RESPUESTA INMUNE INNATA Y TOLERANCIA ORAL FRENTE A PERIODONTOPATÓGENOS NELLY STELLA ROA MOLINA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS ESPECIALIZACIÓN DE LABORATORIO EN INMUNOLOGÍA CLÍNICA Bogotá, Noviembre de 2.005 RESPUESTA INMUNE INNATA Y TOLERANCIA ORAL FRENTE A PERIODONTOPATÓGENOS NELLY STELLA ROA MOLINA Dr. CARLOS MARIO AGUDELO MsC DIRECTOR PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS ESPECIALIZACIÓN DE LABORATORIO EN INMUNOLOGÍA CLÍNICA Bogotá, noviembre de 2.005 2 RESPUESTA INMUNE INNATA Y TOLERANCIA ORAL FRENTE A PERIODONTOPATÓGENOS NELLY STELLA ROA MOLINA Dr. CARLOS MARIO AGUDELO MsC DIRECTOR PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS ESPECIALIZACIÓN DE LABORATORIO EN INMUNOLOGÍA CLÍNICA Bogotá, Noviembre de 2.005 3 RESPUESTA INMUNE INNATA Y TOLERANCIA ORAL FRENTE A PERIODONTOPATÓGENOS __________________________ _______________________ Dr. CARLOS MARIO AGUDELO Dr. DIANA PATIÑO Director Coordinadora Especialización PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS ESPECIALIZACIÓN DE LABORATORIO EN INMUNOLOGÍA CLÍNICA Bogotá, Noviembre de 2.005 4 Los criterios expuestos, las opiniones expresadas y conclusiones anotadas, son responsabilidad del autor y no comprometen en nada a la Pontificia Universidad Javeriana. (Art. 918 del reglamento de trabajos de grado y de investigación. Agosto de 1989). 5 TABLA DE CONTENIDO Páginas DEFINICION DEL PROBLEMA 1 JUSTIFICACIÓN 5 OBJETIVO 5 MARCO TEORICO 6 1. GENERALIDADES DE ENFERMEDAD PERIODONTAL 6 Características generales de la enfermedad periodontal 9 2. MICROBIOLOGIA DE LA ENFERMEDAD PERIODONTAL 11 Placa dental 17 3. PATOGENIA DE LA ENFERMEDAD PERIODONTAL 18 3.1 Mecanismos de defensa del huésped 18 3.2 Características clínicas e histopatológicas de la enfermedad periodontal 19 3.2.1 Lesión gingival inicial 20 3.2.2 Lesión gingival temprana 21 3.2.3 Lesión gingival establecida 22 3.2.4 Lesión gingival avanzada 22 4. INMUNOPATOGÉNESIS DE LA ENFERMEDAD PERIODONTAL 23 Células del sistema inmune en la enfermedad periodontal 25 5. LIPOPOLISACARIDO BACTERIANO E INMUNIDAD INNATA 27 6. RESPUESTA INMUNE INNATA EN MUCOSA ORAL 35 7. TOLERANCIA ORAL 38 8. DIAGNÓSTICO DE LA ENFERMEDAD PERIODONTAL 48 CONCLUSIONES 57 BIBLIOGRAFIA 59 6 DEFINICION DEL PROBLEMA Las enfermedades periodontales constituyen un grupo heterogéneo de alteraciones de los tejidos de protección y soporte de los dientes que son en su gran mayoría de origen infeccioso y de carácter inflamatorio; por el tipo de tejido que afectan pueden ser clasificadas en gingivitis si se limitan al tejido de protección o unidad dentogingival, o periodontitis si están involucrados los tejidos de soporte o unidad dentoalveolar, los cuales incluyen ligamento periodontal, hueso, y cemento (Tonetti y col, 1999). La clase más común del trastorno gingival es la afección inflamatoria simple causada por la placa bacteriana que se adhiere a la superficie dentaria. Este tipo de gingivitis, denominada gingivitis simple puede permanecer estacionaria por periodos indefinidos o proseguir en ocasiones hasta destruir las estructuras de soporte, es decir, periodontitis. Existe un continuo cambio desde la gingivitis simple hasta la periodontitis y en general se emplea el término enfermedad periodontal para referirse a todo este proceso (Carranza y col, 1998). La enfermedad periodontal puede ser clasificada al tener en cuenta factores modificadores de la presentación clínica de la enfermedad como el avance de la lesión en el tiempo, en 2 grupos: las enfermedades periodontales crónicas y las enfermedades periodontales agresivas (Armitage, 1.999). Las periodontitis crónicas, aunque pueden presentarse en adolescentes y aún en niños son más comunes después de la cuarta década de vida y su evolución además de ser episódica es muy lenta, mientras las enfermedades periodontales 7 agresivas se presentan generalmente en adultos jóvenes y progresan muy rápidamente lo que produce pérdidas de inserción avanzadas en solo semanas (Flemming y col, 1999). Algunos de los microorganismos involucrados en su etiología son el Actinobacillus actinomycetemcomtans, Porphyromonas gingivalis y Bacteroides forsythus entre otros (Caton y col, 1989; Ishikawa y col, 1997) Todas las enfermedades periodontales cuyo factor etiológico primario es la placa bacteriana, involucran dos componentes en el curso clínico del daño. El primero de ellos, el factor microbiológico, el cual ocasiona daño tisular directamente por productos bacterianos tales como las colagenasas, y el segundo, el factor huésped en su afán de defender el organismo del ataque bacteriano. Así, la respuesta inmunológica parece estar directamente relacionada con la destrucción tisular en este tipo de patologías (Offenbacher y col, 1996; Coman y col, 1997). Las células de la mucosa oral tales como las células epiteliales gingivales en regiones inflamadas producen diversas citoquinas proinflamatorias tales como IL1β, IL-6, IL-8 y TNF-α, y moléculas de adhesión. En periodontitis, las células inmunes hematopoyéticas tales como células T, células B, monocitos y neutrófilos son recluidos y acumulados en áreas inflamadas; lo que hace pensar que las células de la mucosa oral activamente participan en la infiltración de estas células inmunes por las citoquinas y moléculas de adhesión producidas (Sugawara y col, 2002). Lo que sí es claro, es que en las primeras etapas de la enfermedad, los neutrófilos predominan debido a su movilidad, a su flexibilidad y a los efectos de las moléculas de adhesión sobre los vasos sanguíneos a los que se unen; además se 8 genera un gradiente quimiotáctico desde el surco hacia el tejido conectivo y de esta forma los PMN son atraídos. La acumulación de PMN neutrófilos y su actividad en el surco gingival tiene como resultado la liberación de múltiples enzimas que ocasionan efectos perjudiciales para los tejidos del huésped igual que para los microorganismos. La infiltración inmunitaria por linfocitos comienza y se pierden componentes estructurales y espacio físico importante; las capas epiteliales son destruidas, el epitelio se reforma en una ubicación más apical y se da origen a la bolsa periodontal (Lindhe, 2.001). La función de los PMN neutrófilos en el surco gingival es muy controvertida, ya que algunos autores afirman que deben existir ciertas condiciones que lo llevan a convertirse en el “cementerio de los neutrófilos” (Barrios, 1.989); o como Burkotz, quien afirma que el neutrófilo no tiene función defensiva en el surco gingival ya que si el neutrófilo tuviera función fagocitaria en el surco o saco periodontal, seguramente la enfermedad periodontal no existiría. No obstante, autores como Takayuki y colaboradores afirman que los PMN neutrófilos de saliva están involucrados en la prevención oral de la enfermedad periodontal, ya que sus funciones están totalmente activadas a nivel del surco gingival y son los primeros que reaccionan. Cuando hay alteraciones en éste ó en otros componentes del sistema inmunológico se desarrolla la patología (Takayuki y col, 1.997). Dentro de este contexto, las poblaciones de células inmunocompetentes de la lesión periodontal, han sido el principal foco de atención de los investigadores; hoy en día, después de varias décadas de estudios y a pesar de los constantes vacíos existentes en las teorías que intentan mostrar a las células del sistema inmune como causantes directas o indirectas del daño, se acepta que las lesiones periodontales destructivas, están determinadas por la naturaleza de la respuesta inmune específica linfocitaria (Gemmell y col, 2002). 9 La tolerancia oral, es otro de los aspectos importantes de la respuesta inmune en Enfermedad periodontal, la cual no involucra una respuesta sistémica. La tolerancia, representa la forma de respuesta más común e importante del huésped en el mantenimiento de la homeostasis en general, ya que defiende al sujeto de antígenos del medio ambiente naturales y extraños, incluyendo la alimentación y componentes bacterianos con mantenimiento de la respuesta de anticuerpos IgA mucosales ó secretores. Desde hace 20 años, se ha pretendido dar explicación y determinar, en donde y cómo, la tolerancia oral puede influir en la respuesta inmune de mucosas y hasta donde se puede inducir ambas respuestas: sistémica y de mucosas para combatir con la enfermedad (Fujihashi y col, 2.001). A partir de los avances y revisiones realizados de la literatura, con este trabajo se pretende hacer una profundización de la respuesta inmune innata frente a los periodontopatógenos, que pueda explicar de alguna manera el progreso de la enfermedad y proponer teorías de tolerancia inmunológica frente a la misma, en términos de sus mecanismos inmunológicos y la forma en que se involucran las células inmune y los tejidos, estudios que podrán ser de interés general de la inmunidad del huésped en el futuro. JUSTIFICACIÓN 10 Con respecto a la presentación y progreso de la enfermedad periodontal se han realizado numerosos estudios y revisiones teóricas, los cuales presentan resultados controversiales. Con este trabajo se pretende ampliar los conceptos, profundizar en el tema y plantear teorías de tolerancia a nivel oral, que pueda de una manera explicar el progreso de la enfermedad en algunos pacientes. Los resultados y conclusiones obtenidos en este trabajo, serán un aporte a la comunidad científica odontológica, a la línea de investigación Respuesta inmune en enfermedad periodontal del Centro de Investigaciones Odontológicas (CIO) de la Pontificia Universidad Javeriana, y a los estudios que se avanzan en el Instituto Nacional de Salud, en la línea de investigación Respuesta inmune innata a lipopolisacárido. OBJETIVO Revisar, profundizar y aclarar conceptos de la respuesta inmune innata frente a periodontopatógenos causantes de enfermedad periodontal en cavidad oral, que pueda explicar el progreso de la enfermedad. MARCO TEORICO 11 1. GENERALIDADES DE ENFERMEDAD PERIODONTAL El periodonto (peri = alrededor, odontos = diente) está conformado por la unidad dentogingival, la cual está constituida por la encía, y el diente, más específicamente por las fibras gingivales, el esmalte y el epitelio de unión, y por la unidad dentoalveolar, conformada a su vez por el ligamento periodontal, el cemento radicular y el hueso alveolar (Ferro y otros, 2.000) (Figura 1). Figura 1. Estructura del Periodonto. www.clinicodentalausin.com Su función principal es unir el diente al tejido óseo de los maxilares y conservar la integridad de la superficie de la mucosa masticatoria de la boca. El periodonto también llamado aparato de inserción o tejido de sostén del diente, establece una unidad funcional biológica y evolutiva que experimenta algunas modificaciones con la edad. Esta sujeto a alteraciones morfológicas y funcionales, así como a modificaciones debidas a alteraciones del medio bucal. (Lindhe, 2001) Las enfermedades periodontales son un grupo de condiciones heterogéneas causadas en parte por infecciones bacterianas que afectan los tejidos de soporte de los dientes, lo cual puede conducir a la pérdida del hueso y del ligamento periodontal y por otro lado, por la respuesta del huésped como consecuencia de la 12 activación de la respuesta inmune como defensa de los tejidos frente a la infección (Suárez y col, 2.004). Lo anterior, puede ser explicado de la siguiente manera: la enfermedad periodontal inicia y se mantiene por factores como la acumulación de placa microbiana en la superficie dentaria adyacente a los tejidos gingivales que pone a las células del epitelio surcular y de unión en contacto con productos de desecho, enzimas y componentes superficiales de bacterias colonizantes. Las sustancias microbianas estimulan las células epiteliales para que produzcan citoquinas proinflamatorias y otros mediadores químicos de la inflamación, éstos inician una respuesta inflamatoria produciendo una inflamación en los tejidos al acumularse líquido y se genera la gingivitis. En las primeras etapas de la enfermedad, los neutrófilos predominan debido a su movilidad y flexibilidad y a los efectos de las moléculas de adhesión sobre los vasos sanguíneos a los que se unen los PMN, además se genera un gradiente quimiotáctico desde el surco hacia el tejido conectivo y de esta forma los PMN son atraídos hacia el surco (Figura 2). La acumulación de PMN neutrófilos y su actividad en el surco gingival tiene como resultado la liberación de múltiples enzimas que ocasionan efectos perjudiciales para los tejidos del huésped igual que para los microorganismos. La infiltración inmunitaria comienza y se pierden componentes estructurales y espacio físico que es infiltrado por leucocitos. Las capas epiteliales son destruidas, el epitelio se reforma en una ubicación más apical y se forma la bolsa periodontal. 13 Leucocitos Activación cel. Endoteliales Vasos Sanguíneos INDIRECTA DIRECTA Vesícula Proteína Leucocito Superficie Dental Proteína Figura 2. El reto bacteriano y la respuesta del huésped. Darveau y Page, The microbial challenge in periodontitis. Periodontology 2000, Vol. 14, 1997, 12- 32. Al extenderse la infiltración se reabsorbe el hueso, se forma tejido de granulación fuertemente vascularizado y lleno de células plasmáticas productoras de anticuerpos. Adicionalmente, las células del tejido de granulación producen enzimas degradantes de la matriz y citoquinas que directa e indirectamente degradan aun más el tejido conectivo y el hueso. Finalmente, la continua estimulación antigénica por los microorganismos, induce una mayor infiltración que contribuye al aumento en la profundización de la bolsa periodontal, extensión del tejido de granulación y pérdida de hueso y ligamento periodontal que culmina en la desaparición de estructuras de sostén del diente y pérdida del mismo (Lindhe, 2001). 14 De acuerdo con lo anterior, se puede concluir que la respuesta inmune que establece el huésped contra el microorganismo, es en gran parte la causante de la perdida del diente y que el papel de los linfocitos es muy importante en el desarrollo de la enfermedad, por lo cual, la mayoría de estudios que se realizan a nivel inmunológico en este tipo de pacientes van encaminados a determinar el fenotipo de las células involucradas y su localización a nivel histológico. (Johannessen y col,1986; Karen y col, 1986; Malberg y col, 1992; Celenligil y col, 1990; Taubman y col, 1984; Reinhardty y col, 1988; Karimzadeh y col, 1999, Lappin y col,1999; Suárez y col, 2004; Guises y col, 1996; Seguiré y col, 2000; Yamazaki y col, 2001, Gemmel y col, 1998; Yamamoto y col, 1997, Budunelli y col, 2001; Petit y col, 2001; Zafiropoulos y col, 1990; Afar y col, 1992; Takahashi y col, 1995). Características generales de la enfermedad periodontal Las afecciones del periodonto se dividen en dos categorías principales: enfermedades gingivales y periodontales. Las primeras incluyen a los padecimientos que afectan solo los tejidos de protección del diente (la encía), en tanto que las segundas, a los trastornos que comprometen las estructuras de soporte del diente (ligamento periodontal, hueso) (Carranza y col, 1998) (Figura 3). Figura 3. Enfermedades gingivales y periodontales. Una mirada adulta. Folleto preventivo Colgate. 15 Las reacciones inflamatoria e inmunitaria frente a la placa bacteriana constituyen los rasgos predominantes de la gingivitis y la periodontitis. La reacción inflamatoria es visible microscópicamente y clínicamente en el periodonto afectado y representa la respuesta del huésped a la microflora de la placa y a sus productos, además, las consecuencias son visibles radiográficamente (Lindhe, 2001). En 1999 la AAP (American Academy of Periodontology) clasifica la enfermedad periodontal de la siguiente manera: (Tabla 1) (Armitage, 1999) Tabla 1 Clasificación de la Enfermedad Periodontal I. Enfermedad Gingival A. Enfermedad gingival inducida por placa B. Lesiones gingivales no inducidas por placa II. Periodontitis Crónica A. Localizada B. Generalizada III. Periodontitis Agresiva A. Localizada B. Generalizada IV. Periodontitis como manifestación de enfermedades sistémicas V. Enfermedad periodontal necrotizante VI. Absceso periodontal VII. Periodontitis asociada con lesiones endodónticas VIII. Condiciones o deformidades del desarrollo o adquiridas 16 2. MICROBIOLOGIA DE LA ENFERMEDAD PERIODONTAL La cavidad bucal está habitada por bacterias que colonizan los tejidos blandos, incluidas las encías, las mejillas y los dientes, este último, constituye una superficie para la colonización de un grupo considerable de especies bacterianas. Las bacterias pueden adherirse al diente mismo, a las superficies epiteliales de la encía o de la bolsa periodontal, a los tejidos conectivos subyacentes, cuando están expuestos, y a otras bacterias que están adheridas a esas superficies. En contraste con la superficie externa de la mayoría de las partes del organismo, las capas externas del diente no se descaman, así la colonización microbiana se ve facilitada. De esta manera se genera una situación en la cual los microorganismos colonizan el diente y se mantienen continuamente en inmediata proximidad con los tejidos blandos del periodonto. Se estima que alrededor de 400 especies diferentes son capaces de colonizar la boca y que cualquier persona puede albergar 150 o más especies diferentes. Los recuentos en zonas subgingivales oscilan desde 103 y 108 en las bolsas periodontales profundas. (Lindhe, 2001) Debido a varios factores es difícil reconocer los patógenos bacterianos en las enfermedades periodontales. La microbiota periodontal es una comunidad compleja de gérmenes, muchos de los cuales son muy complicados de aislar en el laboratorio. A pesar de las dificultades propias de la caracterización de la microbiología de las enfermedades periodontales, se reconocen un grupo limitado de patógenos por su asociación con el inicio y la progresión de la enfermedad, los más conocidos son (Ishikawa y col, 1997): 17 a. Anaerobios o microaerofílicos como la Porphyromonas gingivalis (P. gingivalis), encontrado en la profundidad de la bolsa y especialmente en sitios activos (Bainbridge, 2.002). b. Actinobacillus actinomycetemcomitans (A.a.), asociado a las bolsas periodontales de pacientes con periodontitis crónica. c. Bacteroides forsythus (B. forsythus), relacionado con la actividad de la enfermedad. Entre otros microorganismos causantes se encuentran: Capnochytophaga, Fusobacteriun nucleatum y Prevotella intermedia. Estos microorganismos exhiben diferentes mecanismos de virulencia encaminados unos a evadir la respuesta del huésped, otros, específicamente la producción de enzimas, a atacar mecanismos de defensa del huésped y por último mecanismos no aplicables a todos los periodontopatógenos, con el objetivo de lograr invasión tisular e inducir la inflamación y destrucción del tejido conectivo (Lovegrove, 2.004). Dentro de estos grupos se incluyen producción de leucotoxinas, epitelotoxinas, enzimas que degradan inmunoglobulinas, complemento, citoquinas y, producción de factores inmunosupresores que puedan inhibir la síntesis de anticuerpos (Dueñas y col, 2.001). Estos factores de virulencia pueden ser comunes ó particulares para los microorganismos periodontopatógenos (Ishikawa y col, 1997). P. gingivalis posee fimbrias, polisacárido capsular, hemaglutinina, lipopolisacárido, enzimas y otros antígenos proteicos. Las fimbrias son estructuras que le permiten la adherencia a las superficies de los tejidos gingivales. Se ha observado en suero de pacientes con periodontitis del adulto y agresiva, la presencia de altos títulos de IgG específicos de fimbria y 18 bajos niveles de IgA y M, mientras que en sujetos sanos, estos títulos son bajos (Amano y col, 2004; Ishikawa y col, 1997). Las cápsulas bacterianas tienen varias funciones, entre ellas, servir de barrera fisicoquímica para la célula, protección contra la disecación y resistencia a la fagocitosis por neutrófilos y macrófagos. P. gingivalis tiene una densa cápsula amorfa de 15 nm que junto con otras membranas constituyen un polisacárido heteropolimérico, rico en glucosa, glucosalina, galactosamina y ácido galactosaminouronico, complejo inmunoquímicamente distinto del lipopolisacárido. Se ha comprobado que la inmunización en ratones con el polisacárido de P. gingivalis reduce la severidad de la infección pero no previene la invasión del microorganismo. También se han observado anticuerpos séricos de pacientes con periodontitis en bajos títulos para el polisacárido capsular de P. gingivalis. La adhesina hemaglutinante de unión celular (HA-Ag2) de P. gingivalis fue encontrada como un antígeno común en las especies bacterianas. El complejo de proteína de superficie no-fimbria, tiene la capacidad de unirse a los eritrocitos, está compuesto por 2 polipéptidos asociados con masa molecular de 33 a 38 kDa aproximadamente, y otros dos de 43 a 49 kDa ubicados en la membrana externa (Ishikawa y col, 1997). Esta hemaglutinina es considerada un determinante antigénico importante del microorganismo, debido a que puede funcionar como un epítope específico en humanos. Lo anterior puede ser explicado por la presencia de varios isotipos de IgG, IgA e IgM antígeno-específicos para HA-Ag2, en pacientes con periodontitis crónica. P. gingivalis no tiene un lipopolisacárido (LPS) típico de otras bacterias gramnegativas, ya que carece de heptosa y 2-keto-3-deoxioctonato, muestra muy poca 19 actividad endotóxica (demostrada en ensayos de endotoxina clásicos como el Limulus), pero por el contrario, es significativamente mitogénico. Se han descrito altos títulos de IgG en pacientes con periodontitis agresiva con mayor frecuencia por los isotipos IgG2 y cantidades moderadas de IgG1, IgG3 e IgG4 comparados con los pacientes con periodonto sano (Ishikawa y col, 2000). Se especula que este microorganismo contiene un lípido A heterogéneo, lo que contribuye a una respuesta inmune innata del huésped inusual y a su habilidad de interactuar con diferentes moléculas TLR (Bainbridge y col, 2.002). P. gingivalis produce una amplia variedad de enzimas las cuales pueden considerarse como el mayor factor de virulencia, entre ellas la colagenasa y proteasas semejantes a tripsina; además, por la presencia de estas enzimas y su actividad puede ser fácilmente distinguido de otras especies anaeróbicas pigmentadas negras. Entre ellas se encuentras: • La colagenasa producida por P. gingivalis de 35 kDa, es dependiente de tiol, requiere metales iones y puede degradar las fibras colágenas como resultado de la acción mutua con otras proteasas. • La proteasa de 53 kDa, con actividad semejante a tripsina y dependiente de tiol. • Una proteasa de cisteína de 50 kDa denominada gingipain, con tres características inusuales: a. la estimulación de actividad amidolítica por dipéptidos con glicina, b. especificidad limitada a péptidos unidos con residuos de arginina, c. resistencia a la inhibición por inhibidores de proteinasa en plasma humana (Kadowaki y col, 2.003; Imamura y col, 2.003). • Proteinasas específicas a Arginina de 50 kDa y de 44 kDa identificadas como hemaglutininas (Ishikawa y col, 1997; Takii y col, 2.005). • La proteinasa específica a lisina de 60 kDa. 20 • La proteasa de 44 kDa denominada P. gingivalis 381, con actividad proteolítica dependiente de tiol, comparte características de endopeptidasas metalo y serina, y degrada colágenos tipos I, IV e IgG. • La proteasa tiol de 64 kDa, una proteasa importante para el crecimiento de los microorganismos, produce enzimas que proveen resistencia a la fagocitosis y otras que degradan proteínas del suero, incluyendo inmunoglobulinas, y componentes del complemento. • La proteasa de 95 kDa que degrada el componente C3 y participa de una forma importante en el mecanismo de evasión de la respuesta inmune. Las proteínas de la membrana externa de P. gingivalis, contiene antígenos proteicos de diferentes pesos moleculares: 115,82,75, 57, 55, 51, 47, 46, 44, 43, 40, 35, 27, 25, 18 y 19 kDa, los cuales participan de una forma importante en la patogenesidad del microorganismo. A. a. es clasificado dentro de los serotipos a, b, c, d y e. El antígeno inmunodominante para A. a. serotipo b, es un carbohidrato específico, y los serotipos a y c son polisacáridos. Tiene un LPS muy similar al de otras bacterias gram negativas, posee un amplio espectro de actividad inmunobiológica y actividad endotóxica, reflejado en la respuesta mitogénica y policlonal, induce la activación del LB y del macrófago, síntesis de IL-1, prostaglandina E2 y reabsorción de hueso en el ratón (Ishikawa y col, 1997). Se ha reportado la presencia de altos títulos de anticuerpos IgG e IgM en suero de pacientes con periodontitis agresiva, comparado con sujetos sanos. A. a. posee una leucotoxina de 115 kDa, lo cual lo hace citotóxico para los leucocitos polimorfonucleares humanos. Se ha demostrado que los pacientes con periodontitis agresiva, contienen anticuerpos que neutralizan la leucotoxina, 21 mientras que en individuos normales ó con otros tipos de periodontitis se amplifica la reacción leucotóxica más que la inhibición de la misma (O’Brien y col, 2.004). GroEL-like protein de 64 kDa, es una proteína que ha sido purificada en sujetos con periodontitis agresiva, presenta homología del 48% con la hsp60 humana. La alta respuesta de IgG en suero a la proteína de 64 kDa, puede ser dirigida hacia epítopes de la autoproteína de choque térmico, como bien a la hsp65 micobacteriana involucrada en la artritis autoinmune. El componente asociado a la superficie de A. a., ha sido ampliamente estudiado, y se ha comprobado que tiene una potente actividad osteolítica en huesos calvarios murinos. Este microorganismo posee fimbrias de aproximadamente 5 nm en diámetro y diversos µm en longitud. El suero antifimbria es un inhibidor de unión que reacciona con una proteína de 54 kDa, siendo mejor la respuesta en los sujetos sin A. a. que en los sujetos con el microorganismo en las bolsas periodontales (Delima y col, 2.003). Al realizar el sonicado de A. a. se puede observar 13 proteínas antigénicas que varían de los 14 a los 78 kDa, induciendo diferentes títulos de anticuerpos de tipo IgG en sujetos con periodontitis y sanos. B. Forsythus, fue la primera cepa identificada, requiere de ácido acetilmurámico porción amino para la proliferación y el mantenimiento de la forma celular. Es difícil de cultivar. Este microorganismo es positivo en los test de sustratos enzimáticos para α-glucosidasa, β-glucosidasa, α-fucosidasa, α-glucoronidasa y tripsina, lo que lo hace distinguible de las especies Capnocytophaga y Fusubacterium (Ishikawa y col, 1997, Kinane y col, 1999). 22 Placa dental La placa dental es una agregación bacteriana homogénea causante de enfermedad periodontal cuando se acumula hasta el punto de exceder la capacidad de defensa del huésped. Se desarrolla sobre la superficie expuesta del diente y comienza con la precipitación de una capa salivar. Esta última es una película orgánica compuesta principalmente de proteínas y glicoproteínas que se encuentran en la saliva y el fluido crevicular que se deposita sobre la superficie del diente (Christersson y col, 1991). La película contiene pocas bacterias en etapas tempranas, sin embargo pocas horas después de la acumulación las bacterias orales se adhieren a la película formando la base para la acumulación de placa. Bajo algunas condiciones como la adquisición de ciertas especies, la combinación de especies y una defensa no optima del huésped, estas pocas bacterias pueden causar una inflamación destructiva que en casos extremos puede causar la perdida del diente. La placa dental ha sido definida como un biofilm. Los biofilms poseen características específicas como: • Son comunidades ecológicas que evolucionaron para permitir la supervivencia de la comunidad como un todo. • La comunidad presenta cooperación metabólica. • hay un sistema circulatorio primitivo. • Posee numerosos microambientes con diferentes radicales de pH, concentraciones de oxigeno y potenciales eléctricos. • Los biofilms resisten la defensa usual del huésped. • Los biofilms resisten antibióticos sistémicos o locales y agentes antimicrobianos (Darveau y col, 1997) La placa microbiana es notablemente resistente a los mecanismos de defensa normal del huésped. El fluido gingival que contiene complemento, anticuerpos y todos los otros sistemas presentes en la sangre para prevenir y controlar la 23 infección continuamente bañan el biofilm, el complemento es activado y millones de leucocitos migran continuamente hacia la bolsa periodontal y entran en contacto con la placa subgingival, sin embargo las bacterias sobreviven y se diseminan lateral y apicalmente a lo largo de la superficie de la raíz, causando la destrucción del tejido. El biofilm subgingival puede proveer una mayor y continua fuente de LPS circulante. El desprendimiento bacteriano de LPS y proteínas proporciona una gran relación entre la placa dental y el huésped. Vesículas liberadas en la superficie de la placa dental actúan recíprocamente con monocitos y células endoteliales. La activación del endotelio puede ocurrir directa o indirectamente actuando recíprocamente primero con monocitos que liberan citoquinas. El resultado de estas interacciones es la salida de leucocitos de la vasculatura a los tejidos circundantes para eliminar el estímulo bacteriano. Sin embargo, la naturaleza perseverante de la placa dental en la superficie del diente previene el desprendimiento completo del biofilm y contribuye a un estímulo constante por parte de los antígenos bacterianos (Darveau y col, 1997). 3. PATOGENIA DE LA ENFERMEDAD PERIODONTAL 3.1 Mecanismos de defensa del huésped Los microorganismos de la placa subgingival parecen desarrollarse excesivamente y conducir a enfermedades graves en los huéspedes inmunocomprometidos (Genco y col, 1986; Shenker y col, 1987; Winkler y col, 1989). Esto sugiere que los mecanismos de defensa del huésped son importantes para limitar las cantidades de bacterias en la placa subgingival y prevenir así daños al endotelio gingival. Una especie bacteriana debe superar varios obstáculos del huésped para colonizar un sitio subgingival. Algunos de estos son el flujo salival, el fluido gingival y el desplazamiento mecánico por la masticación. 24 Las sustancias de la saliva pueden ayudar en la prevención de la colonización mediante varios mecanismos como anticuerpos específicos, glucoproteinas salivales, proteínas ricas en musina, y prolina que podrían actuar como agentes bloqueantes inespecíficos (Lindhe, 2001). La enfermedad puede llegar a ser más destructiva si aspectos específicos de los mecanismos de defensa del huésped (anticuerpos, PMNs, citoquinas, prostaglandinas, etc.) dentro de los tejidos son más abundantes. Esto parece ocurrir por lo menos en parte, debido a la hiperrespuesta a los factores, intrínsecos (genéticos) e inducidos (fumar), que aumentan el desafío bacteriano dentro de los tejidos que lleva al desarrollo de los signos y síntomas de la enfermedad periodontal. 3.2 Características clínicas e histopatológicas de la enfermedad periodontal Las encías sanas tienen entre sus características un infiltrado de células inflamatorias, predominantemente neutrófilos asociados al epitelio de unión y linfocitos en el tejido conectivo subyacente. Los neutrófilos predominan en la región de la hendidura y parecen migrar continuamente a través del epitelio de unión hacia el surco, el reclutamiento de los leucocitos de los tejidos hacia la hendidura se debe a las acciones quimiopositivas de los sistemas del huésped como IL-8, componente C5a del complemento, leucotrino B4, etc. Al igual que productos derivados de los microorganismos como formal metionil leucil fenilalanina, lipopolisacáridos, etc. Con el depósito de más placa y la formación de gingivitis hay un marcado incremento de los leucocitos reclutados en la zona. Un efecto adicional de la inflamación, que alienta la rápida acumulación de leucocitos, es la regulación aumentada por las moléculas de adhesión mediadas por citoquinas proinflamatorias. Esto induce a los polimorfonucleares en 25 las primeras etapas, a adherirse a las vénulas postcapilares y a comenzar a migrar a través del vaso y quimiotácticamente hacia la hendidura gingival. Dentro de los 10 a 20 días de acumulación de placa, se establecen signos de gingivitis en la mayoría de las personas. Esta gingivitis se presenta con enrojecimiento de las encías, tumefacción y sangrado ante un suave sondeo. Las alteraciones clínicas pueden parecer sutiles en las primeras etapas de la gingivitis, pero las modificaciones histopatológicas subyacentes son bastante marcadas. Se producen cambios en la red vascular, con apertura de muchos lechos capilares. El exudado liquido y las proteínas invaden los tejidos y se produce la penetración de células inflamatorias en el tejido conectivo subyacente al epitelio de unión. Al aumentar la infiltración celular se modifica la composición estructural y celular de los tejidos (Lindhe, 2001). En 1976, Page y Schroeder realizaron estudios en encías de perros definiendo la progresión de la inflamación gingival y periodontal en función de la evidencia clínica e histopatológica en cuatro fases: inicial, temprana, establecida y avanzada (Page y col, 1976). 3.2.1 Lesión gingival inicial Se produce 24 horas después de la acumulación de placa en el diente. Histopatológicamente, es evidente la dilatación de las arteriolas, capilares y vénulas. Simultáneamente a las alteraciones vasculares, la migración de los neutrófilos desde el sistema vascular dentogingival es reforzada por las moléculas de adhesión como la molécula-1 de adhesión intracelular (ICAM-1) y la molécula-1 de adhesión leucocitaria endotelial (ELAM-1). Los leucocitos migran por un gradiente quimiotáctico hacia la hendidura y la mayoría tienen la capacidad de producir receptores CD44 en sus superficies, que permite la unión de la célula con 26 el tejido conectivo. La mayoría de leucocitos se acumulan en el epitelio de unión y en el área de la hendidura gingival (Lindhe, 2001; Page, 1976) (Figura 4). Tejido Gingival Figura 4. Lesión gingival inicial. Sucesos clínicos e histopatológicos de la lesión. Korman, Page and Tonetti, The host response to the microbial challenge in periodontitis,1997, Periodontology 2000, Vol. 14; 33-53. 3.2.2 Lesión gingival temprana Se produce aproximadamente siete días después de la acumulación de placa. Los linfocitos y neutrófilos constituyen la infiltración leucocitaria predominante en esta etapa y se observan muy pocos plasmocitos en la lesión. Se produce destrucción de colágeno en el área infiltrada (Lindhe, 2001). La lesión temprana puede persistir mucho tiempo y con gran variabilidad entre un individuo al otro. (Figura 5) Tejido Gingival Figura 5. Lesión gingival temprana. Sucesos clínicos e histopatológicos de la lesión. Korman, Page and Tonetti, The host response to the microbial challenge in periodontitis,1997, Periodontology 2000, Vol. 14; 33-53. 27 3.2.3 Lesión gingival establecida En la lesión establecida se ven grandes cantidades de células plasmáticas maduros situados primariamente en los tejidos conectivos coronarios, así como en torno de los vasos, la perdida de colágeno continua al expandirse el infiltrado inflamatorio. En esta etapa el epitelio de la bolsa no esta adherido a la superficie y tiene una fuerte infiltración leucocitaria. Parecen existir dos tipos de lesión establecidas, una que se mantiene estable y no progresa por meses o años y otra que se hace mas activa y se convierte en lesiones periodontales destructivas. (Lindhe, 2001; Page y col, 1976) (Figura 6). Tejido Gingival Figura 6. Lesión gingival establecida. Sucesos clínicos e histopatológicos de la lesión. Korman, Page and Tonetti, The host response to the microbial challenge in periodontitis. 1997. Periodontology 2000, Vol. 14; 33-53 3.2.4 Lesión gingival avanzada En esta lesión la placa continua su crecimiento en profundidad, el infiltrado de células inflamatorias, principalmente células plasmáticas, se extiende lateralmente y mas apicalmente en los tejidos conectivos. La lesión avanzada tiene todas las características de la lesión establecida pero difiere en que existe perdida de hueso alveolar, el daño a las fibras es amplio, el epitelio de unión migra apicalmente desde el límite cemento adamantino y hay amplias manifestaciones de lesión 28 tisular inflamatoria e inmunopatológica. La lesión ya no esta localizada y el infiltrado celular inflamatorio se extiende lateral y apicalmente en el tejido conectivo (Lindhe, 2001, Page, 1976) (Figura 7). Tejido Gingival Figura 7. Lesión gingival avanzada. Sucesos clínicos e histopatológicos de la lesión. Korman, Page and Tonetti, The host response to the microbial challenge in periodontitis. 1997. Periodontology 2000, Vol. 14; 33-53 4. INMUNOPATOGENESIS DE LA ENFERMEDAD PERIODONTAL Por décadas la patogenia de la enfermedad periodontal ha sugerido la presencia de un perfil celular inmunológico implicado en la destrucción del tejido gingival. (Ranney y col, 1991; Seymor y col, 1993; Kinaney col, 2001; Gemmell y col, 2002; Waldrop y col, 1981). El tejido gingival en contraste con otros tejidos bajo condiciones sanas no inflamatorias expresan moléculas de adhesión como E- selectina y una corriente continua de neutrófilos que migran a través del epitelio de unión hacia el surco gingival. Un estimado de 530.000 leucocitos por minuto migran hacia la cavidad oral en adultos con periodonto sano (Page y col, 1997). La barrera epitelial intacta del epitelio gingival, surcural y de unión previenen la invasión bacteriana a los tejidos periodontales y normalmente son una efectiva barrera frente a la penetración de productos bacterianos y sus componentes. Las 29 secreciones salivares proporcionan un suministro continuo de anticuerpos aglutinantes específicos que pueden agregar y matar bacterias presentes. Cuando hay un incremento del desafío bacteriano, los componentes bacterianos o sus productos de desecho interactúan con el epitelio y penetran hacia el tejido conectivo induciendo un aumento en la expresión de moléculas de adhesión como la E-selectina y de productos pro inflamatorios como citoquinas y quemoquinas. Hay un aumento en la permeabilidad vascular y señales quimoatrayentes que guían a los leucocitos (especialmente neutrófilos) hacia los tejidos gingivales. Si el desafío microbiano permanece inalterado en cuestión de días aparece la gingivitis. Si la actividad de defensa del huésped puede detener este desafío resulta en una inflamación que no empeora a menos que el reto microbiano logre superar la defensa del huésped. Cuando esto ocurre la placa supragingival se extiende hacia el surco gingival interrumpiendo la unión entre la mayor parte de la porción coronaria del epitelio de unión y la superficie de la raíz formando “una bolsa” superficial gingival. Esta última, proporciona acceso disponible para que sustancias bacterianas rieguen el tejido y activen células epiteliales que expresan IL-8 y células endoteliales para aumentar la expresión de las moléculas de adhesión que resulta en aumento de la migración de linfocitos, edema y formación de infiltrado celular inflamatorio, este infiltrado consiste en monocitos, linfocitos T (CD8+ y CD4+), linfocitos B y neutrófilos (Page y col, 1997). Citoquinas producidas por estas células y antígenos bacterianos conducen la diferenciación de linfocitos B a células plasmáticas productoras de anticuerpos creando una respuesta humoral. Cuando la formación de placa continúa hay formación de un infiltrado inflamatorio en los tejidos conectivos donde predominan los linfocitos (especialmente linfocitos T) y algunos macrófagos. 30 Los macrófagos activados por el lipolisacárido producen IL-1β, factor de necrosis tumoral α (TNF-α), metaloproteinasas de matriz y prostaglandina E2 (PGE2). La IL1β y el TNF-α activan los fibroblastos residentes para producir PGE2 y metaloproteinasas. Ambos activan tipos celulares que disminuyen la producción de inhibidores de metaloproteinasas de tejido, dando como resultando un gran aumento de los niveles de metaloproteinasas de matriz. Estas destruyen componentes de la matriz extracelular creando un espacio para la expansión del tejido. Las células epiteliales activadas por lipopolisacárido producen metaloproteinasas de matriz que destruyen las fibras agregadas de colágeno y el epitelio de unión permitiendo la extensión apical del epitelio formando una bolsa gingival. Las metaloproteinasas de matriz median la pérdida de la ligadura clínica y la prostaglandina media la resorción del hueso alveolar (y en algunos casos el cemento y la dentina), y la bolsa gingival progresa para volverse una bolsa periodontal. Siguiente a esto hay un cambio en la naturaleza de la respuesta inflamatoria (hacia LB y células plasmáticas) que termina en la producción de anticuerpos protectores y subsiguiente control de la infección o anticuerpos no protectores, destrucción del tejido conectivo y pérdida de hueso (Page y col, 1997). Células del sistema inmune en la enfermedad periodontal Células fagocíticas como neutrófilos y macrófagos constituyen la primera línea de defensa contra las infecciones bacterianas. Los neutrófilos han sido descritos como las células más importantes en la enfermedad periodontal ya que existen evidencias que en pacientes con enfermedades con déficit de neutrófilos como la neutropenia cíclica, síndrome de Chediak-Higashi o síndrome de deficiencia de 31 adhesión leucocitaria tienen un incremento en la susceptibilidad a tener destrucción periodontal. (Waldrop y col, 1987; Cohen y col, 1961; Hamilton y col, 1974; Springer y col, 1984). La función más importante de los neutrófilos es la fagocitosis y muerte de los microorganismos. En el surco gingival los neutrófilos forman una barrera entre el epitelio y la placa que previene la invasión bacteriana hacia el epitelio y daño al tejido conectivo. Los neutrófilos pueden minimizar los efectos destructivos. Sin embargo bacterias como P. gingivalis tienen el poder de evadir la respuesta inmune innata. P. gingivalis no estimula la expresión de la E-selectina sobre la superficie de la célula endotelial para de esta manera inhibir la migración de neutrófilos hacia la circulación de los tejidos. P. gingivalis induce bloqueo de la migración de neutrófilos hacia el epitelio oral por el bloqueo en la producción de IL8. Además P. gingivalis produce proteasas que pueden clivar el complemento y las inmunoglobulinas. Previniendo la opsonización y la subsiguiente muerte del neutrófilo que ha fagocitado la bacteria. Además de procesar los antígenos para la activación del sistema inmune especifico, los neutrófilos dentro de los tejidos secretan varias citoquinas en respuesta a los antígenos. Estas citoquinas tienen varias funciones: inducir inflamación, daño del tejido y amplificación de la respuesta inmune específica. El daño del tejido puede ocurrir directamente por el neutrófilo que secreta enzimas o indirectamente por la estimulación por parte de las enzimas a células como el fibroblasto. Además, las citoquinas producidas por el neutrófilo como IL-1β y PGE2 promueven el daño del hueso (Dennison y col, 1997). La histopatología de la gingivitis establecida en adultos muestra un predominio de células plasmáticas. Estos hechos pueden llevar a la confirmación de la hipótesis de que el evento crítico de la progresión de la periodontitis es la conversión de 32 lesiones con predominio de células T hacia un predominio de células B en lesiones más avanzadas (Seymour y col, 1979; Van Dyke y col, 1993). Claro que en estas últimas también se observa la presencia de linfocitos T supresores (CD4+) y linfocitos T citotóxicos (CD8+) al igual que algunas células NK. Es por esto que en las diferentes publicaciones se evidencia una importancia de la inmunidad celular adquirida de acuerdo al estadio de progresión de la lesión periodontal (Page y col, 1976, Seymour y col, 1979) al igual que una relación directa entre la respuesta del huésped mediada por células T y sus perfiles de citoquinas, y la susceptibilidad del huésped a presentar una lesión estable o una lesión periodontal progresiva (Gemmell y Col, 1997). 5. LIPOPOLISACÁRIDO BACTERIANO E INMUNIDAD INNATA: El LPS bacteriano, es el mayor componente de la membrana externa de todas las bacterias Gram-negativas, y actúan como fuertes estimuladores de la inmunidad natural ó innata en diversas especies eucariotas de insectos a humanos (Alexander y col, 2.001) (Figura 8). Figura 8. Arquitectura de una pared celular de una bacteria Gram negativa. Alexander C, Rietschel E. Bacterial Lipopolysaccharides and Innate Immunity. J Endotoxin Research 2001; 7(3): 167-202. 33 Los LPS son moléculas estables al calor, compuestas por un componente lipofílico, el lípido A y una región de poli- ó oligosacáridos que está covalentemente unida a su dominio de anclaje de membrana externa bacteriana (Figura 9). Polisacárido Fosfolípido Región central Lípido A Cadena-O específica NH3+ P P Unidad de Repetición Externo - Hep P Hep Hep P n - - - Kdo GlcN Kdo Kdo - GlcN P - Interno Figura 9. Estructura química del Lipopolisacárido. El LPS tiene enormes variantes debido a una diversidad en la composición química de la región de polisacárido, y a las variaciones en la estructura fina del lípido A, el cuál está formado por cadenas de manosa. El lípido A, es el centro inmunoestimulatorio del LPS, determinando la endotoxicidad en especies mamíferas. De esta forma, es el responsable del efecto del lipopolisacárido, debido a la especificidad y al reconocimiento altamente sensible por numerosos componentes celulares y humorales de la inmunidad innata, vía receptor manosa (Alexander y col, 2.001). 34 La porción oligosacárido está constituida por dos subregiones: la región central y la cadena O- específica. Ésta última está compuesta por 50 unidades de repetición y de cadenas ricas en manosa, responsables junto con la porción del lípido A, de la propiedad del LPS como adyuvante en muchas vacunas, ya que aumenta la respuesta inmune. En la región central del oligosacárido se encuentra el centro externo e interno, los cuales pueden ser distinguidos de acuerdo a la composición predominante de carbohidratos. La región central externa principalmente está constituida de hexosas semejantes a D-glucosa, D-galactosa, D-glucosamina, N-acetilglucosamina ó N- acetilgalactosamina. La región central interna muestra una variabilidad dentro de la región de polisacáridos y en muchas bacterias Gram-negativas. Consiste en unidades de monosacáridos 3-deoxi-D-mano-ácido octulosónico usualmente también denominado 2-keto-3-ácido deoxioctulosonico y L- ó D-glicero-D-manoheptosa a menudo transportando sustituyentes aniónicos semejantes a grupos fosfato, difosfato ó difosfoetanolamina. El azúcar ácido Kdo representa una característica y un componente esencial de la región central interna del LPS bacteriano y es además considerado un marcador de diagnóstico para LPS y blanco en el desarrollo de nuevos agentes antibacterianos en la inhibición del paso Kdo en la biosíntesis de LPS. La estructura del lípido A, está caracterizada por una unidad de disacárido unida central β(1→6), que está compuesta de D-glucosamina (D-GlcN) ó D-2,3-diamino2,3-dideoxy-glucosa (D-GlcN3N; DAG) en cada combinación homodimérica ó heterodimérica y en la cual en muchos casos es monofosforilada en posiciones 1 y 4’ (Alexander y col, 2.001). 35 El lípido A y el centro interno, contienen muchos grupos aniónicos formando una estructura ó región cargada negativamente, la cual es fuertemente estabilizada por cationes divalentes asociados. Al mismo tiempo es blanco para una amplia variedad de antibióticos catiónicos cargados positivamente en defensa contra el microorganismo (Alexander y col, 2.001). La familia de receptores Toll-like (TLR), son activados por LPS en numerosas células eucariotas incluyendo el grupo de fagocitos naturales, pero de forma especial con el TLR-4 y con el antígeno de membrana CD14 presentes en monocitos/macrófagos (Bainbridgey col, 2.002), neutrófilos y actualmente descubierto en células dendríticas, permitiendo la maduración y la activación de esas células presentadoras de antígeno (Alexander y col, 2.001; Dixon y col, 2.005). Además, diversos tipos de LPS ó lípido A pueden inducir una activación de la cascada de proteasas serinas humorales constituyentes del sistema complemento en mamíferos, ya que representa un marcador altamente específico ó modelo molecular asociado a patógenos (PAMP) para la infección por la bacteria Gramnegativa. El sistema fagocítico representa filogenéticamente el sistema inmune en vertebrados más antiguamente estudiado. Las células, las cuales son altamente sensibles al LPS ó al lípido A han sido detectadas por el sistema hemolinfoide. Los gránulos de sus hemocitos ó amebocitos contienen una serie de proteasas de serina cimógenas que forman una cascada de coagulación sensitiva al lípido A ó al LPS simulando la coagulación sanguínea y el sistema de complemento de organismos mamíferos. 36 Siguiendo la degranulación amebocítica inducida por el LPS ó la bacteria intacta, la activación extracelular de la cascada de proteasas serina conduce a la formación local de un gel que media la inmovilización inicial de los microorganismos en el sistema hemolinfoide invertebrado, facilitando el subsecuente ataque sobre los agentes infecciosos por una serie de péptidos antimicrobianos. Este sistema proveyó la base para el desarrollo del ensayo de lisado amebocitico Limulus. Entonces, el test Limulus, es derivado de un invertebrado marino y es similar a la cascada del complemento mamífero y reconoce un amplio espectro de variantes de LPS ó lípido A más que el sistema sensor de endotoxina celular central de los fagocitos mamíferos (Alexander y col, 2.001). La activación temprana de la inmunidad innata vía el dominio del lípido A, también induce subsecuentemente el reclutamiento de los componentes de la respuesta inmune específica, como es la selección y expansión clonal de linfocitos T y B antígeno-específicos. Esta fase de blanqueamiento particular de la especie bacteriana infectada normalmente resulta en la producción de anticuerpos específicos, que son frecuentemente dirigidos contra epítopes expresados por la porción polisacárido de LPS, pero también otros antígenos bacterianos. La activación secuencial de la inmunidad adaptativa e innata inducida por el lípido A-dominio de LPS es en muchos casos seguido por la generación de un memoria inmunológica protectora para la especies particulares infectantes y cepas de bacterias Gram-negativas. El reconocimiento del LPS es iniciada por LBP (proteína fijadora del lipopolisacárido), una glicoproteína extracelular de 58 kDa que selectivamente opsoniza agregados estructurales de LPS por la subsecuente adherencia 37 dependiente de mCD14 en la superficie de los fagocitos, ó en la forma soluble sCD14 en el espacio extracelular (Alexander y col, 2.001). En humanos, especialmente los mononucleares reaccionan con extrema sensibilidad a las preparaciones de LPS endotóxicamente activas in vitro, pero la hipersensibilización es clave, especialmente causada por el IFN-γ, el cual induce la expresión de mRNA de TLR4 en monocitos y neutrófilos, conduciendo a la secreción de un amplio espectro de mediadores endógenos, entre los cuales se encuentra las citoquinas proinflamatorias TNF-α, factor inhibitorio de migración del macrófago (MIF), citoquinas como IL-1β, IL-6, IL-8, IL-12, IL-15, IL-18, el factor estimulador de colonias M-CSF, G-CSF y GM-CSF, mediadores derivados de lípidos semejante al factor activador de plaquetas (PAF), prostaglandina E2 (PGE2), tromboxano A2 (TXA2) ó leucotrienos, como bien especies reducidas de oxígeno semejantes al anión superóxido (O2-), radicales hidroxilo (OH) ú oxido nítrico (NO). Adicionalmente, el LPS puede causar una activación intensa y rápida del sistema complemento en vertebrados, por las tres vías: clásica, alternativa y de las lectinas, vía el dominio de lípido A y la región polisacárido respectivamente. La activación del complemento por el LPS ó la bacteria Gram-negativa intacta contribuye a la opsonización mediada por suero y a la muerte de la bacteria invasora. También participar en la inducción de actividades celulares del huésped por la liberación de anafilotoxinas como C3a y C5a. Dos proteínas humorales de la familia pentraxina, la proteína C reactiva (PCR) y P amiloide de suero (SAP), están involucradas en la activación del complemento inducida por LPS ó el lípido A. Los reactantes de fase aguda PCR activan la cascada del complemento por la vía clásica en una manera independiente de anticuerpos, por la unión del LPS y otros polisacáridos microbianos, SAP ha sido 38 identificado como una proteína de reconocimiento del lípido A, la cual inhibe específicamente la activación del complemento por la vía clásica inducida por ciertos tipos R de LPS ó LOS y la correspondiente bacteria intacta. La forma soluble ó secretada del antígeno CD14, agonísticamente eficiente al LPS, puede activar constitutivamente células CD14 negativas y positivas, como las células dendríticas, células endoteliales, células del músculo liso, células epiteliales y fibroblastos, muchas de las cuales expresan TLR-4 (Alexander y col, 2.001; Dixon y col, 2.005). Por diversos mecanismos paracrinos y autocrinos, los mediadores endógenos liberados durante la fase temprana de la activación inducida por la endotoxina de la inmunidad innata, inician un complejo de reacciones secundarias como: la secreción de proteínas de fase aguda por los hepatocitos del hígado, la activación de linfocitos, trombocitos, basófilos, mastocitos y eosinófilos, una actividad hematopoyética elevada de la médula ósea y un incremento en el estado procoagulante sistémico. IL-12 e IL-18 han mostrado ser sinergistas estimuladores de producción de IFN-γ por TH1 y células NK y pueden indirectamente reforzar la respuesta de mononucleares al LPS. Efectos pleiotrópicos de LPS inducidos por medidores endógenos incluyen la secreción de sustancias neuroendocrinas, por activación del axis hipotálamo, pituitaria-adrenal (HPA), induciendo la secreción de hormonas y neuropéptidos tales como los glucocorticoides, catecolaminas ó endorfinas representando un camino sistémico para la regulación de la respuesta inflamatoria por feedback. Los mediadores inflamatorios primarios, inician una comunicación bidireccional entre las células del sistema inmune y el cerebro, orquestando una serie de cambios hormonales, de crecimiento y fisiológicos referidos como “sickness 39 response” (respuesta a la enfermedad). De acuerdo con esto, la IL-1β y la IL-6 son los mediadores citoquinas primarios en la inducción clásica de la fiebre por agonistas del LPS. La PGE2 y la transmisión neuronal vía fibras nerviosas vagus aferente activadas por esos mediadores, pueden contribuir a la reacción pirogénica que es centralmente regulada por el hipotálamo anterior preóptico en el Sistema Nervioso Central (SNC). Los glucocorticoides y catecolaminas proveen un camino hormonal central para la baja modulación sistémica ó supresión de la inmunoactivación pro-inflamatoria inducida por la endotoxina. Los efectos antinflamatorios de las catecolaminas tales como la epinefrina ó la norepinefrina ayudan a la inducción rápida de la IL-10 en células mononucleares humanas in vitro, en cambio los glucocorticoides inducen inhibición en la expresión de citoquinas en células mieloides por interferencia con el camino de señalización intracelular específicamente en el sistema de activación NF-κB, además son considerados inmunosupresores clásicos. Otros estudios han reportado que los glucocorticoides en forma mínima también pueden inducir localmente la secreción del factor inhibidor de migración del macrófago (MIF) por los fagocitos mononucleares, linfocitos T y otras células. MIF antagonistamente neutraliza ó anula el efecto inmunosupresor del glucocorticoide y refuerza la activación inflamatoria de células mieloides. Entonces, MIF puede fisiológicamente proveer el mantenimiento de una respuesta pro-inflamatoria local en el sitio de la infección a pesar de la presencia de glucocorticoides en la circulación. Dependiendo de la dosis, de la ruta de aplicación de LPS, y de la susceptibilidad genética individual (polimorfismo de TLR4), el LPS puede inducir un incremento de la resistencia inmune general contra infecciones microbianas ó virales, como bien enfermedades neoplásicas ó evocar serios síntomas patológicos característicos de 40 varias formas de síndromes sépticos relacionados a la bacteria Gram-negativa como bacteremia y endotoxemia (Abreu y col, 2.004). El mimetismo de los glicoconjugados del huésped por las estructuras de oligosacáridos terminales de LPS contribuye al incremento en la resistencia de la especie bacteriana en particular ó de cepas, a la fagocitosis y actividades bactericidas como el sistema complemento por la vía clásica ó alterna. Un estado de desensibilización reversible en la reactividad a la endotoxina de acuerdo a la secreción de citoquinas proinflamatorias mayores ha sido observado, la cual puede ser inducido por la exposición previa a la endotoxina a la cual es comúnmente referida como “tolerancia a la endotoxina”. Esta tolerancia puede ser debida a efectos autocrinos de diversos mediadores de fase tardía provocada por la respuesta inicial al LPS tal como la IL-10, TGF-β ó PGE2. La baja regulación del componente de señalización intracelular receptor IL-1 asociado a kinasas (IRAK ó IRAK-1) ha sido implicado en la inducción del estado tolerante a la endotoxina de células mononucleares humanas in vitro. La regulación de la expresión del gen ó el estado funcional de TLR4 como también de la proteína MD-2 asociada a TLR4, contribuyen la inducción de la tolerancia a la endotoxina en células mononucleares in vitro, en presencia de IL-10, IL-4, IL-11, IL-13, TGF-β, PGE2, glucocorticiodes, catecolaminas, camino regulatorio neuronal, y una incrementada neutralización ó eliminación de LPS sistémico (Alexander y col, 2.001) 6. RESPUESTA INMUNE INNATA EN MUCOSA ORAL: Las células de la mucosa oral en especial las epiteliales actúan como una barrera física contra la invasión de organismos patogénicos y en zonas inflamadas 41 expresan diversas citoquinas proinflamatorias como la IL-1β, IL-6, IL-8 y TNF-α y moléculas de adhesión, permitiendo en estas zonas además, la presencia de células T, B, monocitos y neutrófilos, induciendo una inflamación crónica oral tal como sucede en la periodontitis. Pocos estudios han demostrado que la producción de citoquinas por las células epiteliales gingivales humanas es causada por la bacteria misma. Varias teorías soportan lo anterior a partir de estudios realizados in vitro, como por ejemplo: 1. Al poner células epiteliales humanas en cultivo en presencia de IFN-γ por tres días y componentes bacterianos (LPS, LTA (ácido lipoteicoico), PGN (peptidoglicano), se observó respuesta de las células epiteliales humanas por la producción de IL-8 y GM-CSF. 2. Se observa también en las células epiteliales la presencia de mRNA de CD14, Toll-like receptor (TLR)2, TLR4, MD-2 ó MyD88, receptores importantes para la activación de las células con el LPS bacteriano (Wang y col, 1998, Mochizuki y col, 2004). 3. Las células epiteliales orales constitutivamente expresan mRNA de la IL-18 en coestimulación con proteinasa del neutrófilo 3 (PR3) y LPS por 24 h después de la imprimación de IFN-γ por 3 días. PR3 es una proteinasa serina de 29 kDa secretada por los neutrófilos activados, participando activamente en el proceso inflamatorio. El mecanismo por el cual PR3 activa las células epiteliales es por medio del clivaje del péptido correspondiente a la porción N-terminal del receptor activado de proteasa -2 (PAR-2) con exposición a su ligando tetéreo. 4. PR3 solo, activó las células e indujo IL-8 y MCP-1 (proteína quemoatrayente de monocito) y la expresión de ICAM-1 (molécula de adhesión intercelular 1, en una manera dosis dependiente. Esos hallazgos 42 sugieren que PR3 del neutrófilo pueden activar las células epiteliales orales a través de la proteína acoplada G PAR-2 Estos resultados sugieren que la respuesta inmune innata de las células epiteliales orales es regulada en el proceso inflamatorio (Sugawara y col, 2.002). El LPS de P. gingivalis (Wang y col, 1998; Sugawara y col, 1998) y de A. a. (Mochizuki y col, 2004) ha sido implicado en la iniciación y desarrollo de la enfermedad periodontal, ya que se encontró que activa el fibroblasto gingival humano vía CD14 e induce la secreción de IL-6, citoquina que estimula al osteoclasto para producir la reabsorción ósea osteoclástica (Wang y col, 1998), de IL-1 e IL-8 citoquinas quimioatrayentes (Sugawara y col, 1998) y de moléculas de adhesión, conduciendo a la pérdida del soporte dentario (Hayashi y col, 1999). El lipopolisacárido se une a una proteína de unión de 60 kDa, glicoproteína encontrada en el suero de fase aguda y normal, y aumenta la sensibilidad de monocitos/macrófagos y neutrófilos al LPS (Wang y col, 1998). CD14 existe en dos formas: una proteína de anclaje fosfatidilinositol, expresada fuertemente en la superficie de monocitos/macrófagos, y débilmente en neutrófilos y fibroblastos, funciona principalmente como un receptor para un complejo de lipopolisacáridos y la proteína de unión (Wang y col, 1998), y una forma soluble secretada en orina, suero (Hayashi y col, 1999) y recientemente en saliva (Wang y col, 1998, Sugawara y col, 1998). Cuando sucede la unión del CD14 con el LPS, se induce la activación de diversas proteínas quinasas tales como la proteína kinasa C, la proteína tirosin kinasa y la proteína kinasa activada por mitógeno. La fosforilación de proteínas intracelulares es esencial para la activación funcional de monocito/macrófago, neutrófilo y el fibroblasto gingival inducida por LPS (Wang y col, 1998, Wang y col, 2.002) 43 Varios estudios han mostrado que la saliva tiene una función crítica en el mantenimiento y protección de la salud oral, ya que contiene numerosas proteínas y glicoproteínas que protegen los tejidos orales, pero poco es conocido a cerca de su papel en la inmunidad innata. Inmunohistoquímicamente se ha encontrado la presencia de la proteína CD14 en las células del ducto intercalado y acinar de la glándula parótida humana, una glándula serosa. En la glándula submandibular, una glándula mixta (células mucosas y serosas), CD14 es expresado en las células serosas, más no en las mucosas. Se demostró que la glándula parótida secreta 10 veces más CD14 que las otras glándulas, y que CD14 es secretada constitutivamente y está presente en la saliva, ayudando en la activación y producción de IL-8 por células epiteliales orales carentes de CD14 ó TLR-4, por la presencia de LPS bacteriano; sugiriendo un papel protector de CD14 en el mantenimiento de la salud oral (Sugawara y col, 2.002, Hayashi y col, 1999). 7. TOLERANCIA ORAL La tolerancia oral ha sido reconocida como una forma de tolerancia periférica en la cual los linfocitos maduros en los tejidos linfoides periféricos son no funcionales ó con hiporrespuesta por previa administración oral de antígeno (Strobel y col, 1998). El término tolerancia también se le ha dado a la respuesta fisiológica a antígenos de comida y flora común por la inducción de un estado de no respuesta inmunológica. En contraste, antígenos asociados con patógenos ó aquellos que desencadenan inflamación ó una respuesta inmune potente en el intestino, indican 44 que el sistema inmune puede además distinguir entre antígenos inocuos ó potencialmente dañinos (Garside y col, 2.001; Smith y col, 2.000). La exposición oral al antígeno tiene diversos resultados potenciales, incluyendo: 1. Inducción de la hiporrespuesta inmunológica (tolerancia) 2. Imprimación sistémica 3. Inducción de la IgA secretoria local en ausencia de respuesta inmune sistémica moderada. La exposición a patógenos vivos ó multiplicantes conduce a una imprimación local y sistémica, donde el resultado más frecuente de un encuentro oral con el antígeno soluble es la tolerancia sistémica. Muchos aspectos de la respuesta inmune sistémica de animales vírgenes pueden ser suprimidos por antígenos alimentarios múltiples ó simples. Alimentos simples han demostrado inhibir respuesta de anticuerpos como IgM, IgG e IgE, respuesta inmune mediada por células tales como la hipersensibilidad de tipo retardada, proliferación de célula T, sensibilidad al contacto y respuesta de células T citotóxica (CD8+) y producción de citoquinas. Algunos autores reportan que la tolerancia puede ser debida por una supresión de la inmunidad sistémica acompañada por la producción de la IgA secretoria local ó la inducción de la célula T en las placas de Peyer, que ayudan en la producción de IgA. Otros reportan que la producción de IgA intestinal es reducida por la administración oral de antígenos. Los anticuerpos IgA secretores específicos a alimentos son generalmente ausentes en individuos normales, indicando que la producción de IgA mucosal es regulada en un camino similar a la inmunidad sistémica (Strobel y col, 1998). 45 Aparte de los antígenos alimentarios a los cuales los sujetos están constantemente en contacto, hay que tener en cuenta que en la cavidad oral habitan aproximadamente 500 especies bacterianas diferentes, incluyendo microorganismos comunes y patógenos, los cuales de una u otra manera pueden generar tolerancia oral. Los comensales intestinales juegan un importante papel temprano en la estimulación de la respuesta inmune durante el desarrollo postnatal. Más tarde esa respuesta inmune sistémica y local es bajo regulada y reprogramada por inducción de la tolerancia oral. La inducción de la tolerancia inmune hacia comensales combinada con la respuesta a patógenos es esencial para sostener la homeostasis inmune mientras se previene las infecciones que amenazan la vida. No es claro aún como la mucosa oral puede distinguir entre patógenos y comensales y realizar una apropiada respuesta. Dentro de los mecanismos potenciales de tolerancia se pueden encontrar los siguientes: Deleción: Normalmente la célula T puede encontrar el antígeno y desencadenar un proceso funcional que termina en la eliminación del mismo. Esto puede ser alterado dependiendo de la dosis del antígeno. Se ha comprobado que en las células T antígeno específicas se les puede inducir un estado de deleción, cuando se han ingerido dosis altas de antígeno, produciendo una Tolerancia de larga duración y estable. Una dosis baja de antígeno en frecuencias cortas puede producir el mismo efecto en la célula T. 46 Anergia: este estado además de ser producido por dosis altas de antígeno durante la ingesta, también puede ser causada por una mala presentación antigénica, la cual puede ser por: a. Presentación del antígeno en ausencia de coestimulación. Esto puede ser observado cuando la célula T puede tener fallas funcionales. Esta mala presentación puede depender del fenotipo y el estado de activación de la célula presentadora de antígeno. No es igual una APC profesional a la no profesional, ya que estas últimas poseen un bajo potencial coestimulatorio. b. Ausencia de mediadores inflamatorios por ejemplo citoquinas. c. Ausencia de adyuvante (Smith y col, 2.000) Células T regulatorias: La inducción de células T regulatorias puede inducir tolerancia en las células T. La respuesta de estas células tras la activación antigénica, tienen como producto la secreción de citoquinas, respuesta denominada TH3. Dentro de estas se encuentran la IL-4, IL-10 y la TGF-β. La IL-4 no parece esencial en la tolerancia oral (Smith y col, 2.000). Particularmente a la IL-10 se le ha otorgado el papel de inhibir la respuesta de tipo TH1, principalmente en la modulación de la respuesta inmunológica (tolerancia). A la TGF-β, además de ayudar en el cambio de clase de la IgA, también se le ha dado un papel en la homeostasis epitelial y tolerancia oral. Interacción-Afinidad: dependiente del contacto célula-célula durante la presentación antigénica. Esto puede ser modificado por citoquinas, quemoquinas, moléculas de unión a membrana, etc. (Garside y col, 2.001) (Smith y col, 2.000). El trayecto: porque la tolerancia se puede dar en cualquier parte del sistema inmune de mucosas. En el mismo momento en que el antígeno es digerido, este 47 puede ser destruido por digestión antes de llegar a la barrera epitelial asociado a mucosas, la cual tiene dos funciones importantes: a. Presentación: Las células epiteliales intestinales expresan moléculas del Complejo Mayor de Histocompatibilidad de clase II, las cuales se comportan como APC no profesionales, ya que no poseen moléculas coestimulatorias y se va a dar una presentación antigénica polarizada. b. Filtración: es la capacidad de esta barrera para señalizar ó indicar a las células T y APC de microorganismos dañosos o no. Esta filtración puede hacerse ya que puede remover agregados inmunogénicos en formas solubles gracias a la motilidad del tejido. Sitios: GALT se puede presentar por células B poco competentes ó en reposo, por la presencia de Células Dendríticas que expresan un ligando flt3: aumentando la susceptibilidad a la tolerancia oral. Lámina Propia: permanece en estudio. Placas de Peyer: por la presencia de células dendríticas que producen IL-10, con capacidad de primar a la célula T para que produzca esta citoquina. Nódulos linfoides mesentéricos: células dendríticas con fenotipo: CD4-OX41+, CD4-OX41-, son células dendríticas que migran constantemente de las placas de Peyer y pared intestinal a los nódulos linfoides mesentéricos, con pobre capacidad de presentación antigénica. Contienen inclusiones apoptóticas derivadas de IEC, produciendo una presentación antigénica tolerogénica a células T vírgenes. (Garside y col, 2.001) 48 En cavidad oral se puede presentar una tolerancia oral local a partir de la presencia de microorganismos orales como P. gingivalis ó A.a. entre otros. La P. gingivalis es un habitante oral que como se ha visto y descrito anteriormente, produce la enfermedad periodontal, incita una respuesta inmune de tipo TH1 in vivo e in vitro y al mismo tiempo induce una tolerancia oral in vitro, ya que las células epiteliales gingivales pueden ser sujetas a una regulación negativa de los TLRs presentes en la superficie y a otros receptores de mediadores inflamatorios, debido a la exposición repetida de los patrones moleculares asociados a patógenos provenientes de los microorganismos presentes en la placa bacteriana, dando como resultado de forma local una tolerancia a la endotoxina, lo que puede resultar en una resistencia a la infección (Bainbridge y col, 2.001; Muthukuru y col, 2005; Cross y col, 2002; Cavaillón y col, 2.003) Lo anterior puede ser soportado a partir de ensayos realizados en 1.997 por Ogawa y colaboradores, quienes observaron in vitro, que los fibroblastos gingivales inflamados humanos de pacientes con enfermedad periodontal, produjeron menores cantidades de IL-8 comparados con los fibroblastos de sujetos sanos en presencia de componentes celulares de la P. gingivalis, tales como fimbrias, LPS y lípido A, en repetidas oportunidades ó en exposiciones prolongadas lo que puede explicar la presencia de la enfermedad. Esta respuesta no fue igual con componentes de otras especies (Ogawa y col, 1.997). La tolerancia a la endotoxina, es un fenómeno muy bien descrito in vivo, que resulta de la exposición sostenida de LPS en dosis subletales de forma intravenosa (inducción de la tolerancia sistémica), intraperitoneal ó intradérmica (inducción de la tolerancia local) (Muthukuru y col, 2005). Otros autores la definen como el estado de hipo respuesta después de un segundo contacto ó dosis adicionales de endotoxina, contraria a la respuesta observada después de una exposición inicial a la misma (Cross y col, 2.002; Cavaillón y col, 2.003). 49 Además, de forma importante, los mediadores de la inflamación como la IL-1α, IL1β, TNF-α, IL-18 y la IL-6 (Muthukuru y col, 2005; Cavaillón y col, 2.003), regulan este proceso; que junto con la tolerancia, ayudan a la destrucción del tejido y a favorecer la patogénesis de la enfermedad periodontal. Modelos in vivo reflejan que los niveles de estas citoquinas se mantienen estables, in vitro la hiporeactividad de estas, es dosis dependiente, es decir, se presenta más severa después del estímulo con grandes cantidades de LPS, mientras que ex vivo, monocitos de pacientes con sepsis, la cantidad de citoquinas fue reducida. En los neutrófilos circulantes de pacientes con sepsis la producción de IL-1β in vitro fue disminuida también (Cavaillón y col, 2.003). Desde 1.980 la inducción de la tolerancia por el LPS sobre las citoquinas fue descrita. Se ha reportado disminución en la producción de IFN-γ (Cavaillón y col, 2.003), la actividad estimulante de colonias granulocito-macrófago en modelo animal, desencadenando un estado refractario de las células inmunocompetentes; mientras que in vitro, se incrementó la función de CSA con repetidas exposiciones al LPS. Una medida del estado tolerante por LPS es la reducida expresión de citoquinas seguida de la exposición por el LPS. Las citoquinas como la IL-6, IL-12 y reactantes de fase aguda (en ausencia de IL10 y TGF-β) pueden disminuir en el estado tolerante desencadenado por el LPS, mientras que la IL-1, la IL-8 y algunas quemoquinas han presentado resultados variables, ya que algunos estudios ha demostrado reducción mínima y en otros no. Con respecto a la IL-10 y al TNF-β, tampoco hay resultados conclusivos, ya que algunos autores reportan ausencia de éstas y otros demuestran la presencia de las mismas, que estando combinadas actúan como coadyuvantes a la tolerancia y agravantes de la enfermedad (Cross y col, 2.002). Entre otros mecanismos que 50 pueden participar en la tolerancia a la endotoxina, están los glucocorticoides, los macrófagos, inhibidores específicos del LPS como las propiedades inhibitorias del plasma los cuales contienen altos niveles de sCD14 y proteínas de unión al LPS, los cuales pueden ser inhibitorios para la avivación inducida por el LPS en altas concentraciones (Cavaillón y col, 2.003). A través de los avances, se ha demostrado que la porción lípido A de la molécula es el principio activo del LPS, al cual se le atribuye su función. Esta actúa directamente a través del TLR4 presente en las células. Otra molécula inductora de fiebre que puede inducir tolerancia es la MDP (dipédptido muramil sintético), el cual actúa directamente en el TLR2. Este último receptor también actúa con lipoproteínas y peptidoglicanos de la bacteria. Receptores como TLR5 se activan frente a la flagelina bacteriana y el TLR9 por el DNA. Además de la baja regulación de los receptores que actúan con el LPS, la falta de activación o la refractoriedad de proteínas encargadas de la traducción de señales, con la consecutiva activación de genes, también puede explicar la presencia de tolerancia a la endotoxina. Por ejemplo la disminución de las proteínas de unión GTP, las MAP kinasas, y el factor transcripcional NFκβ (Cross y col, 2.002) Vogel en 1.985 reportó que la inducción de la tolerancia por LPS fue asociada con un incremento en el recuento de macrófagos de la médula ósea, y sugirió que la falta de respuesta de LPS por los macrófagos puede ser debido a la falla de respuesta en las células inmaduras. De esa forma el macrófago no puede producir IFN-γ, tampoco puede actuar sobre otras células como las T (alteración en la proporción CD4/CD8) y las NK y mucho menos éstas últimas podrán funcionar contra el patógeno atacante. 51 Las células dendríticas y las células epiteliales también pueden ser tolerizadas por el LPS. Las células dendríticas en presencia de la endotoxina producen poca IL10, IL-12 y TNF. Durante el estado tolerante, algunas funciones son retenidas como por ejemplo la presentación de antígenos. Con las células endoteliales se observa una reducida expresión de NF-κβ y E-selectina, no cambia la expresión de ICAM1 y hay una reducida habilidad para soportar la adhesión de polimorfonucleares (PMN) (Cross y col, 2.002) Se ha comprobado in vitro, que la tolerancia a la endotoxina puede ser reversible, con el uso de IFN-γ ó con (GM-CSF) factor estimulante de colonias granulocitomacrófago, siempre y cuando se inducida en dosis bajas de LPS, particularmente por la inhibición de la degradación de IRAK y por la promoción de su asociación con MyD88, después de una segunda estimulación con LPS, lo cual conduce a una activación de NFκβ y a la producción de TNF. In vivo el IFN-γ y GM-CSF restaura la respuesta a sistémica de TNF a LPS en ratones tolerantes a la endotoxina. En humanos, la inyección subcutánea de IFN-γ en pacientes con cáncer reversó la reducción de niveles en suero de TNF, IL-6 y GM-CSF en respuesta a un segundo cambio de LPS, pero no afectó los niveles de IL-8 (Cavaillón y col, 2.003; Cross y col, 2.002). A la célula T se le ha dado un papel muy importante en el control ó la progresión de la enfermedad periodontal. Un Dogma corriente sugiere que la inmunidad a la infección es controlada por un clon de células diferentes a las de un perfil de TH1 y TH2 correspondiente a las células T regulatorias a las cuales se les ha dado un papel supresivo ó inhibitorio, en las respuestas autoinmunes. Los estudios realizados sobre estas células están encaminados en el desarrollo de nuevas modalidades terapéuticas en el control de la enfermedad. (Yamazaki y col, 2.003) 52 La presencia de la enfermedad periodontal puede ser explicada por numerosos factores, entre ellos los más importantes: la bacteria (agente causal principal) y la respuesta inmune del huésped como se ha venido explicando en el transcurso del trabajo. De ésta última, a la que se le debería de dar más importancia, es a la falla de una buena respuesta inmune innata que pueda controlar el microorganismo, antes de desencadenar una respuesta inmune específica. (Figura 10 y Figura 11). 53 Dientes y Tejidos Gingivales Placa Bacteriana P. gingivalis A. actinomycetemcomitans B. Forsytus ENFERMEDAD PERIODONTAL * Tolerancia (dosis - susceptibilidad) * Regulación negativa * Desensibilización reversible * Falta de regulación en señalización intracelular y del gen. Resistencia Inmune Reconocido por: Neutrófilo Monocito/Macrófago Proteínas Fase Aguda Activación Linfocitos Trombocitos Basófilos Mastocitos Eosinófilos Actividad hematopoyética Procoagulante sistémico Citoquinas Moléculas de adhesión Fimbrias Polisacárido capsular Hemoglutinina Antígenos proteicos LPS Quimiotaxis Mecanismos paracrinos ó autocrinos Factores de Virulencia CD14 LBP: Opsonina Adherencia dependiente mCD14 sCD14 TLR4 Componente Celular Complemento Células epiteliales orales Fibroblasto Promoviendo daño óseo IL-1β TNF-α PGE2 Metaloproteinasas PGE2 Metaloproteinasa IL-6 IL-1 IL-8 Moléculas de adhesión Metaloproteinasa IL-8 IL-18 GN-CSF mRNA: CD14 TLR2 TLR4 MD-2 MyD 88 54 Figura 10. Respuesta inmune innata en Enfermedad Periodontal. Resumen de eventos. Figura 11. Resumen de la Respuesta Inmune Innata en la enfermedad periodontal. Page et al. Advances in the pathogenesis of periodontitis: summary of developments, clinical implications and future directions. Periodontology 2000, Vol. 14, 1997, 216 - 248. 8. DIAGNÓSTICO DE LA ENFERMEDAD PERIODONTAL La mejor forma de diagnosticar Enfermedad Periodontal, es a través del el exámen clínico (exploración oral) y radiográfico. Las encías se ven rojas, agrandadas, lisas y brillantes. La profundidad del surco es medida a partir de un instrumento intraoral llamado sonda periodontal, la cual provee una medición en su parte activa por milímetros. Un surco de más de 3 mm se considera patológico y recibe el nombre de bolsa periodontal. Por medio de la radiografía se puede observar el grado de pérdida ósea presente en la lesión, corroborando la medida del surco desde el punto de vista clínico (bolsa periodontal) (Figura 12). 55 Figura 12. Radiografía Periapical zona premolares y molares inferiores. Se observan pérdidas óseas generalizadas con bolsa periodontal en el primer molar y lesión apical. El diagnóstico microbiológico, también podría corroborar el diagnóstico, a partir de un cultivo realizado por la toma de placa bacteriana presente en el surco. De esa manera se podrían obtener colonias de los diferentes periodontopatógenos presentes en la lesión, caracterizar su genotipo por PCR, el fenotipo por microscopía y la funcionalidad (Pruebas químicas). Actualmente, por medio de pruebas de biología molecular, se podría determinar varias cosas en el proceso patológico de la periodontitis, como es el caso de la caracterización de la población celular presente en la lesión, ya sea por Inmunohistoquímica, Inmunofluorescencia ó Citometría de flujo (Fonseca y col, 2.005). Lo anterior puede ser posible, gracias al uso de anticuerpos monoclonales específicos para las moléculas de membrana celulares de interés, los cuales deben ser marcados con enzimas ó fluorocromos dependiendo de la técnica que se utilice. Una vez marcada la lámina de tejido ó la suspensión celular, la muestra puede ser leída con la ayuda de microscopio de luz en el caso de la 56 inmunohistoquímica, con un microsocopio de fluorescencia (inmunofluorescencia) ó con un Citómetro de flujo, si se realiza por citometría. En la figura 13 se observa un ejemplo de caracterización celular por citometría de flujo en pacientes con enfermedad periodontal. R1 R2 R4 R3 Figura 13. Caracterización celular por Citometría de Flujo. Representación de la población linfoide de una biopsia de tejido de un paciente con periodontitis crónica, usando anticuerpos monoclonales marcados con fluorocromos: α-CD45 PerCP (población linfoide en general), α-CD19 Cychrom (LB), α-CD3 FITC (LT), α-CD8 APC (LTCD8+), α-CD4 PE (LTCD4+) y αCD16+CD56+ PE (NK). Fonseca A, Roa N, Cuellar A, Rodríguez A, Suarez L. Poblaciones Linfoides en Enfermedad Periodontal. Journal of Periodontal Research. 2.005. In press. Otro de los aspectos que pueden observarse gracias a las diferentes técnicas de biología molecular, es la expresión de receptores de activación celulares, los cuales pueden ser observados por inmunohistoquímica, como se observa en la figura 14, por inmunofluorescencia, como se observa en la Figura 15. 57 Figura 14. Infiltrado de células expresando TLR2 y TLR4 por inmunohistoquímica. Cortes de tejido gingival interproximal de pacientes con periodontitis crónica (dos primeras columnas) y pacientes con tejido gingival sano (dos últimas columnas). Los receptores TLR2 y TLR4 como en este ejemplo, pueden ser identificados y cuantificados, después de colocar al tejido fijado a una placa de vidrio, anticuerpos monoclonales específicos marcados con una enzima (peroxidasa ó fosfatasa alcalina), capaz de convertir sustratos incoloros en sustancias insolubles coloreadas que precipitan en el lugar donde se encuentra la enzima. Una vez revelada y contrastada la placa, con ayuda de un microscopio óptico convencional se puede identificar el receptor celular. Muthukuru M, Jotwani R, Cutler C. Oral Mucosal Endotoxin Tolerance induction in Chronic Periodontitis. Infection and Immunity 2005; 73(2): 687-694. 58 Figura 15. Monocitos/Macrófagos TLR2+ en mucosa oral por inmunofluorescencia. Ejemplo de una biopsia de tejido gingival de una persona con periodontitis crónica, la cual fue teñida con un anticuerpo monoclonal α-CD68 marcado con Rojo Texas (rojo) y α-TLR2 FITC (verde), los cuales pueden ser observados por microsocopio de fluorescencia. Muthukuru M, Jotwani R, Cutler C. Oral Mucosal Endotoxin Tolerance induction in Chronic Periodontitis. Infection and Immunity 2005; 73(2): 687-694. RT-PCR ó Citometría de flujo, son otras de las técnicas por las cuales se puede observar marcadores de membrana de activación celular (Wang y col, 2.000; Wang y col, 2001; Mori y col, 2003; Hjishengallis y col, 2004; D’Aituro y col, 2.004; Laine y col, 2.005; Muthukuru y col, 2.005). 59 La primera puede ser explicada así: a partir de una biopsia de tejido gingival la cual puede ser disgregada con ayuda de enzimas como la colagenasa por ejemplo, se puede obtener el RNA mensajero celular de los marcadores deseados ó citoquinas proinflamatorias. Una vez obtenido el mRNA, con la ayuda de la transcriptasa inversa se puede obtener el ADN y de esa forma, por la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) obtener copias y amplificación de las secuencias específicas del mismo. Si hay expresión del mRNA, se observará la presencia de bandas en un gel teñido posterior a un corrido electroforético SDS Page de la muestra sujeta a PCR (Figura 16). Figura 16. Procedimiento de RT-PCR. Ejemplo de cómo se puede observar el mRNA de marcadores de activación celular ó de citoquinas en biopsias de tejido gingival. 60 La presencia de citoquinas intracelulares ó secretadas que podría producir una célula in vitro ó in vivo por ejemplo las citoquinas proinflamatorias como la IL-1β, IL-6, TNF-α, IL-18, IL-12, pueden ser observadas por diferentes técnicas, ya sea a partir de tejido gingival ó del fluído gingival (surco). Las citoquinas intracelulares pueden ser observadas por RT-PCR ó Citometría de flujo; mientras que las citoquinas secretadas por células en el tejido (in vivo ó in vitro), son evidenciadas gracias a la ELISA, Inmunohistoquímica, inmunofluorescencia, entre otras. (Chin y col, 1993; Fokkema y col, 2003; Mark y col, 2000; Socransky y col, 2000; Yutaka y col, 1993; Suárez y col, 2004). La ELISA, ha sido la técnica más usada desde hace muchos años para la cuantificación de antígenos, en este caso de citoquinas proinflamatorias. La técnica se basa en la unión antígeno-anticuerpo. Una vez se ha colocado el antígeno (anticuerpo monoclonal α-citoquina) en una superficie de poliestireno, se adiciona la muestra que se desea estudiar (sobrenadante de cultivo ó fluído gingival que contiene la citoquina). Utilizando una molécula indicadora (anticitoquina) que se une de forma covalente a una enzima, la cual puede cuantificarse determinando la tasa con que la enzima convierte un sustrato incoloro en un producto coloreado con un espectrofotómetro (absorbancia). La Citometría de Flujo, es la técnica más actualizada y útil para evidenciar muchos aspectos, ya que discrimina partículas diferentes a partir del tamaño y el color. Con respecto a la cuantificación de citoquinas, lo puede realizar de forma individual (una citoquina) ó simultáneamente (varias citoquinas), a partir de una misma muestra. El sistema CBA de Beckton Dickinson (BD) es un ejemplo de la cuantificación simultánea de múltiples citoquinas, sistema por el cual usa la sensibilidad de la 61 detección fluorescente amplificada por citometría de flujo para medir analitos solubles en un inmunoensayo basado en la partícula. Cada perla, provee una superficie de captura para una proteína específica y es análogo a un pozo cubierto individualmente en una placa de ELISA. El kit de CBA captura la mezcla de perlas en suspensión permitiendo la detección de múltiples analitos en una muestra de volumen pequeño en poco tiempo. El kit de inflamación humano pude ser usado para cuantificar la IL-8, IL-1β, IL-6, IL-10, TNF-α y la IL-12p70 (Figura 17 y 18). (http://www.bdbiosciences.com/external_files/pm/doc/manuals/live/web_enabled/0 1-81014-551811-F.pdf) Figura 17. Cuantificación de citoquinas proinflamatorias, sistema CBA por citometría de flujo. 62 Figura 18. Concentración de las citoquinas a partir de una Curva Standard (Software) A partir de este conocimiento a cerca de las diferentes técnicas utilizadas en biología molecular y aplicadas en sujetos con periodontitis, se podría dirigir futuros estudios encaminados en el tratamiento, control ó prevención de la enfermedad, posiblemente por inmunoterapia. 63 CONCLUSIONES Después de revisar, profundizar y aclarar conceptos de la respuesta inmune innata frente a periodontopatógenos causantes de enfermedad periodontal en cavidad oral, se puede concluir que: 1. A la enfermedad periodontal se le ha caracterizado por un proceso infeccioso en el que participa una serie de componentes inflamatorios en respuesta al periodontopatógeno, como la IL-1β, IL-6, IL-8 y TNF-α, PGE2, junto con el reclutamiento de células inmunocompetentes como el neutrófilo, el macrófago, posteriormente el LT y el LB, explicando de esa forma un proceso inflamatorio agudo. 2. Los microorganismos presentes en cavidad oral como P. gingivalis, A. a. y el B. Forsythus, presentan en su estructura factores de virulencia como las fimbrias, peptidoglucanos, Lipopolisacárido (lípido A), entre otros, que desencadenan una respuesta inmune innata por células como el macrófago/monocitos, el neutrófilo, células epiteliales de la mucosa oral y fibroblastos, gracias a la presencia de receptores específicos en la membrana de las mismas, como son el TLR4 y el CD14. 3. El complemento, es otro de los componentes humorales de la respuesta inmune innata que puede ser activado a partir del encuentro con el peridontopatógeno por las tres vías, clásica, alternativa y de las lectinas. 4. Más comúnmente el LPS y más por el lípido A, de los microorganismos causantes de la enfermedad periodontal presentes en la placa bacteriana adherida al diente, pueden inducir tolerancia oral y de esa forma generar la 64 enfermedad, lo que correspondería a una inflamación crónica, a la cual se le adiciona presencia de citoquinas regulatorias que coadyuvan a la hiporrespuesta por parte del sistema inmune. 5. Los componentes celulares como macrófagos, células dendríticas, células T y NK pueden ser tolerizadas en presencia de LPS en altas concentraciones y en forma repetitiva situación explicada por “la tolerancia a la endotoxina”. 6. Con la ayuda de diferentes técnicas de biología molecular además de ser usadas como herramientas de apoyo en el diagnóstico de la enfermedad periodontal, se puede profundizar en el conocimiento de la misma, con el objetivo de estudiar el tratamiento, control ó prevención de la enfermedad, posiblemente por inmunoterapia. 65 BIBLIOGRAFÍA 1. 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