POEMA DE MIO CID Poema de Mio Cid

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POEMA DE MIO CID
El presente texto, que abarca del verso setenta y ocho al noventa y cinco, pertenece al Poema de Mio Cid, el
cantar de gesta más importante de la épica hispánica y uno de los más destacados representantes del género.
Esta obra se sitúa en la etapa de florecimiento o plenitud de la épica española, y se cree que fue compuesta en
el año 1140.
En cuanto a la autoría del Poema de Mio Cid, la teoría más aceptada es la propuesta por el estudioso
Menéndez Pidal, según la que esta obra está compuesta por dos autores distintos. La parte correspondiente al
destierro, las bodas y la afrenta de Corpes sería obra del juglar de San Esteban de Gormaz, y el resto estaría
compuesto por el juglar de Medinaceli.
Asimismo, Menéndez Pidal distribuyó este escrito en tres grandes partes: Cantar del destierro, Cantar de las
bodas y Cantar de la afrenta de Corpes.
El presente texto pertenece al Cantar del destierro, parte de la que faltan una o varias hojas del principio que
refieren al porqué del destierro al que el rey Alfonso VI sometió a el Cid.
Tras este destierro, el Cid, reunió a sus seguidores y se dispuso a salir de Vivar, momento en el que comienza
el primer folio del primer cantar.
Ya en Burgos el Cid se da cuenta de que el Rey ha prohibido a los habitantes proveerle de alimentos o
proporcionarle posada. Pero un buen burgués, llamado Martín Antolinez, le presta su ayuda. El Cid le
agradece su compasión y expone a sus aliados la idea de entregar unas arcas, supuestamente llenas de
riquezas, a los judíos Raquel y Vidas, para que estes, a cambio de guardarlas durante un año y recibir
posteriormente una gran recompensa, le entreguen seiscientos marcos.
Llevado a cabo el engaño, el Cid y sus aliados abandonan Burgos y comienzan la conquista de territorios que
les llevará a conseguir una gran fama, grandes riquezas y numerosas tierras.
Se narra, pues, en el Poema de Mio Cid, cómo el Cid Campeador partiendo de un destierro injusto que
provoca su deshonor, va rehabilitando su heroicidad y fama gracias a sus propios esfuerzos, culminando en la
reivindicación total de su honor al par que conquista Valencia y consigue el indulto real.
El fragmento a comentar tiene como tema principal el engaño de las arcas que trama el Cid para conseguir
dinero prestado. Dicho fragmento puede dividirse en dos partes. El narrador introduce en el primer verso la
intervención del Cid que, en una primera parte, agradece a Martín Antolinez la ayuda prestada y explica su
precaria situación económica provocada por el destierro. En la segunda parte, el Cid planea rellenar dos arcas
con arena y hacerlas pasar por contenedoras de grandes riquezas, para, posteriormente, entregarlas a Raquel y
Vidas para que las guarden durante un año y presten al Cid, mientras tanto, cierta cantidad de dinero.
En cuanto a los rasgos formales de este texto, cabe destacar varios recursos.
En el nivel fónico conviene recordar que se trata de un poema épico en el que los versos no se agrupan en
estrofas definidas, sino que son series de versos de número irregular, llamados tiradas. Los versos son muy
variados, oscilan entre las once y las dieciséis sílabas, y se presentan en dos hemistiquios divididos por una
cesura. La rima es asonante en la mayoría de los casos, pero hay versos de rima consonante, por ejemplo: ...
vayades me privado; / ...y el rey me a airado, / ...ca mucho es pesado, / ... por lo que fuere guisado. ( versos
89, 90, 91 y 92)
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En el nivel morfosintáctico cabe destacar varios recursos. Se utiliza una alternancia temporal en los verbos: en
el verso 78 el narrador se expresa en pretérito perfecto, pero cuando interviene el Cid los tiempos verbales
cambian al tiempo presente. Este recurso va encaminado a hacer más cercanos los hechos, en este caso el
discurso del Cid, a los oyentes.
Hay también verbos en tiempo futuro que se refieren al éxito que el Cid tendrá posteriormente y a la acción
que ha tramado. Se aprecia, asimismo, un verbo en subjuntivo, fuere (v. 92) que denota condicionalidad en el
futuro.
Se puede realizar una división del fragmento atendiendo a los tiempos verbales que se utilizan. Una primera
parte en la que el Cid alaba a Martín Antolinez y expone su situación económica, y una segunda parte en la
que abundan los verbos en imperativo, ya que el Cid pide ayuda para llevar a cabo el engaño y ordena cómo
debe de ser realizado.
Por otra parte, existe un dominio claro de oraciones yuxtapuestas que producen un efecto de dinamismo, con
excepción de varias oraciones coordinadas, por ejemplo: yo mas non puedo e amidos lo fago( v. 96), que
remiten a bimembraciones, características del Poema de Mio Cid, y que tienen como función principal
facilitar al poeta la memorización del texto.
Predomina en todo el segmento el estilo verbal, con frases negativas, que denotan carencia, cuando el Cid
expone su precaria situación económica ya que se trata de recalcar sus penurias. Este estilo verbal dota al
poema de un mayor dinamismo. Sin embargo, cabe destacar la utilización del estilo nominal cuando el Cid
describe cómo han de ser las arcas, por ejemplo en el verso 88: Los guademeçis vermejos e los clavos bien
dorados.
Existen en el texto a comentar varios epítetos épicos, uno referido a Martín Antolinez, al que el Cid compara
con una ardida lança para poner de relieve su gran valentía al atreverse a desafiar al Rey de Castilla, que
había prohibido ayudar al Cid. El otro epíteto épico, el que en buen ora çinxo espada, es usado por el narrador
para referirse a el Cid y subrayar su heroicidad. Estos epítetos épicos, además de enfatizar ciertas cualidades
de los personajes, pretenden que el público se familiarice con los protagonistas y que el poeta pueda
memorizar más fácilmente el texto. Se puede observar, en comparación con el resto del poema, que el
presente fragmento está escrito en un castellano más antiguo (ca, fuere, ...).
En cuanto al nivel léxico− semántico, cabe destacar la presencia de varios recursos. Por una parte, aparece en
el verso ochenta y cuatro un eufemismo, el Cid emplea la frase fer lo he amidos refiriéndose a que se ve
obligado a tramar un engaño que realmente no es más que una estafa.
Por último, aparece un apóstrofe, Criador con todos los sos santos, (v. 94).
A modo de conclusión, se puede afirmar que el texto analizado es de gran importancia en el conjunto de la
obra, ya que a partir de las riquezas obtenidas con el engaño de las arcas a Raquel y Vidas, el Cid y sus
caballeros podrán llevar a cabo conquistas de territorios que finalmente les llevaran a conseguir el favor y el
indulto del Rey de Castilla, por lo que el Cid recuperará su honra y se convertirá en el héroe del pueblo
castellano.
Consta este segmento de dieciocho versos, la mayoría de rima asonante, divididos en hemistiquios. Abundan
los recursos dinamizadores del poema tales como el estilo verbal, la alternancia de tiempos verbales y el
predominio de oraciones yuxtapuestas, sin olvidarse de la presencia de varias oraciones coordinadas que
remiten a bimembraciones, una de las características principales del Poema de Mio Cid, junto con los epítetos
épicos, presentes también en estos versos.
El Poema de Mio Cid, cantar de gesta compuesto en la etapa de plenitud de este género literario medieval,
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forma parte de la producción épica castellana, caracterizada por su realismo e historicidad frente a la fantasía
propia de la épica francesa y anglosajona. Característica que se puede observar en el texto analizado, puesto
que en él se nos presenta al Cid como a un ser humano más, capaz de tramar un engaño a pesar de su
condición noble y heroica.
Este fragmento permite, asimismo, hacerse una idea de la heterogeneidad religiosa y cultural existente en la
península Ibérica en el momento en que tienen lugar los hechos narrados en el Poema de Mio Cid, ya que en
ese momento convivían en un mismo territorio musulmanes, cristianos y judíos.
La mayoría de los judíos que habitaban en la península estaban dedicados al mundo de las finanzas o bien a la
práctica médica. Ahora bien, la acusación que pesaba sobre ellos de haber dado muerte a Cristo y su
intervención en el préstamo dinerario, explican que la hostilidad popular antijudía fuera creciendo. De ahí la
idea presente en el Poema de Mio Cid, el porque del engaño a judíos, ya que los cristianos no lo consideraban
un pecado grave.
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