lesiones en dos cráneos medievales de la necrópolis de arizkoa

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Vetera corpora morbo afflicta
Actas del XI Congreso Nacional de Paleopatología
Malgosa A, Isidro A, Ibáñez-Gimeno P, Prats-Muñoz G (eds.) (2013)
ISBN: 978-84-940187-5-6. p 109-122
LESIONES EN DOS CRÁNEOS MEDIEVALES DE LA NECRÓPOLIS
DE ARIZKOA (MONREAL, NAVARRA)
Ballesteros Herráiz JM1, De Miguel Ibáñez MP1,2, García-Barberena
Unzu M3, Unzu Urmeneta M3
1
Hospital General Universitario de Alicante, Av. Pintor Baeza 12,
03010 Alicante
2
Universidad de Alicante, Departamento de Prehistoria,
Arqueología, Historia Antigua, Filología Griega y Filología Latina,
Facultad de Filosofía y Letras II, Universidad de Alicante, Ctra San
Vicente del Raspeig s/n, E-03690 San Vicente del Raspeig, Alicante
3
Trama s.l., Plaza Conde de Rodezno 6, 31004 Pamplona
Correspondencia a: [email protected]
RESUMEN. Presentamos las lesiones craneales identificadas en dos
inhumaciones procedentes del cementerio medieval de Arizkoa
(Monreal, Navarra). La primera corresponde a un cráneo
perteneciente a un hombre adulto maduro. Se observa una
perforación que afecta a ambos parietales. Las dimensiones son de
45’02x35’06 mm. Los bordes son romos, sin signos de infección.
Dadas las características de la lesión y las evidencias de larga
supervivencia, consideramos como probable un origen traumático.
La segunda lesión se identifica en el cráneo de una mujer adulta
109
Ballesteros Herráiz et al.
joven. Se observa una perforación que afecta al frontal y al parietal
izquierdo, incluyendo parte de la sutura coronal. Los bordes son
irregulares, con afectación de la zona que circunda la perforación.
Se evidencian signos claros de remodelación ósea, con tejido
aparentemente cicatricial. Consideramos probable su origen en una
trepanación.
PALABRAS CLAVE: Medieval, Navarra, traumatismo craneal,
trepanación
ABSTRACT. This paper reports two head injuries in two burials from
the medieval cemetery of Arizkoa (Monreal, Navarra). The first is a
skull belonging to a mature adult man. There is a hole affecting both
parietals. The dimensions are 45'02x35'06 mm. The edges are blunt,
with no signs of infection. Given the nature of the injury and
evidence of long-term survival, we consider it as a probable
traumatic origin. The second lesion is identified in the skull of a
young adult female. There is a hole that affects the frontal and
parietal lobes, including part of the coronal suture. The edges are
irregular, with involvement of the area around the hole. They show
clear signs of bone remodeling with scar tissue. We consider it
probably trepanning.
KEYWORDS: Medieval Age, Navarra, head trauma, trepanning
INTRODUCCIÓN
El municipio de Monreal se encuentra situado en el extremo
suroriental de la Cuenca de Pamplona, a una distancia de 18 km de
la capital (Fig. 1). Desde su núcleo urbano se domina el corredor de
Ibargoiti, una de las principales vías naturales de paso entre cuencas
prepirenaicas, que comunica la Cuenca de Pamplona con la de
Lumbier-Aoiz. Esta posición estratégica justifica la elevada densidad
de yacimientos arqueológicos catalogados en esta comarca, al
favorecer el asentamiento de grupos humanos desde la antigüedad.
También explica el hecho de haber levantado, en sus terrenos, un
castillo que formaba parte esencial del sistema defensivo que
protegía en época medieval la capital del reino y que alcanzó un alto
110
Ballesteros Herráiz et al.
grado de notoriedad en el siglo XIV, en los distintos
enfrentamientos con la corona de Castilla, y en la guerra de
sucesión entre los partidarios de Juan II y del Príncipe de Viana.
Figura 1. Localización geográfica del yacimiento de Arizkoa (Monreal,
Navarra).
Las fuentes históricas consultadas no aportan datos concretos sobre
esta necrópolis ni sobre el templo y el poblado a los que se
encontraría vinculada. La documentación sí indica la existencia,
durante el medievo, de un buen número de pequeños poblados en
la órbita de Monreal. El auge económico y demográfico del siglo XI,
unido a la potenciación de la Ruta Jacobea, propició el
establecimiento de un gran número de pequeños núcleos rurales en
toda el área geográfica del Corredor de Ibargoiti. La inestabilidad
111
Ballesteros Herráiz et al.
política y social del siglo XIV, con luchas continuas contra Castilla, y
una sucesión de malas cosechas y epidemias, hizo que la población
se concentrara en torno a Monreal y su castillo, despoblándose
paulatinamente estos pequeños núcleos rurales.
Fue segura la existencia en este paraje de un edificio religioso, al
que se encuentra asociado el cementerio. Atendiendo a la
disposición de la necrópolis, es probable que el templo estuviera
situado en su extremo noreste, en el punto más elevado de la
explanada en la que se ubica el cementerio. Este espacio se
encontraba bastante alterado por las labores agrícolas, estando las
tumbas parcialmente arrasadas. No obstante, el grado de
concentración de las sepulturas y la existencia de reutilizaciones y
superposiciones delata su situación de proximidad respecto al
santuario. Es probable que las primeras inhumaciones se realizaran
en este punto del solar y que la necrópolis fuera extendiéndose
progresivamente hacia el sur. No se han encontrado restos de la
construcción religiosa, tan solo un pequeño tramo de la cimentación
de un muro con dirección este-oeste, insuficiente para establecer
cualquier hipótesis sobre la situación del templo, sus dimensiones y
su distribución interna.
En la demarcación del cementerio se observan, en todos los casos,
condicionantes naturales que dificultaban notablemente la
excavación de las fosas.
En el desarrollo de la intervención arqueológica se documentaron y
excavaron 341 sepulturas de inhumación.
Como es habitual las tumbas siguen fielmente la orientación y el
ritual cristiano. Los individuos, salvo excepciones, fueron inhumados
en el interior de cistas de piedra cubiertas por losas monolíticas o
por una sucesión de lajas de roca arenisca. Las tumbas quedaron
selladas por un túmulo de tierra, pero el nivel de arrasamiento
causado por las labores agrícolas ha impedido que se pudieran
documentar las características de los túmulos y de los elementos de
señalización de las sepulturas. Predominan las cistas de planta oval
sobre las de planta rectangular.
Al igual que en la mayoría de las necrópolis en medio rural fechadas
en estos siglos, el número de sepulturas con objetos de ajuar es
muy reducido, cifrado en este caso en aproximadamente un 10%. Se
112
Ballesteros Herráiz et al.
ha documentado la presencia de anillos de bronce y de objetos
vinculados a la protección: cascabeles, cuentas de collar, monedas
perforadas y utilizadas como medallas protectoras. Entre las
monedas encontradas se recuperaron 7 islámicas.
Respecto a los esqueletos exhumados, durante la excavación
arqueológica se identificaron signos patológicos de diferente origen,
infeccioso, traumático y obstétrico, entre otras. Destacamos en esta
publicación los dos casos en los que se identificó la presencia de
perforaciones craneales con signos de cicatrización. Discriminar
sobre la causa de la lesión es complicado. Se han realizado estudios
macroscópicos y radiológicos de las lesiones, y el diagnóstico
diferencial de las mismas.
Las lesiones se han identificado en el cráneo de un hombre adulto
maduro (sepultura 65), y en el de una mujer adulta joven (sepultura
158).
En Navarra se han publicado otros casos de lesiones en cráneos
tanto de época prehistórica (Etxeberria, 2007), como medieval
(Plaza del Castillo) (De Miguel et al. 2005; De Miguel, 2007;
Etxeberria, 2007), en los que se identificaron lesiones craneales de
origen traumático y por trepanación (Etxeberria, 2007).
MATERIAL Y MÉTODOS
Cualquier estudio osteoarqueológico se ve favorecido cuando
durante la excavación se utiliza la metodología adecuada para
recuperar tanto los datos materiales como los gestos funerarios
contenidos en cada depósito, indicadores de un ritual propio de un
momento cultural concreto. Excavar un espacio funerario con una
mirada dirigida hacia los restos humanos, aplicando los métodos
recomendados desde la Antropología del Terreno (Duday, 1981;
Mallegni y Rubini, 1994), como ocurrió en la necrópolis de Arizkoa,
ha permitido documentar desde la propia excavación dos individuos
con lesiones craneales de gran interés patológico.
Tras el registro, exhumación, embalaje y traslado al laboratorio
procedimos a la limpieza y reconstrucción de algunas partes
esqueléticas alteradas por procesos tafonómicos.
113
Ballesteros Herráiz et al.
Durante el estudio realizamos una ficha en la que recogimos los
datos sobre el estado de conservación, alteraciones patológicas y
entesopáticas, y varias medidas antropológicas. La determinación
de la edad y del sexo se ha realizado siguiendo las propuestas de
diferentes autores (Ferembach et al., 1979; Buikstra y Ubelaker,
1994; Campillo, 2001; Buzek, 2002; Ubelaker, 2007; Buzek y
Schmitt, 2008).
La talla se ha determinado a partir de los cuadros y fórmulas
recogidos por diferentes autores (Reverte, 1999; Safont, 2003;
Ubelaker, 2007).
Los desgastes dentales han sido clasificados según las propuestas de
Brothwell (1987).
Las señales de actividad se han relacionado con las entesopatías
presentes en diferentes áreas de inserciones musculares del
esqueleto, según propuestas de Capasso et al. (1998).
Las lesiones craneales fueron estudiadas tanto macroscópica como
radiológicamente.
(a) Sepultura 65
•
•
•
•
Edad: Adulta madura
Sexo: Hombre
Conservación: Muy bien conservado
Esqueleto craneal: Cráneo casi completo
o Patología: Lesión que afecta a ambos parietales, con
bordes bastante regulares, adelgazados y totalmente
cicatrizados. Dimensiones del orificio: 45,02 mm ancho ×
35,06 mm largo máximo. Ligera zona periférica afectada.
No hay signos de infección. La cara endocraneal no
presenta alteraciones aparentes
• Maxila: Completa
o Alvéolos: 31 al ¿38?; 41 al ¿48?
o In situ: No se conservan
o Sueltas: ¿16?
o Desgaste (Brothwell, 1987): 5 ++
o Patologías: Sarro abundante. Pérdidas ante mortem: 11,
12, 13, 17, ¿18? ; 21 a ¿28? Enfermedad periodontal
• Mandíbula: Casi completa.
o Alvéolos: 31 al ¿38?; 41 al ¿48?
114
Ballesteros Herráiz et al.
o In situ: 32, 33, 34, 35; 42, 43, 44
o Desgaste: Acusado
o Patologías: Abundante sarro. Enfermedad periodontal.
Pérdidas ante mortem: ¿36?, 37, ¿38?; 45, 46, 47, ¿48?
Ligera artrosis temporomandibular izquierda (derecha no
conservada)
• Esqueleto postcraneal: Bien representado
o Patología: Artrosis en el extremo acromial de la clavícula
derecha. Artrosis en el extremo esternal de la clavícula
izquierda. Artrosis en ambas escápulas. Artrosis incipiente
en las costillas (articulación costovertebral). Fractura de
una costilla. Artrosis intervertebral en el lado izquierdo en
C3, C4, C5, C6 y C7; en el lado derecho de C4 y C6.
Osteofitos desde D7 a L5. Nódulos de Schmorl en la
superficie inferior de D7 a D11. Calcificación del ligamento
amarillo en D8 y D9. Artrosis con eburnación en la apófisis
odontoides del axis, y la cavidad articular del atlas. Artrosis
distal en ambos cúbitos. Artrosis distal en los dos primeros
metacarpianos. Lesión en la meseta tibial izquierda,
posible origen traumático (no hay alteración en la
articulación femoral)
o Actividad: Inserciones pectorales marcadas en ambos
húmeros. Entesopatía en la inserción cubital de ambos
radios. Entesopatía en las primeras y segundas falanges de
las manos. Marcadas inserciones de los sóleos en ambas
tibias. Entesopatía en ambas rótulas. Entesopatía en la
inserción del tendón de Aquiles en el calcáneo derecho
• Índice craneal (Reverte, 1999): 75,27. Mesocráneo
• Talla: Trotter (Ubelaker, 2007): 169 cm; Pearson (Safont,
2003): 165,9 cm
(b) Sepultura 158
• Edad: Adulta joven
• Sexo: Mujer
• Conservación: Parcialmente conservado. Hay restos de un
segundo individuo.
• Esqueleto craneal: Muy bien conservado
o Variaciones epigenéticas: Wormiano en la sutura sagital,
próximo a la lambdoidea
115
Ballesteros Herráiz et al.
o Patología: Periostitis de distribución irregular, se observa
entre las dos órbitas y en las articulaciones del hueso
frontal con ambos cigomáticos También se observa en la
zona superior de ambas apófisis mastoides y menos
evidente en ambos parietales. En la superficie interna se
evidencia hiperostosis en el occipital, que continúa por la
sutura sagital, hasta la cara interna del frontal siguiendo la
primitiva sutura metópica
o Lesión que afecta al frontal y al parietal del lado izquierdo,
interesando a la sutura coronal. Perforación de (17,76 ×
13,37 mm), con bordes adelgazados y romos. Presenta
una forma irregular, parcialmente espiculada. En la cara
interna solo se observa la perforación sin afectación
periférica. Externamente el área de afectación es bastante
mayor (50 × 28,45 mm), estando parcialmente rodeada
por zonas con periostitis. El área afectada muestra una
superficie irregular más fina que el resto del cráneo, con
marcado aumento de improntas vasculares en el hueso
• Maxila: Incompleta
o Alvéolos: 11 al 16; 21 al 27
o In situ: 11, 12, 14, 16; 27
o Desgaste: 16 (3+); 27 (3)
o Patologías: Caries incipiente en 14, cuello distal. Pérdidas
ante mortem: 15, 25 y 26. Fístula en 24
o Mandíbula: Completa. Reconstruida
o Alvéolos: 31 al 38; 41 al 48
o In situ: 31, 32, 33, 34, 35; 41, 42, 43, 44, 45, 48
o Desgaste: 48 (3+)
o Patologías: Sarro. Perdidas ante mortem: 36, 37, ¿38?; 46,
47. Caries en la cara vestibular de 48. Absceso alveolar en
44. Ligera alteración en el cóndilo derecho
• Esqueleto postcraneal: Bien representado.
o Patología: Artrosis incipiente en la cavidad glenoidea de la
escápula derecha. Artrosis en las costillas (articulación
costovertebral). Calcificación del ligamento amarillo.
Aumento de la vascularización en el calcáneo izquierdo
o Actividad: Entesopatía costoclavicular. Entesopatía en las
primeras y segundas falanges de las manos
o Variaciones epigenéticas: Patella emarginata
116
Ballesteros Herráiz et al.
• Índice craneal: 71,83. Dolicocráneo
• Talla: Trotter (Ubelaker, 2007): 157 cm; Pearson: 153,7 cm
RESULTADOS
Para la correcta identificación de las lesiones se ha realizado una
descripción macroscópica de cada una de ellas, y el estudio
radiológico de los cráneos. Con el fin de aproximarnos a un
diagnóstico fiable hemos consultado diferente bibliografía
destacando varios manuales y artículos específicos (Campillo, 1977;
1992; Germanà y Fornaciari, 1992; Thillaud, 1996; Aufderheide y
Rodríguez-Martín, 1998; Campillo, 2001, 2003; Ortner, 2003;
Campillo, 2007; Baxarias y Herrerín, 2008; Campillo, 2011)
(a) Sepultura 65
En el cráneo del enterramiento 65 (Fig. 2) se ha identificado una
lesión lítica localizada en ambos parietales que implica la sutura
sagital. Los bordes son romos bien definidos. Observamos una ligera
área periostósica alrededor de la perforación (45x35 mm). No se
observan alteraciones en el endocráneo.
(a.1) Descripción radiológica
Lesión lítica en la calota que interesa a ambos huesos parietales y la
sutura sagital, con bordes romos bien definidos apreciando en la
proyección radiográfica lateral la existencia de una clara
remodelación ósea que traduce supervivencia al proceso causante
de dicha lesión.
(a.2) Comentario diagnóstico
Las características de la alteración nos hace relacionarla con una
lesión por lascado secundaria a la acción de arma cortante. Creemos
que se debe descartar, en principio, la trepanación como origen de
la lesión, al no presentar la morfología ni la localización típica de las
mismas.
Consideramos lo más probable que se trate de una lesión
traumática por arma cortante u objeto inciso-contuso. Se trataría de
una lesión por lascado causada muy probablemente por un
instrumento de filo cortante y que provocó el arrancamiento del
117
Ballesteros Herráiz et al.
hueso; y menos probable, dada la localización de la lesión que se
tratara de un trépano.
No descartamos que pueda haber otra serie de enfermedades como
tuberculosis o micosis, que si bien es infrecuente, podrían causar
lesiones líticas pero habría más alteraciones en calota (no solo
lesión única) y en resto de los huesos del individuo.
A
B
C
D
E
F
Figura 2. Lesiones craneales de la inhumación 65. A: Visión frontal del
cráneo. B: Radiografía lateral, la lesión se localiza en la parte superior. C:
Vista posterior. D: Vista superior del cráneo con la lesión. E: Maxila con
varias pérdidas dentales en vida. F: Mandíbula, dientes con sarro y
enfermedad periodontal.
118
Ballesteros Herráiz et al.
A
B
C
E
D
F
G
H
Figura 3. Lesiones craneales de la sepultura 158. A: Visión superior de la
lesión. B: Radiografía lateral. C: Vista fronto-superior. D: Radiografía. E:
Periostitis frontal. F: Área afectada con signos de remodelación ósea
irregular, signos periostíticos e hiperostósicos. G: Hiperostosis en la cara
endocraneal. H: Cara interna de la lesión con signos de hiperostosis en la
línea sagital.
119
Ballesteros Herráiz et al.
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