Políptico del Cordeno Místico; Humberto y Jean Van Eyck

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POLÃPTICO DEL CORDERO MÃSTICO (HUMBERTO Y JEAN VAN EYCK)
CaracterÃ-sticas: óleo sobre tabla
Es un cuadro que pertenece a una de las tres religiones monoteÃ-stas, la religión cristiana. El PolÃ-ptico
abierto nos ofrece una visión del misterio divino y un resumen del pecado del hombre y su redención por
Cristo. Es óleo sobre tablas formando un polÃ-ptico, es decir, tiene muchas tablas, las laterales montadas
sobre bisagras, sirven de puertas a la central. La obra está instalada en el lugar elegido por los donantes, en
la capilla Vijd de la iglesia de San Bavón de Gante, en la que la luz natural entra por dos altas ventanas
situadas a la derecha del espectador; los veinte paneles de la obra tienen en cuenta esta fuente luminosa, todos
los sombreados corresponden al lado izquierdo, cada pliegue de los mantos o cada brillo de una perla o de un
metal recibe su reflejo por el lado derecho.
Cerrado, el polÃ-ptico presenta en la parte superior la Anunciación, Gabriel y MarÃ-a están separados por
dos tablas verticales que muestran el interior de la habitación de la Virgen. Sobre las cuatro tablas hay
escenas independientes que aluden al tema principal: el profeta ZacarÃ-as y el profeta Miguel están sobre el
ángel y la Virgen. Son dos personajes del Antiguo Testamento, que anunciaron la llegada del MesÃ-as y la
salvación del mundo. Sobre las dos tablas vacÃ-as, con la estancia de MarÃ-a, tenemos a dos sibilas, la de
Eritrea y la de Cumas. Son figuras del mundo pagano, de la Antigüedad grecorromana, hay también hay
una ventana, y en la parte inferior está San Juan Bautista y San Juan Evangelista, Los dos santos parecen
esculpidos en mármol blanco, bajo doseles, en unos nichos oscuros sobre los que se proyectan sus sombras y
los retratos de los donantes JOOS VIJD y su esposa ELISABETH BORLUUT, En ambos el pintor abandona
la idealización y la elegancia de la pintura gótica para mostrarnos dos rostros ferozmente reales, sin asomo
de embellecimiento. Sus caras resultan vulgares, llenas de arrugas y defectos.
Abierto, el polÃ-ptico ofrece un total de doce tablas. En la parte superior las centrales representan las tres
figuras de la déesis o el calvario:
• Dios Padre: Dios está en un magnÃ-fico trono y lleva las dos coronas, una bizantina en la cabeza con la
tiara papal, y otra a los pies, como señor de lo terrestre además de señor de lo espiritual. Porta
además un cetro en la mano, mientras que con la otra bendice a los espectadores. Su traje está lleno de
pedrerÃ-a, perlas y riquÃ-simos bordados, pintados de una manera prodigiosa
• la Virgen: es un auténtico modelo de hermosura, con la corona alternando pedrerÃ-a con lirios y rosas
que aluden a su pureza. Tras ella, el arco recoge versos del Magnificat que alaban su belleza sin fin.
MarÃ-a lee un libro que parece una joya, encuadernado en seda verde con borlas doradas en las esquinas.
• San Juan: La trÃ-ada divina que corona el PolÃ-ptico de Gante es un tanto atÃ-pica. Lo más frecuente es
la representación de las tres figuras del Juicio Final: Dios, MarÃ-a y Jesús. La presencia de San Juan
Bautista alude en cambio a Jesús como figura central y no a Dios Padre, puesto que San Juan era la
prefiguración de Cristo y su primo, el que instauró el Bautismo y el primero en morir como sacrificio por
Jesús, el primer mártir.
A los lados (a la izquierda los ángeles cantores y la derecha los ángeles músicos), dos grupos de ángeles
que cantan e interpretan música en honor de las figuras sagradas, tal y como se les describe en el
Apocalipsis. Son la corte celestial.
A izquierda y derecha de los ángeles se encuentran Adán y Eva. Esta tabla se compone de dos escenas: la
efigie completamente desnuda de Adán y Eva que están retratados tras la comisión del Pecado Original,
como indica el que se estén cubriendo el sexo con unas hojas, y que Eva, en el otro lado, lleve la manzana
del Pecado Original, entre ellos tenemos a Dios padre con MarÃ-a y San Juan a su lado, como únicos
intermediarios para eliminar el pecado del mundo. Sobre ellos hay pintadas dos escenitas, la de Adán nos
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muestra la Ofrenda de CaÃ-n y Abel. Por un lado, esta ofrenda indica la necesidad de ofrendar a Dios por el
pecado cometido por Adán, al tiempo que alude a la institución de la EucaristÃ-a, en el caso de Eva, la
escena representa el asesinato de CaÃ-n, que mata a su hermano Abel con una quijada de asno, la
confirmación del pecado original cometido por sus padres y que Eva nos recuerda con una manzana podrida
en la mano. Los dos siguen la misma estructura: desnudez absoluta recortada contra el fondo oscuro, inscritos
en un estrecho nicho que se corona por una escena en grisalla. Sus rostros son incluso desagradables, vulgares,
la fidelidad del pintor le lleva incluso a tomar nota del vello púbico en ambos desnudos. Adán y Eva están
pintados con un realismo escalofriante.
La parte inferior de la tabla central está ocupada por la escena principal, este panel que es el de mayor
tamaño de toda la obra y el de mayor importancia iconográfica. El centro de la escena lo protagoniza el
Cordero sobre un altar. Su sangre brota del pecho y llena el cáliz, lo que simboliza la figura de Cristo y su
sacrificio en la cruz. Además, sobre él se encuentra la paloma del EspÃ-ritu Santo. Le rodean varios
ángeles, algunos con los instrumentos de la Pasión (la cruz, la columna, los clavos...) mientras otros
aromatizan el aire con incensarios. Ante este grupo central, abajo, tenemos una fuente de bronce con un
vástago de oro rematado con la escultura de un ángel. Es la fuente de la vida, de la que mana el agua que
da la vida eterna. Es la referencia al Bautismo y la conversión al cristianismo, justo bajo la referencia a la
EucaristÃ-a que veÃ-amos en el altar y el cáliz lleno de sangre. La fuente está rodeada por dos
semicÃ-rculos de personajes arrodillados, en actitud de adoración: a la izquierda están
los doce profetas y a la derecha, los catorce apóstoles (incluyen a MatÃ-as, Pablo y Bernabé, y no está
Judas). Tras ellos, a la izquierda tenemos a los Patriarcas, entre los cuales resulta interesante destacar a uno
proveniente del mundo pagano: el hombre con barba que viste una túnica blanca serÃ-a el poeta Virgilio,
muy popular en la cultura medieval. A la derecha, los papas y obispos. Por último, saliendo del bosque
tenemos a los dos grupos de santos mártires, hombres y mujeres. Se les distingue porque llevan las palmas
del martirio. Entre las mujeres se reconoce a Santa Ursula, Santa Bárbara, Santa Inés y Santa Dorotea.
En las puertas laterales cuatro grupos, dos grupos a la izquierda, que son:
• Los caballeros de Cristo, este grupo debÃ-a estar integrado por figuras que todo el mundo pudiera
reconocer como los más importantes caballeros de la cristiandad, por lo que se identifican
tradicionalmente algunas figuras como Carlomagno, al fondo, con la corona de emperador. En primera
lÃ-nea estarÃ-an los santos guerreros por excelencia, San MartÃ-n, San Jorge y San Sebastián, hay
además otros personajes reconocidos pertenecientes al ambiente cultural y polÃ-tico de los Van Eyck.
• Los jueces Ã-ntegros son uno de los grupos que vienen a adorar al Cordero MÃ-stico desde los laterales del
registro inferior del PolÃ-ptico. Los Jueces son el grupo más exterior a la izquierda, y junto a ellos se
encuentran los Caballeros de Cristo. El panel que vemos hoy dÃ-a no es, sin embargo, la pintura original
que fue robada en 1934.
Y dos grupos a la derecha que los componen los santos eremitas y los santos peregrinos: el registro inferior
del PolÃ-ptico está formado por la gran imagen central con la Adoración del Cordero MÃ-stico, y los
diferentes grupos que acuden a adorarlo en las tablas laterales, dos a cada lado. Entre estos grupos se
encuentran los santos eremitas y a su lado, lo santos peregrinos. Son el opuesto a los grupos de los Jueces
Ãntegros y los Caballeros de Cristo, porque cada pareja representa la vida activa del cristiano y la vida
pasiva, la de la contemplación y la oración, que son los eremitas y peregrinos. La procesión de eremitas
está liderada por San Antonio Abad. Entre ellos podemos encontrar también a MarÃ-a Magdalena y
MarÃ-a EgipcÃ-aca y acompañando a los santos eremitas y como remate final de la enorme composición
del PolÃ-ptico, tenemos la procesión de los santos peregrinos que afluyen con el resto de grupos para rendir
homenaje al Cordero MÃ-stico, el lÃ-der de este grupo es San Cristóbal, reconocible por su gigantesca
estatura, vestido con un manto rojo. Tras él viene por ejemplo, Santiago de Compostela, San José, etc.
El realismo con que se representan todos los objetos permite en la escena de los caballeros de cristo, estudiar
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las armaduras, el metal con el que se han forjado, la manera de soldar las piezas, y en los fragmentos de
vestimenta visible admirar la textura de las lanas o la suavidad de los forros; la ventana de la escena de la
Anunciación nos asoma a una calle del centro de Gante y nos enseña la calidad de los materiales de
construcción, desde la piedra de un torreón hasta los diferentes tipos de madera, las casas más ricas de la
derecha y las más humildes de la izquierda con mayor número de grietas y astillas.
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