que Dios te bendiga

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¡Que Dios te bendiga!
Esta frase tiene que ser una de la mas usadas entre los cristianos. Con ella queremos expresar
nuestro deseo que sus receptores reciban lo mejor que Dios tenga destinado para sus vidas. Este
deseo es algo bueno, pero es necesario preguntar, ¿A qué nos referimos cuando nos deseamos
bendición mutuamente?
Tristemente muchos han limitado su concepto de bendición a cosas materiales como dinero,
vestido, techo y comida o estados de ánimo agradables como el gozo, la paz y la tranquilidad. Otros
describen „bendición“ con momentos emocionales durante reuniones de creyentes. Biblicamente
hablando estas cosas son productos laterales, pero definitivamente no principales, de la bendición
verdadera. En Mateo 6,33 nuestras necesidades humanas nos son garantizadas como añadiduras si
buscamos primeramente en Reino de Dios y su Justicia.
En el mundo que conocemos hay personas que tienen sobre abundancia de prosperidad, seguridad
económica, mucha alegria y paz en su familia, siendo criminales que se enriquecen por medio del
narcotráfico por ejemplo. ¿Son bendecidas? Si definieramos la bendición de esta manera,
tendríamos que preguntar, porqué Dios bendice a los malos!? Obviamente no todo aquel está bien,
está bendecido.
Antes de aclarar lo que considero ser la verdadera bendición, quiero lanzar otra pregunta. Si la
frase: „¡Que Dios te bendiga!“, usada al saludarse, despedirse o concluir un servicio o culto,
verdaderamente causa bendición en los oyentes, ¿Porqué viven muchísimos cristianos poco
bendecidos?
El sentido original del término „bendición“ nos puede ayudar a comprender lo que Dios realmente
quiere darnos cuando el nos bendice. En Hebreo bendecir viene de la palabra „barak“ la cual
significa en primer lugar „arrodillarse / postrarse y luego bendecir. El significado de arrodillarse se
puede ver en 2. Crónica 6,13 donde encontramos al Rey Salomón de rodillas (barak) orando a Dios.
El primero que bendice en la Biblia es Dios mismo. En Génesis 1,22 bendice a los animales y
despues, en versículo 27-28 a los seres humanos hechos a su imágen. ¿Se arrodilla (barak) Dios
antes su creación? Parece absurdo, pero veamos cómo el acto de bendecir al hombre es descrito en
Génesis 2,7: „Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz
aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.“ El cuadro que nos permite la Palabra aqui es que
Dios se inclina, se postra sobre el polvo para darle Su vida. Cuando el hombre abrió sus ojos por
primera vez, vió el rostro de su creador y padre quien se habia inclinado sobre el.
La primera bendición del hombre fue un acercamiento íntimo de Dios a sus primeros hijos. Su
presencia inmediata es lo que la verdadera bendición constituye. No son cosas o estados de ánimo,
sino la presencia de Dios cara a cara que es la bendición de la cual todo lo demás debe resultar.
En la gran bendición de Números 6,24-26 que los sacerdotes de Israél debían pronunciar sobre el
pueblo, vemos el principio de la presencia de Dios, indicada por su rostro, confirmado: „Jehová te
bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová
alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.“
El rostro de Dios = la presencia de Dios = la Bendición de Dios
La historia de los dos hijos perdidos ilustra también, cuál es un estado verdaderamente bendecido.
El primer hijo se va con la „bendición“ material, pero se aleja de la presencia del Padre. Le va mal,
y la bendición material no le aguanta mucho tiempo. Cuando decide regresar a la presencia del
Padre, llega pobre, pero resulta mas bendecido que nunca.
La historia de Dios en relación al ser humano es una de acercamiento. En el Antiguo Testamento
Dios es Creador y el Santo de Israel. Jesús le presenta en el Nuevo Testamento como „el Padre“ y el
Espíritu Santo como “Abba Padre“. Mientras en el Antiguo Pacto Dios está en el cielo é interviene
en la tierra, el nombre de Jesús es „Imanuel“ o sea Dios con nosotros. La venida del Espiritu Santo
al planeta abre otra dimensión aún mas intima, pues ahora ya es „Dios en nosotros!“
El estado de bendición es por lo tanto uno que tiene que ver con nuestra habilidad de vivir
concientemente en su presencia y ser influenciada por ella. Si somos capaces de aprender esto, todo
será posible. En el Dia de Pentecostés el apóstol Pedro se refirió al Salmo 16 (Hechos 2,25). Habla
de algo que el Rey David obviamente había aprendido: „A Jehová he puesto siempre delante de mí;
porque está a mi diestra, no seré conmovido.“ Salmo 16,8. Podemos aprender a vivir concientes de
su „rostro“. David concluye este Salmo con el verdadero motivo del gozo del cristiano:
„En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.“
¡Abramos nuestros ojos!
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