Tribunal Supremo, Sala Tercera, de lo Contencioso

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19/11/2015
Tribunal Supremo, Sala Tercera, de lo Contencioso-administrativo,
Sección 2ª, Sentencia de 21 Oct. 2015, Rec. 3037/2014
Ponente: Martín Timón, Manuel.
LA LEY 152056/2015
APLAZAMIENTO DE LAS DEUDAS TRIBUTARIAS. EMPRESAS CONCURSADAS. Indebida
denegación de la solicitud de aplazamiento en el pago del 1T IVA, ejercicio 2011.
Necesidad de motivación del acto de denegación. No es posible identificar, sin más, la
existencia de un concurso con situaciones de iliquidez estructural. Basar la denegación
exclusivamente en que la empresa había sido declarada en concurso voluntario de
acreedores no es suficiente para justificar la negativa a la solicitud de aplazamiento
solicitada por la obligada tributaria. Reitera doctrina STS 13 oct. 2015.
El Tribunal Supremo estima el recurso de casación interpuesto por el obligado tributario
frente a la sentencia de la Audiencia Nacional, relativa a resolución denegatoria del
aplazamiento en el pago correspondiente a liquidación girada por IVA, 1T 2001, y
anulando la resolución judicial impugnada y los actos administrativos de los que trae
causa, ordena retrotraer las actuaciones administrativas al momento anterior al
pronunciamiento del acto administrativo originario, para que, con arreglo a los criterios
señalados en la sentencia, sea dictado uno nuevo suficientemente motivado.
A Favor: OBLIGADO TRIBUTARIO.
SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a veintiuno de Octubre de dos mil quince.
Vistos por la Sección Segunda de la Sala Tercera del Tribunal Supremo, constituida por los Excmos.
Sres. Magistrados que figuran al margen, el presente recurso de casación, número 3037/2014,
interpuesto Dª Raquel Gómez Sánchez, Procuradora de los Tribunales, en nombre de ATLANTIS
SERVICIOS INMOBILIARIOS, S.L ., contra sentencia de la Sala de lo Contencioso- Administrativo
de la Audiencia Nacional, (Sección Séptima), de 21 de julio de 2014 (LA LEY 94678/2014), dictada
en el recurso contencioso- administrativo número 366/2013 , deducido respecto de Resolución del
Tribunal Económico-Administrativo Central, de 6 de junio de 2013, en materia de denegación de
aplazamiento del pago de deuda tributaria.
Ha comparecido como parte recurrida y se ha opuesto al recurso interpuesto, el Abogado del Estado,
en la representación que legalmente ostenta de LA ADMINISTRACION GENERAL DEL ESTADO.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- La sentencia impugnada se dictó en el recurso contencioso-administrativo (número
366/2013 ), interpuesto por ATLANTIS SERVICIOS INMOBILIARIOS, S.L. contra la resolución del
Tribunal Económico-Administrativo Central, de fecha 6 de junio de 2013, que desestimó la
reclamación interpuesta contra el acuerdo dictado por la Delegación Central de Grandes
Contribuyentes de la AEAT, de 28 de julio de 2011, por el que se denegó el aplazamiento solicitado
para el pago de la cantidad de 801.146,46 €, correspondiente al IVA Autoliquidación, ejercicio 2011,
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periodo 2º T, liquidación A2895011536001563.
La sentencia era desestimatoria del recurso interpuesto.
SEGUNDO.- Al no conformarse con la sentencia dictada, la representación procesal de ATLANTIS
SERVICIOS INMOBILIARIOS, S.L., preparó recurso de casación contra la misma y, tras ser tenido por
preparado, lo interpuso, por medio de escrito presentado en este Tribunal Supremo, en 17 de octubre
de 2014, en el que solicita su anulación, o, en su caso, reponer las actuaciones al momento que se
estime oportuno, imponiendo las costas a la Administración.
TERCERO. - El Abogado del Estado se opuso al recurso de casación, por medio de escrito presentado
en 2 de febrero de 2015, en el que solicita la declaración de su inadmisión o su desestimación, con
imposición de costas a la parte recurrente.
CUARTO. - Habiéndose señalado para deliberación, votación y fallo, la audiencia del veinte de
octubre de dos mil quince, en dicha fecha tuvo lugar la referida actuación procesal.
Siendo Ponente el Excmo. Sr. D. Manuel Martin Timon, Magistrado de la Sala
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Tras recordar que la Sala se ha pronunciado en diversas ocasiones, incluso a instancia
de la misma recurrente, sobre la cuestión planteada, poniendo de ejemplo la sentencia de 7 de mayo
de 2012 -recurso contencioso-administrativo 211/2011 (LA LEY 57016/2012) -, la ahora impugnada
basa el fallo desestimatorio en la siguiente fundamentación jurídica:
"SEGUNDO: Así, como recuerda el TEAC, el artículo 65 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre,
General Tributaria (LA LEY 1914/2003) establece.
"1. Las deudas tributarias que se encuentren en período voluntario o ejecutivo podrán aplazarse o
fraccionarse en los términos que se fijen reglamentariamente y previa solicitud del obligado tributario,
cuando su situación económico-financiera le impida, de forma transitoria, efectuar el pago en los
plazos establecidos. (...)
3. Las deudas aplazadas o fraccionadas deberán garantizarse en los términos previstos en el artículo
82 de esta Ley y en la normativa recaudatoria".
Por su parte, el artículo 51 del Real Decreto 939/2005, de 29 de julio (LA LEY 1313/2005) , por el
que se aprueba el Reglamento General de Recaudación dispone:
"1. El órgano competente para la tramitación examinará y evaluará la falta de liquidez y la capacidad
para generar recursos y valorará la suficiencia e idoneidad de las garantías, o, en caso de solicitud de
dispensa de garantía, verificará la concurrencia de las condiciones precisas para obtenerla", precepto
este que reconoce de manera clara potestades discrecionales en la valoración de las circunstancias y
concesión del aplazamiento."
El análisis de los límites de la facultad discrecional que en esta materia corresponde a la
Administración, parte del principio de atribución de potestades, que rige en la habilitación
administrativa, y supone que sólo podrá ejercer la Administración aquellas facultades que
expresamente le sean atribuidas por norma jurídica de rango suficiente, y dentro de los límites y con
las condiciones establecidas en la norma. En lo que ahora interesa, conviene señalar que la
regulación de la institución que nos ocupa, aparte de conceder amplias facultades de apreciación a la
Administración, delimita determinados elementos que configuran la potestad que se examina, y que
en todo caso han de ser respetados por la Administración en el ejercicio de la misma. Así, las razones
de imposibilidad de afrontar el pago en los plazos establecidos como base de la concesión del
aplazamiento, problemas económicos-financieros de carácter transitorio como justificación de la
solicitud, o necesidad de prestar garantía en la forma prevista.
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TERCERO: El acuerdo denegatorio del aplazamiento hace constar como motivos de denegación:
" Por apreciarse, con base en la documentación aportada y en los datos y antecedentes que obran en
el expediente, que el deudor se encuentra en proceso concursal, lo cual determina la existencia de una
situación de insolvencia que debe tratarse en el proceso concursal conforme a lo dispuesto en la Ley
22/2003, de 9 de julio, Concursal (LA LEY 1181/2003).
- Los créditos por los que se solicita el aplazamiento son créditos contra la masa sujetos
expresamente al orden de pago regulado en la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal (LA LEY
1181/2003)."
La parte actora sostiene que existe un convenio al que se han adherido más del 79% de los
acreedores y que el pago de las deudas tributarias impediría la ejecución de dicho convenio, al
mismo tiempo que la resolución del TEAC sostiene la naturaleza discrecional que tiene la potestad de
la Administración para valorar en estos casos las circunstancias concurrentes.
Sobre la alegada falta de motivación dice el TEAC:
"A la vista de lo anterior y en relación a la pretendida nulidad del acuerdo denegatorio del
aplazamiento/fraccionamiento de pago por carecer de la motivación requerida por la Ley, ha de ser
desestimada dicha alegación. No debe confundirse la ausencia de motivación en una resolución con la
brevedad y concisión de aquélla, y en este sentido, el acuerdo denegatorio explicitó las razones para
no acceder a la petición, que pueden resumirse en la apreciación dificultades económico-financieras de
carácter estructural.
Frente a lo anterior, la sociedad recurrente, no prueba la existencia de dificultades económicofinancieras de carácter transitorio, sino que se limita a señalar la existencia de un superávit patrimonial
en la entidad, lo que como indica el órgano gestor, lo único que indica es que, a juicio de la
Administración concursal, hay activos para pagar la deuda concursal, pero no es prueba de que sólo
existan dificultades transitorias."
Y, en definitiva, el TEAC considera que del examen del expediente se desprende que la Agencia
Tributaria llega a la conclusión de que la sociedad presentaba dificultades de tesorería de carácter
estructural, no coyuntural, careciendo de capacidad para generar los recursos necesarios para
afrontar el pago de las deudas cuyo aplazamiento solicitaba, por lo que fue denegada la solicitud al
respecto. Así el acuerdo de denegación de aplazamiento contiene los motivos de la decisión, y estos
se ajustan a la normativa aplicable.
CUARTO: Debe hacerse constar, que la petición de aplazamiento se hace sin prestación de garantía,
con lo cual, aun cuando se hubiese prestado dicha garantía para la posible suspensión de la eficacia
de la liquidación, lo cierto es que en este caso concreto no se ofrece garantía alguna.
Además la resolución denegatoria del aplazamiento no condiciona su reconocimiento al hecho de
prestar garantía sino que lo deniega sin más, por razones estructurales y dada la situación de
concurso voluntario de acreedores declarado en Auto de 12 de diciembre de 2008 por el Juzgado de
lo Mercantil nº 4, esto es tres años antes a producirse el devengo del impuesto que nos ocupa.
QUINTO: Conforme a lo dispuesto en el artículo 65.1 de la Ley 58/2003 (LA LEY 1914/2003) , el
aplazamiento solicitado podrá concederse por la Administración previa solicitud del interesado, en los
términos fijados reglamentariamente y cuando su situación económico- financiera le impida de forma
transitoria efectuar el pago en los plazos establecidos.
Por su parte el artículo 51.1 del R.D. 939/2005 (LA LEY 1313/2005) , ordena que se examinará y
evaluará la falta de liquidez y la capacidad para genera recursos y valorará la suficiencia e idoneidad
de las garantías o en caso de solicitud de dispensa de garantía verificará la concurrencia de las
condiciones precisas para obtenerla.
La resolución originaria denegatoria del aplazamiento, estima que al hallarse en concurso voluntario
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de acreedores desde un año antes a haberse devengado el impuesto, es significativo para entender
que la capacidad para generar recursos, es muy limitada y ahondando en el razonamiento del TEAC
en su resolución, el montante de la deuda tributaria que nos ocupa -así como el otros muy
numerosos recursos de la misma empresa que penden ante esta Sala o que han sido ya resueltos en
sentencias como la ya citada de 7 de mayo de 2012 -, es tan elevada, que es aconsejable no
conceder el aplazamiento al no poder quedar asegurado que pueda recobrar la liquidez suficiente
para pagar el importe de las deudas tributarias, máxime cuando la propia actora reconoce la
existencia de otras deudas tributarias con importantes montantes.
SEXTO: Por otro lado, debe tenerse en cuenta que el artículo 55.1 de la Ley Concursal , con la
rúbrica "Ejecuciones y apremios", establece: 1. Declarado el concurso, no podrán iniciarse
ejecuciones singulares, judiciales o extrajudiciales, ni seguirse apremios administrativos o tributarios
contra el patrimonio del deudor (...)" , ratificándose dicho mandato en los apartados 2 y 3 del mismo
artículo 55, cuando añade: "2. Las actuaciones que se hallaran en tramitación quedarán en suspenso
desde la fecha de declaración de concurso, sin perjuicio del tratamiento concursal que corresponda
dar a los respectivos créditos. 3. Las actuaciones que se practiquen en contravención de lo establecido
en los apartados 1 y 2 anteriores serán nulas de pleno derecho" (redacción original de la Ley
22/2003, de 9 de julio, Concursal (LA LEY 1181/2003), en vigor hasta la reforma introducida por el
artículo único .42 de la Ley 38/2011, de 10 de octubre (LA LEY 19112/2011), que entró en vigor el 1
de enero de 2012).
En paralelo con dicha regulación se regula de parecida forma en la legislación tributaria, limitativas
por vía singular de la potestad ejecutiva de la Administración: a) el artículo 164.1.b) LGT , respecto a
la concurrencia de la ejecución administrativa con procesos o procedimientos concursales o
universales, impide esa ejecución singular autónoma de las deudas tributarias, incluso apremiadas;
b) el artículo 164.2 llega a igual conclusión, dada su remisión global a la Ley Concursal : "En caso de
concurso de acreedores se aplicará lo dispuesto en la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal (LA LEY
1181/2003) y, en su caso, en la Ley General Presupuestaria, sin que ello impida que se dicte la
correspondiente providencia de apremio y se devenguen los recargos del período ejecutivo si se dieran
las condiciones para ello con anterioridad a la fecha de declaración del concurso "; y c) el artículo
77.2 LGT dispone, aun para una fase distinta y más avanzada del procedimiento colectivo, que "en
caso de convenio concursal, los créditos tributarios a los que afecte el convenio, incluidos los
derivados de la obligación de realizar pagos a cuenta, quedarán sometidos a lo establecido en la Ley
22/2003, de 9 de julio, Concursal (LA LEY 1181/2003)."
Por otro lado que se adopte el acuerdo del aplazamiento, o no, no va a afectar a la situación
concursal de la entidad, puesto que la Administración no podrá proceder a la ejecución individual, y
si dicta la oportuna providencia de apremio, no conllevará los recargos de apremio correspondientes,
como ha quedado indicado. Sin embargo, si no se acuerda el aplazamiento, no se deja inactiva a la
Administración para poder defender los intereses generales de la sociedad.
Por todo ello, la Sala no puede sino compartir la conclusión de que la denegación del aplazamiento se
encuentra debidamente justificada en el expediente, y en consecuencia, resulta ajustada a Derecho y
debidamente motivada, pues es claro que la interesada conoce las razones por las que se le deniega
el aplazamiento, no habiendo desvirtuado en forma alguna la existencia de las dificultades de
tesorería que derivan de la situación concursal de la entidad, como se deduce de sus propias
manifestaciones, por lo que de conformidad con lo dispuesto por los artículos 48 y siguientes del
Reglamento General de Recaudación , ha de confirmarse la resolución denegatoria impugnada.
En este mismo sentido se ha pronunciado reiteradamente la Sala en recursos a instancia de la misma
recurrente o del denominado GRUPO INMOBILIARIO TREMON, con la misma representación procesal y
asistencia letrada, y que sin duda conoce la recurrente -el escrito de conclusiones aparece
formalizado en éste caso a nombre de GRUPO INMOBILIARIO TREMON, por mero error material-, por
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lo que nos remitimos a lo dicho, entre otras, en las recientes Sentencias de 2 de abril de 2012 recurso 209/2011 -, 14 de mayo de 2012 -recurso 214/2011 -, 1 de octubre de 2012 -recurso
212/2011 -, 4 de febrero de 2013 -recurso 586/2011 -, 9 de diciembre de 2013 -recurso 182/2012 -,
y 21 de enero de 2014 -recurso 244/2012 -.
Finalmente, la resolución del TEAR de Madrid de 26 de marzo de 2012 (reclamación 28/04332/11)
que acompaña la recurrente en nada altera las anteriores consideraciones pues se trata de un
supuesto distinto, como advierte el Abogado del Estado, pues el TEAR se limita a anular por defecto
de tramitación y no, estrictamente, por falta de motivación, aunque el TEAR reconozca que es
genérica y sucinta, ordenando la reposición de actuaciones para que la solicitud sea tramitada y
resuelta en debida forma.
En todo caso, son innumerables las resoluciones del TEAC posteriores a aquella del TEAR de Madrid
que rechazan la solicitud de aplazamiento de distintas entidades del mismo grupo, como se ha dicho.
Por tanto, procede desestimar el presente recurso."
SEGUNDO.-El recurso de casación se articula con dos motivos, el primero por el cauce del artículo
88.1.c) de la L.J.C.A . y el segundo por el de la letra d) del mismo precepto.
En el primero, se alega quebrantamiento de las formas esenciales del juicio, por infracción de las
normas reguladoras de la sentencia o de las que rigen los actos y garantías procesales, siempre que
en éste último caso se haya producido indefensión.
Se aduce la infracción del artículo 54.1 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico
de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LA LEY 3279/1992) , por
cuanto en el escrito de demanda se alegaba como fundamento esencial la falta de motivación,
cuestión que, a juicio de la recurrente, no fue valorada en la sentencia, siendo así que el artículo
120.3 de la Constitución (LA LEY 2500/1978) dispone que las "sentencias serán siempre motivadas" y
que el Tribunal Constitucional tiene declarado ( STC 36/2006, de 13 de febrero (LA LEY 17055/2006)
. F.J2º ), que la "obligación de motivar (...) forma parte del derecho fundamental de los litigantes a la
tutela judicial efectiva, garantizado en el art. 24.1 CE (LA LEY 2500/1978) ".
La queja se centra en el hecho de que, siempre a juicio de la recurrente, la sentencia impugnada
"confirma lo dispuesto en el acuerdo de denegaciónde la AEAT y entiende que está suficientemente
motivada la denegación por el hecho de estar mi representada en concurso de acreedores sin más
análisis", añadiendo que "a tal efecto se manifiesta que el recurso contencioso-administrativo
interpuesto por esta parte es denegado porque la situación de concurso voluntario de mi mandante
refleja que "la sociedad presentaba dificultades de tesorería de carácter estructural, no coyuntural
(...)". Dicha afirmación, dicho con el debido respeto, incurre en falta de motivación porque,
efectivamente, cualquier situación concursal lleva aparejada una iliquidez en el momento de
solicitarse, lo que en absoluto significa que esta situación vaya a perdurar al final del concurso,
previendo la Ley Concursal dos supuestos totalmente distintos, como es la liquidación de la compañía
-solo en este caso se da un supuesto real de iliquidez estructural-, o el convenio de acreedores, que
en absoluto tiene que suponer una iliquidez , todo lo contrario, el convenio parte de la posibilidad de
pago, incluso íntegro, de las cantidades adeudadas con o sin quitas y habitualmente con alguna
espera, lo que vendría a coincidir con la petición de aplazamiento que ahora se deduce."
Tras ello, se indica que en el escrito de demanda se puso de manifiesto que el Convenio propuesto
por la recurrente fue aprobado con el voto favorable del 79,117% de los créditos, como asimismo se
aprobaron los Textos Definitivos, sin que existiera impugnación por parte de la AEAT.
Se concluye que "indicar que el concurso es la causa de denegación del aplazamiento no integra la
motivación exigida en las resoluciones judiciales, pues ni siquiera era un motivo contemplado en la
normativa aplicable para justificar de por sí la denegación de un aplazamiento, cuando el mismo se
solicitó; es más, esta parte en su aportación documental reflejaba de forma explícita los
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correspondientes informes de la Administración concursal en los cuales se definía con plena claridad
que la situación no era estructural sino coyuntural, a la vista de este soporte documental es razonable
exigir, con fundamento en la tutela efectiva, que la Sala entrase analizar tal situación e introducir el
razonamiento que, partiendo de esa realidad documentada de transitoriedad, le lleve a sostener la
concurrencia de iliquidez, que, ausente del razonamiento, nos ubica en la arbitrariedad en la
resolución ex art. 9.3 de la CE (LA LEY 2500/1978) y en el razonamiento frio y apodíctico que parte
del estereotipo de entender como situación de iliquidez definitiva, la presentación del concurso de
acreedores".
Se invoca la Sentencia de esta Sala y Sección de 12 de noviembre de 2009 (recurso de casación
6984/2003 (LA LEY 233179/2009) ).
En el segundo de los motivos articulados se alega infracción de los artículos 65 de la Ley 58/2003
(LA LEY 1914/2003) , General Tributaria, 44 y ss. del Reglamento General de Recaudación, aprobado
por Real Decreto 939/2005 (LA LEY 1313/2005) y 47 del mismo texto reglamentario.
En este motivo, la recurrente desarrolla sus tesis de fondo acerca de que "en modo alguno puede
inferirse que exista una situación de iliquidez estructural".
A partir de considerar que según los preceptos invocados como infringidos el aplazamiento se debe
otorgar cuando la situación económico-financiera del deudor le impida, transitoriamente, hacer frente
al pago de sus deudas, se aduce que "ni la resolución de la AEAT, de 28 de julio de 2011, ni la
resolución del TEAC, de 6 de junio de 2013, ni , por último, la sentencia ahora recurrida, aportan
ningún examen, evaluación, cálculo o análisis de la situación de falta de liquidez de mi representada,
más allá de la simple remisión a la situación concursal de la misma, lo que supone, dado los
acontecimientos acaecidos en el seno del concurso, dar la razón, precisamente, a los argumentos de
esta parte, como lo prueba el hecho de la aprobación del convenio de pagos propuesto, sin quita de
ninguna clase, ratificado por la gran mayoría de los acreedores, tras el análisis exhaustivo realizado
por la Administración concursal y la evaluación del plan de viabilidad presentado por mi
representada."
La conclusión que alcanza la recurrente es que la falta de liquidez es coyuntural y que dispone de
capacidad suficiente para generar recursos en futuro que permitan pagar sus deudas al 100 por 100,
como han ratificado los acreedores, entre los cuales está la propia AEAT, que no ha impugnado el
convenio aprobado.
Se considera de interés poner de relieve que respecto de otra sociedad del Grupo de la recurrente -TR
Hoteles y Alojamientos Paraíso, S.L.-, ante la denegación de aplazamiento, la resolución del Tribunal
Económico-Administrativo Regional de Madrid, ante el que se interpuso la correspondiente
reclamación, si apreció la falta de documentación que acreditara que el órgano competente para la
tramitación de la solicitud de aplazamiento examinara la falta de liquidez de la entidad ni su
capacidad para generar recursos, formulando la correspondiente propuesta de resolución, tal como
exige el artículo 65.1 de la Ley General Tributaria (LA LEY 1914/2003) , lo que añadido a lo escueto y
genérico de la falta del contenido de la motivación del acuerdo impugnado, hizo que no se
considerara debidamente tramitada la solicitud de aplazamiento ni suficientemente motivada su
denegación.
TERCERO. - El Abogado del Estado opone en primer lugar, que la sentencia está motivada y, en
segundo lugar, que la recurrente vuelve a repetir en instancia los argumentos utilizados en la
demanda, sin desvirtuar las razones de fondo expuestas en la sentencia.
CUARTO.- Respondiendo ya al primer motivo de los formulados por la entidad recurrente, referido
precisamente a la falta de motivación de la sentencia, y que, como hemos indicado, se ampara en el
artículo 88.1.c) de la L.J.C.A , debe desestimarse, pues, como mantiene la recurrente, el acuerdo
denegatorio del aplazamiento, basa el mismo en la mera existencia de una declaración de concurso,
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que supone, según la resolución del TEAC confirmatoria de aquella, "la apreciación de dificultades
económico-financieras de carácter estructural".
Por lo expuesto, la recurrente ha podido conocer las razones por las que se confirmaba la denegación
del aplazamiento y combatir las mismas en el presente recurso de casación, sin que haya sufrido
indefensión ( sentencias del Tribunal Constitucional 14/1991 (LA LEY 1638-TC/1991) , F J 2 º ;
28/1994 (LA LEY 2577-TC/1994) , FJ 3 º; y 32/1996 , FJ 4º).
Por lo tanto, y como se anticipó, el motivo no prospera.
QUINTO. - El segundo motivo del recurso se estima conforme a la doctrina sentada en la Sentencia
de estas Sala y Sección de 13 de octubre de 2015 (recurso de casación 3393/2013 (LA LEY
140419/2015) , en la que se ha dicho:
"TERCERO.- La decisión del segundo motivo de casación requiere que nos detengamos en la
regulación, aplicable ratione temporis al caso de autos, del aplazamiento en el pago de las deudas
tributarias.
Conforme alartículo 62.1 de la Ley General Tributaria de 2003 (LA LEY 1914/2003), las deudas deben
satisfacerse en los plazos establecidos por la normativa de cada tributo. No obstante, el artículo 65.1
autoriza que, tanto si se encuentran en periodo voluntario como ejecutivo, se aplace (también, se
fraccione) su pago en los términos que reglamentariamente se fijen, previa solicitud del obligado
tributario, siempre que su situación económico-financiera le impida de forma transitoria efectuarlo en
los plazos establecidos. El apartado 3 precisa que las deudas aplazadas (o fraccionadas) deben
garantizarse en los términos previstos en el artículo 82 de la propia Ley y en la normativa
recaudatoria.
La disciplina reglamentaria vigente al tiempo del caso que nos ocupa se contiene en el Reglamento
General de Recaudación aprobado en 2005, cuyo artículo 51.1 dispone que el órgano competente
para tramitar la solicitud de aplazamiento examinará y evaluará la falta de liquidez y la capacidad para
generar recursos del obligado al pago, así como la suficiencia o la idoneidad de las garantías ofrecidas
o, en caso de que se solicite su dispensa, la concurrencia de las condiciones precisas para obtenerla,
realizando a continuación la propuesta al órgano competente para su resolución.
De la anterior ordenación se obtiene que el aplazamiento (y el fraccionamiento) en el pago de deudas
tributarias reúne, en lo que ahora interesa, las siguientes características:
1ª) Constituye una excepción a la forma ordinaria de pago de las deudas tributarias, que por regla
general ha de realizarse en los plazos que establezca la regulación de cada tributo. «El aplazamiento
no puede convertirse en un modo habitual de satisfacción de las deudas tributarias» [sentencia del
Tribunal Supremo de 19 de julio de 2012 (casación para la unificación de doctrina 220/10 (LA LEY
105814/2012), FJ 5º)]. Lógicamente, dicha naturaleza debe ser ponderada cuando se interpretan las
normas que lo regulan.
2ª) El aplazamiento (en su caso, el fraccionamiento) es un derecho del contribuyente siempre que se
den las circunstancias y se cumplan los requisitos a los que el legislador condiciona su concesión. Por
lo tanto, la potestad que se atribuye a la Administración para resolver las solicitudes de aplazamiento
no es técnicamente discrecional, como parecen entender el Tribunal Económico-Administrativo Central
y la Sala de instancia; si lo fuera, la Administración podría optar entre indiferentes jurídicos y resolver
mediante criterios de mera oportunidad. No otra cosa deriva delartículo 6 de la Ley General Tributaria
de 2003 (LA LEY 1914/2003): «El ejercicio de la potestad reglamentaria y los actos de aplicación de
los tributos [...] tienen carácter reglado [...]». Se trata pues de una potestad reglada, que la
Administración tributaria ha de ejercer aplicando al caso concreto los conceptos jurídicos
indeterminados contenidos en la norma ("situación económico-financiera que impida de forma
transitoria efectuar el pago", "suficiencia e idoneidad de las garantías", "concurrencia de las
condiciones precisas para obtener la dispensa de presentarlas"). Así se obtiene además delReglamento
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General de Recaudación de 2005 (LA LEY 1313/2005), cuando, en su artículo 51.1 , precisa que el
órgano administrativo «examinará y evaluará la falta de liquidez y la capacidad para generar recursos
y valorará la insuficiencia e idoneidad de las garantías, o, en caso de solicitud de dispensa de garantía,
verificará las condiciones precisas para obtenerla». No hay en esta redacción ningún margen de
maniobra para la Administración si concurren los requisitos señalados por el legislador, si bien le
incumbe examinar, valorar y decidir si realmente concurren en cada caso, pero cuando están
presentes no le cabe denegar el aplazamiento.
3ª) En consecuencia, la decisión de no acceder al aplazamiento se debe fundar en la falta de
cumplimiento de los requisitos a los que la ley condiciona su otorgamiento, debiendo, por lo tanto,
estar suficientemente motivada, tras el examen y la evaluación de la falta de liquidez, de la suficiencia
de las garantías ofrecidas o de la presencia de las condiciones que permitirían su dispensa [así lo
hemos expresado en la sentencia de 12 de noviembre de 2009 (casación 6984/03 (LA LEY
233179/2009), FJ 3º)]. Esa motivación ha de estar presente en el acto administrativo que deniega el
aplazamiento, sin que el defecto pueda subsanarse después en la vía revisora, sea administrativa o
jurisdiccional.
CUARTO.- En el supuesto enjuiciado, la decisión denegatoria se sustentó exclusivamente en el hecho
de que TR Hoteles había sido declarada en concurso voluntario de acreedores; nada más. Magra
motivación para justificar que la falta de liquidez de la compañía era estructural y no meramente
transitoria, si se repara en que la declaración en concurso voluntario de acreedores no presupone
necesariamente que el deudor se encuentre impedido permanentemente (por lo tanto, no de modo
transitorio y coyuntural) para hacer frente a sus compromisos. Se ha de recordar que la declaración
en concurso presupone el estado de insolvencia del deudor, que no puede cumplir regularmente sus
obligaciones exigibles [artículo 2.2 de la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal (LA LEY 1181/2003)
(BOE de 10 de julio)], siendo su designio superar ese estado y garantizar la viabilidad futura de la
empresa, garantizando al mismo tiempo el derecho de los acreedores a realizar sus créditos, mediando
en su caso quitas y esperas, a través de pactos plasmados en el oportuno convenio, que «es la
solución normal del concurso [orientada] a alcanzar la satisfacción de los acreedores» (apartado VI de
la exposición de motivos de la Ley 22/2003). La liquidación, sin embargo, es una alternativa al
convenio, que se presenta como solución subsidiaria (vid. apartado VII de la misma exposición de
motivos).
Así pues, la declaración en concurso del deudor no lleva automáticamente como consecuencia que su
insolvencia sea estructural. Todo lo contrario, un concurso voluntario con convenio aprobado revela
una situación transitoria llamada a ser superada. Por ello no cabe hacer el silogismo que se contiene
en el acto administrativo impugnado, presumiendo iuris et de iure que un deudor declarado en
concurso queda impedido de forma definitiva e ineluctable para hacer frente a sus obligaciones
económicas; este simple silogismo evidencia la insuficiente motivación de la decisión. Habría debido
explicar algo más para afirmar que las dificultades económico-financieras de TR Hoteles eran
estructurales y no meramente transitorias. A juicio de esta Sala, yerra el Tribunal EconómicoAdministrativo Central cuando explica que el acto denegatorio «explicitó las razones para no acceder a
la petición, que pueden resumirse en la apreciación [de] dificultades económico-financieras de carácter
estructural». Por de pronto, no constituye un "resumen" sino la motivación en toda su extensión,
motivación que, como hemos visto, no deja de ser una tautología sustentada en un razonamiento que
no responde a la realidad a la vista de la finalidad que a tribuye al concurso de acreedores su
normativa reguladora. En el mismo yerro incurre la Sala de instancia al considerar suficientemente
motivada la denegación del aplazamiento porque la declaración en concurso voluntario «refleja una
situación de iliquidez que no puede ser calificada de transitoria».
Hemos de concluir, por lo tanto, que, como denuncia TR Hoteles en el segundo motivo de casación, el
acto administrativo impugnado carecía de motivación, infringiendo los preceptos analizados en el
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anterior fundamento jurídico, infracción reproducida por la Audiencia Nacional en la sentencia
impugnada, al no haber reparado el defecto en su pronunciamiento. En la sentencia, ya citada, de 12
de noviembre de 2009 hemos sostenido que la afirmación de que la falta de tesorería tenía carácter
estructural, y no coyuntural, debió conllevar necesariamente, a las vista de los documentos aportados
y que la propia Administración consideró suficientes para pronunciarse, un estudio, cálculo o análisis
que permitiese fundamentar la supuesta "estructural y no coyuntural" falta de liquidez de la empresa,
debiendo calificarse la motivación del acto recurrido, ante la ausencia de mayor concreción en
referencia a los elementos de hechos de que disponía, como hueca, mera expresión ritual y formal, sin
contenido alguno, descubriendo una evidente arbitrariedad (FJ 3º).
Como se ha dicho, esa carencia de motivación no podía ser subsanada después en la vía económicoadministrativa ni en la jurisdiccional. No obstante, la Sala de instancia expone que, en su demanda, la
propia «recurrente [...] señala que el montante de las deudas que se encuentran en el mismo caso de
la que examinamos, es muy superior al discutido en el presente recurso». Aparte de que este dato no
fue valorado como debía por la Administración al adoptar su decisión, centrándose única y
exclusivamente en la declaración en concurso voluntario de acreedores, lo cierto es que los jueces a
quo debieron tomar en consideración otras afirmaciones del escrito rector, no negadas de contrario,
para realizar una examen global de la situación, que no resultara sesgado: que el activo de la
compañía era superior a su pasivo (incluidas todas las deudas tributarias), siendo el objetivo continuar
con la actividad empresarial, y que en el momento de presentarse dicho escrito las adhesiones al
convenio en el seno del concurso alcanzaba el 80% de la masa (definitivamente fue el 96,62%, con la
sola excepción, precisamente, de la Administración tributaria, amén de la de otro deudor).
Por su parte, el Tribunal Económico-Administrativo Central, también indebidamente, completa la
motivación del acto impugnado afirmando que TR Hoteles no acredita la existencia de dificultades
económico-financieras de carácter transitorio, limitándose a señalar la existencia de un superávit
patrimonial, lo que, a su juicio, no prueba que las dificultades sean transitorias. Con independencia,
insistimos, de que tal razonamiento debía estar incluido en el acto administrativo reclamado, el
discurso resulta incompleto porque parte de premisas que no responden a la realidad: que la
declaración en concurso voluntario de acreedores es sinónimo de dificultades financieras estructurales
y que el deudor nunca va a poder hacer frente a sus obligaciones. La falta de rigor de ese
razonamiento queda evidenciada por el hecho de que después fuera aprobado un convenio con la
adhesión de la práctica totalidad de los deudores."
SEXTO.- La estimación del motivo conduce a la anulación de la sentencia impugnada, por lo que, en
aplicación del artículo 95.2.d) de la Ley de esta Jurisdicción , procede resolver lo que proceda dentro
de los términos en que se plantea el debate.
Y pasando a hacerlo así, lo que debe hacerse es anular las resoluciones administrativas impugnadas.
Ahora bien, en tal momento nos encontramos en la misma situación de la Sentencia de esta Sala y
Sección de 13 de octubre de 2015 , en la que se dijo (Fundamento de Derecho Quinto):
"Este defecto, el de motivación, no impediría que esta Sala, en uso de su plena jurisdicción, se
pronunciara sobre el fondo de la cuestión y decidiera, en definitiva, acerca del aplazamiento
interesado, sin embargo carece de elementos de juicio suficientes al efecto, que le impiden decidir
aquí y ahora si las garantías presentadas resultaban bastantes e idóneas. Por lo tanto, como se nos
pide por la recurrente, procede retrotraer las actuaciones para que la Administración, siguiendo los
criterios de esta sentencia, se pronuncie motivadamente sobre la solicitud de aplazamiento, en el bien
entendido que todo debate que pueda abrirse en relación con el nuevo acto que se dicte deberá
tramitarse como incidente de ejecución de esta sentencia por el cauce de los artículos 103 y
siguientes de la Ley de esta jurisdicción ".
SEPTIMO. - No ha lugar a la imposición de costas procesales en este recurso de casación ni en la
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instancia.
Por lo expuesto, en nombre de su Majestad el Rey y en el ejercicio de la potestad de juzgar que,
emanada del pueblo español, nos confiere la Constitución.
FALLAMOS
PRIMERO.- Que debemos estimar y estimamos el presente recurso de casación, número
3037/2014, interpuesto Dª Raquel Gómez Sánchez, Procuradora de los Tribunales, en nombre de
ATLANTIS SERVICIOS INMOBILIARIOS, S.L ., contra sentencia de la Sala de lo ContenciosoAdministrativo de la Audiencia Nacional, (Sección Séptima), de 21 de julio de 2014, dictada en el
recurso contencioso-administrativo número 366/2013 (LA LEY 94678/2014) , sentencia que se casa y
anula. Sin costas.
SEGUNDO.- Que debemos ordenar y ordenamos retrotraer las actuaciones administrativas al
momento anterior al acuerdo de denegación del aplazamiento, para que pueda ser dictado uno nuevo
suficientemente motivado. Sin costas.
Así por esta nuestra sentencia, que deberá insertarse en la Colección Legislativa, definitivamente
juzgando lo pronunciamos, mandamos y firmamos Manuel Vicente Garzon Herrero Emilio Frias Ponce
Joaquin Huelin Martinez de Velasco Jose Antonio Montero Fernandez Manuel Martin Timon Juan
Gonzalo Martinez Mico Rafael Fernandez Montalvo PUBLICACION .- Leída y publicada ha sido, la
anterior sentencia por el Excmo. Sr. Magistrado Ponente de la misma, D. Manuel Martin Timon,
hallándose celebrando audiencia pública, ante mí, la Letrada de la Administración de Justicia.
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