nuevas articulaciones en la producción de la identidad

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GT: COMUNICACIÓN
INTERCULTURAL
Los centros de residentes de inmigrantes: nuevas articulaciones en la producción de la
identidad
Autora: Lic. Claudia Isabel Ortiz
Universidad Nacional de Córdoba
Licenciada en Comunicación Social
Jefe de Trabajos Prácticos de la cátedra Teorías de la Comunicación I
e-mail:[email protected]
t.e: 54-0351- 4944902
Dirección: Vaquerias 115 Barrio Alejandro Carbó
Palabras claves: organización-identidad-modernidad-mundo
Resumen
A través del análisis de las organizaciones formales que nuclean a los inmigrantes
bolivianos en Córdoba, particularmente el caso del Centro de Residentes Bolivianos, se
plantea la posibilidad de reconocer aspectos de la definición de identidades locales en
términos de la relación global/local. Se plantean de manera preliminar algunos aspectos
culturales y políticos que tienen que ver con la expansión de la denominada modernidadmundo.
Introducción:
Posteriormente a la década de los años ’50 arribaron a Argentina corrientes inmigratorias
provenientes de Chile, Bolivia, Perú y Paraguay. Estos nuevos contingentes de inmigrantes,
(en contraposición a los alentados por el Estado Nacional argentino, a principios del siglo
XX que provenían de Europa), comenzaron a configurar un nuevo panorama de
problemáticas de distinta índole, las cuales se transformaron en una interpelación directa a
la sociedad argentina en tanto comunidad receptora.
Particularmente en la ciudad de Córdoba, los inmigrantes bolivianos han alcanzado una
extensión numérica y espacial significativa, a pesar de lo cual no han sido relevados
oficialmente por las autoridades del municipio local.
A través de sus fiestas, sus actividades comerciales y la organización formal de
asociaciones civiles y también, de grupos informales de danza, han hecho visible su
presencia, o parafraseando a Michael De Certeau, podemos plantear punto de análisis el
hecho que han ‘asumido el riesgo de existir’1. Para profundizar en las consecuencias de
esta afirmación en torno a la producción de una identidad boliviana en Argentina, es
necesario considerar cómo la “lo boliviano” adquiere existencia en tanto tema de nuestra
historia pero designado como amenaza, dentro de un país que había ligado la construcción
de su propio proyecto identitario a la presencia de inmigrantes como motor del progreso
económico-cultural, tal cual lo sintetiza en el Preámbulo de su Constitución Nacional.
Ninguna de estas variaciones que asumió el discurso político sobre la inmigración en
Argentina, a su vez, se la puede desligar de la expansión del capitalismo en su faz
transnacional, la crisis del Estado de Bienestar y con ello la emergencia de nuevos
discursos sobre la articulación de las identidades culturales en el marco del contexto
latinoamericano de las últimas décadas.
Estos aspectos lejos de diluirse son complejizan de manera creciente en tanto y en cuanto el
análisis profundice esta relación global/local.
Para intentar trazar un recorrido del análisis sobre esta relación es importante considerar las
reflexiones que al respecto de la modernidad-mundo , ha realizado Renato Ortiz, en tanto
que nos permite reconocer como punto de partida que “La modernidad avanza con las
revoluciones industriales(.)produciendo un movimiento integrador que traspasa las
diversidades étnicas, civilizadoras y nacionales. Al expresarse como modernidad-mundo,
las atraviesa ubicándolas en el marco de la sociedad global(...) Las relaciones sociales ya
no se limitan a los individuos que viven en el contexto de tal o cual cultura, sino que se
presentan cada vez más como ‘desterritorializadas’, o sea como realidades
mundializadas(...)Ahora tenemos un ‘desencaje’ de las relaciones sociales a nivel
planetario(...) La modernidad-mundo atraviesa las diversas formaciones ligadas a la
historia, desde los pueblos primitivos hasta los países industrializados.
Concebir la modernidad-mundo como un movimiento integrador no es considerarla
como homogéneo (...) atraviesa de manera diferenciada cada país y formación específica.
Su realización se da según la historia de los lugares(...) contiene en sí un movimiento de
diferenciación que envuelve a los grupos, las clases sociales, los géneros y los
individuos”2
Estas consideraciones nos permiten pensar los procesos a través de los cuales la “cultura
mundializada” está localizada y cómo atraviesa la cotidianeidad de la gente. En este sentido
los fenómenos inmigratorios si bien son fenómenos demográficos que se han dado en
distintas etapas de la historia de la humanidad, se han relacionado fundamentalmente a la
progresiva especialización de las funciones de regulación política y económica de los
conjuntos poblacionales, asentados dentro de los límites del ejercicio político- territorial de
los Estados Nacionales y por lo tanto, redefinen esa relación global/local en distintas
dimensiones susceptibles al análisis cultural. De esta manera, la investigación en curso
sobre el papel de las asociaciones civiles de residentes bolivianos, localizados en la ciudad
de Córdoba, apunta a reconocer el papel que tienen las mismas con relación a los
procesos de definición de identidades locales en tanto y en cuanto habilita la posibilidad de
1
2
De Certeau M.: La Cultura en Plural. Pág.126.Nueva Visión.1999.
Ortiz, R.: Los artífices de una cultura mundializada.Pág.47 Siglo del Hombre Editores.1998.
identificar algunos aspectos distintivos que asumiría ese movimiento de diferenciación
característico de la modernidad-mundo, al que alude Renato Ortiz.
Identidad y organización:
En 1986 el Centro de Residentes Bolivianos de la ciudad de Córdoba, obtuvo su personería
jurídica. Este acto formal lo instala en el ámbito de la participación comunal y con relación
a otras asociaciones que nuclean a grupos de inmigrantes de distintos países.
A través de la historización de su formación se registra un amplio período que abarca desde
principios de la década del ’50 hasta el reconocimiento jurídico como asociación civil, de
varias etapas en el trabajo de institucionalización de este espacio dentro de la comunidad
cordobesa y particularmente con relación a la organización de los residentes bolivianos en
esta sociedad receptora.
Desde el momento en que obtienen la personería jurídica se registra un trabajo discontinuo
y atravesado por distintos conflictos relacionados con la conducción del centro de
Residentes. Estas situaciones distancian las actividades del mismo de los residentes
bolivianos. Recién en el año 2000, tras un proceso eleccionario, las nuevas autoridades de
la comisión electa asumen un nuevo proyecto cultural para recuperar los lazos con sus
mismos compatriotas, que consiste en una serie de actividades fundamentalmente de
difusión cultural y de documentación de inmigrantes residentes y recién llegados.
Con este breve repaso por la historia de la conformación del Centro de Residentes
Bolivianos nos instalamos en la problemática que pretendemos analizar. Primero, cómo las
organizaciones se constituyen en un ámbito a partir del cual se generan nuevas
representaciones identitarias. Segundo, cómo estas representaciones expresarían distintos
antagonismos de la relación local/global.
Como punto de partida consideraremos que las organizaciones se presentan “como un
ámbito en donde se reproduce en parte la configuración social general y en donde se
generan formas peculiares de organización e instituciones singulares que las legitiman y
garantizan. De hecho, tienen en el concierto social un grado relativo de autonomía que
les permite especificarse y diferenciarse como ámbito capaz de generar una cultura
singular.
Esta cultura es valorada, conservada y transmitida, y en ese sentido cada establecimiento
estructura un status quo que resume centralmente ciertas formas exitosas de responder a
los mandatos y demandas de la sociedad mayor con ciertas formas exitosas de encontrar
solución a las tensiones que e generan por su mera existencia social”.3
De esta manera, rescatamos a través de esta definición algunos puntos centrales para
ahondar en nuestro análisis. Por un lado las organizaciones, instituyen una nueva dimensión
de significados desde los cuales justifican, estabilizan su propia existencia y reconfiguran el
3
Fernández L.: Instituciones Educativas. Pág.20.Paidós.1998.
espacio social4 en el cual actúan. Estos aspectos las convierten en dispositivos (en el
sentido foucaultiano del término en tanto designa una estructura heterogénea de realidades
discursivas y extra discursivas) a partir del cual poder reconocer las distintas
representaciones que se hacen presentes en diferentes ámbitos de la vida organizacional.
Por un lado, aquellas que corresponden con cierta división del trabajo y por otro, a
tensiones surgidas de la asignación diferencial del poder.
Estas configuraciones pueden ser analizadas a través de las distintas producciones de la
vida organizacional, una de ella fundamentalmente es el establecimiento de un proyecto
colectivo que unifica y formaliza un espacio, expresión de la misión que se asignan los
miembros de la organización. Este elemento incide en la construcción de la identidad
colectiva en la medida en que de alguna manera expresa las posiciones de los actores
sociales en un determinado contexto socio-histórico. Tanto porque establece las formas
internas de relación entre los miembros, los objetivos y finalidades del mandato social
asumido, y fija los parámetros de pertenencia a la “colectividad boliviana” como una
instancia total mayor.
En este sentido, las organizaciones legitiman una forma de narración de la historia de los
antagonismos socio político entre la comunidad receptora y los residentes inmigrados,
valorizando determinadas posiciones sociales en esa narración, que les habilitarían el
diálogo intercultural. Este aspecto de la institución de los proyectos en las organizaciones
es sumamente importante, a la luz del análisis cultural por cuanto, se relaciona con los
procesos de definición identitaria y por consiguiente, con la posibilidad e accionar
políticamente dentro de un espacio social. En este sentido es importante reconocer que “la
identidad ‘esencial’ no está más allá de la configuración cultural, sino que está
modelada culturalmente de una manera concreta y reflexiva” 5y por lo tanto, es “una
relación de pertenencia a construir en términos de historia, narraciones y política” 6. En
este sentido, la “identidad del inmigrante” es un ámbito en permanente movimiento, su
proceso de definición se establece desde distintos ámbitos formales e informales tanto por
parte de los actores sociales de la comunidad receptora como desde los mismo ámbitos
formalizados o no por los inmigrados y a su vez, por la articulación individual de la
experiencia de la migrancia.
En el caso específico del Centro de Residentes Bolivianos en Córdoba, se presenta un
proyecto sintetizado en un lema que acordaron reconocer en función de los estatutos de la
organización: “identidad en la integración”. Si bien, los mismos miembros de la
asociación expresan que es una utopía, ellos reconocen que es una forma de convocar tanto
a los propios “paisanos” a la participación en los trabajos del Centro como una forma de ser
escuchados por otras organizaciones políticas que podrían mejorar la situación
socioeconómica de amplios sectores de inmigrados bolivianos en Córdoba.
Por espacio social se entiende al “conjunto de relaciones sociales y políticas que los actores colectivos
entablan en su proceso de constitución como tales. En este sentido, la conceptualización sobre espacio social
atraviesa este conjunto relacional así como la propia definición sobre identidades.”En Bolos S.: La
constitución de actores sociales y la política.Plaza y Valdes editorres.1999.
5
Eagleton,T.: La idea de Cultura. Una mirada política sobre los conflictos culturales. Paidós.2000.
6
Delfino,S.: Desigualdad y diferencia. Retóricas de identidad en la crítica de la cultura. Estudios N° 7-8.CEA.
UNC, 1997.
4
De esta manera, podemos apreciar que el proyecto que se consensúa, es el elemento a partir
del cual pretenden volverse inteligibles como organización, tanto hacia adentro como hacia
fuera de lo que definen como comunidad boliviana. Fijan una demanda que transforman en
guía del accionar político pero a la vez, el proyecto se transforma en la expresión de una
selección de valores culturales a partir de los cuales dirimen los aspectos que permitirán la
reconstrucción de una identidad colectiva más amplia. Reconozcamos estos aspectos desde
las voces de sus propios protagonistas:
(...) entonces (con relación a las actividades de las anteriores comisiones) no se hacía
una actividad social como ahora lo estamos haciendo con los proyectos de
conferencias, charlas nos estamos dando a conocer a Córdoba y a la Argentina,
entonces, queremos hacer ver que nos estamos organizando bien como institución
para el bien de la comunidad boliviana ¿por qué se dice esto?...porque prácticamente
hemos sido manoseados tanto como discriminados, hubo xenofobia al boliviano,
prácticamente queremos revertir eso, que la gente conozca lo que nadie difundió, hay
muchos que están viniendo al Centro, argentinos, muchas instituciones que se han
interesado en escuchar sobre esto, hay muchos periodistas que nos piden
informaciones (...) nos gustaría aunar por lo menos al diez por ciento de la gente que
está para poder trabajar mejor, tener nuevas ideas, estructurar mejor lo que es la
comunidad(...)”. (De la entrevista a un miembro del Centro de Residentes Bolivianos).
(...) Bolivia siempre está presente formando parte de la Unión de Colectividades de
Inmigrantes de Córdoba, que ahí también están reflejadas las diecisiete colectividades
del mundo en Córdoba, estamos unidos a los proyectos de ellos, estamos trabajando
en conjunto por dentro de nuestras diferencias culturales para que podamos
encontrar un nexo de ese trabajo, tenemos programados un programa de televisión
que ha sido postergado, nuestra comunidad necesita ya un canal de televisión, al
menos un programa para poder expresar libremente y sobretodo para poder integrar
(...)” (de la entrevista a un miembro del Centro de Residentes Bolivianos).
A modo provisional tomando como elementos de análisis el material que los entrevistados
suministran, podemos resaltar una serie de aspectos que tienen que ver con un conjunto de
significaciones que emergen primero, en torno a:
1. El conjunto de representaciones que expresan un modelo de mundo y una tarea social
valorada tanto para cada miembro de la organización como para la totalidad figurada
como la “colectividad”.
2. El conjunto de representaciones políticas relacionadas con la figuración de la tarea
social de la organización en su conjunto: los objetivos, gestión, definición de
necesidades, recursos para llevar adelante un proyecto (por ejemplo, apelar a la
posesión de medios de difusión propios como síntesis de la libertad de expresión), etc.
con relación a un determinado contexto socio histórico que forma parte de la definición
misma del ideario organizacional(identidad en la integración).
Los acontecimientos tanto como sus representaciones, entonces, tienen distintas
dimensiones de expresión (individual, grupal, organizacional o comunitario), cada miembro
de la organización posee una mirada sobre ese acontecer pero en su conjunto se expresa la
síntesis colectiva de la cultura del establecimiento cuya trama de representaciones es
comprendida como parte de las representaciones de la cultura en general.
En este sentido nos interesa interpretar o poder llegar a comprender como en este juego
dialéctico entre la Cultura como universal y las culturas, particulares se establecen las
condiciones de un proceso hegemónico determinado, en tanto y en cuanto ese papel de las
particularidades no se convierta en un fetiche, tal como lo señala Terry Eagleton con
relación a las posturas posmodernistas sobre las diferencias culturales. De alguna manera,
El Centro de Residentes Bolivianos fija en su ideario una posición que le permite
diferenciarse de los “otros” (en este caso la sociedad receptora Córdoba o Argentina) auto
reconociéndose como una identidad cultural, pero dentro de un proceso de búsqueda de
igualdad. Este punto es de suma importancia en tanto nos devuelve al planteo con el cual
iniciamos este análisis, es decir, estos procesos de integración llevan necesariamente una
acción política implícita por cuanto “arriesgarse a existir” como grupo es entrar en los
conflictos por el logro de las condiciones de igualdad con otros grupos dentro del espacio
social, por cuanto la igualdad es considerada como la “igual posibilidad para todos,
efectiva, no meramente escrita, para participar en el poder” 7y más profundo aún en estas
consideraciones es que esta participación política supone la capacidad de juzgar y
reflexionar sobre las propias condiciones de existencia y hacerlas parte de los temas
públicos.
Este retorno de lo político no está ausente de las consideraciones de los propios miembros
del Centro de Residentes por cuando en las entrevistas, aparecen algunos de estos aspectos
en sus reflexiones:
(...) Creemos también, que los comunitarios no se sienten representados en la
actividad política, creo no sé, me parece, que he sido el precursor con respecto a esto.
En las anteriores elecciones, el 14 de Octubre participé como candidato a senador, lo
hice como una manera simbólica para tratar de demostrar a la comunidad, a los
comunitarios de que cualquiera lo puede hacer siempre que se ajuste a las
disposiciones que están en vigencia en cuestiones de actividad política y yo creo que
con el tiempo, algunos jóvenes que vayan comprendiendo lo que estamos pretendiendo
hacer desde el Centro de Residentes, ellos también, podrán participar en la actividad
política. Sí, estamos tratando de integrarnos en la actividad política, la acción política
es muy importante, aunque actualmente sea una actividad más reprobada, criticada
porque no están dando respuestas que el pueblo necesita y los resultados los estamos
viendo en esta situación.”( de la entrevista a un miembro del Centro de Residentes
Bolivianos)
De esta manera no todos los temas políticos son necesariamente culturales por ejemplo, el
hambre, la miseria, la desocupación (que son las necesidades, por otro lado recurrentes en
7
Castoriadis, C.: Figuras de lo pensable.Fondo de Cultura Económica..Pág.153.1999.
los proyectos de trabajo del Centro de Residentes Bolivianos) aunque en los reclamos por
parte de los integrantes de la organización aparezcan ligados a aspectos de la identidad
cultural:
(...) El Centro tiene que tratar de recabar más información, de plantear soluciones,
digamos a otros niveles y a autoridades, por ejemplo gubernamentales, en el ámbito
de cancillería, etc. tiene que haber una solución, entonces el Centro tiene que tratar en
lo posible de hablar directamente con los Jefes, por ejemplo el Director de
Inmigraciones, el Cónsul para que nos escuchen(...) Hay gente que nos ven como una
plaga, la comunidad boliviana es latinoamericana, no somos una mezcla de razas no
nos estamos exterminandos, somos una raza pura con una idiosincrasia, una cultura
propia, han venido de Europa y nos están enseñando otras cosas lamentablemente(...)”
Sin embargo, estos son los aspectos sobre los que hay que leer el movimiento de
fragmentación de la modernidad- mundo aludido, por cuanto esta nivelación de una
identidad cultural tiene que ver con una estrategia para diluir conflictos de clase en pos de
la generación del mercado y el consumo como parte de una identidad social universal,
como lo ha destacado Fredric Jameson.
La figura del inmigrante:
Para iniciar este otro aspecto de la reflexión quisiera tomar como punto de partida del
siguiente análisis, un fragmento de un testimonio obtenido por medio de una entrevista, de
un inmigrante boliviano, que reside en Argentina desde 1972:
“ Nos sentimos más que bolivianos, también argentinos, porque escogimos este país...
cuando vamos a nuestro país no crea que vamos a insertarnos directamente al grupo
nuestro, ya nos sentimos como visita, nos sentimos como extranjeros y eso duele...
sentimos ese dolor de no sentirnos más como quisiéramos ser porque aquel nexo que
habíamos dejado ya no está y son otros los valores, son otros los niveles y otras las
generaciones, de ahí que nos sentimos de visita. Por eso nos sentimos identificados con
la provincia (con relación a Córdoba) y con el país, a la vez, sin dejar de lado lo
nuestro...
En el recorte operado para traer esta voz ha desaparecido los gestos, las miradas y los
silencios, el acento al pronunciar cada palabra, sus cadencias... obviamente este soporte de
papel anula estas posibilidades. Sin embargo, con una simpleza meridiana están presentes
algunos problemas con relación a la construcción de las identidades en nuestra cultura
contemporánea.
Habíamos destacado con anterioridad cómo las organizaciones ligan en las representaciones
de sus miembros materiales simbólicos de distintos ordenes (individual, grupal,
organizacional, comunitario) y que esta construcción nos permite reconocer aspectos de la
definición identitaria desde un horizonte más complejo.
Las múltiples pertenencias que nos definen se establecen por así decirlo, en un juego de
comunidades distintas, ninguno de estos aspectos, sin embargo se produce de una manera
pacificada, todo lo contrario, el proceso de construcción de la identidad es agónico tal cual
lo expresa el entrevistado. Las consecuencias de esta afirmación podrían ser revisadas a la
luz de la propia vacilación e incertidumbre que nuestro entrevistado expresa en torno a la
construcción e historización de su propia identidad: “dolor de no sentirnos más como
quisiéramos ser”.
Primero porque su enunciado supone un referente que es el cuerpo, recreado por una
sensación que lo identifica: el dolor. En la discursividad foucoultiana el concepto “cuerpo”
es de suma importancia: tanto la historia como la sociedad y la verdad pueden ser
construidas y deconstruidos en el ámbito de las relaciones sociales. En el marco de esta
perspectiva, estas relaciones se presentan como relaciones de fuerza o de “poderes”.
Entonces, los cuerpos se presentan como los puntos de expresión de una red de poderes
diseminados, en los cuales se expresan en prácticas ese juego de tensiones, desequilibrios y
resistencias. En términos de Foucault: “ El cuerpo: superficie de inscripción de los
sucesos(mientras que el lenguaje los marca y las ideas los disuelven), lugar de la
disociación del yo al cual intenta prestar la quimera de una unidad sustancia), volumen
en perpetuo derrumbamiento “. La constitución de los cuerpos se da desde dispositivos pre
exitentes, los ubican espacial y temporalmente y desde los cuales los hacen ser y le
permiten reconocerse en la propia identidad. En ese juego de prácticas y representación se
constituye el lugar o el escenario del despliegue del poder. Estos aspectos nos llevan a
pensar no el carácter biológico de ese cuerpo sufriente al que alude el entrevistado, sino a
esa historia escindida de la identidad, históricamente situada por un discurso unitario del
Estado-Nación, que le garantizaba las certezas de un espacio geopolítico cohesionado y
coherente, en el cual las posibilidades de perder su pertenencia “originaria” no estaría
amenazada.
Segundo porque esa identidad es pensada, reflexionada desde el acto individual del
reconocimiento y la diferenciación de otras historias que permanecen en un pasado
construido en las vivencias transcurridas pero también en la idealización de las condiciones
que se esperaban y se esperan que sean y esto supondría parte de la guía del accionar
político. Tercero, existe un “nosotros” habitando en lo individual que comparte esas
sensaciones, memoria e idealizaciones.
Quizás allí en ese conjunto heterogéneo de representaciones se haya el principio de la
inestabilidad identitaria, el movimiento permanente que derrumbaría en parte aquellas
concepciones monolíticas de las identidades, el carácter fijo que permitió construir los
holocaustos, las persecusiones y las constantes diáporas de nuestro último siglo.
Como ha señalado Michael de Certeau, el inmigrante es “el héroe anónimo oculto en la
multitud innumerable, en quien hemos creído ver prefigurada una parte de nuestro
propio destino, porque adaptarse a la modernidad exige también que dejemos la
seguridad de nuestras tradiciones, y porque hay una relación necesaria, hasta lógica, en
la vida de una sociedad entre la vinculación que mantiene con el ‘extranjero’ de dentro y
la que guarda con el extranjero de fuera.”8
En ese abandono de los lugares de origen, de las tradiciones, los lazos afectivos y la
contradictoria sensación entre el augurio del progreso y la decepción, en esa memoria en
tránsito es que tienen lugar distintas selecciones de fragmentos de aquella cultura puesta en
suspenso por el viaje y el nuevo proceso de resignificación de la experiencia del encuentro
con lo nuevo, el inmigrante es: “ Colocado en la articulación de dos mundos, practicante,
de mala gana y de manera caótica, pero practicante de dos lenguas y de dos culturas,
muestra que es posible pese a todo desplazarse entre el pasado y el presente, entre el aquí
y el allá, que uno puede inventar equivalencias de códigos, organizar sistemas de
traducción”.9
Sin embargo, estos aspectos del despalzamiento al cual alude De Certeau sólo son posibles
si los consideramos desde una perspectiva cultural puesto que “las culturas ‘funcionan’
como inestables fundamentos del lenguaje justamente por eso, porque son porosas y
tienen límites borrosos; porque son indeterminadas e intrínsecamente inconsistentes;
porque nunca son idénticas consigo mismas y poseen fronteras borrosas que se dibujan
continuamente en el horizonte. Desde luego, a veces resultan opacas las unas para las
otras, pero cuando logran ser mutuamente inteligibles no es por virtud de algún
metalenguaje compartido al que ambas se pueden traducir(...)Si el‘otro’ queda más allá
de mi comprensión, no es a causa de la diferencia cultural, sino porque, en última
instancia, esa persona resulta igual de ininteligible para sí misma”10.
En este sentido, el trabajo del Centro de Residentes Bolivianos también, proyecta un trabajo
de construcción identitaria apuntalado en una determinada selección de valores culturales
que apuntan al reconocimiento de una representación sobre Bolivia unificada
culturalmente:
“ Los valores más importantes para nosotros son relacionados con la transmisión de
nuestra cultura, sea expresada en la música, en la danza o la poesía. Yo siempre
sostengo que hasta en la forma de hablar estamos haciendo cultura por el sólo hecho
que se transmite de generación en generación.”. (de la entrevista a un colaborador del
Centro de Residentes Bolivianos)
“Eso es lo que quiero que se la reconozca a Bolivia, es un país chico pero con una
gran riqueza cultural, que se lo reconozca tal cual es , que nos traten mejor acá (por
Argentina) , es por eso que estoy haciendo una y otra actividad en el Centro, para
rescatar todo lo que es nuestro (...)tienen una idea errónea de nuestro país, siempre
8
De Ceteau,M.: La toma de la palabra y otros escritos políticos.Pág.179 Ed. Universidad
Iberoamericana.1995.
9
De Certeau,M.: Op.Cit. pág. 179
10
Eagleton, T: Op.Cit. pág.143-144.
llegan las malas noticias desde allá”. (de la entrevista a una colaboradora del Centro de
Residentes Bolivianos).
Esta dimensión de la tarea individual es parte del proceso de identificación a través del cual
opera la organización en tanto articula los proyectos individuales con los colectivos y busca
una identidad total como instancia superior para realizar el trabajo de pacificación de los
antagonismos de clase que permanecen también hacia el interior de lo que designan como
comunidad boliviana. Estos aspectos pueden ser comprendidos si a su vez como lo ha
considerado Fredric Jameson se comprende que las relaciones entre los grupos se dan de
forma violenta, “dado que la forma positiva o tolerante que tiene de coexistir es apartarse
uno del otro y redescubrir el aislamiento y su soledad. Cada grupo es, por lo tanto, el
mundo entero, lo colectivo es la forma fundamental de la mónada, que carece de
‘ventanas’ y de límites (por lo menos desde dentro)”.11
Se vuelve comprensible entonces, como la construcción de la identidad conlleva la
construcción de un estereotipo aceptable con el cual entablar la relación con los demás, y
que esa misma construcción es política en tanto que permite establecer una posición dentro
del entramado de relaciones y hacer explícitas demandas que tienen que ver sobre todo con
determinaciones que el orden económico expande:
“La unificación está en los estatutos y yo lo respeto pero no es lo mismo que la
integración. Yo hablo de unificación (con relación a la comunidad boliviana) pero eso
no quiere decir que seamos todos uniformes, eso es tonto, podemos coordinar diversos
trabajos, esa es la forma de entender la unificación, pero los obstáculos pasan por otro
lado, no por lo regional(...) por ejemplo, los niveles de educación. Falta conocimiento,
de conocer al otro y entender su problemática, de un lado como del otro. Nosotros a
veces queremos hacer algunas entrevistas y te dicen ‘hay rumores’...pero que me lo
digan en la cara...que el Centro es elitista, por ejemplo, el Centro no vive en La Villa”.
La identidad de la colectividad boliviana entonces aparece escindida en distintas
dimensiones, cuyas relaciones sólo pueden establecerse sobre la producción de estereotipos
identificatorios. Cada grupo dentro de la auto denominada comunidad boliviana lucha por
la definición en alguna de las dimensiones de la identidad y estas posiciones que adoptan
tienen que ver precisamente con la cuota de poder social que representan dentro del
colectivo. En este sentido, los miembros del Centro de Residentes apelan a remarcar la
importancia de haber conseguido la personería jurídica y de participar de distintas
instancias de concertación política conjuntamente con otras organizaciones. Aquellos
grupos informales que no integran el trabajo formal del Centro, no poseerían la posición
autorizada para entrar en debate político para el cual el Centro se confiere semejante
mandato.
He tratado de realizar un recorrido quizá aún preliminar sobre cómo las organizaciones se
constituyen en un ámbito a partir del cual se generan nuevas representaciones identitarias y
a su vez, cómo expresarían distintos antagonismos en la relación local/global.
11
Jameson, F. Y Zizek,S.: Estudios Culturales. Reflexiones sobre el multicultarismo.pág.104 Paidós 1998.
Por un lado, he considerado un aspecto fundamental del trabajo organizativo y es la
elaboración de un proyecto sobre el accionar de la organización con relación a la definición
de una identidad , primero organizacional y luego comunitaria A partir de este elemento es
posible realizar un análisis de los valores culturales que han sido seleccionados para la
construcción del mismo. Estas operaciones tienen que ver por un lado con la propia
representación como actores sociales, de su tarea con relación al resto de los actores
sociales, y las condiciones socio históricas a través de las cuales opera esta definición pero
a su vez, con la reflexividad que adquieren como sujetos de acción histórica, en términos de
los movimientos que genera la modernidad-mundo,
Bibliografía:
Jameson, F. Y Zizek,S.: Estudios Culturales. Reflexiones sobre el multicultarismo. Paidós
1998.
De Ceteau,M.: La toma de la palabra y otros escritos políticos.Pág.179 Ed. Universidad
Iberoamericana.1995.
Castoriadis, C.: Figuras de lo pensable.Fondo de Cultura Económica..1999.
Eagleton,T.: La idea de Cultura. Una mirada política sobre los conflictos culturales.
Paidós.2000.
Delfino,S.: Desigualdad y diferencia. Retóricas de identidad en la crítica de la cultura.
Estudios N° 7-8.CEA. UNC, 1997.
Fernández L.: Instituciones Educativas. Paidós.1998.
De Certeau M.: La Cultura en Plural. Nueva Visión.1999.
Ortiz, R.: Los artífices de una cultura mundializada. Siglo del Hombre Editores.1998.
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