UNA BUENA NOTICIA EN MATERIA DE LEGITIMACIÓN DE ASOCIACIONES DE USUARIOS Por Gerónimo Rocha Pereyra* 1. INTRODUCCIÓN En un fallo reciente1 la Sala IV de la Cámara Contencioso Administrativo Federal ha denegado legitimación procesal a una asociación de usuarios que pretendió asumir la representación de derechos subjetivos e individuales de determinados usuarios, sin contar con la Acta Poder requerida por la normativa aplicable. Básicamente, el Tribunal sostuvo que, en principio, las asociaciones de usuarios sólo tienen legitimación para actuar en defensa de un interés general (colectivo o difuso). Y que en el caso que pretendan representar a uno o más usuarios, en pos de un interés concreto e individual, deben contar con una Acta Poder -tal como lo requiere la reglamentación-, ya que de lo contrario estaría sustituyendo la voluntad del interesado a quien le corresponde en forma exclusiva el ejercicio y la tutela de sus derechos. Y finalmente aclaró que el hecho de que la afectación de derechos subjetivos se vea proyectada a un grupo determinado de personas ello no necesariamente conlleva a que se configure un “derecho de incidencia colectiva”, sino más bien a una sumatoria de derechos subjetivos. Desde ya adelantamos nuestra plena conformidad con la doctrina legal del fallo en comentario, ya que ha receptado lisa y llanamente la tesis que por nuestra parte venimos postulando desde hace algunos años en diversos trabajos. Para nosotros este precedente tiene una gran importancia. Como lo hemos planteado en reiteradas oportunidades, los derechos de los usuarios y consumidores no son derechos de incidencia colectiva per se. Es necesario determinar, en cada caso, la naturaleza jurídica del derecho que se pretende preservar, por cuanto las consecuencias en uno y otro caso variarán sustancialmente. * Se agradecen comentarios y sugerencias: [email protected] 1 CNCnt.Adm.Fed., Sala IV, in re: “Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia c/Telefónica de Argentina S.A.”, de fecha 20 de febrero de 2007. En este caso, el Tribunal ha planteado en forma precisa y concreta, pero con un alto grado de profundidad, una clara distinción entre las pretensiones que tienden al reconocimiento de un derecho subjetivo de las que persiguen el resguardo de un derecho de incidencia colectiva. Y a partir de concluir que la pretensión deducida por la asociación actora tiende al reconocimiento de un derecho subjetivo de un grupo determinado de usuarios, aplicó en forma coherente las consecuencias procesales que se derivan de esa calificación: la falta de legitimación de la asociación actora por no contar con la correspondiente Acta Poder para representar a los usuarios interesados, que resultan ser los titulares de la relación jurídica sustancial. Por otra parte, para nosotros la relevancia es aún mayor, ya que no podemos dejar de reconocer que nuestra tesis no constituye la doctrina legal mayoritaria de nuestros tribunales2 y en el campo doctrinario sólo ha sido receptada por algunos autores. Y si bien se trata de una causa en la no existe una repercusión pública -como ha ocurrido en otros casos-, entendemos que este pronunciamiento tiene una importancia decisiva en el futuro de esta tesis jurídica, por lo que esperamos que constituya un punto de inflexión para consolidar su proyección a las nuevas situaciones jurídicas que puedan presentarse. Seguidamente, entonces, efectuaremos una breve descripción del fallo en comentario para luego dejar sentada nuestra opinión que, como adelantamos, coincide totalmente con el criterio adoptado por el Tribunal. 2. PLANTEO DEL CASO. LOS FUNDAMENTOS DE LA DECISIÓN JUDICIAL La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia inició un amparo por mora (artículo 28 de la ley 19.549) con el objeto que se ordene a Telefónica de Argentina S.A. que diera cumplimiento a su obligación de suministrar la información pública, en los términos previstos por el Decreto 1172/03, en relación a la solicitud de líneas telefónicas fijas efectuada por los vecinos de la villa 1-11-14. La parte demandada opuso falta de legitimación activa de la asociación por cuanto adujo que (i) al momento de iniciar la demanda la asociación actora no se encontraba inscripta 2 Salvo algunos pronunciamientos aislados que tímidamente han considerado aspectos puntuales de esta postura (ver: CNFed.Civ. y Com., Sala I, in re: “Centro de Educación al Consumidor c/Cober Med S.A. y otro”, del 27 de mayo de 2004, publicado en LA LEY el día 25 de agosto de 2004/08/2004; CNACom., Sala B, in re: “Damnificados Financieros Asociación Civil c/Siembra A.F.J.P. y otros”, del 30 de septiembre de 2005, publicado en La Ley 2006-C, 848, con nota de José María Salgado, entre otros). en el Registro Nacional de Asociaciones de Consumidores, y (ii) no se demandaba en representación de incidencia colectiva ni se contaba con poder para representar los derechos individuales de los consumidores. Asimismo, cuestionó la constitucionalidad del régimen de información pública establecido por el Decreto 1172/03. El Tribunal de Primera Instancia desestimó la excepción opuesta y resolvió hacer lugar a la acción intentada ordenando a la empresa demandada que respondiera el pedido de información presentado, dentro del término de 10 días de encontrarse firme la resolución. Para así decidir sostuvo que la inscripción en el Registro Nacional de Asociaciones de Consumidores no era requisito para tener acceso a la información. Y en cuanto al fondo de la cuestión señaló que (i) se encontraba configurada la mora en la respuesta al pedido de información (cfr. artículo 12 del Anexo VII del Decreto 1172), y (ii) resultaba inviable el planteo de inconstitucionalidad del Decreto 1172 efectuado por la demandada ya que ésta ejercía una actividad regulada el marco de una autorización especial para la prestación de un servicio público (licencia otorgada por el Poder Ejecutivo), lo que confería a la Administración facultades especiales de regulación y control. Frente a la apelación deducida por Telefónica de Argentina S.A. el Tribunal de Alzada resolvió hacer lugar a la excepción de falta de legitimación activa opuesta por la empresa demandada y revocar la sentencia apelada, con costas. La decisión de la Cámara se sustentó en los fundamentos que transcribimos a continuación: “...las facultades de las asociaciones de consumidores y usuarios no son para representar a uno o más usuarios en pos de un interés concreto e individual, sino para actuar en defensa de un interés general (colectivo o difuso) de los consumidores amenazados por un determinado comportamiento en el mercado (CNCom, 12-5-2006, Unión de Usuarios y Consumidores c/Citibank, L.L. 107-2006). Tal principio está receptado en la reglamentación del artículo 52 de la ley 24.240 en cuanto allí se expresa que "[s]e requerirá a las asociaciones de consumidores legalmente constituidas carta poder para reclamar y accionar judicialmente, exceptuándolas de tal requisito en aquellos casos en que actuaren en defensa de un interés general de los consumidores". El hecho de que la afectación de derechos subjetivos se vea proyectada a un grupo determinado de personas ello no necesariamente conlleva a un "derecho de incidencia colectiva", sino más bien a una sumatoriedad de derechos subjetivos donde debe el judicante ser extremadamente cauto, puesto que no podría sustituir la voluntad del interesado a quien le corresponde de forma exclusiva el ejercicio y tutela de sus derechos (CNCom, Sala B, 30-9-2005, "Damnificados Financieros Asociación Civil para su Defensa c/Siembra A.F.J.P. y otros", J.A. 25-1-2006). Que la circunstancia de que se trata de reclamos individuales de determinadas personas la intervención pretendida de una asociación de consumidores deberá venir legitimada por un apoderamiento dado por los interesados actuantes en el expediente administrativo en los términos de la reglamentación del artículo 52 de la ley 24.240 -antes transcripto-, pues de lo contrario se estaría convalidando un desplazamiento de la voluntad de éstos en el progreso de su reclamo”. La claridad conceptual de este pronunciamiento es evidente. A continuación, entonces, expondremos nuestra opinión. 3. NUESTRA OPINIÓN 3.1. La naturaleza jurídica de la pretensión deducida Tal como surge del relato de la sentencia en comentario, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia promovió un amparo por mora para que se le ordene a Telefónica de Argentina S.A. el cumplimiento de su obligación de suministrar la información pública, en los términos previstos por el Decreto 1172/03, en relación un requerimiento de líneas telefónicas fijas efectuado por los vecinos de la villa 1-11-14. Este planteo pudo haber inducido al Tribunal de Primera Instancia a considerar que se trababa de un derecho de incidencia colectiva. Ello así, no sólo por tratarse de un amparo mora –sin contenido patrimonial-, sino también por la amplitud con la que el reglamento de información pública legitima a todos los interesados a solicitar información3. Pero en nuestra opinión, es evidente que la acción promovida persigue el reconocimiento de una pretensión que no puede ser calificada como derecho de incidencia colectiva. En efecto, la eventual demora en la instalación de líneas fijas a un usuario por parte de la empresa telefónica –que constituye la esencia del planteo- implica la afectación o menoscabo de un derecho sujetivo, individual y de carácter patrimonial del respectivo usuario. 3 El artículo 6º del Reglamento General del Acceso a la Información Pública establece que: “Toda persona física o jurídica, pública o privada, tiene derecho a solicitar, acceder y recibir información, no siendo necesario acreditar derecho subjetivo, interés legítimo ni contar con patrocinio letrado”. En este sentido, y tal como lo hemos señalado en otras oportunidades 4, mientras los derechos de incidencia colectiva son aquellos de pertenencia común, colectiva y difusa, que corresponden a una pluralidad de personas indeterminadas, el derecho subjetivo es aquel de pertenencia individual, exclusiva y sustantiva de su titular. En el primer caso, la titularidad de la relación jurídica sustancial recaerá sobre los aforados colectivos (afectados, asociaciones de usuarios y defensor de pueblo), y su reconocimiento, dado el carácter indivisible de la pretensión, se proyectará y beneficiará al colectivo. En el segundo supuesto, en cambio, sólo podrá requerir su conocimiento judicial el titular del derecho subjetivo en cuestión, por lo que la sentencia que se dicte en dicho proceso sólo alcanzará a quien o quienes hayan actuado en calidad de parte. Ahora bien, puede ocurrir –como de hecho sucede en el caso en comentario- que la afectación de un derecho subjetivo de un usuario sea compartida al mismo tiempo por un grupo determinado o determinable de usuarios. Esta sola circunstancia no resulta suficiente para modificar la naturaleza jurídica del derecho conculcado; que seguirá siendo un derecho subjetivo5. Y tal como lo sostiene la Sala IV en este precedente, habrá una sumatoria de derechos subjetivos correspondientes a cada uno de los sujetos individualmente afectados que se encuentren en una situación jurídica análoga. Esa situación es la que hemos denominado oportunamente “proyección colectiva de la lesión”6. Como puede verse, la tesis que venimos sosteniendo hace algún tiempo resulta incontrastable: los derechos de los usuarios y consumidores no son derechos de incidencia colectiva per se7. En necesario en cada caso hacer un análisis de la situación planteada para determinar si se trata de un derecho de incidencia colectiva, o bien, de un 4 ROCHA PEREYRA, Gerónimo, “Reflexiones en torno a legitimación de las asociaciones de usuarios”, publicado en Suplemento de Derecho Administrativo, Sección Doctrina, Ed. LexisNexis, 2005-III. ROCHA PEREYRA, Gerónimo, “Las asociaciones de usuarios ¿pueden demandar en defensa de derechos subjetivos de carácter patrimonial e individual? publicado en Suplemento de Derecho Administrativo, Sección Doctrina, Ed. Lexis-Nexis, 2006. 5 En contra: QUIROGA LAVIE, Humberto, “El amparo colectivo”, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, 1998; María JEANNERET DE PEREZ CORTES (“La Legitimación del afectado, del Defensor del Pueblo y de las Asociaciones”, LL B-2003, pág. 1334), que cita al autor antes mencionado. 6 Ver trabajo citado en la Nota 3 del presente. 7 CAPUTI, Claudia, “Legitimación de las Asociaciones de Consumidores y Usuarios”, Tratado de Derecho Procesal Administrativo, bajo la dirección del Dr. Juan Carlos CASSAGNE, Tomo I, La Ley 2007, págs. 329 y sigtes. derecho subjetivo y de carácter individual. Como también vimos, y se vuelve a comprobar en el caso en comentario, las consecuencias en uno y otro caso serán totalmente distintas. De hecho, en este caso, el Tribunal analizó la naturaleza jurídica de la pretensión deducida y luego de concluir que se trataba de un derecho subjetivo, resolvió que la asociación actora carecía de legitimación para accionar judicialmente en tanto no contaba con el Acta Poder correspondiente. En el supuesto de haber considerado que se trataba de un derecho de incidencia colectiva, el presupuesto del Acta Poder no hubiese sido necesario. 3.2. Las asociaciones de usuarios y la defensa de derechos subjetivos de los usuarios En nuestra opinión, las asociaciones de usuarios tienen legitimación para representar derechos subjetivos de carácter individual. Las normas legales que regulan su actuación expresamente consideran esta posibilidad, aunque exigen el cumplimiento de ciertos requisitos que seguidamente pasamos a considerar. A diferencia de lo que ocurren en materia de derechos de incidencia colectiva, donde una asociación de usuarios puede acceder a la instancia jurisdiccional directamente 8, la propia ley 24.240 requiere que cuando la pretensión verse sobre derechos subjetivos la respectiva asociación cuente con la voluntad y el consentimiento del usuario titular de la relación jurídica sustancial; esto es, el usuario o los usuarios perjudicados. La solución legal es a todas luces razonable teniendo en cuenta el carácter individual del derecho en juego (ejercicio y la tutela de los derechos). Incluso, en el supuesto que la normativa no previera esta solución, deberían ser los propios jueces los que exijan a las asociaciones que acrediten esa representación, ya sea con el poder judicial correspondiente, o bien, acreditando que los usuarios se encuentran asociados a la entidad y que ésta cuenta con facultades suficientes para promover una acción judicial. Así, el artículo 53, 2do. párrafo de la Ley 24.240 prescribe que: “Quienes ejerzan las acciones previstas en esta ley representando un derecho o interés individual [entre los que se encuentran las asociaciones de usuarios] podrán acreditar mandato mediante 8 Sin embargo, debemos destacar que para que sea posible el acceso a la jurisdicción deben cumplirse con ciertos requisitos sustanciales, tales como (i) la configuración de un perjuicio concreto, directo y actual o inminente y (ii) la inexistencia de intereses o derechos contrapuestos entre distintos grupos de usuarios. Sobre esta cuestión nos remitimos a lo que expusimos en nuestro anterior trabajo. simple acta poder en los términos que establezca la reglamentación” (el subrayado nos pertenece). Por su parte, la reglamentación de esta norma, aprobada por el Decreto 1798/94, establece que “Se requerirá a las asociaciones de consumidores legalmente constituidas acta poder para reclamar y accionar judicialmente, exceptuándolas de tal requisito en aquellos casos en que actuaren en defensa de un interés general de los consumidores”9. (el destacado no obra en el original). De la simple lectura de la normas transcriptas se advierte con claridad que la referida ley contempla expresamente la posibilidad de que las asociaciones de usuarios asuman la representación judicial de un derecho o interés individual (derecho subjetivo, para continuar con la terminología que venimos utilizando). Sin embargo, para ello, el ordenamiento jurídico vigente exige que se acredite previamente dicha representación mediante una simple acta poder10. Y este criterio debe mantenerse aún en el caso que ese derecho subjetivo sea compartido por más usuarios (sin importar la cantidad de perjudicados), ya que, como lo venimos sosteniendo, esta sola circunstancia no produce una modificación en la naturaleza del derecho conculcado. Como puede advertirse, la propia ley es la que prevé la solución que venimos señalando, en los mismos términos que el Tribunal en el fallo en comentario. Y es que con esta solución se respeta la voluntad y el ámbito de decisión de quien (o quienes) se 9 Esta prescripción es congruente, además, con la contenida en el artículo 58 de la Ley, que prevé que las asociaciones de consumidores se encuentran habilitadas para sustanciar los reclamos de los consumidores ante los fabricantes, productores, comerciantes, intermediarios o prestadores de servicios que correspondan. A tal efecto, la norma requiere, en forma expresa, que el consumidor suscriba la correspondiente petición ante la asociación, adjuntando la documentación e información que obre en su poder, a fin de que la entidad promueva todas las acciones necesarias para acercar a las partes. Si bien esta norma se refiere a una instancia extrajudicial y conciliatoria entre las partes –como se aclara expresamente en el último párrafo-, con mayor razón aún debe exigirse el estricto cumplimiento de la presentación de la acta poder en el caso que la asociación pretenda promover una acción judicial en defensa de los derechos subjetivos de los usuarios. 10 En línea con el razonamiento expuesto, corresponde analizar el precepto que contenía el artículo 52 de la Ley 24.240 –vetado parcialmente por el Poder Ejecutivo- que establecía que las asociaciones de consumidores estaban habilitadas como litisconsorte de cualquiera de las partes. El veto de esta norma resulta determinante en lo que se refiere a la imposibilidad que tienen las asociaciones, en principio y a diferencia de lo que sucede cuando se trata de la representación de derechos de incidencia colectiva, de asumir unilateralmente la representación de derechos subjetivos, individuales y diferenciados. encuentra/n en este tipo de situaciones. De lo contrario, y como veremos más adelante, se podrían producir situaciones que resulten perjudiciales para el usuario o consumidor representado. 4. LA IMPORTANCIA DE DISTINGUIR ENTRE DERECHOS SUBJETIVOS Y DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA La importancia de distinguir si la pretensión judicial de una asociación de usuarios apunta al reconocimiento de un derecho subjetivo o de un derecho de incidencia colectiva debe ser analizada desde tres ópticas distintas: (i) Aspectos procesales involucrados (legitimación activa y efectos de las sentencias), (ii) Disponibilidad del derecho de propiedad y (iii) Violación del derecho de defensa en juicio. 4.1. Aspectos procesales involucrados (a) Legitimación activa En el caso de los derechos sujetivos la acción será de carácter individual y particular de cada uno de los afectados –sin perjuicio de la posibilidad de conformar un litisconsorcio activo- y será regulada por la Ley 24.240. En cambio, cuando se trata de derechos de incidencia colectiva, a diferencia de lo que ocurre en el ámbito de la categoría “derechos subjetivos”, no existe un titular exclusivo de la relación jurídica sustancial. Es decir, podrá existir un afectado (en los términos del artículo 43 de la Constitución Nacional) pero no se configurará un daño individual, particular y diferenciado. Por ende, la acción corresponde al “colectivo” y podrá ser ejercida por el propio afectado, el Defensor del Pueblo y las asociaciones de usuarios. Esta acción se regirá no sólo por la Ley 24.240, sino también por las disposiciones contenidas en el artículo 43 de la Constitución Nacional. (b) Los efectos de las sentencias La mera presencia de una asociación de usuarios accionando en defensa de los derechos de los usuarios y consumidores no determina per se que la sentencia que allí se dicte tendrá efectos erga omnes. Por nuestra parte, y tal como lo hemos señalado en otras oportunidades, entendemos que será la calificación jurídica del derecho cuyo restablecimiento o preservación se persiga lo que determinará si la sentencia podrá ser susceptible de proyectar o no sus efectos respecto de la totalidad de los perjudicados. Y si bien algunos tribunales sostienen lo contrario, la intervención judicial de las asociaciones de usuarios no ha venido a alterar las reglas tradicionales de nuestro sistema procesal en tanto los efectos de las sentencias, como principio general, se proyectan inter partes. Excepcionalmente, una sentencia puede tener efectos erga omnes básicamente en dos situaciones: (i) que se encuentren en juego derechos de incidencia colectiva11 o derechos que, en caso de ser reconocidos, resulta de imposible división12, y (ii) que expresamente el Tribunal así lo disponga13. A partir de lo expuesto es que resulta indispensable determinar la naturaleza jurídica del derecho cuyo reconocimiento se pretende, ya que esa definición no sólo será de utilidad para establecer los sujetos que se encontrarán legitimados para accionar judicialmente, sino que también tal circunstancia incidirá indefectiblemente en los efectos que corresponde atribuir a las sentencias que se dicten en cada caso. 11 Por ejemplo, CNCont.Adm.Fed., in re: “Schroeder, Juan c/Estado Nacional –Secretaría de Recursos Naturales”, del 8 de septiembre de 1994. 12 Este criterio que reflejamos ha sido de algún modo reconocido por la Ley de Política Ambiental N° 25.675, al consagrar en su artículo 33 que la sentencia que se dicte respecto de cuestiones ambientales tendrá efectos erga omnes. De todas maneras, a nuestro modo de ver esta regulación legislativa es redundante en tanto el tipo de pretensión que se persigue en este tipo de procesos (recomposición ambiental) determina per se que la sentencia que se dicte tenga efectos extra partes habida cuenta del carácter indivisible de la pretensión. 13 CSJN, in re: “Monjes, Analía M. c/Universidad de Buenos Aires”, del 26 de diciembre de 1996 (Fallos 319:3148). El carácter erga omnes de este fallo fue reconocido por nuestra doctrina (CASSAGNE, Juan Carlos, “El control jurisdiccional de la actividad reglamentaria y demás actos de alcance general”, La Ley, 2001-E 1226 y siguientes; GARCIA PULLES, Fernando, “Los efectos de la sentencia anulatoria de un acto de alcance general – Algunas perspectivas procesales, constitucionales y de derecho administrativo”); MAIRAL, Héctor, “Los efectos de las sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, ED- Sup. Derecho Administrativo, T 177, pág. 795 y sigtes. y por nuestros tribunales (CNCont.Adm.Fed., Sala I, causas “Bas” y “Barsanti”, La Ley LL 1998 288 y 293, respectivamente). 4.2. Disponibilidad del derecho de propiedad Se trata de derechos subjetivos respecto de los cuales su titular puede renunciar o proporcionarle un destino distinto (compensación, transacción, etc.), por lo que resulta inadmisible que una asociación, so pretexto de habérsele conferido legitimación para intervenir en defensa de intereses generales de los usuarios, asuma en forma inconsulta la representación de los usuarios en lo que respecta a sus derechos subjetivos. De lo contrario, se podrían producir situaciones de absoluta injusticia: desde quienes prefieren extinguir su crédito mediante otra vía –transacción, compensación, renuncia, etc.14, hasta quienes podrían ser perjudicados por esa misma representación. En un comentario a fallo reciente15 precisamente destacamos una consecuencia disvaliosa en este sentido. Se trataba del caso “Unión de usuarios y Consumidores c/ Banco de la Provincia de Buenos Aires s/ sumarísimo”, en el cual la Sala C de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial admitió la legitimación procesal de la asociación actora para demandar el cese y la restitución de los descuentos efectuados por el banco demandado en forma unilateral a sus clientes en concepto de “seguro por extracción forzada en cajero automático y/o extravío de tarjetas de débito Bapro Visa Electrón”. En ese supuesto, y a pesar que claramente la pretensión deducida implicaba el reconocimiento de un derecho subjetivo, el Tribunal interviniente no exigió de la asociación actora el acta poder requerida por la normativa aplicable. En dicha oportunidad, planteamos a modo de advertencia que en ese supuesto podría haberse dado el caso que algún cliente del banco demandado –sin ningún conocimiento de la acción promovida por la asociación- hubiese sufrido una “extracción forzada en cajero automático y/o extravío de tarjetas de débito”. Y que a partir de ello pretendiese cobrar del banco por el seguro cuya titularidad ostentaba –a partir, es cierto, de una contratación compulsiva efectuada de manera unilateral por el banco-. 14 Este criterio es compartido por GARCÍA PULLÉS, Fernando en “Tratado de lo contencioso administrativo”, t. II, 2004, Ed. Hammurabi, pág. 591. 15 ROCHA PEREYRA, Gerónimo, “Las asociaciones de usuarios ¿pueden demandar en defensa de derechos subjetivos de carácter patrimonial e individual? publicado en Suplemento de Derecho Administrativo, Sección Doctrina, Ed. Lexis-Nexis, 2006-I. En el caso que la asociación haya obtenido una sentencia –definitiva o cautelar- que hubiese dispuesto el cese de los descuentos, el usuario en cuestión no podrá hacer valer un derecho que tenía adquirido en el marco de la contratación “impuesta” por el banco. Todo ello, por una acción judicial –de la cual no tenía ningún conocimiento- promovida por una asociación de usuarios a la cual no se encuentra asociado y que seguramente tampoco conoce16. En este supuesto, nos preguntábamos quién asumiría la responsabilidad por los perjuicios que sufrió el usuario. Adviértase que, en este supuesto, el usuario? podría aducir lo siguiente: “que de acuerdo a las constancias de los resúmenes de cuenta tenía conocimiento fehaciente de los descuentos que venía realizando el Banco por tal concepto y que, si bien no estaba de acuerdo en la forma en la que se contrató, finalmente consintió el accionar del Banco porque consideraba que le proporcionaba mayor seguridad”. En definitiva, debemos advertir que de todo lo que se hizo el usuario no tuvo conocimiento ni se le requirió opinión. Por un lado el banco demandando impuso de manera unilateral y compulsiva la contratación de un seguro. La asociación de usuarios, por su parte, accionó en su representación pero sin su autorización. 4.3. La violación del derecho de defensa en juicio La necesidad de que los Tribunales comiencen a distinguir si concurre la presencia de un derecho subjetivo o de un derecho de incidencia colectiva, se proyecta también a diversos aspectos que pueden importar una violación del derecho de defensa en juicio. (a) Tasa de justicia El pago de la tasa de justicia es un factor a tener en cuenta en tanto no sólo habría una situación de desventaja procesal entre las partes, sino también una afectación al erario público17. En efecto, si la pretensión deducida por una asociación de usuarios prevé el 16 En este sentido se ha señalado que en nuestro país en algunos casos estas instituciones se han utilizado “para explotar los errores que generan las leyes, los funcionarios y las empresas, en beneficio de unos pocos y no de los usuarios y consumidores, que muchas veces ni siquiera alcanzan a enterarse que otro u otros han invocado su representación colectiva” (CASSAGNE, Juan Carlos, "Consideraciones en torno al sistema judicialista argentino y la interdicción por el Poder Ejecutivo del ejercicio de funciones judiciales" ED-215). 17 Un ejemplo lo podemos encontrar en la causa “Dirección General de Defensa del Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires c/Banco Lloyds Bank”, fallada por el JNCom. N° 5, con fecha 23 de diciembre de 2003 (La Ley T 2003-D, pág. 249, con el comentario de Azar, María José y reconocimiento de un derecho subjetivo (para lo cual, como vimos, debe contar con el mandato suficiente), la obligación de oblar la tasa de justicia recaerá sobre cada uno de los titulares de la relación jurídica sustancial que se encuentren representados en dicho pleito. Eso determina que los respectivos usuarios no puedan favorecerse con un “beneficio de litigar sin gastos” cuya procedencia ha sido analizada a la luz de la situación patrimonial de la asociación de usuarios, tal como veremos seguidamente. En cambio, si lo que la asociación de usuarios persigue es la tutela de un derecho de incidencia colectiva, esa obligación recaerá directamente sobre ella. (b) Beneficio de litigar sin gastos En la práctica, muchas veces ocurre que las asociaciones de usuarios promueven acciones en representación de derechos subjetivos de los usuarios –obviamente sin la correspondiente acta poder- que, además, tienen contenido patrimonial. Los respectivos usuarios se ven indebidamente favorecidos por el otorgamiento del beneficio de litigar sin gastos a la asociación. Moeremans, Daniel E., “Cargos en los resúmenes de tarjetas de crédito”). En este caso la Dirección promovió una demanda contra un banco para impedir que éste cobre a sus clientes cargos de gestión de cobranza y seguro de vida por el saldo deudor liquidados en los correspondientes resúmenes y restituya los montos percibidos. Como puede verse, el contenido de la pretensión implica, por un lado, la defensa de los intereses generales de los usuarios (suspensión del cobro) y, por otro, la representación de los derechos subjetivos de los usuarios (restitución de los montos percibidos). El Tribunal interviniente, a pesar del claro contenido económico de las pretensiones y, en particular, de que la Dirección se había arrogado la representación de un derecho subjetivo -en el caso de la segunda pretensión-, decidió eximir a la actora del pago de la tasa de justicia. Sin embargo, y como lo sostienen los autores antes mencionados, lo hizo con fundamento en un párrafo observado por el Decreto 2089/93 del artículo 53 de la Ley de Defensa del Consumidor. De todos modos, y tal como veremos más adelante, a nuestro criterio la aludida Dirección no tiene legitimación para asumir la representación de los derechos subjetivos de los usuarios. Pero en el caso que dicha representación la hubiese asumido por una asociación de usuarios, a las que el ordenamiento jurídico no sólo las faculta para intervenir en defensa de los intereses generales de los usuarios sino también en representación de derechos subjetivos de los usuarios, el Tribunal debería haber exigido el pago de la tasa de justicia a cada uno de los usuarios en relación a sus respectivos créditos demandados. Claro que para esto último también se requiere, como vimos, que se acredite la adecuada representación a través de una acta poder. Esta disvaliosa consecuencia carece del mínimo sustento jurídico y produce diversos perjuicios: (a) a la parte demandada porque los actores tendrían ventajas económicas en el acceso a la jurisdicción, (b) al erario público porque, como lo destacamos anteriormente, no se abonaría la tasa de justicia, (c) a los profesionales intervinientes que se verían perjudicados al no poder percibir sus honorarios de la asociación de usuarios (precisamente por el beneficio obtenido), cuando en realidad serían los respectivos usuarios los que deberían hacer frente a tales erogaciones. (c) Habilitación de la instancia Lo mismo ocurre en materia de habilitación de la instancia. Cuando se trata de la defensa de un derecho subjetivo, los recaudos de admisibilidad de la pretensión procesal administrativa (v.gr.: agotamiento de la vía administrativa y cumplimiento de los plazos de caducidad para la promoción de la demanda), deben ser cumplidos por el respectivo usuario (o por la asociación que lo represente en el supuesto que ésta hubiese obtenido la acta poder). En la práctica, todas estas cuestiones son analizadas a la luz de la situación de la asociación de usuarios. (d) Prescripción En materia de prescripción se da una situación análoga a la descripta en el punto anterior. En presencia de un derecho subjetivo, individual y diferencia, la verificación de que la demanda ha sido promovida sin haber transcurrido el plazo de prescripción previsto en el ordenamiento jurídico, debe hacerse en relación a cada uno de los usuarios respecto de los que el referido plazo pudo comenzar a transcurrir a partir de momentos distintos. De lo contrario, podría darse la situación de que una asociación de usuarios asuma la representación de derechos subjetivos de diversos usuarios aun cuando respecto de algunos el derecho que se reclama haya prescripto. Sentencia del 20 de febrero de 2007 “Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia v. Telefónica de Argentina S.A. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, sala 4ª” Buenos Aires, 20 de febrero de 2007 Y VISTOS: El recurso de apelación deducido por la demandada a fs. 95/108, contra la resolución de fs. 90/92; y CONSIDERANDO: I. Que la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia inició amparo por mora en los términos del artículo 28 de la ley 19.549 y del artículo 14 del Anexo VII del decreto 1172/03, con el objeto de que se ordenara a Telefónica de Argentina S.A. que diera inmediato cumplimiento a su obligación de suministrar la información pública en los términos del citado decreto y aquella requerida por la asociación mediante nota del 24 de abril de 2006 respecto del trámite que se hubiera dado a los pedidos de líneas realizados por los vecinos de la villa 1-11-14 el 21 de marzo de 2006 en el Centro Comercial Flores. II. Que la demandada opuso falta de legitimación activa de la asociación atento a que -al tiempo de iniciar la demanda- no se encontraba inscripta ante el Registro Nacional de Asociaciones de Consumidores, a que no se demandaba por derechos de incidencia colectiva ni se contaba con poder para representar los derechos o intereses individuales de los consumidores, y a que -por sí- no tenía interés legítimo alguno en el juicio (fs. 54/72). III. Que el señor juez de primera instancia resolvió hacer lugar a la acción intentada. En consecuencia, ordenó a Telefónica de Argentina S.A. que dentro del término de 10 días de encontrarse firme la resolución respondiera el pedido de información presentado por la actora el 24 de abril de 2006. Las costas las impuso a la demandada (fs. 90/92). Para decidir de ese modo sostuvo que: A) Respecto de la excepción opuesta, conforme al régimen invocado -decreto 1172/03- la inscripción en el Registro Nacional de Asociaciones de Consumidores no era requisito para tener acceso a la información. B) En cuanto al fondo, se encontraba configurada la mora en la respuesta al pedido de información por haber transcurrido sin respuesta el plazo establecido en el artículo 12 del Anexo VII del decreto 1172. C) Respecto del planteo de inconstitucionalidad de la aplicación del régimen de acceso a la información a la demandada, ésta no era una empresa privada que ejercía una actividad comercial o de servicios libre, sino que actuaba en el marco de una autorización especial (licencia) otorgada por el Poder Ejecutivo para la prestación de un servicio público, lo que confería a la Administración facultades especiales de regulación y control y generaba en los particulares un interés especial sobre su desenvolvimiento. Por ello, consideraba razonablemente regulado el derecho de los particulares a ser informados a su respecto. IV. Que, contra esa decisión, la demanda interpuso y fundó su recurso de apelación fs. 95/108). Se agravió de que el juez hubiera dado a la excepción de falta de legitimación tratamiento equivalente a una subsanable cuestión de personería, de que hubiera equiparado los alcances de la inscripción ante el Registro de Consumidores de la Ciudad de Buenos Aires al del Registro Nacional de Asociaciones de Consumidores y de que hubiera sostenido que, según el decreto 1172/03, no era necesaria la inscripción. Agregó, a todo evento que siendo que el reclamo promovido no era realizado en defensa de un interés general de los consumidores sino en beneficio de un número determinado y acotado de vecinos la carencia de acta poder para reclamar le quitaba también legitimación a su accionar. V. Que sin entrar a considerar los efectos de la falta de inscripción en el Registro Nacional de Asociaciones de Consumidores y aun admitiendo que esa ausencia no le impedía al momento de iniciar la acción actuar como tal, asiste razón a la apelante en sus agravios. En efecto, se ha sostenido acertadamente que las facultades de las asociaciones de consumidores y usuarios no son para representar a uno o más usuarios en pos de un interés concreto e individual, sino para actuar en defensa de un interés general (colectivo o difuso) de los consumidores amenazados por un determinado comportamiento en el mercado (CNCom, 12-5-2006, Unión de Usuarios y Consumidores c/Citibank, L.L. 10-72006). Tal principio está receptado en la reglamentación del artículo 52 de la ley 24.240 en cuanto allí se expresa que "[s]e requerirá a las asociaciones de consumidores legalmente constituidas acta poder para reclamar y accionar judicialmente, exceptuándolas de tal requisito en aquellos casos en que actuaren en defensa de un interés general de los consumidores". VI. Que en el caso la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia viene en amparo a la Justicia por una supuesta morosidad por parte de Telefónica de Argentina S.A. en el trámite dado al pedido de líneas telefónicas de unos vecinos de la villa 1-11-14 que identifica en su demanda (ver fs. 4/5), individualizando con su número el pedido que cada uno de ellos formuló ante la empresa de servicios. El hecho de que la afectación de derechos subjetivos se vea proyectada a un grupo determinado de personas ello no necesariamente conlleva a un "derecho de incidencia colectiva", sino más bien a una sumatoriedad de derechos subjetivos donde debe el judicante ser extremadamente cauto, puesto que no podría sustituir la voluntad del interesado a quien le corresponde de forma exclusiva el ejercicio y tutela de sus derechos (CNCom, Sala B, 30-9-2005, "Damnificados Financieros Asociación Civil para su Defensa c/Siembra A.F.J.P. y otros", J.A. 25-1-2006). VII. Que la circunstancia de que se trata de reclamos individuales de determinadas personas la intervención pretendida de una asociación de consumidores deberá venir legitimada por un apoderamiento dado por los interesados actuantes en el expediente administrativo en los términos de la reglamentación del artículo 52 de la ley 24.240 antes transcripto-, pues de lo contrario se estaría convalidando un desplazamiento de la voluntad de éstos en el progreso de su reclamo. Por ello, revócase la sentencia apelada y deséchase la acción intentada, con costas en ambas instancias (art. 68, C.P.C.C.) El Dr. Alejandro Juan Uslenghi no suscribe la presente por haberse excusado a fs. 124, excusación que se acepta en este acto. Regístrese, notifíquese y devuélvase. LUIS CÉSAR OTERO - GUILLERMO PABLO GALLI