MEMORIAS DE UNA VIDA PASADA.

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MEMORIAS
DE
UNA VIDA
PASADA.
7-18
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JOSÉ F° ANT° MARTÍNEZ Y DÍAZ-SANCHEZ
SUBOFICIAL DE ARTILLERÍA
Biografía o memorias
de
una vida pasada.
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La relación de los hechos de estas memorias está
desglosado así:
- Período de la preguerra, de Abril de 1.910 a Julio
de.1.936.
- Periodo de la guerra 1.936-1.939.
Periodo de la posguerra y Academia de
Suboficiales.
Periodo del Colegio de Huérfanos de Militares.
SEGUNDA PARTE
Casos excepcionales
y
Originales
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INTRODUCCIÓN O PREÁMBULO.
No hay un día más hermoso que hoy.
¿Qué por qué?. Pues porque he llegado hasta él. Este dia
de hoy es la suma de todos los ayeres, en él está toda mi
vida con todo un pasado de recuerdos, unos tristes, otros
agradables, y que tanto unos como otros constituyen mi
medio de vida, mi hobby, pues se dice que la juventud vive
de ilusiones y proyectos, y los ancianos de nuestros
recuerdos. Y así es, esta es nuestra compañía, con sus
nostalgias y sus añoranzas.
Son nuestro compañero de viaje hacia lo
desconocido, hacia el no sé dónde y que ya presiento
cerca...
El mañana ya no me interesa porque, ¿qué me
puede ofrecer?. Mientras que en el ayer están todos mis
hechos, mis cosas y mis casos y que en mis ratos de
soledad (que son tantos) me complace convivir con ellos.
El mañana, inexorable y triste me aflige y me
acongoja porque pasados los primeros días de la
despedida, ¿ahora qué?. Pues como mucho, que...
¡Descanse en paz!.
Y más me aflige el que estos relatos míos, que leerás
a continuación (el que los lea) que a lo mejor no son leídos,
irán a parar al olvido.
Sólo me queda la esperanza de que Dios se apiade
de mi y me depare un lugar de eterno descanso si es que lo
he merecido.
Confio en que así lo hará. Ojalá sea así.
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1
PRÓLOGO.
No pretendo con este trabajo, por llamarlo de alguna
manera, justificar ninguna necesidad ni elogiar nada.
Más bien una advertencia por si algún valiente que
se atreva a entrar por sus líneas no crea que va a
encontrar en ellas una palabra literaria, ni a un escritor ni
siquiera a un aficionado a la literatura.
Sólo me anima el deseo de legar a mis descendientes
un testimonio de mis venturas y desventuras en mi
caminar por los senderos de la vida y del mundo.
Situaciones de diversas índoles que he tenido, que he
soportado y que he sufrido, ha habido de todo.
Y pido perdón por lo pobre de mi prosa y mi
elocuencia carente de toda técnica y de toda elegancia para
que pueda agradar a alguien su lectura.
Amigo lector: sé benévolo al enjuiciarme, pues como
he dicho, mi carencia en materia de literatura es tan pobre
que no merece elogios. Lo que lamento en extremo.
La Villa-de 8uflí,cuna de nuestra estirpe
Y raiz del ar^ol genealógico de nuestras
Familias
FILIACIÓN.
José Fc° Ant" Martínez y Díaz- Sánchez
provinlTe A l m ^ ** ^
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Hijo de Antonio y Emilia de la misma localidad
vina de Suni, cuna de nuestra estirpe v raíz del
árbol genealógico de nuestras familias.
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ACLARACIONES
Los dibujos de las figuras que acompañan a estas
memorias, no quieren decir que se refieran a un
determinado personaje ni sean el retrato de nadie. Son
simplemente unas alegorías o símbolos del epígrafe en que
se hayan comprendidas y cuyo significado va en la línea
subrayada de la página en que figura.
EJEMPLOS
En la página 37 Representa el día que fui ascendido
a Sargento provisional por elección.
En la página 57 Un momento cualquiera triste y
melancólico, pues es provisional y
aún no sabe si irá a la Academia o
será licenciado.
En la página 60 Es nombrado Cadete alumno de la
Academia General Básica de
Suboficiales.
Y así todas las demás.
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15
ÍNDICE
PRIMERA PARTE
Título
21
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47
49
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Periodo de Preguerra, 1.910-1.936.
Papá regresa de América.
Primera salida del hogar paterno.
Periodo guerra civil, 1.936-1.939.
Operación suministro.
Salida de la Universitaria.
Último parte de guerra.
Consideración final de la guerra en Universitaria.
La guerra civil en España.
Periodo de la posguerra y academias,
Empezó la academia.
Entrega de despachos.
Destino a los Pirineos.
Destinado al Gobierno Militar.
Sargento I o y el nuevo general.
Colegio de huérfanos de militares.
Ascenso a brigada.
Pasé a retirado.
Terminó el colegio.
Consideración final.
Vicisitudes de la vida. (Buenas)
Vicisitudes de la vida. (Malas)
Toda una vida bajo el signo del n°13.
16
ADVERTENCIA.
SEGUNDA PARTE
Página
115
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193
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207
209
Titulo
Hechos, casos y cosas.
La infancia.
La adolescencia.
Las madrinas de guerra.
La tragedia de Valladolid.
Los combates de la Sierra de la Grana.
El día que fui herido.
Las madrinas de hospital.
Las fiebres de Fuenteovejuna.
El fraile de Lebrija.
El buen Arturito,
El levantamiento Nacional.
Llegó la REVOLUCIÓN NACIONAL.
La gran fatalidad.
Los errores.
Nada de correctivos físicos.
Las felicitaciones.
Premios honoríficos.
Las recorn endación es.
Visita del Capitán G. al Gobierno Militar
La novia de Vaimojado.
De soltero a casado.
La Academia
Dura situación.
La mocedad.
Influencia de la familia en mi vida.
El descanso del soldado.
Los mayores traumas.
Y descarriló el tren.
El gran susto.
Vida social.
El Ángel de la Guarda.
Punto final.
Después de punto final.
Antes de entrar en el camino de la lectura de estas
memorias y por si en alguno de sus pasajes me refiero a
algo relacionado con la política o con la guerra, no es nada
más que comentar como si fuese una copia o una foto de lo
que era comentario común en la calle y sin secretos para
nadie.
Nada más lejos de mi que la política, soy totalmente
refractario a todo lo relacionado con la política, por lo que
nunca he pertenecido a ningún partido político, ni siquiera
a una central sindical, que dicen ser el organismo donde se
gestiona y se trabaja por el dereeho.de los trabajadores.
No obstante me ha dolido-mucho que mi Patria a la
que adoro, haya tenido' que soportar; tres años de guerra
cruel y que tan trágicas consecuencias • tuvo para tantas
familias.
También para mi propia madre que tuvo que
soportar su tragedia con dos hijos en la guerra y cada uno
combatiendo frente al otro. Y tan frente a. frente, que en
unas operaciones que realizó el-'ejército en el que él estaba,
atacó las posiciones en las que estaba yo. .
Y que al final lo pudimos contar.. •:
Si hago alguna referencia a algo que pudiera parecer
que me inclino por algún lado, ello .no es así, es
simplemente que he vivido situaciones muy diversas y he
creído necesario referirme a ellas para ordenar y poner en
claro mis vicisitudes.'
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19
PRIMERA PARTE
21
PERIODO DE LA PREGUERRA
1.910-1.936.
Seria para mi una gran satisfacción ser un virtuoso
de las letras y que estas consideraciones que expongo aquí,
tuviesen el suficiente laconismo y concisión para que
fuesen comprendidos sin dificultad. Pero mi berborrea y mi
prosa carecen de la técnica y la elegancia para que esta
narración resulte atractiva para algún posible valiente que
se atreva a entrar por el laberinto de sus líneas.
Si alguno se atreve, que se encomiende a Dios y le
pida ayuda, que la va a necesitar.
Para que mi narración sea más completa, empezaré
incluso antes de tener uso de razón, porque a mis seis
meses de edad, mi padre se marchó para las Américas,
quizás con la sana intención de hacer fortuna, pues por
aquellas fechas eso se llevaba mucho. Y yo creo que hasta
iría con la intención de llegar hasta el DORADO. Esa mítica
región donde el vulgo tenía la seguridad de que allí el oro
estaba a flor de tierra y no había nada más que coger una
pala y llenar los sacos de oro y para España a vivir de
lindo.
Y conste que aún hoy hay quien sueña con el
DORADO, pero para mi padre no hubo ni una cosa ni otra.
Pero antes de que regresara de su aventura, retomemos al
pollo de los seis meses.
Como es lógico, yo me criaba sin padre, por decirlo
de alguna manera, y mi padre a los efectos de bebé, era mi
abuelo paterno, que era el que me tomaba, me besaba, me
acariciaba y me hacía todos los gustos.
Mi madre intentaba inculcarme que mi padre era el
de la foto, en un marco colgada de la pared. Pero yo no
entraba por esas. Aquél señor del retrato, para mi, plin. Mi
papá era mi abuelo Pedro y nada más. Lo demás, para mí,
eran cuentos para dormir.
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PAPÁ REGRESA DE AMÉRICA.
Sí, cuando yo ya había rebasado los siete años y
como no, todos a recibirlo a la estación.
Yo me hacía no sé que ideas sobre lo que venía. Y
por fin llega el tren de donde se baja un señor alto,
guapísimo y que él y mi madre se abrazaron como dos
enamorados. Yo al ver aquello hubiese cogido un palo y lo
hubiese molido, pues yo no podía admitir a aquel hombre
abrazado a mi madre.
Lo que yo si intuía, es que el mundo había cambiado
para mí, y no equivoqué.
Yo notaba en mi padre que era poco niñero y nunca
me daba un beso ni una caricia y vino a colmar el vaso
cuando un día, sin más ni más me suelta: "niño, desde hoy
no me llamarás papá, me llamarás padre y me dirás de
usted". Bueno, dio la puntilla. A mi madre tampoco le hizo
mucha gracia, pero adelante.
Al poco de cumplir yo los ocho años, mi padre dice
que ya no puedo volver a la escuela porque decía que me
necesitaba para ayudarle a sus faenas del campo y que ya
de escuelas nada, que mi carrera será el campo, como él.
Aparte de esta novedad, parece ser que mi padre
trajo de América buena semilla porque a partir de ahora,
cada año un hermanito nuevo y que cuando vino el que
sigue, yo tenía nueve años. Muy graciosos, muy monos
ellos, pero que a mí me dieron el té, pero bien dado.
Como digo, a partir de ahora, yo de pinche con mi
padre en sus labores del campo todo el día y por las
noches mi madre esperando verme llegar para dedicarme a
sus recados y para niñera de mis hermanitos, por lo que yo
no sabía lo que era jugar con los chicos en la calle. Y es
más, cuando los peques se dormían y yo quedaba libre de
ellos, en vez de ir a jugar algún rato, mi padre me
preparaba un manojo de esparto y a hacer sogas y ramales
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Ahora sería en calidad de pinche o recadero y que
porque decía que tenia que aprender estas cosas para
d e u n o s s i t i o s p a r a o t r o s con el fin de que me
saber desenvolverme en el oficio que no era otro que el f u e s e i m p o n i e n d o e n t o d o .
campo.
.
Después de Calatayud, Granada, Jaén, Córdoba y
Y estando ya papá en casa, volvamos a las Améncas; , • f ^ ú m Q Z a m o r a d o n d e m e c o g i ó l a Querrá.
Parece ser que a mi madre eso de la America se le puso T
duro y opino que en alguna carta le diría al jefe algo así:
"oye guapo, cuando nos casamos, juramos mantenernos
unidos hasta que la muerte nos separase, y no nos hemos
separado nada más que unos 12.000 Km, ya llevamos asi
siete años, así que haz el favor de venirte para acá porqut
para lo que estás haciendo ahí también lo puedes hacer
aquí". Y de venida y la.nueva vida, ya hemos hablado.
La vida transcurría sin pena ni gloria, o quizás coi
pena para mí, pero había que seguir adelante. Yo mi
estaba haciendo mayorcito y sentía los deseos o 1Í
necesidad de relacionarme con chicos y tener amigos ¡
amigas, por qué no decirlo, y me puse un poco en mi sitie
pidiendo a mis padres que se abriesen un poco y me diera)
un poco de libertad que ya estaba bien. Por otra parte a n
me gustaba la música, guitarra y bandurria y 1¡
practicaba, a mi padre parece que eso le hacía gracia;
como no, a partir de entonces se me permitía salir por I1
menos los domingos por la tarde, pues por las mañana
siempre había algo que hacer urgente.
Cumplidos ya los trece, yo me sentía hombrecito;
despertaban en mí aspiraciones, y se dio el caso de que u1
gran amigo de mi padre, que los tenía y muy buenos
coincidieron y hablaron de mí y de la situación mía y la d
todos los jóvenes y dispusieron que me fuese con él. Esí
señor era un alto cargo en una gran empresa. Del coloqui
salió el que fui con él a unos trabajos que la empresa teni
en Calatayud (Zaragoza), aparte de otros trabajos en nú
sitios, pero que sería mejor en ese sitio porque era dondet
estaba más tiempo y podía observarme mejor.
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27
PRIMERA SAUDA DEL HOGAR PATERNO.
No olvidaré nunca este día, cuando mi madre
abrazada a mí y llorando si tenia que llorar me dijo: "hijo
mío, tu no sabes cuanto dolor nos produce esta decisión
que hemos tomado, pero lo necesitas, pronto te harás un
nombre y querrás tener un hogar y una familia y aquí qué
te vamos a dar, a ver si con estos señores puedes dedicarte
a otra cosa mejor. Y ten presente que te vamos a echar de
mucho de menos y tu ayuda para ir sacando adelante a
esta familia, por lo menos hasta que estos peques puedan
aprovechar para algo. Hijo, no olvides que te necesitamos y
mucho. Mi ilusión sería verte con zapatos y corbata a
diario, pero eso no es para nosotros. Que Dios te proteja". Que gran susto, el día que salimos, 13 de
septiembre de 1.923, fue el levantamiento del General
Primo de Rivera. Al llegar a Calatayud, todo era
desconcierto y crispación, pero todo acabó pronto y no
ocurrió nada y menos a mí que ni sabía ni entendía nada
de lo ocurrido.
Debo decir que en esta empresa como en todas,
capataces o encargados de cuadrillas, y el encargado
general, que era también amigo de mi padre, recibió el
encargo del jefe superior de que me fuese llevando de unos
a otros a temporadas para que me fuese imponiendo en
plan de aprendizaje, pues así se lo ofrecí a su padre, gran
amigo de usted y mío.
Tal cual lo mandó el jefe así se iba haciendo, unas
veces con unos otras con otros, pues todos hacían cosas
distintas cosas distintas y había que imponerse todo lo que
se pudiera.
Asi las cosas, iba pasando el tiempo y yo, recadero de
todos, procuraba hacerlo todo lo mejor que podía, siempre
tratando de granjearme el aprecio y la confianza de todos.
28
Bien pronto llegó el día de abandonar el hogar
para buscarse otros derroteros y abandonar e
ofrecía pocas perspectivas y no le pesó
¡liando yo'G&-1Í del hopjrr nñterno para situarme
or otros derroteros,mi m8dre,abrazada a mi me dio:¡lijo,no sabes cuanto dolor rae produce esta siueción ,pero la necesitas,LLegarés a hombre j r •
que vas a hacer. Mi ilusión seria verte con
os y corbeta a diario,pero eso no es para nos
.
Que Dios te proteja.
Después de un tiempo pude decir:
luerida mama,tus deseos se han cumplido
31
muchos, pues imaginemos que por aquellas fechas existían
las posadas, entonces había arrieros, y en casa infinidad
de días se llenaba de arrieros y había que atenderlos y mi
madre era la que llevaba la peor parte, aparte las faenas de
la casa y que además también tenían una taberna, hoy
llamadas bares. Cuánto recordaba las penurias de mi
madre para salir adelante, pero yo nada podía hacerle ya.
Y retomemos mi nueva situación, mi nuevo destino,
que ahora esto era lo mío.
Pasaba el tiempo y yo progresaba por lo que me
sentía satisfecho y además porque me sentía protegido.
Y claro, pasado un tiempo prudencial, el jefe me
llama un día y me dice: Desde hoy tu te harás cargo de
cierto almacén donde estaba todo el material y los aparatos
y planos que te pidan y los hombres que necesiten, para lo
que tenía seis u ocho para estos menesteres, y cuando
cada faena termine, que cada uno devuelva lo que se haya
llevado y se conserve y mantenga en perfecto estado y bien
cuidado. Hasta que esto ocurrió, que se pasó un tiempo, yo
alternaba con el trabajo unas vacacioncitas, que me las
pasaba en casa, sobre todo en Navidades y verano, con lo
que mantenía el contacto con la familia como con los
amigos y con las amigas, como no, que ya era grandecito.
Pero el tiempo avanzaba y pasaban los meses y los
años, y llegaron otros tiempos y un día me dice el
encargado general: "Ha dicho el jefe que te tienes que hacer
cargo de la cuadrilla de fulano", que estaba dedicada al
arreglo, conservación y renovación de las vías. Estas vías
eran por las que circulaban los trenes con los materiales
de las excavaciones de las obras de la estación de Zamora
que se construía, por el nuevo ferrocarril de ZamoraCoruña. A partir de ahora las cosas no eran iguales, y las
vacaciones cambiaron, y muchas cosas más. Cuando yo
dejé de ser pinche y recadero y pasé a ser un encargado
como los demás, también pasé a ser un enemigo de los
trabajadores, según ellos, pues ya en tiempos de la
32
33
El director general de la misma era español, y lo digo
República, el ambiente era así, cosa que no me hizo '"
porque la empresa era una multinacional formada por un
ninguna gracia.
De cómo cayó en mi y en todos mis compañeros eso, consorcio de ingleses, franceses y españoles. Se dio la
de enemigos de los trabajadores, se puede ver en la página circunstancia de que el director tenia un hermano general
y al empezar la guerra lo fusilaron en Barcelona, así es que
88 y en el episodio titulado EL BUEN ARTURITO.
r todo cambió. A la vista de la situación ya me hacía un lío y
Debo decir que en mi nueva situación me- no acertaba a ordenar mis ideas. Todos creíamos que
encontraba como pez en el agua, mi empleo fijo de plantilla. aquello de la guerra seria cosa de unos días y con eso nos
en una gran empresa y con un sueldo fijo mensual. Yo ya conformábamos, pero para mis adentros decía, cuando
había llegado a donde deseaba. Y que ilusión me hacía, •acabe la guerra, que va a ser de mí, ahora que ya me había
como he dicho ante^poder ayudar a mis padres. Que bien situado después de tantos trajines.
Pero todo se arregló y vaya si se arregló. A los pocos
me aprendí la lección' de mi madre. Y que además de
días
me
llaman a filas por la movilización, como a tantos
pedirme que les ayudara, me encargó muy mucho que
•
otros,
y
me
tuve que incorporar al regimiento que había en
seleccionara muy bien mis amistades, que huyera de los
•Zamora, donde me encontraba.
viciua y que antes de gastar un céntimo en algo inútil, que
Se acabó mi vida de paisano, se acabó mi empleo y
me lo pensara dos veces.
: se acabó la empresa a la que yo adoraba pues en ella me
Todo esto quedó tan gravado en mi, que unido a qut hice hombre.
mi padre había cambiado tanto en su trato de como era
A partir de ahora, una vida nueva. Y yo me
antes a como era ahora. Ahora era un verdadero padrazo,
preguntaba,
¿cuándo acabaré yo de situarme?.
mi mejor padre, mi mejor amigo, mi mejor compañero. Ei
fin, una maravilla. Y yo, no en agradecimiento, sino porqut
era condición mía de ser obediente y sumiso, he tenido lt
fuerza de voluntad tan en primera página de mi vida qm
hasta, que me casé casi al cumplir los treinta años, todoí
mis ahorros han sido siempre para mis padres, hasta i
punto que cuando me casé solo contaba con el sueldo qm
había cobrado ese mes. Así de valiente.
¡
Cuando le expuse a la novia como estaba 1¡
situación, lo aceptó y a casarse. Y no pasó nada y nos fui
de maravilla.
Andando ya por el camino de los hombres y tam;
gusto que me encontraba en mi nueva situación... s
presenta la guerra civil. Yo ya con mis veintiséis años,;
ocurre que la empresa cierra la puerta y desaparece i
.España.
35
PERIODO DE LA GUERRA CIVIL
1.936-1.939.
Y empezó la guerra. Eso que a todos nos parecía que
iba a ser una revolucioncita de unos días, como tantas
veces, se convirtió en una guerra de casi 3 años de
consecuencias terribles y que iba a cambiar al país como
de la noche al día, lo mismo que a todos nosotros en
nuestras formas de vida y comportamiento.
Dicho esto, una de las cosas que más pueden
beneficiar a una persona, es que desarrolle su vida y sus
actividades en aquello que le gusta, para lo que tenga
vocación y que esté preparado. Si esto no es así y se tiene
qué dedicar a algo que no le va, que no le gusta y por tanto
para lo que se encuentra preparado, mal lo va a pasar.
Yo por ejemplo, nunca había sentido nada por la
vocación militar ni había pasado por mi mente tal
posibilidad y mira por donde me cogió de pies a cabeza.
Procedente de la vida civil y con el empleo de cabo
que obtuve cuando hice el servicio militar de recluta con
mi reemplazo, me incorporo al ejército al ser llamado mi
reemplazo por la movilización al empezar la guerra.
De momento, este hecho ocasionó la separación de
la familia, ellos quedaron en zona republicana, en Almería
y yo en zona nacional en Zamora y cuya separación habría
de durar todo el tiempo que duró la guerra. Sin noticias de
ninguna clase mientras duró el conflicto.
i!-""
}
Una vez incorporado al ejército y tras un corto
periodo de instrucción de prácticas, salí con el Bon, en él
fui encuadrado, para el frente de Asturias donde había
operaciones de cierta envergadura y nos situamos en el
i frente de Grado, cerca de Oviedo.
Debo decir que el día que salí de Zamora fue uno de
los días más amargos de mi vida y que el día en que la
: guerra me asestó el primer cimbrazo.
I
37
36
v
--•
Si, porque ya en el tren, yo veía a cientos de¡personas abrazando y besando a sus seres queridos que seí
marchaban y la pedían a Dios que los protegiera. Nuncaj
lloré con tantas ganas. A mi nadie me abrazaba ni nadie
pedía por mi. Solo yo pedía a Dios por mí. Y lloraba, pues'
si yo moría en esta tragedia, como se iba a enterar mimadre donde había sido ni como ni cuando.
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i ','. >
Nuestra estancia en aquel frente duró poco, pues
una fuerte operación enemiga en el frente de Peñarrcm
(Córdoba), nos llevó ííásta allí situándonos en el sector di
Puenteovejuna, y el primer día de combate caí herida
como era de esperar. La herida la recibí en el parietí
izqui^^do, encima de la sien. Sangré mucho porque corü
venas muy importantes, pero me salvé.
Evacuado de hospital en hospital, llegué a Málag
donde acabé mi etapa de herido.
En mi ingenuidad y quizás por la poca práctica a
cosas de guerra, pensaba yo cuando andaba por lo
hospitales, que cuando yo me curara, la guerra ya s
habría terminado. Pero ya, ya.
Terminada mi curación regreso a nú unidad donde
los pocos días fui ascendido a Sargento por elección>
provisional, pues duránté^iaTgiieÍTa" todos los ascens
eran provisionales.
'.
Con el empleo de Sargento la cosa cambió como í
la noche al día. De llevar armamento, equipo y toda la caí
a cuestas a llevar los galones nuevos, una paga y uní
pluses de campaña y que con dichos pluses n
costeábamos nuestro mantenimiento.
j
La vida en aquel frente era muy activa y 1
combates casi permanentes dada la importancia de aquel
zona, primero por lo que les interesaba Peñarroya por i;
minas de carbón y segundo por el interés que tenían}
cortar el ferrocarril y la carretera que unían la parte noj
^ 'de España con la parte sur.
El día que ascendió a Sargento por elección.
1
I.
•
•
'"'•
•••*•••
~ "
38
39
Eso tenía que ser después de ocupar la Sierra-de la comandante mengano". Esto quería decir que el enemigo lo
Grana donde se realizaron los combates y desde donde no sabía todo y nosotros nada.
Aparte de que el sermón que nos echó el enemigo
pasaron y que fue donde yo caí herido, y que dicha
nos
dejó
tengo que decir que nuestra camaradería
operación, si la hubiera realizado el enemigo y la hubiese entre loshelados,
componentes, compañeros y amigos del Bon,
ganado, hubiesen cortado el ferrocarril y la carretera, en cuando estábamos en campo abierto y que atenuaba un
Llera (Badajoz), pero como digo, no pasaron de la Sierra de poco el peso de la guerra, se fue esfumando para
convertirse en un infierno.
la Grana.
El tiempo que duró nuestra estancia en aquel sitio,
Varios meses duró nuestra estancia en aquel frente
muchos
altibajos
dada
la
importancia
de
la
zona,
no
tuvimos
contacto con nadie más que cada uno con los
y con
como he dicho.
\ componentes de su pelotón, que es la unidad de cada
Y llegó la hora ü"e la salida de aquel frente y la sargento y sin más movimiento que del refugio al sótano y
al parapeto. Todo el pelotón lo componían de 18 a 20,
tomamos
regalo
por tanto
que se había que
soportado
en aquellacomo
zonauntan
conflictiva
y pensábamos
como ocupando un frente de unos 30 m. Nadie se podía retirar
J l i i sitio más ábamos
premio nos llevarían a algún
pacífico yque
quecomo
nos de su sitio sino era para algún servicio.
sirviera c^io plan de descanso.
•
Al entrar en la Universitaria, relevamos a
Pero gran sorpresa, en una estación que no pudimos I Bandera del Tercio y entre la estrechura en que una
nos
urcamos en otra que| desenvolvíamos y el silencio de los legionarios, que
que no
y advertirnos
siempre de que ^-articulaban palabra, estábamos asustados y acobardados.
a
tempoco lo
nue después
de
4uc UA, F
n el fin de no? A parte del martilleo constante a que nos tenían sometidos
i " fespSer«tee r t S c T u n a tormenta *$» ametralladoras, los morteros y las granadas de mano
sin e&pcicu u ^
^^
trituraban.piQue era lo típico en aquel frente. Y esto sin contar con la
ametralladoras y artillería, q
nasarlpguerra d e minas que constantemente y sobre todo de
Desconcertados llegamos a un P ™ ^ " A
\ Ciudadfnoche, se oía el chirrear de las carretillas por debajo de
un _
o ser
nacionales t e n í a 4 n u e s t r a s trincheras transportando los materiales de
que
Universitaria, único
la ^erra
guerra de
T^T^Zls &
™ ^ - c i a solo *á una muestra de ,a
¡n Madrid al
s m aon
donde ^
c u b i e r l a s minas... los edificios del instituto del cáncer y Rubio,
alguiennada
se de
encargo
iuciun v t u a a o s c o n
amados
en-v
hacerlo. Po^ gal ena^>
^ ^ ^ ^
^ sendas
^ ^ minas ios
^ aos
^ a& la
^ vez
y^ y ^
íbamos llegando a
t
ftquedó
de
ellos
ni
rastro.
Un
Bon
que
había
en
este
sector
^ »
^ de
" ¿hierro %
dó d ll de iToledo se llamaba), desapareció con
trincheras y parapetos cubiertos
y cemen o Je(voluntarios
los
oorque a partir de ahora nuestro habitat iba a s e r ®¡~ _ 1>r. .
Voy a hacer un ligero retrato de un día de guerra en
del día y asi IOUU ci ucmpu H |ia unidad Universitaria: a partir de primera hora de la
que fue de nueve meses.
¿mañana, se levanta el servicio de la noche de las trincheras
Este a l g u i e n ^ dye antes hablo y ^
Q u e ^ d e primera línea. Aquí ojo avizor durante todo el tiempo
colegas, estáis en la Ciudad Universitaria estáis a ^ J : q u e s e está en el parapeto, en las armas portátiles — metros de nosotros, vuestro Bon el fulano y vuestn.
1
I
40
dedo en el gatillo, los lanzadores de granadas, una en cada
mano, además de un par de cajas a su lado, y los morteros
con una granada en el tubo y varios cajones al lado. Esto
cuando descansaban, que era poco tiempo, pues lo mismo
que el enemigo nos acosaba a nosotros, nosotros los
acosábamos a ellos. No he dicho y lo digo ahora, que los
lanzadores de granadas, por las noches tenían que estar a
cuerpo descubierto, pues el campo hasta el enemigo, que
estaba a unos treinta metros más o menos, tenia que estar
vigilado constantemente.
A partir de ahora se monta el servicio de día. Un
tercio a los parapetos dé'lá trinchera de primera linea, otro
tercio, a trabajos y otro a transporte de materiales
cemento, hierro, grava y todo lo necesario para las obra;
trinchera." refugios, sótanos, etc.
Para el aseo personal se disponía de muy poco!
tiempo, todo lo absorbían los servicios. Una cantimplora de¡,
agua de vez en cuando y a repartirla. Repito que no hayj
más campo de movimiento para el pelotón, que del refugio;
al parapeto o al sótano y sin más contacto con nadie más1
;
que con los componentes del pelotón.
El sargento va de vez en cuando a dar novedades y a
recibir órdenes.
,
El sector de la Universitaria, está pasado el
Manzanares, cercado en todo su perímetro por el enemigo'
y con las trincheras de primera línea, a unos 20 ó 30
metros, unas de otras. El fuego de ametralladoras;
morteros, granadas, minas, etc. es nuestro compañerí
durante las veinticuatro horas del día, con alguno!
.. . altibajos pero poca "cosa.
Este sector está ocupado por 10 ó 12 unidades tipt
batallón, y para los no enterados, un batallón tiene sobr^
unos 500 hombres y ocupan las trincheras de primer!
línea, más una segunda linea un poco más atrás e(
prevención de un ataque, para poder salir a su encuentro,
En el centroudel sector está el mando de todo, eru
edificio de la escuela de arquitectura, en lo que queda <f
pie. Alrededor, todos los servicios de intendencia,
ingenieros, minadores, transmisiones, etc. y el hospital de
sangre. Este hospital tenía los mejores equipos quirúrgicos
y los mejores cirujanos que había en España y todo dada la
cantidad de heridos de tantas clases que había que
atender. De muertos mejor dejarlos en paz y que Dios se
apiade de ellos, fueron muchos.
43
OPERACIÓN SUMINISTRO.
'\
,-v-S-
A la tarde cada unidad tipo compañía, manda a un
sargento con 8 ó 10 soldados a suministrar y han de ir al
otro lado del río Manzanares el paraje denominado Firmes
Especiales. Hay que esperar a que oscurezca para pasar el
puente de tablas siempre batido por las ametralladoras y
artillería enemigas.
El contingente que se congrega el suministro, puede
estar alrededor de 500 hombres y hay que esperar para
pasar el río, en trincherones cubiertos y refugios, a que
salga primero la sanidad con los muertos y heridos de cada
día. No olvidemos que el enemigo sabe lo que hay a estas
horas, no cesa en batir el puente, pero hay que pasar. Se
hace en grupos pequeños y a carreras y siempre
aprovechando algún respiro del enemigo. Sin duda que
siempre cae alguno o más bien algunos, y como es lógico el
que es herido en el puente, cae al río, que es otra tragedia.
Una vez en intendencia cuyos almacenes con los
víveres estaban en sótanos y refugios tremendos. Durante
las operaciones de suministro, que era complicado dada la
cantidad de gente, el enemigo nos hundía con
ametralladoras y artillería y cuando esto ocurría, los
nuestros los trituraban con nuestra artillería,, les hacían
callar y aprovechábamos para atender a lo nuestro.
Ocurría que cuando el enemigo atacaba, y que el
chaparrón era tremendo, todos a los sótanos y los bultos
con los suministros se quedaban en la calle. Cuando
aclaraba un poco, salíamos y entonces resultaba que quién
sabía lo que era suyo, y en esté caso cada uno cogía lo que
podía fuese de quien fuese, la cuestión era coger lo que se
pudiese. He de decir que la carne se suministraba en-vivo,
y.cuando empezaba un bombardeo, al salir a los refugios,
unos corderos o las ovejas, unos huidos al bosque y otros
despanzurrados por la metralla. Cuando había un hueco y
se salía de los sótanos, resultaba que no se podía hacer lo
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que se quisiera, y cada uno a coger lo que podía como si se
tratara de robarnos los unos a los otros y que en realidad
así era y que no podía ser de otra manera.
Terminado todo esto y antes de emprender la
marcha, las bajas de muertos y heridos, que siempre los
había y quizás más de la cuenta.
Y ahora a emprender la marcha cuando se pueda
hasta las posiciones, con lo que hemos podido recuperar y
por las galerías cubiertas y con la carga a cuestas y
sorteando los chaparrones del enemigo para pasar el
puente, el terrible puente, y pensando que voy a decir
cuando llegue pues encktta del peligro, la responsabilidad.
Y a hacer de tripas corazón pues la responsabilidad
es antes que el peligro, que no hay que olvidarlo, hay que
convivir con las balas, los cañones, las minas, etc. Los
trabajos íc "rados, el nerviosismo, el no poder descansar
tranquilo a ninguna hora del día, todo esto hace que a los
que hemos estado en la Ciudad Universitaria, su nombre
va a estar en nuestras mentes mientras vivamos, y para la
historia también, aunque algunos tratarán de borrarlo.
Dios quiera que esto no nos vuelva a ocurrir ni a
nuestro país ni a ninguno más.
Y siguiendo con los suministros, hablemos ahora en
primera persona porque me ocurrió a mí.
Superadas todas las tragedias de la zona de
suministros y recuperado lo que hemos podido, la carne la
habíamos perdido y recuperamos un saco de arroz que no
era nuestro, llegamos a la posición con dos bajas que nos
habían tocado ese día, fulano y mengano. Esto es duro, dai
. al superior esta novedad, es duro, y doloroso pero es así.
Los desaparecidos aUi quedaron, de esto se encargaba la
sanidad.
Terminado este servicio sobre las dos o las tres de la
madrugada, se sienta uno a descansar en el refugio
sentado en un ladrillo^ con los codos en las rodillas y los
puños en las sienes y darle vueltas a la mente, ¿y qué
45
hacer?. Pues se me ocurre aquello de "Señor, si he de
tomar este cáliz, que sea pronto". Así se le ocurrió a Jesús
en la Cruz. Yo no encontraba otro remedio, tan abatido
estaba. Pero de abatirse nada, hay que hacerse el valiente,
porque los subordinados están ahí, y dice el dicho militar
que la mejor voz de mando que se puede dar al soldado es
el ejemplo, y si ven que tú no eres el primero en dar la cara
ante el peligro, ¿qué harán ellos?. Y haciendo de tripas
corazón, a demostrarles que somos algo y que estamos
aquí para algo y demostrarles con claridad que otros
muchos, cientos y miles, dieron más que nosotros y no
simplemente dieron su trabajo y sacrificio, sino que dieron
hasta sus vidas y todo por esta tierra nuestra, esta Patria
nuestra, para que ella pudiera subsistir y nosotros
pudiéramos vivir.
Y cuidado que el soldado es muy observador y si ve
que el jefe no va delante, ¿qué hará él?.
Pasado el tiempo de vez en cuando me pregunto
como he dado yo este giro a mi vida, tan refractario que era
yo siempre a la vida militar. Pero hay que amoldarse a las
circunstancias y armarse de valor o de lo que venga.
Ahora para consolarnos, algún episodio de nuestros
héroes y mártires. Hoy tocó a los defensores del Alcázar de
Toledo. Aquellos valientes aislados de los suyos, dentro del
campo enemigo, todo un gobierno con todos sus pertrechos
de guerra no pudo con ellos. Les volaron él Alcázar varias
veces con minas, tenían los suministros cortados y estaban
carentes de todo, víveres, agua, luz, etc. Cuando se veían
apurados salían desesperados por tiendas y almacenes de
Toledo a robar y saquear para poder ir tirando. Y así fue
hasta que llegaron fuerzas amigas y los liberaron, pero no
se rindieron.
Este es valor, esto es sacrificio, esto es heroísmo,
esto es gloria. Y que Dios se la de a los que con tan buena
voluntad allí dejaron sus vidas generosamente.
Por mucho que creamos, siempre hay quien nos
supera y eso debe consolarnos.
•s
-
47
LLEGÓ LA HORA TAN DESEADA, SALIR DE LA
UNIVERSITARIA.
Vaya sorpresa, una orden: "Preparen equipos para
una posible marcha". Y así fue.
Aquella noche el relevo a los nueve meses de
infierno.
Cuando a la mañana siguiente vimos salir el sol en
Leganés, no lo podíamos creer.
Un breve descanso de unos días por aquellos
pueblos que a nosotros nos parecía mentira que íbamos a
discurrir por entre las gentes como antes, pero que poco a
poco nos iríamos haciendo, y así fue.
Como digo, después de este breve descanso, a
operar por las provincias de Madrid, Toledo y Cáceres.
Pocos días llevábamos de operaciones y entre otros
pueblos ocupados, en el Polán, recibimos la gran noticia,
tan esperada y tan deseada.
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I
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49
ÚLTIMO PARTE DE GUERRA.
'
LA GRAN SORPRESA
I;:: -í; En el balcón del ayuntamiento, un altavoz decía:
"Atención españoles"
CUARTEL GENERAL DEL GENERALÍSIMO4BURGOS
Parte de guerra del día 29 de Marzo de 1.939.
En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército
rojo, las tropas nacionales han alcanzado sus últimos
objetivos.
La Guerra Civil en España ha terminado.
Firmado: Francisco Franco.
No lo podíamos creer. No sabíamos como articular la
primera palabra. Nos pasábamos la mano porque no
sabíamos se estábamos vivos después de tanta tragedia.
¿Y qué hacer?, pues lo primero dar gracias... a Dios.
1i
I
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I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
¡
CONSIDERACIÓN FINAL DEL PERIODO DE GUERRA EN
LA CIUDAD UNIVERSITARIA.
Como colofón final de esta narración, quiero hacer
presente que al referirme a la operación suministro no me
he extendido demasiado para no dañar la sensibilidad de
alguien, pues a parte de lo ya relatado no lo ha sido todo ni
todo lo trágico que era.
De todas formas no solamente era trágica la
operación suministro, que ya lo era, pero ¿y las otras?.
Veamos algún caso: En aquel frente y en cuanto a la
guerra de minas, los nacionales siempre estaban a la
defensiva, o sea, tratar de obstaculizar las minas del
enemigo que dirigían hacia nosotros.
Esta clase de guerra estaba a cargo de los
ingenieros, aparte de que en la posición que trabajaban,
pedían gente a la nuestra para los trabajos.
En nuestra posición había un pozo para las minas
de cinco metros de profundidad, y de este fondo partían
tres galerías en distintas direcciones, siempre con el fin de
buscar las galerías enemigas.
Cierto día un teniente, un cabo y dos soldados,
bajaron al pozo, por suerte aquel día no se trabajaba, y al
entrar por las galerías, tropezaron con una galería
enemiga. Y como ya se sabe la técnica, salen huyendo con
el fin de coger el pozo para salir, pero no les dio tiempo. No
los enterró la explosión pero murieron asfixiados. A la
explosión, un sargento y un cabo que estaban en el
exterior en otras tareas, bajaron en su auxilio y también
murieron asfixiados. Esta explosión es la consecuencia de
un petardo, y esto quiere decir, que ponen un par de cajas
de dinamita, desde lejos la explotan y destruyen todas las
galerías de alrededor, y ya está todo dicho.
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
52
Veamos otro caso. Una granada de mortero de 81
mm. le cae a un soldado encima, intentó echarse a tierra
pero no le dio tiempo. La granada se le clavó encima, no
explotó pero el chico murió. Ahora hay que retirar la
granada, pero cuidado que puede explotar. Ahora a
engancharla de forma que no se le toque y tirar desde lejos
y a cubierto.
Otro caso. Como habré dicho anteriormente, en la
operación suministro, hay que esperar a que salga la
sanidad con los muertos y heridos del día. Una pareja de
camilleros sale con un herido grave recién operado y al
pasar la pasarela, una ráfaga de ametralladoras hiere a los
dos camilleros y todos al río. Ahora muertos o heridos hay
que rescatarlos al precio que sea. He 4e-.-de.cir que el puente
es un lío de tsb'is en unos maderos de,muy mala manera,
y no puede ser de otra, porque el enemigo lo está
destruyendo constantemente y nosotros arreglándolo
constantemente.
Esto ocurría a todas las horas del día y de la noche.
Cosas como éstas o parecidas ocurrían a. todas horas y a
todo el mundo, unas veces porque nos ocurran a nosotros
mismos o porque les ocurran a los de al lado y hay que ir a
auxiliarlos.
Consideremos ahora como se sale de este infierno
cuando se ha estado allí entre balas, metralla, minas, etc.
durante nueve meses. Los nervios parecen que nos han
llevado las tripas alrededor del cuello y nos están
asfixiando constantemente.
53
LA GUERRA CIVIL EN ESPAÑA
1.936.
Una vez en el camino no estaría de más hacer un
pequeño bosquejo del periodo completo de la guerra civil.
¿Valió para algo la Guerra Civü en España?. ¿La
guerra fue justa, necesaria?. Una guerra es justa si es
! :
necesaria.'
•
¿La Revolución Rusa con sus atrocidades, fue
justa y necesaria?
Que contesté ;quien quiera. Pero el resultado fue que
sin que nadie le' echara bombas ni misiles, ni siquiera un
empujón, ha desaparecido por sí misma.
Adiós Estalin; adiós Lenin, adiós comunismo, adiós
todo a sus 70 ó 80 años de edad.
Yo opino que la guerra de la independencia española
fue necesaria. España es invadida y triturada por
Napoleón. Secuestró a los Reyes de España y puso en el
trono de nuestro país a su hermano José Bonaparte, que él
por su cuenta y riesgo coronó con el nombre de José I, Rey
de España. No cabe más sarcasmo.
Si nosotros no hubiésemos hecho la guerra al
francés, qué hubiese sido de España.
Si Europa y otros no hubiesen hecho la guerra a
Hitler, hoy 'Europa sería un inmenso campo de
concentración bajo el yugo del nazismo.
España a la entrada de la República, se convirtió en
dos mundos antagónicos, con algaradas, sus libertades,
sus libertinajes, y con incepíííos; saqueos, robos,
asesinatos, etc. Esto no lo enÉsácüa nadie. ^
Y vino a colmar el vaso el asesinato del jefe de la
oposición en el congreso de los diputados, el señor Calvo
Sotelo.
I
I
I
I
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I
I
I
I
I
I
I
ll
55
54
Un teniente de la policía y dos números, secuestran
al señor Calvo Sotelo, lo llevan en un coche y camino del
cementerio, desde el asiento de atrás, le disparan dos tiros
en la nuca.
Es de lógica que nadie pudiera opinar que fuese una
bala perdida ni una equivocación. Más. bien se podría
opinar que al gobierno de la República,.. este señor le
estorbaba en el Congreso.
., ¡., ü
... .
¿Y qué pasó?. Pues que e^p .ocurrió, el día 17 y el
18 de Juicio de 1.936, estalló la, guerra ¿civil que asoló a
España durante tres años. Y cuyaSfs consecuencias fueron
que nuestra posguerra fuera terrible,,...
Decían las malas lenguas óo. las buenas, que
habíamos perdido un millón de españoles, unos heridos,
otros inválidos, otros desaparecidos,,~otrp,s^huidos, etc.
No cabe duda que nuestra recuperación fue más flenta de lo debido a que Europa estaba, con su segunda I
guerra mundial, y si algún país nos podía ayudar a [
recuperarnos, pues no era así porque ellos lo necesitaban j
todo, por lo que esta época, para nosotros fue más dura. \
. .
•••.
•
i~
Dios quiera que esto no vuelva a ocurrir ni al
nosotros ni a ningún otro país.
>
PERIODO DE LA POSGUERRA Y ACADEMIA.
Terminada la guerra tardé cinco días en llegar a
casa y dar la primera noticia de que estaba vivo después de
tres años de incomunicación. Tardé dos días y dos noches
en el viaje. Una vecina mé vio llegar y se adelantó a avisar,
y mis padres y yo nos abrazamos a las puertas de casa.
Ni ellos ;ni yo '•articulábamos las primeras palabras.
Al poco se hizo el silencio y lo primero dar gracias a Dios.
Después poco á'pbco-éé fue haciendo el coloquio.
Lo primero, que mi hermano, el que me sigue a mí,
era del ejército rojo y1-estaba prisionero en un campo de
concentración eWValencia y había que intentar sacarlo de
allí cuanto antés'y"'~aéí se intentó para lo cual yo recabé la
ayuda de mis jefes.';
Y ahora '-'a pasar revista a la nueva situación. En
casa como en el'95% de las familias españolas, faltaba de
todo y no había de nada.
Los aperos y animales de labranza, de lo que se
dependía en casa, habían desaparecido. Mis padres muy
agotados y mi hermano y yo sin poder ayudarles, yo
hombre muy previsor, nunca gasté un céntimo en nada
inútil y con mis ahorrillos pude remediar un poco
(bastante), la penuria de casa.
Después de unos momentos de reposo y arreglo, a
ver a la novia que ya estaba avisa, la de mi llegada.
Arreglado de momento lo/inás perentorio, regreso a
mi unidad y con una carta dC'mis jefes para el jefe del
campo de concentración de rm hermano que en nada de
política se había metido, ni entendía de eso, diré que no
fue necesaria, pues se presentó en casa enseguida.
En el ejército nacional los ascensos eran todos
provisionales para todos, por lo que no se adquirían
derechos a nada.
56
La empresa donde yo trabajaba, al empezar la
guerra cerró la puerta y yo quedé en la calle. Llegado el
caso volvería a ella, así es que ese era mi futuro.
Al poco de acabada la guerra licencian algunos
reemplazos, entre ellos el mío. Pero el gobierno retenía a
los mandos, pues la guerra mundial había empezado y nos
retenían por si acaso.
Vivíamos los meses de la posguerra y con la guerra
mundial encima y yo como tantos otros compañeros,
seguía en calidad de provisional, mi reemplazo licenciado y
yo pendiente de lo mismo, pues siempre tuve estaTctea en
la mente. Harto de andar de un lado para otro, aquí como,
allí duermo, en otro sitio mis enseres, y viendo que otros
compañeros habían rehecho su vida casándose y viviendo
en casas con familias realquilados, me lo pensé, porque
con mis casi treinta <Jios, ya estaba hafto de rodar y estar
solo. Se lo propuse a la novia y nos casamos, y no nos fue
mal, sino todo lo contrario.
Ella en nuestro improvisado hogar y yo en mis
servicios en el cuartel, pasaba el tiempo y siempre
pendientes de aquella llamada fatídica para mí,
licénciamiento que tenía que llegar y que llegó.
Pero mientras esto llegaba o no, ocurrieron muchas
cosas, y contentos porque va a haber tiempo, nada menos
que tres años, y todos los pasé en Cuenca donde estaba mi
batallón y siempre esperando la llamada que tenía que
llegar para una cosa u otra.
I
Empecemos por algo. Yo siempre fui muy refractario
á la vida burocrática pues eso del oficineo a mí no me iba.
Pero un día, al terminar la guerra me dice mi
capitán: "Se tiene usted que hacer cargo de la oficina de la
compañía". Le dije: "Mi capitán, yo de eso no entiendo". Él
respondió: "Pues aprenda, y no pregunte nada a nadie
nunca. Usted y yo nos arreglaremos y verá como nos
entendemos".
I t.
! I,
Triste y melancólico. A los tres años de provisional aún no
sabe si será licenciado o irá a la Academia.
58
59
La inteligencia de este señor, su personalidad, su
don de gentes, su capacidad de seducir y todo unido a una
bastísima educación, hacían de él un personaje
incomparable.
Él no era militar, era movilizado, como yo, quería
licenciarse pero el mando retenia a quien le hacía falta. Era
ingeniero electricista, gerente de un^- empresa de
electricidad, catedrático de música i .^Reclamación del
conservatorio
t r i dde B
Badajoz
dj
y
áB¡ó^2^Í&á^'en el Estado
do lo tenían
Mayor del gobierno militar de
ráww
ayudante
del
allí por algo seria. Era jefe de mi ct
lado de este
comandante del batallón. Cuánto, át
señor y cuánto me alegro por ello.,.
Felicidad quizás incompleta, porque aquella
aquel
llamada
fatídica que esperaba tenia que llegar y LLEGÓ.
uérra y seguía la
Transcurría el tiempo de -i
guerra mundial. Muestras unidac^, T ^ i ...... oguerra se
_. iban
deshaciendo y formando las unidade.s^e, la posguerra. En
Cuenca, donde estábamos se formó uri} depósito, así le
llamaban, donde el personal de las unidades deshechas se
iban concentrando y desde allí sé;-;riban mandando
expediciones para formar el que sería el Regt° de Inf* n° 42
en Leganés.
••.''':.::•}.($•
Al capitán mío la hacen catgó de este depósito y
hace tres apartados.
';vi,v
El primero, que recibe y distribuye al personal
recibido.
El segundo que se hace cargo del armamento,
municiones, equipos, utensilios, ganado, etc.
Y el tercero que es la cocina, de la que me hizo cargo
a mi.
Terminado este periodo de tantos trabajos, queda en
la ciudad de Cuenca el Bon, al que pertenecíamos mi
capitán y yo, y en el que la cocina me tocaba mes sí, mesí
no.
í
Y ahora toca decir que allí en Cuenca, nació nuestra,
; hija, María del Sagrario, .,que nos colmó de felicidad.!
Sí, el oficinista con un recado: "Me Sargento, el
capitán que vaya usted a la oficina".
Creí que caía de espaldas al suelo. Me decía, ya está
aquí la licencia. Antes de llegar a la puerta, el capitán se
levantó, me dio la mano y me dijo LA GRAN NOTICIA:
"Está usted admitido como cadete alumno a la
Academia de Suboficiales y destinado al Regt° de Art*
n° 13 en Getafe. El curso empieza el I o de Septiembre.
Mi más ferviente enhorabuena".
"Muchas gracias, mi capitán".
Corrí a casa y el abrazo que nos dimos los tres no
tuvo comparación, y le decía a mi esposa, nena se nos han
abierto las puertas del mundo. |Se nos han abierto las
puertas del camino de nuestra vid 1. Y así fue.
Los tres años de guerraAho los vamos a olvidar
nunca, pero los tres de posgue^/a, con toda su pesadilla,
tampoco. Ahora a respirar hondo.
I
I
I
I
I
Es nombrado
suboficiales.
Cadete Alumno
de la Academia i{
Terminado el pe
riodo de Academia, fi esta de
fin de curso y
entrega de....
despachos
ILA DE APLICACIÓN
D ESPECIAL DE INSTRUCCIÓN
De orden del Excmo. Sr . Ministro del Ejército, y por haber
terminado con aprovechamiento el
Curso de Transformación seguido
en esta Unidad, ha sido Vd. promovido a Sargento efectivo de
¿ki^^U^ie^
, con antigüedad
de primero de -<!¿a^de mil
novecientos treinta y nueve.
Lo que le, comunico a Vd. para
su conocimí|3nto y satisfacción.
Dios gua¿ike a Vd. muchos años.
Madrid. - 0 de Junio de 1945.
EL TENIENTE CORONEL PRIMER JEFE,
I
•¿tS&Lj&^r
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
EMPEZÓ LA ACADEMIA.
Mi esposa en casa en Getafe y yo en Colmenar Viejo
en la academia, venía todos los fines de semana y las
vacaciones.
Así vivimos felices mientras duró la academia.
Sí, mucha felicidad pero la academia tenía lo suyo,
aunque a decir verdad.para mí no fue un imposible. La
parte técnica, bien. Si dos y dos son cuatro en un centro
militar, también lo: es en cualquier parte del mundo.
Pero atención: al régimen disciplinario, podían
citarse casos duros, pero dejémoslo y baste decir que era
duro, rayando en:1o feroz.. Pero había que soportarlo, para
eso lo habíamos elegido libremente. Y ahora a trabajar que
había que aprobar. •
Los más agoreros o más sabios decían que eso de la
Academia era un hacer por hacer, ya que a todos nos
harían efectivos, más que nada porque habíamos hecho la
guerra de sargentos y adémasela habíamos ganado y que
era lo mínimo que nos podían c'ar.
Así pensaban ellos, pe/o yo no. Y se equivocaron
pues el que no aprobó, no |áe sargento ni lo que venía
después. Sin el título de Suboficial y sin los derechos y
prerrogativas de este empleo. A los no aprobados solo les
hicieron el regalo de conservar los galones de sargento pero
ocupando en el ejército plaza de cabo I o y por lo tanto no
figurando en el escalafón de Suboficiales.
Y ahora a respirar hondo, la batalla está ganada y a
^abajar, olvidar el pasado y hacer vida nueva y sobre todo
if, 1&0.O de la familia que disfrutaba todos los fines de
íbmana.
, i • Y como decía la fábula: "Ahora que estamos
despacio vamos a contar mentiras, o verdades o lo que
sea".
¿Pero quién es el personaje de la portada?. ¿Quién
soy yo?. Hay veces que opino que soy un hombre de
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¡
\
gE-
64
virtudes humanas y otras que soy un tonto de pueblo.
Pues veamos y que otros juzguen.
Soy un hombre que no bebe, no fuma, no juego a
ninguna clase de juegos de distracción, ni de máquinas, ni
de loterías de ninguna clase, ni siquiera a la de Navidad,
que ya es decir. No conozco un campo de fútbol ni una
plaza de toros. No me gustan los bailes modernos de
discotecas ni las músicas de ahora. Esto para mí son
alabardas y cencerradas.
Pero sí hay algo que me gusta, faltaría más. Me
gusta el baile de salón, bien trajeados, bien peinados y
aseados, bien pegados, como dice Sergio Dalma en su
canción. Un vals, un chotis, un pásodobie, etc. Y todo esto
envuelto en un poco de romanticismo, desde allí al cielo.
Esto que se lleva ahora con los pelos enmarañados
caídos por la cara, enseñando las camf:3 por las roturas de
las ropas, eso a mí no me va.
Pero sí tengo un hobby que me satisface mucho, EL
TRABAJO. Si esto quiere decir que soy un dechado de
moralidad o soy un tonto, que lo digan los demás.
He procurado siempre estar un minuto antes de la
hora prevista para realizar cualquier trabajo encomendado
para cada día, para cada momento. He procurado siempre
mejorar lo realizado cada día comparándolo con lo
realizado cada día, y por supuesto siempre atento y
pendiente del buen hacer y del buen hacer.
Todas estas cualidades mías deben origen a ciertos
comentarios, muchos compañeros me acusaban de servil,
otros que si iba a heredar el cuartel, etc. Y los superiores
que de tontos no tienen un pelo, pronto captan la
idiosincrasia de sus subordinados que son los que van a
trabajar con ellos, pronto te colocan en la cresta de la ola
para cuando necesiten que alguien les saque las castañas
del fuego, pero en fin, cada uno es como es y esto me lleva
a la conclusión de que... soy un virtuoso o soy un tonto.
Pues como se suele decir, ni una cosa ni otra, sino
todo lo contrario.
67
ENTREGA DE DESPACHOS.
Y llegó el día deseado, el día esperado.
Muchas autoridades asistieron al acto, pero el
encargado de presidirlo y del discurso de felicitación, y
despedida, fue el Director General de Enseñanza Militar
que entre otras cosas dijo:
"Les felicito a ustedes por el buen trabajo realizado,
por su buen comportamiento y por el estoicismo con que
han soportado las exigencias del régimen académico. Y por
ese título que hoy van a recibir que no dudo que harán
honor a él en el transcurso de toda su vida.
Les felicito también porque desde hoy, un empleo
fijo y un sueldo para mientras vivan ustedes, sus esposas y
si algún hijo, Dios quiera que no, fuese inválido. Y en fin,
les deseo mucha suerte en su nuevo destino".
Después de esto a\ casa, a descansar un poco y a
solicitar destino, que ¿iitre los días que nos dio la
academia y los que ten/i para incorporarme a mi nuevo
destino, se me juntaron/,(íreinta días. Tiempo este que tenía
para incorporarme al Regt0 de Murcia.
Días de ajetreo hasta situarnos en la hermosa
ciudad de Murcia, y ahora a trabajar que es lo nuestro, y el
que no lo entienda así, va a estar arreglado.
Ya en el Regt0 y en una Bia, me dice el capitán, tiene
usted que hacerse cargo de la oficina de la misma, pues el
que estaba, ahora está destinado a Barcelona y ha de irse.
Y ya se sabe, en el ejército ni se puede alegar nada y
menos protestar. Aquí el que manda, manda y el que no lo
entienda así, que se dedique a otra cosa.
Por aquel entonces aparece una Ley por la que los
mandos (suboficiales) tenían que tener una especialidad.
Había muchas a elegir, artificieros, transmisiones,
topografía, telemetrista, armeros, y varias más. Yo elegí
68
topografía y telemetría, no es que yo entendiera de esto
pero en la vida civil trabajé con ingenieros y me gustaba. Y
una vez terminado esto, a trabajar que el titulo que nos
habían dado era para algo.
I
I
I
II
(Vi
DESTINADOS A LOS PIRINEOS.
AA cabo de unos meses en Murcia, la 32 división con
cabecera en Alicante sale para los Pirineos, situándonos en
Sabiñánigo (Huesca).
Esta división estaba compuesta de los Regt" de InP
de Alcoy, Alicante y Lorca y el de Arta de Murcia, más los
servicios de intendencia, ingenieros, sanidad, etc. •
Para abastecer a estas unidades de armamento,
municiones y otros pertrechos, se crea un parque que tenia
que controlar artillería. Nombran u n capitán para ese
destino y el capitán me propone a mí para la oficina y allá
voy yo.
Preparados los locales, el parque de Zaragoza nos
los llenó hasta los topes, de todas clases de armamento
como de todos materiales.
Aquello era muy gordo para una persona sola y me
dicen que van a mandkr un artificiero, pero que no venía y
yo oficina y polvorines'; almacenes, etc.
Al fin vino el i ¡si deseado y bien que me vino a mi,
pero una temporada bien que me dieron el té. A partir de
ahora, él se hacia cargo de entradas y salidas y yo de la
oficina.
Como la estancia allí se iba alargando, tanto jefes
como oficiales y suboficiales nos llevamos a las familias. A
mí se me dio bien, porque en la casa del portero nos
colocamos, y cuando vino el artificiero también, pues había
sitio para las dos familias.
Transcurrían los meses sin pena ni gloria pues para
eso estábamos en paz y he de decir que lo pasábamos
mejor que en Murcia.
Pero llegó el día y regresamos a nuestro cuartel de
Murcia a seguir con nuestros rutinarios servicios de Plaza
y cuartel.
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5
Después de tantos trajines de un iado para otro, sin
domicilio lljo'^ni propio, adquirimos nuestra casa en
propiedad en Vistabella, el barrio más bonito de la
hermosa ciudad de Murcia.
:
Qué contentos, qué satisfechos, qué felices, ya en
nuestro hogar.
Rl-nuestro. Todo llega, gracias a Dios.
La familia al completo celebrando la buena nueva.
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Pero ocurrió que a los pocos días me, llama el
Comandante ayudante y me dice que me ponga en
contacto con el capitán fulano, que era el del parque de
Sabiñánigo, y ahora era el encargado del departamento de
armamento, material y municionamiento del Regt", y me
dice: "Tiene usted que hacerse cargo de la oficina de este
departamento".
Como el ayudante, que lo es del coronel, éste entera
de todo al coronel, ese es su oficio, el coronel ve que el
sargento Martínez esta otra vez en ruta y llama al capitán
mío y le dice: "¿Y como es que este sargento está aquí y en
todos los sitios y no es otro?". El capitán le dice: "Mí
coronel, este sargento es el que organizó y llevó el parque
de Sabiñánigo y usted es el primero que sabe que aquello
funcionó bien. Además este sargento ha estado en oficinas
desde que terminó la guerra y ha demostrado que se puede
confiar en él".
Así quedó la cosa y sin pena ni gloria transcurrían
los días y los meses y vino una reorganización del
regimiento y la oficina nuestra pasó a depender de la de
Jefatura de Instrucción, y yo quedé sin ese destino.
Cada 1" de mes entra de cocina un capitán y éste
elige para este servicio al sargento o brigada que le parece
mejor. Por regla general sería uno de su batería pero puede
elegir al que quiera. El capitán le dijo al ayudante que me
mandara a mí.
Por aquellas fechas había un campamento de
reclutas en Espinardo y tenía unas 600 plazas de rancho,
poco más o menos, y en el regimiento otras tantas, con lo
que a primeros de mes cuando yo empecé, me junté con
unas 1.200 plazas a las que había que darles de comer
todos los días, y cuidado que no se podían repetir platos
por lo menos dentro de la semana y esto complicaba la
preparación de la minuta, minuta es la nota diaria que dice
la comida de cada día, y el sargento de cocina tiene dar
muchas vueltas de manivela.
V
74
I
I
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I
I
Imaginemos no poder hacer una paella, plato tan a
propósito en un cuartel, y es el caso que para hacer paella
para todo esta gente, hacían falta doce paelleras de 100
plazas cada una y no las había. Por lo tanto para este
contingente se necesitaban medidas especiales y hubo
reunión para tratar del asunto y tuve que demostrarle
Comte. mayor, que se puso por medio, esta imposibilidad.
Decía también este señor que porqué no se podía hacer un
plato de croquetas, tan bien que está este plato y tan
apetitoso, y tuve que decirle que para confeccionar este
plato, hay que empezar por traer la carne o pescado para
preparar la masa. Una vez preparado esto, irlas friendo,
después de rebozadas e ir haciendo hasta unas 6.OO0
unidades, pues que menos que cinco unidades por cada
uno, pues estos chicos a sus veinte años, se comen, qué se
yo. Imaginemos hacer 1.^00 tortillas francesas, o un
cuarto de pollo con patatas al horno para cada uno. En el
cuartel no había instalaciones para esto, y encargarlos en
la calle no era fácil, porque los horneros no pueden dedicar
unas hornadas a otras cosas para lo que tienen que dejar
lo suyo. Todo esto es para volverse locos.
Estos detalles originaron un coloquio entre los jefes,
el capitán de cocina y yo, que tuvo sus momentos duros,
porque desde el despacho se preparan pronto las minutas,
pero en la cocina y por quien tiene que organizarlo y
realizarlo ya es distinto.
¿Y cómo acabó todo esto?, pues como tenía que
acabar, pues que todos se marcharon y que el sargento allá
se las arregle.
{
Y diré que las minutas en el cuartel, tienen tres
particularidades, del dinero de que se disponga a tanto por
cabeza, que la comida sea apetitosa y que se pueda realizar
en el tiempo disponible.
El asunto era complicado y me tuvo que tocar a mi,
como siempre.
Demos por terminado y volvamos a la cocina, y
como en el mundo se dan infinidad de anécdotas vemos
una En el cuartel, a la hora del rancho, el sargento de
cocina va todos los días a llevar la prueba del rancho al
coronel, pido permiso para entrar con la prueba y al entrar
me dice: "¿También está usted en la cocina, sargento?", yo
le dije: "Mi coronel donde me mandan". Se sonrió y dijo:
"Bien está". Probó el rancho, que tenía que ver la cantidad
y calidad, y a otra cosa.
A trancas y barrancas terminó el mes,?y lo digo
porque no teníamos mesas suficientes g g ^ ^ a ñ t a gente ni
peroletas, si 10 plazas era el cupo de las mesas del
comedor. Entre todos estos inconvenientes y otros que no
he citado, terminó aquel calvario, de la cocina.
77
JEJN" EL GOBIERNO MILITAR.
Transcurria el tiempo sin pena ni gloria en los
servicios de cuartel y plaza. Pero un día llega al Regt° un
escrito del Gobierno Militar pidiendo dos suboficiales para
trabajar en las oficinas de dicho centro. Por escasez de
personal, de suboficiales, dispusieron cjy<- fuese un
sargento y dos oficinistas. El Comte. may^Sí^ine llama y me
dice si me interesaría ir a ese servicio. Yo le dije que lo que
me mandaran, pero que me gustaría. Pues ya se puede
usted presentar allí. Le dije lo que había y dijo que si lo
habían dispuesto así, pues que se hiciese así pero no le
hacía ninguna gracia. Pero el que manda, manda.
En el ejército, el mando había dispuesto que en
todos los gobiernos militares se creara un centro de
movilización (C/M, Ry) que consistía en tener a todo el
personal movilizable, 8 ó 10 reemplazos, que por supuesto
son los que ya han hecho el servicio militar con sus
reemplazos, y que se les llama en reserva.
Este personal estaba organizado y en puntos de
concentración para caso de un aviso si fuese necesario. De
ser así, al llamarles ya sabían donde tenían que ir, decir a
que unidad estaban asignados, y en unas horas,
dispuestos para salir a donde fuese preciso.
Como es lógico, estos ficheros costó lo suyo
organizarlos, el de Murcia tenía unas 40.000 fichas, pero a
partir de aquí cada año se sacaba un reemplazo porque
había llegado a licencia absoluta y se metía otro que venía
recién licenciado, y por supuesto las bajas por
fallecimiento u otras causas.
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79
SARGENTO Io Y EL NUEVO GENERAL.
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Estaba establecido por entonces que a los
suboficiales que a los 10 años de empleo no hubiesen
ascendido, se les concediera el empleo inmediato y así me
concedieron a mí el empleo de sargento I o y esto me
ocurrió estando en el gobierno militar.
Por aquellos días vino al gobierno un nuevo general,
pues el anterior había sido trasladado hacía poco. Este
general llegó a Murcia y desde el hotel llama al comte.
secretario. Llegó, hablaron y al día siguiente se presentó
con toda la familia. Todo esto antes de hacer la
presentación oficial como gobernador militar de la plaza y
provincia. Esta presentación fue como una visita para ver
su nueva residencia y a ver que se cocía por allí y cómo.
Claro, todos estábamos esperando la llegada.
Cuando entró por la puerta y le vi la cara, me dio un
vuelco la sangre y me dije, a este señor lo conozco yo...
Cuando nos iba saludando nos miraba con ojos de lince,
mirada larga y detenida, y yo creo que en aquellas miradas
ya había estudiado quien y como era cada uno de los que
estábamos allí. Porque el buen señor era más listo que el
hambre. Además de general, era diplomado de Estado
Mayor, diplomado de carrera de la vida civil y ya había
estado de diplomático en la embajada de no sé que país.
Al día siguiente salió en la orden de Capitanía
General, que el general D. José Luis de Aranas Conrado, se
hacía cargo del Gobierno Militar.
Aquellos primeros días fueron de visitas a las
primeras autoridades de la plaza y provincia, gobernador
civil, alcalde, coronel de artillería, etc. Es decir: Lo he dicho
al revés, estas autoridades visitan primero al general y él lo
hace después. Así es el protocolo.
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Pasados estos primeros días de ajetreo, y después de
visitar a los regt" de infJ de Alicante, Alcoy y Lorca, de los
que es jefe por serlo de infantería divisionaria de la 32
división, con cabecera en Alicante.
Pero cuando todos estos ajetreos pasaron y el
General iba saliendo de sus apuros atrasados, le dije al
comandante secretario: "Mi comandante, hágame el favor
de decirle al general que si me permite que suba a su
despacho a saludarle". ¿Y eso, Martínez?. Pues que deseo
saludarle en privado, si me lo permite. Pues nada, se lo
dijo y, ahora mismo, que suba, ya en la puerta, ya venia él
hacia acá y me decía: "Martínez',shábleme de usted y yo lo
haré de tú que para eso soy mayor". Esto ya en plan de dar
confianza. Y dice: "Me supongo que no te traerá ningún
apuro". No mi general. Pero es para decirle que yo fui cabo
en su compañía a¿ ametralladores en el regt" de inf en
Málaga, de cuya compañía usted era el jefe. Por aquel
tiempo estaban en la compañía el Teniente fulano, el cabo
mengano, el sargento tal, y otros más, que le dije. Me echó
los brazos por encima y yo creía que no me soltaba. Como
es posible, decía, que yo me iba a llevar esta sorpresa tan
agradable que no esperaba.
Ya hablamos de todo, sobre todo de la guerra,
porque a aquel regt° le cogió en la zona roja y lo pasaron
muy mal. Al coronel lo fusilaron y a muchos más y él se
escapó de milagro y pudo llegar a la zona nacional y aqui
está a donde llegó. ¿Te acuerdas del regt 0 ?, me decía. Sí mi
general. ¿Y del torreón donde yo vivía?. Claro que sí. Pues
i después de todo lo pasado, he estado en el regt 0 hasta que
' he ascendido a general, y aquí me tenéis y ya sabéis que
seré para todos un compañero más.
Y asi fue. Era una persona maravillosa, además de
su cultura y formación, era educadísimo y agradabilísimo.
Y siguiendo en la conversación de mi visita, decía:
"Que agradable es, Martínez, llegar a un sitio donde no se
. conoce a nadie y encontrar a, alguien, que por lo menos es
de la misma profesión. Tú no eres general, ni gobernador,
etc. pero vestimos el mismo uniforme y servimos al mismo
amo. Esto es muy reconfortable al llegar a un sitio extraño
por primera vez. Supongo que lo pasaremos bien, te deseo
que tengas mucha suerte y que asciendas pronto. Y aqui
me tienes y me tenéis todos".
•!¡!!
AGRUPACIÓN MILITAR DE DESTINOS CIVILES.
Por aquellas fechas una Ley creó esta agrupación
para destinos civiles y quería decir que dependencias del
Estado, de las provincias y de los municipios e incluso
empresas privadas, podían solicitar personal de oficiales y
suboficiales
para
destinos
de
administrativos
y
subalternos.
Este personal, al pasar a estos sitios, irían con el
sueldo del ejército y con una parte del nuevo empleo. Esto
parece que gustó a muchos y que en pocos meses pasaron
miles. A mí de momento no me interesó, porque había
tiempo para pensárselo, como así pasó.
A partir de ahora, ceso en el servicio activo en el
ejército para pasar a destinos civiles como ahora veremos.
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COLEGIO DE HUÉRFANOS DE MILITARES.
Existia en Murcia un colegio privado que tenía
contratados con el patronato de Huérfanos de Militares, un
contingente de unos 300 a 400 alumnos entre seis y
veintidós años de edad. Tanto el comandante del patronato
de Murcia como el general de Madrid, en sus visitas al
colegio llegaron a la conclusión de que había que llevarse a
los niños de allí. El edificio estaba en malísimas
condiciones, un antro, y la atención a los niños, la comida
y la enseñanza, peores.
Pero uno de los profesores que se encontraban en
condiciones de poderlo hacer, le dijo al general: "Si ustedes
me aseguran la estancia aquí de 300 a 400 alumnos
internos, yo me hago un colegio nuevo". Acordaron que sí,
y al año el colegio estaba hecho. Cinco plantas de 1.000 m2
cada una con todas las condiciones habidas y por haber.
Clases para 2.000 alumnos y 400 internos con todas
las comodidades y todos los detalles a flor de piel. El curso
siguiente llegaron 300 internos y se cubrió el cupo de las
clases, aquello era una maravilla y lo sigue siendo.
Pero
el
ahora
director
y
dueño,
estaba
preocupadísimo porque le preocupaba la cocina. Él estaba
acostumbrado a ver la cocina del otro colegio, la
administraba la señora del director y decía que su señora
no podía hacer eso y se consideraba atado de pies y
manos. Y no olvidemos que la causa de la ruptura fue la
cocina y la comida. Aquello era un desastre y no tuvo
arreglo posible.
Del regt° de artillería había un teniente coronel, un
comandante y dos capitanes profesores en el colegio. Estos
señores me conocían de estar mucho tiempo juntos en el
regt0. Tuvieron una idea que enseguida pusieron en
práctica. Se reunieron con el director, el comandante del
patronato y me llamaron y me dijeron: " Como está en
marcha la agrupación de destinos civiles, podía usted
solicitar un destino de administrativo en el colegio Ruiz
Mendoza (así se llamaba el colegio), y vendría usted aquí
con el encargo de administrar la cocina. Como usted sabe,
al venirse del ejército, usted cobraría todo el sueldo de allí
más los demás emolumentos y aquí lo que usted y el
director acuerden. Píenselo y mañana continuaremos
I
I
dialogando".
Pues si, me lo pensé y dije que sí.
Solicité y a los 17 días ya estaba destinado en el
colegio.
Aún faltaba mes y medio para empezar el curso y
tuvimos
que
preparar
muchos\ detalles,
muchos
improvisados, el tiempo apremiaba, pero nunca copiando
nada del colegio anterior.
Se dispuso que se llevara un libro de cocina tal
como se hacía en los regimientos. En el que figura la
minuta de cada día así como el importe, las especies que
entran en la composición de las comidas, y que tienen que
coincidir con el importe asignado a cada niño por día.
Estos acuerdos parece que el director no lo veía
claro, pues decía, que sabía que qué sabía Martínez de
esto. El teniente coronel, profesor, le dijo: "Martínez ha
hecho en su vida más cocinas que milagros. Comencemos,
y si a fin de mes cuando hagamos balance no interesa,
pues se deja y se dispone otra cosa". Bien, el señor dijo que
vayamos tirando y a ver que pasa.
El resultado fue que no estuve nada más que trece
años, y porque se acabó el internado y porque yo pasé a
situación de baja por invalidez.
Esto de hacer balance al final del mes, no era
necesario", porque se hacía todos los días, pues si cada día
se gasta el importe de lo que se recibe, no hay nada que
liquidar.
Todos los días se mandaba una copia de la minuta
al comandante del patronato de Murcia y otra al general
del patronato de Madrid.
Todas las noches en la cena, la cuenta del día al
jefe y dinero para las compras de mañana. Ahora
empezó el jefe a darse cuenta de que esto no era tan
complicado como él creía. Era así de sencillo, cosa que
él no esperaba.
:
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11
87
Debo decir que cuando salí del ejército para el
colegio, me faltaban siete años para el retiro por la edad y
a todos los efectos dependíamos del gobierno militar y
cobrar por pagaduría de haberes de la plaza.
El colegio no fue para mí un camino de rosas, digo
esto porque me pasó a mí lo que a aquel de la fábula, se
fue de un sitio huyendo de la zorra y lo cogió el lobo. Mí
faena aquí era más complicada que en el gobierno. Me
levantaba a las seis de la mañana para estar en el colegio a
las siete, a las ocho en la lonja a hacer las compras al por
mayor, a las nueve en la plaza para hacer las compras al
por menor, y de diez a doce /en el colegio a preparar las
cosas para la primera comida.
I
Los fines de semana eran aún más complicados,!
pues imaginemos 300 alumnos dos días dando guerra poi
el colegio que ho^ta ni dejaban a las mujeres de la limpieza
trabajar. Por otra parte a hacer compras para dos días. Poi
otra parte esos días no había en el colegio a quien aeudirsi
algo se presentaba, incluso si alguien tenía una pega y veía
al director y le decía algo, este le contestaba: "Eso al
Martínez". Porque yo era el elemento permanente.
A la vista de estos apuros, se dispuso que ui
sacerdote joven se encargara del control y orden del
alumnado, lo que me alivió un poco.
Siguiendo con las cosas del colegio pero cambiará
un poco de tema, diré que el comedor tenía capacidad pac
400 alumnos cómodamente. De los cuatro laterales di
local, tres daban a la calle con u n a s quince ventanas en a
contorno.
En la cocina había una olla, empotrada en la obra,
presión y no cocía a fuego directo sino al baño María, ya
capacidad era de 600 plazas. Cuando la olla pitaba por
cocción y por los pulgadores del baño, no había qui
parara en la cocina, pero gracias al potente expulsor de
chimenea que lo absorbía todo, menos cuando se averiabí
En la cocina había instalados:
Un motor para la expulsión de cualquier
partícula de butano que pudiese haber por el
suelo y que se ponía en marcha antes de dar
paso til gas a los quemadores.
Un motor para máquina de pelar patatas.
Un motor para la máquina del lavavajülas.
Un motor para la máquina de cortar
congelados.
En la despensa una cámara frigorífica donde
colocaban cajas de hortalizas y frutas, donde se
colgaban los cerdos en dos piezas cada uno.
Un gran congelador donde se colocaban diez o
doce cajas de congelados.
En la terraza tenía el lavadero y el ropero.
La máquina de lavar, admitía de 20 a 30 sábanas de
una vez.
Y en el ropero había que tener preparados todos los
sábados, las ropas de 360 niños, y cuidado con los
mayores que estos eran muy exigentes, y con razón, ya
eran mayorcitos.
Y no olvidemos que cada vez que se cambiaban las
sábanas en los dormitorios, eran 720. No se cambiaban
todas a la vez, se establecía un turno y nos íbamos
arreglando.
89
ASCENSO A BRIGADA.
Del gobierno militar me comunican que con fecha
J3-1 1.-58, se me concede el empico de brigada honorífico
de complemento, pues en esta situación de destinos civiles,
los empleos eran todos honoríficos.
Como tengo dicho, mi labor allí era agotadora, pero
tenía un respiro, que me satisfacía, algo bueno tenía que
tener.
En la playa de Mar Menor, teníamos un
apartamento toda la temporada de verano, y allí nos
pasábamos los meses de Julio y Agosto. Puedo decir que
este era mi único vicio, y en realidad así era. Y tan es así
que todavía a mis años aún lo sigo haciendo, pues me va
bien y me gusta.
Así iba transcurriendo el tiempo y digo que en un
conglomerado de gente como este entre alumnos y
empleados, se pueden presentar imprevistos que
complican la vida.
Veamos un caso. Al llegar un día de la compra me
encuentro a las cocineras llorando, pues qué pasaba: "Mire
señor Martínez, que al destapar la olla la hemos visto llena
de bichos pequeños".
Y había ocurrido que debían echar a la olla los
fideos. De estos había dos sacos con la misma cantidad
aproximada cada uno. Uno era el del día y otro era viejo, de
tiempo atrás y que no habíamos eliminado por descuido y
fue a parar a la olla el malo, y ya vemos las consecuencias.
Este error, fue sin duda culpa nuestra. Y ahora
imaginemos preparar comida para 360 personas en unos
momentos.
Disgustos como este ocurren y ocurrirán en estos
sitios de vez en cuando. Después ves como se podía haber
evitado, pero se ve después.
visara vi m OOVIINVS
o
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C
-o
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W
MI PASO A LA SITUACIÓN DE RETIRADO.
Ha llegado la hora del retiro. Mi pase a la
situación de retirado por cumplir la edad reglamentaria.
13 de Abril de 1.961, que es la edad del retiro para los
suboficiales en el ejército, 51 años.
Pasa a retirado por cumplir la edad reglamentaria.
Tampoco cambió nada mi vida con esto, todo seguía
igual y no diré en paz y sosiego, pues siempre ocurren
cosas que nos hacen tropezar y caer cuando menos lo
esperas.
I
Ir
I
Veamos otro caso aparte de la olla.
Se me acerca un chico diciendo: "Señor Martínez, en
la cama de fulano hay un cuchillo muy grande y un
cargador de pistola y muchos cartuchos".
Voy, recojo todo aquello y lo llevo a dirección. Se
llama al comandante del patronato y hablan del asunto.
Fuera de la oficina me coge el chico y me dice: "Haga usted
el favor de devolverme lo que me ha quitado, y usted y yo
nos vamos a ver las caras".
Esto tenía su importancia, pues se trataba de un
hombre con 22 años, 1.90 de alto y 95 Kg de peso. Un
delincuente, un gandul, un gamberro y un sinvergüenza. A
su madre la traía por el camino de la amargura y no podía
con él.
Le llamaron al despacho, quiso decir algo pero el
capellán, canónigo de la catedral, con el libro de
calificaciones en la mano le dijo: "En lo que va de curso
has ido a tal clase, dos veces, a tal otra no ha ido ninguna,
y a tal otra ha ido una vez para que te pongan un cero".
Digamos que este chico estudiaba en la escuela de
formación profesional.
Y le dice: "Recoge todas tus pertenencias que esta
noche sales en el tren para tu casa. Con tu madre ya,
hablaremos".
Estos golpes tan inesperados y tan dolorosos hay
que soportarlos y resolverlos.
Digo inevitables porque en estos días en una ciudad:
de Norteamérica se ha dado el caso de que dos niños de 11
y 12 años han matado a tiro limpio a cuatro compañeros y
. a una profesora. Casos como.este estamos cansados de oír
todos los días. ¿Y quien se libra de todo esto?. Así está el
mundo. ¿Que porqué?. No lo sé. O quizás lo sepamos
todos.
No hace mucho y en un colegio de Málaga, una
chica de 13 años, atacaba a su profesora con un cuchillo,
un compañero de la chica trata de evitarlo y él se lleva la
cuchillada. El asunto era que no había aprobado a su
hermano.
¿Se puede saber de donde viene todo esto?. Veamos
una muestra.
Y antes de la muestra, veamos el último caso que
aún estará en la mente de todos.
Hace unos días y también en Norteamérica, dos
alumnos matan a tiros a 12 ó 15 compañeros y después se
suicidan ellos.
Pero veamos; cuando vino a España el nuevo
régimen -e- democrático, llegó con tantas libertades y
libertinajes que los estudiantes, esto afectaba a todos pero
ahora hablo de estudiantes, se subieron tanto a la parra,
que les parecía que todo el mundo era de ellos. Los de 12
años en adelante decían que en el internado les tenían
sometidos a represión coartando su libertad, que esto es
patrimonio de cada persona. No había quien los soportara,
hasta el punto que en el colegio hubo que poner rejas en
las ventanas de los bajos porque no había forma, salían
cuando querían y venían cuando querían y lo peor es que
estudiaban cuando querían que si no querían nunca.
Por aquellos meses de esta nueva situación, los
estudiantes de los institutos de Murcia se declaraban en
huelga alegando que les dieran otra oportunidad para los
exámenes. Se la dieron, para los que no .habían aprobado.
Otra huelga y otra oportunidad. Otra huelga y otra. ¿Y cual
fue el resultado?. Pues que el rector de la Universidad dijo:
"Señores profesores, convocar un examen y aprobarlos a
todos". Buena solución. A los chicos por lo menos les fue
bien. La huelga los arregló.
¡ 'ú ;¡
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Todo esto tuvo origen, quizás en que por aquellos
primeros tiempos del nuevo sistema, se probaba una
película en toda España que se titulaba REBELIÓN en las
aulas.
Y consistía en que los alumnos abucheaban y se
mofaban del profesor. Cuando se ponía a hablar le
silbaban y voceaban. Si salía a algo, al volver le habían
puesto trampas en el sillón y en la mesa, etc. Y muchas
cosas más que aquí no caben." Que duda cabe que los
chicos asimilan esto enseguida, quizás más pronto que
una lección o un buen consejo, de esto se ríen ello.
Si el sistema está asi, qué.se puede esperar, pues sí,
se puede esperar, lo que tenemos.
No podemos quejarnos porque lo que tenemos, lo
trajimos nosotros con nuestros votos, y gracias a Dios que
así fue.
Y cuidado que el asunto de los estudiantes es
delicado, pues de ellos tienen que salir los cientificos, los
investigadores, los políticos, los regidores del país, etc. Y
esto requiere más atención de la que le estamos dando.
Con todo este bagaje en las manos, el internado va
bajando. Y llegó la moda de que los estudiantes se
arreglaban en pisos, donde se reunían unos cuantos y ellos
se gobernaban por su cuenta.
También ocurría por entonces que las escuelas y los
institutos se multiplicaban y los transportes escolares
llevaban a los chicos a las puertas de los mismos.
Total que la cosa cambió como de la noche al día, y
que a la vista de todo esto el patronato y el colegio,
adoptaron la postura de lo que se pagaba por el internado
de los" chicos, dárselo 9 las madres en mano y que ellas se
las arreglaran con la formación de sus hijos.
Pero todo esto trajo más cosas. No sé porque los ¡
padres aflojan el control de sus hijos, los profesores se ven,
acosados, y si recurren a algún sitio, nadie les escucha,
. Los chicos son desobedientes, primero con sus padres y I
después con los profesores y después con todo el mundo. Y |
conílicüvós, llLul
esg ad,d TC " - 0S8 0 8 ' desobedientes,
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TERMINÓ EL COLEGIO
Digo que terminó, pero para mí, pues el colegio
seguía pero sólo con alumnos externos.
Así terminó mi vida militar tanto en el Ejército como
en el colegio, pues este destino para mí era como una
prolongación de mi vida militar y que para eso me
buscaron.
Y puedo decir que salí de los dos sitios, por la puerta
grande, lo que llena de satisfacción.
Me ha sentido siempre muy respetado y apreciado
sin duda alguna porque me habré hecho acreedor a ello en
mi comportamiento, de lo contrario hubiese sido
despreciado. Por lo que entiendo que nadie me ha regalado
nada, me lo he ganado yo.
Y a propósito de todo esto, diré que en el Ejército
hay un lema que dice: "La base principal del que manda,
es hacerse querer y respetar". Estas dos cualidades parece
ser que no son de ' muy buena armonía en la misma
persona, pero el que no las posea, que tenga presente que
le falta algo pero muy valioso y que forma parte de su
personalidad como militar.
Ya terminó aquel sargento incansable, el sargento I o
hacendoso y el brigada que aguantó hasta el final del
internado en el Colegio Ruiz Mendoza.
Ya nada de galones, nada de condecoraciones, nada
de atributos.
Ahora convertido en un anciano inútil al que llaman
cariñosamente, lo que agradezco mucho, EL ABUELO
PEPE.
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100
101
ACLARACIÓN:
Quiero hacer presente que el nombre del colegio de
Ruiz Mendoza, en honor al héroe: "Teniente Don José Ruiz
Mendoza", que junto con los de artillería Daoiz y Belarde,
que murieron acuchillados en la defensa del Parque de
Monteleón, en Madrid, a manos de los franceses en la
Guerra de la Independencia.
Terminaron todas las actividades para pasar a ser el
Abuelo Pepe.
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103
CONCLUSIÓN FINAL.
Sí, conclusión final de mi vida activa, porque ya en
situación de retirado por la edad y dado de baja por
invalidez. ¿Qué me queda?.
Pues que ha llegado la hora de recluirme en casa en
santa unión con mi esposa y ambos en compañía de
nuestras dolencias y nuestra soledad, pues nuestra única
hija se casó cuando nosotros rondábamos los 60 años y se
marchó a vivir a otra provincia, pues el nuevo matrimonio
allí tenía su medio de vida.
Mucho lamentamos esta separación y más porque
nos encontrábamos mayores y cargados de males.
Yo siempre pidiendo a Dios que me diera fuerzas
para atender a mi esposa que se encontraba casi inútil, y
sí, Dios me ayudó, pues pude cuidarla hasta que murió, y
que fue en manos de mi hija y mías.
Ahora vivo en casa de mi hija atendido y cuidado por
ella y así será hasta que Dios quiera.
Para terminar quiero decir que me honro al poder
decir eso del deber cumplido, pues como digo, he asistido
a mi esposa en cuanto ha necesitado y pude dar a mi hija
una esmera educación dentro de las más estrictas reglas
de ética moral y a sus 19 años ya era funcionaría del
Estado.
¿Qué más puedo pedir?.
105
VICISITUDES DE LA VIDA. "BUENAS".
•^ El día que estando en el frente, un altavoz dice:
"La Guerra Civil en España, ha terminado".
• •* El día que después de 3 años de guerra, y de
ausencia total, pude llegar a casa y abrazar a los
míos.
• •» El día que me comunican que estoy admitido a la
Academia de Suboficiales, como cadete.
• -- El día que terminada la academia, se celebró la
fiesta de entrega de despachos.
• - El día que estando en el frente, me ascendieron a
Sargento por elección y provisional.
• ->• El día que pude decirle a mi madre: "Mamá, se
han cumplido tus deseos, verme con zapatos y
corbata a diario".
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I
VICISITUDES DE LA VIDA. "MALAS".
• "~ El día que al coger el tren para ir al frente, ver a
las gentes abrazar a sus seres queridos y pedir a
Dios que los protegiera. A mí nadie me abrazaba
ni pedía por mí. Sólo pedía yo, y me atendió.
• r Cuando mi hija se casó y después de las
despedidas, salió de viaje, le dije a mi esposa:
"Nena, esta hija nos ha arreglado para mientras
vivamos".
• •* Cuando mi hija dio a luz, se le presentó una
enfermedad grave, y al verla el médico nos dijo:
"Esta mujer se puede morir en dos segundos".
Pero se salvó gracias a Dios.
• - Las tres de la madrugada. Una llamada. Su hijo
está en urgencias por accidente de coche, pero
no se alarme que es poca cosa. Así era, pero
hasta que lo vimos, nos costó lo nuestro, pero
bien costado.
••i:
109
TODA UNA VIDA BAJO EL SIGNO DEL N° 13.
I
I
I
I
¡
13-12-08 - Se casan mis padres en Suflí (Almería).
13-04-10 _ Nací yo en la misma localidad.
13-02-23 - Primera salida del hogar paterno para
situarme por otros derroteros.
13 _ _ _ L O S añ o s q Ue tenía cuando hice este
viaje.
13-03-37 - Caí herido en acción de guerra. El
frente de Peñarroya.
13 ^- — — Fue el número que le dieron a mi hija
al hacer la matricula para exámenes.
13-02-65 —> Se me concede el empleo de Brigada
honorífico. Esto era así por estar en
servicios civiles.
13-04-61 —, Pasé a retirado por cumplir la edad
reglamentaria. (51 años).
13 ~ — -* Fueron los años que estuve en el
colegio de huérfanos de militares.
; >
111
COLEGIO DE ENSEÑANZA MEDIA RUIZ MENDOZA.
Comida para el día 10 Mayo de 1.970
Las 300 plazas a 50 pesetas cada una, 15.000 ptas.
DESAYUNO Café con leche y bocadillo de queso.
Ia COMIDA Apert. Ensalada del tiempo.
I o . Judías con chorizo, tocino y morcilla.
2 o . Id. Rodajas de merluza con patatas fritas.
Postre. Manzanas.
MERIENDA Panecillo con carne de membrillo.
2a COMIDA I o . Fideos con patas, emperador, almejas y
mejillones.
2 o . Id. Huevos duros con salsa de mayonesa.
Postre. Manzanas.
PAN
500 gramos ración.
!
Murcia 10 de Mayo de 1.970
••$•?
II
113
112
Judías
Azúcar
Patatas
Chorizo
Tocino
Morcillas
Merluza
Aceite
Fideos
51-1
: -4 W
25
4
80
6
a
a
a
a
4
5
30
8
6
6
a
a
a
a
a
a
60 pts
60 pts
10 pts
70 pts
20 pts
20 pts
60 pts
60 pts
50 pts-
Emperador
30 pts
Almejas
6 a 40 pts;.s
Mejillones
4 a 40 p t s '
Tomates
10 aL 60 pts
10 £L 30 pts
Cebollas
Huevos.docena ?5 a 70 pts
2 ía. 200 pts
Mayonesa
Manzanas
30 a 30 pts
30 a
30 pts
Naranjas
Lechugas
doc.8 a
20 pts
10
Pepinos
a 30 pts
Olivas
5 a
50 pts
Aderezos
6 a
60 pts
C. Membrillo
2 a 300 pts
Queso
1.5 a 400 pts
Café
Leche
12 1.
50 pts
15
a
60 pts
Pan
TOTAL
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•
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1.500
240
800
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420
80
100
1.800
I
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480
300
180
: 11 I ,
|
240
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160
600
300
1.750
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400
900
900
160
300
250
80
360
600
600
600
900
15.000
SEGUNDA PARTE
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I
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I
115
HECHOS, CASOS Y COSAS.
Curiosos, anecdóticos y algunos hasta trágicos.
Estos casos no están cronológicamente relacionados
con mis correrías por los caminos de mi vida. Están
entresacados de cualquier momento, pero creo que dignos
de contar.
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117
LA INFANCIA
Situaré los hechos en aquella época de principios de
siglo que era la de mi niñez y que tan distinta era a la de
fin de siglo.
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Con nostalgia se añoran aquellos años de nuestra
infancia cuando en las largas veladas de las noches de
invierno, las familias acompañadas de las comadres de
turno, cada noche en aquella agradable tertulia, se
repasaban los dimes y diretes de toda fulanitas y fulanitos.
Quien se tenía que casar con quien y que pareja no se
entendía para arreglarlos.
Tengamos presente que entonces no había ni luz
eléctrica, ni radios ni teles. En la mesa camilla o al amparo
de la fogata de la chimenea y bajo la luz del viejo quinqué
de petróleo, se contaban y referían las historias más
diversas y sobre todo los cuentos para los peques, que
tanto nos encantaban y cuyos encantos nos llevaban a
dormirnos en el halda de mamá y que al despertar al día
siguiente a preguntar en qué había quedado el cuento que
contaba el tío fulano cuando me dormí.
Algunos contaban que habían visto un automóvil,
otros un aeroplano, etc. y los más peques relacionábamos
estas cosas con los duendes, con las brujas, etc. de lo que
tanto nos hablaban los mayores, pues nos decían que los
duendes eran unos seres muy monos y muy simpáticos. El
padre cura, en sus charlas que nos daba los jueves por la
tarde, nos decía que los demonios nos arreglarían las
cuentas a los que esdiásemos o no rezáramos. Así era que
entre los padres con los duendes y el cura con los
demonios, los peques estábamos arreglados.
Y llegó el primer duende, faltaría más, pero de
verdad, pues nos acongojó a todos. Hacía últimas horas de
la velada, se oyen unos ruidos terribles arrastrando
cadenas e hierros por las plantas de arriba. Al poco callan
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I
I
I
I
I
I
I
I
I
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I
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y al poco vuelven. Así seguían y todos asustados y
esperando que llegue el día porque nadie se atrevía a
moverse. Ocurría que el padre cura vivía enfrente de casa y
lo llamaron para que nos acompañara por si eran los
demonios, que se las arreglara con ellos. Pero al poco de
llegar el cura, que por cierto se reía de las cosas del
duende, el duende que sale por otra vez con aquel
estruendo que formaba. También se asustó su poquito. AI
romper el día suben a buscar al duende, los peques
íbamos junto al cura por si era el demonio, él nos salvara,
pero no, aparece el duende, que esta vez era de verdad, y
tan de verdad, un pobre gato había caído en un cepo
cuando andaba por los tejados, y llevaba el cepo
arrastrando tropezando por todos los sitios, y que pena, el
pobre gato era c1 de casa.
Terminado .el periodo de'.los duendes,no
a nuestra entera s a t i s f a c c i ó n porque
hosotros los peaues no nos conformábamos- con" eso dé los duendes,que tanto-i
nos ' ilusionaban,terminase" con l a t r a ^
,jedia del pobre í^ato.
Bu las charlas de los mayores,a"los
r>eaues,nos deci-n ere l a s brujas eren
unes peroras mayores muy delgadas y e .
con múcitas arrufas y unas n a r i c e s muy
lfirr<&s,como las dé í>~° Roprelia l a de
1? Tele.Que llevaban unos h á b i t o s muy
lardos y míe volaban "por l o s a i r e s r mon'-vtadas en una ca^a o escoba y eme se"median por las chimanipas-de l a s "casas a
asustar e los ñoños que no se dormían . .
Por aouellos tiempos habla üná" señora,
la t í a Frapouilla le llamaban,.y sé decaba a hacer recados por l a s casas y
nue le daban muchas p r o p i a n s .
¿ra costumbre entonces de t e n e r entre
varias familias un santo m e rada noche lfi tocaba a una f a m i l i a , y la encargada de l l e v a r el ^anto a l a s casas
era la t i a ü ' r a s a u i l l a . Aouella noche,
muy. lluvosa por c i e r t o , l e tacaba a la
c^sa nuestra
El santo en e s t e c~so,era l a Sagrada
Familia,y la t i a Pra^quillauimuy l i a d a
p.n un mantón nue nfra t a p a r s e bien para
noraoj a r r e , no se le veían riada mas que
las narices.
Llama a la p u e r t a - y d i c e :
Le sagrada Familia en c a s a , a s a o no pasa.
Mi abuelo al o i r í a d i c e : l a está aqui
la bruja esa? Cuando os pqcraes oimos
la t i a F r a s n u i l l a y mi abuelo dijimos:
ja est.é anui la bruja,y ahora s í que es
de verdad,np como cuando l o s g a t o s .
•[.'.'•
! I
:
119
Al entrar lo nrimero nue se le vieron
las narices y al verla"los mas peques
pe echaron el halde de mamá y no leva n"bBron-la cabeza hasta nue -la bruja se
marchó. No. sin antes contar, aue-.era: lo
suyo,todos los chismes y cuentos habidos y por haber-«-n todos los rincones- ~
del pueblo.
_.,.._
I
Assi-se acabó el asnnto.de las brujas
tan distinto del de los gatos y los duendes.
Nosotros los peques,no quedamos muy ~
satisfechos ni con los duendes ni.con las brujas porque vimod que ni los unos
ni. los-otros eran verdad.••
Nos engañaron miserablemente nuestros
mayores otra vez. •.-. . . .
• En lá proxuma velada" veremos nue nos
traen estos viejos y viejas todos chafarderos, pero oue sean cosas de verdad
aue siempre nos-están engañando.
LA ADOLESCENCIA
Paréceme que este período de la vida que es la
adolescencia, que comprende desde los 13 ó 14 años hasta
los 20 poco más o menos, es el más delicado y el más
comprometido. Es la hora de buscar el rumbo que vamos a
dar a nuestra vida, qué voy a estudiar (el que pueda), a qué
me voy a dedicar, qué oficio, etc.
Y repito que es la más delicada porque aquello de las
cositas de la niñez, ya pasó, todo era tan bonito, todos te
hacían el gusto, ahora es distinto.
Se empieza a ser hombre y serlo conlleva
responsabilidades inmensas. Y que la vida y el mundo van
a ser como nosotros la hagamos. Y que vamos a vivir bien o
mal según lo hayamos hecho. Y que no fracasaremos si
desde un principio no envolvemos en ese manto protector
que es la honorabilidad, cualidad moral que nos lleva al
más exacto cumplimiento de todos nuestros deberes,
primero como hijo, después como esposo, después como
padre y siempre respetuoso con la obediencia debida, con
el jefe o superior y con el que manda, y si eres superior o
mando, no ser no presuntuoso ni imperativo. Y hay que
tener presente que si el que manda no se hace querer y
respetar a la vez y solo va a obtener colaboración de sus
empleados o subordinados por temor al castigo, mal lo va a
pasar.
A esta edad ya apuntaba en mí la preocupación de
que estoy llegando a hombre, y qué va a ser de mí, ¿a qué
me voy a dedicar?.
Todas estas consideraciones pasaban.por mi mente
y más porque veía que los demás de mi edad, ya se sentían
o actuaban como los hombres o casi, y yo aún no había
sacudido de encima las labores de los trabajos de la niñez.
Estaba llegando a los 12 ó 13 años y aún no sabía nada
más que cosas de niños, con las labores de papá en el
campo y con las de mamá en casa.
No me cansaré de dar gracias a Dios y a aquellas
personas, amigos de mi padre que entre todos me
ayudaron y me abrieron un camino en la vida. No diré que
un camino de flores pero si para vivir dignamente como
hombre o persona digna. Si todo lo dicho es trascendental,
a esta edad hay otras cosas que lo son mucho más.
A esta edad aparece el amor, el enamoramiento, ya .
pensamos y suspiramos, ellas por su príncipe azul y los
chicos por su princesita rosa. ¡Qué hermosa es la vida a
esa edad!. Y aparecen los seres queridos, el flechazo, o algo
parecido.
En mí también apareció, cómo no, y se lanzan las
primeras miradas y se reciben las primeras miradas, y casi
siempre envueltas en una encantadora sonrisa. Y mucho
cuidado que estos artilugios amorosos van a dar lugar a la.
familia, a los hijos, y estar preparados, pensando en todo
lo que va a venir después de la formación del matrimonio y t
de la familia.
Y digo que hay que ser fuertes porque cuando le
pedí el matrimonio a la que iba a ser mi esposa, no se lo
pensó dos veces y dijo sí, y dijo más: "Afrontemos y
soportemos todo lo que venga y todo lo que Dios nos déj
con tal de estar juntos". Y así se hizo y no nos|
arrepentimos.
No exagero si digo que yo no viví la niñez ni
adolescencia y pasé a comportarme como hombre y tener]
responsabilidades como tal, porque como he dicho en?
algún otro pasaje, cuando entre mi padre y sus amigos me
situaron, aún no tenía los 14 años. Y qué feliz me sentífo
cuando con mis ahorrillos, cada fin de mes, iba ayudan^
a mis padres a sacar adelante a aquella cuadrilla di
menores, que aún no podían hacer nada. Y qué feliz por
estar en una gran empresa con sueldo y empleo fijo, pero
todo fue al traste al empezar la guerra, y a partir de
entonces a luchar para abrirme otros derroteros, y así lo
hice y no me he tenido que arrepentir.
LAS MADRINAS DE GUERRA
Nada más empezar la guerra se aireó mucho eso de
las madrinas de guerra. Y ello tenía por objeto ayudar a los
combatientes a soportar un poco mejor las penalidades de
la guerra. Las chicas se anunciaban por los medios de
comunicación, daban sus señas, los chicos las leían en el
frente, se les escribía y se entablaba la relación de amistad,
¿que qué se decían?, primero como eres, a que te dedicas,
cuales tus aficiones, tienes novio, etc. a continuación a
enviarse fotos, por lo menos que nos veamos.
Las madrinas, primero nos obsequiaban con su
amabilidad y ternura, y a continuación con los regalos de
rigor. El paquete con el jersey, el pasamontañas, los
guantes, etc.
Se dieron casos de madrinas que acabaron en
noviajes y algunas de las más espabiladas, en boda.
Una vez incorporado yo al ejército en Zamora donde
yo estaba entonces, una tarde salimos de paseo unos
compañeros, topamos con unas chicas y a lo que se llevaba
entonces, hablar de la guerra, de los soldados en el frente,
etc. Ellas decían que les gustaría ser madrinas de alguno,
y les dijimos que si les gustaba alguno, pues damos
vuestra dirección y ya veremos. Y a partir de entonces
todas las tardes de paseo con ellas como si tal. Pero llegó la
hora de salir para el frente y no tuvimos tiempo ni de
despedirnos.
Ya por los caminos de la guerra y cuando tuve
tiempo, escribí la primera carta a la madrina, que contestó
algo maravilloso. ¡Qué simpatía!, y a los pocos días el
paquete con el jersey. Yo le dije que porqué hacía esto y
decía que los combatientes lo merecían todo y que para eso
era la madrina. Pues bien está, dije yo.
Pasaba el tiempo sin grandes altibajos, nuestra
correspondencia maravillosa, pero ocurrió que yo caí
•r,
124
herido, y aquí me tienes de hospital en hospital de lo que
hablaré aparte asi como de las madrinas de hospital.
Cuando yo volví a Zamora, ya había pasado lo de los
hospitales y las heridas y había ascendido a Sargento.
Cuando fui a saludarla y darle la primera noticia de herido
y de ascenso, no sabia qué hacer conmigo. Me presentó a
sus padres que por cierto tenían una pescadería en el
mercado, y por cierto también, una dependienta que era
más guapa que la madrina y más simpática, que ya es
decir. Sus padres me invitaron al día siguiente a su casa, y
se portaron como yo no hubiera imaginado, fue como una
pequeña boda. Yo le decía a ella que porqué lo hacían así y
decía que sus padres a los combatientes todas las
atenciones, que lo merecían todo.
Casi todas las tardes salía de paseo con la madrina
pues todo parecía como si fuésemos novios.
La dependienta me dijo un día que ella quería tener
un ahijado y yo le dije que se anunciara y que ya le:
escribiría alguno, pero ella decía que no, que cuando yo me
fuese al frente que le buscase uno pero que tenía que ser
como yo. Pero al despedirnos aquella tarde me dice que si
podíamos ir a otro día a tomar algo, pues sí, le dije yo. Así
es, salía con las dos alternando.
i
Tengo que hacer constar que con aquel atuendo que
me regalaron las madrinas de Málaga, ya he dicho que
hablaré de esto, y con mis galones nuevos yo me paseaba»
por Zamora con mi madrina como un loco, y nada menos
que 25 días que tenía. Infinidad de compañeros y hasta de*
oficiales se enamoraban de mi uniforme, regalado, y
además creían que mi madrina era mi novia.
Qué lástima que esto no me durara todo el tiempo
que dure la guerra.
Pero aún queda, una vez en el frente, antes de llegar
ya tenía allí la primera carta de la dependienta, no de la
madrina. Aquella era más guapa, más simpática y más
lista, pero tan lista que se pasó y que como no podía ser de
otra manera, la madrina se enteró y dejó de, escribirme.
Pero antes de que la otra me, alertara de ello. Total, que fue
una liosa y acabó con todo. Y francamente lo sentí, no
porque yo fuese a tener algo con la madrina, sino porque
estaban sus padres por medio y me daba pena echar por
tierra esta amistad ya de familia.
Yo veía ya por los caminos que esta chica iba y lo
mismo que la otra dejó de escribirme, yo dejé de escribirle
a la dependienta. Francamente he de decir que esta chica
tomó un camino que no me convenció. Llegué a la
conclusión de que pretendía lo que no podía ser.
Mis intenciones eran casarme con la novia que tenía
en mi pueblo y así lo hicimos cuando las circunstancias lo
permitieron.
; }
•i;
127
LA TRAGEDIA DE VALLADOLID
Ya me referí en su momento a nuestra salida de
Zamora para el frente de Asturias y que debíamos hacer la
comida de ese día en Valladolid. Así fue y al llegar nos
llevaron a un parque y dijeron: "descansar aquí pero e-n el
mismo sitio que ocupan". Esperar y esperar y el rancho no
llegaba, por fin llegan con unos sacos de chuscos viejos y
feos y unos chorizos que parecían arrastrados por el suelo.
Nosotros nos decíamos: "si esto es la guerra, se puede
fastidiar". Y cuidado, de postre unos higos secos y pocos.
Aquella noche, por lo menos tuvimos rancho del bueno.
A la llegada a Valladolid, todo infectado de soldados
de todas clases. No se podía andar por ningún sitio.
Y vamos al caso; En un cuartel de la plaza, un cabo
que había en el calabozo, llama al cabo de guardia y le dice
que quiere hablar con el teniente de guardia y el teniente
dice que no puede ir, que le diga al cabo que quiere, pero el
del calabozo dice que tiene que ser el teniente, y por fin va
y le dice: "qué te pasa", y el cabo le dice: "Mi teniente, yo
soy de la resistencia y trabajo para el gob:?mo de Madrid,
y tengo que decirle que al mando de Madrid tiene noticias
de que hoy han llegado aquí 20 ó 25 mil hombres que van
con destino al frente de Asturias, donde los nacionales
intentan una gran operación. Tienen dispuesto un
bombardeo en masa de la aviación de Madrid, sobre
Valladolid, a la vez un cuerpo de ejército motorizado,
romperá el frente por Segovia, con el fin de llegar a
Valladolid y ocuparlo. Y le digo más, la comida de toda la
tropa que hay hoy aquí, está envenenada".
El oficial al oír esto se quedó de piedra. Avisó al alto
mando y condujeron al cabo hasta allí.
Nosotros ya no supimos que pasó, si el cabo sería
premiado por el aviso tan a tiempo que dio o sería culpado
por ser espía del enemigo. De todo esto nosotros no nos
enteramos hasta dos días después que llegaron dos
; ?
128
129
LOS COMBATIENTES DE LA SIERRA DE LA GRANA
llegaron fue cuando nos enteramos de lo
al cabo del calabozo, nos salvamos de
i m l P c o n la guerra. Gracias a Dios y a
nuestro primer <-noque con m s"'-*
este cabo, nos salvamos de la primera.
La Sierra de la Grana situada en el sector de
Fuenteovejuna, parece un islote en el mar, sobre un
terreno suavemente ondulado. Las sierras más cercanas
están a bastantes Kms. y son las de Casal y Acebuche, las
dos al oeste. El que domine esta sierra tiene la guerra
ganada en este sector.
El ejército rojo, digamos que ejército rojo era el de la
república de Madrid, y ejército nacional el de la zona
nacional o franquista.
Al amanecer del 13 de marzo del 37, el enemigo
ataca la cota más alta de las cinco que tiene la sierra y La
ocupa. Entre la cota más alta y la segunda habría una
distancia de 150 a 200 metros.
A primera hora de la mañana llegamos nosotros a la
cota segunda y en la vaguada entre una y otra, se entabla
el combate que duraría hasta la noche.
El enemigo al ocupar la sierra caería sobre Llerena
con la idea de cortar el ferrocarril y la carretera que unía la
zona nacional del norte con la del sur j venia de Zamora,
Salamanca, Cáceres hasta Sevilla, por otra parte, por
Belmez a la derecha de Peñarroya, cortar el ferrocarril de
Córdoba a Madrid. Pero nada de esto consiguió el enemigo,
y además tuvo que abandonar Sierra de la Grana.
Como he dicho, con la noche cesa el combate, pero a
las diez de la noche llega un capitán de la legión con tres
secciones, unos 120 hombres y pregunta dónde estaba el
enemigo, y los nuestros le dicen: "en ese cerro", el capitán
dijo: "disparar unas ráfagas de ametralladora a ver si
contestan". Y claro que contestaron y bien, pues
contestaron con un tostoneo de ametralladoras tremendo.
Esto le valió al legionario para situar al enemigo, pues los
fogonazos indicaban donde estaban las defensas.
130
F,l capitán dispone sus seis pelotones alrededor de la
cota ocupada, y advierte que los fusiles se dejen y sólo se
lleven pistolas y muchas granadas de mano, y que a una
señal de el, se lanzaran al asalto con la idea de penetrar en
la posición, cada pelotón por su brecha, si es que abrían.
Así se hizo, y a la señal del capitán, se lanzan, sólo con
granadas de mano, y en pocos minutos, se cuelan en el
interior de la posición, atacando ahora por la espalda a los
defensores, como el capitán indicó. Esto costó lo suyo pero
se hizo.
El enemigo muy mal, muj' destrozado. Pero aflojado
un poco el fragor del combate, cogen a un herido que era
de los otros y ven que habla de forma rara y resultó ser
italiano.
¿Y qué había pasado?. Pues que el enemigo al
atardecer, abandona la sierra completamente y nadie se da
cuenta. A la vista de estas operaciones, el mando dispone
que un batallón de flechas azules vaya a ocupar la posición
que h a conquistado el enemigo. Flechas azules eran las
unidades formadas por italianos y españoles. Cuando los
flechas llegan y ocupan la posición sin resistencia pues
como he dicho el enemigo se había retirado y se preparan
para la defensa, pues creían, con lógica que el enemigo se
repondría y volvería a atacar, y sí que atacaron pero no
fueron los rojos, fue la legión. Los unos creían que
atacaban al enemigo y los otros creían que les atacaba el;
enemigo. Resultado: dos unidades nuestras que casi se:
deshacen sin que nadie tuviera la culpa. Después de este
golpe tan duro y en el silencio de la madrugada, una
patrulla nuestra coge a dos soldados camuflados entre
unas matas, y alto, ¿quién va?. Y dicen, no disparar, no:
tenemos armas. Los cogen y los conducen al mando y por
el camino uno decía: "vamos a fusilarlos aquí mismo, otros
decían vamos a cortarles las orejas, etc. ", pero llegan y el
ayudante del comandante dice, no tocarles que tienen que
declarar. Al preguntar al primero dice: "llamarse fulano,
soy de Sevilla, soy de la falange y pertenezco a la compañía
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EL DÍA QUE FUI HERIDO
El día antes de la operación estábamos en el pueblo,
Fuenteovejuna, y veíamos y oíamos el estruendo de los
combates en la Sierra de la Grana a unos 7 Km.
Nos dotan de municiones y granadas de mano y
rancho en frío para dos días y una cantimplora de agua
con la advertencia de que la gastásemos si era muy",
necesario. Aquellos preparativos y observando lo que
pasaba en la sierra, nos puso de tal forma que yo creo que
ninguno de nosotros comió ni una cola de sardinas y más
cuando nos advierten que nadie se despoje de su equipo y
para descansar que lo haga en el mismo lugar que ocupa.
Estas prevenciones nos inquietaban. Antes del alba
emprendemos la marcha y al salir el sol ya estábamos en
primera línea de combate. De lo ocurrido allí ya he hecho
mención en los relatos de la Sierra de la Grana.
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Ya caí herido poco antes de la puesta de sol, doce
horas lo soporté. Cuando me veía caer la sangre no
acertaba de dónde era, cuando lo supe me tapé con el
gorro y gracias que encontré al practicante pronto, me tapó
y me vendó y me indica por donde iría al puesto de los
médicos y cuando llegaba, me dice uno que lo que me iban
a hacer allí, ya me lo habían hecho, que bajara para el
camino a ver si podía coger algo con que irme al hospital.
Traté de coger un carro que salía de allí y cuando llegaba vi
que iba lleno de muertos y salí huyendo. Más adelante
alcancé a dos legionarios que llevaban seis heridos en dos
mulos. Llevaban agua y vino, que no quise y cuando bebí
agua me dieron vómitos y me desmayé. Llegando al pueblo
había mucha gente por todos sitios para ayudar a todo lo
que pudieran pues toda la ayuda era poca, tal era el
número de heridos y a mí me llevaron al hospital y al poco
me dio otro desmayo, una taza de café con leche y coñac,
hizo que me espabilara y que descansara un poco.
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134
Al poco sale un médico y dice que todo el que pueda
andar que suba a unos camiones y nos llevan a Peñarroya
donde nos pasamos toda la noche en curas y otras
atenciones. Allí me dice el médico, cuando me hizo la
primera cura: "no te preocupes, ha pasado lo peor, te ha
cortado dos venas importantes, por lo que has sangrado
mucho, pero eso ya pasó y ahora a reponerse".
En la estación un tren de heridos y a repartir por
Córdoba, Lucena y por último .a Málaga, donde estuve
atendido hasta que me curé, unos 25 días. Ocurrió que
nos llevaron al hospital civil, que estaba casi lleno de
heridos del ejército rojo, pues hacia poco que se había
ocupado Malaga, y en su retirada no se llevaron a sus
heridos. Y nada, ellos en unas salas y nosotros en otras y
no pasaba nada.
He de hacer constar que nunca me acordé tanto de
mi madre como en esta ocasión, pues verse en estas
circunstancias y tan lejos de la familia y sin contacto con
ellos. Esto es triste y doloroso, sólo pensaba en mi madre,
lloraba por ella, no por mí, pobrecita.
No he dicho que la herida la recibí en el parietal
izquierdo encima de la sien.
135
LAS MADRINAS DE HOSPITAL
Una vez yo herido en el hospital de Málaga, a la
mañana siguiente después del desayuno y de las curas por
los médicos y sanitarios, se presento un grupo de señoras
y señoritas saludándonos y diciendo que vienen a ser
nuestras madrinas de heridos, o sea, mientras estenios en
el hospital. A mí me cogió en la cama, pues una señora y la
monja decían que no me levantara, pues la ropa que traía,
toda de llena de sangre y suciedad, la habían tirado y me
tenían que dar otra nueva.
De las madrinas recién llegadas, se me acerca una y
me pregunta que quién era, de dónde era, como me
llamaba, y al decirle entre otras cosas, que yo era de
Almería y que mi familia estaba allí y no tenía con ellos
ningún contacto de ninguna clase, entonces me dijo la
señora, que no me preocupara que mientras que estuviera
allí, ella sería mi madre, y que cuando no estuviera sería
su hija.
Se marcharon y a la tarde se presentan madre e hija
y con ellas una chica, suponía sería la criada, con una
maletita y sorpresa, traían una cazadoi-i caqui del mejor
género combinada de cuero y paño, un pantalón igual y
dos mudas y como no, hasta una corbata. El gorro no era
del género de los corrientes, era de fieltro como los
sombreros. Yo me quedé helado cuando vi aquello, y vi
también que aquellas mujeres eran de muy alta alcurnia y
así era y las que no podría igualar en nada y a su lado yo
me sentiría siempre como el niño protegido. Pero en fin, a
lo hecho pecho y adelante, pues no era cosa de romper con
aquél ambiente que resultó muy agradable durante todos
los días que estuve allí.
Unos 25 días duró mi estancia allí y no sabía como
agradecer a aquellas señoras sus atenciones y nos decían
que nosotros lo merecíamos todo, porque nosotros y
nuestros compañeros les habíamos sacado de los refugios
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1
136
y de los escondites a los que las tenían sometidas aquellas
gentes que se marcharon porque nosotros los habíamos
echado de allí y pudieron salir a la luz del día y
encontrarse vivos, no como otros que no lo podían contar.
Así que de su parte lo merecíamos todo.
Por otra parte nosotros decíamos, si lo hacen así es
porque pueden y porque están agradecidas.
A partir de ahora, todas las tardes venían las chicas,
nuestras madrinas, y nos llevaban de paseo y por las
mañanas también venían, nos esperaban y a los aperitivos
por restaurantes y demás, y así todos los días. Y nosotros
nos decíamos que si la guerra era esto, pues que no se
termine, y viva la guerra.
Pero que pasó, pues lo que tenía que pasar, a los
pocos días el alta y para el frente, que nuestro puesto
estaba allí.
Con 25 días de convalecencia que me dieron me los
pasé en Zamora con la madrina que tenia allí, ésta no de
hospital, sino de todos los días. Y_cómo presumía yo por
allí de madrina, de uniforme nuevo y atractivo y de~galones
de sargento, pues ascendí poco después de salir del
hospital, y todo esto gracias a la madrina de Málaga.
'Los días de Málaga fueron buenos pero los de
Zamora los superaron ya que con la madrina de Zamora
me podía codear pero con la de Málaga no. Incluso con la
de Zamora me sentía hasta superior. En Málaga yo me
sentía el pobrecito, bien a pesar mío, pero había que
amoldarse.
Hay que tomar los tiempos según vienen.
Con el uniforme regalado por la madrina de Málaga,
presumo paseándome con la madrina de Zamora.
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tormén"?^ He' régimen de discioli.
np académica ,bien está un. ..poco de asueto paseando en libertad,vestido de paisano,que
bien merecido lo tontinos^ues el redimen de
i la academia,apota.
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139
LA EPIDEMIA DE FIEBRES DE FUENTEOVEJUNA
Al frente de Fuentcovejuna llegamos en marzo del 37
y a la llegada del calor, se desencadenó una epidemia de
fiebres, pero muy especiales, nos daban tres días sí. y tres
no. En las instalaciones de las trincheras no era sitio para
enfermos y nos acomodábamos en corrales más atrás que
habían servido de alojamiento de ovejas y cerdos. A estos
alojamientos nos llevaban el rancho y una cantimplora de
agua para todo el día beber y asearse y unas pastillas que
nos daba el médico para el paludismo, que no era tal.
Nadie nos cuidaba no nos atendía. A los 15 o 20 días nos
habíamos quedado que no nos conocíamos los unos a los
otros, nuestros jefes decían al médico que nos mandase al
hospital y el médico decía que al hospital no se podían
llevar porque era de sangre y no de enfermos. Pero nos
mandaron y cuando el director del hospital nos veía llegar
se volvía loco, porque no sabía dónde iba a meter a tanta
gente, además si hubiera un lío, dónde metía a los heridos,
como pasó.
El hospital era un convento habilitado para esto y
tendría unas 70 camas, y el director era un médico civil
movilizado y cosas militares ni sabía ni quería.
Como digo, llegó el lío. El enemigo ataca y rompe el
frente y avanza hasta el pueblo. Antes y a la vista de lo que
se avecinaba, en unos camiones nos evacúan a Azuaga
(Badajoz), a unos 30 o 40 Km.
A los 5 o 6 días los nuestros contraatacan y
rechazan al enemigo, que había entrado hasta el mismo
Fuenteovejuna, y en. su retirada no se llevaron a sus
heridos y los tuvieron que hospitalizar con los nuestros. El
director se quejaba porque había ocurrido lo que él decía,
pero en fin así ocurrió y después poco a poco todo se
arregló.
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A los 8 o 10 días nos traen de Azuaga y arreglaron
con las autoridades del pueblo y nos alojaron en casas de
los vecinos hasta que nos fuimos reponiendo, pues las
tales fiebres palúdicas, no lo eran. Decían que eran
recurrentes, y procedían de unos insectos que llamaban
chinchorros de cerdo, nos cambiaron el tratamiento y nos
recuperamos. A los pocos días ya estábamos en nuestros
puestos que eran las trincheras, pero dos meses o más nos
costó la broma de las fiebres.
He de decir que las gentes del pueblo, donde nos
alojaron fueron maravillosas con nosotros, qué bien.nos
recibieron y nos atendieron, parecía que éramos de la
familia.
•. ;:
Me referiré a una episodio muy curioso. Con el
contingente que el enemigo atacó, venía un hermano mío.
Estuvo en el pueblo hasta su retirada y no contó nada
extraño. Y digo nada extraño porque cuando la guerra
terminó y yo pude llegar a casa de mis padres, él estaba en
el ejército rojo y prisionero, de lo que he hablado ya. En el
próximo viaje que hice a casa, ya estaba él allí y fue
cuando nos enteramos de aquellas andanzas. Lo que podía
haber pasado, y luego todo lo contábamos después como
anécdotas y nos servía de risa. De todo tiene qué haber, no
va a ser todo tiros y bombas.
Este era el hermano al qu e con ayuda de mis jefes
yo intentaba sacar del campo de concentración dónde
estuvo al acabar la guerra.
Ya todos juntos en familia, pudimos dar gracias a
Dios, pues después de tanto, rodos estábamos sanos y
salvos.
EL FRAILE DE LEBRIJA
Siguiendo el relato de Fuenteovejuna y antes de la
evacuación a Azuaga, una mañana después del desayuno,
y todos en la cama, unos cantando, otros quejándose,
otros charlando, etc., pues todos no estábamos,tan malos
ni tan buenos a la misma hora, se presenta un fraile que
dice ser de un convento de Lebrija (Sevilla) no sé si dijo
dominico o qué, el tío tenía unos 40 años, bien fornido,
bien hecho.
Empieza a pasar revista por las camas y le dice al
primero: "¿A ti que te pasa chico?"- "pues mire usted padre
que tengo una calenturas que mire cómo me está dejando""pues a reponerse que vayas pronto al frente". Llega a otro
y casi lo mismo, y llega a un tercero y le dice: "¿Tú también
tienes fiebres, no?" - "sí, padre" - "pues a ponerse buenos
pronto que el frente os espera, que es allí donde está ahora
la obligación de todos los españoles, allí es donde está la
obligación y allí es donde hay que estar para defender a
nuestra patria, y allí es donde se hacen los héroes y se
gana la gloria, así es que a ponerse bien pronto y para el
puesto que hay allí".
Cuando el fraile acabó el sermón, se levantó de la
cama un soldado, cogió una banqueta y le dijo al fraile:
"¿Tú quién cono eres y a qué has venido aquí?, ¿Porqué no
estás tú allí con una ametralladora?, porque más fuerte
estás tú que yo, y si alguien tiene que defenderse del
enemigo más lo serás tú que yo".
El fraile le dijo que cada uno tiene una misión en la
vida y él tenía la suya, la que Dios le había asignado,
entonces el soldado le dijo que se encomendara en Dios
porque le iba a partir la cabeza con la banqueta que
llevaba en la mano, y diciéndole esto se la tiró pero no le
dio, pues el fraile salió corriendo por el pasillo y en vez de
darle a él le dio a una de las chicas que ayudaban allí, que
no le pasó nada, solo un golpe pequeño en una pierna,
142
para lo que podía haber sido. El fraile no corría, es que
volaba.
Al poco entró el director y preguntó que qué pasaba J
y el soldado le dijo que había venido un fraile a
reconocernos, a darnos su diagnóstico y darnos el alta
cuando a él le pareciera, que para él allí no había nadie
que por lo visto él era el que mandaba y que cuando él lo j
dijera pues para el frente, porque según él, allí es donde
estaba la gloria, pero no para él sino para nosotros.
También le dijo que si hubiera podido la gloria se la
había dado él, así es que hiciera con él lo que quisiera que i
allí estaba.
El director que ya he dicho era paisano movilizado y
no quería trajines militares, dijo que estaba bien y que por j
esta vez pasaba que la próxima ya veríamos.
EL BUEN AR TURITO
Ya me referí en algún pasaje anterior que la venida
de la república, trajo a España el desmadre. Las huestes
comunistas, marxistas, anarquistas, etc. Las consabidas
pandas de forajidos, saqueos, incendios, robos, lu'chas
callejeras con sus heridos y sus muertos, la locura.
Estas huestes tenían su cuartel general en la casa
del pueblo, centro de su estado mayor de donde partían
todas las órdenes para todos los sitios.
La casa del pueblo tenía en cada cuadrilla de
trabajadores un delegado, para que según ellos, los
empresarios y sus empleados no abusaran de los
trabajadores, y por las noches iban estos delegados y
contaban a sus jefes lo que les parecía, según sus
intenciones.
En mi cuadrilla había un chico joven, Arturito, le
llamaban y era el enlace entre todas las cuadrillas. Total
que el chico cobraba como uno más y estaba al servicio de
sus jefes e ir chivateando. Los jefes de aquél estado mayor
de la casa del pueblo, llevaban un fichero non los nombres
de todas las personas que por alguna causa no les
gustaban o tenían que ser ejecutados el día de la
revolución comunista que según ellos, estaba ya cerca; con
la victoria de su revolución en sus manos, los amos de
España.
Por lo que se veía estaban tan convencidos de su
revolución y de su victoria, que llegaron a poner en los
alrededores del cuartel de infantería unos centinelas
establecidos por turno entre los trabajadores, todo esto
para evitar que los militares se sublevasen. Hasta ahí
llegaba su ingenuidad.
Este hecho de cercar al regimiento y ver que este no
reaccionaba, los envalentonó y creían que ya estaba
ganado, y el buen Arturito me dice: "Porque le estimo le
aconsejo que se venga a militar con nosotros en alguno de
144
nuestros partidos se quiere librarse, de lo contrario seguirá
usted las mismas vicisitudes que sus compañeros y sus
jefes, pues la revolución proletaria está ya en marcha y
esto es cosa de poco y todos los enemigos de los
trabajadores lo van a pasar mal, le aconsejo que procuré
usted salvarse a nuestro lado".
145
EL LEVANTAMIENTO
NACIONAL
Llegó la guerra civil
Pocos días después de lo referido llega el 17 de Julio
del 36, y el gobierno de la república dispone asesinar al
jefe de la oposición en el Congreso de los diputados, Sr.
Calvo Sotelo, de lo que ya he referido, y al día siguiente 18,
el levantamiento nacional. La guerra civil.
La revolución que ellos esperaban llegó, pero no la
marxista, la suya.
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147
LLEGÓ LA REVOLUCIÓN NACIONAL
Estos acontecimientos, que ellos no esperaban
ocasionó que ese día ninguno de aquellos dirigentes vino al
trabajo, todos desaparecieron incluso el buen Arturito, no
sabemos que sería de ellos.
Pasó un tiempo y yo marché a la guerra, fui herido,
salí de hospitales, y marché a mi unidad de nuevo en el
frente. Y andando un día por Fuenteovejuna, donde a la
razón nos encontrábamos, al pasar por donde había un
sargento de regulares, le saludo y al contestarme vi que
bajó la mano como si la tuviese muerta y puso una cara
que no sé si era blanca o amarilla, y le dije: "Mi sargento,
usted y yo nos hemos visto en algún sitio, quizás en
hospitales, en Zamora, no sé pero su cara me suena". He
de advertir que yo era aún cabo.
Por supuesto que yo le conocí pero esperé hasta ver
en que paraba todo esto.
Qué pasaba; pues que el bizarro sargento era nada
más y nada menos que el BUEN ARTTIRITO. Aquél célebr**
niño correcalles y chivato, que aún no valía para otra cosa.
Sí, el chivato de los capitostes de la casa del pueblo que
según él mismo me informaba, tenían en sus manos
nuestras vidas y que el áÍ3. de la victoria de su revolución
consumarían. De todo esto me tenia informado el Arturito,
quizás porque creía convencerme para su causa y que por
supuesto yo tenía informados a mis jefes. Otro error de
estos señores propio de su ingenuidad.
Como digo le conocí pero él también me conoció a
mí, y me dijo: "Sr. Martínez, haga usted el favor de no
decirme más mi sargento y hablemos". Y empecé yo, le dije:
"Mi sargento, veo que se le ha dado todo como a usted tal
como lo deseaba, como usted lo pensaba. Esperaba usted
la revolución y así ha sido, que suerte. Usted procuraba
adquirir méritos para ello pero lo ha conseguido. Un buen
I
148
empleo, un uniforme majísimo, un buen sueldo, unos
buenos pluses, una pistola al cinto, ¿qué más quiere usted
Arturo?, ¿0 esperaba usted algo más?. Yo creo que ya está
bien, ¿no le parece?". Y dijo él: "Déjeme que le diga, Sr.
Martínez, cuando esto empezó, yo huí como todos mis
compañeros y fui a Sevilla sin saber a dónde iba. Por todas
se leía: españoles la falange os espera ahora o nunca. Por
otras se leía: españoles la legión os espera, nada importa
vuestra vida anterior. Yo no lo 'pensé y me presenté en
regulares. Un corto periodo de instrucción y a operar por la
ruta de Madrid, la toma de Badajoz, El Alcázar de Toledo y
hasta la universitaria. Al poco de estar operando me
hicieron cabo, y después de la universitaria, hicieron unos
ascensos y me tocó y aquí estoy.
Cuando me presenté nada me preguntaron, sólo de
dónde era y mi nombre y apellidos, y dije que era de un
pueblo de Segovia que estaba en la otra zona, pero mentí.
Y siempre espero no sé que. A algunos compañeros
incorporados como yo, lo han expulsado y nada sabemos
de ellos. Con lo mío no sé que pasará, pues lo mío estará
ahí y en Zamora me estarán esperando. Por último, Sr.
Martínez, pedirle que me permita arrodillarme ante usted y
pedirle perdón por todo lo que les he hecho padecer con mi
comportamiento a usted y sus compañeros y jefes".
Yo por mi parte dije: "Arturo, con el corazón en la
mano, puedo decirte que no siento hacia ti ni odio ni
rencor, solo ofrecerme con toda mi buena voluntad para si
en algo te puedo ser útil. Que Dios te proteja y piensa que í
en Zamora te estarán esperando, y te advierto que en mal ;
sitio te has escondido. Que tengas suerte".
149
LA GRAN FATALIDAD
Del pueblo de Gálvez (Toledo) donde terminamos la
guerra, salí con mi batallón en marchas por carretera y a
pie, primero a un pueblo antes de Toledo y después a otro
después de Toledo, hasta llegar a Valmojado "que era
nuestra meta final. Pero 6 Km antes de este pueblo,
pasamos por unos grandes polvorines y el personal de allí,
mandos y tropa salían a saludarnos y a dar gracias por la
terminación de la guerra. Paramos a descansar, los
soldados nuestros les decían a los otros: "Sois unos
enchufados, que os habéis pasado la guerra en la
retaguardia mientras nosotros en el frente y combatiendo.
Sois unos enchufados hijos de papá". Y los otros decían:
"Pues a fastidiarse que la suerte no es del que la busca, es
del que la encuentra".
Terminado el descanso emprendemos la marcha y a
los cinco minutos una gran explosión, al poco otra y así
hasta cinco que eran los polvorines que había en cinco
grandes túneles.
Pronto llegaron ambulancias, bomberos y otros
servicios de Toledo y Valmojado. No lo supimos porque no
lo vimos, pero se salvaron muy pocos, y entre mandos y
tropa habría más de cuarenta.
Y ahora viene aquello de fastidiaros que la suerte no
es del que la busca sino del que la encuentra. Y mira por
donde lo que les vino a aquellos enchufados, dónde
encontraron la muerte después de acabada la guerra, y
qué paradoja, nosotros dando gracias a Dios porque nos
cogió a más de un Km.
Y llegamos a Valmojado. El día de antes salió de allí
una bandera del tercio que tenía a todo el pueblo
acongojado, las chicas sobre todo, no podían salir a la
calle, las tenían acosadas, y por esta causa estas gentes no
habían podido celebrar la terminación de la guerra.
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I
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151
r
i 1
Cuando llegamos, las gentes no sabían que hacer con
nosotros, pues para ellos la guerra había terminado ayer,
que fue cuando se marcharon aquellos que según ellos, no
eran más que una banda de delincuentes y borrachos.
LOS
ERRORRSt
Sí, los errores se pagan caros y en la guerra aún
más.
Este pueblo es muy rico en cereales y vinos y hay
bodegas inmensas instaladas al último grito en técnica.
Los mandos fuimos alojados en casas de vecinos
muy acomodados.
El cine del pueblo lo habían transformado en salón
de baile y casi todos los días era fiesta. Al terminar el baile,
los mayores de los padres de las chicas y chicos, de estos
había pocos, les pasaba como a nosotros, estaban en el
ejército. Como digo, estos traían de todo lo habido y por
haber, como si se tratara de una pequeña boda.
No acabaría de contar como nos fue los dos meses o
más que nos pasamos allí, pero creo que bien lo
merecíamos después del infierno que habíamos pasado en
la guerra y cuánto nos alegramos de haber caído en aquel
pueblo.
Y a los que tuvieron tanta suerte de haber pasado la
guerra en la retaguardia, y que ahora la suerte les cambió,
que Dios les dé tanta gloria como yo les deseo.
De las baterías que había detrás de nosotros en el
frente, venían e iban los soldados a entretenerse en'juegos
y deportes que los mandos organizaban para \
entretenimiento de la tropa.
Aprovechando esta circunstancia de ir y venir y por
tanto conocer el terreno, dos soldados de los de artillería,
disponen jnarcharse al enemigo. En sus visitas estudian el
terreñcTy por la casa de Los Lobos (ver croquis) al atardecer
pasan nuestras líneas y emprenden la marcha una vez
llegada la noche.
Las líneas enemigas estaban de las nuestras a dos
Km y ellos tomaron como referencia la torre de los
Blázquez, pero no contaban que el terreno era de grandes
árboles de encinas y robles y monte bajo que hacía muy
difícil el paso y menos de noche. Mientras esperaban que
fuese de noche, estudiaron que tenían que decir cuando
llegaran a las líneas de los rojos, y pensaron que cuando
les echaran el alto, dirían: "Venimos a pasarnos, somos
comunistas y venimos del campo enemigo a unirnos a
nuestros camaradas".
Llegada la hora emprenden la marcha y como digo,
el bosque los aturde, pierden el rumbo y cuando pueden
salir después de vueltas y más vueltas, siguen la ruta de
puntos, siguen la del punto A que era una posición
avanzada nuestra, que tenía la misión de vigilar las zonas
XyZ.
Por lo que llevamos andado, debemos estar cerca y
sí que estaban. El centinela nuestro siente algo extraño y
hablar, les echa el alto y contestan lo dicho: "Camaradas,
somos comunistas y venimos a pasarnos, no traemos
armas y somos dos". El centinela les dice: "Venir con las
manos en alto haciendo palmas". Al dar el alto hizo unos
1I
152
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I!
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disparos, a los que el capitán, un teniente y yo con mi
pelotón que era el retén, fuimos allá y el capitán les
preguntó que quienes eran y a donde iban, ellos
respondieron que eran comunistas y que venían a pasarse
con nosotros para luchar a nuestro lado y acabar de una
vez con los fascistas que son los que promovían la guerra.
Ellos preguntaron a mi capitán que quién era él, y
éste les contestó que era el jefe de la posición y que le
siguieran haciendo palmas, y así llegaron.
Camino de la casa de Los Lobos, que era el puesto
de mando, les sacó lo que pudo, pero al llegar a la casa y
ver colgada de la pared una foto de Franco y otra de José
Antonio, callaron la boca y no la volvieron a abrir más, solo
se les pudo sacar cómo se llamaban, de dónde eran y de
qué unidad militar.
Como eran de allí al lado, se avisó al capitán de su
batería y al alto mando, quien mandó que se les condujese
allí. Así se hizo y nosotros nada volvimos a saber de ellos.
Estas cosas hechas a la ligera y con conocimientos
escasos de estas cosas, suelen tener estos resultados.
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MAS ERRORES
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En la guerra, ademes de verse envuelto en—
tre tantas armas de destrucción masiva,se
presentan situaciones inesperadasincreíp
bles, Ve
V a sé
é sino,
o el episodio de la Sierra
de la (¿rene,página 129,en los que dos unidades nuestras se enfrentan y cuyos resultados fueron denestrosos entre muertos,he-^ridos y. desaparecidos.
iin el enisidio titulado Los Errores en
1 P página 1^1,donde dos soldados nuestros
disponen pesarse al enemigo (enemi'gfos son
los de enfrente ou^nue sean hermanos) se
eouivocan y \melven a nuestras posiciones
creyendo oue yr estaban con los otros.
ji'l caso de ahora es distinto pero mucho
mas grave . La ?§s¿ compañía de nuestro JS
batallón fue la tarde anterior a reforzar
las pociciones por done el enemigo atacaría, como así fue, De nuestra Ci¿* y de los
demás,no ouedó casi nadie. Algunos
cps nuestros desorientedos de acá para
pe unieron, a otras unidades,no importa <?
quien fuesen,así esté ordenado,pero un s
sargento míe por milagro salió de acuel
infierno quizás- todo atribulado y deslíe*,
cho moral y físicamente, no se ocurre mas
que presentarse al mando de la la Granja
diciendo míe la Sierra de la Gr-- la ha ocupado el enemigo y que no sabe que ha sido
de su Compañi a ni i®n demás.El mando del
pueblo de la Granja llama al jefe del
sector de Fuenteovejuna y le dice lo que
hay. Ll coronel del del sector dice oue
erto no BF posible f cíe él esZfeba al habla
con 1 os mandos de las unidades nue opera ban en esa sierra,y dijo más: Tráiganme
conducido a ere rerf&nto eme hable conmigo
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k',1. mcrido lev pi/'e ernl5 ceciones, se entere <..
155
de lo diciro .y par? demostrarle que estaba
eouivocrdo, le pone el habla con el ,iofo de
NADA DE CORRECTIVOS FÍSICOS
los fuerzas oue opersben en le sierra..
Resultado; p©r propalar noticias tendente
a una derroto militar que no existia,y:, por
Ocurrió que el coronel se marchó y vino otro, cosa
abandono de B U puesto si fronte del enemigo
lógica. Al hacer la presentación dijo a jefes, oficiales y
en tiempo de ruerray ademas en pleno com^
suboficiales: "Vengo a ser el coronel del regimiento y
bate,aquella noche le aplicaron la. ultima
ordeno y quiero que no corrija ninguna falta con-castigos
pene.
físicos, de ser necesario, ahí está la prevención del cuartel,
las amonestaciones y por último el parte por escrito".
Vaya Rolpe para el primer di a de combate.
Que se cumpla la ley. El comentario desde el coronel
para abajo era, que desde ahora los pescozones a los
sinvergüenzas y pillines se acabaron.
i
I
Pues sí, pero ocurrió que en una batería al lado de la
mía, por lo que fui testigo presencial, un compañero mío
tuvo que protagonizar un caso feo.
Al pasar lista de retreta, faltaba un soldado que era
asistente de un teniente, ordena que cuando regrese vaya a
la prevención arrestado.
A la mañana siguiente, al pasar lista, el soldado
estaba acostado en su cama, y le dice: "Usted no ha
dormido en el arresto de prevención" él contestó que s1*
pero que el oficial de guardia le había levantado el arresto.
Aquella noche vuelve a suceder lo mismo y le
levantan el arresto, y a la noche siguiente lo mismo. Esta
ya era la tercera vez que. faltaba a lista y la tercera que se
le levantaba el arresto. El sargento le dice: "¿Cómo es que
los oficiales de guardia le levantan todos los días el
arresto?. Porque yo soy asistente del teniente fulano y les
digo que les estoy haciendo recados."
En este momento le dio la primera bofetada, cuando
se enderezó le dio la segunda y cuando se enderezó le dio
la tercera. Y le dijo: "Ahora vaya usted y pídale al oficial de
guardia que lo mismo que le quitaron los tres arrestos, que
le quiten ahora las tres bofetadas".
El soldado de tonto no tendría un pelo, pero de listo
se pasó. El sargento fue enseguida a su capitán, y le contó
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156
todo tal como había ocurrido sin omitir nada. El capitán .se
echó las manos a la cabeza y le dijo: "¡Hombre, sargento!,
lo primero que ha dicho el coronel y lo primero que ha
hecho usted, y esto ha tenido que pasar en mi batería". Y
el sargento le contestó: "Mi capitán, el militar que ha
cumplido bien y fielmente las órdenes de sus jefes, es ajeno
a toda responsabilidad, yo he faltado y aquí estoy".
El capitán tal cual se lo contó al coronel, y cuando el
capitán terminó, le dijo: "Se • puede usted marchar,
capitán".
Lo lógico sería que se hubiese llamado al sargento 1
para pedirle explicaciones, pero no, el coronel llamó al |
ayudante y le dijo: "Mándele usted recado al teniente \
fulano y que se considere arrestado en su domicilio, que no 1
venga al cuartel ni a cobrar que allí le mandaremos el 1
sobre y las nóminas para firmar, que cuando salgan |
vacantes que solicite otro destino y que se de ya por
despedido". Esto ya es un golpe para un oficial.
A mí me llamó y me dijo: "Dígame usted que pasó |
con el sargento fulano y el soldado, esta mañana". Le conté *
todo lo ocurrido tal como ya se ha dicho, y al final que me
dijo que me marchara.
A los oficiales de la guardia dichosa les dijo: "Vean
ustedes lo que han hecho con su compañero con su|j
comportamiento".
Así quedaron lo oficiales, al sargento ni lo llamó y leí
soldado, por tomarse su misión a lo loco, un mes de*
calabozo.
Y después comentábamos que la decisión del jefe
había estado bien tomada. Todos coincidíamos en que sí.
LAS
FELICITACIONES
Ya dije en su momento que nunca fui acreedor a un
correctivo y sin en cambio he recibido felicitaciones y
premios honoríficos.
Veamos un caso y esto en el regimiento de artillería
de Murcia.
.
Sale en la orden. El día 15 a las 11 horas, pas&Jr
revista de armamento portátil, empezando por la primera
batería, me acompañará el Comité Mayor y los capitanes
de Vías, a medida que se iba pasando revista.
Dicho esto, mi capitán me dice: "Ya ve usted lo que
hay, pues a poner manos a la obra. A marchas forzadas a
trabajar para preparar la revista".
A la hora indicada, el coronel comenzó la revista en
la primera batería, como había dicho. Al terminar, parece
ser que no quedó muy satisfecho, pues al capitán de la
batería no le felicitó, solo le dijo: "Capitán fulano, hasta
luego".
Ya todos con la mosca detrás de la oreja, y pasó por
una y otra hasta la nuestra que era la 7 .
A medida que iba viendo el armamento sacaba de
fila a un soldado, después a otro y así hasta cinco. Todos
estábamos pendientes de que sería esto, a lo mejor eran
muy mal y vendría la bronca, pero no cuando terminó dijo:
"Estos chicos no es que sean los mejores por mejores, son
todos y a todos no se les puede premiar, a estos se les dará
días de permiso porque lo han hecho muy bien. Todos lo
habéis hecho muy bien por lo que os felicito por vuestro
buen hacer". Al capitán le dijo que me llamara y allí me
presenté yo, ahora se expresó así: "En un grupo de tantas
personas no es posible que todos puedan hacer una misma
cosa todos iguales, pero aquí se ha conseguido. Y digo que
no lo podrán hacer todos iguales porque cada uno tiene su
forma de hacer las cosas, tendrá ideas distintas y además
cierto interés por lo que hace, pero aquí se ha conseguido
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158
esa armonía para que todos lo hagan bien y lodos lo habéis
hecho muy bien. Y tengo que hacer presente que esto no es
labor del capitán ni de los oficiales, esto no es misión suya,
esto es labor del sargento de semana que es el que ha
sabido coordinar, dirigir, mandar, corregir, ayudar a todos
para que la cosa saliese como él lo había intentado. Esto
no es un milagro, es un trabajo bien hecho".
A mi me dijo: "Sargento, tiene usted otros 10 días de
permiso para que los pase usted al lado de sus seres
queridos como premio a su labor".
Nos dio la mano al capitán y a mi y dijo: "Con
personal como el que tiene usted en su batería se puede ir
a cualquier parte". Y para todos dijo: "Seguir el camino del
trabajo y del buen hacer porque esto nos honra a todos".
Al día siguiente mi grupo tenía ejercicio de tiro de
fusil, y cuando llegamos al campo de tiro, el comandante
del mismo y con todo el grupo formado me llamó y dijo:
"Martínez, ayer le felicitó el coronel y hoy lo hago yo muy
efusivamente, sellando esa felicitación con este abrazo. Me
honro de tener en la unidad que comando, personas que
tienen como principal divisa de su persona el trabajo,
porque el trabajo es dignidad".
159
PREMIOS HONORÍFICOS
Poco llevaba yo retirado cuando me llaman del
gobierno militar para decirme que del ministerio ordenan
se haga una propuesta entre los oficiales y suboficiales
retirados para un premio honorífico. Los propuestos eran
un oficial y un suboficial que reunían ciertas condiciones.
El gobierno militar forma un jurado entre los jefes
de la plaza., examinan las propuestas y una vez
determinados los que les pareció que reunían las
condiciones previstas, mandan estas propuestas a Madrid.
Cuantas felicitaciones y enhorabuenas porque los
jefes y oficiales del gobierno, me estimaban mucho debido
a que yo había estado en el gobierno destinado tres o
cuatro años y me conocían bien.
Al poco de llegar estas propuestas a Madrid, llaman
un día y dicen: "La junta que estudia estas propuestas dice
que el premio será un diploma que expresará por escrito
las virtudes personales de las personas que lo poseen".
Dicho esto todos tan contentos con este premio que
nos honra, ocurre lo siguient:. Unas terribles
inundaciones, hoy se llaman gotas frías, ocasionan daños
incalculables en Barcelona y región del Valles, y en
Valencia y región del Turia.
El desastre fue talque el mismísimo Franco desde el
balcón del ayuntamiento de Valencia les dijo: "Valencianos,
Valencia no habrá sufrido nunca una inundación como
esta, pero yo os aseguro que esto no volverá a pasar.
Mañana mismo se emprenden las tareas de hacer un río
Tuna que no pase por Valencia". Y así fue, porque Franco
era así.
Al día siguiente empezaron las obras y se construyó
un río nuevo que no pasa por Valencia no volverá a pasar
más en la vida.
Ante este desastre España entera se solidarizó con
los damnificados volcándose en su ayuda. Pero no sólo en
160
Valencia, sino también en Barcelona donde la cosa era
poco más o menos.
Pero a Franco se le ocurrió una idea salomónica,
quizás pensó que con esto iba a solucionar el daño
causado. La idea fue, dictar una orden que decía: "Con
motivo de las inundaciones ocurridas en Barcelona y
Valencia, y en solidaridad con los damnificados, quedan
suprimidos todos los premios honoríficos pendientes de
entrega, a los interesados".
Nos quedamos de piedra, no está mal decíamos
nosotros. Quizá el jefe ha echado cuentas y resultará que
con lo que ha ahorrado ya se pueden hacer nuevos ríos
Turia. Pero si él lo creyó así, pues bien está.
A nosotros nos queda la satisfacción de que el honor
está salvado, pues en los archivos del gobierno de Murcia y
la dirección de personal del ministerio, están nuestras
propuestas con nuestros nombres y apellidos.
El que no se conforma es porque no quiere. Tan
ilusionados que estábamos y qué desilusión. Adiós
obsequio honorífico, otra vez será.
161
LAS RECOMENDACIONES
Cuando yo militaba en los cuarteles existía la
costumbre práctica o vicio de que los hijos de jefes hacían
el servicio militar desde sus casas. Eran voluntarios como
los demás pero ellos no venían al cuartel para nada.
Cuando cumplían, los papas les llevaban la licencia a casa.
y a vivir.
Pero ocurría que el señor que tenía un amigo jefe
militar, pues su hijo también hacía el servicio como hijo de
jefe.
A este grupo de voluntarios se les llamaban hijos de
jefes, todos tenían la obligación de presentarse en ciertas
fechas pero no lo hacían.
En mi batería teníamos un voluntario que no del
grupo citado, este era de los que actúan como los demás.
Era pintor, universitario, profesor de dibujo y pintura en la
Escuela de Formación Profesional, estaba casado y con
tres hijos, y disponía de pase para pernoctar fuera del
cuartel, pero que tenía que atender a sus quehaceres como
los demás y después a comer y dormir .; su casa.
Por necesidades de familia se le concedió por parte
del capitán nuestro, que no viniese a ciertas horas para
poder ayudarse algo.
El coronel tenía la costumbre d estar siempre en el
balcón de su despacho observando la puerta del cuartel y
cuando le parecía llamaba al cabo de la puerta para que le
diera pelos y señales de todos los que entraban y salían.
Yo había advertido a mi capitán de las costumbres
del coronel y le dije que un día tendríamos algún lío con
nuestro voluntario, por entrar y salir a deshoras, y éste me
dijo que no me preocupara que allí estaba él.
Pero llegó la tormenta. Un día al entrar el soldado, el
coronel desde el balcón le llama, y la subir le dice: "¿Cómo
vienes a esta hora?"- "Yo tengo pase para pernoctar fuera""¿Tú sabes que a estas horas hay que estar en los
I
162
servicios?"- "Sí mi coronel.".-. "Tú sabes que estás cayendo
en falta"- "Sí mi coronel"- "Te puedes marchar y dile al
sargento tuyo que venga".
Fui a verle y empezó: "¿Sabe usted quién es el
soldado fulano?"- "Sí mi coronel"- "¿Usted sabe que viene a
deshoras?"- "Sí mi coronel"- "¿Usted le ha impuesto, algún
correctivo por estas faltas?"- "No mi coronel"- "Pues pase
usted arrestado a la sala de suboficiales".
,
Enseguida fui a mi capitán y le expuse toda la
papeleta. Ya ha ocurrido lo que le había advertido, le conté
todo lo ocurrido exactamente.
El capitán me dijo que esperara allí que iba a ver al
coronel. Pero las cosas de la vida, a la puerta del despacho
del coronel hay un batidor u ordenanza que está a su
servicio permanente, y este ordenanza escuchó todo lo que
se habló y como compañero, le contó a nuestro voluntario
todo lo que habló el coronel con su sargento y con su
capitán.
A todo esto, cuando el capitán bajó me dijo que me
podía ir a mis servicios y que de arresto nada.
Como es lógico, el soldado me cuenta a mí todo lo
ocurrido porque ya lo sabía. Lo que ocurrió fue que el
capitán le dijo lo siguiente: "Mi coronel, el arresto del
sargento en todo caso sería para mí, pues estaba
cumpliendo con lo que le ha mandado su capitán. Por otra
parte, mande a un suplente porque este sargento lleva mi
batería, está de semana en la misma y además por falta de
personal de esta clase, está de semana también en otra
batería en la que no conoce a nadie y está en otro pabellón.
En cuanto al chico que yo he autorizado a salir, debo
decirle que en mi batería tengo a dos soldados que no son
hijos de jefes pero que figuran como tales y no vienen ni a
presentarse cuando deben, mandan a recoger el pan todos
los días y yo, por orden de mis superiores, les pago todos
los meses el rebaje de rancho en metálico".
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163
Como digo nuestro héroe era pintor y con esto pasa
como con todas las cosas, que tienen su cara positiva y su
cara negativa.
El tal pidió permiso para pintar un cuadro que
sirviera como regalo al regimiento y que quedara como
recuerdo de su paso por el cuartel. Concedido, disponen
que lo haga en el local del hogar del soldado, que era buen
sitio.
Realizó un trabajo que nadie esperaba lo que hizo.
Una cuadro al óleo de 2.50 por 1.50, en él plasmó un tema
militar de la época de Felipe II, cuando los tercios
españoles se señoreaban por tierras de Flandes, con una
bosquejo de la ciudad de Breda como reminiscencia del
cuadro de las lanzas de la rendición de esta ciudad. Esto al
fondo, más al centro, una formación de lanceros a caballo
y en primer plano, tres altos jefes de la más alta
graduación, en uniforme de la época, en situación de
diálogo sobre un tema de estrategia militar, y un poco a
cierta distancia de ellos, un ordenanza en uniforme de
batidor.
Cuando terminó nos dijo al caoitán y a mí que
fuésemos a verlo y que les dijese a los jefes que si querían
verlo.
Así se hizo, y a cierta hora vinieron, el coronel y los
demás jefes. Al destapar el cuadro, que lo hicimos el pintor
y yo, todos nos quedamos con la boca abierta, como se
suele decir, pues nadie esperaba aquella maravilla y sobre
todo el secreto que allí se encerraba.
Sería imposible hablar de los elogios y todos
lamentaban que no hubiese allí un crítico de arte para que
hubiese explicado el valor artístico de la obra.
Por su parte el coronel decía, que no perdonaba al
mayor que no le hubiese facilitado un lienzo apropiado
para el caso, pues en la pared, con el tiempo se
desconcharía. Y a nuestro soldado, al incumplidor, el
coronel lo abrazó y le dijo: "No es usted un gran soldado
solamente, es usted un gran señor. Un gran español que
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165
con su trabajo y su técnica, espero que España cuente en
su haber con un artista más entre los que la han honrado
y engrandecido".
Al licenciarse le entregaron un diploma como
soldado ejemplar y que el regimiento y sus jefes se
honraron en felicitarle.
Y ahora he de decir que mi vida, inmaculada, pudo
haberse visto averiada por una falta. Y no es que saliera
bien porque se me perdonara, es que no la cometí, sólo
obedecí, como está mandado.
VISITA DEL CAPITÁN GENERAL. GOBIERNO MILITAR
El comandante secretario dice: "Mañana visita del
Capitán General. Lo hará a artillería, a Alcantarilla y al
Gobierno Militar. Aquí será a las 11 horas, se le recibirá en
uniforme de calle y cada uno en su puesto de trabajo. El
suboficial de servicio que procure que el departamento de
tropa esté en buen estado de revista". El suboficial de
servicio era yo.
A la mañana siguiente y antes del día, llamo a los
cabos para que vayan preparando para que todo estuviera
a punto a su hora. Suena el teléfono y al que más cerca le
cogió fue a mí, yo dije al habla el Gobierno Militar y me
contestaron: "Soy el capitán general, hablo desde el hotel
Victoria y toma nota de lo que te voy a decir, centralista me
oyes". - "Sí mi general".
En la estancia donde estaba el teléfono no había ni
bloc de notas ni bolígrafo ni nada, y le dije que esperara un
momento, solté el teléfono y busqué hasta encontrar algo,
y al volver estaba el capitán general dan^c voces como no
haría un loco. "So canalla, bandido, centralista, ¿me
oyes?"- "Sí mi general"- "Eres un delincuente, un bandido,
decirle al capitán general un momento y dejarle con el
teléfono en la mano, ¿pero, tú sabes lo que has hecho?.
Cuando vaya te voy a meter en mi coche y en Valencia te
voy a afeitar la cabeza y vas a ir al calabozo hasta que yo
me acuerde, ¿centralista te has enterado?"- "Sí me
general"- "Ahora toma nota de lo que te voy a decir, llama
al n° tal de Madrid y diles que me llamen al hotel Victoria
de Murcia, cuando esté la comunicación hecha, espera que
yo te llame".
Llamo a telefónica, entonces no había línea directa
como ahora con los prefijos, y le digo a la operadora que
llame al número de Madrid y que esperaba el capitán
general. Al poco me llaman y dicen que ya estaba al habla
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el capitán general, y yo a esperar, cuya espera era un
infierno para mí, no me tenía en pie. Y esperando la
llamada del capitán general, por fin suena el teléfono y no
sé como acerté a cogerlo. Mientras yo esperaba, todas las
cosas más diversas pasaban por mi mente, me veía en un
castillo y después en la calle. Yo me decía, cuando venga y
pregunte por el centralista y diga que era yo, ¿qué pasará?.
Pero la llamada dice: "Oye centralista, ya he hablado
con Madrid, que se te quite el miedo y de lo dicho no hay
nada".
No sabía que hacer ni decir, no creía lo que oia,;
porque además me preguntaba, ¿cuándo venga y se entere
de que el centralista era yo?. Me volvía loco porque
después del perdón quedaba por medio yo, no el soldado,
que era el que él creía que era el telefonista y lo lógico era
que por lo menos preguntara quien era.
Pero ocurrió que no vino, desde Alcantarilla se fue a
Madrid. Cuando conté lo ocurrido a los jefes incluido el
general, todo eran risas pero a mí me dio la mañana, y
decían más: "Usted se ha salvado porque la paya de
Madrid se le ha dado bien, sino usted estaba mañana en
un castillo, dele usted las gracias a la de Madrid que es laj
que le ha salvado".
'
Con motivo de unas maniobras militares, S.E en e
observatorio, ve que un batallón no ha salido a la horái
prevista a realizar su misión, y pidió que le pusieran en
contacto con el comandante de esa unidad, y le dijo*
"¿Sabe usted que la operación que ha realizado ha estad»
mal?"- "Sí mi general, pero..."- "Nada de peros, cuandi
termine esto, el día tal a las 11 horas se presenta usted ¡
mí en capitanía general". No se presentó porque aquelli
noche en la tienda de campaña, le dio un infarto. Ni s
presentó al jefe ni el jefe le pudo echar la bronca deseada
;
Así era el jefe.
LA NOVIA DE VALMOJADO Y EL SARGENTO JUANTTÚ.
Llegados a Valmojado y alojados en las casas que el
ayuntamiento había preparado, nos recibieron con palmas
y olivos, pues nos consideraban sus liberadores de aquella
plaga de los legionarios y ahora vida nueva.
La camarilla, me refiero a suboficiales, nos
visitábamos en las casas donde estábamos alojados y
convivíamos con ellos como en familia.
Un amigo y compañero, llamado Juan, aunque él se
hacía llamar Juanito, y que todo hay que decirlo, era
inteligente, hablador, extrovertido, muy simpático y con
una elocuencia que se conquistaba a quien se le pusiera
por delante. Y ojo, no es que fuese guapo, era guapísimo,
por si fuese poco. Pero tan calavera que al 15 de cada mes
ya no tenía un céntimo, y ahora a pedir prestado y el
primero a mí. Cobraba y pagaba y vuelta a las mismas.
En la familia donde estaba este amigo, tenían una
hija de 25 años, soltera y sin novio y no se le ocurre a
Juanito más que decirle a la chica, Mari se llamaba, que
su amigo Martínez estaba enamorado de ella, pero a lo
grande.
La chica era algo extra, aparte de guapa y culta, era
universitaria, pero dejó los estudios para dedicarse a llevar
el timón de la casa, pues sus padres eran mayores.
Como digo, además de guapa y culta, irradiaba una
ingenuidad como una niña de cinco años, pero una
ingenuidad que rayaba en una picardía que la hacía
sumamente atractiva, con una mirada que parecía decir
comerme, y si esta mirada envuelta en su encantadora
sonrisa, la dirigía a un hombre, lo tumbaba de espaldas.
Así era la Mari de nuestra historia.
Ella algo introvertida, aguantó el chaparrón como
pudo, yo a tirar para delante, de momento.
He de decir que esta era una de las familias más
pudientes del pueblo, grandes cosecheros de vino y con un
f,:
168
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•
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gran almacén de vinos en Madrid y encima de dicho
almacén un piso maravilloso, y digo lo del almacén y lo del
piso, porque viene al caso.
Cuando el loco de Juanito le soltó a la Mari lo del
enamorado, se lo tomaría con calma, pues lo digo porque
cuando bailábamos, que era casi todas las noches, ella
observaría que en nuestras charlas de pareja de baile no se
hablaba nada del asunto.
Pero Juanito, como era tan loco, ahora la tomó con
el padre le dijo: "Sr. Antonio, he de decirle que Martínez se
ha enamorado de Mari y yo creo que están en muy buena
relación"- "Pues no sé", decía el padre. Y él volvía a decir:
"Sí pero es que ellos son muy discretos y lo dejarán para
cuando la cosa esté más consolidada y en su día ya lo
harán". Parece que el viejo se lo tomó en serio y siempre
quería estar hablando con Juanito del caso, y hablaban de
planes para cuando su hija se casara que viviría en Madrid
para llevar el asunto del almacén. Cuando Juanito veía al
viejo tan ilusionado, más leña le echaba al fuego, y le
decía, pues sí, yo creo que en Martínez han encontrado
resuelto el problema de Madrid.
Mari había tenido varios pretendientes pero ninguno
cuajó.
A todo esto ni Mari ni yo sabíamos nada de nada,
pues después del primer golpe, ahora sólo se las arreglaba
con el viejo, pues tenía que tener siempre algo para dar
guerra.
Y llegó la hora de la salida. Una madrugada salimos
casi de incógnito, pues si se entera el pueblo hubiesen
venido a despedirnos y hubiese sido un lío.
Fuimos a parar a Cuenca donde me tiré tres años
hasta mi ingreso en la academia.
Estando en Cuenca, veníamos todos los meses a
Madrid a liquidar cuentas y un día le digo a mi capitán:
"¿Quiere usted que vayamos al almacén del patrón de;
Juanito, a hacerles una visita a aquellas familias?''- "Pues
sí, Martínez".
169
Así fue y al entrar allí estaba el viejo, y al acercarme
a saludarlo se retiró y me dijo: "Es usted el hombre más
sinvergüenza del mundo". Me quedé frito, como iba yo a
esperar esto de una familia a la que tanto estimaba. Pero el
Sr. Antonio continuó: "Gracias a mi amigo Juanito, que me
ha informado de sus andanzas, y decía que usted era tan
bueno y tan bueno y ha hecho usted tantos y tantos
granujas, que a cada sitio que van se echan una novia, se
van cuando les parece y ahí te quedas. Mi familia no
merecía este comportamiento suyo".
Mi capitán y yo no sabíamos por donde salir de esta
situación.
Cuando yo pude reaccionar le dije al capitán, que
esto tenía que ser cosa de Juanito, pues él mismo decía
que cuando no tenía algún lío preparado no dormía.
Después avisado Juanito, el coloquio con él fue
regular. Se confesó autor de todo y a mí me pidió mil
perdones. El capitán le dijo que esto le podía haber costado
ir a la calle, pues se sabía de sus andanzas y su conducta
no le favorecía nada.
Quedamos en llamar a Valmojado y concertar una
entrevista en el almacén y así fue.
Nos juntamos, hablamos y Juanito se arrodilló
delante del viejo y de su hija y llorando a lágrima viva les
pidió perdón, y así quedó todo.
Al poco Juanito, comp sino hubiese pasado nada,
bromeaba conmigo y a pedirme dinero y a volver a las
suyas. No cabe más frescura.
171
DE SOLTERO A CASADO.
Uno de los acontecimientos más trascendentales de
mi vida es sin duda el de mi casamiento.
Una vez ya en ruta por los caminos de la posguerra,
yo me estudié la papeleta. Próximo a los 30 años,-no me
iba aquella vida sin familia y sin hogar. Aquí como, allí
duermo, en otro sitio mis enseres, y sin tener a donde
sentarte ni a donde descansar como no fuese en un parque
o una plaza, y las veladas por las noches...
A muchos les pasaba como a mi y yo veía que
algunos compañeros se habían casado y vivían en casas de
familias realquilados, pues andando de un sitio para otro,
no podía ser de otra manera.
Se lo expuse a la novia, se le expuso a las familias y
a delante.
A la novia y bien pronto le dije: "Ya tengo casa, dos
habitaciones con derecho a cocina y demás servicios y en
el centro de la ciudad. Te prepararás sólo tu ropa y la de
cama, lo demás ya está preparado. Pero te hago saber que
no tengo un duro, todos mis ahorros ( y nunca gasté nada
en nada inútil) los he dedicado, como tú sabes a remediar
las necesidades de mis padres, pues todos sabemos como
está la economía del país después de la guerra. Sólo
contamos con mi paga deseada mes".
La novia no se lo pensó dos veces y dijo que sí. Con
tal de estar unidos donde sea y como sea. Y ahora a ver
cómo y cuándo.
Nada de traje blanco ni nada de nada, en su casa
tenían un luto reciente y en casa de nadie había nada de
nada, de invitados y convite nada.
A mí me daban 15 días de permiso para asuntos de
familia y le digo: Tal día vamos a casarnos, avisa que nos
den las amonestaciones". Y así fue.
Llegué nos casamos y a los dos días para Cuenca,
más que nada con el fin de aprovechar lo que pudiésemos
172
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para arreglar nuestra improvisada casa. Mi esposa, ya lo
era, se familiarizó tan pronto con las familias de la casa
que parecíamos todos una familia.
Todos los días dábamos gracias por el paso que
habíamos dado y nos felicitábamos.
Pasan los días y los meses, y todo tan maravilloso.
Pero llega lo que tenia que llegar, el embarazo,
francamente no lo esperábamos, pero después nos
alegramos, pues los hijos cuánto «antes mejor.
Pero también llegó lo que tampoco esperábamos,
después del parto que se dio estupendo, y con una
preciosa niña a la que le pusimos el nombre de María del
Sagrario, a la mamá se le pone un pecho malo y le tienen
que intervenir quirúrgicamente. Y aquí estoy yo,
atendiendo a la mamá, a la niña, con sus pañales, sus
baños, etc. y de compras, de cocina, de fregados, etc.
Tuve que pedirles a mis jefes que me dieran el
servicio de noche para poder hacer mis deberes. No está
mal para empezar, nos decíamos. Aquello fue un calvario, y
nos decíamos que ya empezó Cristo a padecer. Claro, todo
no iba a ser rosas y flores, pero todo se superó. Donde
reina la paz y el amor, todo tiene arreglo, y al poco tiempo
como si no hubiese ocurrido nada.
La nena crecía y era una verdadera joya. Ella nos
inyectaba alientos y ánimos para trabajar y vivir.
Y cambia la ruta. Me comunican que estoy admitido
en la academia de suboficiales.
El periodo de academia lo pasamos en Getafe a
donde nos habíamos trasladado al ser destinado a la
academia, y que no se nos dio mal para situarnos.
Hasta el ingreso en la academia, nos fuimos una
temporadita a nuestro pueblo, Suflí (Almería) a casa de los
abuelos /paternos^ y que desde que nos casamos no
habíamos vuelto, y que la niña ya tenía cuatro años. Ni
qué decir como cayó la nena, con su lenguaje de castellano
perfecto, y muy expresiva y muy vivaracha que era.
173
La estancia con mi familia duró poco, pues yo tenía
que preparar nuestra primera casa para dejarlas a ellas
acomodadas para incorporarme yo a la academia desde
donde todos los fines de semana a pasarlos con ellas.
Asi transcurría el tiempo en Getafe mientras duró la
academia encantados y felices.
Y pasaban los años, y terminé la academia, y solicito
destino y me destinan a Murcia. Aquí nos situamos bien,
un piso estupendo en el barrio más bonito de Murcia.
Y pasaba más tiempo, haciendo nuestra vida
ordinariamente. La niña creciendo, estudiando, hasta que
se hizo mayor y nosotros más, y ella se situó de
funcionaría del Estado, y se casó y se fue a vivir a Fines
(Almería) y vino el nieto, encantador y nos hicimos viejos, y
con los achaques propios de la vejez, la familia, en su
momento oportuno, disponen que nos vengamos a vivir con
ellos, y todos juntos a esperar lo que Dios nos depare.
Y aquí en unión con los hijos, cumplimos nuestros
53 años de feliz matrimonio en paz y en gracia de Dios, y
donde a los 80 años de edad, fallece mi esposa entre mis
brazos y los de mi hija, que lo hizo sin enterarse ni ella ni
nosotros. Por lo que siempre estoy danao infinitas gracias,
y que si más veces naciera, más veces repetiría y con otra
hija como la que hemos tenido.
Al lado de la cual pienso agotar mis últimos días... si
Dios me lo permite.
175
LA ACADEMIA.
Ya me he referido anteriormente a la academia y
decía que en lo docente, como en cualquier otro centro,
pero en el orden interior y disciplinario, era duro,
durísimo, rayando en lo feroz.
Al empezar el curso se nos asignaba un coeficiente
de diez pesetas, al que se le restaba el valor de alguna falta
cometida y cuyas faltas estaban valoradas de 15 a 20
céntimos. Si durante el curso un alumno agotaba las diez
pesetas, automáticamente causaba baja en la academia.
Por las tardes al formar para arriar bandera se leía
la orden del día y también la relación de los castigados por
alguna falta. Por ejemplo así, fulano de tal, 20 céntimos
por faltas en instrucción u otra falta.
Haber cometido durante la semana una falta,
llevaba consigo no poder salir de fin de semana y para los
que tenían familia allí, nos partían por medio. Y si la falta
era de 50 céntimos, el castigo era sala de suboficiales, lo
que quería decir que había que estai dos días en la sala
estudiando sin poder salir nada más que a sus
necesidades y vigilado por el oficial de guardia.
A parte del sistema disciplinario tan duro, debo
decir que el profesorado y demás jefes, nos trataban dentro
de las más estrictas reglas de la esmerada educación.
Ningún alumno se podía dirigir a un superior para
nada que no fuese algo sobre las clases, nada de familia, ni
de enfermedades, ni de muertes, ni de nada.
El horario de faena era de 6.30 de la mañana al
toque de oración a la puesta del sol. No se podía ver a
nadie por los patios ni por ningún sitio aparte de que no
había asientos nada más que en las clases y el comedor.
Incluso en los barracones dormitorio, no se podía sentar. A
la salida del comedor teníamos un hueco y lo dedicábamos
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I
I
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176
177
al aseo personal, y que dicho hueco era el tiempo que los
profesores dedicaban a la comida.
Al pasar lista en clase, había que contestar por el
segundo apellido, por ejemplo, Sr. Martínez y yo
contestaría, Díaz, si es que era a mí.
DURA. SITUACIÓN.
Ni durante la guerra, ni antes ni después, pudo
presentárseme una situación tan dura como esta.
Estando en las posiciones del frente, el capitán me
Un caso muy curioso. Al regresar de un fin de
llama y me dice: "Vaya usted con esta nota a las "oficinas
semana, el tren llega tarde, a alguien se le ocurre que el
del sector y presente allí y ya le dirán".
jefe de estación nos dé un justificante de lo ocurrido. Pero
Claro que en la nota no decía nada más que quien
al llegar, diré que eran unos doscientos, el oficial de
era yo y quien me mandaba. El tiempo que tardé en llegar
guardia los forma y les dice: "Nada de justificarse ni de
allí se me hizo un siglo. En la puerta de la oficina había un
palabra ni por escrito, dentro de media hora en traje de
sargento y le digo lo que hay. Avisó y salió un capitán y me
paseo y a la media hora en traje de faena". Asi los tuvo
llevó a una oficina y allí esperé.
Durante el trayecto y mientras esperaba allí, yo no
hasta el toque de diana.
hacía más que pensar en si me habrían confundido con
Otro caso: Un alumno, Cerrajería Hierro se llamaba, •
alguien que fuese reo de algo malo y lo pagara yo. Y digo
esto porque en la guerra se dan casos que mucho cuidado.
tenía tan mala suerte que casi todos los días salía en el ;
La
noche de los combates cuando yo fui herido, por cosas
sermón, que le llamábamos nosotros a la relación de .;
de estas o parecidas, fusilaron a un sargento del batallón
arrestados, y era muy buen chico, pero cosas de la vida, ]
nuestro.
El primer golpe que nos asestó la guerra, y me
agotó las diez pesetas y a la tarde leen: "Sr. Cerrajería 1
decía
una
y mil veces, a ver si me veo en algún lío, que aún
Hierro, causa baja en la academia por haber agotado la
no siendo mío, me puede costar algo fe •>
garantía".
Por fin llega un coronel, el comité de Estado Mayor y
el
capitán
que me recibió.
Otro caso: Un alumno sale de madrugada, una i
Sentado el coronel y la carpeta en la mesa, no hacía
necesidad menor, lo hace en el campo de instrucción, lo ve 1
nada más que leer folios.y más leer y de vez en cuando me
el oficial de guardia, la toma el número y aquella tarde eii|
miraba por encima de las gafas. Me ponía los nervios de
la orden: "Sr. Fulano, causa baja en la academia por faltasí
punta,
más que los tenía ya, y venga leer y mirarme, yo ya
de comportamiento grave".
no aguantaba más. Y por fin se dirige a mí el coronel:
"¿Entonces usted es fulano de tal y tal?" -"Pues sí mi
Se podrían llenar cuartillas y cuartillas. Como no
coronel"- "Su familia en Almería, ¿esto a que es debido?" hay mal ni bien que cien años dure, termina el curso y la
"Pues porque a mí me cogió la guerra en Zamora, donde
entrega de despachos. El día más feliz de mi vida. Vaya con:
trabajaba, allí me incorporé, salí para Asturias, después
Dios la academia.
aquí, después al hospital y aquí estoy de nuevo"- "¿A qué
rama política pertenecen su familia y usted?"- "A ninguna""¿Qué aficiones son las suyas, qué deportes, hobbies,
etc.?". Así me preguntó muchas cosas más, y yo ya estaba
178
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que parecía que las tripas las tenia rodeadas al cuello y me
asfixiaban, y no se iba la idea de que yo iba al paredón.
Por fin dice: "Sargento, ha sido usted-entre otros
seleccionado para servicios especiales, est quiere decir que
de llegar a ello, a usted le daría una misión a cumplir en
zona enemiga. Para esto tendrían ustedes que recibir una
especie de cursillos, pues es necesario sobre todo para el
manejo de aparatos, con emisoras en miniatura para
transmitir y recibir, aparte • las claves para las
transmisiones".
Cuando yo ya vi por donde iban los tiros, parece que
respiré y le dije: "Mi coronel, ¿y si la misión no se puede
cumplir?"- "Pues en ese caso, tendría usted que justificarse
en su día ante el mando"- "Mi coronel, he de decirle que
agradezco al mando haber sido elegido para esta misión y
que cabe duda de que a quien la realiza le honra en
extremo, pero por mi parte debo decirle que para cumplir
esta misión hay que tener una gran dosis de disciplina,
una gran preparación cultural, una gran astucia, mucha
decisión y mucha sangre fría, para emplearse en estas
situaciones, es decir, una destreza de la que yo carezco.
Quizás mis servicios pudieran ser útiles a mi patria en
cualquier otro campo, pero para esos, mi coronel, no me
encuentro capacitado"- "Pues nada sargento, esto es cosa
más bien voluntaria y si usted no se encuentra en
condiciones para ello, que además ha de ser vocacional,
pues regiese usted a su puesto, donde le deseo toda la
suerte del mundo". Se levantó, me dio la mano y vaya
usted con Dios. También yo le deseé mucha suerte y me
despedí y nos despedimos muy afectuosamente.
Pero no paró ahí la cosa, cuando llegué a la
posición, al verme llegar, se reían.
Yo no bronqueé al capitán, porque lo era, pero si
hubiese sido al contrario, se la carga. No obstante le dije:
"Mi capitán, ya me podía usted haber dicho por lo menos
de qué se trataba, porque el día que me han dado entre
todos para mí queda".
;
179
Y volviendo a que alguien paga culpas de otros diré
que a mí me ocurrió que tuve que pedir un certificado de
penales para asuntos de documentación, al centro de
rebeldes y penales de Madrid, y me dicen que tengo una
nota de rebeldía de la audiencia de Huelva de fecha tal.
Fuimos allá y resultó que el tal de nota, se llamaba
como yo pero que no era yo, como se pudo comprobar.
Pero hasta que comprobamos, pues me dio en qué.
pensar. Cosas de esta vida que es muy complicada.
'
181
LA MOCEDAD.
Sí, los años mozos. Esa edad taxi maravillosa que es
desde la pubertad hasta la madurez.
A esa edad ya hay que elegir a los amigos, a la
pandilla. Y he de decir que a esas alturas ya empecé a
hacerme exigente con mis padres para que me fuesen
dando un poco de respiro, pues yo ya tenía la necesidad de
convivir con chicos y con chicas, todo hay que decirlo, y
que además es una necesidad. Y asi fue, a partir de
entonces ya podía salir algo por las noches y los días
festivos también por las tardes, pues por las mañanas
siempre había algo urgente que hacer, pero en fin, por algo
se empieza.
Digo que por aquellas fechas y por nuestras tierras,
la holganza de la juventud tenía pocas alternativas. Otra
cosa de aquellos tiempos era que en cualquier conjunción
de personas se distinguían tres clases sociales, cuya
costumbre gracias a Dios desaparecida. Ninguna de las
personas de cada clase se mezclaba con la otra en la
diversión sobre todo. Diré que yo pertenecía a la clase del
centro, la más numerosa, la más ordenada, la más
organizada, sabíamos divertirnos y teníamos medios pero
siempre sin mezclarnos.
Ya se apuntaba la necesidad de irse adaptando a la
modernidad y a alguien se le ocurre montar un salón de
baile a lo moderno, decía la gente. Pero había que pagar la
entrada, que esto era lo de menos, lo peor fue que allí nos
mezclábamos todos y como el racismo estaba todavía a flor
de piel, pues acabó por desaparecer. Y volvamos a las
nuestras parcelas, a eso de que cada oveja con su pareja. Y
a los de mi clase nos vino esto tan bien, que al volver a lo
nuestro nos sentíamos mejor. Que por qué, pues porque
aquí estaba nuestro ojito derecho, nuestra preferida o
preferido, nuestra pretendienta o pretendiente, incluso
nuestra futura novia o novio, hasta nuestra futura esposa
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como me pasó a mí. A propósito de esto diré que mi
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noviaje, cuando se fraguó, me costó el soponcio más
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grande de mi vida, pues entonces para cortejar, pelar la
pava o tener novia, había que contar con el padre de la
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chica y obtener su permiso, y me dije, aquí no hay más
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remedio que coger el toro por los cuernos y adelante, pues
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el objetivo a alcanzar lo merece.
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El discurso que preparé fue de tener en cuenta y
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había que esmerarse.
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Lo de la entrevista con el jefe, lo omitiré porque eso
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ya no se lleva, pero que pasado este trance llegó el
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cuantas cosas y me decía, tierra trágame. Cuando me HO B<Ü- Hü C l í
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senté, lo primero qut dije a la causante de aquella .: H
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tragedia, fue que todo lo que me estaba haciendo pasar me :h
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las ib~á~a pagar pero bien caro. Pero en fin, todo estaba 1 P 10 p, (D
bien, pues se trataba nada más ni nada menos que de E o T Í ce
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conseguir a la persona que iba a ser la esposa de toda una !¡B
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vida, la reina de nuestro hogar y la madre de la hija más
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hermosa y más guapa del universo, por su esmerada |f¿- cora
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educación, por su correcta personalidad y por su esmerado ,- Cd p,
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comportamiento, todas estas virtudes han sido y son '•P
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envidiadas por infinidad de personas de todas las clases
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sociales. Y ahí está, ojalá lo esté por muchos años y diré ; .'•)••• c o ~U
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más, que todas estas tragedias y esfuerzos bien han ! » ^ C > 3
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merecido la pena.
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183
INFLUENCIA DE LAS FAMILIAS EN MI VIDA.
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La relación familiar en casa entre mis hermanos y
yo, era inusual dada la diferencia de edad y por otra parte
el acoso para todos de tantas y tantas cosas a donde
acudir a un tiempo.
Cuando yo salí de casa para situarme por otros
sitios, el hermano que me sigue sólo tenía cinco años, tres,
dos y uno aproximadamente. Esto de cinco que éramos,
más otro que murió a poco de nacer.
O sea, que el diálogo entre los hermanos no existia,
ellos más bien veían en mí a un segundo padre, por mi
edad y porque el que los manejaba y el que de vez en
cuando les daba algún que otro azotillo en el culete era yo.
Siempre me sentía superior y más cuando veían que yo
desde fuera ayudaba a la casa más que mi padre desde
dentro.
Como digo, la vida familiar era tan escasa y vino a
colmara el vaso el hecho de que cuando se fueron haciendo
mayores y situándose, uno lo hizo por Málaga, otro por el
pueblo, dos por Barcelona y yo por Murcia. Así hemos
estado siempre desparramados y con contacto escaso.
Cuando falleció mi padre, que fue demasiado pronto, mi
madre unas veces con uno y otras veces con otro, y por
último murió en casa de una hermana en Barcelona, a
edad avanzada.
Aunque parezca paradójico no ocurría igual con la
familia de mi esposa, pues aparte de lo dicho con la
dispersión de mi familia, y que la casa de mi esposa era la
de sus padres, y que he de decir que yo los quería y
respetaba tanto como a los míos propios y que no
encuentro palabras para alabarlos, pues no solo eran los
padres de mi esposa, sino los míos también, porque no
decirlo, y los de nuestra hija.
Bueno dejemos a los abuelos, ya mayores y vayamos
con la tita Isabel, la menor de siete hermanos y ahora la
184
11-
jefa de la casa. La que manda en todos, la que nos atendía
cuando íbamos y la que se llevaba a nuestra hija con ella
varias temporadas y que la atendía mejor que nosotros,
cuan agradecidos le estábamos. Y tanto la apreciamos que |
hoy, después de tanto tiempo, tiene que pasarse las !
vacaciones todos los veranos con nosotros en la playa, !
claro, siempre que alguna fuerza mayor no lo impida. No
solo nos honra ella con su amistad sino toda la familia ;
Pelayo, a la que como digo quierb y adoro, de la que formo |
parte aunque de forma colateral.
¡
Y si tanto es así con nuestra querida Isabel, no •
digamos de nuestra queridísima Virtudes, flor y nata de la
,belleza personificada, que bien se puede decir que flota
sobre las olas de la gran familia. Y tan es así Virtuditas,
que estás en posesiva de las más hermosas virtudes que se
pueden dar y pueden adornar a una persona como son, no
sólo las físicas, de las que ya hemos hablado, sino de
tantas y tantas que afectan a tu educación, a tu
humanidad, a tu espiritualidad y a tantas otras que llevas ;
a flor de piel y que tanto te adornan como la bondad, la
honradez, la moralidad y muchas más que te convierten en
una verdadera prenda de mujer. Que buen ojo tuvo tu
esposo cuando te eligió, que ya puede considerarse el
hombre más feliz del mundo, porque se ha llevado a la
mujer más guapa del mundo.
:
Y no digamos de esta otra prenda como nuestra ¡
Celita, la chica mona de la familia. Esa criatura divina que :
ha sido agraciada con el don de la juventud, y yo le digo
que cada vez que la veo la encuentro más joven. En ella '•
esa personificada simpatía y la gracia, es el prototipo de la
finura, de la delicadeza y del buen gusto.
Bueno y para terminar, pues eso de que Dios ]
bendiga a las guapas y a las feas, pues si le parece bien, j
que las parta un... y que perdonen.
185
EL DESCANSO DEL SOLDADO.
Terminada la guerra en el norte, el mando crea unos
centros llamados descanso del soldado. Creó uno en Bilbao
para los del norte y otro en Sevilla para los del sur.
A estos centros se mandaban a los soldados que por
alguna causa no lo pudiesen hacer a su casa, este era el
caso mío.
Al poco de estar en Fuenteovejuna yo veía que se
daba permiso a muchos y que a mí no llegaba nunca, y le
dije a mi capitán, que porqué a mí no me tocaba nunca, el
capitán me dijo que como yo no tenía familia: allí que para
qué me iba a ir. Yo me sublevé y le dije: "Yo soy tan digno
como cualquier otro español a ocupar un puesto de peligro
en defensa de mi patria en cualquier momento y en
cualquier sitio como ya lo he hecho. He derramado mi
sangre en defensa de mi patria tal y como lo juré al besarla
el día de la jura. No le he entregado mi vida porque, aún no
me la ha pedido, cuando la necesite, aquí estoy.' No
necesito testigos, porque los dos, usted y yo hemos caído
heridos juntos, y trabajamos juntos, luchamos:juntos en
defensa de nuestra patria como dignos hijos• de ella".
Cuando terminé el capitán sonriendo me dijo:.."Bueno, no
me eche usted la bronca, todo se arreglará".
-.<..,-;.•
Así las cosas ascendí a sargento y rae dijo.'*" Ahora
no podrá usted ir, pues le tenía preparado que fuese usted
al descanso del soldado pero de sargento esto no puede
ser". Otra vez me sublevo y de digo: "Cuando me
propusieron ustedes para servicios secretos, ya sabíamos
que para estos servicios habrá veces que tendremos que
quitarnos las estrellas y los galones y ponerse lo que haga
falta y si ahora hay que ir al descanso del soldado de
paisano pues vamos de paisano y de soldado raso porque
en la guerra hay que hacer de todo, y usted no manda en
Bilbao ni en Sevilla, pero aquí sí". Así fue, ni sorteo ni
186
nada, fui al descanso del soldado donde me pasé 25 días
sin los viajes.
Este centro estaba instalado en el palacio Mudejar
de la exposición de Sevilla. Aquello era una maravilla, sólo
había un señor mutilado que era el encargado de todo y
sólo teníamos la obligación de pasar lista a las nueve de la
mañana y lo hacíamos hasta desde la cama. Las comidas y
el servicio al último grito, atendidos por chicas de la flor y
nata de grandeza y una orquesta que amenizaba las
comidas y por las noches baile hasta las tantas de la
madrugada.
Vestíamos mono y en los cuellos, la DS (descanso
del soldado), con estos emblemas ya lo teníamos pagado
todo, el tranvía, los autobuses, el cine, el teatro, etc. y
muchos bares y restaurantes avisaban y decían que a tal
hora podíamos pasar a tomar un aperitivo tantos soldados,
uno lo hacía un día y otros otro día.
Yo tenía dos familias de mi pueblo en Camas y por
las tardes me iba con ellos, pero el baile de las noches no
me lo perdía. Diré que a los bailes no solo iban las que
trabajaban allí, pues a esa hora venían muchas más
quizás unas para agradar a los chicos y otras par?
agradarse ellas.
Pero llegó la hora, lo bueno acaba pronto y poco¡
días antes de terminar, las chicas venían por las mesas ei
la comida, diciendo: "Tenéis que ir eligiendo, pues cad:
una de nosotras seremos la madrina de uno". Nos ofrecíaj
sus direcciones, y dicho sea de paso yo llegué a escribirle
pues no quería que me sucediese lo de la madrina d
Málaga, que iba con ella en plan de pobrecito, y estas era:
de muy alta alcurnia.
Y que más decir si no la pena de que la guerra si e
que esto es guerra, no durase por lo menos cien años. Y r
exagero, pues la guerra de los cien años ahí está, y la c
los ochocientos que duró la de la Reconquista.
187
frente
'
que Dií,
•
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189
LOS MAYORES TRAUMAS.
Dice la academia de la lengua, que trauma es el
golpe emocional que causa una emoción duradera y
negativa en el individuo.
Yo, por ejemplo, he tenido ocasión de haber
soportado apuros tremendos tanto en la paz como en la
guerra. Hoy nos tienen en vilo tantos casos, los accidentes
de coche en primer término, los secuestros, los atracos,
etc. Abundan tanto estos accidentes que nos tienen en vilo
a la población.
De todos es sabido los accidentes de coche que tanto
están costando a la humanidad. Dicho esto veamos lo mío,
que es una realidad.
Sobre las cuatro de la madrugada, una llamada de
teléfono, esto fue en casa de los hijos donde a la sazón
vivíamos con ellos. Preguntaron: "¿Es ahí la casa de
fulanito?"- "Sí, soy su padre"- "No se alarme usted, no es
casi nada, pero es que su hijo ha tenido un accidente de
coche y estamos atendiéndole en el centro de urgencias
de... pero no se alarme que es poco".
Mensajes como este se dan en casi todo el mundo y
eso de decir no es casi nada, cuidado que puede que el
sujeto esté muerto, como tantas veces será.
Todos descompuestos, pero por fin salen mi hija y
su marido, que nó sé ni como podía conducir. Pero había
que llegar, y llegaron y vieron que en realidad la cosa fue
leve, pero hasta que esto se ve, cuesta lo suyo.
Cuando llegaron a casa yo creía que no me iba a dar
tiempo pues mi esposa y yo, muy ancianos, no
esperábamos verlos. Pero en fin, todo quedó en susto y
algo más que susto.
El hecho de encontrarlo con vida, que no lo
esperábamos, nos dio un poco de ánimos y nos fuimos
recuperando. Y ahora a procurar no referir nada de lo
190
ocurrido, como si no hubiese pasado nada, para rj
alarmar más e ir tranquilizándose.
Golpes como su hijo está herido de accidente cj
coche, cuidado. Esto puede ocasionar serios disgustos!
complicaciones.
O cuando nos dijo el médico a mi yerno y a mí, c(
motivo de la enfermedad de mi hija, que tenía que decirni
que se podía morir en dos segundos.
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Si el golpe del hijo fue duro, qué decir del de :
madre. Nadie sabía lo que es capaz de aguantar el cuen
humano.
Estos hechos ni se pueden prevenir ni atajar, sólo
puede pedir al Todopoderoso, que esto no nos vuelva
ocurrir ni a nosotros ni a nadie más. Ojalá que así sea.
Y DESCARRILÓ EL TREN.
Situados en Getafe en espera de la apertura de la
academia, dónde yo tenía que ingresar, llama desde
Almería mi cuñada Encarna, hermana de mi esposa y dice:
"Mañana a las 10 de la noche, esperarme en la estación de
Atocha". Fui yo solo, pues a esa hora no había autobuses
para el regreso y no era cosa de ir todos. Llegó, los saludos
y maleta en ristra, a la estación de Delicias a coger un tren
de cercanías para ir a Getafe. Una vez en marcha, pues a
la charla entre los viajeros, todos de los pueblos de
cercanías y mercaderes que todos los días iban y venían
con sus mercancías a Madrid. El tren era un modelo de
primeros de siglo, sin pasillo, departamentos aislados, que
el revisor tenía que ir por estribos del exterior de uno en
otro para picar los billetes. El alumbrado, farolillos de
aceite y mecha como los candiles de antes.
Y ocurre al poco de salir, y en desvío de vías la
máquina entre las vías, hinca el morro, levanta el trasero y
el primer vagón de mercancías se empotra atravesado
debajo de la máquina, y los demás vagones, unos
atravesados, otros tumbados, etc. Los de mercancías eran
cinco, los de viajeros dos, que por suerte estos no se
salieron de la vía ni una rueda de ninguno de los dos, que
eso fue lo que nos valió. Al encontronazo y a los vaivenes
de atrás y adelante, unos caímos encima de los de enfrente
y luego ellos encima de nosotros. Yo caí encima de una
señora y luego ella encima de mí. Un teniente que venía a
mi lado, cayó encima de una cesta grande de transportar
mercancías pero ahora vacía, y se arañó la cara y las
manos que daba miedo verlo, pero de grave nada.
Es más, después del susto me dijo que le hubiera
gustado ir a mi lado, yo me fui de ligero y creía que lo decía
porque a mi lado estaba mi cuñada, y creía que lo dina por
ir a su lado, pero no, lo decía porque si hubiese estado en
192
193
mi sitio, hubiese caído encima de la señora y no encima de
la cesta de los huevos.
Digo que cuando el teniente dijo aquello, que yo
creía que lo decía por mi cuñada y que mi fui de ligero al
interpretar, pues tenía mis motivos, porque mi cuñada,
además de guapísima, tenía 18 años, pero no, me
equivoqué.
Terminado el susto, rasguños por aquí, porrazos por
allá, moretones, etc. pero nada grave a nadie, aunque he
de decir que la marcha del tren no era marcha de tren,
pero por este motivo, no nos explicamos como se pudo
destrozar lo que se destrozó.
Pasado todo, para nosotros, emprendimos la marcha
a campo través, maleta a cuestas y contando por el camino
de lo ocurrido.
Cuando llegamos a casa, no dijimos nada, pues no
había necesidad de alarmar, pero a la mañana siguiente
cuando lo dijimos, no lo creían, decían que lo hacíamos
para bromear.
•' ' iPéro'.las bromas fueron al cuartel, cuando nos
juntamos en el botiquín a curarnos el teniente y yo, él a
sus rasguños y yo a unos golpes en un brazo pero que no
fue naddv'''-;.
Debo decir que fue más el susto de ver los vagones
destrozados, que lo que nos ocurrió a nosotros.
Ahora yo me decía que lo que me había pasado, no
era grave; que'seguramente era para que tener una
experiencia más de tantas que llevaba.
Lo que supone esto, se puede decir que nada,
comparado con aquello de su hijo está aquí con un
accidente de coche. O aquella otra de su hija se puede
morir en dos segundos.
En fin, el mundo es así y así hay que aceptarlo.
EL GRAN SUSTO.
Sí, y bien grande. Pues veamos como quedaría una
persona cuando le dijeran que su hija se puede morir en
dos segundos.
En nuestro matrimonio sólo tuvimos una hija. Todo
parecía ilusiones, proyectos y metas a alcanzar.
Parecía que sólo vivíamos para ella y así era,
educada dentro de las más estrictas reglas de la más
esmerada educación, y viendo que todo lo asimilaba, nos
llenaba de felicidad, si es que la felicidad existe.
Terminados sus estudios a los 19 años, se coloca a
trabajar en una empresa privada, desde donde prepara
oposiciones, obtiene plaza de profesora de magisterio.
Durante la niñez era un cromo de niña y en la
adolescencia era el prototipo de ética moral más perfecto,
aplaudida y envidiada por todo su entorno social. Y así
sigue, gracias a Dios.
;:•.-/•(
Todos tan satisfechos porque se ibanr cumpliendo
nuestros deseos y nuestras metas.
;• :,-.-.•.
Al poco tiempo de ella en lo suyo y nosotros en lo
nuestro, y porque la edad y la vida así lo llevan, llega el
noviazgo, con la particularidad de que el novio era de otra
provincia y que nosotros lo tomamos como que podría que
no cuajara, pero cuajó.
Transcurrido un tiempo de relaciones, disponen
casarse, cosa que a nosotros nos parecía que eso no iba a
llegar, pero llegó.
Disponen la boda y antes el futuro marido dice que
ella tiene que dejar el trabajo porque él tiene que atender a
sus negocios y ella a la casa. Bueno, pues aceptado,
solicita la excedencia y deja el trabajo.
_Y_Uegó _el día deja boda,, si fuerte fue el cimbronazo-—
de la aparición del novio, más lo fue cuando después de
todos los abatares de ese día, mi hija nos dio el abrazo de
despedida. Y al coger el coche y doblar la esquina, le dije a
194
mi esposa: "Nena, esta hija nos ha arreglado para mientras
vivamos".
Y más con la de que cuando regresara no vendrían a
casa sino al pueblo donde viviría, en otra provincia.
A partir de aquí, todo distinto, eso de no tener a
nuestra hija a nuestro lado, no cabía en nuestras mentes,
pero en fin, a hacer de tripas corazón y adelante.
Y llega la hora de la verdad, después de la boda, el
nieto. Se vienen a dar a luz a una clínica al lado de casa,
que nos favoreció, dicho sea de paso. Parece ser que el
parto no venía bien y tuvieron que intervenir con la
cesárea.
Ella ya en nuestra casa, pasaban los días y no se
recuperaba hasta que se le presentó algo extraño y el
médico nos dije. "Tengo que deciros, por si ocurriera algo,
no fueseis a creer que no sé por donde ando, que esta
mujer se puede morir en dos segundos".
El tratamiento a aplicar era tal que tenía que estar
atendida constantemente, así se hace ahora en las UCI,
que antes no existían. Después de muchos cuidados y
disgustos parece que la cosa iba remitiendo.
El asunto era grave, una flebitis en el costado que si
se le llega a ir para el corazón, pulmón o cerebro, hubiese
ocurrido lo que anticipó el médico.
No he encontrado palabras para dar gracias a Dios
porque se salvó, pero lo que pasamos para nosotros se
queda.
Pero yo no me conformaba con la situación de la
hija, tantos trabajos y desvelos y ahora tirarlo todo por la
borda y les dije a los hijos, que podía Sagrario pedir el
reingreso y si le daban algo que no les interesara, pues que
volviese a pedir la excedencia, a su marido no le pareció de
momento pero se hizo.
Y con tanta suerte que le dieron destino en su
pueblo, donde al poco de incorporarse era jefa de estudios
de un centro de enseñanza primaria de cierta importancia.
195
Y allí sigue, su marido con sus negocios y ella con
su destino, y encantado.
Quien nos iba a decir a nosotros que nos íbamos a
quedar sin nuestra hija o por lo menos alejada de nosotros,
de nuestro lado.
Y quien nos iba a decir que íbamos a perder nuestro
hogar y nuestra casa, a cuyas metas tanto nos costó llegar.
Hoy, y porque las circunstancias así lo exigen\ nos
encontramos viviendo yo, porque mi esposa ya falleció, en
casa de los hijos.
Muchas gracias hemos dado y sigo dando por
habernos acogido en el seno de su hogair. donde tantas
atenciones y cuidados hemos recibido y ji^sigo recibiendo.
Que Dios les colme de tantos benc$icid<s gomo ellos
nos han proporcionado a nosotros. Ojalá que así^ea.
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bnde nosotros,el poco tiempo, vinimos
a vivir con ellos
Cuando mi hijs ne 08só,vino a residir en esta
residencia,propiedad de ellos, en FINEb (ALMERÍA)
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197
VIDA SOCIAL.
De nuestra forma de vida, primero como soltero y
después como casado, y dadas las circunstancias en que
nos desenvolvíamos, siempre de un lado para otro, sin
domicilio fijo, nuestro círculo social era muy reducido, no
podía ser de otra forma.
Nuestro comportamiento en sociedad, muy bien
cuidado, procurando estar siempre dentro de las más
estrictas reglas de la ética moral. Y siempre teniendo
presente aquellas palabras de mi madre cuando salí de
casa la primera vez. Elige bien tus amistades, huye de los
vicios y antes de gastar un céntimo en algo inútil,
piénsatelo dos veces, y aprendí bien la lección.
Ya fuera de casa, siempre al lado de mis
compañeros y de mis jefes, claro que yo a su lado era un
niño o poco más y siempre obediente y sumiso, como tenía
que ser, pues si no era así todo iría al traste. Hasta los
fines de semana y fiestas, siempre a las órdenes de ellos y
ellos siempre sobre mí, cumpliendo con lo prometido a mi
padre.
Mi mayor preocupación a estas alturas, era ganarme
el aprecio de mis jefes y su confianza, pues mi creencia era
que de ello dependía mi futuro, y así fue. Nada de lo que
hicimos por mí, mi familia y yo nos pesó.
Así era mi vida social hasta que entré en el
matrimonio, poco más o menos.
Ya en esta situación y después de la academia que
fui destinado a Murcia, allí formamos casa, y he de decir
que con suerte, pues fue en el barrio más bonito de la
ciudad y en un piso estupendo y de nuestra propiedad.
Y allí empezó una nueva forma de vida para
nosotros, acostumbrados a lo que estábamos, y que ya
estaba bien y creo que lo habíamos merecido.
Nos relacionábamos con nuestras amistades más
cercanas de una forma muy correcta, cometida, decente,
discreta, sin intimar demasiado para ir tirando v quedar
bien.
No obstante intimamos bastante con una familia de
un compañero de profesión, hasta el punto de que todavía
sus hijos nos siguen llamando a mi esposa y a mí, la
mamá María y el papá Pepe (desgraciadamente la mamá
María, ya desapareció) y que el hijo menor de ellos, que ya
vino al mundo sin esperarlo, nosotros fuimos sus padrinos
de pila. Y se da la circunstancia de que aquél niño tardío y
sin esperarlo hoy está para ascender a coronel de artillería,
además de poseer la carrera de Estado Mayor, lo que son
las cosas de la vida.
También intimamos mucho con otra familia, esta no
era de compañero de profesión, cuya hija coetánea de la
mía, ahora a ¿ u más de cincuenta años, aún nos sigue
llamando papá y mamá a nosotros.
Cuando yo andaba por los cuarenta años de edad y
estaba en el regimiento de Murcia, fui destinado al
gobierno militar y allí hice muy buenas amistades con los
compañeros y fue cuando formé parte de una peña de
amigos domingueros y que los tales domingos nos
dábamos paseos y algunas cervecitas, pero siempre dentro
de las más estrictas reglas del ordenamiento porque a las
dos horas, que era la hora de la comida, a casa. Y que en
cuyas formas de comportamiento todos coincidíamos, lo
que hizo que nuestra amistad fuese más firme y duradera,
esto parece algo anormal, pero era así. Claro que alguien
podría decir que éramos tontos, pero la vida es así y tiene
que-haber de todo.
Y ahora a unos por unas circunstancias y a otros
porque les llegó la hora, todo desapareció, pero que a
nosotros nos ha quedado un agradabilísimo recuerdo.
Aparte de todo lo dicho y mermada nuestra
actividad de amistades y esparcimiento, y dada nuestra
edad, ya mayores, sin preocupaciones ni trabajos y
pensando que ya merecíamos un descanso, dispusimos de
hacernos con un piso en la pla3;a del Mar Menor, en
Murcia.
Allí nos pasamos los veranos desde hace muchos
años, tantos que aún seguimos, y lo hacemos porque nos
gusta y nos va bien.
Así ha transcurrido nuestra vida, sin grandes
altibajos y siempre con la mira puesta en el bien hacer y en
el buen hacer, y teniendo presente que no basta ser bueno,
hay que parecerlo y que no basta parecer bueno, hay que
serlo.
Siempre he tenido presente que inexorablemente
seremos juzgados por nuestro comportamiento, porque la
historia no perdona.
Mi meta en este campo, ha sido siempre que ni
ahora ni después nadie tenga que acordarse de mi para
censurarme y menos para maldecirme. Claro que esto hay
que ganárselo.
Yo lo he intentado siempre, no sé hasta que punto lo
habré conseguido, por lo menos lo he intentado.
Después de terminado este episodio de mi vida
social, recibo la buena noticia del ascenso de mi querido
ahijado.
"Tú, José Manuel, el último de la familia en el árbol
genealógico, y recibido con palmas y olivos, ya viniste
dotado del don de la sabiduría y de la inteligencia.
Teniente Coronel de Artillería, diplomado de Estado
Mayor, profesor de Escuelas Militares de Estudios
Superiores. ¿Y porqué no?, futuro General del Ejército
Español, ¿qué más quieres?".
Yo sí, que seas muy feliz y que la suerte te
acompañe todos los días de tu vida.
'
/
'
•
I
201
VIDA CONYUGAL.
No vengo a decir aquí que nuestro matrimonio haya
sido un camino de rosas y flores. No, nada de rosas y
flores. Nada de Romeos y Julietas. Pero nada también de
tragedias.
Suele comentar el vulgo que una buena formación y
una buena educación son la base de una buena
convivencia conyugal, pero la práctica nos ha dicho que
esto no ha sido así.
De sobra es sabido que una parte de la sociedad
resuelve sus problemas conyugales con castigos brutales y
hasta con el asesinato.
Otra parte de la sociedad los resuelve diciendo a los
cuatro vientos que no pueden convivir porque el amor ha
terminado. Se buscan, él a otra mujer y ella a otro hombre,
y a vivir. Hasta la próxima.
Vemos que este sistema lo suelen adoptar las clases
más elevadas. Ahí tenemos a Jefes de Estado, Principes y
Princesas, Catedráticos, Multimillonarios y muchos más.
El sistema adoptado no ha dado resultado.
¿ Y si empleáramos este sistema?
En primer lugar conocernos así mismos. ¿Qué soy
yo?, ¿Para qué valgo?, ¿Qué hago?. Y para el cónyuge
hacer otro tanto.
Primero conocernos, valorarnos, comprendernos, y
respetarnos mutuamente.
Por otra parte nada de machismo por parte del
hombre y nada de pantalones por parte de la mujer. Todas
las cuestiones que se puedan presentar a resolverlas con ei
diálogo y con buena voluntad. Y dejémonos de
imposiciones. Si esto se hace asi y existe lo más
importante, que es el amor, todo tiene solución intentando
no emplear la violencia, que no resuelve nada.
202
Tengamos presente algunos principios más si
queremos y hemos de convivir en paz.
No esperemos que el marido lleve una aureola de
santo ni que la esposa lleve alas de ángel, cada uno como
es y siempre con vistas a la perfección.
En pretender actuar con cariño en el ánimo y buen
humor. En saber perdonar y olvidar. En proporcionarse un
clima de paz. En que ambos puedan cultivar sus
cualidades. En reservarse un rincón para el espíritu y
buscar en común lo bello y lo bueno. En no sólo casarse
con el cónyuge apropiado, sihó ser el cónyuge apropiado.
No diré que nosotros hemos observado estas
cualidades •=>! cien por cien, pero sí hemos observado
fórmulas para acercarnos más a lo bueno que a lo malo.
Quien mejor para dar fe: de lo dicho que mi hija que
vivió con nosotros hasta los 27 años y que a pesar de las
diferencias que pudieran surgir, siempre las resolvimos de
tal forma que ella no vio nunca en nosotros ni violencia ni
malos tratos y menos, tragedias graves.
Si hacemos uso de estos ingredientes de los que
hablo, si nos comprendemos y nos valoramos y nos
respetamos, si tenemos una gran voluntad además de
cariño y amor, tengamos presente que conseguiremos
nuestro propósito.
De lo que hemos conseguido nosotros, no;
felicitamos. Gracias a Dios.
203
VUELTA A AMÉRICA.
En los momentos más acongojados, más tristes y
más doloridos de mi vida durante mi estancia en la guerra,
sin comunicación alguna ni con la familia, ni con la novia,
ni con los amigos y cuando llevaba en esta situación más
de un año, un día agotado y decaído hasta más no poder, y
siempre con la imagen de mi madre en la mente, me viene
esta gran idea, "América". Sí, en la que mi padre
consumió los mejores diez años de su vida, y todo a cambio
de nada. Pero el caso es otro.
Un tío mío, hermano de mi madre, y que emigró a
aquellas tierras cuando tanta emigración, resultó que mi
padre regresó, pero mi tío no. A mi padre no le fue bien la
América, pero a él sí, y con el que siempre estuvimos en
contacto, incluso yo lo sigo teniendo con sus hijos, o mis
primos y que he tenido la gran suerte de que hayan venido
a visitamos desde Rosario (Argentina).
Y que aquella idea me decía, si yo pudiese recordar
la dirección de mi tío, Antonio Díaz Guevara se llamaba, le
escribiría y si tenía suerte de acertar, pues él podía
ponerse en contacto con mis padres y por lo menos
informarles de que por lo menos estaba vivo.
Tuve suerte, la carta llegó y según me comentó en
otra, al leerla quedó atónito, no lo podía creer.
Inmediatamente puso manos a la obra y le escribió a mis
padres, sobre todo a mi madre y le dijo: "He tenido carta de
tu hijo Pepe, está bien, pero está en el Ejército Nacional, o
sea, en el de Franco, es Suboficial, me escribe desde el
frente de Madrid y está muy apenado por no tener
comunicación con vosotros."
Ella le contesta de inmediato y le dice, quizás con
los nervios deshechos, informa a su hermano, mi tío, de
que no, que su hijo Pepe no está en la guerra, está en una
empresa en la que trabaja en Zamora, que el que está en la
guerra es su hijo Emilio y que se encuentra en el frente de
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204
Teruel, por supuesto en el ejército de la República o rojo. Y
tan frente a frente que en unas operaciones en el frente de
Peñarroya (Córdoba), ellos atacan las posiciones donde
estaba yo, y cuando comentábamos esto ya en casa una
vez terminada la guerra, todo lo echábamos a risa, gracias
a Dios.
Retomemos el asunto. Cuando un día en el frente
llega el cartero con la correspondencia y me da una carta,
al ver que venía de Argentina, casi me desmayo. Me parecía
mentira y quizás uno de los hechos más trascendentales
míos que ya han sido muchos. En ella mi tío decía: "He
recibido carta de tu madre y en ella una nota para que la
hiciera llegar." Pero que no llegó y seguramente cosas de la
censura, pero que después pude saber lo que me decía,
gracias a la previsión de mi madre de guardar una copia, y
qu« decía: "Querido hijo Pepe, nunca hubiera imaginado
cuando te despedí para irte a Zamora, que las cosas iban a
llegar a donde han llegado. Tener dos hijos en la guerra y
el uno frente al otro, es muy duro para una madre. No sé
cuantas cosas te diría, pero por ahora basta con saber que
estáis vivos. No me queda nada más que pedir a Dios que
pronto todos nos reunamos en casa sanos y salvos."
Y que después de tantas tragedias así fue. Este fue
el resultado de aquella idea, en aquel día de tantas
tribulaciones y tanto acierto al acordarme de mi tío en
América, aquella América que tan poco dio a mi padre y
tanto que me ha dado a mí.
VAYA VIAJE
Si,porque fue un poco complicado dada la
concurrencia de ciertos cassos y cosas
todos desagradables.
Basaban ya seis o siete dias de acabada
la guerra y yo buscando la forma de sai
lir aira casa y hacerme presente ante la
familia. Por fin el dia X salgo pera Madrid, desde Valmojado,y a primera vista r
que los trenes de Cartagena aun no salian y aquí empieza el calvario.
Y qué hago?. - En Madrid,la autoridad m
militar ordena que todos los componentes
del ejercito rojo ya deshecho,se vayan
como puedan a sus casas, Miles y miles
colapsaban Madrid y sobretodo lss esta
ciones del F. C.
En este barullo se me acerca un soldado
que ya no lo era,y me dice: Sargento com--premé V. estos guantes' que lo necesito para comprarme un bocadillo. Por humanidad
mes oue por rifída lo hice. Pero llega ot^o»
y De dice: Sargento comfemé esta estilográfica y dijo igual que el-otro.Tambien.r
lo hice. Y le pregunto: esperas el tren.,
a donde vas? y me dice a Serón)de Almería,
Ese de los guantes es también de Serón,y
le digo: llámalo y al- decir" Faustino ven--,
me dio• ÍITJÍ vue£o la sangre. Le pregunto,tu
eres elcue hizo la mili conmigo en Malaga
cue ndo -eramos reclutas? Dice- sí,pero no
he querido decirle nada pero le habia 'conocido. Recordamos aquellos tiempos de buestra estancia en Malaga y tan contentos.
Habia otro mas de T5jola,-de Lucucar y
gtnos mas. Y que pasó?., pues que hice
dil.la. con ellos.
Yo ]iabia preparado una buena mochila con
comida para el viaje y el aro,terminado el
í
de viajeros viejísimos y nos disponemos a <•
día había que cenar. Nos acomodemos en un si4? | entrar en ellos pero estaban cerrados a cal
tío,tiro de machila y a cenar,'claro,que menosj y canto. A todo esto se presenta une patruSeis chorizos, uña docena de huevos, seis lati-Hi- lla militar y nos toman por saJLteadores 5? .':.
tes de sardinas, siete obrizos y siete chuscos,', ladrones y gracias nue el ;Sargento de la padetoddolo cual no ouedó ni rastro,y porqué no
trulla era muy benévolo y dijo <t|ue nos aeomhabia mes,pues ganas ño faltaban,
d.asemos en unas: vagones de carga que" habia
por allí abandonados,y'pasamos una' noche de
~h todo esto y ya de noche,se corre la voz de
rosas,gracias al Sargento tan compasivo,al
ene el tren de ' Cartagena saldrá .a las, a su
1
hora., y clero,todos a la estación y a los-.co-' : que no me descubrí pues yo venia como un miches. El tren se llenó hasta no caber de pié. ' liciano más desde hacia dos o tres dias que
me despoje de todos los sjalon.es.. y demás para
Los empleadas trataban de poner un poco de pr~
den pero RIO podia ser s" desaparecieron y nos \ poder convivir entre ellos.
dejaron solos. En Aranjuez y Albacete hubo ;-.-. i
hasta algpnos accidentes,pero por fin llegamos: A la mañana siguiente el tren, llegamos a .
Purchena a las 9 de la noche y ya despedido
e Alcpnterills cuando'el tren de Granada que
de
los compañeros de fatigas emprendo el c
me llevarla a Purchena,ye habia pasado.
camino a Purchena. Y en marcha me cuelgo mis
galones,insignias y demás? y demás andrajos
y otra vez, ya era Sargento,pues como he di^
Se podia decir que- la primera parte de este
^'iaje habia terminado. Del viene de la esperan! cho sntes,los tres días anteriores era un
miliciano más.
za,de Is ilusión $ el tan deseado,y con razón
pues se trataba nada mas ni ni nada menos que \
presentarse a la: familia despiies de tres años : A la "alida de Purchen^,veo un centinela y
de infierno y mi familia,sá yo estaba vivo o i le pregunto que era aauello y dice nue une
conrnsñis de Infantería,y le dije: Llame a ,
muerto.
!
alguien
a qfiien me pueda presentar y salió
Ahorato-abiaque esperar al otro dia y habia
un
Sartrertto,le
saludo y me presenta a los
que comer y dormir. Ni por la estación ni por
ía ciudad ni bares " ni tiendas ni nada dé nada jefes. Al Canitán y a. todos les conté mi odisea ;?j como 'fló,aue en dos dias no habia comihasta las puertas de las casas cerradas como
si se temieran al malo, pero es que si hubie- do nada mas que )una tortilla de cebollas.
se algo cue se ifeg. gt comprar, na ^^bia un cen4? El Capitán le 4i ce al S'TS'ento aue me den
timo . domo lEiltimo remedió se dispuso. i±ra?pe~ de cenar, que buena "falta me haria. La sartén,
de patatas fritas con dos huevos con todo su
dir por Is ;is casas y dijimos ojye seria mejor
aceite done esiíve majando mientras me quedó
por las cegas de le huerta porque los huertas
nos estánraeñor preparados que los de la ciüda^ pan y me puse a. reventar.
y así lo hicimos.. Una señora h uertana nos
:
hizo una tortilla de cebolla pues decía que nc El Cantan y todos me dijeron qu^ me quedara
a dormir allí pero yo no podría soportar no
tenían ni patatas,'éso decia ella, esta misma
señora habló con otras vecinas y todos comiraog irme a rasa que estaba ya a tres Km.
iCl Ccpitan insiste y dice que podría ser petortilla de seb&lla.
ligroso toda vez que por aquellos alrededores
Llegada ls noche habia aue buscar cama y en u ¡ había f$snte huido y podría peligrar- Yo se
una vi a: muerta de1 1 P estación habia' des vagoncj lo agradezco mucho,mi Cspitán, pero me iré y
np-creo quépase nada. Y así fue.
í
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
II
205
EL ÁNGEL DE LA GUARDA.
La palabra miliciano oue. he empleado en alanos momentos, se refiere a aue cuando^ enroezó
la^guerra,las juventudes de la república-se
Es de creencia común en nuestro país que todos
unieron formando las milicias para acabar-G tenemos un ángel de la guarda que nos protege. Alguien
los /salas porque de loe -militares no se ti podría decir que él cayó y no lo superó, le salió mal. Por
abí«j y asx duró la palabra miliciano hasta
que terminó l a Ruerra.y *, cuyes milicias üe ejemplo, tuvo un accidente y se lo llevó, de esto ahora hay
mucho, demasiado.
teneci unos dias por cuestiones del azar.
De la llegada a casa,ya he hablado en epiPIOS anteriores.
Cuando salí de Zamora para el frente de Asturias, al
llegar a Valladolid, teníamos que hacer allí la primera
comida, y conflictos de las guerras, la comida ese día para
20.000 hombres, estaba envenenada. Así lo denunció un
espía enemigo que estaba en el calabozo. Como se
comprobó después, y como es lógico la comida no se dio.
Este fue mi primer encuentro con la guerra, pero me
salvé.
Cuando llegamos al frente de Asturias, a actuar en
una gran operación del enemigo, el día antes de nuestra
llegada, los combates habían cesado. Otra vez me salvé.
Cuando fui herido en acción de guerra en el frente
de Peñarroya, fue una herida de cierta consideración, pero
me salvé.
El frente de la ciudad Universitaria, era uno de los
más terribles de la guerra. Ya he hablado de los nueve
meses que me pasé allí. Pero me salvé.
Al pasar mi batallón, camino de Madrid, por unos
grandes polvorines, a los cinco minutos de rebasarlos,
hace explosión uno, a los pocos segundos otros cuatro
más, que eran los que había. De los cuarenta hombres
empleados en estas instalaciones, no quedó casi nadie.
Aquello fue terrible, pero otra vez me salvé.
í
'/i
En viaje de Madrid a Getafe, descarrila el tren. Cinco
vagones de mercancías deshechos, y dos vagones de
viajeros ni salirse de las vías. Bastantes contusionados
pero de heridos graves nada. Otra vez me salvé.
Cuando salí del pueblo donde estaba en Cuenca
para irme a Getafe, aparece en aquella zona unas partidas
de maquis (guerrilleros), a los que se enfrentó la guardia
civil y parte de los nuestros. Esto no era cosa del ejército,
pero les cogió en medio. El cabo de guardia civil, muerto,
un brigada de los nuestros en el hospital, otro guardia mal
herido y otro en el calabozo. Por tres días me salvé otra
vez.
Esto no me afectó directamente a mi, pero fue más
que lo hubiese sido. Con motivo de enfermedad de mi hija,
el médico nos dijo que se podía morir en dos segundos.
Esto es duro... pero se salvó.
A las cuatro de la mañana el teléfono sonó para
decirnos que mi nieto estaba en urgencias herido de
accidente de coche, pero que no nos alarmáramos que no
era nada. Sí, pero hasta que esto no se ve, cuidado que
duele y preocupa. Resultó ser poca cosa, se salvó.
A la vista de todo esto, puedo decir que el Ángel de
la Guarda, ha estado conmigo.
Ha llegado la hora y no creo que sea un imposible
poner punto final a estos relatos que son mi discurrir por
la vida y aseguro que no he sido ni un héroe ni un santo.
No obstante siempre me he sentido respetuoso con
las normas establecidas para la convivencia entre el género
humano.
Por otra parte me siento refractario a la presunción
y muy adicto a la honorabilidad, esa cualidad moral que
nos lleva a todos al más exacto cumplimiento de nuestros
deberes, a cuya virtud me he sentido siempre muy
vinculado, procurando arreglar en todo momento mi
conducta, buen hacer y al buen hacer.
No me ha dominado ningún vicio, no practico
ninguna clase de juegos de distracción, ni de máquinas de
perras, ni de loterías, ni incluso a la de Navidad, que ya es
decir. No conozco ni la baraja ni el dominó, ni un campo de
fútbol ni una plaza de toros, y por supuesto ni bebo ni
fumo.
¿Pues qué soy yo?. Si he de contestar yo, pues diré
que no lo sé.
¿Qué pretendo con esto?. Pues ni más ni menos que
poner punto final, como ya he dicho a mi paso por este
mundo, porque ya nonagenario...
¿Qué me queda?. Quizás lo más acertado sea hacer
un repaso de mi vida a modo de examen de conciencia y
ver si me encuentro a bien conmigo mismo y si debo algo a
alguien y llego a la conclusión siguiente.
Es maravilloso poder decir que no he tenido en mi
vida ningún enemigo ni yo he sido enemigo de nadie.
No debo nada a nadie, ni nadie me debe a mí. No he
tenido trampas ni he prestado nada a nadie, no porque no
he querido, sino porque no he podido.
Siempre me he arreglado con lo que he tenido y me
he sentido satisfecho, y más cuando a pesar de todo, he
í
209
visto alcanzadas todas las metas que me he ido
proponiendo.
He criado, educado y situado a mi hija, que ha sido
mi mayor preocupación y mi mayor ilusión, en el lugar que
siempre me propuse. He atendido a mi esposa y cuidado en
todo lo que ha necesitado durante su larga enfermedad
hasta el último momento.
Me encuentro atendido y cuidado por mi hija en
cuanto necesito, pues vivo cori ella desde que nuestro
hogar se deshizo porque las circunstancias así lo exigieron.
Tengo la satisfacción de haber cumplido bien y
fielmente cuantas misiones se me han encomendado y
siempre a entera satisfacción de mis jefes y superiores, así
como de mis subordinados que también los he tenido.
En toda mi vida activa no he merecido mi un
correctivo ni siquiera una amonestación. Por el contrario,
he tenido felicitaciones, menciones honoríficas y premios
honoríficos.
Estoy en posesión de cinco condecoraciones, una de
ellas pensionada, que quiere decir 25 años de servicios
impecables, tanto en subordinación y obediencia al mando
como en mando y atención a los subordinados, que
también los he tenido.
Si al final de la carrera se puede uno expresar así,
ya es motivo de sentirse honrado y satisfecho. Y conste que
no lo considero como un regalo, me lo he ganado con mi
dedicación y mi trabajo, por lo que no tengo que agradecer
nada a nadie.
••
¿Qué más quiero?. Me siento satisfecho.
DESPUÉS DÉ PUNTO FINAL.
Y después de punto final, ¿queda algo?. Pues sí, dar
gracias al Todopoderoso porque me ha permitido llegar
hasta aquí y en las condiciones en que me encuentro.
Y pedirle que se apiade de mi, que derrame sus
bendiciones sobre mi, y cuando llegue esa hora inexorable,
que ya no será muy lejana, que me reciba, no teniendo en
cuenta mis defectos, que a buen seguro tendré, que tenga
en cuenta la fe que tengo en Él y que me depare eterno
descanso en ese lugar que a buen seguro Él tiene
reservado a los suyos.
Que derrame sus bendiciones también sobre este
mundo atribulado que aún no ha encontrado su camino,
sólo ha encontrado agresividad, odio, ingratitud, etc.
Qué poco ha asimilado aquél mandato suyo de
"AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS..."
Que derrame también sus bendiciones sobre estos
campos de doradas mieses para que produzcan pan para
tantas y tantas generaciones de seres humanos que nacen
y mueren sin llegar a conocer este manjar.
¿Y qué más diría yo, en este final?. Pues que cuando
para mí todo haya terminado, y desaparezca allá por el
horizonte, entre las rasadas nubes que me brindarán su
escolta de honor y despedida, que el Todopoderoso, reciba
en su Trono Celestial, el eco de mis oraciones en las que le
daré gracias por los bienes de Él recibidos, durante el
transcurso de mi vida.
Así lo deseo y así se lo pido.
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