Los Nuevos Pobres

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 Siglo XXI: Los Nuevos Pobres
Carmela González
cometadigital.com
Siglo XXI: Los Nuevos Pobres
SIGLO XXI: Los Nuevos Pobres
Madrid. Agosto asfixiante. Las calles un desierto, que
incluso me permite cruzar un paso de peatones en rojo,
porque por mucho que intento ver algún coche con peligro de acercarse, simplemente no existe. En una esquina
de la plaza Mayor, el caricaturista de turno implorando
un poco de sombra. En el centro, el orondo hombre
Spiderman haciendo sus gracejas. Una vendedora china
ofreciendo flores, y algún que otro turista con cámara en
ristre inmortalizando esquinas, ventanas o balcones. En
los aledaños, numerosísimas terrazas repletas de viandantes apresurando la cañita, único paliativo para hacer frente a los cuarenta grados que marcaba el termómetro de la
farmacia de la esquina.
Sigo paseando por la zona centro. La escena de personas
durmiendo en los portales y soportales, envueltos en cartones, no había cambiado demasiado Pero a medida que
avanzo sí descubro algo muy diferente. Es curioso. Las
personas que veo durmiendo no todos pertenecen a los
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clásicos perjudicados por un exceso etílico o de alguna
sustancia. Son personas con semblantes aseados y vestimenta más o menos correctas. La escena me hace pensar. Me encuentro con una estampa y una realidad muy
diferente al de hace años. Son los nuevos pobres del siglo
XXI. Personas vapuleados por el sistema económico vigente, que de alguna manera no han sido capaces hacer
frente a pagos de hipotecas o de gastos acumulados en la
tarjeta de crédito de turno. El monstruo del paro los ha
engullido sin piedad. Personas que han pertenecido a
situaciones culturales y económicas estables en su día,
pero que la vida les ha dado un revés importante y les ha
asignado como su nuevo hábitat el cajero automático o
un portal más o menos resguardado, para que puedan
pasar la noche medianamente cobijados.
Me llama la atención un matrimonio caminando por las
calles desiertas, que se sientan en una terraza a tomarse
su desayuno. Café con leche y churros. Todas sus pertenencias en un carrito de la compra. Es curioso, como
acumulamos cosas a lo largo de nuestra vida, llenando
desvanes y garajes, y que al final, lo necesario se resume
en un simple carrito de la compra. Su conversación entre
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ellos animada, versaba sobre sus hijos, el tiempo y el
índice Nikkei. Curioso. Probablemente esta pareja gozó
en su momento de una posición social y económica más
o menos aceptable, Y ahora se ven en calle, mendigando
subsistencia. Posiblemente son personas que pertenecen
a ese colectivo de parados de larga duración. Lo peor, de
difícil arreglo. Y los políticos apresurándose a firmar la
nueva Reforma Laboral. ¿Reforma Laboral? Estupendo.
¿Pero, donde está la solución de los no laborales? Más de
cuatro millones de parados. ¿Qué hacemos con ese colectivo? Corremos el riesgo de que ese sector de la población no sólo engrose la cifra cada día en progresión geométrica, sino que no logren escapar de la situación en la
que se encuentran, se hundan en el fatalismo, en el aislamiento y eleven el porcentaje de los pobres persistentes,
de manera alarmante, sin posibilidad de retorno a una
vida normal y activa. Pero lo grave de todo esto es que
seguimos sumergiéndonos en cifras que pretenden definir y analizar la macro y micro economía del país. Expertos gurús de la economía mundial intentan solucionar en
mesas redondas el desaguisado monumental que nos han
dejados los años de la vacas gordas, mal administrados. Y
como contrapunto, programas de televisión mostrándocometadigital.com Carmela González 4 Siglo XXI: Los Nuevos Pobres
nos mansiones, algunas de dudoso gusto arquitectónico,
para disfrazar el momento crítico de una inmensa mayoría de ciudadanos, que a duras penas llegan a final de mes
con sus necesidades de subsistencia saldadas. Esa es la
realidad. Hace años, todo eran facilidades en conceder
tarjetas de créditos. Te regalaban móviles por la compra
de cien gramos de chóped. Nos atiborraban de ofertas y
facilidades de pago, para la compra de cualquier cosa,
desde un inmueble, pasando por la aspiradora y acabando
por un bolso de mano. Pero pocos eran los que se leían
la letra pequeña. Esa letra pequeña, que ahora son sentencias condenatorias y sin posibilidad de apelaciones.
Sobrevaloraciones, casi ofensivas, en las tasaciones de
bienes, para conseguir créditos inflados de tal manera,
que no solo se pagaba el inmueble en cuestión, su decoración, el coche nuevo, sino que incluso nos permitían
disfrutar de un crucero de lujo, todo esto metidos en el
mismo pack del famoso crédito hipotecario. Pero lo grave de la situación es que el comercial del banco de turno
había sido entrenado para vendernos la maravillosa
oportunidad de nuestra vida. Seguimos viviendo en un
país de Quijotes, en el país de las apariencias, y viendo
gigantes donde no los hay. Pero ahora toca pisar el asfalcometadigital.com Carmela González 5 Siglo XXI: Los Nuevos Pobres
to con firmeza. Impregnarnos de la cruda realidad y aplicar en el entorno doméstico la economía de subsistencia,
como bien definió mi amigo Carlos. Donde pagar cincuenta euros por una vela perfumada raye el sacrilegio.
Donde el tener un trabajo nos califica como sector privilegiado. Donde tener una comida caliente al día es un
regalo. Sinceramente, no sé si realmente la reforma laboral apunta soluciones eficaces a todo este sistema. Pero lo
que si percibo es que nos estamos acercando a una diferencia social cada vez mayor y más importante. Que la
distancia entre los ricos y pobres se incrementa de manera preocupante. Una vez más, no cerremos los ojos
ante esta realidad social, y que nos apremia con soluciones eficaces. Dejémonos de perder el tiempo en debates
insulsos, en declamaciones desde pulpitos empapelados
con panfletos más o menos atractivos, pero que no solucionan el día a día. Aboguemos por una concienciación
colectiva de esa realidad, a ser conscientes que la vigencia
de: Si las barbas de tu vecino ves cortar, pon las tuyas a
remojar, es cotidiana y real. Y que hoy gozamos de unos
privilegios, pero que mañana tal vez no.
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