Cuantificación, predicción y libertad

Anuncio
MAINSTREAM: POSITIVISMO, NEUTRALIDAD Y ACCIÓN POLÍTICA
Kejsefman Igal (FCE – UBA)
Si tuviéramos que plantear una pregunta rectora del presente trabajo que nos acompañe hasta el
final, sería la siguiente: ¿Cuáles son las consecuencias sociales de la obsesión por la predicción -que
se desprende directamente de la concepción positivista- y es trasladada a la ciencia económica?
Puntualmente queremos profundizar en la relación entre la cuantificación, la neutralidad, la
predicción, la ciencia, la acción política y su relación con la libertad. Centrarse en la ciencia positiva
tiene interés en tanto es hoy la corriente que hegemoniza la ciencia en general.
I. El MÉTODO DEL MAINSTREAM ECONÓMICO
I. I. De Economía Política a economics
Es difícil abordar en poco espacio todas las referencias que hacen los principales principales
exponentes del mainstream (Marshall, Jevons, Walras, Friedman entre otros) a la ciencia positiva. Es
por eso que señalaremos los puntos más importantes -en función del objetivo del presente trabajoque muestran el esfuerzo de transformar la Economía Política en una ciencia positiva (en economics).
¿Cómo se dio este proceso de transformación desde la primera economía política de Smith hasta el
mainstream que hoy se estudia en todas las universidades del mundo? Marshall fue quien jugó un rol
fundamental. Evidentemente influenciado por la cultura burguesa ha puesto las nacientes libertades
individuales en el centro de atención redefiniendo el objeto de estudio de la economía como la ciencia
que “se ocupa especialmente del lado de la vida en que la conducta del hombre es más deliberada y
en el cual éste considera más a menudo las ventajas e inconvenientes de cualquier acción particular
antes de cometerla” (Marshall, 1948: 19). En el mismo sentido, Jevons en La teoría de la economía
política plantea la centralidad del estudio de la actividad voluntaria (1998: 83).
¿Cómo entienden estos economistas a la sociedad? Aquí la misma influencia se hace notar: Marshall
entiende que la sociedad es diferente a la suma de los individuos que lo componen (como la catedral
es diferente a la suma de ladrillos, ventanas y puertas) pero que para abordarla, el método correcto
es partir desde los móviles que afectan a los individuos, es decir partir desde los ladrillos, las
ventanas, etc. (Marshall, 1948: 22). Jevons afirma que “las formas generales de las leyes en
economía son las mismas en el caso de los individuos y en el de las naciones” (Jevons, 1998: 76).
Esto no es otra cosa que el individualismo metodológico.
Tal como lo planteó Comte, el método positivo garantiza poder considerar los hechos del mundo “tal
como son y no tal como deberían ser” (Marshall, 1948: 31). Con el objetivo de lograr esto, Marshall
afirma que a la economía “le cuadra mejor la denominación de “economía”, en un sentido amplio, que
el de “economía política”” (1948: 37) dando el paso más importante para consolidar a la economía
como una ciencia positiva. Expresemos en palabras lo evidente: la transformación de la economía
política en una ciencia positiva implicaba un recorte del objeto de estudio. La política fue sacrificada
en nombre de la ciencia.
¿Cómo se traduce la consigna orden y progreso a la economía positiva? El equilibrio, concepto nodal
de la economía mainstream pretende demostrar que de la consecución de intereses particulares
surge el bienestar y armonía social. En cuanto al progreso científico, este se basa en “aumenta(r) el
número y la exactitud de sus leyes, sometiendo éstas a pruebas de una severidad siempre creciente”
(Marshall, 1948: 27).
En cuanto al concepto de utilidad, central en la teoría mainstream, podemos encontrar su ascendente
en J. S. Mill, quien fue hijo de J. Mill fundador del utilitarismo y discípulo de Comte. De hecho,
Marshall le reconoce expresamente en un apéndice de los Principios de economía que son los
utilitaristas quienes ha ejercido más influencia sobre la ciencia económica moderna (Marshall, 1948:
631) hasta tal punto que si los economistas se ocupan de la acción individual por encima de la acción
colectiva es por influencia directa de aquel corriente filosófica. En el mismo apéndice recién
mencionado, hace referencia a la herencia recibida del pensamiento de Comte, Spencer, Bentham y
J. S. Mill. Por su parte Jevons afirma refiriéndose a Bentham que “incluso las teorías moralistas han
reconocido el carácter cuantitativo” del placer, el dolor y el trabajo, la utilidad. De hecho Jevons
resalta el tratamiento matemático que Bentham da a la ciencia moral. Jevons cita a Bentham:
“Súmense todos los valores de todos los placeres, por una parte y los de todos los dolores, por otra.
Si el saldo está del lado del placer, dará la tendencia buena del acto sobre el conjunto, con respecto a
los intereses de esa persona individual. Si está en el lado del dolor, su mala tendencia sobre el
conjunto” (Jevons, 1998, p. 73).
Para los economistas del mainstream la economics cumple los mandatos de Comte dado que “trata
con hechos que pueden observarse y con cantidades que pueden medirse y registrarse” (Marshall,
1948: 24) lo cual permite elevar a la ciencia económica al mismo nivel que la ciencia natural. En este
sentido Jevons sostiene que “es claro que la economía, si es que ha de ser una ciencia, tiene que ser
una ciencia matemática” (1998: 68).
Tal como señalaba Comte, al abandonar la búsqueda del absoluto se asume que sólo las
manifestaciones son significativas para el estudio. Pero incluso estas son infinitas y es necesario
seleccionarlas. Para poder aislar esa parte de las manifestaciones que se considera significativa se
utilizan los supuestos, absolutamente centrales en las construcciones teóricas de los autores
mainstream porque permiten configurar un modelo. Por ejemplo Marshall afirma que las leyes
económicas indican “la línea de acción que puede esperarse sigan los miembros de un grupo
industrial bajo ciertas condiciones” (Marshall, 1948: 30).
Ahora, ¿Cómo mensurar el dolor, la utilidad, la ansiedad? Jevons explica que los placeres
experimentados por dos personas no pueden compararse directamente por lo que la comparación se
realiza a través de su manifestación (tal como indica el método), es decir, de la correspondencia
dineraria. Así por ejemplo una alta tasa de interés significa una alta tasa de impaciencia. En este
sentido, Marshall acepta que la medida no es perfectamente exacta ya que si lo fuera la ciencia
económica habría llegado al plano de las ciencias físicas, es decir al estadio positivo. A pesar de eso,
la considera lo suficientemente exacta como para permitir analizar los efectos de un shock, más
teniendo en cuenta que la economía -al aspirar a llegar a este estadio positivo- trabaja continuamente
para hacer más exactas sus mediciones. Jevons se expresa en el mismo sentido al decir bajo el
subtítulo “capacidad de medición exacta” que “todos los que alguna vez han sido siquiera un poco
geómetras recordarán la época en que el concepto de ángulo como magnitud era tan vago o quizá
más que de una cualidad moral. Y recordarán bien los pasos a través de los cuales esta vaguedad se
convirtió en claridad y precisión” (Jevons, 1998: 72).
Pero, ¿Para qué se busca mensurar el espíritu? Aquí nuevamente el espíritu comteano se hace
presente. No olvidemos que en última instancia el destino o fin del espíritu positivo radica en la
correcta predicción racional, y que el propio Jevons reconoce el papel de la inducción al describir el
método de la economía. Marshall, en el apéndice que dedica al método de la economía precisamente
refiere a que el análisis y la deducción permiten seleccionar hechos, agruparlos y explicar el pasado
(presente) y con ello lograr inferir (predecir) el presente (futuro) (Marshall, 1948: 642).
Por supuesto que tanto Jevons como los demás autores que aquí estamos tomando, deben
preguntarse a cerca de la factibilidad de hacerse de esos datos. En este sentido Jevons es quién
encara esta problemática con mayor profundidad. Desde su perspectiva los datos se encuentran en
los libros de contabilidad de los comerciantes, en las cotizaciones de las acciones y en las listas de
precios, lo cual gracias a un correcto procesamiento podría convertir a la economía en una ciencia
exacta (Jevons, 1998: 73). A partir de esta clase de observaciones puede comenzar a comprenderse
cuál es el rol que juega el supuesto de información completa. Sin él, la modelización es imposible.
Esa información, es esencial para “dotar las fórmulas de significado exacto” (Jevons, 1998: 80).
I. II. Algunas críticas a la ciencia económica como ciencia positiva
En primer lugar queremos señalar el esfuerzo intelectual realizado por economistas pertenecientes al
mainstream para tratar los fenómenos socio-políticos como si fueran físico-naturales, para que la
ciencia económica pueda constituirse como una ciencia positiva. Han tratado de mostrar los modelos
como una herramienta neutral para aprehender la realidad, como una herramienta objetiva. Sin
embargo, tal como señalaba Hegel si el conocimiento es un medium para aprehender el objeto que el
sujeto tiene frente a sí, no pueden ser neutrales, sino que necesariamente moldean al objeto o lo
reflejan sin apoderarse de él (Hegel, 2009: 51).
Para los positivistas aprehender el todo pone en jaque a la ciencia misma y siendo la realidad
infinitamente compleja debe conformarse con conocer la parte. En este punto descartan todo lo que
no esté a la vista: es a partir de estas manifestaciones que se arman los modelos que no son otra
cosa que un proceso de depuración al seleccionar una parte de la realidad fenoménica. Ahí aparece
el problema porque si el conocimiento es concebido como una parte real del objeto real, cómo
obtenerlo (mediante qué operación), se transforma en su problemática específica: cuál es el mejor
método/modelo para aprehender al objeto.
Althusser plantea que “cuando el empirismo señala la esencia como objeto del conocimiento, confiesa
algo importante que al mismo tiempo niega, confiesa que el objeto de conocimiento no es idéntico al
objeto real, puesto que lo declara solamente parte del objeto real. Pero niega lo que confiesa,
reduciendo, precisamente, esa diferencia entre dos objetos, el objeto del conocimiento y el objeto
real, a una simple distinción de las partes de un solo objeto: el objeto real” (p. 45). Es decir por un
lado se confiesa la existencia del objeto real y el conocimiento (esencia del objeto real). Pero en el
análisis negado, sólo está el objeto real.
Y si un modelo es una caricaturización (lo que Weber llamaba “fortalecimiento conceptual”), debemos
preguntarnos dos cosas: a) si una parte de la realidad que ha sido caricaturizada, ¿cómo se garantiza
el criterio de objetividad al momento de realizar dicho recorte (lo que recién llamamos depuración o
abstracción)? ¿Por qué tomar unos supuestos y no otros para dicho fin? Y b) Si sabemos que es una
caricaturización ¿cuál es el valor de una herramienta que deforma (caricaturiza) la realidad, si luego
va a ser descontado como plantearía Hegel (es decir, sabemos que no es una copia fiel de la realidad
por lo que tenemos que suponer que hay otra verdad)? “Al separar del objeto real una supuesta
esencia, todas estas formas de interpretación del fenómeno del conocimiento abren la puerta a las
diversas metafísicas que había expulsado” (Marí, 1974: XIX).
Lo paradójico del planteo es que siendo los modelos una caricaturización de la realidad, tengan la
pretensión de ser su representación exacta. Para llevar a cabo este objetivo es utilizada cada vez con
mayor profundidad la matemática. Sin embargo, es necesario advertir acá que creer que el
formalismo matemático puede extraer la esencia de lo real presupone que el lenguaje matemático es
el procedimiento correcto para ello. Esto es, como mínimo, metafísico dado que no hay nada que
garantice la unión matemática-realidad.
Ya planteamos que el positivismo cristalizó en el mundo de las ideas el orden burgués. Ahora
podemos ver cómo dichos modelos presuponen la existencia de un equilibrio (armonía social) al cual
necesariamente se tiende, instalan el egoísmo, la competencia, el cálculo aplicado a todos los
ámbitos de la vida, utiliza el término bienes en lugar de productos del trabajo, para dar algunos
ejemplos.
Las crisis que experimentan las relaciones modelizadas en los modelos son siempre temporales para
luego de un tiempo, reestablecer el equilibrio. No existen saltos cualitativos (el resultado de una crisis
del sistema capitalista nunca arroja la conformación de un sistema socialista). Dice Althusser que esta
“esto equivale a decir que todo el problema de la filosofía occidental está dominada no por el
'problema del conocimiento', sino por la solución ideológica, es decir, impuesta anticipadamente por
'intereses' prácticos, religiosos, morales y políticos, extraños a la realidad del conocimiento que este
'problema' debía recibir. Como lo dice tan profundamente Marx desde la Ideología alemana: 'no
solamente en la respuesta había engaño, sino también en la propia pregunta'” (Althusser, 2004: 59).
La pregunta fue planteada a medida.
Al comienzo de la sección afirmamos que la constitución de la economía como ciencia positiva, se
realizó recortando su objeto de estudio tratando de dejar afuera a la política. Luego de todas estas
críticas aquí presentadas, ¿Podemos decir que la objetividad fue alcanzada?
II. CUANTIFICACIÓN, PREDICCIÓN Y LIBERTAD
II. I. Medir para prever
Comte plantea que el quehacer científico no es “la estéril acumulación de observaciones” (Comte,
1984: 115) sino que la previsión es el destino final de las leyes positivas y también vimos que esta
premisa es atendida por el mainstream.
De hecho en consonancia con estos planteos, los positivistas entienden que la ciencia positiva -la
economía positiva en nuestro caso- debe ser, como nos planteaba Marshall, la base para la acción
racional que considera las ventajas e inconvenientes de cualquier acción particular antes de
cometerla.
El investigador que quiera que el modelo sea útil se topa con la necesidad de asignarle valores a las
variables y parámetros intervinientes por lo que la cuantificación de la sociedad se presenta como un
problema. La medición y cuantificación de la vida social, subsidiarias de la obsesión por la predicción,
toman extrema relevancia: sin cuantificación (exacta) no hay predicción (exacta). Es a partir de esto
que entendemos que existe una necesidad en la cuantificación de la vida social, de cada acto, para
poder ser procesado en algún modelo. Recordemos que tanto Marshall como Jevons plantean la
posibilidad y necesidad de perfeccionar las mediciones, e incluso por qué vías llevar a cabo dicha
tarea.
¿Cuál es el rol de los supuestos en el proceso de cuantificación y previsión? Son quienes ordenan al
objeto para poder llevar a cabo la cuantificación. Los supuestos no sólo garantizan que el mercado
ajuste hacia el punto de equilibrio, sino que además permite conocer y preveer dónde va a ajustar.
II. II. Libertad, divino tesoro
Pocos valores la burguesía ha levantado más que la libertad. Libertad de pensamiento, de prensa, de
mercado, de empresa, de elección. La libertad es fundante del individuo moderno. Nada ni nadie nos
puede decir qué hacer. Pero al mismo tiempo debemos atender a una especificidad: la libertad así
planteada es puramente negativa: libertad de (Fromm, 1966). La voluntad individual así ocupa un
lugar central.
Tal es así que Marshall, entiende que la Economía estudia la libre voluntad de elección fundada en la
emancipación de la costumbre, el crecimiento de la actividad libre, motivada por los propios instintos.
Con lo dicho hasta aquí, queremos destacar que la libertad de acción es el supuesto más básico de
los modelos mainstream, dado que es el ánima del modelo. Son las libertades individuales, tal como
las conocemos en la modernidad las que les dan existencia a los modelos. Dado que los modelos son
a-históricos, muchas veces este supuesto ni siquiera es mencionado (como sí la competencia
perfecta, información completa y demás), sino que es un supuesto implícito. Pero es preciso dejarlo
claro: sin libertad de acción no hay modelo.
Ahora bien, una vez que expusimos la importancia de la medición y la predicción para la teoría
mainstream, y una vez presentado el rol del la libertad individual como fundamente la existencia
misma del mercado (y de su modelización)… ¿no nos hayamos frente a una contradicción? O para
decirlo de otro modo: ¿Pueden la medición, y la predicción convivir con la libertad individual?
II. III. Libertad y economía positiva: una relación complicada (a superar)
Generalmente cuando se plantean las críticas al empirismo, éstas refieren a la carga teórica de las
observaciones empíricas: siempre que miramos lo hacemos a través de un lente. Pero es importante
ver “la otra cara de la moneda, a saber, lo que podríamos llamar 'carga aplicativa' de todos los
constructos teóricos”. Esto significa que “las teorías empíricas están siempre construidas en vistas a
algunas aplicaciones 'externas' concretas, de tal modo que las aplicaciones están incluidas también
conceptualmente en la teoría misma” (Marí, 1990: 34). Esto es significativo a la luz de lo planteado en
la sección anterior: el engaño está en la pregunta en tanto que fue construida en función de una
respuesta (con determinados intereses).
Si entendemos que la verdad ahora está hegemonizada por la producción científica positivista y que
por todo lo expuesto anteriormente su neutralidad ha quedado desmitificada, la ciencia deja de ser
una autoridad neutral. En este sentido es que Erich Fromm plantea que en nuestra sociedad “en lugar
de la autoridad manifiesta, lo que reina es la autoridad anónima. Se disfraza de sentido común,
ciencia, salud psiquica, normalidad, opinión pública” (Fromm, 1966: 204). Si aceptamos que la carga
aplicativa no es inocente, poco a poco entramos en el terreno de la acción política. Si la actividad
científica viene preñada de deber ser, ¿Cuál es la carga aplicativa de los modelos mainstream? Ya
expusimos que su carga aplicativa es la reproducción del mundo burgués-capitalista.
Lo que nos interesa plantear ahora es otro aspecto: la carga aplicativa de los supuestos que postula
el modelo. Al plantearnos la necesidad de cuantificación de la sociedad planteamos que los
supuestos son quienes ordenan la realidad para que esta sea cuantificable. Es decir, ¿cuáles son los
deber ser de los supuestos? Para citar un ejemplo significativo podemos pensar en el mercado de
trabajo neoclásico. Un mercado, para ajustar correctamente y eliminar la desocupación involuntaria,
debe tener libre entrada y salida de agentes, el Estado no debe intervenir y debe haber flexibilidad
salarial a la baja. Hasta aquí la teoría. Pensemos ahora en las políticas flexibilizadoras de los ’90: la
flexibilización laboral es un deber ser que se desprende directamente de los supuestos del modelo.
Nos permite saber cómo debería ser la realidad si queremos que esta ajuste al equilibrio y se parezca
al modelo. ¿Por qué alguien querría que la realidad se parezca al modelo? Aquí entra la importancia
de la predicción, que plantamos desde un inicio al presentar la filosofía positiva.
Entonces aparece un segundo deber ser: en el primero, la realidad fue ordenada para poder predecir.
El segundo deber ser es efectivamente medir todos los aspectos de la vida social. Cuando decimos
todos, nos referimos literalmente a todos los aspectos de la vida social. Y esta medición debe hacerse
de manera exacta. Recordemos que Marshall planteaba que hay que trabajar continuamente para
hacer más exactas sus mediciones y Jevons garantizaba que con el paso del tiempo existiría la
factibilidad de hacerse de esos datos. Es decir, para los positivistas hay que trabajar por la concreción
de ese objetivo y que tendencialmente esto era posible. “Trabajar por”, no es más que una
recomendación de política cuyo objetivo es satisfacer la necesidad de cargar los datos en las
ecuaciones de comportamiento.
¿Cómo es posible cuantificar la vida social? ¿Bajo qué condiciones sociales es posible pensar en una
física de lo social tal como planteaban los positivistas?
Lawson afirma que “si la predicción de eventos ni es posible ni necesaria es igualmente indeseable.
Porque la posibilidad de una predicción exitosa, girando como lo hace alrededor de la existencia de
conjunciones constantes de eventos, significaría o bien que el futuro está ya determinado o bien, si
ciertas variables “exógenas” pueden ser establecidas por nosotros, abierta al control social”. Luego
concluye: “En cualquier caso la situación sería inconsistente con la posibilidad de elección y libertad
humana generalizada” (Lawson, 1996).
Así queda planteada nuevamente la contradicción pero con la diferencia de que ahora sabemos que
la búsqueda de la cuantificación en pos de una predicción exitosa es un deber ser. “sólo el
conductismo social1 asegura la posibilidad de concretar el programa de la ciencia unificada y su
voluntad de formular predicciones en el 'lenguaje unificado del fisicalismo' con ayuda de leyes” (Marí,
1990: 39). El conductismo social, única forma de medir todos los aspectos de la vida le abre las
puertas al control social. La determinación, tendencialmente vence a la libertad de. Decimos
tendencialmente porque lo estamos pensando en el límite. Sólo bajo un estado totalitario, convirtiendo
al individuo en un autómata (agente representantito) es posible pensar en cuantificar con precisión
absolutamente todo, y en ese sentido es incompatible con la libre elección, con las libertades
individuales. Antes nos preguntábamos si cuantificación/predicción perfecta podían convivir con la
libertad individual (de). Ahora podemos responder que no.
“El individuo deja de ser él mismo; adopta por completo el tipo de personalidad que le proporcionan
las pautas culturales y por lo tanto se transforma en un ser exactamente igual a todo el mundo (…)”
(Fromm, 1966: 224). La diferencia entre el yo, y los demás desaparece y el terreno está listo para que
el individuo sea agregable en una función matemática. “Transformarse en un autómata, contradice
una de las ideas más difundidas concernientes al hombre de nuestra cultura. Se supone que la
mayoría de nosotros somos individuos libres de pensar, sentir y obrar a nuestro placer. Y por cierto
no es ésta tan sólo la opinión general que se sustenta con respecto al individualismo de los tiempos
modernos, sino también lo que todo individuo cree sinceramente en lo concerniente a sí mismo; a
saber, que él es él y que sus pensamientos, sentimientos y deseos son suyos. Y sin embargo,
aunque haya entre nosotros personas que realmente son individuos, esa creencia es, en general, una
ilusión (…)” (Fromm, 1966: 204). En resumen: al tiempo que somos transformados en individuos
uniformes, moldeados por pensamientos ajenos, nos concebimos como libres y sujetos únicamente a
nuestra propia voluntad. En este proceso, la autoridad anónima de la ciencia y el sentido común
vuelve a hacerse presente, mientras el individuo pierde su propio yo. Liberado de los vínculos
exteriores el individuo está en condiciones de actuar según su propia voluntad si supiera lo que
quiere, piensa y siente. Pero no lo sabe. Se ajusta al mandato de autoridades anónimas y adopta un
yo que no le pertenece.
Tomando a Fromm, la superación está dada en pensar un sistema social y económico que no esté
basado en la libertad de, sino en la libertad para: “Los sistemas autoritarios no pueden suprimir las
condiciones básicas que originan el anhelo de libertad; ni tampoco puede destruir la búsqueda de
libertad que surge de esas mismas condiciones”. Pero todo esto ya es tema para otro trabajo.
1
El conductismo, es una corriente de la psicología que se basa sus estudios en la conducta del individuo, es
decir en las manifestaciones (tal como indican los cánones positivistas)..
Para concluir, queremos dejar asentado el problema: los modelos tienen como ánima la característica
principal de la sociedad moderna, a saber, la libertad individual. Sin embargo la necesidad misma de
cuantificar exactamente todos los actos de la vida social, termina por sugerir prácticas que terminan
actuando –en forma tendencial- paradójicamente, contra esa libertad que es su principal fundamento.
BIBLIOGRAFÍA:
Althusser, L (2004): Para leer El Capital. México: Siglo XXI.
_______(1985): Curso de filosofía para científicos. Barcelona: Planeta-Agostini.
Carnap, R. (1993): “La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje”, en Ayer,
A. J. El positivismo lógico. Madrid: FCE.
Comte, A. (1984): Discurso sobre el espíritu positivo. Argentina: Ediciones Orbis.
Descartes, R. (2007): meditaciones metafísicas. Madrid: España, Austral.
Friedman, M. (1986): “La metodología de la economía positiva”, en Hahn y Hollis (comp.), Filosofía y
teoría económica. México: FCE.
Fromm, E. (1966): El miedo a la libertad. Argentina: Paidos.
Hegel, G. W. F. (2009): Fenomenología del Espíritu. Argentina: FCE.
Jevons, W. S. (1998): La teoría de la economía política. Madrid,:Ed. Pirámide
Kant, E. (2003): Crítica de la razón pura. Buenos Aires: Editorial Losada.
_______(2005): Prolegómenos a toda metafísica del futuro. Buenos Aires: Editorial Losada.
_______(1985): “¿Qué es la ilustración?” en Filosofía de la historia. México: FCE.
Marí, E. (1990): Elementos de epistemología comparada. Buenos Aires: Punto Sur.
_______(1993): “El positivismo” en Papeles de Filosofía I. Buenos Aires: Biblos.
_______(1974): Neopositivismo e ideología. Argentina: EUDEBA.
Marshall, A. (1948): Principios de economía. Madrid: Aguilar.
Lawson, T. (1996): “The Predictive Science of Economics” en Medena, S. y Samuels, W. (eds.), How
Economics do Economics? Cheltenham: Editor E. Elgar.
Popper, K. (1978): “La lógica de las ciencias sociales” en Popper, Adorno, Dahrendorf, Habermas. La
Lógica de las Ciencias Sociales. México, D.F.: Editorial Grijalbo.
_______ (1968): la racionalidad y el status del principio de racionalidad. Revista de Occidente, VI,
2da. Época, 65, 133-146.
Walras, L. (1987): Elementos de economía política pura. Madrid: Alianza editorial.
Documentos relacionados
Descargar