traduccion selección de textos de apolodoro

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TRADUCCIÓN DE LA SELECCIÓN DE TEXTOS DE APOLODORO
1. Descendencia de Gea y Urano
Urano, fue el primero que gobernó todo el mundo. Y habiendo tomado por esposa
a Gea, engendró en primer lugar a los llamados Hecatónquiros: Briareo, Gíes y Coto,
los cuales eran invencibles en tamaño y fuerza, teniendo 100 manos y 50 cabezas.
2. Infancia de Zeus en Creta
Rea llega a Creta y da a luz a Zeus en una gruta. Las ninfas alimentaban al niño con
leche de la cabra Amaltea. Y los Curetes, armados, vigilando a la criatura en la cueva,
entrechocaban los escudos con las lanzas, para que Cronos no escuchase el sonido del
llanto del niño.
3. Rapto de Perséfone
Plutón, enamorado de Perséfone, la raptó a escondidas (de Zeus). Y Deméter iba
buscándola con antorchas de noche y de día por toda la tierra. Y habiendo sabido que
Plutón la raptó, enfadada con los dioses, abandonó el cielo y, habiéndose hecho igual a
una mujer, llegó a Eleusis.
4. Prometeo
Prometeo, habiendo modelado a partir de agua y tierra a los hombres, les dio
también el fuego a escondidas de Zeus, habiéndolo ocultado en una férula. Cuando
Zeus se enteró, ordenó a Hefesto que clavara el cuerpo de ése (Prometeo) en el monte
Cáucaso. Y cada día un águila, habiendo volado sobre él, le devoraba los lóbulos del
hígado.
Griego II. APOLODORO. Traducción de Mª Pilar Berberana Huerta
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5. Deucalión y Pirra. Diluvio universal
Deucalión toma por esposa a Pirra, hija de Epimeteo y Pandora, a la que los dioses
modelaron como la primera mujer. Y cuando Zeus quiso destruir la raza de bronce,
Deucalión embarcó con Pirra en una caja = arca. Y Zeus, habiendo arrojado mucha
lluvia desde el cielo, mató a muchos hombres.
6. Jasón en busca del vellocino
Jasón, cruzando el río Anauro, salió con una sola sandalia, habiendo perdido la otra
en la corriente. Y Pelias, habiéndolo visto y habiendo interpretado el oráculo, le ordenó
marchar hasta el vellocino. Éste estaba en la Cólquide y era vigilado por un dragón
insomne que nunca dormía.
7. Muerte de Pelias. Expulsión de Medea y Jasón
Medea convence a las hijas de Pelías para cocer a su padre, prometiéndoles hacerlo
joven por medio de brebajes. Éstas cuecen a su padre. Acasto entierra a su padre, pero
expulsa de Yolco a Jasón junto con Medea. Y éstos llegaban a Corinto.
8. Venganza de Medea
Medea, habiendo reprochado muchas veces la ingratitud de Jasón, envió a la que se
casaba un vestido impregnado en venenos y mató a los hijos que tenía de Jasón, y
habiendo tomado de parte de Helio un carro de dragones alados, huyendo sobre éste
llegó a Atenas.
9. Descripción de las Gorgonas. Perseo mata a Medusa
Griego II. APOLODORO. Traducción de Mª Pilar Berberana Huerta
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Las Gorgonas tenían cabezas sembradas alrededor con escamosas espirales de
serpientes, grandes dientes como de jabalíes, manos de bronce y alas de oro, por medio
de las cuales volaban. Convertían en piedras a los que las miraban. Así pues, Perseo,
habiéndose colocado sobre ellas, mientras dormían, tras darse la vuelta y mirando
hacia el escudo de bronce, por medio del cual veía la imagen de la Gorgona, la
decapitó. Y, una vez cortada la cabeza, de la Gorgona salió Pegaso, el caballo alado, y
Crisaor, el padre de Gerión.
10. Nacimiento e infancia de Heracles
Zeus, habiendo llegado por la noche y habiendo triplicado una sola noche,
habiéndose hecho semejante a Anfitrión, se acostó con Alcmena. (…) Y Alcmena dio a
luz dos hijos, a Heracles para Zeus, y a Ificles para Anfitrión. Y siendo el niño de ocho
meses, Hera envió dos serpientes enormes a su cuna, deseando matar a la criatura.
Pero Heracles, habiéndose levantado, estrangulándolas con cada una de sus manos,
las mató.
11. Locura de Heracles
Después de la batalla contra los Minias, le sucedió que se volvió loco por celos de
Hera y que arrojó al fuego a sus propios hijos, a los que tenía de Mégara. (…) Y
habiendo llegado a Delfos, entonces la Pitia lo llamó por primera vez Heracles. Antes
era llamado Alcides.
12. Heracles y el león de Nemea
Heracles llegó a Tirinto y cumplió las órdenes de Euristeo. Así pues, en primer
lugar le ordenó traer la piel del león de Nemea. Heracles, habiendo buscado al león,
primero le disparó flechas. Después, habiéndole puesto las manos alrededor del cuello,
lo sujetó fuertemente, estrangulándolo.
Griego II. APOLODORO. Traducción de Mª Pilar Berberana Huerta
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13. Heracles y la hidra de Lerna
Como segundo trabajo, le ordenó matar a la Hidra de Lerna. La hidra tenía un
cuerpo enorme con nueve cabezas, ocho de ellas mortales, y la del medio inmortal. Y
cortando las cabezas con la maza, no podía conseguir nada. Pues al cortar una cabeza,
nacían dos.
14. Heracles y la cierva de Cerintia
Como tercer trabajo, le ordenó traer viva a la cierva de Cerintia hasta Micenas. (…)
Heracles la persiguió durante todo un año. Y cuando la fiera huyó hacia el monte
llamado Artemisio, y desde ahí hasta el río Ladón, (Heracles) habiendo lanzado flechas
a ella cuando estaba a punto de cruzar ese río, la llevó consigo.
15. Heracles y el jabalí de Erimanto
Como cuarto trabajo, le ordenó traer vivo al jabalí de Erimanto. (…) Y habiéndolo
perseguido desde un bosque con griterío, habiéndolo empujado al abatido (jabalí)
hacia la espesa nieve, y habiéndole echado el lazo, lo llevó hasta Micenas.
16. Heracles y los rebaños de Augias
Como quinto trabajo le ordenó sacar solo el estiércol de los rebaños de Augias en
un solo día. (…) Heracles excavó los cimientos del establo y, habiendo desviado el
Alfeo y el Peneo (ríos) que discurren muy cerca, los introdujo después de hacer un
desagüe por otra salida.
17. Heracles y las aves del lago Estínfalo
Griego II. APOLODORO. Traducción de Mª Pilar Berberana Huerta
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Como sexto trabajo se le ordenó expulsar a las aves del Lago Estínfalo. (…) Atenea
le da unas castañuelas de bronce que había obtenido de Hefesto. Tocándolas, (…)
asustaba a las aves. Y éstas, no pudiendo soportar el estrépito, se echaron a volar con
temor y Heracles les disparó flechas.
18. Heracles y el toro de Creta
Como séptimo trabajo, le ordenó traer el toro de Creta. (…) Heracles, habiendo
llegado contra éste a Creta, habiéndolo capturado y habiéndolo traído ante Euristeo, se
lo mostró y después lo dejó libre. Y éste, (…) habiendo llegado a Maratón del Ática,
acosaba a los habitantes.
19. Heracles y las yeguas de Diomedes
Como octavo trabajo, le ordenó traer las yeguas de Diomedes, el tracio, hasta
Micenas. Éste tenía unas yeguas antropófagas. Así pues, (Heracles), habiendo
navegado junto con los que le siguen voluntariamente y habiendo coaccionado a los
que mandan sobre los establos de las yeguas, las condujo hacia el mar.
20. Heracles y el cinturón de Hipólita
Como noveno trabajo, le ordenó a Heracles traer el cinturón de Hipólita. Ésta
reinaba sobre las Amazonas. (…) Éstas atacaban a caballo con armas la nave (de
Heracles). Y cuando Heracles las vio armadas, habiendo creído que eso había sucedido
por un engaño, habiendo matado a Hipólita, le arrebata el cinturón.
21. Heracles y las vacas de Gerión
Como décimo trabajo se le ordenó traer desde Eritia las vacas de Gerión. Eritia era
una isla situada cerca del océano, que ahora se llama Gadira. (…)
Griego II. APOLODORO. Traducción de Mª Pilar Berberana Huerta
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Gerión tenía unas vacas rojizas, cuyo boyero era Euritión y el guardián, Orto, el
perro de dos cabezas. (…) Heracles, entró en Libia y habiendo llegado a Tarteso, colocó
como señal de su viaje dos columnas enfrentadas sobre los límites de Europa y Libia.
(…) El perro, habiéndolo percibido, se lanzaba contra él. Pero éste (Heracles) lo golpea
también con la maza y mató al boyero Euritión, que iba en ayuda del perro (…) Y
habiendo llevado las vacas a Euristeo, se las ha entregado. Y éste las sacrificó a Hera.
22. Heracles y las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides
Como undécimo trabajo le ordenó traer las manzanas de oro de las Hespérides.
Éstas estaban, no como algunos dijeron en Libia, sino en el Atlas entre los Hiperbóreos.
(Gea) las regaló a Zeus, al haberse casado con Hera. Las vigilaba un dragón inmortal,
que tenía 100 cabezas. Junto con él vigilaban las Hespérides: Egle, Eritia, Hesperia y
Aretusa. (…)
Cuando (Heracles) llegó a los Hiperbóreos ante Atlante, habiéndole dicho
Prometeo a Heracles que no fuera él en persona a por las manzanas, sino que
(Heracles) una vez recibida la bóveda celeste de Atlas, lo enviara a aquel, estando
convencido, lo relevó. Atlas habiendo cogido tres manzanas de las Hespérides, se
presentó ante Heracles. Y como no quería sostener la bóveda celeste, le dijo que quería
ponerse un turbante sobre la cabeza. Atlas, habiendo oído esto, habiendo puesto las
manzanas sobre la tierra, recibió la bóveda celeste. Y así Heracles, habiendo recogido
las manzanas, se alejó. Algunos dicen que no las consiguió de Atlas, sino que él mismo
recogió las manzanas, una vez que dio muerte al dragón que las vigilaba.
Y habiendo traído las manzanas, se las entregó a Euristeo. Éste, habiéndolas cogido,
se las regaló a Heracles; Atenea, habiéndolas cogido de parte de éste, las devolvió de
nuevo (a su sitio). Pues no estaba permitido que ellas (las manzanas) estuvieran
depositadas en cualquier parte.
23. Heracles y el Can Cerbero
Como duodécimo trabajo se le ordenó traer a Cerbero desde el Hades. Tenía éste
tres cabezas de perros, la cola de serpiente y por el lomo tenía cabezas de todo tipo de
Griego II. APOLODORO. Traducción de Mª Pilar Berberana Huerta
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serpientes. (…) y Heracles, (…) habiéndole echado sus manos alrededor de la cabeza,
no lo soltó, dominando y estrangulando a la fiera hasta que lo aplacó aun siendo
mordido por una serpiente de las de la cola. (…)
Heracles, después de mostrar el Cerbero a Euristeo, lo devolvió de nuevo al Hades.
24. Juicio de Paris. La manzana de la discordia
Eris arroja una manzana acerca de la belleza entre Hera, Atenea y Afrodita y Zeus
ordena a Hermes que las conduzca hasta el monte Ida ante Alejandro, para que sean
juzgadas por aquel. Éstas prometen que van a dar regalos a Alejandro; Hera, (le ofrece)
si es elegida por delante de todas, el poder de todo; Atenea, la victoria en la guerra y
Afrodita, el matrimonio de Helena. Y éste elige a Afrodita.
25. Odiseo idea el caballo de madera
Por último idea la construcción de un caballo de madera. Y habiendo cortado
madera del monte Ida, construye el caballo. Odiseo convence a los 50 más valientes
para entrar en él. (…) Y cuando consideraron que los enemigos dormían, (ellos)
habiéndolo abierto salieron con las armas. (…) Entrando en las casas, mataban a los
que dormían. (…) Y después de matar a los troyanos, pegaron fuego a la ciudad.
26. Descripción del cíclope Polifemo
Y habiendo dejado las restantes naves en una isla cercana, con una sola nave se
acerca
a la tierra de los cíclopes, habiendo desembarcado de la nave con 12
compañeros.
Griego II. APOLODORO. Traducción de Mª Pilar Berberana Huerta
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Cerca del mar hay una cueva, en la que entra con un odre de vino. Era la cueva de
Polifemo, que era (hijo) de Poseidón y de la ninfa Toosa; un hombre enorme, salvaje y
antropófago, que tenía un solo ojo sobre la frente.
27. Ulises y el cíclope Polifemo
El cíclope, habiendo llegado y habiendo entrado los rebaños, puso una piedra
enorme junto a la puerta y habiéndolos visto, devoraba a algunos. Pero Odiseo le da a
beber del vino de Marón. (…) Y Odiseo, habiendo encontrado una maza que estaba por
allí, le sacó punta con ayuda de 4 compañeros y después de calentarla al fuego, lo dejó
ciego.
28. Ulises y las sirenas
Las sirenas eran hijas de Aqueloo y Melpómene. De éstas, una tocaba la cítara, otra
cantaba y la otra tocaba la flauta y con estas artes convencían a los que navegaban cerca
para que se quedasen. Tenían desde los muslos (para abajo) forma de ave. Al navegar
cerca de ellas, Odiseo, que quería escuchar su canto, habiéndolo aconsejado Circe, tapó
con cera los oídos de sus compañeros y ordenó que él mismo fuera atado al mástil. Y,
siendo persuadido por las Sirenas para quedarse, pedía ser desatado, pero ellos lo
ataban aún más y así pasaba navegando.
NOTA: Para llevar a cabo la traducción se ha consultado principalmente la edición de
José Calderón Felices sobre
APOLODORO, Biblioteca mitológica, Madrid, Ediciones Akal, 2002 (1987)
Griego II. APOLODORO. Traducción de Mª Pilar Berberana Huerta
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