esquema comunicación. 1. La comunicación. Concepto y elementos

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Teoría: esquema comunicación.
1. La comunicación. Concepto y elementos que la integran.
a) La comunicación como resultado de la vida en sociedad.
b) Definición: proceso de transmisión de información.
c) Elementos: emisor, receptor, canal, mensaje, código y situación determinada.
1.1. El emisor y el receptor.
- El emisor origina el acto de comunicación.
- El receptor es el destinatario del acto comunicativo.
1.2. El mensaje y el canal.
- El mensaje es la información que se transmite.
Para que un mensaje sea comprendido adecuadamente, es necesario tener en cuenta:
• La intención del emisor en el acto de comunicación.
• El conocimiento que emisor y receptor poseen del código empleado.
• El medio utilizado para transmitir el mensaje.
• La situación en que se produce el acto de comunicación.
- El canal es el medio por el que se transmite el mensaje.
1.3. La situación.
La situación es el conjunto de circunstancias que rodean un acto de comunicación.
Pueden ser lingüísticas o extralingüísticas.
- Se denomina contexto lingüístico al conjunto de circunstancias lingüísticas que influyen en la
emisión y recepción de mensajes verbales: la forma de expresión, el lenguaje empleado o el
significado de las palabras.
- Recibe el nombre de entorno el conjunto de circunstancias extralingüísticas en que se
desarrolla el proceso comunicativo; es decir, el lugar y el momento en que se produce la
comunicación.
2. Las funciones comunicativas del lenguaje.
La comunicación humana siempre se produce con una intención determinada. Según
sean las finalidades se distinguen distintas funciones del lenguaje:
2.1. Función representativa o referencial.
La intención es transmitir información objetiva sobre la realidad, sin valoraciones ni
rasgos expresivos por parte del emisor. Esta función se relaciona con el contexto, pues transmite
información sobre la realidad extralingüística.
Los recursos lingüísticos característicos de esta función son: el uso del modo indicativo
y de oraciones enunciativas, el empleo de un léxico denotativo y de adjetivos sin carga
valorativa, y la entonación neutra.
Son, por ejemplo, mensajes representativos los siguientes: El ser humano es un
mamífero dotado de inteligencia; Dos y dos son cuatro.
2.2. Función expresiva o emotiva.
El hablante manifiesta su estado de ánimo, sus sentimientos. Esta función se relaciona,
por tanto, con el emisor. Ejemplos de mensajes expresivos son: ¡Estupendo!; Lo siento de veras.
Los rasgos lingüísticos que caracterizan la función expresiva son:
• La presencia de oraciones exclamativas e interrogativas: ¡Bravo!; ¿Para mí?
• El uso de palabras con carga afectiva, de prefijos intensificadores y de interjecciones: ¡Está
cerquita!; ¡Resulta superentretenido!; ¡Bah!
• La utilización de adjetivos valorativos y de palabras que aumentan la expresividad: Es
fantástico; Me encanta; Odio esa comida.
• El empleo de locuciones y frases hechas: Mogollón de gente; Es tonto de remate.
• El uso redundante de pronombres personales que refuerzan la presencia del yo emisor: ¡Yo no
me creo nada!
2.3. Función fática o de contacto.
Por medio de esta función se comprueba que la comunicación entre emisor y receptor
está abierta; es decir, son mensajes que indican el inicio, la continuidad o el final de un acto
comunicativo. Esta función está relacionada con el canal. Son ejemplos de esta función estos
mensajes: ¿Dígame?; Sí, sí, claro; Vale, adiós.
Los recursos habituales de la función fática son:
• El uso de muletillas: ¿De acuerdo?; ¿Vale?
• El empleo de frases hechas y fórmulas específicas en el establecimiento de relaciones: ¿Sí?;
Hasta la vista.
2.4. Función apelativa o conativa.
La función apelativa aparece en los mensajes cuya intención es dirigir o atraer la
atención del oyente y provocar en él una reacción. Esta función se relaciona con el receptor. Son
mensajes apelativos los siguientes: ¿Puede repetir la pregunta?; ¡Venga a vernos a nuestras
tiendas de moda!
Entre los recursos lingüísticos propios de esta función destacan estos:
• El uso de verbos en modo imperativo o expresiones con valor de orden o ruego: ¡Cállate!;
¡Que vengas aquí!
• El empleo de vocativos: Camarero, por favor.
• La presencia de oraciones exclamativas e interrogativas: ¡Estate quieto!; ¿Quieres venir de
una vez?
• La utilización de formas pronominales que marcan la presencia del tú receptor, y de
diminutivos: ¡Tú te estás calladito!
2.5. Función metalingüística.
Esta función se presenta en los mensajes en que se emplea la lengua para hablar sobre la
propia lengua. Por tanto, se relaciona directamente con el código. Ejemplo de esta función es el
siguiente enunciado: Subir es un sinónimo de ascender.
Se caracteriza por emplear mensajes enunciativos y objetivos, y términos específicos de
la lengua: El sustantivo niños posee morfemas de género y número.
2.6. Función poética o estética.
Esta función se emplea en los mensajes cuya intención es llamar la atención sobre la
manera en que está usado el lenguaje. La función poética o estética se relaciona con la forma del
mensaje. Por ejemplo: En abril, aguas mil.
Se busca la belleza por medio de artificios y recursos que causen extrañeza al receptor.
Por ello son característicos los recursos rítmicos (la rima, por ejemplo) y las figuras retóricas:
Año de nieves, año de bienes; Nuestras vidas son los ríos / que van a dar en la mar, / que es el
morir.
Práctica.
Actividades página 7
1. ¿Sabrías explicar en qué consiste la comunicación?
2. Recuerda cuáles son los elementos que intervienen en los procesos de comunicación.
5. ¿Con qué intención dices Dígame cuando descuelgas el teléfono?
6. ¿Cuál crees que es la función de los emoticonos en los mensajes de teléfonos móviles y en los
correos electrónicos?
Actividades de la página 12.
1. Señala cuatro ejemplos de actos de comunicación habituales que permitan establecer
relaciones sociales.
2. Indica los elementos que podrían intervenir en los siguientes actos de comunicación:
• Una novela.
• Una luz intermitente de color naranja.
• El sonido producido por una sirena.
• Un telediario.
4. Describe el canal por el que se transmiten los siguientes mensajes:
• La velocidad a la que circula un vehículo.
• El rendimiento académico tras una evaluación.
• La urgencia de una ambulancia que traslada a un enfermo.
• La satisfacción del público al finalizar un espectáculo.
• El final de una carrera de automóviles.
• Un correo electrónico.
Actividades de las páginas 16 y 17.
1. Indica qué funciones del lenguaje predominan en los siguientes mensajes verbales:
• ¡Fantástico!
• Abre la puerta, por favor.
• ¡Gol!
• No tengo hambre.
• Claro, claro.
• Yo es un pronombre.
• Buenas tardes.
• La palabra gato tiene varios significados.
• El hombre es un lobo para el hombre.
• La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido.
• Antes de entrar, dejen salir.
• Tres tristes tigres comían trigo en un trigal.
2. Di si en los siguientes mensajes no verbales predomina la función representativa, expresiva o
la apelativa:
• El dibujo de la figura de un hombre o una mujer en la puerta de un cuarto de baño.
• Un apretón de manos.
• Un guiño de un padre a su hijo.
• Un dedo índice ante los labios que significa silencio.
• Una señal de tráfico que indica prohibido el paso.
• Un niño tapándose con dos dedos la nariz.
• Una alianza en el dedo.
3. Indica qué función del lenguaje predomina en cada uno de los siguientes actos comunicativos
verbales:
• Un debate.
• Un poema.
• Una canción coreada por los aficionados de un equipo de fútbol.
• Un texto sobre sintaxis.
• Un prospecto de un fármaco.
4. Lee los siguientes textos y responde a las preguntas que se formulan a continuación:
Sí... sí... ya... una punta... ahora mismo... Quico... grande más bien... no, roñosa no... un
descuido... ya... sí, sí... dice que le pincha... Estoy aterrada, Emilio... no, no, él no sabe nada...
¿ahora?... dos minutos... Gracias, Emilio... sí, sí... ya... ahora mismo... bueno... bueno...
gracias, Emilio.
MIGUEL DELIBES: El príncipe destronado.
R.- ¡Vaya unas horas de llegar anoche tu maridito!
C.- ¿y qué mal hay en ello?
M.-Y tú, Rosa, estabas a esas horas despierta...
R.-Me despertó su llegada...
M.- ¿Sí, eh?
C.-Pues apenas a mí si me despertó…
R.- ¡Vaya una calma!
M.-Aquí Caridad duerme confiada y hace bien.
R.- ¿Hace bien...? ¿Hace bien...? No lo comprendo.
M.-Pues yo sí. Pero tú parece que te complaces en eso, que es un juego muy peligroso y muy
feo...
C.- ¡Por Dios, Manuela!
R.-Déjale, déjale a la tía...
M.-Con el acento que ahora le pones, la tía aquí eres ahora tú...
R.- ¿Yo? ¿Yo la tía?
M.-Sí, sí, tú, Rosa.
MIGUEL DE UNAMUNO: La tía Tula.
a) ¿Qué situación comunicativa se presenta en el primer texto? ¿Qué función del lenguaje
predomina? ¿Podemos saber lo que dice el interlocutor en algunos casos? ¿Qué función del
lenguaje predominará en las intervenciones de Emilio?
b) ¿Qué funciones del lenguaje podemos encontrar en el segundo texto? ¿Cuál es la
predominante? Señala las características lingüísticas de cada una de las funciones del lenguaje
que encuentres en los dos textos.
Lengua oral y lengua escrita.
Durante mucho tiempo, la lengua escrita se ha considerado un código sustitutivo de la lengua oral; sin
embargo, hoy está bastante extendida la idea de que la práctica de la escritura no es una transcripción de
la lengua oral, sino que lengua oral y lengua escrita son dos variantes de una misma lengua.
1. Lengua oral.
La lengua oral constituye la variante más natural de la comunicación humana y ocupa el primer lugar
en el proceso de adquisición del lenguaje. Por medio de la interacción social y de la imitación, el niño
desarrolla el código oral, que es la base del aprendizaje de la escritura.
Las características de la lengua oral aproximan esta forma de comunicación a la variante coloquial de
la lengua, hasta el punto de que es común la identificación entre lengua oral y lengua coloquial. Sin
embargo, no todos los mensajes orales corresponden a la lengua coloquial: una conferencia o un discurso
político exigen un estilo formal y el uso de un registro culto.
Características de la lengua oral.
La lengua oral se caracteriza por su carácter vocálico-auditivo, y de ello se desprenden rasgos
peculiares:
- Situación comunicativa. El intercambio oral se desarrolla en presencia del emisor y del receptor, que
normalmente comparten un espacio y un tiempo. Esta situación determina la gran importancia de los
elementos extralingüísticos y de los códigos no verbales en la transmisión de mensajes orales; por
ejemplo, determinados alargamientos silábicos, un gesto negativo o un guiño pueden anular la literalidad
de un mensaje, haciendo que se entienda lo contrario de lo que las palabras transmiten.
- Momentaneidad. Los mensajes orales son momentáneos -duran lo que se tarda en decirlos-,
perecederos y espontáneos: la información se selecciona según las necesidades de los interlocutores. La
revisión de estos mensajes (rectificaciones, explicaciones, etc.) es posterior a su emisión.
- Escasa planificación. En el intercambio oral, los mensajes se construyen con escasa planificación
previa a su emisión; de esta característica derivan numerosos rasgos propios de los enunciados orales: la
apelación constante al receptor, las intervenciones incompletas o completadas por el interlocutor, o el
abundante empleo de preguntas, muletillas e interjecciones.
El diálogo.
El diálogo es la forma de expresión característica de la lengua oral. Se trata de un proceso
comunicativo que exige la presencia de dos o más interlocutores e implica la interacción de signos
verbales y no verbales. La conversación es la forma más espontánea del diálogo y constituye la
actividad comunicativa básica en las relaciones personales y sociales.
Reglas conversacionales.
La conversación está regulada por normas que los interlocutores aceptan tácitamente para lograr la
eficacia comunicativa; éstas se refieren tanto a la transmisión de la información como a las relaciones
entre los interlocutores.
a) Cooperación.
Los participantes en el diálogo desarrollan una actividad complementaria: al ser un discurso
segmentado en sucesivas intervenciones, el sentido creado debe ser común para los interlocutores. Para
asegurar el éxito comunicativo, los participantes deben realizar un esfuerzo de cooperación que se basa
en las siguientes máximas:
- Transmitir sólo la información necesaria.
- No transmitir información falsa, o no probada suficientemente.
- Señalar sólo la información relevante, relacionada con lo que se habla.
- Ofrecer la información de manera clara, breve y ordenada.
Estas máximas se suelen reconocer negativamente. Supongamos que entre dos interlocutores
desconocidos se desarrolla el siguiente diálogo:
- Por favor, ¿podría indicarme dónde está la oficina de Correos?
- Cerca de mi casa, suelo llegar en cinco minutos.
El primer interlocutor no recibe la información que ha requerido, lo cual no significa que el otro
mienta; simplemente, su información no es relevante.
b) Cortesía.
Además de una actividad comunicativa, la conversación es una actividad social, regulada por una
serie de normas que afectan a los participantes. Se observan claramente en las fórmulas destinadas a
romper el silencio: expresiones de saludo o preguntas que tienden a mostrar el interés por el interlocutor:
¿Qué tal sus hijos?; ¿Ha mejorado su madre? También se evidencian en el uso de ciertos signos de los
códigos no verbales: reír, carraspear, estrechar la mano, palmear la espalda, acercarse al interlocutor para
mostrar confianza...
Cortesía y actos comunicativos.
La cortesía está relacionada con el tipo de acto comunicativo.
- Actos que apoyan la cortesía: saludar, invitar, felicitar, agradecer.
- Actos indiferentes a la cortesía: informar, anunciar, afirmar.
- Actos que exigen un cuidadoso uso de la cortesía: pedir, preguntar, mandar...
- Actos descorteses: regañar, insultar, maldecir, amenazar.
Cortesía y cooperación pueden entrar en conflicto. En una situación de peligro, la expresión
¡Cuidado!, aunque no sea cortés, es eficaz en la comunicación.
2. Diferencias entre lengua oral y escrita.
Las diferencias entre ambas modalidades lingüísticas se producen en distintos niveles:
- Marcas de oralidad. Las marcas acentuales y entonativas, abundantes en la lengua oral, no se
transmiten con exactitud en la escritura; sólo es posible aproximarse a ellas con el uso de signos de
interrogación y de admiración y, en algunos casos, por medios tipográficos (subrayados, cursivas,
mayúsculas, negritas).
- Situación de producción. Mientras en la lengua oral se intercambian los mensajes entre los hablantes
(con interrupciones, solapamientos, regulación del turno de palabra), esta situación queda excluida de los
textos escritos.
- Redundancia. El mensaje oral, a causa de los ruidos del canal, de las posibles distracciones del
receptor y de su débil memoria, es mucho más redundante que el mensaje escrito. Éste cuenta, además,
con signos ortográficos y tipográficos (paréntesis, comillas, subrayados, cursivas) que en la oralidad
requieren de una explicación.
- Sintaxis. Por la improvisación, la lengua oral ofrece, en muchos casos, una sintaxis dislocada. Este
problema no se presenta en la escritura, donde siempre puede reemplazarse una frase por otra; mientras
que la escritura se corrige hacia atrás (volvemos a lo ya escrito), sólo se puede corregir el discurso
hablado hacia delante (con nuevas palabras rectificamos lo ya dicho antes).
- Planificación. Las estructuras empleadas en la lengua escrita resultan más prolijas y sistemáticas que
en la lengua oral.
Tipos de textos escritos.
Atendiendo a la función del lenguaje predominante, podemos realizar la siguiente clasificación de los
textos escritos:
Función predominante
Tipo de texto
Formas textuales
Función expresiva
(Emisor)
Textos expresivos
Cartas personales
Artículos de opinión
Memorias
Diarios personales
Confesiones
Función referencial
(Referente)
Textos informativos
Científicos
Humanísticos
Noticias periodísticas
Cartas no personales
Función apelativa
(Receptor)
Función metalingüística
(Código)
Función poética
(Mensaje)
Textos apelativos
Textos metalingüísticos
Textos literarios
Jurídicos
Publicitarios
Carteles
Diccionarios
Gramáticas
Líricos (función expresiva)
Narrativos (función referencias)
Dramáticos (función apelativa)
En cada una de las formas textuales citadas, además de la función predominante que hemos señalado
para la clasificación, intervienen otras funciones del lenguaje.
El ensayo configura una forma textual en la que participan por igual la función referencial y la
expresiva.
Práctica sobre la comunicación oral.
1 INFORMANTE A.- Pero ¿qué te iba a decir?
2 INFORMANTE B.- Nada; esta maña...
3 INFORMANTE A.- Me parece que llevas un bolígrafo que se va a salir la tinta; esta mañana has
estado estudiando eso.
4 INFORMANTE B.- ¡Qué va! He sacado los libros nada más.
5 INFORMANTE A.- Pues yo,... me han comprado...
6 INFORMANTE B.- ¿Y te has dejado vender?
7 INFORMANTE A.-... V... Me han comprado es que no he acabado de decirlo el Adrados.
8 INFORMANTE A.- ¿Adrados?
9 INFORMANTE B.- Sí, el de... el de la grama... el de la lingüística estructural, y le he hojeado un
poquitín, pero me parece... aquí está al alcance, pero, pero me parece que es más difícil de lo que
parece a simple vista. Son dos tomos de mucho cuidado.
Antonio Quilis. El comentario fonológico y fonético de textos.
1. El texto es la transcripción de una conversación real entre dos estudiantes ¿Por qué crees que se
recurre tantas veces a los puntos suspensivos?
2. ¿Con qué parte del enunciado del hablante A en 3 se completa el mensaje de B en 2? ¿Qué error
gramatical comete A en esa intervención?
3. ¿En qué consiste el chiste formulado por B en 6? ¿Con qué recurso juega para lograr el efecto
humorístico?
4. En la intervención 7 de A, la V representa una vocalización del tipo Mmm... ¿Qué otros elementos no
lingüísticos podrían acompañar este diálogo?
5. Reconstruye el sentido del texto teniendo en cuenta la situación en que podría desarrollarse esta
conversación.
Práctica sobre la comunicación escrita.
En el octavo libro de la Odisea se lee que los dioses tejen desdichas para que a las futuras generaciones
no les falte algo que contar; la declaración de Mallarmé: «El mundo existe para llegar a un libro»,
parece repetir, unos treinta siglos después, el mismo concepto de una justificación estética de los males.
Las dos teologías, sin embargo, no coinciden íntegramente; la del griego corresponde a la época de la
palabra oral, y la del francés, a una época de la palabra escrita. En una se habla de contar y en otra de
libros. Un libro, cualquier libro, es para nosotros un objeto sagrado: ya Cervantes, que tal vez no
escuchaba todo lo que decía la gente, leía hasta “los Papeles rotos de las calles”. El fuego, en una de
las comedias de Bernard Shaw, amenaza la biblioteca de Alejandría; alguien exclama que arderá la
memoria de la humanidad, y César le dice: «Déjala arder. Es una memoria de infamias». El César
histórico aprobaría o condenaría el dictamen que el autor le atribuye, pero no lo juzgaría, como
nosotros, una broma sacrílega. La razón es clara: para los antiguos la palabra escrita no era otra cosa
que un sucedáneo de la palabra oral.
Jorge Luis Borges «Del culto de los libros», en Otras inquisiciones.
1. Explica el contenido de este fragmento de Borges, ¿Sobre qué variante de la lengua incide?
2. Señala diferencias entre la lengua oral y la lengua escrita.
3. ¿Qué fuentes cita Jorge Luis Borges? ¿De qué modo se presentan en el texto?
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