a sesenta años de la guerra civil española. combatientes chilenos

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Estudios Avanzados Interactivos | Volúmen 5 | Nº7 | Año 2006 | http://web.usach.cl/revistaidea/
A SESENTA AÑOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.
COMBATIENTES CHILENOS EN LAS BRIGADAS
INTERNACIONALES.
Olga Ulianova
I. Introducción.
La Guerra Civil española (1936-1939) fue un acontecimiento de gran impacto en la historia
universal del siglo XX. Se quedó en la memoria histórica de las sociedades europeas como el
enfrentamiento de mayor escala entre el fascismo y quienes serían sus opositores en la Segunda
Guerra Mundial, en el mismo umbral de ese mayor conflicto bélico en la historia de la Humanidad.
Controvertida y trágica como cualquier guerra interna, esta oposición al totalitarismo nazi,
aatravesada a la vez por el peso del totalitarismo estalinista dentro de su propio seno, tuvo, sin
embargo, dimensiones inéditas en la historia que, mitologizadas y envueltas hacia el día de hoy
en una aureola romántica para la intelectualidad progresista occidental, fueron inmortalizadas en
la pluma de grandes novelistas del siglo.
Se trata de las Brigadas Internacionales. Hasta hoy en día, 70 años después de su formación,
su sola mención provoca reacciones encontradas. Para los herederos del franquismo no eran
otra cosa que grupos de “judíos centroeuropeos comunistas que no han ganado ni una batalla”.
En el polo opuesto, en la memoria histórica democrática de España, de Europa y también de
América, son recordadas como el único caso en la historia del siglo XX del protagonismo de
personas de ideales y principios, dispuestos a pelear y dar la vida para defender la democracia en
un país lejano, para cerrar el camino al fascismo. El reconocimiento cada vez más universal de
la sociedad española a las Brigadas Internacionales se manifestó en la otorgación en 1996 de la
nacionalidad española a los ex combatientes de las Brigadas y a sus descendientes, aprobada en
el parlamento español por los votos tanto de la izquierda y centro-izquierda, como del centroderechista Partido Popular.
Los trágicos y controvertidos acontecimientos españoles y la acción de las Brigadas Internacionales
han sido historiados durante el último medio siglo desde las posiciones más diversas, tanto en
España como en distintos países que han sentido el impacto de este episodio relevante de la “era
de las catástrofes” –en las palabras de Hobsbawm- o de la “gran guerra civil europea”, según
Nolte. La transición y la reconciliación española, y últimamente la apertura de los archivos de
El presente artículo constituye un avance de la investigación “Komintern e izquierda chilena: impacto de un
proyecto global en una cultura política 1922-1952” (Proyecto FONDECYT 1970725). Una versión anterior de
este artículo fue publicado en el Boletín de la Academia Chilena de Historia, 2001,. bajo el título: “Chilenos en las
Brigadas Internacionales en la Guerra Civil Española”.
Investigadora y profesora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile.
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Komintern en Moscú que contienen los archivos de las Brigadas Internacionales, han contribuido
enormemente a esta producción hitoriográfica.
En los países de América Latina, a pesar de su lejanía geográfica al teatro de operaciones militares
y de la antesala de la guerra mundial que se hacía sentir en Europa, el impacto de la Guerra Civil
española fue mayor. En primer lugar a raíz de los históricos vínculos culturales, existenciales y
humanos con la madre patria. Hubo simpatizantes, grupos de apoyo y recepción de exiliados de
ambos bandos. A su vez, el idioma común, similitudes culturales, distanciamiento del conflicto
europeo, posición pro-republicana de varios gobiernos, hicieron de América Latina uno de los
destinos principales del prolongado exilio español republicano.
En Chile, la memoria histórica y la historiografía del tema “Chile y la Guerra Civil española”
se centra en los aspectos “españoles hacia y en Chile” y “el impacto cultural e ideológico del
conflicto en la sociedad chilena”. Nunca habíamos leído o escuchado reivindicaciones públicas
de la participación chilena en la acción de las Brigadas Internacionales. Tan solo los recuerdos
familiares de algunos descendientes de los miembros de la colonia española mencionaban una
eventual participación en el conflicto en el bando republicano de algunos españoles residentes en
Chile y/o sus hijos, su pavor ante la guerra fratricida real y su regreso a Chile. De todas maneras,
no sabíamos si se trataba de la participación en las Brigadas Internacionales o en las unidades
españolas republicanas regulares y esta participación nunca fue reivindicada propagandísticamente
por ninguna fuerza política. Frente a eso uno podría pensar que los chilenos, por la lejanía
geográfica y vivencial de los conflictos europeos, estaban ausentes en esa página cosmopolita de
la historia del siglo XX.
Sin embargo, en los registros de las Brigadas Internacionales que forman parte de los
recientemente abiertos Archivos de la Internacional Comunista en Moscú, encontramos datos
de unos 25 chilenos que habían participado en las Brigadas Internacionales. Se trata de las fichas
de combatientes, que llenaba cada postulante en los años 1936-38 y donde posteriormente se
introducían comentarios de sus superiores, así como de las listas de ex combatientes, retenidos en
los campos de concentración en el territorio francés, tras la salida de las Brigadas Internacionales
de España en 1938.
Veinticinco personas no es mucho, especialmente en comparación con los contingentes europeo
o norteamericano, pero para América Latina el número no es despreciable. Entre los países de la
región sólo Argentina, Brasil y Cuba presentan grupos cualitativamente mayores, mientras que
la presencia de los demás países no supera, según el registro de los archivos kominternianos, un
promedio de 3 a 5 personas.
De las publicaciones anteriores ver, en primer lugar, el libro de H. Carr KOMINTERN y la guerra civil
española, Alianza Editorial, Madrid, 1984, entre las recientes el excelente libro de A. Elorza y M. Bizcarrondo,
basado en los archivos soviéticos. Queridos camaradas. La Internacional Comunista y España, 1919-1939,
Barcelona, Planeta, 1999.
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Entre los chilenos que combatieron en las Brigadas Internacionales en España encontramos tanto
personas que habían llegado directamente desde Chile a pelear por la República, como aquellas
que anteriormente habían residido fuera de su patria e ingresaron a las Brigadas Internacionales
en los países de su residencia, ya sea Francia, EE.UU. o España. La gran sorpresa para nosotros
fue el hecho de que prácticamente todos los brigadistas chilenos provenientes de Chile resultaron
ser militares profesionales, oficiales activos o en retiro del Ejército y de la Armada de Chile, lo
que si bien se inscribe en la atmósfera de los años cercanos a la República Socialista y otras
manifestaciones de inquietudes políticas y sociales de los militares chilenos en las décadas de
los ‘20 y ‘30, constituye un episodio excepcional al lado de los representantes de otros países,
tanto europeos como americanos en las Brigadas Internacionales, así como una página inédita e
irrepetible en la historia de Chile del siglo XX.
II. Los chilenos en España.
Partiremos reivindicando nombres y reconstruyendo en lo posible historias personales de los
chilenos que combatieron en las Brigadas Internacionales en la guerra civil española. Nuestras
fuentes principales son las fichas individuales encontradas en el archivo de las Brigadas, cuya
información se complementa con historias familiares, fuentes memorísticas, datos provenientes
del archivo del registro civil chileno, así como la prensa chilena de esos años.
1. Miguel Alvarez Torres
Uno de los casos más excepcionales es el de Miguel Álvarez Torres, ex oficial de la Armada
Chilena, simpatizante, según sus propias palabras, del comunismo desde el “levantamiento de la
marinería” de 1931. Vale destacar que ninguno de los estudios historiográficos dedicados a esos
acontecimientos menciona la participación o la cercanía al movimiento de algún oficial marino,
apareciendo el movimiento con un corte horizontal notorio, exclusivo de tropa y suboficiales. El
testimonio de Miguel Álvarez permite poner cierta duda en esta visión.
Los principales datos biográficos que disponemos provienen de su “biografía de militantes”,
Estos documentos se conservan en el Archivo Estatal Ruso de Historia Política y Social (RGASPI), ex archivo
del Instituto del Marxismo-Leninismo del CC del PCUS. La colección de las Brigadas Internacionales se encuentra
en Fondo 545, las fichas de los militantes organizados por países en opis 6, los documentos referidos a los
chilenos son el Documento Nº 1476, fojas 1-54 (cara y revés).
Para verificar los datos, proporcionados por los archivos soviéticos, recurrimos en Chile en primer lugar al
archivo de Registro Civil, pudiendo establecer que se trataba de datos y nombre verídicos, que la mayoría de
las personas, mencionadas en los archivos no solo efectivamente nacieron en Chile, sino que regresaron allí
felizmente después de la guerra española. A partir de esos datos logramos llegar a los hijos de varios de ellos
y entrevistarlos. (Agradecemos la labor realizada en los archivos del Registro Civil de la ayudante del proyecto,
Michelle León).
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encuesta aplicada por la Comisión Central de Cuadros (sección extranjeros) del PCE, que
Miguel Álvarez llenara en Barcelona el 27 de octubre de 1938. De ahí, encontramos que Miguel
Álvarez Torres nació el 26 de mayo de 1911 en Valparaíso, se declara ingeniero de profesión,
con conocimientos específicos militares de artillería de costa y navegación marítima. Egresado
de la Escuela Naval, donde estudió entre 1924-1928, fue oficial (Teniente de navío) entre 19281931 y luego pasó a retiro, trabajando los últimos años antes de viajar a España como ingeniero
en Ferrocarriles de Estado y luego en la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta. En la
encuesta del PCE señala que su padre Miguel Álvarez Muñoz (también oficial de la Armada
de Chile según los descendientes) era simpatizante del Partido Demócrata, mientras que uno
de sus primos era comunista. Según sus propias palabras, su acercamiento al movimiento
obrero y comunista se produjo durante el levantamiento de la marinería en 1931, tras el cual
en 1932 ingresó al PC, participando posteriormente en la organización de varios movimientos
huelguísticos, entre ellos de la huelga de ferroviarios en 1935. Estuvo detenido entre el 15 y 20
de agosto de 1931, según la historia familiar en relación a una denuncia de corrupción de sus
superiores, hecha por él (Las fechas, sin embargo, coinciden con la investigación y el proceso del
levantamiento de la Armada.). Al salir en libertad, pasó a retiro.
Era un profesional exitoso, con muchas responsabilidades en la empresa y muy bien pagado
(según los datos proporcionados por él mismo en su ficha de militante) y, como ya hemos dicho,
militó en el PC. Volodia Teitelboim recuerda haberlo conocido en el partido durante un gran
paro ferroviario organizado por el PC en 193510.
Llegó a España en agosto de 1937 para “servir en el ejército popular”, donde fue incorporado
con el grado de capitán de artillería y luego ascendió a teniente coronel, jefe de Artillería de
Costa de la Armada republicana en Mahom, Menorca, una de las zonas estratégicas de la guerra
civil. Según una carta de su compañero de armas, A. González, se desempeñaba también como
profesor en la “Escuela Popular de Guerra”11. En España se vinculó al PCE y se desempeñó como
“responsable de la célula mandos” de su unidad. Vale destacar que a esas alturas de la guerra, las
brigadas internacionales ya estaban integradas militarmente en el ejército español bajo un mando
único12. Sin embargo, el registro de los voluntarios se hacía tanto a través de los organismos de
la Internacional Comunista que coordinaba las Brigadas Internacionales, como en el Ministerio
de Guerra español. Los descendientes de Miguel Álvarez encontraron en los archivos militares
españoles los documentos correspondientes al ingreso, ascensos, condecoraciones y baja (en el
momento de la retirada de la Brigadas Internacionales de España) del oficial chileno del ejército
RGASPI, F.545, Op. 6, D.1476, pp. 1-3 (cara y revés).
Ibid., p. 2 (revés).
Entrevista a René Álvarez, Santiago, 1998.
RGASPI, F. 545, Op. 6, D. 1476, p. 2-3 (cara y revés).
10 Entrevista a Volodia Teitelboim, Santiago, 1998.
11 “Frente Popular”, Santiago, enero de 1939 (agradecemos a C. Garay habernos proporcionado su colección de
recortes dedicados a la Guerra Civil española del diario “Frente Popular”).
12 E. H. Carr La KOMINTERN y la guerra civil española, 1984, 63.
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español republicano13.
Se trata de una persona de muy buen nivel cultural, con dominio de idiomas extranjeros (inglés y
francés), con la experiencia anterior de viajes por el mundo: Inglaterra, Francia, España, EE.UU.,
América Latina (según la familia, participó en la misión encargada de llevar barcos chilenos para
su reparación en Gran Bretaña). Su interés por el marxismo está basado, por lo demás, en lecturas
múltiples sobre el tema. Tiene experiencia periodística, publicando en medios como el diario “La
Opinión”, donde reflexiona sobre los temas de literatura y problemas sociales, según su ficha de
militante. También encontramos correspondencia suya desde España en el comunista “Frente
Popular”. Estos últimos datos, así como referencias a su amistad personal con Marmaduque
Grove, a la vez que con el miembro de la dirección del PC Manuel Calvo, hacen pensar en su
pertenencia a ciertos sectores de jóvenes profesionales e intelectuales (incluyendo militares de
carrera) que en los años 30 se vinculan con los movimientos de izquierda chilenos. Podemos
notar, sin embargo, que la figura de un joven militar revolucionario se asocia más bien con la
imagen del Partido Socialista chileno de esos años. El hecho de que fuera un militante PC es
notorio, a la vez que destaca su amistad con Grove y su participación en “La Opinión”, periódico
dirigido por Juan Bautista Rosetti y otros destacados socialistas y duramente criticado por los
comunistas aun en 1934. La vinculación al movimiento comunista de los personajes como M.
Álvarez, en Chile es emblemática para la época del Frente Popular.
En Chile logramos encontrar a descendientes de Miguel Álvarez que con enorme cariño y orgullo
guardan la memoria de su padre y de su destacada participación en la Guerra Civil española. El
hijo del oficial, René Álvarez Ebner, quien vivió en España en los años ‘80, logró reunir en los
archivos españoles documentos referentes al desempeño militar de su padre por la República y
le gestionó la jubilación que otorga el gobierno español a los ex combatientes, hecho que para
la familia Álvarez tenía en primer lugar una importancia simbólica de reconocimiento de sus
méritos ante la República española. Lamentablemente, la resolución positiva de este tema llegó
cuando Miguel Álvarez ya había fallecido, hecho que ocurrió hace pocos años, en 1995.
La memoria familiar complementa la información que pudimos obtener de su “ficha de
militante”. Tras ser dado de baja del Ejército español, unos meses antes del fin de la guerra (es
el momento cuando se confeccionan las mencionadas fichas), Miguel Álvarez, “junto con otros
oficiales chilenos”, según su hijo, se evacua a Francia, pasando todas las penurias que implicaba
el cruce invernal de los Pirineos, en el marco de una retirada militar. En Francia fue recluido en
un campo de refugiados, de donde puso salir, al igual que otros chilenos, gracias a las gestiones
de Pablo Neruda y volvió a Chile sano y salvo junto con los asilados españoles14.
13 Entrevista con R. Álvarez. Estos documentos incluyen un Certificado extendido por Comisario de la Isla
de Menoría del Ejército Popular, el 8 de diciembre de 1938, cuando M. Álvarez abandonaba la isla, la Orden de
Regimiento de Artillería de Costa número 4, del 17 de noviembre de 1938 que asciende a M. Álvarez al grado de
Mayor, la Hoja de servicio de M. Álvarez extendida por la Subsecretaría del Ejército de Tierra del Ministerio de
Defensa Nacional de la República, entre otros.
14 Entrevista con R. Álvarez, Santiago, 1998.
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En Chile “al llegar fueron recibido como héroes, pues eran los tiempos del gobierno del Frente
Popular”, recuerda la familia15. En los documentos del Komintern, referidos a Chile, por otra
parte, encontramos menciones de actos públicos, celebrados a fines de 1939, en los que Miguel
Álvarez participa en su calidad de ex “combatiente internacionalista”16. Se reincorpora a su
trabajo en los Ferrocarriles de Estado, en calidad de ingeniero. En algún momento habría dejado
su militancia en el PC (más adelante expresaremos nuestra hipótesis al respecto), pero en 1947
siendo jefe de maestranza de San Rosendo, es expulsado de Ferrocarriles tras la promulgación de
la anticomunista “ley de Defensa de la Democracia” y a partir de entonces se desempeñó como
ingeniero en proyecto privados17.
Sus hijos nacidos a fines de los años cuarenta y en la década de los cincuenta, no sabían que su
padre en algún momento hubiera tenido militancia comunista, pero sabían y estaban orgullosos
de su participación en la Guerra Civil española. Caracterizan a su padre como un librepensador,
un gran idealista, a la vez tolerante con ideas y visiones ajenas. Según ellos, era una persona de
izquierda, con gran participación en la labor de la masonería, donde llegó a uno de los más altos
grados, pero, con el tiempo, cuando ya lo recuerdan (desde los años 50 en adelante) sin militancia
política. Su vocación, su identidad y lealtad colectiva estaba con la masonería. Pese a tener sus
convicciones bien definidas, respetaba las opciones de sus cercanos, habiendo siempre entre sus
hijos y nietos personas de diversas ideas políticas, de derecha y de izquierda, así como agnósticos
y católicos. Varios de sus descendientes continuaron la tradición familiar militar y marina, otros
recogieron su vocación ingenieril o la de la cultura y las artes18.
Amigo personal de Salvador Allende en los años treinta en Valparaíso, es llamado por él a
asumir responsabilidades profesionales en el sector público durante el gobierno de la Unidad
Popular. En 1972, en el momento económicamente más duro para ese gobierno, cuando “el caos
económico ya era evidente”, en palabras de su hijo, Miguel Álvarez, consciente como profesional
de la magnitud de tarea que enfrentaba, asume la Dirección General de las Salitreras de Estado,
con sede en Tocopilla, volviendo a la empresa donde trabajó antes de su partida a España. A
pesar de no tener militancia política, es destituido un mes después del golpe y arrestado durante
su regreso a Santiago. Solo la intervención oportuna de sus hijos militares logra salvarlo de la
suerte que corrieron muchos de sus amigos y colegas en esos días19 .
“Yo sentía gran admiración por mi padre, por su idealismo. Miguel Álvarez no tenía nada de
15 Ibidem.
16 RGASPI, F, 495, O. 17, D.303 Dice el documento: “…Por ocasión del 22 aniversario de la Gran Revolución
Socialista de octubre… la AURSS (Amigos de la URSS) realizó un acto en el Centro Republicano Español, donde
hablaron varios oradores, entre los cuales el ingeniero chileno, capitán de las Brigadas Internacionales en España,
Miguel Álvarez…”.
17 Entrevista con R. Álvarez, Santiago, 1998.
18 Entrevista con R. Álvarez, Santiago, 1998.
19 Ibidem.
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español y fue a pelear una guerra que no le correspondía”, concluye su hijo, ingeniero y oficial
en retiro del Ejército chileno, René Álvarez20.
2. Alberto Benito Mencha
El caso de Alberto Mencha es distinto. Hijo de españoles, este obrero, “aserrador mecánico”,
nacido en 1913 en Mejillones, había pasado su infancia y adolescencia en el Norte Grande
de Chile y es allí, a “Antofagasta, sin dirección fija”, donde desea volver tras la salida de los
brigadistas de España. Con el derrumbe económico de la Gran Depresión, regresa a España con
su familia en 1929 para instalarse en Bilbao, donde en un par de años más comienza a trabajar.
Entre 1931 y 1936 se desempeñó en “Casa Lautaro” (de alguna vinculación con Chile según
el nombre), donde dice haber participado en la UGT21, a pesar de no tener documentos de su
afiliación sindical. Al día siguiente del putsch franquista se incorpora al ejército republicano.
Es el caso del típico “obrero consciente”, en cuya formación suponemos que habrían influido
las tradiciones sindicalistas del mundo minero chileno de su infancia. Aparentemente no tiene
ninguna militancia política, pues a la pregunta sobre la participación en alguna otra organización,
aparte del sindicato, responde negativamente y su encuesta es una “ficha individual” distinta a la
proporcionada a los militantes22. En España se desempeñó como soldado, habiendo sido herido
en el frente.
3. José Efraín Gartez
Nació en un lugar remoto como Ancud en Chiloé, el 16 de mayo de 1902. “Son todos trabajadores”
– se refiere a su familia residente a la fecha en Corral y Santiago. Chofer de profesión y “con
conocimiento del oficio de barbero”, partió a España desde los EE.UU., donde (en Brooklyn,
N.Y.) residía permanentemente, trabajando y militando en AFL y desde febrero de 1935 en el PC
norteamericano, sin tener cargos directivos en ninguna de las organizaciones. Como militante
ejemplar del “partido internacional” “pidió su traslado a España”. Con una letra difícil de una
persona con poca instrucción, anota ser lector del periódico comunista norteamericano “Dayle
Works” (Ortografía del original), así como de “algunos libros de Lenin y Stalin y Jorge Dimitrol”
Lo último lo caracteriza como militante bien actualizado de la época “bolchevizada” y estalinista
del movimiento comunista internacional. Llegó a España el 16 de octubre de 1937, participando
como soldado, ascendido luego a cabo, en la Brigada Lincoln (formada por voluntarios
norteamericanos) y en la Compañía especial de Ametralladoras del Estado Mayor. Después de
6 meses en el frente fue herido en los combates de Ebro. Aun en el período de recuperación lo
sorprende la retirada de los voluntarios de España. Pese a su evidente poca escolaridad (entre
otras cosas, declara hablar inglés, pero no saber escribirlo, razón por la cual llena la ficha en
español, lo que a su vez permite que se conserve en la carpeta chilena), demuestra buen manejo
20 Ibidem.
21 Unión General de trabajadores, de tendencia socialista.
22 RGASPI, F.545, Op. 6, D. 5 (cara y revés).
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de su situación migratoria. Si bien desea volver a los EE.UU., donde no tiene problemas para
entrar y “no es conocido como comunista”, afirma tener alternativas migratorias en México y
Francia (provisional). Al igual que otros voluntarios chilenos, a fines de 1938 (13 de octubre) lo
encontramos en Barcelona, donde llena su ficha en el Comisariado de Guerra de las Brigadas
Internacionales, documento que nos permitió reconstruir ciertos datos de su biografía23. Frente
a los destinos humanos como este: de Chiloé a Nueva York y de ahí a España, apenas sabiendo
escribir, pero soñando con ser parte de los redentores de la humanidad, uno no puede sino
sorprenderse ante lo chico que se hizo el mundo en este tormentoso siglo XX y ante lo grande
que han sido sus pasiones.
Luego su huella se pierde. No se logró encontrar en los archivos del registro civil chileno nota
alguna, referida a su nacimiento, situación que se debe probablemente, a la lejanía y el aislamiento
de su terruño chilote. Desconocemos si volvió a Chile tras la guerra o dónde se perderían las
pistas de ese singular “ciudadano del mundo”. Tampoco los archivos creados en los EE.UU. por
los veteranos de la Brigada Lincoln registran su nombre24. La revisión posterior de la colección
del periódico comunista chileno “Frente Popular” nos demostró que E. Gartez no fue el único
chileno que partió a España desde EE.UU. Volveremos a este tema más adelante.
4. Julio Cancino Labra
Los datos que disponemos sobre este voluntario chileno son más escasos. Su ficha de repatriación
(único documento disponible) dice que en enero de 1939 estaba abandonando España desde
Barcelona (Alcira) después de haberse desempeñado como capitán, juez militar de batallón
CRIM 3. Es caracterizado como no miembro del PC, no activo en la vida política, pero que
cumplió su tarea militar “muy bien”, siendo su conducta personal evaluada de la misma manera.
Después de toda su trayectoria en España, el Comité del PC en su brigada lo señala “como buen
antifascista”25.
Por el grado militar que tuvo en España, más aun sin ser militante del PC, y en vista de otros
casos de oficiales en España, podemos suponer que se trata de una persona con el nivel de
instrucción general bastante alto y probablemente, preparación militar profesional.
Las investigaciones realizadas por Leonardo Jeff sobre la participación de los militares chilenos
en la Guerra del Chaco, confirman la formación militar de Cancino Labra. Había participado
con grado de subteniente en ese conflicto bélico, por el lado de Bolivia, siendo ascendido a
teniente durante la campaña.26
23 RGASPI, F.545, Op. 6, D.1476, p. 10-13 (cara y revés).
24 La autora de estas líneas solicitó información por e-mail sobre los voluntarios chilenos, cuyos nombres
aparecen en el archivo de las Brigadas Internacionales, al archivo de la Brigada Lincoln (BL) en los EE.UU. La
respuesta fue negativa: ninguno de ellos figuraba en los registros de la BL.
25 RGASPI, F. 545, Op. 6, D. 1476, P. 14.
26 L.Jeff, Combatientes e instructores militares chilenos en la Guerra del Chaco, Universum, Talca, 2004
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Cancino Labra sobrevivió a la guerra civil y volvió a Chile, donde falleció en 1967 a la edad de
60 años27.
5. Manuel Cerda Muñoz
Aquí encontramos otro caso de presencia de un militar profesional chileno, militante comunista,
en el Ejército Republicano español, donde fue capitán de la 39ª División. Manuel Cerda Muñoz
nació el 6 de junio de 1910, probablemente en Linares, lugar donde a fines de los años 30 aún
residía su familia, sobre la cual el encuestado informa que es “toda la familia izquierdista”. Con
estudios en la Escuela Militar de Chile, dice ser militar de profesión e indica como su “lugar de
trabajo antes de la salida a España”, “el Ejército de Chile”28. Según sus palabras, “se acercó al
movimiento revolucionario” en el año 1932 “siendo miembro activo del Ejército”. Fue militante
socialista hasta 1933 y en 1935 ingresó al PC, dedicándose allí a las labores de propaganda. En
1935 fue detenido y deportado a Bolivia. Cree que en Chile es conocido como socialista y no
como comunista.
A España partió con la autorización de la “sección argentina de la IC”, lo que permite suponer
su residencia y militancia en Argentina antes de la partida, tal vez producto de la mantención
de su expulsión del país. En España, donde arribó en junio de 1937, llegó a ser capitán y jefe de
operaciones de la 39ª División. Mandaba artículos “sobre asuntos de España” al diario “Frente
Popular” de Santiago. Los documentos sobre la base de los cuales estamos reconstruyendo su
biografía son varios: la “biografía del militante” del PCE que ya habíamos encontrado en el
caso de M. Álvarez Torres, la ficha de repatriación (“buen antifascista”, “disciplinado, serio”,
“políticamente demuestra tener interés en capacitarse para se más útil a la causa”, etc.) y una ficha
breve para su asunción como Jefe del Estado Mayor de la 38 División.
También se incluyen en su dossier dos cartas enviadas el 10 de marzo y 20 de agosto de 1938
por el Comité provincial de Córdova del PCE al CC del partido, acompañando las solicitudes
para la entrega a Manuel Cerda de un carné del partido. La segunda carta reclama por la demora
e insiste en la ausencia de fotógrafos en la línea del frente para poder incorporar la foto del
candidato a los documentos solicitados. Una tercera carta del CC del PCE de Madrid envía sus
documentos a Barcelona29. Las solicitudes reiteradas del carné pueden ser vistas como detalles
poco significativos, pero a nuestro modo de ver revelan la importancia de la militancia en cuanto
sentido de pertenencia mítica al grupo elegido, que va acompañado de ciertos objetos simbólicos,
entre los cuales el carné del partido ocupa un lugar especial.
Este oficial también figura en los registros de Leonardo Jeff como uno de los oficiales chilenos
en Bolivia durante la Guerra del Chaco. Más aún, se le señala como uno de aquellos que se
27 Según el certificado de defunción obtenido en el Registro Civil de Chile.
28 RGASPI, F.545, Op. 6 D. 1476, 15-16 (cara y revés).
29 RGASPI, F. 545, Op. 6, D. 1476, 17-21.
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quedaron en Bolivia tras la finalización del conflicto, dedicados a actividades comerciales. Estos
hechos no están consignados en su autobiografía de militante y entran en contradicción con lo
expresado por su autor.
6. Enrique Cortizón Martínez
El caso de Enrique Cortizón nos demuestra una vía distinta hacia las Brigadas Internacionales
españolas. Nacido el 28 de octubre de 1907 en Santiago, vive desde 1923 con su familia en
España, en Barcelona, habiendo permanecido antes en Francia. Es el único en la lista de los
voluntarios chilenos que no solo vive en España antes del comienzo de la guerra, sino que ya
tiene formada su familia allí. Se incorpora a las Brigadas Internacionales en Barcelona en abril de
1938. Es evidente que dada su edad y su larga permanencia en España, no se puede hablar de su
vinculación con el mundo político de la izquierda chilena, habiéndose realizado su socialización
ya en Europa, principalmente en España. La ficha de repatriación (elaborada en un organismo
bajo el control comunista) lo caracteriza como “camarada anarquista bastante sectario, no está
casi nunca en el acantonamiento”, sin embargo, de “conducta personal buena”30. Dado el grado
crítico a que llegaron las relaciones entre los comunistas y anarquistas en España durante la
guerra civil (incluyendo asesinatos de los líderes anarquistas por el personal de NKVD), estas
características pueden ser consideradas como máximo elogio. Al parecer, como otros chilenos
de nacimiento, crecidos en España, recurre a su nacionalidad chilena después de la derrota
republicana con el objeto de conseguir “repatriación” a Chile.
7. Manuel Ferreras Fernández
Es un chileno residente en España y miembro del PCE desde 1931. A mediados de 1937 cae
en sospecha ante sus camaradas, por haberse trasladado por el territorio “faccioso”, no haberse
presentado al “control de cuadros” y otros pecados similares. Según su ficha sin identificación
institucional31, de enero de 1939, “El delegado del PC en Euzkadi informa que anteriormente no
le tenían como elemento de confianza”. No hay más información de él.
8. Alfredo Franco León
Este voluntario, nacido el 1 de julio de 1904 en Santiago, llega a España directamente de Chile
el 13 de septiembre de 1937. Es militar de carrera como varios de sus compatriotas, pero a
diferencia de ellos no es militante de ningún partido de izquierda y su experiencia en España es
más accidentada. Antes de partir a España era ya capitán de artillería en retiro y comerciante. Es
enviado a España por el Comité Chileno de Ayuda a España, organización frente populista creada
y dirigida por los comunistas chilenos, pero que contaba con participación de personalidades
antifascistas de diversos credos políticos32.
30 RGASPI, F. 545, Op. 6, D. 1476, 24.
31 31������������������������������������
RGASPI, F. 545, Op. 6, D. 1476, 24.
32 32������������������������������������������������������������������������������������������������
En Correspondencia con la sede central de KOMINTERN, la dirección del PCCH se reporta sobre el
10
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Fue dado de baja el 23 de enero de 1938, porque según sus palabras “su destino no correspondía
a su especialidad que era la de técnico de material de guerra”. Señala que queda luego sin dinero
y sin documentos en Barcelona “junto con la esposa”. Al parecer, reclama no haber recibido
apoyo para su familia, prometido en Santiago. Surge una situación conflictiva. Desde marzo de
1938 pide al comité parisino de ayuda a España, donde conoce varias personas, enviar en su
nombre (por carecer de recursos para ello) un telegrama a Chile solicitando pasaje de vuelta y
dinero33. La última noticia sobre él indica que el 23 de abril de 1938 es detenido por “motivos
desconocidos”, pero “avalado por el Comité Comunista de Chile de ayuda a España” 34.
Las menciones que A. Franco León hace de su especialidad militar y su destinación, permite suponer
que el reclutamiento de voluntarios “especialistas militares” en Chile, si bien evidentemente se
realizaba vía PC, se hacía de manera selectiva y para funciones específicas.
Las fuentes chilenas nos comprueban que a pesar de las peripecias mencionadas, el Alfredo
Franco León logra volver a Chile, donde en 1945 oficializa ante el registro civil su matrimonio
con Silvia Ester Arancibia Vera.35 A juzgar por la repetición de nombres, los descendientes
siguieron la tradición militar.
9. José Gardés Camps
Es uno de los voluntarios más jóvenes, nació en Casablanca el 24 de junio de 1918. Antes de
partir a España vivía en Valparaíso, trabajando como dependiente en “casa Tutores” y estudiando
(“escribiente” según otra ficha de republicanos prisioneros esperando repatriación). Llega a
España en octubre de 1936, a Menorca, e inmediatamente se incorpora al Ejército Republicano
y pasa toda la guerra en el frente de Menorca. Llama la atención que su arribo a España se
produce apenas comienza la guerra, un año antes de la llegada de especialistas militares, enviados
regularmente por el PC. No se sabe nada de su militancia política, pero según sus palabras estaba
sindicalizado en la UGT. En su ficha de repatriación sus superiores dicen solamente “es un
camarada que hace algunos… (falta una palabra) ha venido al acantonamiento. Es serio… Su
conducta personal fue buena”. Al final de la guerra (22 de diciembre de 1938) se encuentra en
Cardodiu (campo de concentración en Francia), deseando volver a Chile, indicando la dirección
de su familia en Valparaíso de “Miguel Ramis Class” (Clar), en Condell 201, Valparaíso”36.
cumplimiento de la tarea de crear “organismos de masas” frentepopulistas. Entre ellos es nombrado el Comité
chileno de ayuda a España. (RGASPI, F. 495,…) Sin embargo, ello no implica la militancia comunista de todos sus
integrantes, ni la plena coincidencia de sus motivaciones personales para integrarlo.
33 33�������������������������������������
RGASPI, F, 545, Op. 6, D. 1476, 26.
34 34�����������������������������������������
RJsJIDNI, F.545, OP.6, D.1476, 25 y 27.
35 Como ya se declaraba casado en España, este matrimonio civil puede corresponder sólo al registro de un
matrimonio religioso previo, de acuerdo a la nueva ley de 1943, o las segundas nupcias.
36 RGASPI, F.545 Op.6.D.1476, 29 (cara y revés) y 30.
11
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También regresa felizmente a Chile, a su Valparaíso, donde en 1947 contrae matrimonio con
Luisa Viganego Perigallo.
10. Alejandro González Figueroa.
El archivo de las Brigadas contiene solamente su ficha de repatriación, por lo tanto los datos que
obtuvimos de allí son pocos. Se trata de un capitán de ejército, pero no militante de partido. En
España fue capitán de 41 División.
Sus superiores lo caracterizan más amplia y detalladamente que a los otros combatientes: “Desde
que está concentrado se mostró un fiel y disciplinario militar. Su actitud es buena y políticamente
de conciencia antifascista ante la tropa…Su conducta personal fue buena. Es serio y muy
disciplinario. La opinión corriente entre los camaradas a él es muy buena…Es socialista. Buen
antifascista”37.
Sin embargo, en el periódico “Frente Popular”, de enero de 1939, se publica una carta enviada
por Alejandro González desde España38. Fechada el 9 de agosto de 1938, destaca la celebración
ese día de un año de la permanencia del voluntario en España. La carta llega por mano, con
ocasión del retorno de otro voluntario a Chile y señala el envío previo de otras cartas por correo
ordinario, que no fueron respondidas. Cuenta de su participación en las batallas de Teruel y de
Castellón de la Plana. Es ascendido a miembro de Estado Mayor de su 41 división. Se desempeña
como instructor en la “Escuela Popular de Valencia”. Caracteriza el año pasado en España como
“un año que está cargado de experiencia guerrera y política. Un año que ha templado mis nervios
enseñándome a odiar cada día más al fascismo con su caravana de mentiras y atropellos”. Los
saludos que manda al “doctor Calvo (M. Calvo, miembro del CC del PC) y demás camaradas”
de parte de “vuestro compañero que lucha a través de miles de kilómetros por una causa que
será la liberación del proletariado mundial”, lo presentan si no como un militante del partido
(ver ficha de repatriación), como una persona muy cercana a la sensibilidad comunista. La carta
que aparece acompañada de una foto del autor con uniforme español, menciona los nombres
de varios oficiales chilenos que también se encontraban en España. Según A. González, en el
momento de redactar esa carta (agosto 1938), algunos de ellos ya habían regresado a Chile o
estaban próximos de hacerlo. El mismo señala haber comenzado sus “gestiones para obtener el
regreso” y esperaba llegar a Chile a fines de año 1938.
11. Carlos Kern
La ficha de este voluntario y todas las referencias personales están en alemán. De hecho se trata
de un antifascista alemán en España, dada su trayectoria personal y política, en la cual el hecho de
37 RGASPI, F. 545, Op.6, D.1476, 31.
38 Frente Popular, Santiago, 13 de enero de 1939.
12
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haber nacido en Santiago de Chile el 17 de abril de 1910 aparece como una mera casualidad, pues
vivió su primera infancia en la casa de su padre, agricultor, en el campo de la provincia de San
Luis (seguramente se refiere a la provincia argentina de ese nombre). Luego estudió enseñanza
básica y secundaria en el colegio alemán Belgrano Schule y el “Colegio nacional F. Sarmiento”,
en Buenos Aires, sin romper nunca los vínculos con Europa y viajando allí aun durante los
estudios. Una vez terminados los estudios secundarios, parte definitivamente a Alemania para
cursar allí los estudios técnicos. En Berlín comienza a participar en las actividades comunistas. A
fines de 1932 se integra al PC alemán, siendo expulsado por ello de la Escuela Técnica en 1933
después de haber liderado el movimiento estudiantil clandestino allí. Saliendo de la escuela se
convierte en un “cuadro clandestino profesional” (ya después de la llegada de Hitler al poder),
en dos oportunidades es arrestado y condenado a campos de trabajo en Alemania en 1934 y
1935, para partir al exilio a Suiza a principios de 1936. Apenas comienza la guerra en España,
en octubre de 1936 parte allí, vía Francia. Desde noviembre de 1936 permanece en el frente
de Albacete en calidad de “secretario de E.M.“. Los documentos referidos a este voluntario no
llevan fecha, desconocemos su destino al término de la guerra y su eventual vinculación con
Chile o Sudamérica39.
12. Luis Angel Zendolla
Es la persona mayor entre los voluntarios chilenos. De doble nacionalidad chilena-española,
nacido 2 de septiembre de 1894, padre de 3 hijos. Militar de profesión, con 28 años de servicio,
tiene el grado de capitán de aviación. Vivía en Valdivia antes de partir a España y era secretario
de sección del Partido Socialista de Chile en esa ciudad40.
No se logró encontrar su huella en los archivos del registro civil chileno, probablemente por
tratarse de un extranjero naturalizado.
13. Plácido Martín Banús
De este soldado de la Brigada 138 sabemos solamente que “no es miembro del partido” y según
sus supervisores y la dirección del PC en Barcelona “desde que está concentrado, cumplió sus
tareas de mala voluntad... Su actitud es indiferente y políticamente en igual forma… Su conducta
personal fue regular… Se mostró indisciplinado… La opinión corriente de los camaradas hacia él
es indiferente”. Pero no puede ser “denunciado como un enemigo (trotskista o agente provocador,
etc.) ni como un desclasado (desertor, desorganizador, etc.)”. La ficha de repatriación es de 7
de enero de 193941.
39 RGASPI, F.545,Op. 6, D.1476, 33 y 34 (cara y revés)
40 Ibid., 24.
41 Ibid., 39.
13
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Logró llegar a Chile, instalándose en Santiago, donde en abril de 1941 contrajo matrimonio con
Amelia Hidalgo Iglesias, refugiada española que llegó a Chile en el Winnipeg.
14. Luis Moren Herrera
Su ficha de repatriación no proporciona muchos datos biográficos. De ahí nos enteramos
solamente de que se trata de un capitán de batallón 13 C.E. y que fue militante del PC. Según la
dirección comunista de Barcelona en Alcira, “desde que está concentrado se mostró disciplinado
militarmente… Su actitud general es buena, pero políticamente es débil …”. Se evalúa su
comportamiento “de militante” en los últimos meses de 1938 – principios de 1939, que se
caracteriza como “regular”, mientras que, como señala el documento, “su conducta personal fue
buena … Se mostró disciplinado y serio…”. Se le caracteriza como “buen antifascista”, a la vez
que “necesita que se le ayude políticamente”42.
También logró llegar a Chile. En 1942 lo encontramos en Chillán donde se casa con Mirta del
Carmen Merino Molino.
La conversación con su hermano, doctor Enrique Moren Herrera, permite completar el cuadro
biográfico43. Para el momento de su partida a España, Luis Moren era un oficial de la Armada
chilena en retiro, dedicado a la actividad ingenieril particular. Nacido en 1908, se formó en la
Escuela Naval y alcanzó a desempeñarse varios años como oficial marino, antes de pasar a
retiro, “por razones de carácter personal y sentimental”, según su hermano. De ahí, trabajó
como constructor civil junto con su padre, ingeniero. Se fue a España con el inicio de la Guerra
Civil. La versión familiar en este caso, como en varios otros que hemos escuchado, presenta
esta partida como una contratación por parte de la República de especialistas militares. Sus
documentos españoles lo caracterizaban como integrante de las Brigadas Internacionales.
Según su hermano, Luis Moren se declara comunista de regreso a Chile en un gran acto
conmemorativo que se hizo en el teatro Caupolicán. Como la ficha registra su militancia
anteriormente, es posible que se hiciera militante en España, como también que fuera militante
ya antes de partir, sin que la historia familiar registre este hecho (tal como sucede en varios otros
casos que vimos).
La participación en la Guerra Civil española siempre fue para Luis Moren un tema de orgullo
personal, a pesar de que sus ideas políticas sufrieran ciertos vaivenes y zigzagueos a su vuelta a
Chile. Profesionalmente se desempeñó siempre en el ámbito ingenieril, primero en reparticiones
del Ministerio de Obras Públicas en Cauquenes y Chillán, luego en la Compañía de Acero del
Pacífico en Talcahuano. Falleció en 1960. Sus cinco hijos profesan credos políticos y existenciales
más diversos.
42 RGASPI, F.545,Op. 6, D.1478, 43.
43 Entrevista con E. Moren Herrera, Santiago, 1999.
14
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14. Arturo Domingo Piqué
La vida de este joven, -¿chileno?... ¿español?- en España en los años de guerra también fue
accidentada. Nacido el 1 de septiembre de 1917 en Chuquicamata, vivía desde 1932 con sus
padres en España. Es casado y “vaquero”, es decir lechero, de actividad. No tiene “ficha de
militante”, como otros brigadistas chilenos. Toda la información referida a él es contenida
en una hoja manuscrita de alguna instancia que al parecer está juzgando su destino. De este
documento nos enteramos que con el comienzo de la guerra Arturo Domingo Piqué se presentó
al ayuntamiento de Alvesa, localidad donde residían sus padres, para prestar su servicio en el
ejército republicano, pero es rechazado como extranjero. Es detenido el 24 de junio de 1938
por indocumentado, pero avalado por la CNT44. Por tratarse de una organización anarquista,
este aval podría haber resultado incluso contraproducente ante otras fuerzas políticas del bando
republicano, en especial ante los comunistas. Un documento en francés, poco legible, confirma
que es un ciudadano chileno registrado en el consulado chileno como ciudadano chileno residente,
también es conocido como extranjero en la aldea donde vive. El documento concluye derivando
su caso al SIM45 lo que permite temer por su suerte. Su destino posterior se desconoce.
La información contenida en la página citada no permite concluir que este chileno hubiese
participado en la guerra en calidad de voluntario en las Brigadas Internacionales. Más bien se trata
de un campesino chileno-español (o español-chileno) que ha tenido que soportar las peripecias
de ser considerado extranjero en un país sumergido en guerra civil.
15. Octavio Rojas Messeres
Otro caso complicado. Nuevamente en una hoja escrita a mano, mitad en francés, mitad en
español, a juzgar por la letra por la misma persona que estaba aclarando casos de Arturo Domingo
Piqué y de Alfredo Franco León, se dice que salió de Chile con pasaporte falso, “porque –según
su declaración – los barcos europeos no embarcaban chilenos”. Tenía documentos peruanos y el
consulado del Perú le dio pasaporte. Siempre según su declaración, fue arrestado el 20 de junio
de 1938 en el territorio republicano, momento en que le quitaron (¿sus aprehensores?) todos los
documentos chilenos. Ante la persona que investiga su caso, aparentemente de organismos de
control o de seguridad de los republicanos, dice haber vivido desde 1926 con los documentos
falsos peruanos, por la necesidad de trabajar en Perú, donde los chilenos no son bien vistos.
Destaca ante sus acusadores que su padre es comunista desde 1915 y fue uno de los fundadores
del partido46.
44 Confederación Nacional de Trabajo, de tendencia anarquista.
45 El temible Servicio de Inteligencia Militar. Operaba en el territorio republicano con criterios, métodos y
espíritu de la NKVD estaliniana.
46 RGASPI, F.545, Op. 6, D. 1476, 45.
15
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Este último dato nos permitió confirmar su identidad. No sabemos con exactitud en qué terminó
la investigación de que fue objeto en España ni si volvió a Chile, pero sabemos que efectivamente
se trata de un hijo de Bernardo Rojas, antiguo militante del POS, uno de los fundadores del PC
chileno y regidor de Quilpué por ese partido47.
16. José Luis Ross Pino
La ficha de este sargento del 136 batallón dice pocas cosas: no era miembro del PC, fue
caracterizado como “bueno” tanto en el cumplimiento de su tarea militar como en la conducta
personal, pero “no activo” en cuanto a participación política. La conclusión general de la ficha
era la que se trataba de un combatiente “disciplinario”, “buen antifascista”48.
De sus hijas Nuria y Loreto, con quienes conversamos en Chile49, supimos que José Luis Ross
nació en 1913 en Chile, hijo de un ingeniero español y de una chilena. Tras la muerte de la madre
en 1925, a la edad de 12 años, regresó con su padre a España. Quedando huérfano completo
a poco tiempo, fue educado por familiares paternos, obteniendo la profesión de contador
o “tenedor de libros”, como decía su título. Legalmente seguía siendo chileno, por lo que al
comenzar la guerra civil no tenía obligación de ir a pelear, pero se presentó como voluntario,
sintiéndose contrario a Franco. Las hijas desconocen si su padre en aquel entonces tenía alguna
militancia política, destacan su antifranquismo y su idealismo democrático.
Derrotada la República, José Luis Ross junto con su esposa, con la que alcanzó a casarse en sus
últimos días en España, cruza los Pirineos hacia Francia. De ahí se embarcan a Chile, en el barco
italiano llamado “Horacio” que, al parecer, cubría la ruta habitual de Marsella a Valparaíso.
Según sus hijas, al llegar a Chile la familia Ross Canet fue recibida con honores y apoyada en su
primera instalación por el Partido Socialista, partido en el cual José Luis Ross se integró en Chile
y militó hasta sus últimos días. Trabajó por más de 30 años en el Seguro Obrero o Servicio de
Seguro Social, hasta que en 1973 fue exonerado por los militares. El episodio más dramático de
su vida en Chile corresponde a la época de González Videla, cuando por haber sido conocido
como ex combatiente de las Brigadas Internacionales, fue acusado de comunista y condenado a
ser enviado a Piragua. Si bien aquí los relatos de sus hijas difieren en cuanto a si alcanzó a llegar
ahí o fue liberado antes, para ambas que eran muy chicas entonces, el arresto del padre y la visita
que le hicieron en la cárcel, fue el momento más traumático de sus vidas.
La Guerra Española la llevó por dentro durante toda su vida. Según sus hijas, nunca dejó de
tener pesadillas de guerra que lo hacían despertar en la noche gritando: recordaba bombardeos,
47 Ver A. Bernard The Chilean Communist Party 1922-1947.
48 RGASPI, F.545, Op. 6. D. 1476, 47.
49 Entrevistas con Nuria y Loreto Ross Canet, Santiago, 1997.
16
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ataques y según las hijas, las circunstancias cuando tuvo que fusilar a dos compañeros suyos
acusados de deserción. Nunca pudo superar eso. Jamás quiso volver a España.
El golpe militar de 1973 fue vivido por él como el retorno del horror de la guerra. Según sus hijas,
había sido allendista y depositaba muchas esperanzas en la Unidad Popular, aunque en los últimos
meses antes del golpe se veía desilusionado y temeroso de que los acontecimientos tomaran el
mismo rumbo que décadas antes en España. Con el golpe se vino anímica y físicamente abajo y
ya nos se recuperó más.
17.- Luis Vigüé Vallade
Luis Vigüé, nacido el 9 de agosto de 1916 en Macul, Santiago, dependiente mercantil de profesión
y residente de Viña del Mar antes de su partida de Chile, “había combatido en varios frentes de
la Guerra Civil”, como consta en su ficha de repartición. Luego de haber llegado a España en
1933 con su familia (su madre a la fecha de completar la ficha residía en España), se inicia allí en
la actividad social y política ingresando a la UGT50. Aparentemente tuvo el grado de capitán en el
Batallón 894 de la Brigada de 224, aunque el documento que consigna eso tiene la anotación de
ser una “apreciación de valor relativo”. Esta misma ficha caracteriza su conducta personal como
“regular” y destaca en lo que en lo político “no se conoce su opinión”. Al finalizar la guerra
quiere salir de España y volver a Chile, donde da la dirección de su hermana Antonia Vigüé, en
Viña del Mar51 .
18.- José R. Vigüé Vallallade
También participó en la guerra su hermano, José R. Vigüé Vallade, cuya ficha no se conservó
y de cuya existencia supimos de sus descendientes en Chile. Ambos hermanos sobrevivieron
a la guerra y volvieron a Chile. José Vigüé Vallade falleció recién al año 1998. Sus familiares y
descendientes, residentes en Santiago, saben que ambos hermanos habían participado en la Guerra
Civil Española, pero no conocen mayores detalles, centrándose sus recuerdos no en el orgullo
por la hazaña, sino en las rememoranzas de los horrores de la guerra: hambre, bombardeos, lodo
en las trincheras, retirada a través de los Pirineos52.
19.- Luis Villegas
Este chileno nació el 25 de octubre de 1917 en Valparaíso y, residente en Francia, llena su ficha
de militante en una mezcla de francés y español. Incluso su propio nombre lo escribe como
Louis. Es militante del PC, obrero (calderero) en una mediana fábrica parisina y miembro de la
50 Unión General de Trabajadores, central sindical española de la tendencia socialista.
51 RGASPI, F.545, Op. 6 D.1476, 48.
52 Conversación telefónica con los descendientes de J. Vigüé Vallade.
17
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CGT53. Su letra y su redacción lo caracterizan como una persona sin mayores estudios. Contesta
medianamente las preguntas referidas a su trayectoria personal, pero deja en blanco, al parecer,
por no entender mucho, aquellas referidas a problemas de “estrategia y táctica“ el Komintern en
España y en relación a su experiencia.
Es un típico militante obrero “de base”. Declara no tener “ningunos” estudios profesionales,
pero ha participado en huelgas y es militante de la CGT, aunque no tuvo ningún cargo de
responsabilidad en la organización. Se vincula al comunismo a partir de su experiencia personal
de obrero en huelga, pero formalmente ingresa al PC recién en España en 1938. Las referencias
de dirigentes partidistas que incluye en su ficha, son exclusivamente de militantes franceses.
Llegó a España el 14 de octubre de 1936, apenas comienza la Guerra civil y combate durante
toda la guerra como soldado sin ascensos ni distinciones, en el 9º batallón de la 14ª Brigada54.
Respondiendo una pregunta especifica acerca de la experiencia particular adquirida por él en
España con la que podría aportar a “organizaciones antifascistas de su país”, Villegas destaca su
experiencia de combatiente55.
No encontramos pistas de un eventual retorno de Luis Villegas a Chile. Sin embargo, en el
registro de las víctimas del campo de concentración nazi de Buchenwald, aparece como único
chileno, de apellido Villegas proveniente de Francia y no judío. Si bien esperamos que no hubiese
sido esta la suerte corrida por el brigadista, hay demasiadas coincidencias en este caso. Se sabe
que tras la ocupación nazi de Francia fueron llevados a Buchenwald y murieron allí cientos de
combatientes republicanos españoles que para el comienzo de la guerra aún quedaban recluidos
en los campos de refugiados en el territorio francés.
20. Pedro Ventura Torra
Nació 15 de junio de 1917 en Santiago, chofer de profesión. La información proviene de las
listas de los republicanos recluidos en los campos de concentración, aparentemente fuera del
territorio español, al término de la guerra56.
21. César González Lavilla
Era soldado de Ejército Republicano, nació 5 de noviembre de 1908 en Valparaíso, en España
combatió en la 268 Brigada de Asturias. Al finalizar la guerra se encontraba recluido en el campo
53 Confederación General de Trabajo, principal central sindical francesa de la época .
54 54������������������������������������������������������
RGASPI, F. 545, OP. 6, D. 1476, 50-51 (cara y revés)
55 55������������������������������������
RGASPI, F. 545, OP. 6, D. 1476, 53.
56 56������������������������������������
RGASPI, F. 545, OP. 6, D. 1476, 2.
18
Estudios Avanzados Interactivos | Volúmen 5 | Nº7 | Año 2006 | http://web.usach.cl/revistaidea/
de prisioneros de San Pedro de Cárdena. Su posterior destino se desconoce57.
22. Fernando Lozoya
También soldado, esta vez del batallón 256 de Asturias, nació 13 de diciembre de 1916 en
Santiago, prisionero en el campo San Pedro de Cárdena58. No se sabe si logró volver a Chile.
23 José Mir Colomer
Nació el 3 de octubre de 1913 en Talca en una familia de inmigrantes españoles. Fue soldado en
la Guerra Civil. Al finalizar ésta se encontraba prisionero en San Pedro de Cárdena59. Uno de los
pocos voluntarios chilenos de toda la lista, cuyo nombre era conocido por antiguos militantes
de izquierda chilena. Según el periodista Rolando Carrasco, José Mir Colomer volvió a Chile de
España y posteriormente trabajó como controlador en la radio “Corporación”. Era militante
del PC en esa época, pero no se sabe si lo fue cuando partió a España ni si se fue enviado por
el PC. En el medio radial se le percibía más bien como un refugiado español. Murió en Chile en
los años 8060.
24. Ernesto Mollenhaner Arriagat
Fue soldado en la guerra. Nació el 2 de enero de 1917 en Concepción. Al igual que otros
voluntarios mencionados más arriba, se encontraba a principios de 1939 prisionero en San Pedro
de Cárdena61.
25. Ignacio González Álvarez
Lo único que se sabe de él es que fue soldado del 8° batallón de carabineros, declaraba ser
chileno y solicitaba su repatriación a Chile62.
26. “Miguel Amunátegui”
Finalmente, en la ficha de Miguel Álvarez Torres se menciona en calidad de “aval” que pudiera
comprobar lo dicho por el encuestado, al “comisario Miguel Amunátegui”63. Llama la atención
la combinación de estos nombres y el apellido típicamente chilenos con el cargo político de
57 57�����������
Ibid., 3.
58 58������
Ibid.
59 59������
Ibid.
60 60��������������������������������������������
Entrevista con R. Carrasco, Santiago, 1997.
61 RGASPI, F. 545, Op. 6, D.1476, 2.
62 RGASPI. F. 545, Op. 6, D. 1475, 1.
63 RGASPI. F. 545, Op. 6, D. 1476, 3 (revés).
19
Estudios Avanzados Interactivos | Volúmen 5 | Nº7 | Año 2006 | http://web.usach.cl/revistaidea/
“comisario”, pues el resto de los voluntarios chilenos poseen exclusivamente cargos militares, de
acuerdo a su formación profesional. Por otra parte, la mención aparece en la ficha más completa,
perteneciente a un militante ejemplar, como es el caso de M. Álvarez Torres. Tal vez trata de un
seudónimo.
Motivados por los documentos encontrados en los archivos de las Brigadas Internacionales en
Moscú, seguimos nuestras pesquisas en Chile, tratando en primer lugar de encontrar la huella
de los personajes, cuyos nombres se mencionaban allí, antes que todo para corroborar que se
trataba de personas reales y nombres verdaderos y no seudónimos. La veracidad de los nombres
y su calidad de chilenos las pudimos comprobar para la gran mayoría de casos a través de las
partidas de nacimiento correspondientes, encontradas en el archivo del Registro Civil, la calidad
de militares profesionales de varios de ellos se confirma con su mención en la Revista de la
Escuela Militar, cuando permanecían allí en calidad de cadetes. A la vez, encontramos nuevos
nombres y nuestra lista se extendió considerablemente.
27. Alejandro Martínez Sáenz
En la recientemente publicadas memorias del uno de los máximo dirigentes del PC chileno del
último siglo, Orlando Millas, aparece una mención de paso de un tal Martínez (sin nombre de
pila ni segundo apellido), militante de la juventud socialista de entonces, “falleció en la defensa
de Madrid64 (el memorista no entra, sin embargo, en el tema de los chilenos en España). Los
documentos de archivo, todos fechados en la última etapa de la guerra, no registran este nombre.
Señal clara de que la documentación obtenida contiene solo el inicio o la base, pero nunca
la información completa y exhaustiva sobre el tema. A su vez, el investigador suizo G. Gino
Baumann, registra entre los voluntarios chilenos en el bando republicano a Alejandro Martínez
Sáenz, fallecido en la guerra65.
28. Manuel del Villar
Si bien varias fichas de militante mencionan en calidad de “aval” a Manuel del Villar66, no lo
habíamos incluido inicialmente en la lista de chilenos, porque no se indicada su nacionalidad en
ninguna parte. Revisando otros documentos del Komintern, en particular, los relacionados con
la expulsión de Luis Hernández Parker de las JJ.CC. chilenas, encontramos mención a Manuel
del Villar en calidad de dirigente de dicha organización, así como referencias a su permanencia en
España durante la guerra civil67. De acuerdo al testimonio de uno de los republicanos españoles
llegados en el “Winnipeg”, Salvador Morera Mas, Manuel del Villar volvió a Chile en este barco,
64 O. Millas En tiempos del Frente Popular. Memorias. Primer volumen., Santiago, CESOC, 1993, 199.
65 G. Gino Baumann. Los voluntarios latinoamericanos en la guerra civil española. Editorial Guayacán, San José
de Costa Rica, 1997, 222.
66 Ver, por ejemplo, RGASPI, F. 545, Op. 6. D. 1476, 16 (revés) – ficha del capitán Manuel Cerda Muñoz.
67 RGASPI, F.495, Op. 17, D.273 (Boletín del CD del PC, Santiago, Chile, agosto 1937, Nº 4).
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siendo encargado del “trabajo político” con los refugiados a bordo. Según la misma fuente, en
aquel entonces “era Secretario General de las JJ.CC. de Chile, pero después de un tiempo se
retiró y llegó a ser un alto funcionario del diario El Mercurio”68.
En el periódico “Frente Popular” de 17 de julio de 1937 encontramos una carta que Manuel
del Villar escribe a la dirección de las Alianza Libertadora de la Juventud (intento de la
organización juvenil unificada del PC y PS) desde Madrid69. Según el periódico, Manuel del Villar
fue enviado en calidad de delegado de la mencionada Alianza a España con el comienzo de la
guerra “para que fuera a prestar sus servicios al Ejército leal español”. Su correspondencia se
refiere fundamentalmente a la actividad de la “Juventud Socialista Unida” de España, similar
organización juvenil interpartidista.
Es el único de los voluntarios chilenos que posee ficha en los archivos del Komintern, en
calidad de dirigente del PC chileno. Se señala allí que Manuel del Villar Zarco nació en 1915
y se encontraba entre 1937 y 1939 en España. Entre los brigadistas que partieron desde Chile
debe ser el más joven. Al parecer no hizo después una carrera mayor en el partido, pues no es
mencionado como parte de su dirección en momento alguno. En 1944 lo encontramos en el
cargo de director del periódico PC en Antofagasta. “Estuvo vinculado con el grupo divisionista
y anti-partido de Reinoso, desenmascarado en 1951”, reza la ficha redactada en 1952.
29. Juan Guash Oliver
Otro de los textos dedicados a la epopeya del “Winnipeg”, nos proporcionó un nombre más. Se
trata de Juan Guahs Oliver. Como muchas otras personas que figuran en nuestra lista, era hijo de
españoles nacido en Chile, pero residente en España desde antes de la guerra y autoidentificado
como español. Derrotada la República, encontrándose en los campos para refugiados españoles
en Francia, logra hacer valer su condición de chileno. Su testimonio confirma la información que
obtuvimos a partir de los documentos.
“… Me dan orden de traslado al campo de los Internacionales… En el campo estaba todo
subdividido: alemanes, italianos antifascistas y el barracón latinoamericano: peruanos, colombianos
y chilenos. Treinta chilenos como yo. Chilenos netos había pocos. Del Villar, creo que era uno,
moreno, bajito. Y otro que había sido oficial del Ejército chileno y se fue a España a combatir, y
otro más que era peluquero…”70.
Efectivamente, oficiales en nuestras listas había varios, así como también había uno, el chileno
de la Brigada Lincoln, que tenía oficio de peluquero. Los datos coinciden, así como el universo
68 Jaime Ferrer Mir Los españoles de Winnipeg, Santiago, 1989. También entrevista con V. Teitelboim, Santiago,
1998.
69 Frente Popular, 17 de julio de 1937.
70 Angelina Vázquez Riveiro Winnipeg: cuando la libertad tuvo nombre de barco, Santiago, Ed. Meiga, 1989
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aproximado de brigadistas chilenos que permanecían en Europa vivos al final de la guerra.
30 y 31. Guillermo Córdova y Luis Córdova
De la conversación con el hijo de Miguel Álvarez, ingeniero René Álvarez, supimos que su padre
no fue el único ex oficial de la Armada chilena que participó en la Guerra Civil española. Hubo
otro oficial de la Armada de Chile que viajó con él y que también pudo regresar felizmente a su
patria tras el fin del conflicto. Según René Álvarez, de vuelta a Chile este oficial se reintegró a la
Armada, donde hizo una brillante carera profesional. Su participación en la guerra española era
perfectamente conocida en la institución chilena, siendo motivo de un respeto especial de que
gozaba este oficial. Para nuestro interlocutor, esta última circunstancia se explica tanto por las
simpatías hacia la causa democrática del bando republicano español que predominaban entonces
en la opinión pública chilena, incluyendo su oficialidad, como por el respeto profesional de los
militares hacia un colega que había participado en una guerra moderna. René Álvarez recordó
solo su apellido. Córdova71. A su vez, en la mencionada carta de A. González Figueroa al periódico
“Frente Popular” se menciona un oficial chileno llamado Guillermo Córdova que se había
desempeñado en Mahón, junto con Miguel Álvarez y que en agosto de 1938, según una noticia
recibida por A. González “se había marchado para Chile”72. Por otra parte, el investigador suizo
G. Gino, menciona a dos brigadistas chilenos de apellido Córdova: el ya mencionado Guillermo
Córdova y Luis Córdova. Del primero se sabe su militancia socialista. Del segundo no se sabe
nada más que su nombre73.
32. Hernán Barros Bianchi
También es mencionado en la carta de A. González Figueroa. Es el portador de la carta, el
voluntario que regresa de España en agosto de 1938 y lleva el mensaje del capitán González al
periódico “Frente Popular”74.
33. Ernesto Silva
Como hemos señalado más arriba, el chilote neyorquino José Efraín Gartez no fue el único
chileno que partió a combatir a España desde EE.UU. El “Frente Popular” de 30 de octubre de
1937 publica una carta del Presidente del Club Obrero Chileno de Nueva York, Ernesto Silva,
al dirigente comunista chileno Elías Lafferte. Posteriormente, el 24 de septiembre de 1938 se
publica un reportaje acerca de su llegada a Chile75.
Ernesto Silva había combatido durante un año en España y regresaba a Chile después de 20 años
71 Entrevista con R. Álvarez, Santiago, 1998.
72 Frente Popular, Santiago, enero de 1939.
73 G. Gino Baumann Ob. Cit. p. 222.
74 Ibidem.
75 Frente Popular, 30 de octubre de 1937 y 24 de septiembre de 1938.
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de ausencia. El periódico informa que Ernesto Silva, natural de Valparaíso, fue “compañero de
luchas de Recabarren”.
En España E. Silva y otros chilenos residentes en EE.UU. participaron en la Brigada Lincoln,
combatiendo en Teruel, Belchite, Brynete, Jarama. Según E. Silva, “la salida de los chilenos
de Nueva York fue una cosa espontánea, producida por el profundo amor que despertó en la
colonia chilena la causa de la República”. Al parecer, se trataba de un movimiento latinoamericano
en EE.UU. en general, pues Silva menciona como su iniciador al escritor cubano Pablo de la
Corriente (¿se referirá a Pablo de la Torriente Brau?). En la primera carta, la de 31 de agosto
de 1937. Ernesto Silva informa que, tras la muerte de un compatriota, quedaban en la Brigada
Lincoln dos chilenos. Según el segundo reportaje que le fue hecho un año más tarde, a su llegada
a Chile, después siguieron llegando más. También en las mismas fechas se informa de que en
una brigada vecina hay chilenos oficiales. Al parecer, se trataría de los oficiales que precisamente
en cosa de meses llegan desde Chile. Como vemos, se enteran de la existencia unos de otros ya
en España.
Si bien se trata de personas formadas en el movimiento obrero chileno (“Compañero de luchas de
Recabarren” identifica uno, “obrero pampino” otro, etc), su acción era absolutamente autónoma
de la actividad del PC chileno. El último se entera de esos chilenos en España mucho tiempo
después de su partida allí. Al parecer en el ambiente cosmopolita de Nueva York, mucho más
receptivo a problemas y conflictos europeos, la idea de ir a combatir por la República Española
parece más natural a los chilenos transterrados y patiperros que viven allí que a sus compatriotas
en casa, tras la cordillera. Esto explica, por qué el pequeño grupo de chilenos obreros en Nueva
York da un número importante de voluntarios para la Guerra Civil española, especialmente en
comparación con la participación chilena en general.
34. Pedro Henríquez
Mencionado en el reportaje de Ernesto Silva en “Frente Popular”. Obrero pampino, residente
en Nueva York, participante del Club Obrero Chileno en esa ciudad, se integra a la Brigada
Lincoln y muere en combate en España76.
35. Agustín Plaza
Uno de los fundadores del Club Obrero Chileno de Nueva York, integrante de la Brigada Lincoln,
es dos veces herido en el frente de Jarama y ascendido al grado de Mayor77. Desconocemos su
destino posterior.
36. José Uribe
76 Frente Popular…
77 Idem.
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Integrante del Club Obrero Chileno de Nueva York, falleció antes de agosto de 1937, al parecer,
en la batalla de Brunete. Es mencionado en la carta de Ernesto Silva a Elías Lafferte78.
37-61 Lista de G. Gino Baumann
Finalmente, el reciente libro del suizo G. Gino Baumann acerca de la participación latinoamericana
en las Brigadas Internacionales de la Guerra Civil española, agrega a esta lista nuevos 25
nombres, ausentes en los archivos de las Brigadas y en las fuentes periodísticas y orales chilenas
que pudimos consultar. Figuran entre ellos: Joaquín Almendros (militante PSUC), Francisco
Arbos Siura (oficial), Emilio del Solar, Juan Gabelic Madrid, Gustavo Gaete (socialista y teniente
del Ejército Republicano), Alejandro Gálvez, Raúl Galleguillos Molina (también Socialista)
Héctor Hernández y Pedro Hernández (este último fallecido en la guerra), Gustavo Herrera
Jarpa y Salustino Herrera Jarpa (socialista, oficial e integrante del Estado Mayor del Ejército
Popular), Bernardo Ibáñez, George Lang, Felix López Cáceres (sindicalista de la francesa CGT
–Confederación General del Trabajo), Francisco Marín Marín (socialista), Alberto Miranda, Ciro
Rivera Videla (capitán de artillería), Eustaquio Riveros Gómez (jefe del Estado Mayor de la
Brigada Internacional CXXIX), Julián Rueda Nieto (miliciano), Rubén Soto Echenique (socialista
y capitán del Ejército Repúblicano), Benito Torrente (enfermero), Luis Uribe Castro y Ernesto
Villarroel (ambos socialistas), Juan Zardolla, Jorge Campillo. También figura en la lista una única
mujer chilena en las filas republicanas: Mónica Milward, oficial de prensa en Barcelona.
De esta manera el registro total de los chilenos que combatieron en las filas republicanas llega
a 61 personas conocidas con sus nombres y apellidos. De ellos aproximadamente la mitad está
representada por militares profesionales chilenos, oficiales que parten a España directamente
desde Chile con militancia comunista y socialista. El resto son hijos de españoles nacidos en Chile
y chilenos de la diáspora. En su totalidad se trata de un grupo bastante nutrido en comparación
con otros casos latinoamericanos. Dada la gran importancia que la Guerra Civil española tuvo
en el imaginario colectivo de la izquierda en todo el mundo y en particular en Chile, llama
la atención la amnesia total existente en la memoria histórica colectiva de la izquierda chilena
respecto de la participación de sus partidarios en este simbólico conflicto. Dejemos las hipótesis
respecto de esta interrogante para la parte final del trabajo y reflexionaremos ahora sobre el tipo
de documentos que nos permitió acercarse a este tema.
78 Idem.
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III. Una reflexión acerca de las fuentes.
Una mención especial merece la tipología de fuentes archivísticas que disponemos. En primer
lugar se trata de diferentes tipos de encuestas o fichas, llenadas tanto por los combatientes
mismos, así como por sus superiores. Junto con proporcionar una valiosa información biográfica
acerca de los encuestados y reflejar la sensibilidad del mundo de las brigadas internacionales,
estas fichas en sí constituyen un documento de la época, reflejando los parámetros del sistema
valórico institucional, las atribuciones de categorías del bien y del mal en el bando republicano,
en el mundo de la izquierda comunista de la época, así como de los métodos de control totalitario
sobre la sociedad en su conjunto y su parte más activa –los militantes- que desde Moscú de
la época del Gran Terror estaliniano se extiende a los territorios controlados por unidades
comunistas de la Guerra Civil española.
El documento más extenso y completo es “Biografía de militantes”, un cuestionario de 4 páginas
que llenaban todos los extranjeros comunistas al llegar a España. De acuerdo a las normas de la III
Internacional, de la cual los partidos locales se consideraban secciones nacionales, los militantes,
al trasladarse de un país a otro, automáticamente se integraban al partido local, manteniéndose
de esta manera la rigidez de la organización y verticalidad del mando de la Internacional en todos
los territorios. Así, el PC de España poseía durante la guerra en su Comisión Central de Cuadros
una “sección extranjeros”. Al final de la guerra se encontraba en Barcelona, última capital de los
republicanos, lugar donde se llena casi la totalidad de los documentos disponibles. Destacaremos,
a propósito, que la correspondencia de los documentos disponibles a un lugar geográfico y un
período relativamente corto (últimos meses de 1938, principios de 1939), permite suponer que
la lista de los internacionalistas chilenos en España podría haber sido más larga, pues no se
conservaron documentos de la “etapa madrileña” de la guerra, ni de otras regiones de España.
Volviendo a la “Biografía de militante”, podemos afirmar que se trataba de una forma habitual
de control de cuadros en el movimiento comunista internacional. Todos los antiguos militantes
comunistas chilenos, con lo que conversamos sobre el tema, recordaron haber llenado tales
cuestionarios en numerosas ocasiones. Con otras preguntas específicas, pero conservando el
espíritu, tales documentos se conservaron en la URSS hasta su colapso, para las ocasiones de
postulaciones a estudios, trabajos o salidas al extranjero.
La “Biografía” en las Brigadas Internacionales tenía ciertas particularidades, conservando el
espíritu de su organización materna. Así, junto con los datos de nombres y fechas de nacimiento,
comunes para cualquier cuestionario biográfico, se preguntaba en las primeras líneas por “nombre
de tus padres, de familiares próximos, sus condiciones sociales, sus opiniones políticas”. Si bien
los encuestados chilenos salían muy bien parados en este aspecto, declarando convicciones
“izquierdistas” y/o militancia en los partidos de izquierda de sus familiares, se puede suponer
que la omisión en cierta oportunidad de la información sobre algún familiar de ideas contrarias,
muy común en la época, podía ser causal de una sanción, al igual que el hecho de mencionarlo. A
lo mismo va dirigida la pregunta situada unas líneas más abajo, siempre en la sección “personal”:
25
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“¿Tienes miembros de tu familia funcionarios del Estado, agentes de policía o fascistas? En caso
afirmativo, ¿cuáles son sus apellidos y nombres, el papel que han tenido en las circunstancias
actuales y cuáles son las relaciones que tienes con ellos?”79. Junto con la evidente función de
colador de militantes a partir de su procedencia familiar, llama la atención la asimilación de
“funcionarios de Estado” a policías y esos a fascistas (tal vez una reminiscencia del antiestatismo
anarquista), así como la obligación de proporcionar la información acerca de los familiares en el
bando político contrario, que pudiera ser utilizada contra ellos.
Si bien este “complejo de Pavlik Morozov”80 no era privativo del bando comunista en esa
contraposición comunismo-capitalismo que constituye la esencia del siglo XX corto, y practicado
por igual por sus adversarios, no deja de contribuir con ciertas pistas a la imagen de contradicciones
del sistema valórico del bando estudiado.
Las siguientes secciones de la “Biografía” se refieren al desenvolvimiento profesional, vida
sindical, vida social y vida política del encuestado, con las preguntas que conciernen a los estudios
y experiencia laboral previa del militante, así como a su pertenencia a los sindicatos, la vinculación
internacional de estos y cargos de responsabilidad ocupados por el biografiado, al igual que en las
organizaciones sociales (juveniles, culturales, deportivas, etc.). Una pregunta especial se refiere a
la membresía en el Socorro Rojo – organización filial de Komintern, encargada de la recolección
y distribución de ayuda material para las víctimas de la represión que abarcaba prácticamente
todo el mundo manejando enormes recursos.
La parte más extensa del cuestionario se refiere a la vida política del militante que comienza con
las interrogaciones acerca de “¿cuándo ha empezado a interesarse en el movimiento proletario?,
¿en qué condiciones?, ¿ha sido influenciado por alguna razón (lecturas, ambiente, etc.)?” Esta
parte de la encuesta deja lugar para las expresiones más sublimes y sentidas de los militantes
acerca de su conversión a la nueva fe, frente a ciertos acontecimientos, o en muchos casos,
lecturas. Unas más sofisticadas y otras más sencillas, son realmente conmovedoras81.
De ahí las preguntas siguen por la fecha y el lugar de la adhesión al partido, llegando a precisar la
célula y el número del carné de militante. La importancia de este último es realmente sobresaliente.
Dentro de la subcultura comunista a cualquier latitud, el carné del partido, pedacito de cartón
o libreta, representaba una especie de tótem, signo simbólico de la pertenencia. En la Unión
Soviética, incluso mucho después de la muerte de Stalin, la pérdida del carné por un militante
significaba su expulsión del partido lo que equivalía en muchos casos a la pérdida del trabajo
y prácticamente a la muerte cívica. La sacralización del carné del partido llegaba al punto de
79 Archivo Estatal Ruso de la Historia Política y Social (RGASPI), F.545, op. 6, d, 1476, p. 2 (las referencias
indican al primer ejemplar del cuestionario en las carpeta chilena, de acuerdo al orden archivístico; en las notas
posteriores se omite el nombre del archivo, tratándose siempre del mismo).
80 “Pionero-héroe” soviético, presentado como ejemplo a seguir en la socialización de niños soviéticos en la
época de Stalin. Se destacó por denunciar a su padre que supuestamente se oponía a los koljoses.
81 F.545, op. 6. d.1476, 2 (revés).
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deber ser el primer objeto de ser salvado en caso de emergencias agudas, incluso antes que seres
humanos.
Esta sacralización del carné explica también el hecho de que el dossier de uno de los oficiales
chilenos, que combatió en el frente de Córdova, incluye junto con los cuestionarios habituales,
una correspondencia relativamente extensa para mantenerla en el frente de una guerra, en
torno a la insistencia de entregarle el carné de militante del PCE, denunciando la demora en el
procedimiento y destacando que “no os podemos mandar las dos fotografías de este camarada,
a causa de que por estos frentes ni en los pueblos de la retaguardia, hay fotógrafos”82.
Volviendo a la “Biografía”, la sección analizada junto con las preguntas de rigor acerca del trabajo
efectuado en el partido, funciones dirigentes desempeñadas, participación en movimientos
obreros (huelgas, manifestaciones, luchas en las calles), situación legal en su país, etc., presenta
interrogantes orientadas no tanto a dilucidar el currículum del militante, como ejercer control
sobre él.
Así, se indaga especialmente sobre “¿Cuáles son los camaradas responsables que presentaron tu
demanda de inscripción al partido?” y si “¿siguen siendo miembros del partido?”, así como de
¿Cuáles son las personas responsables (nombre y apellido) de partidos políticos, de organizaciones
sindicales, culturales, de cooperativas, deportivas y de masas con las que tienes relaciones de
amistad personal?” Información relevante para seguir pistas a grupos de amistad más estrecha
y/o relación personal entre los militantes que pudiesen derivar a grupos de oposición interna y
similares; se utilizaba ampliamente durante las consecutivas purgas.
A su vez, las preguntas sobre detenciones, paso por tribunales, permanencias en la cárcel, salida
en libertad, siempre si fueron individuales o junto con otras personas, guardan relación con los
conceptos de traición y sospecha de traición, muy presentes a lo largo de toda la historia de estas
estructuras contestatarias del siglo XX.
La proyección internacional de la organización se refleja en las preguntas acerca de las residencias
en el extranjero, el trabajo de partido realizado en terceros países, en la importancia que se
asigna al conocimiento de idiomas y a la posibilidad de traducciones, como un trabajo partidista
relevante. Esta última circunstancia nos hizo reflexionar acerca de la significancia del oficio de la
traducción dentro del universo cultural soviético y del movimiento comunista internacional.
Efectivamente, por un lado, las biografías de los militantes sitúan “las traducciones” dentro
de la labor partidista al mismo nivel que las publicaciones propias. Por otra parte, en la URSS
y los países socialistas, la carrera y el oficio de traducción e interpretación ha sido del mayor
prestigio. Mientras tanto, en las versiones periféricas de la cultura globalizada actual, funcional y
economicista (como la chilena actual), esta actividad se considera entre las puramente técnicas, a
nivel de secretariado o funciones reemplazables por programas computacionales.
82 F.545, op. 6 d. 1476, 20.
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Si bien en parte estas diferencias tienen que ver con las distinciones culturales históricas entre
los países, consideramos que las diferencias de fondo tienen que ver con las particularidades
del movimiento comunista en cuanto iglesia mundial del siglo XX. La percepción de ciertos
textos como un dogma y una revelación a la vez que deben ser llevadas en forma exacta y
libre de tergiversaciones a todos los rincones del planeta, acerca la labor del traductor a una
del interpretador de las sagradas escrituras, en las historia del cristianismo, a la vez que la del
intérprete a una de misionero evangelizador. Ser vehículo de transmisión del verbo sagrado cada
palabra del texto sacralizado. Un error puede ser considerado como tergiversación, herejía y/o
traición. Es evidente que el rol del traductor en estas circunstancias difiere mucho de un simple
transmisor de información comercial o técnica, este sí sustituible incluso por máquinas.
La particularidad de las “biografías” de los combatientes de las brigadas internacionales agrega
secciones relacionadas con las experiencia militar de los encuestados y con su desempeño en
la guerra española. Si bien lo primero es una forma más reducida, podría estar presente en
cualquier otra encuesta de los partidos de Komintern, dada la importancia que se atribuía al
“trabajo militar”. Lo último, se asemeja a una ficha de militar en servicio en cualquier conflicto
bélico. No obstante, el documento concluye nuevamente con las interrogantes acerca de la
adhesión a organizaciones políticas en España y sus avales ante el PCE por todo lo expresado
en la encuesta. El significado de esta constante recurrencia a nombres de otros (amigos, avales,
personas que recomendaron a uno para algo, etc.) ya ha sido analizado más arriba.
Las memorias de numerosas víctimas del terror estalinista de esos años mencionan la utilización
del procedimiento de llenar innumerables veces estas “biografías”, buscando diferencias entre
las versiones, como un procedimiento de control e inculpación de los militantes purgados.
Entre los documentos semejantes a la “Biografía”, podemos mencionar una encuesta sin título
emitida por el Comisariado de Guerra de las Brigadas Internaciones en Barcelona, llenada por
los combatientes entre octubre-noviembre de 1938, en la época de la evacuación de las Brigadas
Internacionales. Las preguntas se refieren a la trayectoria de los voluntarios en España: desde su
llegada, pertenencia a las unidades, participación en combate, ascensos, heridas, hospitalizaciones,
etc. y a las posibilidades de su regreso al país de origen; posesión de documentos en orden,
posibilidad legal de volver a su país y/o de vivir en otros países, preferencias migratorias tras la
salida de España y posibilidades de recibir ayuda y encontrar trabajo allí.
A la vez se incluyen preguntas para medir el “nivel político” de los voluntarios (parte de la
encuesta que los obreros chilenos provenientes de EE.UU. y de Francia, a quienes les tocó llenarla,
dejaron en blanco). En este campo se les preguntaba en forma genérica si ha “aprendido alguna
especialidad en terreno político o militar desde que está en España, y que pueda ofrecer a las
organizaciones antifascista de su país”, lo que demuestra el interés de los dirigentes políticos de
las Brigadas Internacionales de expandir la experiencia en los países de origen de los voluntarios.
Podría referirse tanto a la experiencia de resistencia armada al fascismo y de lucha armada y de
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guerra civil en general, como a los métodos de control y vigilancia totales de los militantes y de
las purgas, practicados por los directivos comunistas en España. En este sentido vale recordar
el testimonio de varios veteranos comunistas chilenos preguntados por nosotros, en el sentido
de que la incorporación de los comunistas exiliados españoles a la actividad del PC chileno,
contribuyó al fortalecimiento de elementos “duros” estalinistas dentro de éste. Sin ánimo de
“culpar” a los inmigrantes españoles de ese fenómeno omnipresente en el movimiento comunista
internacional, tras su “ bolchevización” uniformadora, queremos destacar una eventual relación
tanto con la militarización de la política en una guerra civil, como con las experiencias totalitarias
dentro del propio mundo comunista durante la guerra civil.
Otras preguntas del cuestionario se asemejan más bien a una especie de catequesis: “¿conoces los
trece puntos del Gobierno de Unión Nacional? ¿Los has estudiado? ¿Qué piensas sobre ellos?
¿Tienes observaciones referente a ellos? ¿Cuáles?”83 Se refiere eso a una de las “fórmulas mágicas”
ideológicas del momento, que cada militante debería saber al estilo del “padre nuestro”.
El cuestionario sigue con las preguntas similares sobre el Frente Popular, su política en España,
indagando a la vez “¿Qué piensas sobre las Brigadas Internacionales, sobre su organización
política y militar? ¿y sobre el papel que han desempeñado en España?. Los voluntarios chilenos
dejan estas preguntas sin responder. ¿Se tratará de la situación de militantes obreros, sencillos,
sin mucha educación, para los cuales estos temas son demasiado complicados? ¿O será el deseo
de no inmiscuirse en debates peligrosos, de gente que ha visto demasiado?.
Otro documento llenado a puño y letra del voluntariado es una “ficha individual” sin identificación
del organismo que la requería. En nuestra carpeta encontramos dos documentos de este tipo,
sorprendentemente llenados el mismo día (19 de diciembre de 1938- en la última etapa de la
repatriación de las Brigadas) por dos combatientes que nacieron en Chile y llegaron a España
con sus familiar a fines de los años ‘20, principios de los ‘30, habiendo crecido en España e
incorporado en el movimiento republicano y sindical en ese país.
En ambos casos no hay menciones de militancia partidista. Los datos biográficos proporcionados
nos hacen pensar que se trata de hijos de emigrantes españoles que llegaron a Chile a principios del
siglo y retornaron a su país durante la gran depresión. Las preguntas de esta ficha van orientadas
preferentemente a la situación migratoria de los combatientes en estado de repatriación: nombres,
nacionalidad, fecha de nacimiento, residencia antes de partir a España, posibilidad de volver a ese
lugar, existencia de “amigos o parientes en un país democrático que puedan ayudarle y donde
usted quisiera ir”, con nombres y direcciones, posesión de pasaporte u otros documentos, haber
sido o no expulsados de Francia o de cualquier potro país, haber tenido condenas judiciales en
algún país, estar en un estado físico que permita trabajar, posesión de un oficio, conocimiento
de idiomas, etc. A la vez se incluyen datos acerca de su trayectoria combativa, jefes directos,
etc. Una pregunta singular indaga acerca de la indemnización recibida del “Comité de Ayuda”,
pués es la única mención de las prácticas indemnizatorias que encontramos en los documentos
83 F. 545, o.6, d. 1476, 12 (revés), 12.
29
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sin precisión si se hacían efectivas en el momento de partida para España o en el momento de
la retirada.
Los demás documentos constituyen una referencia de los superiores acerca de los voluntarios.
Las opiniones pertenecen al “Comité dirigente del partido de la Concentración Alcira” bajo
el encabezado general de CC. del PCE localizado en Barcelona, son vertidas en tres fechas
(22.12.38, 7.1.39 y 9.1.39) y se refieren a los combatientes que se encuentran “en instancias de
repatriación” en un lugar llamado Cardediú. Firmado por tres personas (¿también funcionaban
en España las tristemente famosas “troikas” de esos años?), estos documentos, seguramente
no vistos por los propios referidos, tienen el objetivo de control externo de los voluntarios,
tanto militantes PC, como miembros de otros partidos o personas sin militancia política. En
relación a todos ellos, el mencionado órgano partidista, “vista la conducta (buena o mala)… del
camarada…, nacionalidad del batallón…que se encuentra en instancia de repatriación a (o que
se encuentra en el extranjero, de repatriado, permisionado, desertor, etc.)… lo señala al Comité
Central del Partido para los efectos oportunos”. No deja de llamar la atención el hecho de que
este control se ejerce tanto sobre los militantes comunistas que, al ingresar al partido, de hecho
aceptan estas reglas del juego, como sobre los voluntarios que militan en otras fuerzas políticas
o en ninguna.
Las expresiones de la ficha son lo suficiente duras, se refieren al cumplimiento “de su tarea,
en tanto como (soldado, suboficial, comisario, etc.), y “como debemos apreciarlo”; a su actitud
en general, su participación en la vida política…con los siguientes defectos”, su actividad de
militante del partido…su conducta personal”, si “se mostró (disciplinado, serio, valiente, etc.),
cual es “la opinión corriente entre los camaradas respecto a él”. Vale destacar que todos los
oficiales chilenos que llegan directamente del país, tanto militantes como no militantes, son
caracterizados positivamente, en el sentido de buen desempeño profesional militar, buena
conducta, disciplinados, serios, etc. Es interesante que ninguna de sus fichas contiene apreciaciones
de su participación política o esta se caracteriza como poco activa.
Las conclusiones de la ficha serían capaces de llevar al referido a la gloria (lo que no impidió, sin
embargo, el posterior anonimato absoluto de los voluntarios chilenos) o al paredón, ofreciendo
las siguientes alternativas de las evaluación final (que se nos perdone tal extensa cita):
“El Comité de Partido de la Brigada, después de examen de toda la vida en
España de este camarada, decide señalarlo al Comité Central:
a) Como a buen antifascista (socialista, sin partido o demás), aunque no sea comunista…
b) Como a un elemento a ayudar a aconsejar del punto de vista político…
c) Como a un buen militante…
d) Como a un buen organizador, agitador o demás…
e) Como a un enemigo (trotskista, agente provocador, etc.)
f) Como a un desclasado (desertor, desorganización, etc.) que hay que combatir y denunciar…”
30
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Los puntos c) y d) se guardaban para la gente más idónea al modelo del militante imperante en
las estructuras directivas de la Internacional en España; el punto a) correspondía, desde nuestro
punto de vista, a las personas, en las cuales se notaba un sincero espíritu antifascista, pero
que no calzaban plenamente con el esquema del militante de esa época estalinista; la persona
caracterizada en el punto b) se salvaba de las represalias, aunque hubiera tenido problemas con
los calificadores; mientras que los puntos e) y f) abiertamente indicaban a los candidatos al
fusilamiento. Llama la atención que a pesar de las condiciones de guerra, la categoría de “un
enemigo” es explicada en primer lugar como trotskista, es decir disidente del mismo color
político, y no como partidarios de las fuerzas en contra de las cuales se hacía la guerra.
IV. Algunas reflexiones finales.
El hecho de que los oficiales chilenos son evaluados como “buenos antifascistas” (incluso los que
son militantes comunistas para los cuales se resguardaban otras categorías de evaluación) puede
significar su percepción como de perfectos idealistas, profesionales de espíritu antifascistas, pero
lejanos a la contingencia partidista.
Documentos de otra índole se refieren a combatientes de las Brigadas Internacionales, arrestados
por algún motivo por sus propios camaradas del bando republicano, también en Barcelona en
la última etapa de la guerra. Para estos casos no hay fichas ni encuestas, sino unas dos hojas
escritas a mano, donde primero en español se presentan brevemente los datos personales del
arrestado, incluyendo motivos de arresto y se nombran los “avales políticos” institucionales
que lo defienden. Luego, con otra mano, en francés o en una mezcla entre español y francés se
relatan las circunstancias de la causa. El destino de los acusados, así como los nombres de las
personas que resolvieron su destino, se desconocen.
La mayoría de los arrestos se refieren a los casos de indocumentación, donde los implicados
afirman haber perdido los documentos. Con una sola excepción se trata de chilenos de
nacimiento, pero formados en España, incluso algunos militantes del PCE. Lo primero que
tratan de averiguar los órganos de seguridad republicanos es si estas personas son confiables y si
los avala algún organismo político. En algunos casos es así, en otros se dice que “ya hace tiempo
no le tienen como elemento de confianza”. Otro caso permite suponer fricciones entre el PC
español y los anarquistas, siendo el acusado (de indocumentación y eventual indisciplina) avalado
por la central anarquista CNT.
Sólo un caso tiene que ver con un oficial chileno arribado directamente de Chile y aparece bastante
enigmático. El oficial Alfredo Franco León es detenido el 23 de abril de 1938, ignorándose los
motivos. Llegó a España el 13 de abril de 1937 y se desempeñó como capitán de artillería desde
los comienzos de octubre hasta fines de enero, comandando una batería en la línea del frente. A
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fines de enero obtiene su baja, según sus palabras, porque su destinación no correspondía a su
especialidad militar. De ahí se queda en Barcelona, sin recursos para volver a Chile, perdiendo
(o habiendo sido privado) por lo demás, de sus documentos chilenos. Es la única mención del
disgusto de un oficial chileno frente a las condiciones en las que le toca realizar sus funciones
en la guerra. No se menciona militancia política del implicado, más aun es el único caso, donde
encontramos la palabra “contratado” en referencia a la asunción de sus funciones profesionales
en el Ejército republicano. También aparentemente su queja se refiere, entre otras cosas, al no
cumplimiento del contrato después de su desmovilización.
Sin embrago no es una persona que llega a España al azar y por su cuenta. Los documentos
destacan que fue enviado por el Comité Chileno de Ayuda a España, nombrado en otra ocasión
como el “Comité Comunista Chileno de Ayuda a España” lo que efectivamente fue84. A su
vez, quedándose en situación complicada, pide ayuda al Comité parisino de ayuda a España,
por intermedio del cual llega al país. ¿Se tratará en este caso no de un voluntario, sino de un
profesional contratado explícitamente para cumplir ciertas funciones militares? ¿Será el caso de
un joven horrorizado y confundido frente al rostro de una guerra moderna que además es una
guerra civil, y una guerra contra el totalitarismo nazi, pero donde claramente se vislumbran los
rasgos totalitarios en el campo de sus opositores?
Este es el único caso que se conecta con el recuerdo vago de una integrante de la colonia
española en Chile en esos años, según la cual los voluntarios que había enviado esa colectividad
(sic, el único recuerdo humano en Chile de que los voluntarios realmente existieron), volvieron
perplejos, horrorizados y decepcionados con lo que vieron y vivieron en España.
Frente a las evaluaciones excelentes de otros especialistas militares chilenos que se mantuvieron
en el Ejército Republicano hasta el final de la guerra y la salida de las Brigadas Internacionales, este
aparece a la vez como el único caso que explica una irritada nota de André Marty, representante
oficial del Komintern en la Guerra Civil española, personaje siniestro, la personificación del
totalitarismo estalinista en la España republicana.
En mayo de 1938 (un par de semanas después del arresto de Alfredo Franco en Barcelona) A.
Marty escribía al “secretariado del coronel Gordon” la siguiente nota: “Las informaciones de
Chile nos comunican que numerosos oficiales que habían sido comprometidos en Chile para el
Ejército español, habiendo encontrado las condiciones mucho menos favorables en España y
en Francia, han regresado a su país. Lo mismo ocurría con los oficiales cubanos comprometidos
en los EE.UU. Por lo tanto, pienso que seria útil intervenir inmediatamente para que en ningún
caso se crean condiciones especiales a oficiales extranjeros que no posean una alta calificación
militar, ya que se dio que numerosos oficiales provenientes de América Central y América Latina
84 Disponemos de informes elevados por el PC chileno a Komintern, donde se destaca el cumplimiento de las
indicaciones de la Internacional acerca de la necesidad de crear una serie de “organismos de masas” en distintos
“frentes”, dirigidos por el partido, entre ellos el encargado de canalizar la solidaridad con España, que en el caso
chileno es precisamente “El Comité chileno de ayuda a España”.
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han mostrado muy sonados casos de indisciplina y uno de ellos se pasó al enemigo. Además,
ellos no han participado en guerras modernas, tienen solamente instrucción teórica y son muy
politiqueros – de ahí, la prudencia exige, desde mi punto de vista, aceptar sólo a elementos
extremadamente verificados85”.
¿Cuáles serían las causas reales del disgusto del todopoderoso André Marty con los oficiales
latinoamericanos? Es muy probable que los jóvenes románticos que cruzaban el océano para
ir a combatir por una causa que consideraban justa, en un país lejano, pero que a la vez era la
madre patria de la cultura de la región y probablemente patria de sus padres o abuelos, no se
asemejaban al modelo del militante-máquina que perseguían los André Marty. Su percepción, su
“lectura” de la realidad española, su motivación para participar en las Brigadas Internacionales,
si bien necesariamente pasaba por el discurso de la intelectualidad antifascista europea de la
época, podría tener matices propios, a partir de su propia vinculación cultural con España. De
hecho, la opción de todos los que tomaron la decisión de ir a España fue personal y se basaba en
hilos personales de la lectura de la realidad española y mundial. Varios de los grandes novelistas
de este siglo nos demuestran que, en definitiva, los voluntarios iban a España en busca de sí
mismo, respondiendo a inquietudes profundamente personales. De ahí que su lógica muchas
veces no correspondía a la de los comisarios como A. Marty que preferirían no a personas, sino
a números.
Creo que seria importante recalcar que en este tipo de evaluación por parte de André Marty,
no es de ninguna manera un “honor exclusivo” de los chilenos y otros latinoamericanos,
sino corresponde al tono de los documentos privados de las brigadas, donde junto con las
manifestaciones de idealismo y romanticismo revolucionarios más sublimes, se encuentran por
doquier expresiones tanto de la incompatibilidad de ese espíritu con la lógica de la guerra, como
de intentos constantes de someterlo a las necesidades de la guerra y códigos complejos de poder
en el propio campo republicano.
Volviendo a la interrogante inicial de este artículo, la del porqué el absoluto anonimato posterior
de los voluntarios chilenos de las Brigadas Internacionales, abandonados en olvido incluso por
la historia de la cultura política a la que pertenecían, tal vez el tono de esta nota del comisario de
las Brigadas explica algo. El idealismo y la entrega a la causa por parte de miles de personas en
el mundo entero son evaluados desde la perspectiva utilitaria de una máquina. Recordemos que
muchos ex combatientes de las Brigadas Internacionales, refugiados tras la guerra en la URSS,
fueron víctimas del terror estalinista.
A juzgar por el tono y el contenido de la carta de André Marty, la evaluación política de la
participación de los chilenos y latinoamericanos en general en la guerra española se inscribiría
en esta visión utilitarista para el aparato del Komintern, nuevamente a pesar de las más altas
evaluaciones de aquellos oficiales que permanecieron en España hasta el final y de cuyos nombres
disponemos hoy en día.
85 F.545, o.6, d.1, 48-b.
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Vale destacar que entre el grupo detectado que alcanza unas seis decenas de personas, la mayoría
la constituyen los españoles nacidos por alguna razón en Chile que participaron en la guerra
en su calidad de españoles. Hasta donde pudimos apreciar conversando con sus descendientes,
siguieron sintiéndose españoles en Chile, mantuvieron contactos con los refugiados españoles
residentes aquí y la construcción de su memoria emblemática debe ser analizada en el contexto
del estudio del exilio republicano español en el mundo. Los “chilenos netos”, como los llama
un memorista, efectivamente eran pocos, pero con mayor razón su participación en la guerra
debería haberse vuelto emblemática para la cultura de la izquierda.
Creemos, sin embargo, que confluyeron en este olvido varios factores, tanto internacionales,
como chilenos. De hecho este olvido no se produce inmediata ni automáticamente. En primer
lugar, los brigadistas chilenos regresan al país en vísperas o en vigencia de la época del pacto
Molotov-Ribbentropp, cuando el tema del antifascismo desaparece del discurso comunista.
Hay información que algunos, que regresan en la primera mitad de 1939 son recibidos como
héroes. De hecho, en noviembre de 1939, Miguel Alvarez participa en un acto organizado
por el PC en homenaje a la Revolución Rusa, precisamente en su calidad de ex combatiente
internacionalista86.
También participa en actos semejantes Manuel del Villar en el transcurso del mismo año87.Luego
son silenciados, pues no sintonizan con la época.
El segundo factor tiene que ver con el viraje y las purgas que vive el PC chileno tras su X Pleno
en el año 1940. Realizado con la participación protagónica de un alto personero del Komintern,
el argentino Vittorio Codovilla, este pleno, confirmando la línea política del pacto MolotovRibbentropp, condena las políticas, actitudes y sensibilidades propias de la época del Frente
Popular, como “desviaciones de derecha”. Con estas críticas que además abordan la supuesta
influencia excesiva de los intelectuales en el PC en contra de la posición obrera, se destruye
o se minimiza el mundo intelectual, espiritual, cultural antifascista, propio de las sociedades
occidentales en los treinta, el mundo al que pertenecen, como podemos juzgar por sus testimonios,
los oficiales chilenos en España.
En el mismo pleno, y a exigencia de Codovilla, se proclama la incompatibilidad de la “doble
militancia” en el PC y en la masonería, situación también muy común en el mundo intelectual
chileno de los treinta y propia de varios de los protagonistas de nuestra historia. El Secretario
General del PC chileno de entonces, Carlos Contreras Labarca , hizo un “mea culpa” y se
quedó con el PC. Por lo menos algunos de los oficiales internacionalistas, se quedaron con la
masonería.
Los casos de los “chilenos netos” en las Brigadas Internacionales, para los cuales sabemos algo
de su trayectoria al regresar de España, son los de Miguel Alvarez y Manuel del Villar.
86 F.495,O.17, D.303, 33.
87 Angelina Vásquez Riveiro “Cuando la libertad tuvo nombre de barco”.
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Manuel del Villar mantiene su militancia comunista hasta fines de los años cuarenta. Ilegalizado
el PC chileno por la llamada Ley de la Defensa de la Democracia del Presidente González
Videla, surge al interior del comunismo chileno una opinión, liderada por el entonces secretario
del CC del PCCH, Luis Reinoso, a favor de la creación de una fuerza paramilitar propia y de la
resistencia armada al gobierno de González Videla. La línea no encuentra apoyo en la dirección
del partido y por desobedecer a sus decisiones, los partidarios de Reinoso son expulsados del PC.
Entre ellos, Manuel del Villar. En los años posteriores dedica su vida a los libros.
En cuanto a Miguel Alvarez podemos destacar que si bien su participación en la Guerra Civil
Española es un motivo de orgullo para sus descendientes, desconocían que lo hizo en calidad
de militante comunista. Dada la importancia que tuvo en la vida de este voluntario chileno su
participación en la masonería, podemos suponer que su militancia en el PC se acaba el año 1940.
Podemos solo construir conjeturas acerca de otras razones que pudieran motivar el alejamiento
del movimiento comunista de este extraordinario librepensador chileno, que nuevamente se
pone al servicio de la causa de la izquierda durante el gobierno de la Unidad Popular, situación
que casi llega a costarle la vida tras el Golpe.
Podría parecer paradójico, pero el recuerdo de un gesta antifascista en España fue mantenido
durante todos estos años no por la cultura y tradición política, en los marcos de la cual él había
hecho su opción en los treintas, sino solo y exclusivamente por su familiares que se declaran
partidarios de proyectos políticos diametralmente opuestos. Tal vez para demostrarnos que la
vida es más compleja que cualquier intento de su esquematización.
El descubrimiento de la participación chilena en las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil
Española, si bien llena un vacío en la historia chilena del siglo XX, plantea nuevas interrogantes,
relacionadas ya no solo con los hechos concretos del pasado, sino con el problema de la
formulación de la cultura política y la memoria histórica en este país.
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REFERENCIAS
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PABLO, NERUDA. Confieso que he vivido. Moscú: Progreso, 1977.
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Documentos de archivos desclasificados
Dossier colectivo de los chilenos-participantes de las Brigadas Internacionales se encuentra
en el Archivo Estatal Ruso de la Historia Política y Social (RGASPI), ex archivo del Instituto
del Marxismo-Leninismo del CC del PCUS. La colección de las Brigadas Internacionales
se encuentra en Fondo 545, las fichas de los militantes organizados por países en opis 6, los
documentos referidos a los chilenos son el Documento Nº 1476, fojas 1-54 (cara y revés).
Informe del CC del PC chileno al Comité Ejecutivo de Komintern de 1939 (RRASPI), F. 495,
O. 17, D. 303) Dice el documento “…Por ocasión del 22 aniversario de la Gran Revolución
Socialista de Octubre…la AURSS (Amigos de la URSS) realizó un acto en el Centro Republicano
Español, donde hablaron varios oradores, entre los cuales el ingeniero chileno, capitán de las
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Brigadas Internacionales en España, Miguel Alvarez…”
Prensa y folletería comunista
Boletín del CC del PC, Santiago, Chile, agosto 1937, Nº 4 (RGASPI), F. 495, Op. 17, D. 273).
Frente Popular, Santiago, 1937.1939.
Nómina de entrevistados y lugar y fecha de entrevistas
Alvarez, René. Hijo de Miguel Alvarez Torres. Santiago, 1998
Carrasco, Rolando. Periodista radical, Santiago 1997.
Moren Herrera, Eugenio. Hermano de Luis Moren Herrera. Santiago, 1999.
Ross Canet, Nuria y Loreto. Hijas de José Luis Ross Pino. Santiago, 1997
Teitelboim, Volodia. Dirigente comunista chileno. Santiago, 1998.
Vidal, Virginia, Periodista y escritora. Santiago, 1997-1998.
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