Bioética. El valor de la biodiversidad Ante la consideración moral de las diversas enfermedades como la diabetes juvenil y enfermedades degenerativas del sistema nervioso desde la perspectiva de la manipulación genética, ahora es momento de pensar que, para muchas personas, investigar con embriones es difícil, pues a estos se les otorga el estatus de persona. Frente a este dilema, se hace necesario abrir debates de opinión y análisis crítico en torno al tema, sabiendo que desde la hora 48 de la unión de los gametos existe el cigoto, que “responde” ante algunos estímulos de origen químico y físico. anhelada “vida buena” y la calidad de vida nos podrían conducir a tratamientos eugenésicos que, en estricto sentido moral, ahondarían las diferencias discriminatorias ya existentes. Según Velasco (2012), “de acuerdo a lo presentado por el filósofo alemán Jürgen Habermas, fundador de la Escuela de Frankfurt y de la teoría de la ética comunicativa, en el camino de la instrumentalización de la vida humana no hay fronteras, sólo el camino de la eugenesia liberal, mediante la cual se explica que a las personas se les eliminaría la posibilidad de decidir por sí mismas, de ser libres e iguales frente a la decisión irreversible que otro (el diseñador) tome para afectar su dotación genética. Surge así la pregunta: ¿podemos saber realmente lo que es potencialmente bueno para otros? Sin duda alguna, somos responsables de las futuras generaciones y de su calidad de vida, pero en términos de individuos, ¿podemos decidir sobre la reprogramación de habilidades y dones, y hasta cualidades de carácter físico, para hacer “mejores deportistas”, o cualidades intelectuales para diseñar “virtuosos músicos”, sin haber contado con el consentimiento del “beneficiado” y sin darle la oportunidad de escoger o decir que no? Sólo el debate consensuado en todos los espacios públicos permitirá el conocimiento sobre los tópicos planteados con miras a madurar, en términos de responsabilidad del quehacer científico, al ciudadano común (common sense) como al legislador versado en estos temas”. Sumado a la consideración anterior, el dilema ético aumenta al hablar sobre generación de embriones o mejora de embriones humanos. Los defensores de continuar con las investigaciones sobre clonación con fines terapéuticos argumentan que esta técnica no sólo permitiría obtener las promisorias células madre embrionarias, sino que evitaría la incompatibilidad y el rechazo, pues encajarían en el programa genético de la persona tratada (Velasco, 2012). Hoy sabemos que estamos llamados a una comprensión ética y moral, enmarcada en el respeto y dignidad de la vida. Desde la mirada del concepto biológico de especie, se nos advierte la posibilidad de mejorar características que, por factores hereditarios, se han deteriorado, ocasionando la aparición de enfermedades. No obstante, las fronteras que separan la intervención terapéutica y la intervención para el perfeccionamiento se ubican en un terreno movedizo; entonces, la tan 71