy siguen siendo característicos de esa
enfermedad. Hay algunos testimonios que sugieren que Mahler
sufría de movimientos anormales, con alteraciones en la marcha.
Además, su especial atención a los detalles de la puesta en escena
de las obras que dirigió ha sido, para algunos, evidencia de un
trastorno obsesivo-compulsivo. Esta combinación de síntomas,
asociada a su valvulopatía mitral reumática, ha sugerido el diagnóstico de corea de Sydenham. Mahler falleció en la noche del
18 de mayo de 1911, dejando inconclusa su décima sinfonía.
Con su muerte, terminó la era de los grandes maestros vieneses de la sinfonía, que se había iniciado un par de siglos atrás.
Faltaban aún 17 años para que Alexander Fleming presentara
su descubrimiento, la penicilina, con la cual se habría podido
controlar la enfermedad de Mahler. Como dato curioso, luego de
la muerte de su paciente, el Dr. Fränkel le propuso matrimonio
a Alma. La viuda rechazó tajantemente la oferta.
Ya en estado de viudez, Alma conoció al pintor Oskar
Kokoschka, con quien tuvo una tormentosa relación. Kokoschka se volvió obsesivo con Alma, quien sería la modelo de
sus pinturas. Alma quedó embarazada de Oskar, pero tuvo un
aborto del cual Kokoschka nunca pudo recuperarse. Kokoschka
fue enviado a combatir en el frente ruso, y en 1915 recibió
una herida de bayoneta, que no fue tan grave para él como la
noticia de que su amada se había reconciliado y casado con su
previo amante, Walter Gropius. En su obsesiva desesperación,
encargó a un fabricante de muñecas en Múnich una réplica de
Alma, famosa por tratarse de una muñeca de tamaño natural,
la cual terminó decapitada cuando Kokoschka quiso acabar de
una vez por todas con Alma, a quien al final consideró como la
maldición de su vida.
Alma y Walter tuvieron una hija, Manon Gropius, quien
heredó la legendaria belleza de su madre. Tristemente, Manon
sufrió de parálisis infantil, y luego de un año de sufrimiento,
cuando apenas tenía 18 años, falleció. El compositor Alban Berg
dedicó su concierto para violín a la memoria de Manon, a quien
quiso como a una hija. Siendo parte de la élite cultural vienesa, entre sus amigos se encontraban Gustav Klimt, Alexander
Zemlinsky y Alma Gropius. La vivacidad de la niña se expresa
Las fascias perirrenales y el arte moderno, o la sorprendente relación entre alma, pintura, escultura, arquitectura, música, poesía y psicoanálisis. Morillo A.
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en el primer movimiento del concierto. El segundo movimiento
tiene una sección disonante, con la que Berg trata de describir la
enfermedad de su querida Manon. Al estilo de la novena sinfonía
de Beethoven, Berg incorpora una sección coral basada en el Es
ist genung! (¡Es suficiente!), de Johann Sebastian Bach, como
recuerdo de la muerte de Manon. Luego de unas variaciones
alrededor de la melodía coral, en las que involucra aspectos
folclóricos, el concierto termina con un solo de violín que llega
hasta su más alto registro, evocando de manera simbólica el
ascenso de la niña al cielo.
Sin embargo, Alban Berg nunca pudo oír la interpretación de
su concierto, pues cuando estaba elaborando su composición se
enfermó gravemente, hasta el punto de que tuvo que terminarlo
desde su lecho, en medio del dolor y la fiebre producidos por
un absceso paraespinal de origen incierto, pero atribuido al
“envenenamiento” por la picadura de un insecto. El concierto
para violín de Alban Berg se convirtió en su última obra, casi
su propio réquiem. Fue precisamente Anna Mahler, la hija de
Alma, quien tomó la máscara mortuoria de Alban Berg.
Cuando Manon tenía un año de edad, Alma conoció al poeta
Franz Werfel, de quien resultó embarazada. Su hijo, Martin Carl
Johannes, nació prematuro y sufrió de progeria, enfermedad que
acabó con su vida a los diez meses de edad.
En sus últimos años de vida, la popularidad de Alma decreció. Sus detractores se encargaron de hacer especial énfasis en
divulgar su alcoholismo y sus ideas antisemitas.
Alma murió en su apartamento en Nueva York, a los 85
años de edad.
Lecturas recomendadas
Cardoso F, Lees AJ: Did Gustav Mahler have Sydenham’s corea?
Mov Disord. 2006;21(3):289-92.
Chesbrough RM, Burkhard TK, Martínez, AJ, Burks DD. Gerota
versus Zuckerkandl: the renal fascia revisited. Radiology.
1989;173(3): 845-6.
Kramer J. Invitación a la música. Buenos Aires: Javier Vergara
Editor; 1993.
Levy D. Gustav Mahler and Emanuel Libman: bacterial endocarditis
1911. BMJ. 1986;293(6562):1628-31.
Montero R. Historias de mujeres. Madrid: Santillana, Suma de
Letras; 2003.
Páginas electrónicas
www.alma-mahler.at/index.html.
www.ici.ro/romania/en/cultura/p_brancusi.html.
www.whonamedit.com.
Rev. Colomb. Radiolog. 2007; 18:(2):2153-5.
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