TRASTORNOS DEL ESQUEMA CORPORAL

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TRASTORNOS DEL
ESQUEMA CORPORAL
"lo vidi certo, ed ancor par ch 'io 7 veggia,
un busto sanza capo andar sí come
andavan li altri de la triste greggia; e'l capo tronco tenca per le chiome, pésol con
mano a guisa di lanterna; e quel mirava
noi, e dicea: "Oh, m e ! " Di sé facea a sé
stesso lucerna, ed eran due in uno e uno in
due".
Vi, en efecto, y me parece que aún estoy
viendo, un cuerpo sin cabeza, andando
como los demás que formaban aquella
triste grey; asida por los cabellos y
pendiente a guisa de linterna llevaba en
una mano su cabeza cortada, la cual nos
miraba, exclamando: "Ay de m í "
Servíase de ella como de una lámpara y
eran dos en uno y uno en dos".
Dante, Infierno, C. XXVIII.
INTRODUCCIÓN
Fredericks (1969) define el esquema corporal como "la percepción espacial,
periférica, esquemáticamente conciente, estructurada y plásticamente delimitada del
295
propio cuerpo, la cual se construye con base en información sensorial (especialmente
somestésica) previa y actual". El conocimiento del propio cuerpo y de sus miembros
ha recibido considerable atención en psicología evolutiva, psicopatología y
neurología. Siendo uno de los pilares de la conciencia y de la identidad del ser, es
uno de los aspectos más desconocidos experimentalmente y es un término que se
presta a multitud de confusiones. Como sinónimos más o menos equivalentes a "esquema corporal", se utilizan también los vocablos de: imagen corporal, concepto
corporal, somatognosia, modelo postural, somatopsique, imagen corporal del
"ego", etc. Con mayor o menos connotación cognitiva y/o neurológica, todos se
refieren al conocimiento del propio cuerpo desde el punto de vista sensorial, motor y
cognitivo.
En 1926, Pick y Head (cita Hécaen, 1978) usaron por primera vez el término de
esquema corporal, para indicar los mecanismos cerebrales subyacentes al modo
cómo la experiencia sensorial se configura en una estructura espacial que
corresponde a los límites del propio cuerpo. Posteriormente Piaget (1955) se refirió a
los "esquemas" como a un conjunto de operaciones mentales que culminan en la
lógica. Se trata de un concepto mucho más amplio que el de "esquema corporal" y
abarca el concepto moderno de coalición ya que se refiere a la acción de los
miembros en un momento dado ante un contexto dado (ver Cap. VIII).
Se sabe que algunas partes del cuerpo "resaltan" más que otras, lo que depende,
en primera instancia, de la inervación somestésica y de la relación entre células
corticales y talámicas y área inervada. Uno de los aspectos menos mencionados al
respecto es el de los sistemas talámico-corticales difusos. En el Cap. II se vio que la
corteza puede modular su propia entrada sensorial inhibiendo la formación
reticulada del tallo y tálamo. El cerebelo también sería crucial para enviar a los
hemisferios la información pertinente acerca de la programación motora y de las
decisiones por tomarse en medula espinal (Llinás, 1974). El manejo y conocimiento
del propio cuerpo dependen estrechamente del estado postural y atencional general
que activarían, entre otras, las zonas paleocorticales limbicas. Junto con los sistemas
parieto-frontales que integran la acción por efectuarse, estos sistemas conferirían
significado a los miembros como instrumentos independientes de acción sobre el
medio y sobre el propio cuerpo.
A nivel humano el esquema corporal adquiere la dimensión semántica. A través
del lenguaje las diversas partes del cuerpo se individualizan, adquieren carácter
propio y pueden tratarse como objeto y como sujeto. Como en las demás actividades
humanas, la estructuración del esquema corporal es un proceso y no una memoria
estática, basado parcialmente en el léxico semántico. También se basaría en la alta
diferenciación de las operaciones de retribución de memoria de estos complejos
esquemas dinámicos sensorio-motores. A este nivel surgen diferencias hemisféricas
en cuanto al procesamiento de los datos relativos al esquema corporal. El hemisferio
izquierdo parece establecer relaciones lógicas y semánticas (nombres, campos
semánticos de los miembros, coordenadas cartesianas de "arriba-abajo"
296
"derecha-izquierda", etc.). No es de extrañar que el afásico no reconozca o
denomine partes de su cuerpo o no realice los giros mentales para determinar las
coordenadas respecto de diversos puntos de vista. En este caso, se trata de un
trastorno cognitivo-semántico que afecta las relaciones analíticas y geométricas del
cuerpo como proceso dinámico y en continua inter-acción con el medio (a diversos
niveles encefálicos y medulares). Al observar los tanteos y vacilaciones de pacientes
con trastornos en el esquema corporal, podría especularse que los términos de
orientación relativa respecto de ellos mismos han perdido parte de su especificidad.
Sería un nivel de disolución en el cual el cuerpo se amalgamaría parcialmente con el
exterior (tal como sucede con el niño pequeño). Las lesiones derechas, por su parte,
conllevan un desconocimiento de las relaciones entre el cuerpo y el espacio
inmediatamente circundante; es como si estos pacientes no supieran "dónde" caben
o dónde termina un miembro y comienza el espacio exterior.
Las especulaciones de Piaget, sin ser demostraciones experimentales, permiten
conceptualizar, a nivel heurístico, el esquema corporal como una integración de
patrones elementales sensorio-motores, enlazados entre sí, que permiten una
percepción coherente del espacio afectado por la acción del sujeto. Tal como se
emplea en neuropsicología, el término implica, hasta cierto punto, conocimiento del
cuerpo como objeto y sujeto simultáneo. En esto último se diferenciaría del nivel de
representación del animal, en el que probablemente la diferenciación del cuerpo en
objeto y sujeto no es clara. El esquema corporal se refiere, pues, al conjunto de
operaciones mentales dinámicas mediante las cuales el individuo conoce
exactamente los límites de su cuerpo en el espacio inmediato, se visualiza como un
"continente de sí mismo" y reconoce los alcances y efectos de sus acciones sobre el
espacio y sobre su propio cuerpo. Con el lenguaje y las transformaciones que éste
conlleva, los "esquemas operativos" adquieren tanta flexibilidad y estabilidad que
Piaget los denomina "estructuras". Estas permiten operaciones lógicas y
transformaciones de grupos con posibilidad de inversiones y negaciones mentales,
básicas para una imagen plástica y equilibrada del cuerpo en el espacio.
I. DESORDENES DEL ESQUEMA CORPORAL
También conocidos como signos "apractognósicos", término que implica una
perturbación en la configuración cognitiva del mundo externo en relación directa
con la acción deliberada. Serían trastornos en las relaciones del cuerpo en acción, y
se agrupan signos multimodales y supramodales así como trastornos de la
percepción y de la acción. La enumeración y rotulación de estas perturbaciones no es
constante entre autores, pero como no se trata de verdaderas clasificaciones lógicas,
estas diferencias no son substanciales siempre y cuando se sepan detectar los signos y
conocer su significado y relativa prominencia respecto de los demás signos.
297
A. EXAMEN
La evaluación del esquema corporal implica aspectos verbales y aspectos
prácticos, viso-espaciales, gnósticos y atencionales. A continuación se ilustra parte
de la batería tomada del estudio de Sauguet y cois., (1971) para este examen.
1. Conocimiento verbal y conceptual de las diversas partes del cuerpo.
Se examina la orientación del paciente respecto de su propio cuerpo, del examinador y del de un dibujo, así como su orientación en el eje horizontal (derechaizquierda), la cual comprende:
a. Orientación derecha Izquierda personal: se evalúa el reconocimiento de la
derecha-izquierda sobre el propio cuerpo, sin cruzar la línea media ("con su mano
derecha señale su ojo derecho"), cruzando la línea media ("con su mano derecha
señale su ojo izquierdo") y haciendo inversiones mentales para hallar la derechaizquierda del examinador situado frente al sujeto.
b. Orientación derecha-izquierda extra-personal: con unos seis u ocho objetos
familiares, se evalúa la capacidad de "des-centrarse" de su propio eje y de asumir
puntos de vista extra-personales ("coloque el plato a la izquierda del espejo").
c. Denominación de dedos señalados por el examinador.
d. Reconocimiento de dedos denominados por el examinador: se efectúa ante
órdenes como: "muéstreme el índice de su mano derecha".
e. Reconocimiento de dedos por números: con un diagrama de dos manos
extendidas y con los respectivos dedos numerados, el paciente debe indicar sobre la
lámina qué dedo le estimuló el examinador detrás de una pantalla.
2.
Autotopoagnosia
Para tal efecto, se evalúan deficiencias en el reconocimiento e identificación de
las diversas partes del cuerpo (pelo, boca, brazos, etc.) tanto sobre el sujeto como
sobre el examinador o sobre un dibujo. También se evalúa el reconocimiento de
partes del cuerpo de un animal.
La Tabla X-l ilustra un cuestionario útil en clínica neuropsicológica para valorar
estos trastornos. No se justifica aplicar todo el cuestionario a todos los pacientes. Se
aplicaría, por ejemplo, a un paciente no confuso y sin afasia severa quien
manifestara severos trastornos en el reconocimiento derecha-izquierda o en el
manejo de su propio cuerpo.
298
TABLA X-l
CUESTIONARIO DE A UTOTOPOA GNOSIA
Debe reconocer primero en su propio cuerpo y luego en el del examinador, las
partes nombradas por el examinador. Finalmente debe tocarse por imitación, ¡a
parte del cuerpo indicada por el examinador.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Nariz
Mano derecha
Rodillas
Pelo
Dientes
Orejas
Frente
Ojos
Hombros
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
Tobillo
Mejilla
Quijada
Boca
Codo
índice de su mano derecha
Pulgar de su mano Izquierda
Meñique de mi mano derecha
índice de mi mano Izquierda
ORIENTA CIONDERECHA -IZQUIERDA
Debe obedecer órdenes como:
A, 1. Con su mano derecha señale su ojo derecho
2. Con su mano Izquierda señalé su hombro Izquierdo
3. Con su mano derecha señale su ojo Izquierdo
4. Con su mano derecha señale mi mano Izquierda
5. Con su mano izquierda señale mi mano derecha
3. Aspectos viso-espaciales y prácticos no verbales
Se trata de aspectos bastante complejos y difíciles de examinar directa y objetivamente. A continuación se ilustra el tipo de evaluación que detecta deficiencias en
el reconocimiento visual y propioceptivo de las posiciones relativas de los dedos. Todas las pruebas mencionadas se realizan tras una pantalla (Kinsbourne y col., 1962).
Las pruebas consisten en: 1) tocar simultáneamente dos dedos. El paciente debe dedr cuántos dedos había interpuestos entre los que se le estimularon; 2) tocar dos
dedos en dos sitios. El paciente dice si percibió la estimulación en uno o en dos dedos; 3) tocar dos dedos introduciendo una barra o caja de cerillas entre dos dedos.
El paciente debe decir si lo estimularon con una o con dos cajas (o sea, si sintió entre
dos o entre cuatro dedos). También puede tomar en su mano un bloque con promontorios como el de la figura X-l y señalar, entre otros cuatro bloques, cuál fue
el que tocó.
Respecto de otros defectos relativos a la orientación del cuerpo, en muchos
casos, con preguntas adecuadas, se obtiene la información necesaria de los
familiares o del servicio de enfermería. Es importante averiguar, por ejemplo, si hay
dificultades para vestirse, peinarse, lavarse los dientes, etc., así como si estas
actividades se realizan simétricamente. Clínicamente es importante examinar la
299
FIGURA X-l. Tarea de reconocimiento de la estimulación digital. El
sujeto debe decir si tenia uno o dos
cubos entre los dedos y señalar
entre qué dedos los tenia. Asimismo
debe reconocer el patrón de estimulación que correspondía al que tuvo
entre su mano.
conciencia que el enfermo tenga de su defecto motor o sensorial así como la atendón
y pronto reconocimiento de su cuerpo y del del examinador. En estados de
"des-diferenciación", el paciente puede utilizar sus propios miembros como si
fueran objetos. Así, un joven pintor con un hematoma en circunvolución angular
izquierda, al dibujar un cuadrado, desechó el lápiz, tomó su índice entre el pulgar y
el dedo medio y trató de esbozar un dibujo, extrañado porque el lápiz "no escribía".
B. DESCRIPCIÓN DE LOS TRASTORNOS APRACTOGNOSICOS
Estos cuadros pueden agruparse bajo los siguientes rótulos:
1. Sindrome de negligencia contralateral o hemi-asomatognosia (con o sin
anosognosia).
2. Autotopoagnosia, desorientación derecha-izquierda y agnosia digital.
3. Sindrome de Gerstmann.
2. Sindrome de negligencia contralateral
Se trata de un complejo de signos y síntomas que se agrupan en diversas combinaciones de defectos tan variados como la extinción (que no es un fenómeno propiamente de negligencia), inatención unilateral, agnosia hemi-espacial, apraxia hemiespacial y amorfo-síntesis. Se presenta en esta secdón como un fenómeno separado,
no porque en realidad conforme un sindrome en sí, sino por claridad de exposición.
De hecho, lo más frecuente es encontrar combinadones de signos con mayor o menor prominencia, los cuales no se presentan necesariamente juntos, no afectan por
igual todas las modalidades y pueden oscilar de día a día (Friedland y col., 1977). En
los capítulos de agnosias y apraxias se comentaron ya los fenómenos de extinción,
aloestesia y negligencia espacial unilateral que pueden acompañar dichos trastornos.
300
a. negligencia unilateral del cuerpo: ciertos pacientes olvidan o no reconocen como
propios sus miembros. En la mayoría de estos casos, se trata de miembros paréticos
o con déficits sensoriales, pero ocasionalmente se presentan en pacientes sin estos
déficits. Al pedirles que muevan el brazo afectado, mueven el miembro sano y
declaran haber cumplido la orden. Puede haber perplejidad, con sensaciones de
extrañeza a la vista del miembro "omitido". Una anciana con demencia senil
súbitamente se sobresaltó y se agitó. Momentos después, disculpándose, manifestó:
"...tan boba, vi una cosa rara; como que me colgaba algo raro y no me había dado
cuenta de que era mi brazo". Otra paciente con un ACV derecho hacía tres años y
excelente recuperación presentaba lo que parecían ser fenómenos paroxísticos y
decía que, durante segundos: "...el brazo izquierdo se me pierde, si voy a coger algo
y ya tengo la mano derecha ocupada, no sé cómo hacerlo, no encuentro con qué
mano coger el objeto". Otro paciente con demencia pre-senil vacilaba ante órdenes
de reconocimiento de su cuerpo y se quedaba perplejo ante sus manos y las, de la
examinadora cuando se le ordenaba tocarse sus manos. Ocasionalmente, al ver las
manos de la examinadora, preguntaba: "¿ésta sí es mi mano? es como muy
chiquita...".
Sólo ocasionalmente hay conciencia del defecto. El joven pintor ya mencionado,
perfectamente lúcido respecto de sus defectos, permaneció tres días en pánico (hasta
que evacuaron el hematoma) porque: "...no siento míos ni el brazo ni la pierna
derechos... es absurdo". La hemi-paresis derecha no le importaba tanto como la
"pérdida" del hemicuerpo derecho.
Como todos estos defectos, la hemi-negligenda de un lado del cuerpo es más
frecuente por lesiones derechas que izquierdas, por lo cual con frecuencia se alude a
negligencia del lado izquierdo, pero en contados casos, como el del artista, puede
presentarse por lesión izquierda. También es frecuente en estados intermedios de
demencia.
b. negligencia espacial unilateral: los signos sensoriales mencionados se asocian a
negligencia para el hemi-espacio contralateral a la lesión. El paciente actúa como si
ni la mitad "olvidada" de su cuerpo, ni la mitad correspondiente del espacio
existieran. Ya se han descrito (Cap. VII) las ejecuciones espaciales de estos pacientes
quienes exploran menos el hemi-espacio contralateral, tropiezan contra obstáculos
situados en dicho campo, no prestan atención a estos estímulos y en general, centran
la acción y la atención sobre el lado no afectado (como en la tarea de bisección de
líneas en que, consistentemente, se desvían hacia la derecha al señalar el punto
medio). Un profesor universitario fue a la cárcel porque intentó pasar con su auto
por en medio de un autobús situado a su izquierda, y, en la aglomeración posterior
al accidente, declaró, muy" nervioso que había visto las luces pero que no "se le
hicieron importantes". Este fue el primer signo de una corta y fatal evolución por
glioblastoma en hemisferio derecho. La negligencia espacial unilateral se presenta
con mayor frecuencia por lesiones derechas que izquierdas.
301
c. anosognosia:
"Conoces la bufona de mi esposa; ha
permanecido en mi hogar, como carga
derivada de una herencia... Ahora, esta
pobre de espíritu súbitamente quedó
ciega. La historia parece increíble, pero te
aseguro que es verdadera. No sabe que
está ciega. Se pasa el día pidiéndole a la
criada que la cambie de habitaciones; dice
que todos los apartamentos le parecen
oscuros".
Séneca. AdLucilium EpistulaeMorales.
Esta estupenda cita encontrada por Critchley (1953) ilustra los desórdenes
atencionales y de negación de un defecto sensorial o motor. Además de omitir
sensorial o moteramente un hemi-cuerpo, el paciente puede negar la pérdida de la
función. Pueden relacionarse con estados confusionales, pero no son consecuencia
directa ni necesaria de éstos. Es probable que la extensión, malignidad y edad del
paciente sean variables de importancia en este signo. Cuando es concomitante con
cegueras corticales, los pacientes se comportan como si vieran, sin hacer alusión a su
pérdida y responden con irritación a comentarios al respecto; los familiares con
frecuencia interpretan esta actitud como "entereza" por parte del paciente y no se
percatan del grado de confusión que este signo conlleva, con lo cual todos entran en
el delirio! En grados muy severos, puede manifestarse como confusión de la persona
a quién pertenece un miembro. Ya se aludió al paciente que confundía su mano con
la de la autora y se extrañaba de lo pequeña de ésta. Hécaen (1972) cita una
observación de de Ajuriaguerra y cois., de una paciente de 66 años con anosognosia
total para la hemiplegía, quien insistía que el brazo afectado pertenecía a la
enfermera, e incluso dictó una carta: "... estimada señora, sería usted tan amable de
venir al hospital de Villejuif para ver al respecto del brazo que usted sabe, que estaba
contra mí y cuya presencia no fne explico, para que nos entendamos acerca de él.
Usted se acordará que cuando yo estaba en el servicio, le decía a usted que su brazo
estaba allí, puesto que incluso había una escara en el codo; hasta se cuidó la escara y
se le pusieron inyecciones intravenosas. Mejor venga y nos entendemos". No todos
los casos son tan espectaculares. A veces la anosognosia se revela en un tiempo de
reacción desmedido para reconocer partes del cuerpo o recordar el defecto. Ante
preguntas del tipo de: "¿cómo va su brazo?" con frecuencia no saben a qué brazo se
refiere el examinador. Colé y cois., (1968) inyectaron anestésico local en el brazo
contralateral a la lesión y encontraron que los anosognósicos negaban con mayor
frecuencia que los no anosognósicos los efectos de la anestesia.
302
COMENTARIO
El sindrome de negligencia unilateral con o sin anosognosia es más frecuente
(pero no exclusivo) por lesiones del hemisferio derecho (Luzzatti y cois., 1979:
Heilman, 1979; Weinstein y col., 1963). Sin embargo, puede presentarse por
lesiones izquierdas, casos en los que se asocia a jerga (la cual también implica
anosognosia). En pacientes jóvenes es muy poco frecuente y puede no asociarse a
jerga aunque sí se relaciona con lesiones retro-rolándicas (observaciones
personales). Lo anterior sugiere que las lesiones parieto-occipitales ocasionan un
desorden común atencional en lo referente a la evaluación y comparación de los
programas centrales y periféricos (morfo-síntesis, en términos de Denny-Brown).
La inatención sería específica para cada hemisferio y para cada hemi-campo:
inatención y negación de trastornos emisivos y compresivos en el afásico con jerga
(por lesión izquierda) e inatención viso-espacial y somestésica por lesión derecha.
Además, los pacientes con negligencia izquierda (lesión derecha) muestran un
decremento en la respuesta galvánica de piel en ambos lados dei cuerpo, mientras
que los anosognósicos por lesión izquierda no muestran decrementos en dicha
respuesta sino en el lado derecho (Heilman 1979). Asimismo, los tiempos de
reacción son mayores en anosognósicos izquierdos que en los derechos lo que
corrobora la asimetría en el alertamiento hemisférico que sirve la entrada de
estímulos de un hemi-cuerpo y de un hemi-espacio (Heilman y col., 1980). El modelo
de lentificación uni-hemisférica se complementa con el concepto de inhibición
exagerada por parte del hemisferio sano hacia el afectado, lo que contribuiría a
ocasionar los fenómenos de extinción ante la doble estimulación y de aloestesias. En
estos casos, el hemisferio sano tiende a responder ("confabular", como se vio en los
experimentos con comisurotomizados) cuando el que recibió la estimulación más
prominente fue el hemisferio lesionado. Además tiende a presentarse una
"hiper-atención" hacia el lado correspondiente al hemisferio no afectado, lo que
exagera aún más la negligencia contralateral. O sea, la negligencia de un lado
conlleva sobre-exploración del otro lado por probable ausencia de la inhibición
mutua inter-hemisférica ejercida por ambos hemisferios respectivamente
(Kinsbourne, 1977).
Por otro lado, debe considerarse la relación entre el hemisferio activado ante una
tarea dada y su mediación en el procesamiento de estímulos en el campo espacial
contralateral. Bowers y col., (1980) aducen que el campo espacial contralateral
tendría una serie de estructuras subyacentes (entre otras, los sistemas
inter-relacionados con las áreas parietales 5 y 7, ya discutidas en el capítulo II), las
cuales "dividirían" el espacio externo con relación al eje corporal vertical en dos
campos, derecho e izquierdo. Para esto se basarían en un sistema complejo de
coordenadas específicas para cada hemisferio y que contribuirían a levantar mapas
topológicos del campo contralateral. Que la inter-acción hemicampo-hemicuerpo es
evidente se demuestra porque, en general tanto en sujetos normales como en
lesionados, las mejores ejecuciones en cuanto a precisión de hallar el punto medio de
303
una línea (a la vista o simplemente palpada) se hallan cuando la mano izquierda
trabaja en el campo espacial izquierdo. Cuando se exigen ejecuciones cruzadas
(mano izquierda en campo derecho o mano derecha en campo izquierdo), la
precisión y los tiempos de reacción aumentan significativamente. A partir de lo
anterior, Bowers y Heilman concluyen que la negligencia espacial podría
interpretarse como un defecto en la iniciación y ejecución de un acto (perceptual o
práctico) en el campo contralateral. No se conoce de momento la raíz de la asimetría
derecha ni la razón por la cual las lesiones derechas ocasionan con mayor frecuencia
que las izquierdas estos signos. Ciertos experimentos con animales pueden aclarar al
respecto que la "hemi-negligenda" no es fenómeno puramente humano: mediante
lesiones bioquímicas en el sistema nigro-estriado (por inyección de 6-hidroxi-dopamina, agente que degenera los terminales dopaminérgicos) es factible obtener
animales que solamente giran y dirigen su atención hacia el lado de la lesión (tal
como los pacientes hemi-inatentos) (Ungerstedt, 1974). Se han descrito síndromes de
hemi-inatención en humanos por lesiones en circuitos límbicos centro-encefálicos
(Damasio y cois., 1980; Weinstein y cois., 1955) así como por lesiones talámicas
intralaminares (Watson y cois., 1981). En animales, es posible producir síndromes
de hemi-inatención por lesiones en tallo que afecten los lemniscos (Sprague y cois.,
1961). Este hallazgo es congruente con el modelo de Watson, Heilman y su escuda
en el sentido de que el sistema activante talámico sería el que mediaría el sistema
para prepararse para la acción, mientras que el sistema mesencefálico-talámico
mediaría la atención tónica o sostenida. Así pues, tanto lesiones en hemisferios
como en tallo (quirúrgicas o bioquímicas) pueden ocasionar defectos severos en la
orientación hacia determinado hemi-espacio y hemi-cuerpo y en la atención prestada
a ciertos estímulos lateralizados. El eje estaría mediado por varios sistemas motores
y sensoriales (por lo cual pueden verse cuadros disociados con hemi-negligencia
predominantemente motora y otros con heminegligencia predominantemente
sensorial). Básicamente, el sistema de atención selectiva fásica (preparación para la
acción) estaría servido por las conexiones entre el núcleo reticular del tálamo (cuya
estimulación inhibe las respuestas evocadas en corteza) y el sistema fronto-cortical.
Por otro lado, el sistema de alertamiento tónico estaría mediado por la formación
reticulada de mesencéfalo y el núcleo centromediano y reticular del tálamo a través
de sus conexiones con los núcleos motores talámicos y el sistema estriado así como
con la corteza cingulada, que como ya se vio en capítulos pasados, juega un papel
predominante en las implicaciones motivacionales para iniciar la acción (Watson y
cois., 1981).
Se ha señalado repetidamente que la indiferencia de los lesionados derechos ante
sus defectos es un signo diferencial comparado con la depresión de las lesiones
izquierdas, lo que se ha interpretado como una asimetría en la integración
emocional. Sin embargo, la reacción catastrófica no es exclusiva de las lesiones
izquierdas y, por otro lado, los afásicos con jerga parecen indiferentes a su afasia, e
incluso dan muestras de moría, agitación o placidez. En vista de lo anterior urgen
estudios que controlen el tipo y localización de la lesión, la edad del paciente y los
304
signos atencionales asociados a los trastornos sensorio-motores o cognitivos de un
hemi-cuerpo en relación con su correspondiente hemi-espacio.
2. Autotopoagnosia, desorientación derecha izquierda y agnosia de dedos
Autotopoagnosia es la dificultad para denominar y/o reconocer partes del propio cuerpo o del cuerpo del examinador en ausencia de afasia y otros signos mentales
que expliquen por sí solos el defecto. La presencia de signos autotopoagnósicos
depende del modo de formular las preguntas y del tipo de respuesta exigida (verbal,
motora, etc.). Por tanto puede implicar defectos semánticos, gnósicos y/o prácticos
e implicar funciones específicas de uno u otro hemisferio. El examen al respecto se
describe en la página 290. La desorientación derecha izquierda se asocia a confusión apraxia constructiva y agnosia de dedos cuando se evalúa con preguntas verbales (Benton, 1961, 1959; Critchley, 1953). En ausencia de confusión tiende a asociarse a afasias de predominio comprensivo. Desgraciadamente las tareas diseñadas para evaluarla son tan variadas que cualquier lesionado cerebral puede fallarlas o mostrar lentitud y vacilaciones anormales por diversos motivos. Por agnosia digital se
entiende el conocimiento de las posiciones, identidades y nombres de los dedos como
instrumentos de acción que pueden activarse independientemente pero que se hallan
en inextricable relación unos respecto de los otros. Se ha propuesto que los dedos
serían las partes del cuerpo más diferenciadas somatosensoria y cognitivamente
(Kinsbourne y col., 1962).
a. Determinantes somatosensorios: según Benton (1968) la discriminación
derecha-izquierda se basa en complejos procesos somatosensorios y lingüísticos. El
aspecto somatosensorio se referiría a un supuesto patrón asimétrico de señales
somestésicas y propioceptivas que llegan a cada hemisferio, el cual probablemente
tiene su origen en las asimetrías primitivas que parecen existir en el neonato
(Melekian, 1981; Turckewitz, 1977). Estas asimetrías en el reflejo de orientación
conformarían posteriormente el gradiente derecha-izquierda, parte integrante del
"esquema corporal" y de la preferencia manual. Es uno de los aspectos más lentos
en desarrollarse (hasta los 8-9 años de edad) mientras que los gradientes arriba-abajo
y adelante-atrás emergen antes (hacía los 4 años de edad), y no parecen implicar sino
un mínimo procesamiento cognitivo. Sólo los retardados mentales severos fallan
discriminaciones del eje "arriba-abajo". En cambio el adecuado reconocimiento
derecha-izquierda (con inversiones respecto del sujeto), correlaciona estrechamente
con el coeficiente intelectual en los niños.
b. Determinantes cognitivo-semánticos: la discriminación derecha-izquierda
implica también factores cognitivos y simbólicos que correlacionan con el nivel
intelectual, particularmente cuando se exigen inversiones mentales (vgr: "con su
mano derecha, señale mi ojo izquierdo"). En cambio los retardados mentales
hemiplégicos (de nacimiento) discriminan normalmente el eje derecha-izquierda,
posiblemente porque la diferencia en la estimulación somestésica aferente es tan
marcada en las hemiplegías que ambos miembros están fuertemente diferenciados
(Benton, 1968).
305
c. Autotopoagnosia, agnosia digital, desorientación derecha izquierda y lateralización de la lesión: como se dijo, estos no son signos unitarios y su aparición
depende en parte del modo de evaluarlos, lo que puede poner de relieve componentes funcionales muy diversos. La agnosia digital implica que la mano ha
perdido parte de su alta diferenciación conceptual y/o sensorial y que se emplea sólo
como instrumento de prensión global y masiva, pero no diferenciada e
independiente. Tal como la autotopoagnosia, la agnosia digital se asocia a afasia
comprensiva cuando se evalúa verbalmente o en tareas que implican rotaciones
sobre el eje horizontal. La denominación e identificación de dedos correlaciona con
la capacidad lingüística, medida según baterías de afasia. En cambio, las pruebas no
verbales (imitar posiciones digitales) tienden a asociarse a lesiones derechas. Sin
embargo, para Kinsbourne y col., (1962) las ejecuciones deficientes en tareas no
verbales de gnosis digital indican signos asociados a lesiones retro-rolándicas
izquierdas. En dicho estudio, los lesionados sin afasia fallaban los tests no verbales
del cuestionario, mientras que los afásicos fallaban el test verbal. Estos autores
piensan pues, que la agnosia de dedos es un signo aislado que detecta una serie de
funciones unitarias dependientes del lóbulo parietal izquierdo.
Sin embargo, últimamente se ha encontrado que estos tests no indican
lateralización de la lesión por ser extremadamente complejos en cuanto a las
demandas de respuesta. Lefford y cois., (1974) encuentran que la identificación de
dedos sobre un modelo dibujado correlaciona con afasia o con demencia y que, en
general mide pensamiento abstracto. Con una batería de 80 ítems de toda suerte y
con sujetos normales, Benton (1961) encontró deficiencias en un 25% de los
lesionados cerebrales, sin ninguna tendencia a la lateralización (o sea, no se
observaban patrones de respuestas según la lateralización del daño). Así pues, una
batería tan extensa como ésta no era sino medianamente sensible a la presencia de
lesión cerebral. Gainotti y cois., (1972) observaron que los lesionados derechos con
agnosia digital mostraban deterioro intelectual y los izquierdos tenían afasia, lo cual
concuerda con el estudio de Sauguet y cois., (1971). Parece ser pues que el hallazgo
de agnosia digital correlaciona con un decremento en el potencial intelectual general,
sin más implicaciones de localización.
3. El sindrome de Gerstmann
Consiste en la combinación de agrafía, acalculia, desorientación derechaizquierda y agnosia digital, y según Gerstmann, indicaría la presencia de una lesión
parietal posterior izquierda (zona angular). Posteriores autores adhirieron a la
concepción original de Gerstmann (1924) referente al valor localizante de estos
signos que indicaban un trastorno en el esquema corporal cuya "representación"
se localizaba en las zonas angulares izquierdas. Kinsbourne y col., (1962)
corroboran esta impresión y separan definitivamente el concepto de signos
afásicos de signos parietales sin afasia. Diferencian la agrafía y la agnosia digital
ocasionada por afasia y por lesión parietal. En este último caso, la agrafía se
caracteriza por dificultades prominentes en ordenar y asignar las secuencias
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adecuadas de las letras, y la agnosia digital por las dificultades "no verbales" para
reconocer las respectivas posiciones de los dedos y la estimulación somestésica y
propioceptiva sobre éstos. Esta premisa suponía que la agnosia digital propiamente
dicha era independiente de los sistemas lingüísticos y que se relacionaría con
perturbaciones en el orden y secuencia espacial al mover los dedos, y por tanto con
trastornos en el "esquema corporal".
Repetidamente se ha señalado que el esquema corporal no es un concepto
unitario ni una memoria estática almacenada en algún lugar focalizado. Se le
concibe como una serie de operaciones complejas y en constante inter-relación
interna y externa que permite diferenciar las diversas partes del cuerpo entre sí y a su
vez, el cuerpo del espacio circundante. Por tanto mal pueden "localizarse" en
alguna zona particular. Otro punto que dificulta unificar el concepto de esquema
corporal es el de que la mayoría de las tareas para evaluar este conocimiento son tan
variadas e implican tantas operaciones cognitivas verbales y no verbales que
difícilmente pueden medir un concepto unitario. Por esto, pacientes con lesiones
encefálicas muy diferentes pueden fallar estas pruebas por motivos muy diversos.
Simplemente las tareas son tan dispares que detectan defectos muy generales como
"enlentecimiento" o "deterioro" (Heimburger y cois., 1964). Ya se vio, por
ejemplo, que ciertos lesionados derechos pueden presentar agrafía y acalculia por
incapacidad de organizar el trazado gráfico en el espacio del papel, pero no por
defectos cognitivos propiamente dichos.
El primero en poner en duda el valor diagnóstico y la existencia misma del
sindrome de Gerstmann en sí fue Benton (1961). Basándose en que los signos que
definen este sindrome son vagos y dispares, Benton estudió 100 pacientes con
lesiones uni-hemisféricas y correlacionó entre sí los puntajes en las siguientes
pruebas: 1) orientación derecha-izquierda 2) reconocimiento digital 3) cálculo
4) escritura 5) praxis constructiva 6) lectura 7) memoria visual verbal y no
verbal. Estas siete tareas correlacionaban entre sí de igual modo, sin tendencia a
mostrar el conglomerado de Gerstmann (que, estadísticamente, consistiría en que
los pacientes con bajos puntajes en tres o cuatro de los primeros tests tuvieran
puntajes normales en los últimos tres y vice-versa). En el estudio de Benton, si un
paciente mostraba tres de los signos de Gerstmann también tenía puntajes
deficitarios en los últimos tres test. Los casos con los cuatro signos de Gerstmann en
general eran afásicos severos o pacientes confusos. Heimburger y cois., (1964)
estudiaron 456 pacientes cerebrales, de los cuales 111 tenían al menos un signo, y 24
presentaban la constelación completa de Gerstmann. Veintitrés de estos últimos eran
afásicos severos y sufrían de lesiones expansivas y malignas. El valor localizante de
la presencia de 3 ó 4 signos de Gerstmann era el mismo que el de la afasia o la
hemiparesis derecha y el hecho de presentar el conglomerado completo
correlacionaba en grado altísimo con la extensión y malignidad de la lesión.
Junto con Benton se concluyó que este sindrome careda de existencia real en sí y
que no indicaba sino severa afasia o deterioro y que por lo tanto era secundario a
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perturbaciones cognitivas y gnóstieas más generales. Admitir que un conglomerado
tal existiera en forma aislada equivaldría a reconocer la existencia de funciones
específicas y superpuestas, relacionadas con el conocimiento digital, la
discriminación derecha-izquierda, el cálculo y la escritura, procesos éstos tan
dispares que no se concibe muy bien cómo pudieran disponer de "mecanismos"
subyacentes comunes, con una representación cortical muy definida (zona angular).
Últimamente, la contienda se ha reavivado a la luz de un informe de caso de
Strab y col., (1974) y Geschwind y col., (1975) de una padente con los cuatro signos
de Gerstmann no afásica y no confusa en la primera evaluación. Sin embargo, éstos
no eran los únicos signos de esta anciana con un diagnóstico presuntivo de demencia
senil. También mostraba apraxia del vestir, desorientación geográfica y severas
dificultades en praxis constructiva, lo que recuerda el hallazgo de Benton (1961) y de
Kinsbourne y col., (1962) de que la agnosia digital correlaciona con praxis
constructiva en un grado equivalente a la correlación con los otros tres signos de
Gerstmann. Benton (1977) aduce que este caso tampoco se ciñe a la definición del
sindrome de Gerstmann, por presentar signos adicionales de desorientadón
espacial, apraxia y agnosia visual, todos los cuales además, paredan secundarios a
un empobrecimiento general conceptual. Benton parece cerrar por el momento la
discusión con la premisa muy clara de que, efectivamente, los cuatro signos de
Gerstmann pueden no asociarse a afasia o confusión, pero que entonces se asocian a
otros déficits de orientación personal y extra-personal. En estos casos habría una
desorganización cognitiva de base que determinaría la presencia de los signos
secundarios (de Gerstmann y otros). El valor localizante de tres o cuatro de dichos
signos es más o menos el mismo que el de la agrafía o acalculia espacial e indican una
lesión retro-rolándica izquierda.
Al respecto vale la pena resumir la experiencia de la autora al respecto. Hasta el
cierre del presente texto, siempre había encontrado estos signos junto con afasia
severa o confusión. Justo antes de terminar el texto, observó un estudiante de artes
de 22 años de edad (al cual ya se aludió), con un hematoma por malformadón en la
arteria angular izquierda, sin signos de confusión y muy leve afasia en lenguaje
referencial (en lenguaje espontáneo, emitía ocasionales parafasias semánticas que
trataba de corregir). Presentaba en grado muy notorio los cuatro signos de
Gerstmann y parecía conformar un caso típico con una lesión coincidencial muy
precisa. Una evaluación más cuidadosa reveló que, además de los defectos ya
mencionados había hemi-inatención para el brazo y la pierna derechos, severa
apractognosia con des-diferenciación del cuerpo respecto del espacio circunvecino
(tomaba su índice por un lápiz y se extrañaba de que no marcara). Presentaba
autotopoagnosia muy severa (cosa rara en estados de conciencia adecuados y en
ausencia de afasia). Su agrafía era casi total y escasamente podía delinear en el aire
algunas vocales. Sus intentos por dibujar un cuadrado (en el aire) fueron
infructuosos. Presentaba alexia muy severa de "profundidad": confundía
"revista" por "periódico", "cantante" por-"artista", etc., y Ida palabras aisladas
en cada renglón sin seguir la línea. Intentó colorear un árbol de rojo y tenía
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elementos de simultagnosia: al ver una estampa de un puesto ambulante de
caramelos como los que abundan en Bogotá, declaró que se trataba de un puesto
ambulante de zapatero, basado en las balineras sobre las cuales reposan estos
puestos. Una vez evacuado el hematoma, los signos gruesos desaparecieron casi por
completo, quedando sin embargo, elementos de agnosia visual, alexia y
desorientación derecha-izquierda, junto con marcada apraxia constructiva y
grafomotora.
Este paciente ilustra, una vez más, la concepción más reciente de Benton en
cuanto a que el valor localizante de los signos de Gerstmann es más o menos el mismo que puede tener la alexia o la agnosia visual. Corrobora que no se presenta aisladamente, aunque puede no ser secundario a afasia o confusión. Este paciente es
extraordinario por la baja frecuencia de estos signos en personas jóvenes, por la
hemi-inatención derecha, por la autotopoagnosia no secundaria a defecto de
conciencia o afasia severa. Pero en último análisis el caso se ajusta a la noción de
Benton: la alexia sin afasia prominente, y la agrafía y apraxia severas señalaban una
lesión retro-rolándica posterior izquierda. La localización precisa de la lesión (zona
angular) mal hubiera podido realizarse sin la evidencia radiológica (Fig. X-2).
FIGURA X-2. Arteriografia del paciente con agnosia visual y heminegligencia contralateral
derecha. Se observa la ruptura de la arteria angular izquierda.
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