1 Lesión de Ligamento Cruzado Anterior: Compensación durante la marcha mediante activación de los músculos isquiosurales. AGUIAR Gerardo, BRAIDOT Ariel, CURI Luciano Depto Biomecánica FIUNER, [email protected], 0343- 4975700 int. 121, Km 11.5 Ruta 11 Oro Verde E.R Resumen— En la rodilla con ligamento cruzado anterior (LCA) deficiente se produce un desplazamiento tibial anterior durante la marcha y los componentes óseos, ligamentosos y musculares de la rodilla se cargan de manera muy diferente en comparación a la rodilla normal. Aumentando la activación de los músculos isquiosurales es posible compensar el desplazamiento tibial anterior y reducir las diferencias entre la rodilla normal y la deficiente. Esta compensación es efectiva hasta cierto grado y es función del instante de la marcha considerado. Una compensación excesiva es contraproducente elevando las fuerzas de contacto entre los componentes óseos. En este trabajo se analiza el patrón de activación óptimo para compensar el LCA deficiente. Se utiliza un modelo que incluye los huesos, ligamentos y músculos que componen la rodilla y se incorporan todos los datos antropométricos, cinemáticos y dinámicos medidos. Se simula la marcha completa y se calcula el desplazamiento tibial anterior en cada instante de la marcha entre la rodilla normal y la deficiente. Se calculan los patrones de activación necesarios para reducir el desplazamiento tibial anterior en diferentes grados. En la rodilla con LCA deficiente el grado de reducción del desplazamiento óptimo puede ser alcanzado desarrollando durante la fase de apoyo una activación isquiosural similar a la desarrollada durante la fase de vuelo en la marcha normal. De esta manera es posible descargar los ligamentos y contener la tibia sin generar fuerzas entre los segmentos óseos excesivamente superiores a los valores durante la marcha en la rodilla normal. Palabras clave— ligamento cruzado anterior, desplazamiento tibial, compensación. L I. INTRODUCCIÓN as lesiones de LCA se encuentran entre las más frecuentes sufridas por deportistas. Se estima que, únicamente para el caso de esquiadores, existen alrededor de 100.000 lesionados de LCA por año en los Estados Unidos [4], no se cuentan con datos estadísticos en la Argentina, pero se sabe que la proporción de lesiones es similar. La principal función del LCA es prevenir el desplazamiento anterior de la tibia relativo al fémur. La ruptura de LCA típicamente implica una pérdida de la estabilidad en la articulación de la rodilla, de la fuerza de la musculatura circundante y de la funcionalidad. Generalmente se requiere de una cirugía reconstructiva para recuperar la estabilidad de la articulación [10]. En los casos en que la cirugía no es necesaria o posible, es de ayuda estabilizar la rodilla mediante ejercicios y variaciones en la marcha que pueden ser diseñadas mediante la modelización. Los modelos bidimensionales son ampliamente utilizados debido a que las rotaciones máximas no superan los ±5º en el plano transversal [6]. Un modelo bidimensional de rodilla propuesto para la marcha normal analiza una posición seleccionada simple en la fase temprana de la marcha donde el momento de flexión de la rodilla es máximo [7]. Este cuadro en particular le permite despreciar las fuerzas inerciales y los momentos angulares de la tibia y el pie. La evaluación de este modelo en el instante de momento de flexión máximo no garantiza tener las mayores situaciones de carga en los componentes individuales de la rodilla. Es interesante evaluar el modelo en el ciclo de marcha completo para lo cual el se deben incorporar las fuerzas y momentos inerciales entre otras consideraciones. En este marco se completa el modelo y se analiza la activación isquiosural mínima necesaria para reproducir los datos medidos durante la marcha. Se propone en base a este último una activación muscular adecuada y se modela el ciclo completo de la marcha. Se analiza la rodilla normal y la rodilla con LCA deficiente, se comparan los desplazamientos medidos y se proponen patrones de activación muscular para corregir estos desplazamientos durante todo el ciclo de la marcha. II. MÉTODOS El modelo utilizado en este estudio es bidimensional en el plano sagital de la rodilla (Fig. 1) y está basado en trabajos anteriores que no llegaban a contemplar el ciclo de marcha completo [7]. A continuación se resumen las características principales del modelo resaltando los cambios realizados para analizar el ciclo completo de la marcha. Se detallan las modificaciones al modelo para analizar las compensaciones en el desplazamiento tibial anterior para el caso de rodillas deficientes. Fig. 1: Modelo de la articulación en el plano sagital. 1: Fémur, 2: Tibia, 3: Rótula, 4: Ligamentos del contacto tibio-femoral, 5: Ligamento rotuliano, 2 6: Músculos del cuadriceps, 7: Músculos isquiosurales. Derecha: Fuerzas y momentos que intervienen en el balance dinámico de la tibia. El modelo se compone de 3 elementos óseos: la tibia, el fémur y la rótula, los grupos musculares isquiosurales y cuadriceps, y los ligamentos: rotuliano, cruzados anterior y posterior, colaterales medial y lateral, y la cápsula medial. Se utilizan sistemas de referencias fijos a la tibia, el fémur y el HAT. El desplazamiento relativo entre los sistemas de la tibia y el fémur es (X0, Y0) referido al sistema tibial y el ángulo relativo entre estos sistemas de referencia es el ángulo α de la rodilla [1]. La superficie articular del plateau tibial es modelada como un plano inclinado [8]. La superficie articular de la rótula es modelada como un plano vertical [11], [17]. La superficie articular del cóndilo femoral (articulación tibiofemoral) y la superficie articular rótulofemoral en el fémur se modelan como superficies elípticas [17]. Tanto en el caso de la articulación rotulo-femoral como en la tibiofemoral las superficies de contacto son lisas, indeformables y sin rozamiento [1]. Debido a que las superficies articulares no presentan rozamiento, las fuerzas de contacto tibio-femoral y rótulo femoral son perpendiculares a la tangente entre las superficies articulares en el punto de contacto. Los ligamentos son modelados mediante una función tensión deformación no lineal a baja deformación y lineal a alta deformación [2], [16]. La deformación de los ligamentos se obtiene a partir de sus coordenadas de inserción en la tibia y el fémur [1], [2], de la posición relativa de éstos (X0, Y0, α) y de sus deformaciones de referencia. El ligamento rotuliano es considerado indeformable debido a su alta constante de elasticidad. Los músculos son considerados con una respuesta a la activación de forma proporcional a la máxima fuerza isométrica [3], debido a que las activaciones son pequeñas durante la marcha y no se presentan los efectos no lineales como en la fatiga. La dirección de acción de las fuerzas en los ligamentos y músculos se determina utilizando los puntos de inserción en los componentes óseos. En el caso de los músculos isquiosurales se utilizan círculos de acción debido a que éstos rolan en torno al cóndilo femoral [9], [12]. En [7] se analizan equilibrios cuasi-estáticos para la tibia y la rótula considerando que se estudia solamente un instante de la marcha en el cuál los segmentos óseos están prácticamente en reposo. Para considerar el ciclo de marcha completa es necesario plantear el equilibrio dinámico de la tibia, para lo cual se considera el momento de inercia de la tibia respecto al punto P (definido como la intersección del eje y del plateau tibial) como: 2 I = I 0 + mT * L p Donde: I : momento de inercia de la tibia respecto del punto P I0 : momento de inercia de la tibia respecto del centro de masas mT : masa de la tibia Lp : radio de giro de la tibia [13] Se plantea el equilibrio dinámico de la tibia mediante (los momentos son considerados respecto al punto P): mT g + FRP + FCTF + ∑FI i + ∑FL i + FLR = mT aT MT + MRP + MCTF + Donde: ∑M + ∑M Ii Li + MLR = IT αT (1) (2) FRP : Fuerza de reacción del pie en el tobillo. FCTF : Fuerza de contacto tibio-femoral. FIi : Fuerza de los haces de los músculos isquiosurales. FLi : Fuerza de los Ligamentos en el rodilla. FLR : Fuerza del Ligamento Rotuliano. aT, αT : aceleración lineal y angular de la tibia. g : aceleración gravitatoria. mT, IT : masa y momento de inercia de la tibia (referido a P). MT : Momento generado por el peso de la tibia. MRP : Momento de reacción del pie en el tobillo (incluyendo el momento de reacción y los momentos generados por la fuerza de reacción FRP). MCTF : Momento de reacción generado por la FCTF. MIi : Momentos generados por los haces de los músculos isquiosurales. MLi : Momento generados por los ligamentos. MLR : Momento generados por el ligamento rotuliano. Para la rótula se plantea un equilibrio cuasi estático debido a que la masa de la rótula es despreciable. Se consideran las fuerzas y momentos producidos por el ligamento rotuliano, los haces del músculo cuadriceps y la fuerza de contacto rótulo femoral. Se debe cumplir: (3) FC RF + ∑ FCuad + FLR ≈ 0 i MCRF + ∑ MCuad i + MCTF ≈ 0 (4) Donde: FCRF: Fuerza de contacto rotulo-femoral. FCuad i : Fuerza de los haces del músculo cuadriceps. FLR: Fuerza del Ligamento Rotuliano. MT : Momento generado por el peso de la tibia. MRP : Momento de reacción del pie en el tobillo. Se utilizan los datos cinemáticos y dinámicos registrados por Winter [14]. La resolución del modelo para cada instante de la marcha se realiza utilizando un algoritmo iterativo: I. Se define un valor de activación de los músculos isquiosurales AH y se calcula la fuerza ejercida por ellos. II. Se propone un valor inicial al desplazamiento entre la tibia y el fémur X0. III. Se analiza el contacto tibio-femoral: 1. A partir del ángulo de la rodilla, el desplazamiento X0 y las condiciones de contacto se obtiene Y0 y se completa la descripción de las posiciones relativas de los segmentos tibia y fémur. 2. Se calcula la orientación y punto de aplicación de la fuerza de contacto. 3. Se calculan las orientaciones y direcciones de los ligamentos de la rodilla, sus deformaciones y esfuerzos. 4. Se calculan las orientaciones de los músculos isquiosurales. 5. Se plantea el balance de fuerzas y momentos en la tibia (ecuaciones 1 y 2) obteniendo como salida la fuerza de contacto tibio-femoral, la orientación y el esfuerzo soportado por el ligamento rotuliano. IV. Conocida la orientación del ligamento rotuliano se calculan las coordenadas del vértice anterior inferior de la rótula (Punto A, Fig. 1) V. Se analiza el contacto rótulo-femoral: 1. Conocido un punto fijo de la rótula y la posición del fémur es posible determinar la orientación de la rótula para que se cumplan las condiciones de tangencia. 3 2. Se calcula la orientación y punto de aplicación de la fuerza de contacto. 3. Se determina la orientación de los haces del músculo cuadriceps. 4. Se plantea el balance de fuerzas de la rótula (3) obteniendo como salida la fuerza de contacto rótulo-femoral, y las fuerzas de los haces del músculo cuadriceps. VI. Se calcula el momento de la rótula (4). VII. El momento total de la rótula debe ser prácticamente nulo debido a la masa cuasi despreciable de la misma, con lo que este valor se utiliza como función de error para la corrección del valor del desplazamiento X0 en el punto II. necesarias para reducir el desplazamiento en diferentes proporciones. Se analizan compensaciones del 50% y 100% de este desplazamiento aumentando la activación de los músculos isquiosurales. Los casos analizados se resumen en la Tabla I: Liu et. al. [7] toman como entrada al modelo datos antropométricos, cinemáticos y dinámicos [14], y obtienen las diferentes salidas en función de la activación isquiosural. Para el instante analizado en ese estudio, es posible resolver el modelo dentro del rango 0-100% de activación de los isquiosurales. Al expandir el análisis al ciclo de la marcha completo se verifica que el modelo no converge para todo el rango de activación de los isquiosurales y para cada cuadro es necesario un mínimo diferente de activación para garantizar la convergencia. Esta característica se presenta específicamente en las sub-fases de respuesta a la carga y balanceos medio y terminal. Para el presente estudio, se realizó la búsqueda del patrón de activación mínimo de los isquiosurales necesario para la convergencia del modelo durante todo el ciclo de marcha. Para encontrar el nivel de activación mínimo se resolvió el modelo en cada cuadro incrementando gradualmente la activación de los isquiosurales hasta que el modelo converja. Se propone entonces un patrón de activación de los isquiosurales que sea superior al mínimo hallado y que se corresponda morfológicamente con los patrones cualitativos estándares [5], [15]. La función de activación propuesta es: III. RESULTADOS Y DISCUSIÓN t −t0 2 100 A(t) = A0 e Donde: t : porcentaje de ciclo de marcha, t0: defasaje que produce el pico de activación sobre el final del ciclo de marcha, A0: valor pico de activación, se fija al doble del valor pico hallado para el mínimo de activación necesario para reproducir los datos medidos. La simulación de una rodilla con LCA deficiente se realiza variando la constante de elasticidad para los dos haces del LCA. En este estudio se define la rodilla con LCA deficiente al caso de rotura de LCA, con desgarre completo o desprendimiento total de las inserciones a las partes óseas, para lo cual se anula la acción de los dos haces del LCA fijando la constante de elasticidad igual a cero [7]. Se modela la rodilla normal y la rodilla patológica utilizando el patrón de activación de los isquiosurales propuesto. La diferencia entre la rodilla normal y la patológica va a existir solamente en los períodos en los que el LCA se encuentra bajo tensión. En este período se analiza el desplazamiento anterior excesivo en la rodilla patológica y se hallan las activaciones isquiosurales TABLA I CASOS ANALIZADOS EN LA SIMULACIONES. Caso Rodilla 1 2 3 4 Normal LCA deficiente LCA deficiente LCA deficiente Activación Isquiosural Normal Normal Aumentada Aumentada Compensación Desplazamiento Tibial ----50% 100% A. Curva de activación mínima del modelo. La curva de activación mínima de los isquiosurales para la convergencia del modelo se observa en la Fig. 2 (curva verde). No hay activación mínima requerida durante el 8%73% del ciclo de marcha. Las máximas activaciones necesarias son 28 % en la fase temprana del apoyo y 18% en el final de la fase de balanceo. El valor pico se ubica en el 0% del ciclo de marcha (golpe de talón). Para el análisis de la marcha normal se fijan los valores de A0 y t0 de modo que la curva de estimulación esté por encima del mínimo hallado. Se adopta A0 = 60% y t0 = 96%, la curva resultante se observa en la Fig. 2. Fig. 2: Activación mínima de los músculos isquiosurales necesaria para reproducir la marcha normal y activación propuesta para la marcha normal. B. Carga en los ligamentos de la rodilla normal durante la marcha. En La Fig. 3 se observan las componentes en la dirección anterior de las fuerzas soportadas por cada ligamento (respecto del eje de referencia de la tibia). La fuerza soportada por los haces anterior y posterior del LCA (aLCA y pLCA, respectivamente) son nulas antes del 6% y después del 58% del ciclo de marcha. Ambos haces presentan un valor máximo de 450 N y 240 N, anterior y posterior respectivamente, para el 45% del ciclo de marcha. La cápsula medial (capmed) y el ligamento colateral medial (LCM) trabajan en la primera mitad de la fase de vuelo (58% - 82% del ciclo de marcha) pero soportan una fuerza máxima mucho menor en la dirección anterior, 48 N y 23 N respectivamente. El haz posterior del ligamento cruzado posterior actúa al final de la fase de vuelo y al comienzo de la fase de apoyo ejerciendo un esfuerzo en la dirección contraria a la realizada por el LCA. El ligamento colateral medial (LCM) no soporta cargas durante la marcha normal en la dirección anteroposterior. 4 Para una compensación del 50% es necesaria una activación isquiosural máxima del 40% durante la fase de apoyo, ésta es de magnitud menor a la máxima activación en la marcha normal (60% durante la fase de vuelo). Fig. 3: Activación mínima de los músculos isquiosurales necesaria para reproducir la marcha normal y Activación propuesta para la marcha normal. C. Rodilla Normal vs. Rodilla Deficiente con diferentes grados de compensación. Las diferencias durante la marcha entre una rodilla normal y una rodilla con LCA deficiente se encuentran entre el 7% y el 60% de la marcha (Fig. 4). Este rango está incluido en la fase de apoyo, donde aparecen fuerzas externas de reacción que solicitan al LCA (Fig. 3). En la fase de vuelo y el comienzo de la sub-fase de respuesta a la carga el LCA no actúa y por lo tanto la presencia o ausencia de éste no genera diferencias en los resultados obtenidos. En la rodilla deficiente sin compensación se produce un rápido aumento del desplazamiento de la tibia en la dirección anterior entre el 7% y el 15% del ciclo de marcha, alcanza una diferencia de aproximadamente 10 mm respecto a la rodilla normal y se mantiene constante durante el resto de la fase de apoyo. La tasa de variación del desplazamiento es más pronunciada durante la fase de respuesta a la carga (10 mm para una variación del 7% del ciclo). En la fase de balanceo se produce un desplazamiento de la tibia en la dirección posterior a una velocidad aproximadamente constante (16 mm para una variación del 28% del ciclo, desde el 58% al 86% del ciclo). En la Fig. 4 se observa además la curva de desplazamiento para una compensación de 50% del desplazamiento tibial anterior (La curva para 100% de compensación es coincidente con la curva para rodilla normal). Fig. 5: Activación isquiosural para los 4 casos analizados. En ausencia del LCA los ligamentos se la rodilla se cargan de manera diferente en la fase de apoyo. En la dirección anterior, el haz posterior del LCP soporta 100 N y la cápsula medial 38 N (Fig. 6). Para una compensación del 50% estos ligamentos son descargados (Fig. 7) y el comportamiento de los mismos es similar al caso de la rodilla normal, cargándose igualmente que esta en las fases de balanceo y de respuesta a la carga. Grados de compensación mayores no producen cambios en las cargas de estos ligamentos, ya que la compensación produce cambios sólo en el rango 7%– 60%. Fig. 6: Fuerza anterior en los ligamentos de la rodilla para el caso de rodilla deficiente sin compensación. Fig. 4: Desplazamiento tibial anterior para la rodilla normal y la rodilla con LCA deficiente en los diferentes grados de compensación. Fig. 7: Fuerza anterior en los ligamentos de la rodilla para el caso de rodilla deficiente con compensación del 50%. Para lograr los diferentes grados de compensación es necesario aumentar la activación de los isquiosurales durante el período en el cual se produce el desplazamiento excesivo (7% - 60% del ciclo de la marcha). La actividad isquiosural necesaria para los diferentes grados de compensación se observa en la Fig. 5. Para una compensación del 100% es necesaria una actividad isquiosural máxima superior en un 35% a la activación fisiológica máxima. Este nivel de actividad muscular sólo puede ser alcanzado entrenando los músculos isquiosurales. Las fuerzas en el contacto tibiofemoral tienen un valor pico de 4590 N para la rodilla normal (Fig. 8). Este valor pico cae a 4110 N para la rodilla deficiente y comienza a incrementarse a medida que se el grado de compensación aumenta. Los valores pico para compensaciones de 50% y 100% son de 5800 N y 9900 N, respectivamente. Estos valores representan aumentos de 40% y 140% respectivamente de la fuerza de contacto máxima. El instante del ciclo en que se produce el máximo se encuentra en el intervalo 43% - 47% para los cuatro casos analizados. 5 Fig. 8: Fuerza de contacto tibio-femoral para los 4 casos analizados. En el contacto rotulo femoral se produce un efecto similar al de la articulación tibiofemoral (Fig. 9). En este caso la disminución en la fuerza de contacto para la rodilla deficiente es mayor. En la rodilla normal el valor pico es de 1410 N para el 50% del ciclo de la marcha, y cae al 935 N en la rodilla deficiente. Para una compensación del 50% el valor pico es de 1305 N y es aún inferior al caso de la rodilla normal. Para una compensación del 100% el valor pico es de 2085 N (47% por encima del valor para la rodilla normal). El intervalo en que se producen estos máximos va del 48% al 52% para los cuatro casos analizados. Fig. 9: Fuerza de contacto rótulo-femoral para los 4 casos analizados. La máxima activación del músculo cuadriceps relativa a la máxima fisiológica en la rodilla normal es de 0,71 (Fig. 10). Para la rodilla deficiente este valor disminuye un 10% hasta 0,64. Para una compensación del 50% el valor aumenta un 15% hasta 0,82. Cuando se pretende alcanzar una compensación del 100%, el valor de activación del cuadriceps excede en un 23% a la máxima activación fisiológica. Al igual que con los músculos isquiosurales el grado de actividad muscular para una compensación del 100% sólo puede ser alcanzado fortaleciendo el músculo con entrenamiento físico. Fig. 10: Activación del músculo cuadriceps para los 4 casos analizados. IV. CONCLUSIONES Se logra compensar el desplazamiento tibial anterior mediante un patrón de activación modificado de los músculos isquiosurales. Estos patrones de activación propuestos pueden ser utilizados por kinesiólogos como guía de entrenamiento para la rehabilitación de pacientes con patologías de LCA. Generando durante la fase de apoyo una activación isquiosural de magnitud y forma similar a la activación normal durante la fase de vuelo es posible lograr una compensación del desplazamiento del 50% durante toda la fase de apoyo. Es posible descargar los ligamentos en la rodilla deficiente sin generar fuerzas de contacto excesivas en los segmentos óseos, previniendo el desgaste de las superficies articulares. Grados de compensación superiores son posibles pero requieren que durante la fase de apoyo se generen activaciones musculares superiores a las registradas durante la marcha en la rodilla normal. En ocasiones estos elevados grados de compensación requieren activaciones superiores a la máxima fuerza isométrica que pueden realizar los músculos isquiosurales y cuadriceps, y sólo pueden ser alcanzados entrenando físicamente los músculos. REFERENCIAS [1] Abdel-Rahman, E., Hefzy, M.S., 1993. “A two-dimensional dynamic anatomical model of the human knee joint”. Journal of Biomechanical Engineering 115, 357-365. [2] Blankevoort, L., Kuiper, J.H., Huiskes, R., Grootenboer, H.J., 1991. “Articular contact in three-dimensional model of the knee”. Journal of Biomechanics 24, 1019-1031. [3] Delp, S.L., 1990. “A computer-graphics system to analyze and design musculoskeletal reconstruction of the lower limb”. Ph.D. Dissertation,Stanford Univ., Stanford, CA. [4] Hurwitz D.E., Andriacchi T.P., Bush-Joseph C.A., Bach B.R., “Functional Adaptations in Patients with ACL-Deficient Knees”, Exercise and sport sciences reviews, Volume 25, pág.1-20. Año 1997. [5] Inman, V. T., Ralston, H. 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