Tema 136 SARNA Dres. J.L. Rodríguez Peralto, A. Saiz y B. Rosales Trujillo DEFINICIÓN La sarna es una enfermadad infecto-contagiosa, causada por ácaros de la familia Sarcoptidae, siendo el Sarcoptes scabiei variedad hominis el responsable de la escabiosis humana, y de su forma sarna noruega. ETIOLOGÍA El sarcoptes scabiei variedad hominis, parásito causante de esta patología, es un ácaro hemisférico con cuatro pares de patas. Las lesiones están provocadas por las hembras, que se situan dentro de las vesículas o surcos que ellas mismas producen en la piel y que con un simple raspado pueden ser vistas al microscopio. Este ácaro habita casi exclusivamente en el humano, aunque en raras ocasiones puede parasitar animales durante cortos periodos de tiempo. CLÍNICA Es una enfermedad de distribución mundial, con gran capacidad de contagio, generalmente por contacto directo íntimo. Aunque puede afectar a cualquier edad, raza y grupo socioeconómico, su mayor prevalencia es en niños (Fig. 1) y jóvenes con deficiente higiene personal, malas condiciones de vivienda, hacinamiento o promiscuidad sexual. El marcador inicial de sospecha es el prurito intenso de predominio nocturno, que suele aparecer a las 2-4 semanas del contagio, tanto en el paciente como en los convivientes y contactos personales estrechos. En cuanto a las lesiones de la escabiosis, se pueden distinguir dos tipos: 1. Las relacionadas directamente con la presencia del ácaro: a) Surcos: dato patognomónico de la escabiosis. Se presentan como lesiones irregulares, ligeramente elevadas, tortuosas, preferente en cara anterior de muñecas, borde cubital de las manos, espacios interdigitales (Fig. 2), tobillos y a veces, codos, axilas, areolas, introito y pene. b) Vesículas: se observan en el extremo distal de los surcos y es en ellas donde se alberga el ácaro. 2. Las relacionadas con la sensibilización alérgica a los ácaros o sus productos: a) Nódulos escabióticos: lesiones nodulares inflamatorias muy pruriginosas que aparecen sobre todo, en escroto, pene, pliegues inguinales, axilares y abdomen. b) Pápulas urticarianas: son las responsables de la mayoría de las lesiones que dominan la clínica cutánea; se distribuyen por grandes extensiones, sobre todo extremidades superiores, abdomen, muslos y nalgas, presentando en la superficie signos de rascado o de sobreinfección. c) Placas ezcematosas: sobre todo en mamas y en los niños. Es importante resaltar que la escabiosis en los niños afecta frecuentemente la cara, el cuero cabelludo, las palmas y las plantas, localizaciones generalmente respetadas en la escabiosis del adulto. Una variante poco frecuente de escabiosis humana es la sarna noruega, costrosa o queratósica, que aparece en personas con una alteración inmunológica o nula higiene. La capacidad de contagio es muy elevada, siendo responsable de verdaderas epidemias de escabiosis. Desde el punto de vista clínico, se caracteriza por la presencia de extensas placas simétricas hiperqueratósicas y costrosas, sobre una base eritrodérmica, de predominio en manos, pies, codos, rodillas y genitales. Puede afectar zonas no habituales de la escabiosis humana como cara, uñas y cuero cabe567 Dermatología: Correlación clínico-patológica Figura 1. Sarna: Lesiones en diferentes estadios, pápulas, vesículas y costras en el tronco de un niño. Figura 2. Sarna: Surcos interdigitales, típicos. lludo. Otras formas infrecuentes de escabiosis son la escabiosis incógnita, cuya clínica está modificada por el empleo de corticoides u otros inmunosupresores, y la escabiosis ampollosa, indistinguible clínicamente del penfigoide ampolloso. 568 El diagnóstico de sospecha de la escabiosis se basa en la clínica –prurito con exacerbación nocturna y erupción cutánea– mientras que el diagnóstico de certeza se basa en la observación con el microscopio del ácaro, sus huevos o excrementos, tras hacer un raspado de un surco o vesícula. Sarna Figura 3. Sarna: Surco intraepidérmico con necrosis periférica y denso infiltrado eosinofílico. A pesar de no observarse el parásito, esta imagen es sugestiva de escabiosis. Figura 4. Sarna: Aspecto a gran aumento de un corte del parásito. HISTOPATOLOGÍA Los cambios histológicos que se producen en la sarna son suficientes, al menos para sugerir el diagnóstico. Se observa un denso infiltrado superficial y profundo de linfocitos, histiocitos, mastocitos y eosinófilos, a veces de distribución difusa e intersticial. La histología hasta aquí descrita podría ser compatible con la reacción a cualquier artrópodo, pero en la sarna podemos identificar además, vesículas espongióticas intraepidérmicas con exocitosis variable de eosinófilos y ocasionales neutrófilos. Un dato histológico muy útil para el diagnóstico es la identificación de cavidades o túneles en 569 Dermatología: Correlación clínico-patológica el espesor de la epidermis o de la capa cornea (Fig. 3). Se han descrito en algunos casos ampollas subepidermicas que recuerdan al penfigoide ampolloso. Excepcionalmente aparece vasculitis. En el estrato córneo de la epidermis se pueden identificar huevos, larvas, excrementos del parásito y también al propio ácaro (Fig. 4). Si la biopsia corresponde a una lesión “secundaria” de autosensibilización, la histología puede ser confusa y no diagnóstica, pueden no verse los parásitos e incluso carecer de eosinófilos. Si las lesiones biopsiadas son antiguas, simplemente muestran escoriaciones y cicatrices, secundarias al rascado profuso. Las lesiones nodulares escabióticas persistentes, recuerdan a cualquier otro tipo de lesión crónica por picadura de artrópodo, con un denso infiltrado inflamatorio superficial y profundo constituido por linfocitos, macrófagos, plasmáticas, eosinófilos, células de Langerhans y ocasionales células mononucleares con discreta atipia. Pueden observarse folículos linfoides y el infiltrado inflamatorio extenderse al tejido celular subcutáneo. La hiperplasia pseudoepiteliomatosa no es una imagen frecuente ni caracteristica, pero se puede observar en estos casos. En los cortes de rutina no suelen aparecer los ácaros, pero si seriamos las biopsias, hasta en un 20% están presentes. En la de sarna noruega se observa orto y paraqueratosis masiva con formación de túneles y surcos ocupados por abundantes parásitos en distintos estadios evolutivos (Fig. 4). La epidermis subyacente muestra una hiperplasia psoriasiforme con espongiosis focal y exocitosis de eosinófilos y neutrófilos, que en ocasiones pueden llegar a producir microabscesos intraepidérmicos. En la dermis se observa un infiltrado inflamatorio crónico superficial y profundo con ocasionales eosinófilos. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL La escabiosis puede confundirse clínicamente con cualquier dermatosis pruriginosa, en especial con la dermatitis atópica, la urticaria papulosa, el 570 pioderma y la dermatitis herpetiforme. Sin embargo, desde el punto de vista histopatológico el diagnóstico diferencial se debe realizar fundamentalmente con otras picaduras de artrópodos, máxime, porque la histopatología de las vesículas y surcos puede ser inespecífica si no se llega a visualizar el ácaro o sus huevos. Asimismo hay que hacer diagnóstico diferencial con otras patologías causadas por parásitos como la tungiasis. TRATAMIENTO Existen varios tratamientos efectivos para la escabiosis, por lo que la elección de uno u otro dependerá del coste y la toxicidad. Cualquiera de las opciones tópicas disponibles se aplicarán desde el cuello a los pies, manteniéndola durante la noche y retirando el producto por la mañana. La mayoría de los autores recomiendan una nueva aplicación, o incluso dos más, tras 1 semana de aplicar la previa. Igualmente deben tratarse toda la familia del paciente, tengan o no síntomas. En el caso de los niños, el escabicida se aplicará también en el cuero cabelludo, por ser una localización frecuente a esta edad. El tratamiento debe acompañarse de medidas generales consistentes en el lavado de los vestidos y ropa de cama con agua caliente. Entre los escabicidas tópicos disponibles, la Permetrina al 5% en crema es, por su eficacia y buena tolerancia, el tratamiento de elección de la escabiosis humana. La alternativa terapéutica la constituye el Lindano, que debe evitarse en niños y embarazadas por su posible toxicidad sobre el SNC. Otros escabicidas tópicos menos utilizados son el bencil benzoato, el crotamitón y el azufre precipitado. En cuanto a la terapéutica oral, la Ivermectina en dosis única de 200 mg/Kg, a pesar de no estar todavía aprobado su uso en la escabiosis humana, presenta un futuro prometedor. De forma concomitante, en ocasiones es preciso realizar antibioterapia en caso de infección secundaria de las lesiones cutáneas.