Desencanto

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Desencanto
El rey del Universo, el dios Cupido,
el que domina al mundo con sus flechas,
vino a escuchar un día mis endechas
y le hablé de mi amor y de tu olvido.
Yo la adoro, tal vez ella me quiere,
a tu bondad mi corazón se aferra.
Tú, que todo lo puedes en la tierra,
salva mi amor, porque mi amor se muere.
Y el dios niño, travieso y placentero,
radiante de hermosura y regocijo,
tendió al punto sus alas y me dijo:
tu amor se salvará, pues yo lo quiero.
Pasó el tiempo, creció mi desvarío,
no pude sufrir más la espera incierta,
busqué al dios del Amor junto a tu puerta…
¡y en ella le encontré, muerto de frío!
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