Performance Deleuze Seminario Multimedia Performance Deleuze

Esquizoanalisis de Medicina y Arte
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Seminario Multimedia Performance Deleuze
Docente: Stella Angel Villegas
Performance Deleuze
La cuestión del ser en la performance
Ontologia de multiplicidades
El ser es tiempo para Bergson.
El ser es exceso para Heidegger.
El ser es una línea para el Bosco.
El ser es un rizoma para Deleuze.
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La cuestión del ser en Heidegger
El ser es ilocalizable.
La palabra ser es vacía. Su significado es un vapor irreal.
Para Nietzsche, el ser es ¡vapor y error! Es un vapor verbal.
El ser es la voluntad.
Es un sentido indeterminado, inasible como el humo. Es la condición de recuperar
la existencia histórica. Es volver al poder del ser originario que hay que inaugurar.
Es un pensamiento de inmanencia. No está en otro lado.
¿Qué es el ser para Bataille?
El ser es el exceso, el exceso que excede el fundamento.
El exceso es aquello por lo que el ser está en primer lugar, y ante todo, fuera de
todos los límites.
El exceso es aquello por lo cual absolutamente todo es más de lo que es. Esto es
el infinito para Heidegger.
Recordar el ser, dice Heidegger, ¿cómo puedo nombrarlo? Como la nada. Por
eso el ser y la nada es lo mismo. La nada no es un ente. La nada es la fatuidad.
La nada no está en el principio, sino que es aquello que atraviesa todo lo que es.
El ente nada sobre la nada.
¿Qué es el ser para Heidegger? La nada, el exceso, lo abierto, lo gratuito, lo
inagotable, lo infinito, lo ilimitado, lo intenso, el afuera, la irrupción.
¿Qué es el afuera? El afuera es el ser para Foucault. Aquello es aquello que no
pude ser reducido. Si lo encuentro, lo tengo en la mano y se torna conocido. La
metafísica clásica es la eliminación de la diferencia. No se refiere al otro, sino a lo
otro.
El ser para Deleuze es la diferencia.
El eterno retorno de lo mismo.
En la metafísica clásica, lo idéntico equivale a A es igual a A, A es idéntico a A.
La cosa es la sustancia. Heidegger va a contraponer al término identidad, el
término mismidad.
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¿Qué es la mismidad?
La mismidad alude a la individualidad posibilitada por la diferencia. Esto también
alude a Heráclito cuando menciona el juego y la guerra como tensión por los
opuestos. No es indiferencia, sino tensión. Todo lo que diverge es uno, y no la
convergencia que sería la metafísica.
¿Qué es lo mismo?
Lo mismo no coincide con lo igual. Es la copertenencia a lo diferente. Se deja decir
cuando se piensa en la diferencia. Aleja el afán de limitarse a lo igual.
¿Qué es lo igual?
Lo igual se dispersa en la insulsa unidad de lo que es uno solo por ser uniforme.
El ente es el mismo en tanto que esté atravesado por el ser. ¿Qué ser? El otro,
el afuera. Ser otro afuera. Para Bataille, el ser es el exceso. Para Artaud, el ser es
la crueldad, y la crueldad es el peligro absoluto, es el abismo. Pero, para el
fundamento metafísico, el ser es un piso.
El ser en Heidegger no es fundamento, sino ausencia, abismo. El ser está
sustentado en un abismo, y eso es la crueldad. ¿Por qué? Porque no permite la
permanencia en la presencia. Esta emergencia del ser es anárquica. Esto es lo
que Heidegger llama poesía.
¿Qué es poesía para Heidegger? Aquello que arrasa con la permanencia.
En la metafísica clásica habría tres instancias: una primera instancia que sería el
aparecer, una segunda instancia que sería el tránsito, y una tercera instancia que
sería la caída.
¿Qué es el aparecer? El parecer es el advenir a la presencia.
El tránsito es el mantenerse en la presencia.
Y la caída, la muerte.
Todo lo que es, adviene a la presencia, transita, y cae de la presencia. Por lo
tanto, en la metafísica clásica, se trata de un principio y de un final. Se trata de un
nacer y de un morir. El nacimiento como origen y la muerte como final.
¿Qué es el nacer para la metafísica clásica?
Nacer sería pasar del no ser a ser un ente presente. ¿Qué es vivir para la
metafísica clásica? Vivir es mantenerse en la presencia. ¿Y morir? Qué no sería
sino caer de la presencia, volver al no ser.
Para Heidegger, el ser como presencia está tachado, está atravesado por la
nada.
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Entre el nacer y el morir no hay tránsito. Ser es nada. Ausencia de tránsito.
Es el mismo movimiento el nacer y el morir. Y eso es la crueldad. Peligro absoluto.
¿Por qué? Porque uno quiere habitar.
Uno, en realidad, está reposando. El reposo es el caso límite del movimiento,
pero si el reposo incluye el movimiento. Según Heráclito, sólo en el cambio se
descansa; entonces puede haber un reposo, que es la más alta movilidad.
Todo ente está atravesado por el ser, entendido como verdad, como presencia,
como identidad de sí mismo, que no reposa en estratificación (según Deleuze).
¿Qué es un vaso? Hay dos lecturas posibles:

En una primera lectura metafísica clásica, un vaso sería un ente, el ser del
vaso, la idea del vaso, el objeto moderno del vaso traído a la presencia. Me
olvido de que el ser es ocultamiento.

En una segunda lectura desde Heidegger, un vaso es el ser del ente, o sea, el
ser del vaso no es la verdad oculta del ente, sino la diferencia, el exceso, la
crueldad, la identidad.
Nacer y morir. El ser es la condición de posibilidad de toda línea de fuga. ¿Qué
es el Anti-Edipo? El favorecimiento de estas líneas de fuga. ¿Y Edipo? Edipo es
una estructura interpretativa. Es cierta.
Para Deleuze, es experimentación versus interpretación.
La interpretación es la clausura del adentro. Cada cosa queda ligada a su verdad,
cerrada al afuera.
Cristalización de la idea con lo sensible. En la experimentación habría una
conexión con el afuera, con el ser, con lo otro. Y lo otro, el afuera, en este sentido,
¿es el inconsciente? No, pero sí lo es para el psicoanálisis.
La metafísica clásica coincide con el psicoanálisis en tanto y en cuanto el
inconsciente es la verdad oculta.
Pero, desde Heidegger, desde Deleuze, desde Foucault, desde Nietzsche,
¿cómo es pensado el inconsciente desde el afuera? Deleuze dice: no, no hay que
interpretarlo, sino hacerlo, construirlo, producirlo. No es una verdad oculta ni una
estructura preferencial. Entonces, para Deleuze, el inconsciente sería en este caso
una herramienta de conexión con el afuera.
Recordar el ser no significa desocultarlo, sino hacerlo aparecer en su
ocultamiento. Aparecer ocultándose. Cobijado lo oculto en su ocultamiento, en lo
enigmático, en el misterio.
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Artaud: Van Gogh.
Hacía mucho tiempo que la pintura lineal pura me enloquecía cuando descubrí a
Van Gogh, que no pintaba líneas o formas, sino cosas de la naturaleza inerte,
como agitadas por convulsiones.
E inertes.
Como bajo el embate de esa famosa fuerza de inercia, que nadie ha sabido
definir y que no ha hecho más que volverse más retraída,
estratificada
y oscura desde el día en que los hombres modernos volvieron a hablar de ella.
(Página 164)
Sí, sí, no intento brillar ni ver si brillo, sino realizar la obra…
(Página 198)
Artaud: Para acabar con el juicio de Dios.
Eso no se dice,
pero se machaca hasta la nada,
la cual quiso ser.
(Página 262)
El ser sólo es una palabra,
es una palabra,
una palabra
utilizada para designar la cosa que el hombre es,
y materialmente,
especialmente hablando,
el ser es todo lo más una larva,
en el peor de los casos el ser en sí da una larva,
una larva atmosférica,
y nada más, entendido, nada más, esa gran palabra no da más
que una larva atmosférica
que una larva atmosférica
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y nada más,
entendido.
(Página 272)
La bestia es el ser.
Con los ojos cerrados,
por la mañana,
iba cojeando en busca de la bestia del ser.
(Página 260)
Bataille: El aleluya. (El ser)
La risa en las lágrimas.
La ejecución de Dios es un sacrificio que haciéndome temblar, me deja empero
reírme, pues en él no sucumbo yo menos que la víctima (cuando el sacrificio del
hombre salvaba).
Sí, así lo quiero. Reír es pensar. Pero es un momento sagrado.
Rilke: Cartas a Rodin. (El instante)
A Lou Andreas-Salome
Oberneuland,
Agosto 8 de 1903
…Rodin, nacido en una oscura pobreza, ha comprendido, mejor que nadie, que
toda belleza, sea la de un ser o la de una cosa, está sin cesar amenazada por las
circunstancias y el tiempo, que ella es una chispa, una especie de juventud de
todas las edades; que florece, pasa y no dura nunca…
…Y ha creado una Tierra, mil Tierras. Y toda Tierra viva irradia un cielo a su
alrededor; y expande noches de estrellas en la eternidad…
A Auguste Rodin
París, calle Toullier 11,
Setiembre 11 de 1902
…No fue sólo para escribir un estudio que vine hacia usted. Llegué para
preguntarle: ¿Cómo se debe vivir? Y usted respondió: trabajando. Lo comprendo.
Bien comprendo que trabajar es vivir sin morir…
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Rilke: Rilke por sí mismo.
El canto del pájaro abre el espacio total, transparente, que llamará muy pronto el
abierto. Un espacio tan intacto como el interior de una rosa. Un espacio angélico.
Un espacio imaginario, pero que él cree encontrar realizado en Toledo. De allí su
estupor y su exaltación ante esta ciudad. Paisaje a la vez abierto y pleno de ley
como los astros, ciudad hija de la tierra y del cielo que atraviesa lo existente en su
integridad. Ciudad presente a la vez para los muertos, los vivos y los ángeles.
(Para Rilke, el ser es lo abierto, el ángel)
Rilke: Elegías a Duino.
Octava elegía.
Con plenos ojos ve la criatura
lo abierto. Nuestros ojos están vueltos
del revés, rodeando la salida
abierta, colocados como trampas.
Sabemos lo de fuera solamente
por el rostro del animal. Ya al niño
le torcemos, obligando a que mire
atrás la formación, y no lo abierto,
tan profundo en el animal. Sin muerte.
Sólo nosotros vemos muerte: el libre
animal tiene tras de sí su muerte
y ante sí a Dios, y marcha caminando
por lo eterno, lo mismo que las fuentes.
No tenemos jamás, ni un día, el puro
espacio por delante, al que las flores
se abren, sin acabar. Y siempre hay mundo
y nunca el puro no – lugar sin No:
lo puro, no observado, que alentamos
y sin fin sabe, y nada quiere. El niño
se pierde en eso silencioso, y es
echado atrás. O alguno muere y lo es.
Junto a la muerte no se ve la muerte,
se mira fuera, fijo, con mirada
animal. Los amantes, sin el otro,
que tapa la mirada, ya se acercan,
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pasmados… Por descuido se les abre
tras el otro. Pero ninguno pasa
tras el otro: otra vez se le hace mundo.
Siempre vueltos a lo creado, vemos
sólo en ello el reflejo de lo libre,
con nuestra sombra. Acaso un animal
mudo alza la mirada y nos traspasa.
Esto es destino: estar plantado enfrente,
y nada más, y siempre puesto enfrente.
Si hubiera un pensar como el nuestro en ese
animal que se enfrenta a nuestro paso,
él se nos llevaría, a rastras, rotos,
en su marcha. Pero su ser para él
es infinito, libre y sin mirada
para su estado, puro: así sus ojos.
Y donde vemos porvenir, ve todo
y se ve en todo, a salvo para siempre.
Sin embargo, el atento animal cálido
tiene el peso de alguna gran congoja.
Pues le acosa también lo que a menudo
nos abruma: el recuerdo, como si eso
a que tendemos, otra vez hubiera
estado cerca, fiel, con un contacto
de suavidad sin fin. Aquí es distancia
todo, y allí fue aliento. Tras el prístino
hogar, éste es ambiguo y le entra el viento.
¡Dicha de la criatura diminuta,
que siempre sigue en el seno que la hizo!
¡Ventura del mosquito, que por dentro
aún salta, hasta en su boda: todo es seno!
Y mira el pájaro, y su calma a medias:
al nacer, casi sabe los dos mundos,
como si fuera el alma de un etrusco,
un muerto que ya ha entrado en un espacio,
pero echada en la tapa su figura.
Y qué duro, si un ser debe volar
y procede de un seno. Va asustado
de él mismo, por el aire, en zigzag, como
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la grieta por la taza: así el murciélago
rasga la porcelana de la tarde.
¡Y nosotros, mirones, siempre, en todo,
vueltos a mirar todo, y nunca fuera!
Nos desborda. Lo ordenamos. Y cae.
Otra vez lo ordenamos y caemos.
¿Quién nos volvió al revés, para que siempre,
por más que hagamos, tengamos el gesto
del que se marche? Igual que ése, en el cerro
último que le muestra el valle entero
otra vez, se detiene, y se demora:
así vivimos, siempre en despedida.
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Bibliografía
Artaud: Van Gogh, el suicidado por la sociedad . Ed Argonauta 2007
Artaud: Para acabar con el juicio de Dios. Ed Madrid,Fundamentos, 1983
Heidegger ¿Qué es la metafísica? Ed Alianza, Madrid 2000
Bataille: El aleluya Alianza, 1981
Rilke: Cartas a Rodin
Rilke: Rilke por sí mismo
Rilke: Elegías de Duino