Romina Cinquemani Poemas Deslumbramiento Desde esta crispada quietud poblada de verdores, fracturas y potencia estacionaria cazo tu parda mirada, mi enorme mariposa sin alas. Y guardo en mi enervada memoria el aroma imaginario de tu peso contra mi corteza. Cuento los días con sus noches hasta el paso de tus ojos viajeros, hasta el instante en que se hacen sol y me atraviesan. Romina Cinquemani Poemas Jaikú Alas de fuego presagian el ocaso del dios menguante. Como esta nieve me haré manantial azul en el estío. La abeja amante con el canto de la miel nutre su vuelo. El roble anuda en su piel, sol añejo y siestas en flor. Águila rapaz apresa en picada las plumas vivas. Romina Cinquemani Poemas Erosiones Cuando la vida de los otros duerme blanda y muscular sobre cáscaras de azúcar que imitan cráneos se me clava en la sien la duda que erosiona tímpanos, el vinagre que escupen las astillas de mis inquisiciones. Y por un instante suspendido entre dos eras se me aleja del cuerpo todo lo amado. Nada distingue al poema de la fórmula numérica. En la hora funesta, las balas no se conmueven ante el ritmo del soneto ni se detiene el misil, arrobado por los versos. La locura y el amor son siameses separados. ¿Quién sostiene el cáliz milenario que saciará esta angustia interminable? ¿Quién evita que muerda mi propio corazón hasta matarlo? Romina Cinquemani Poemas Noctámbula Que hoy me meza el conjuro ultramarino del silencio para morder el alarido espurio de la sangre. Que el lápiz se haga labio, labio lápiz invertido de mi proa para volcar estrellas huérfanas en dos bocas. Que la insuflada libertad que saboreo se derrame sonámbula y llene las estrías del invierno, para enterrar mi desespero entre las plumas de las aves. Que me sacuda la demencia de mil tormentas de arena, con su plétora de lienzos y linos rojos y aceitados. Que se inunde este ojo con el licor de los secretos, el ojo absoluto ensartado en la garra del tigre, el sueño blando del pintor que no seré. Que, por fin, mi osamenta amatoria se reduzca se consuma en el fulgor primero del sexo extático, y abra poderosa una llaga de placer en la luna para que sólo la palpen los locos de amor. Romina Cinquemani Poemas Libertaria Líquidos milagros del amor avasallante. Cíclica, en su furor de madre tierra en su galope crepitante surcada de venas que ya no duermen, la hembra primordial de las alturas se llena de luz, de ríos al mar. Poblada y azul, en seudo muerte repite la oda entrecortada, los compases crepusculares que brotan de otras jaurías. Se libera de la piel amenazada, de la empírica quimera de los hombres que encadenaban su lujuria pirata, su naturaleza bestial en ternura evanescente. Romina Cinquemani Poemas Julio Él inventó la humedad de las calles oscuras, el olor a encierro creador de un grupo de amigos que fuman sin tiempo y escriben y fuman y duermen. Él descubrió las palabras que no existían y las plantó donde no pudiéramos arrancarlas, para que allí se hicieran carne, verdad intrínseca. Él me llenó de pájaros sin alas, de seres palpables como los que de niña me habitaban, cuando quería ser cuento o escritora o miel amarga. Él se bifurcó en mi sangre y dibujó adoquines viajeros debajo de las suelas de mi cárcel. Romina Cinquemani Poemas Paradiso Sensualis El canto boreal amanecido en el vientre. Cruje el lamento de la hojarasca en vuelo. El arte sucumbe siempre virgen en la entrega y la miel encarnada recorre el entrecuerpo. Las yemas retoñan en sinfonía blanca las crestas doradas se crispan seductoras. En trémula debacle se deleitan las almas se aprisiona la ninfa en el muslo alegórico. Un crisantemo frota sus pétalos lúbricos el astro lunar se desboca en un soplo. Y los tiempos de los tristes vuelcan loas al otoño se revela, amurallado en los ojos, el mar y sus tremores. Romina Cinquemani Poemas Oriental creciente La piedra dicta el verbo de la nervadura. Las venas salan los mares de la diosa azul. El cuello ondulado del río profundo desgrana los cielos ungidos que callan. Es la urgencia de la arena herida (la) que busca el tamiz de los dedos tibios. La materia hipócrita no se deshoja en la nieve. Como los sauces desvarío en la pendiente verde, encarno al monje blanco que ya es montaña y vacío. La sombra del sabio tigre se aquieta y perfuma el sagrado secreto del refugio. Se abren los sabores de las noches florecidas. El puño ciego quiebra cada semilla en su mortero claro, sin sangre de luna. El viento de los años no agota los amores, ni cruje el alma peregrina, reflejo del rocío. Me crispo en las escamas de mi mitad dragón, la leyenda invisible, dormida en la palma del bosque. Romina Cinquemani Poemas Frida Late en la “F” la potencia de la hembra de oro. La rota de dolor me mira mojada en celo. Me araña la simiente de su sangre no parida, el tallo de mi nombre alarga el tramo que me debe. Envuelta toda en la codicia de sus hombres, Púdica nunca, en carne viva, pero mía. Un dios chicano mitad mono, mitad ninfa Parió por la boca la esencia del deseo hecha mujer. Nos crece el hambre entre las piernas a su amparo... Igual a hombres, a mujeres, a poetas. ¿Cómo vuelvo al mundo bautizada por su pelo? La evocan la epifanía del despertar y mi penuria... Cuando entierro, cobarde, las leves marcas de mi cuerpo, En el calvario de tus llagas siempre abiertas. Le suena el alma en cada espejo. Le hace mil hijos mi voz en vela. Le hago falta en las entrañas... Dulce en mi abrazo de fuego. Romina Cinquemani Poemas «¡Y sepa que cualquier razonamiento consigue la verdad y tanto brilla, como la luz fugaz de una cerilla sobre la luz astral del firmamento!» Almafuerte Almabrava Entre espinas y dolores se levanta la cruda herencia de tus versos, los primeros; la sapiencia que te nombra misionero te elige profeta de la palabra. Santuario consagrado a una mirada que revele lo mortal y lo imperfecto lo más vil y desgraciado en los afectos lo que yace detrás de la mascarada. Es tu impronta develar cada acertijo indagar en lo que callan los humanos sofocar con la verdad entre las manos de los “viles literatos” los motivos. Caminante que acelera la corriente y resguarda de lo impuro a cinco luces advierte en nuestros hombros otras cruces repica en este campanario Almafuerte. Publicado en la Antología Poética “Homenaje a Pedro B. Palacios (Almafuerte)”, Editorial Tres + Uno, año 1996