Omnisciencia Casa de los Azulejos

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OMnisciencia
Casa de los Azulejos
Ciudad de México, 1925
Tras las agresiones padecidas en la Escuela Nacional Preparatoria, Orozco es invitado por
Francisco Sergio Iturbe, dueño de la Casa de los Azulejos, antigua casa de los Condes del Valle
de Orizaba, a pintar un mural en el descanso de la escalera. En él reunió dos figuras femeninas
y una masculina, desnudas y de cuerpo entero, flanqueadas por dos torsos de hombre igualmente desnudos. Los símbolos y las alegorías del fresco —con reminiscencias esotéricas—, la
fisonomía atlética de los personajes, la composición simétrica de las partes y del todo revelan
a un artista clásico, conocedor de la tradición griega y renacentista, que va descubriendo sus
capacidades ilimitadas en el arte mural.
Las ideas herméticas de este fresco, o sus posibles recreaciones por parte de Orozco, flotaban en el aire de la cultura mexicana desde los tiempos de la Revista Moderna y todavía, en
la década de los años veinte, Tablada y Vasconcelos las glosaban en sus escritos. Es el único
mural en el que escribió sobre la pared el título: Omni-/ciencia (todo el saber). Las manos que
dan y reciben fuego, los resplandores al fondo de la mujer central, los ojos cerrados de ambas
mujeres, la espada empuñada por dos manos masculinas suman una iconografía irreductible a
cualquier interpretación unívoca. Abierto a todas las lecturas posibles, en este fresco hay algo
más que una alegoría a la fecundidad femenina o al saber oculto.
OMnisciencia
Casa de los Azulejos
Mexico City, 1925
After the attacks suffered at the National Preparatory School, Francisco Sergio Iturbe, owner of
the Casa de los Azulejos, the old residence of the Counts of Valle de Orizaba, invited Orozco
to paint a mural at the landing of the stairs. Here he gathered together two full-length naked
female figures and a male, flanked by two men’s equally naked torsos. The symbols and allegories of the fresco—of esoteric reminiscences—, the athletic body of the subjects, the symmetric
composition of the parts and the whole reveal a classic artist, versed in Greek and Renaissance
traditions, who discovers progressively his unlimited capacities at mural art.
The hermetic ideas of this fresco or its possible recreations by Orozco floated in the air of
Mexican culture since the times of the Revista Moderna and even during the 1920s Tablada and
Vasconcelos explained them in their writings. It is the only mural where he wrote a title on the
wall: Omni-/ciencia (all the knowledge). The hands that offer and receive the fire, the glows
behind the woman in the center, the closed eyes of both women, the sword held by masculine
hands sum up an iconography that cannot be reduced to one sole interpretation. Open to all
possible readings, in this fresco there is something more than an allegory of female fecundity
or occult knowledge.
José Clemente Orozco
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