La gramática y su enseñanza Durante algún tiempo la enseñanza de la gramática fue dejada de lado en las escuelas por diferentes motivos. En los últimos tiempos, se ha vuelto a discutir sobre la validez de los conocimientos gramaticales y sobre el lugar que se le debe asignar a su enseñanza, revalorizando los aportes de este campo de conocimiento. Laiza Otañi y Mª del Pilar Gaspar resumen en cuatro las posturas que han asumido los docentes en cuanto a la gramática y su enseñanza en los últimos tiempos. Estas posiciones coexisten en la actualidad y sobre ellas cabe reflexionar: a) Quienes otorgan a la gramática un papel fundamental en cuanto contribuye a mejorar la lengua escrita. (En este caso su enseñanza estaría supeditada a la de los procesos de lectura y escritura). b) Los que la consideran irrelevante. c) Aquellos que le asignan un papel secundario. d) Quienes la consideran como un conocimiento válido en sí mismo, a igual nivel que otros saberes sobre lengua y literatura u otras disciplinas. La disyuntiva está planteada principalmente, entre la pertinencia de enseñar gramática, como conocimiento válido en sí mismo, o si su enseñanza debe estar subordinada a la de los procesos de producción y comprensión tanto en lengua oral como escrita. Muchas veces se contrapone la enseñanza de la lectura, escritura y oralidad a la de la reflexión metalingüística. Esta dicotomía se basa fundamentalmente en el nivel de conciencia implicado en cada uno de esos procesos. Cuando se lee o escribe un texto, los procesos prevalecen sobre los conceptos, pero cuando se reflexiona sobre el lenguaje, es decir se establece el trabajo metalingüístico, predomina la carga conceptual sobre la procedimental. Liliana Tolchinsky al respecto opina: “ […] Esta aparente sólida dicotomía entre uso comunicacional y trabajo metalingüístico es válida tan sólo para algunos casos extremos. Cuando se piensa en las numerosas circunstancias en las cuales volvemos sobre los hechos lingüísticos dichos límites comienzan a diluirse. A veces para hablar sobre los hechos lingüísticos, empleamos palabras especiales como oración, pronunciación, frase, que refieren a los hechos lingüísticos (metalenguaje), pero en otras ocasiones podemos hablar de un hecho lingüístico sin recurrir a un léxico especializado. […]Frente a esta diversidad de circunstancias…considero que entre el uso comunicacional del lenguaje y la reflexión metalingüística no hay una dicotomía sino una continuidad […] Entre ambos extremos, encontramos múltiples circunstancias de uso en las cuales cualquiera de los niveles del lenguaje hablado o escrito-fonético, fonológico, léxico, morfosintáctico, discursivo, contextual, etc.-pueden ser objeto de un trabajo metalingüístico con distintos grados de conciencia 1 Los conocimientos gramaticales influyen tanto en los procesos de producción como el los de comprensión. La revisión de los textos es impensable sin el dominio de nociones gramaticales, al igual que la detección de ambigüedades en un texto. Por otra parte, Otañi y Gaspar proponen defender el lugar de la gramática en la escuela “…no como un ejercicio mecánico y sin sentido, ni tampoco restringido además tal como se planteaba tradicionalmente sólo a la sintaxis. Consideran que la enseñanza de la gramática debe partir de la intuición que todo hablante posee sobre la gramática de su lengua (la La aclaración entre paréntesis es nuestra Tolchinsky, Liliana: “Distintas perspectivas acerca del objeto y propósito del trabajo y reflexión metalingüística en la escritura académica”, en Milian, Marta y Camps, Anna (comp.): “El papel de la actividad metalingüística en el aprendizaje de la lengua escrita”, Homo Sapiens ediciones, Rosario, 2000, pp.42-43 1 1 gramática de uso) y sobre ella propiciar la competencia metalingüística, cuyo desarrollo debe ser un objetivo en la escuela. 2 Las autoras sostienen que no es conveniente adscribirse a una única teoría gramatical, sino que se deben buscar, en las distintas corrientes, los análisis y las afirmaciones más explicativos de fenómenos particulares. Se hace necesario además reformular los saberes teóricos para contextualizarlos al ámbito de enseñanza y a las características de los alumnos. “La idea es partir de una propuesta…que abra terreno a la discusión, al intercambio de opiniones a la confirmación o al rebatimiento de afirmaciones establecidas y también a otras ramas de la gramática.” 3 Al respecto, citan el siguiente comentario de Hernanz y Brucart que creemos oportuno transcribir para concluir esta reflexión. “Uno de nuestros objetivos principales es el de revindicar un concepto amplio de análisis sintáctico, en el que el criterio decisivo sea el de la argumentación. Por desgracia, a veces se confunden en este ámbito los medios con los fines, hasta el punto de identificar los esquemas gráficos e representación (diagrama arbóreos, paréntesis etiquetados, etc.) con el análisis propiamente dicho. Tal error lleva en la práctica a concebir esta actividad como un ejercicio puramente mimético desprovisto de todo interés, plagado de decisiones arbitrarias y en cuya realización el estudiante renuncia de antemano a utilizar su intuición de hablante. Creemos por el contrario, que el análisis debe concebirse primordialmente como un ejercicio de reflexión intelectual sobre el funcionamiento lingüístico. Para ello el estudiante debe contar con dos armas fundamentales: la intuición, derivada de la competencia que aquel tiene como hablante de la lengua, y la formación teórica... Adquirir esta última equivale, en último término a aprender los rudimentos de la argumentación lingüística. De ahí la importancia pedagógica que otorgamos a esta actividad pues es la que en mayor medida puede evitar que los árboles no dejen ver el bosque de la sintaxis” 4 Enseñar sobre los verbos Enseñar el concepto de verbo implica tener en cuenta múltiples aspectos. Como maestros nos corresponde realizar el recorte epistemológico sobre qué debe enseñarse desde la escuela sobre el sistema verbal del español (esto es el conjunto estructurado de las formas que componen la conjugación verbal, organizado de acuerdo ciertas categorías gramaticales) con el fin de lograr una adecuada transposición didáctica. Al respecto, se hace necesario partir de un breve análisis de la noción en cuestión que nos permita establecer cuáles serán los contenidos a enseñar y cuál será la profundidad de estos. El verbo se constituye como un relevante objeto de estudio, tanto desde una perspectiva discursiva, como textual y oracional. Desde el punto de vista discursivo, no cabe duda de que cada forma de discurso impone conjugaciones verbales particulares. Por otra parte, los discursos deben necesariamente recurrir para su articulación a procedimientos sintácticos que aseguren la coherencia del texto. Hay una serie de hechos sintácticos que poseen simultáneamente carácter textual y oracional: entre ellos pueden citarse las elipsis, las relaciones temporales y el discurso directo e indirecto. En todas ellas, el verbo adquiere un especial protagonismo. En la oración (unidad de análisis sintáctico definida desde la gramática funcional como estructura nucleada por un verbo conjugado), el estudio del verbo adquiere importancia al cumplir con la función de núcleo oracional, pues desde este se instaura la relación predicativa. Otañi, Laiza y Gaspar, Mª del Pilar: “Sobre la gramática”, en Alvarado, Maite (coord..): “Entre líneas”, FLACSO-Manantial, Buenos Aires, 2001, p. 102 3 Otañi, Laiza, Gaspar, Mª del Pilar: “La gramática” en Alvarado, Maite(coord.): “Problemas de la enseñanza de la lengua y la literatura”, Universidad Nacional de Quilmes Editorial, Buenos Aires, 2004, p. 72 4 Hernanz y Brucart, 1987:8 en Otañi , Laiza, Gaspar, Mª del Pilar, ibídem p. 72 2 2 Para el gramático español Emilio Alcarcos Llorach el verbo constituye un sintagma compuesto por “…un signo de referencia léxica y un signo complejo de referencia gramatical (con significado, entre otros, de persona, que sería el sujeto). Ambos signos se presuponen mutuamente y son imprescindibles para que haya verbo.”5 La raíz aporta el significado léxico del verbo mientras que la desinencia verbal aporta multiplicidad de significados gramaticales: información de persona, número, tiempo, modo y aspecto** El verbo en español es la única palabra que se conjuga a partir de la combinación de “…un mismo signo léxico con los variados morfemas gramaticales, es decir, de fundir una misma raíz con las distintas terminaciones…”6 Una secuencia didáctica que pretenda abarcar el concepto de verbo deberá tener en cuenta los aspectos discursivos, textuales y gramaticales que el mismo abarca, pues cada uno de ellos permitirá comprender aspectos diferentes sobre este objeto de estudio, más allá de la interrelación que pueda establecerse entre estos en los distintos niveles de análisis. La clave de la narración como forma de discurso con identidad propia reside en la estructura verbal que le sirve de base, pues en el verbo se asientan las articulaciones generales del texto. Puede postularse entonces la existencia de un sistema verbal narrativo. 7 Las relaciones temporales en la narración, implicadas en la sucesión de acontecimientos, está determinada principalmente por el empleo de las conjugaciones verbales. En ella se observa el rol asumido por el narrador en la narración (homodiegético o heterodiegético, protagonista o testigo, omnisciente o no, etc.) Las formas conjugadas de los verbos también se vinculan con la postura del enunciador en el discurso, presente u oculta en el empleo de la voz activa o pasiva. Los verbos de lengua con la gran cantidad de matices semánticos que existen entre uno y otro también se constituyen como fundamentales en la narración, al introducir el estilo directo o e indirecto. A los efectos de este trabajo se hace necesario desarrollar dos nociones gramaticales relacionadas con el verbo: el tiempo y el aspecto; puede establecerse una estrecha relación entre las categorías de tiempo y el aspecto de los verbos pues ambas nociones tienen que ver con la temporalidad: “…el tiempo es una “categoría” deíctica, localiza el tiempo verbal en un tiempo externo, orientándolo bien en relación al momento del habla, bien con el tiempo que tiene lugar otro evento. El aspecto en cambio, se ocupa del tiempo como una propiedad inherente o interna del propio evento: muestra el evento tal y como se desarrolla o se distribuye en el tiempo, sin hacer referencia al momento del habla” 8 El tiempo El verbo es la clase de palabra a la que se le atribuye la expresión del tiempo. Benveniste diferencia el tiempo lingüístico del tiempo físico y del tiempo cronológico. El tiempo físico es un “continuo uniforme infinito y lineal exterior al hombre” 9 Alarcos, Emilio: “Gramática de la lengua española”, Madrid, RAE y Espasa-Calpe 1994, p. 137 Para Alarcos los verbos aportan además información aspectual a través de la constitución morfológica de cada pieza verbal, indicada en el valor terminativo/no terminativo del morfema de aspecto (como se observa por ejemplo en las formas cantaste y cantabas) independiente del significado léxico del verbo. 6 Alarcos, ibídem p.138 7 Valenzuela Cervera, José Antonio: “Estructura de la comunicación narrativa. Contribución al estudio de su base verbal en español” , (Tesis doctoral )Universidad de Murcia, Facultad de Filosofía y Letras, 1978, pp. 9-14 http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/91371731110249506322202/011912.pdf 8 De Miguel, Elena: “El aspecto léxico del verbo” en Bosque, Ignacio, Demonte, Violeta: “Gramática descriptiva de la lengua castellana”,Madrid, Real Academia Española-Espasa Calpe, 1999, p. 2989 9 Rojo, Guillermo, Veiga, Alexandre: “El tiempo verbal. Los tiempos simples”, en Bosque, Ignacio, Demonte, Violeta: “Gramática descriptiva de la lengua castellana”,Madrid, Real Academia Española-Espasa Calpe, 1999, p. 2872 5 ** 3 Posee un correlato psicológico o vivencial que hace que esta dimensión sea percibida de diferente manera. El tiempo cronológico, el de los calendarios es el de los acontecimientos, permite establecer relaciones de simultaneidad, anterioridad o posterioridad entre ellos. El tiempo cronológico es el tiempo cuantificable, medible. Las sociedades humanas recurren a hechos que puedan ser observados y recordados por toda la comunidad para objetivar el tiempo cronológico. Este posee tres características básicas que lo objetivan: el establecimiento de un punto cero (condición estativa) desde el cual “medir “ese tiempo, la situación direccional con respecto a ese punto (condición direccional), y la cuantificación de la distancia temporal (condición mensurativa). Por otra parte, el tiempo lingüístico se diferencia del tiempo cronológico en que no es estático, y establece una orientación con respecto al punto cero. El tiempo cronológico es irreversible, mientras que el lingüístico es bidireccional. Cada acto lingüístico constituye su propio centro de referencia temporal, con respecto al cual los acontecimientos pueden ser anteriores, simultáneos o posteriores. El punto cero es el momento de la enunciación, es el “punto deíctico” de las orientaciones temporales del sistema verbal, desde el cual se enfoca directamente todo proceso expresado por una forma verbal. El punto cero coincide con el del acto de la palabra. Las relaciones temporales lingüísticas pueden representarse mediante vectores. Anterioridad 0 Simultaneidad Posterioridad Las formas verbales establecen relaciones con respecto al punto central pero también lo hacen con respecto a una referencia secundaria que pueden estar centradas directa o indirectamente con respecto al origen El aspecto El término aspecto define a un conjunto de fenómenos de carácter léxico-semántico y gramatical que determinan las situaciones o acontecimientos denotados por un predicado. Es así que el aspecto informa sobre la manera cómo se desarrolla un evento, por ejemplo, implicando un cambio como en “madurar”, alcanzar una meta “llegar”, sobre su extensión temporal “explotar”, o su intensidad “repensar” La información aspectual en español puede manifestarse mediante procedimientos diversos. La flexión verbal puede dotar de carácter delimitado a un verbo durativo, por ejemplo, “saber” en las construcciones “Juan supo la verdad” frente a “Elena sabe sobre el tema” o viceversa, brindar naturaleza limitada a un verbo no durativo: es el caso de “morir” en las expresiones “Me muero de pena” o “Se moría de ganas de verla” El aspecto flexivo de un verbo se vincula con la información aspectual que proporcionan los morfemas flexivos verbales en las formas perfectas e imperfectas. Como un posible punto de partida a una posible secuencia didáctica que aborde el sistema verbal del español creemos oportuno abordar el funcionamiento de los verbos en el discurso narrativo, observando la estrecha relación que existe entre las formas de enunciación y el uso de los tiempos verbales. 4 Bibliografía Alarcos, Emilio: “Gramática de la lengua española”, Madrid, Espasa-Calpe, Alvarado, Maite (coord.): “Entre líneas”, FLACSO-Manantial, Buenos Aires, 2001 Alvarado, Maite (coord.): “Problemas de la enseñanza de la lengua y la literatura”, Universidad Nacional de Quilmes Editorial, Buenos Aires, 2004 Bosque, Ignacio, Demonte, Violeta: “Gramática descriptiva de la lengua castellana”, Madrid, Real Academia Española-Espasa Calpe, 1999 Milian, Marta y Camps, Anna (comp.): “El papel de la actividad metalingüística en el aprendizaje de la lengua escrita”, Homo Sapiens ediciones, Rosario, 2004 Valenzuela Cervera, José Antonio: “Estructura de la comunicación narrativa. Contribución al estudio de su base verbal en español”, (Tesis doctoral ) Universidad de Murcia, Facultad de Filosofía y Letras, 1978, pp. 9-14 en http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/91371731110249506322202/011912.pdf página consultada en enero de 2009 5