Magallanes: hasta los confines de la Tierra*

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Torre de marfil
(... Donde Anif se parapeta para escudriñar la Agenda de Investigaciones Económicas)
Magallanes: hasta los confines de la Tierra*
[... Lecciones sobre variables instrumentales
vs. historias verdaderas]
Libro escrito por Laurence Bergreen
Comentado por: Sergio Clavijo
H
a sido tradicional que los historiadores del período circa 1500
centren su atención en las disputas entre
conquistadores pioneros de origen portugués, español y hasta holandés. En
este frente, el libro del periodista-historiador de Harvard Laurence Bergreen
va hasta los “confines” del debate.
De una parte, Bergreen ilustra con
lujo de detalles la exploración sistemática que había emprendido el reino de
Portugal, a partir de 1419, con el objeto
de ir “hacia las tierras de las nuevas
especias”, compuestas por los árboles
del clavo, la canela, la pimienta, la casia, la mirra y la nuez moscada. Dichas
“especias” constituían los commodities
estratégicos de esa época, pues permitían preservar y sazonar la carne, tan
importante entonces como hoy lo es el
petróleo en materia de transporte. La
situación histórica de enfrentarse los
avezados navegadores portugueses al
poderío militar de los españoles finalmente encontraría un buen equilibrio en
la “división del mundo”. Esta división
se acordó en 1494 y se ratificó en el
Tratado de Tordecillas en 1506, en el
cual se estableció que la exploraciónexplotación del hemisferio occidental
estaría reservada para la Corona de
España, mientras que la correspondiente
al hemisferio oriental sería para el reino
de Portugal.
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De otra parte, Bergreen destaca la
paradoja de que los mejores navegantes de origen portugués e italiano no
recibieran el apoyo que merecían por
parte de sus propios imperios. Así, el
grueso de ellos tenía que rogarles a los
burócratas de la Casa de Contratación
de Sevilla (1503) en España para que
les financiaran sus exploraciones. Dicha institución había sido establecida
tras el relativo éxito que tuvo Colón (el
genovés) al “descubrir” América en su
errada ruta hacia la India en 1492.
Magallanes acababa de agotar sus
posibilidades de financiamiento con la
Corona portuguesa, pues el rey Manuel
le negó por tercera vez su apoyo en
1517, a pesar de haber luchado por cerca
de una década en India y Marruecos a
favor de ella. Cual Quijote (lisiado de
por vida por una herida de lanza en su
rodilla) y a la avanzada edad de 37 años,
Magallanes se sintió entonces libre para
ofrecerle a la competencia (española)
su fabuloso plan de ir en busca de las
“Islas de las Especias” (que después
se denominarían Islas Molucas del
Pacífico, cerca de Filipinas).
En términos estratégicos la idea de
Magallanes era genial. Establecer una
ruta marítima hacia Oriente se había
* L. Bergreen (2004) Magallanes: hasta los
confines de la Tierra (Editorial Planeta, España).
Torre de marfil
vuelto prioritario desde la obstrucción de
la llegada cuasi-terrestre de las “especias” a
Europa, provenientes de África vía Turquía.
Dicha obstrucción se había tornado insostenible por cuenta de la caída de Constantinopla
a manos de los turcos a partir de 1453. Pero
la novedad del planteamiento de Magallanes
radicaba en que esto se haría circunnavegando América del Sur y después virando
hacia el oriente. El riesgo institucional era
gigantesco, pues se trataba de un plan “lusitano”, pero financiado por España, para
explorar el oriente (lo cual contravenía el
Tratado de Tordecillas).
Pero Magallanes triunfó y logró establecer
la circunnavegación hacia el oriente, a través
de lo que hoy se conoce con el merecido
nombre del Estrecho de Magallanes (en
la Patagonia), con lo cual conquistó para
Occidente el Asia de las Especias. Tan sólo
en este viaje Magallanes había recorrido
una distancia quince veces superior a la de
Colón en su primer trayecto hacia América,
totalizando la increíble distancia de 100.000
kilómetros de navegación en casi tres años de
travesía, apoyándose sólo en “las naos con
velas al viento”. La historia, sin embargo,
no deja duda sobre su calidad de “invasor”,
pues Magallanes (1480-1521) murió en
combates en las islas de Puerto Mactan
(Filipinas), después de haber abusado de la
confianza que inicialmente le habían otorgado los nativos.
El delicioso relato de toda esta aventura
lo hace Bergreen llevado de la pluma del
verdadero protagonista de este maravilloso
libro: el erudito Antonio Pigafetta, quien
a la edad de treinta años acababa de ser
nombrado como diplomático del papa León
X ante el gobierno español. Pero Pigafetta
quería “andar mundo” y, siendo acomodado,
se ganó la especial amistad de Magallanes.
Sin nunca haber navegado, ni sospechar
la magnitud de la aventura que implicaba
circunnavegar el océano Pacífico hacia el
Atlántico, a Pigafetta le fue encomendada
la histórica tarea de ser el “relator de viaje”
(no simplemente de escribir la bitácora).
Pigafetta llegaría, en efecto, a emular los
relatos del viajero más famoso de todos los
tiempos: el también italiano Marco Polo
circa 1300, aunque (esperamos) sin haber
exagerado algunos pasajes de sus aventuras,
como posteriormente se ha comprobado que
le ocurrió a Marco Polo.
Pero casi que a Pigafetta no le permiten
hacer los relatos sobre cómo fue que alcanzaron “los confines de la tierra” durante los
años 1519-1522, pues Sebastián Elcano
había tomado el comando y no gustaba de
la profunda lealtad
que Pigafetta siempre
La historia, sin
había mostrado hacia
embargo, no deja
Magallanes. Pigafetta terminó “refududa sobre su
giado” en su Venecia
calidad de “invasor”,
y allí escribió en su
dialecto veneciano,
pues Magallanes
salpicado de español
(1480-1521) murió
e italiano, el relato
en combates en las
que nos ha permitido
llegar a conocer la
islas de Puerto
gran hazaña geográfiMactan (Filipinas).
ca que inmortalizó la
expedición de Magallanes. Lo fidedigno
de estas historias radica en que hoy por hoy
subsisten cuatro copias de dichos relatos
(no el original) y una de ellas permanece
en la Universidad de Yale, sobre la cual
Bergreen se fundamentó para lograr esta
magistral obra.
Otra virtud del relato de Bergreen (2004,
pág. 258) es que terminó por adelantarse a
las grandes incógnitas que ha planteado toda
la exploración de oriente alentada por los
europeos circa 1500: ¿acaso fueron Colón y
Magallanes los primeros en establecer esas
rutas de Europa hacia América y de América
hacia el Oriente?
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Torre de marfil
(... Donde Anif se parapeta para escudriñar la Agenda de Investigaciones Económicas)
Este debate ha ganado gran relevancia
con la aparición reciente de un mapa (hecho
en 1763) que copia cartografía fechada en
1418. Esta cartografía da un claro soporte a
la hipótesis de que la navegación china de
Zheng He (más avanzada en esa época, pues
ya había superado el concepto de la “carabela”
con velas triangulares) daba cuenta de una
apropiada ubicación geográfica de África
y América. En este sentido, si se prueba la
autenticidad de dicho mapa, bien podría
concluirse que “China había descubierto el
mundo” alrededor de 1400 (unos cien años
antes del reconocimiento europeo de América). Para los apasionados por estos temas de
la historia económica (y sus verdaderas raíces), los remitimos a la interesante discusión
que recientemente planteó The Economist
(2006a, pág.80).
Bergreen concluye que: “los viajes de
Zheng He demostraron que China fue una
vez la nación más poderosa de la Tierra, un
imperio marítimo al que España y Portugal
habrían temido y envidiado si hubieran llegado a conocer su enormidad (...) Los exploradores portugueses y españoles navegaron
a través del vacío de poder que había dejado
China”. Esto ocurrió a partir de 1424, cuando
los seguidores de las tradiciones confucianas
prohibieron la navegación de ultramar y, de
hecho, destruyeron sus grandes flotas (como
la poderosa Flota China del Tesoro, la cual
ya había explorado buena parte de África y
de Asia).
Historiadores de la talla de Landes (1999,
pág. 55) habían llegado a una conclusión
similar: “El misterio está en la decisión de
China de no realizar todo su potencial (...)
La historia industrial de China está llena de
episodios de postración tecnológica (después
de haber inventado el compás, la imprenta,
la pólvora, la navegación de ultramar) y de
su posterior regresión histórica”.
Pero como todos sabemos, el dragón
chino se ha despertado nuevamente (a partir
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de 1979) y está regresando con todo su potencial en muchos frentes, incluyendo el de
la navegación. Si bien entonces Magallanes
no fue el primero en llegar a las Islas Molucas, de la cuales nunca regresaría, sí fue el
primero en establecer la circunnavegación.
Gracias a los apasionantes relatos de Pigafetta-Bergreen, la historia económica cuenta
hoy con sólidos relatos que bien parecen
las fantasiosas aventuras de su predecesor
Marco Polo.
Ahhh, casi lo olvidamos, por estar embelesados en estos maravillosos relatos históricos
(con sólido respaldo empírico). Los jóvenes
economistas que quieren aprender de historias verdaderas, bien harían en profundizar
sobre los libros de Bergreen-Landes, en vez
de continuar abstraídos únicamente en el estéril debate sobre “causalidad reversiva” y la
forma de solucionar dicho problema a través
del uso de “variables instrumentales”.
Como bien lo ha resaltado The Economist
(2006b, pág.88), el estéril debate sobre instituciones (que bien puede significar religión,
culturas, geografía, ética, etc.) ha llevado a
los economistas a desperdiciar buena parte de
su arsenal analítico en aquella fase del debate
que debería ser “lo residual”. De esta manera,
resulta paradójico que el debate sobre el papel
de las colonias en el desarrollo económico
haya terminado por coronar un único imperio en pleno siglo XXI: el de “las variables
instrumentales”. Éstas han copado la insulsa
imaginación de los economistas sin sentido
histórico, ¡Lo que sí tenía Pigafetta!
Referencias Bibliográficas
Bergreen, L. (2004), Magallanes: hasta los confines de la
Tierra, Editorial Planeta, España.
Landes, D. S. (1999), The Wealth and Poverty of Nations,
Norton, New York.
The Economist (2006a), “China Beat Columbus to it, Perhaps:
Chinese Cartography”, January 14th.
The Economist (2006b), “Winds of Change: Why Economists
Love Empires”, November 4th.
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