NARRATIVA HISPANOAMERICANA. 2ªMITAD DEL

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NARRATIVA HISPANOAMERICANA. 2ªMITAD DEL SIGLO XX
La narrativa hispanoamericana a partir de los años 50 y 60 en el panorama literario contemporáneo
supuso un cambio radical en la concepción del género. Su auge viene determinado por dos
momentos decisivos en su desarrollo: el surgimiento innovador del realismo mágico y la
consolidación de estas innovaciones durante el boom en los años 60.
Se llama realismo mágico a la tendencia narrativa hispanoamericana en la que lo real y lo mágico se
funden para configurar una nueva realidad. Superado el realismo inicial, la novela
hispanoamericana simultanea la temática urbana con la rural; se preocupa por lo social, fantástico,
mítico, mágico y legendario con lo real. Asimila influencias de autores europeos como Joyce, Kafka,
Faulkner o Sartre.
Miguel Ángel Asturias, junto con Alejo Carpentier, inician una renovación al unir a las vanguardias
las tradiciones de su tierra, su paisaje y sus problemas sociales y la obsesión por la muerte. La obra
más relevante de M.Ángel Asturias es El señor Presidente en donde retrata las dictaduras
hispanoamericanas en una novela llena de elementos caricaturescos, irónicos y surrealistas con una
presencia constante de lo irreal y lo onírico. Alejo Carpentier (El reino de este mundo, Los pasos
perdidos y El siglo de las luces) pasa de la novela indigenista hacia lo mágico y surrealista y a tratar
la revolución cubana. Consagran estas innovaciones y desarrollan una nueva novela, publicada ya
en pleno “boom”, con características muy personales: Borges, creador de un universo basado en la
inteligencia, la memoria y el refinamiento intelectual. Su creación narrativa se compone de relatos
cortos. Algunos libros de cuentos son Ficciones, El Aleph, El hacedor y El informe de Brodie. Los
relatos tienden a ser juegos imaginativos que plantean al lector auténticos ejercicios intelectuales.
Temas frecuentes de estos relatos encontramos la presencia de lo circular y lo cíclico; las bibliotecas,
que representan la imposibilidad del conocimiento; los espejos, que representan el desdoblamiento
de la personalidad del hombre); los ríos...
Ernesto Sábato (Sobre héroes y tumbas) concibe la novela como camino para conocer y explicar el
comportamiento humano y el del universo, para mejorarlos así como alertar de la deshumanización
de la sociedad. Julio Cortázar (Bestiario, Historias de cronopios y famas, Rayuela) destaca por sus
cuentos y por crear novelas alegóricas o experimentales y vanguardistas como Rayuela, obra que se
presenta como un verdadero rompecabezas. Propone varios niveles de lectura y la posibilidad de
variar el orden de algunos capítulos. Juan Carlos Onetti (El astillero), cuyos personajes, urbanos
alienados, solos, torturados y desesperanzados se sostienen forjando un mundo de sueños
imposibles. Juan Rulfo se caracteriza por crear relatos en los que muestra la miseria, la violencia y
el desamparo de unos rudos campesinos, cuya vida se desarrolla en un mundo hostil. Su creación se
reduce a una colección de cuentos El llano en llamas, y la novela Pedro Páramo.
En la década de los 60 se descubre en España la novela de Vargas Llosa, García Márquez, Sábato,
Carpentier, Carlos Fuentes y Cortázar, con los que se inicia lo que se conoce el “boom” de la novela
hispanoamericana. Esta década supone la etapa de máximo esplendor. Su contenido es continuación
de la novela anterior; la temática rural y mágica convive con la urbana. Se mitifica lo cotidiano,
pero se desmitifica lo religioso, lo militar, el machismo... Se mantiene la crítica de la realidad y la
preocupación por lo social. Su novedad se encuentra en las técnicas narrativas y en el lenguaje.
Se produce una ruptura con la línea argumental del relato, cambio en la forma de contar el relato (in
media res, desde el final), cambian las personas narrativas y el punto de vista. Se alterna la
descripción del narrador omnisciente con el monólogo interior y el estilo indirecto libre. También se
usan técnicas caleidoscópicas y de contrapunto. Se introduce el collage, el tiempo a veces es cíclico
y otras veces el relato es atemporal. Se mezclan oraciones de diferentes idiomas, se inventan
palabras y lenguajes inexistentes; se rompe la puntuación tradicional y con la ortografía; alternancia
de vocabulario erudito con el popular e incluso vulgar. Autores destacados del boom son Gabriel
García Márquez, Premio Nobel en 1982. En su obra cumbre, Cien años de soledad, el autor
presenta la creación y desarrollo, y la decadencia de Macondo, un espacio geográfico inventado,
inspirado en la realidad colombiana, en el cual se confunden los límites entre realidad y ficción, a
través de siete generaciones que sufren soledad, incluso después de muertos. En esta obra Gabriel
García Márquez introduce la violencia humana, la naturaleza salvaje, las guerras y la explotación,
junto a hechicerías, y milagros con el fin de crear un marco mágico y humano para el tema de la
obra: el destino del ser humano. A todo esto se unen los recursos de repetición de nombres, la
narración desde una perspectiva histórica y la estructura circular.
En otras obras importantes continúa empleando elementos mágicos y fantásticos, aunque el
tratamiento es más tradicional, como en Crónica de una muerte anunciada (1981) y El amor en los
tiempos del cólera (1985). Entre sus últimos libros figuran novelas (Del amor y otros demonios,
1994), cuentos (Doce cuentos peregrinos, 1992), reportajes (Noticia de un secuestro, 1996), y
memorias (Vivir para contarla, 2002).
Mario Vargas Llosa, peruano, 1936, toma la realidad como otro tema de sus narraciones y se
introduce en mundos míticos sacados de su propia vida y del Perú. Estos temas aparecen en obras
como La ciudad y los perros, (1963), cuya acción se desarrolla en un colegio militar de Lima en el
que el autor estuvo durante dos años; La casa verde, ambientada en la selva amazónica y en un
modesto prostíbulo que marcó su adolescencia; Conversación en La Catedral, novela que refleja la
realidad peruana en toda su degradación moral y política. En La fiesta del chivo (2000), sobre el
dictador dominicano Trujillo, continúa su exploración humana y política, presentada con una
técnica compleja.
Otras obras destacadas de Vargas Llosa son Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor,
Elogio de la madrastra, Lituma en los Andes y Los cuadernos de don Rigoberto, donde introduce
recursos sacados de las novelas de caballerías, el cine, los folletines radiofónicos, la novela rosa o
los tebeos, aunque en ocasiones hace parodia de ello.
La producción literaria de Vargas Llosa responde a tres aspectos básicos: el autobiografismo
proyectado en una tercera persona; la ambición totalizadora que abarca la realidad; y un enfoque
novedoso para convertir la realidad en materia poética. Para ello también usa técnicas complejas,
como la confusión de tiempos narrativos, la mezcla de acciones y las innovaciones léxicas.
Otros autores destacados del “boom” son Carlos Fuentes (La región más transparente, La muerte
de Artemio Cruz), que presenta los conflictos y tensiones de la vida mejicana; Guillermo Cabrera
Infante (Tres tristes tigres), con su recreación de la vida cubana; Alfredo Bryce Echenique (Un
mundo para Julius).
La última narrativa hispanoamericana se recrea en las técnicas de la narración oral, sigue
preocupada por temas políticos y sociales, abominando las dictaduras, clamando por los
desaparecidos, preocupada por la libertad, pero es menos innovadora desde el punto de vista formal.
sHan surgido nuevos autores en todos los países y algunos han alcanzado una gran difusión
internacional, como los chilenos Antonio Skármeta, Isabel Allende (La casa de los espíritus), o la
mexicana Laura Esquivel (Como agua para chocolate).
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