Julio 2015 Apertura La Fórmula Uno del emprendedurismo A orillas del Mediterráneo, el certamen World Entrepreneur of The Yeaf que organiza EY reflejó que la invisible mano del mercado acaricia a quienes tienen las ideas más innovadoras. Pocos obreros interrumpen la quietud de la calle Quai Albert I, homenaje a quien fuera uno de los príncipes de Mónaco. A metros del Mediterráneo, desmiembran las gradas que vieron cómo cruzaba primero la bandera a cuadros el piloto alemán de Fórmula Uno Nico Rosberg, a quien le bastó sólo una hora y 49 minutos para darle 78 vueltas al diminuto principado, de 2,2 kilómetros cuadrados de superficie. Temporada de competencias vive este país durante su primavera. Los autos de la F1 traspasaron el Atlántico rumbo a Canadá para una nueva fecha en su calendario. Y, en tierras monegascas, estacionaron 65 emprendedores de 53 países, en el marco del certamen World Entrepreneur of The Year, que la firma EY organiza desde hace15 años. No desentonaron con el lujo del lugar -según la OCDE, en 2009, perdió formalmente su estatus de paraíso fiscal-, donde el alquiler de un piso ronda los 20.000 euros mensuales y los habitantes promedio salen a pasear subidos a una Ferrari o un Maserati. De unir todos sus ingresos, los empresarios que asistieron al evento fumaban un balance con una facturación anual de US$ 38.000 millones y un plantel de 334.000 empleados. El Hotel Hermitage, tallado de incontable cerámica, fue la base de operaciones donde los candidatos al galardón máximo presentaron sus compañías ante un jurado, compuesto por siete ganadores de otras ediciones. Los perfiles variaban e iban desde el brasileño Pedro Lima, máximo productor de café en su país, al empresario israelí Benny Landa, creador de la primera impresora digital a color y, por estos días, avocado a innovar con nanotecnología. "El triunfador provendrá de la industria farmacéutica", se escuchaba en los pasillos. Uno de los más nombrados era David Hungj fundador de Medivation, compañía con una capitalización bursátil de US$ 1000 millones que produce inyecciones contra el cáncer de próstata, entre otros desarrollos. No se quedaba atrás el máximo fabricante de vacunas a nivel mundial: Cyrus Poona- walla, quien, tras sólo US$ 25.000 de inversión inicial, hoy, comercializa 1300 millones de dosis por año. Hugo Sig- man, fundador y CEO de Grupo Insud, representante argentino, también entraba en esta miniterna. Presumiendo de aquello de lo que careció -y, aún, lo hace- durante tiempo el mercado, en EY, celebraban la alta cantidad de mujeres nominadas: eran seis. Primera representante de Perú en la competencia, Rosario Bazán destilaba simpatía trujillana ante quien le preguntara por DanPei; su empresa agroexportadora que, destacada por la exportación de espárragos al mundo, para 2015, proyecta una facturación de US$ 160 millones. "Rosa María", se presentaba a APERTURA la británica emprendedora Rosemary Squire, en perfecto español. Junto a su esposo, es fundadora y CEO del Ambassador Theatre Group, el más grande del Reino Unido, con 39 teatros en su haber, 11 millones de tickets vendidos por año y más de 30 producciones realizadas el año pasado. "Venimos de comprar la sala más importante de Broadway", contó al pasar; cuando explicaba sus planes de expansión a los Estados Unidos y Asia. La calidez de Mónaco con el empresariado lo transforma en espacio propicio para que CEOs de las principales multinacionales decidan hablar, en simultáneo a la elección del emprendedor del año. El lugar elegido fue la Ópera de Montecarlo, donde Howard Schultz, CEO de Starbucks, abrió una serie de conferencias. "Sean humildes", aconsejó a la audiencia. Más relajado, después, se animó a gatillar críticas a la gestión Obamá: "Hace dos años y medio, el Gobiernb de los Estados Unidos cerró y todos estamos con una profunda falta de liderazgo". Rememoró una película Bill Ford, bisnieto de Henry y actual CEO de la automotriz, quien no negó el incierto futuro que le espera: "Si miras el cambio que está llegando a nuestra industria, es rápido y furioso; cambiará dramáticamente nuestro modelo de negocio". El CEO de Coca-Cola, Muhtar Kent, se vio en apuros, tras permitir que oyentes de su disertación realizaran preguntas. En medio de anuncios de renuncia por parte de Joseph Blatter a la FIFA, dio su visión como ejecutivo de uno de sus máximos sponsors: "Es una organización que necesita ser reparada. Es el principio de todo, no el final. Fue una buena semana". Evadió, olímpicamente, la consulta sobre la cuestionada salubridad de los productos de su compañía. Prefirió contestar: "Se paga el precio de estar presentes en tantos sectores. En cualquier lugar del mundo que uno mire, contabilizamos una parte muy pequeña del consumo individual de calorías: 3,4 por ciento". Otros empresarios de primera línea, como Edgar Bronfman Jr., CEO de la discográfica Warnei; preferían darse vuelta las credenciales con sus nombres, para despistar a quienes iban en busca de ellos. Comprador compulsivo de compañías, también, rondaba por el principado Sir Martin Sorrell, CEO de WPP, el grupo de Comunicaciones y Marketing más grande del mundo. Tras cobrar un sueldo en 2014 de US$ 65 millones, tuvo tiempo de brindar su recomendación para triunfar en el mundo actual de los negocios: "Primero, aprendan mandarín y, luego, código". Además, planteó cómo será su camino en los próximos años: digital. "Uno no debe tener miedo de canibalizar a sus propios negocios. Si no se come a sus propios hijos, alguien más lo hará", concluyó. Así como el emprendedurismo se convirtió en una de las monedas corrientes más preciadas y limpias del mercado empresarial, los jóvenes con compañías propias se perfilan como el nuevo cliché del universo entrepreneur. En un reporte presentado en el evento, EY dio a conocer que el 65 por ciento de las personas de 25 a 44 años dice que quiere comenzar un negocio de su autoría. Impregnados de nuevas ideas, también, continúan posicionándose como aquellos que transmiten la innovación en los ámbitos intracompany: el 47 por ciento de los emprendedores consultados por la Big Four informó que los más chicos habían hecho ese trabajo en sus organizaciones y el 40 por ciento vio cómo habían ayudado a los más grandes a desarrollar habilidades en el mundo digital y tecnológico. El veinteañero Jamal Edwards, you- tuber británico devenido en millonario, desentonaba con sus zapatillas de básquet y sus remeras coloridas, mientras charlaba con magnates que sufrían el calor en traje y corbata. Postales mediterráneas de cambios generacionales en los negocios. En Mónaco, la mano invisible del mercado demostró que acariciará a quien piense las ideas más rentables.