Hemos creado un monstruo Actualmente en México hay un total de 5,355 empresas certificadas en ISO 9000, cifra muy baja considerando que existen en la actualidad un total de 826,957 empresas según algunas estadísticas. Aunque México es uno de los países líderes en Latinoamérica en empresas certificadas, la triste realidad es que existen muchas empresas que se resisten como “gato patas arriba” acerca del asunto espinoso de la certificación. Pero nos hemos preguntado el porqué de esta resistencia o lo qué es peor, porqué quien ya se encuentran certificados tampoco están convencidos de los beneficios de la certificación. En mi experiencia en muchas organizaciones certificadas el problema consiste desde el diseño de su Sistema de Gestión de la Calidad, donde el personal manifiesta que terminando su trabajo, aún le resta hacer lo del “ISO” como si este no fuera parte de su trabajo, o si fuera una actividad adicional y distinta a sus actividades productivas. Muchas organizaciones caen en una “documentitis”, es decir caen en el exceso de documentación, tienen procedimientos hasta para la más mínima actividad, generan registros hasta de a qué hora vuela la mosca y no se sientan a analizar cuál es el beneficio de documentar todo lo que se hace en la empresa. Otro error común es no capacitar ni involucrar adecuadamente al personal, ya que si a una persona se le pide que además de hacer su trabajo tiene que llenar una cantidad adicional de registros, es altamente probable que esté abiertamente en desacuerdo y busque evadir dicha responsabilidad a toda costa o simplemente lo vaya postergando para cuando se necesite el registro, ya que no conoce la relevancia de este trabajo a realizar. Otro problema que también considero muy grave es acerca de las recomendaciones que algunos auditores externos se atreven a formular, aún sin el conocimiento profundo de la organización, que sugieren soluciones a título personal y que los auditados con tal de complacer al auditor lo implementan, siendo quizá una solución que no resuelve los problemas de la organización. Y finalmente, una práctica que ocurre y que termina de arruinar los propósitos del Sistema de Gestión consiste en que un mes o quince días antes de la auditoría de vigilancia, toda la organización se vuelca en llenar todos los registros, realizar las auditorías y las revisiones pendientes y entonces ¿Dónde queda el carácter preventivo del Sistema? ¿Dónde queda el tiempo de análisis de resultados para establecer acciones correctivas o preventivas? Y es precisamente así donde el Sistema de Gestión de vuelve un “Frankestein” disfuncional y monstruoso Una de las grandes novedades en la versión 2000 de la Norma fue, entre otras, que se hacía obligatorio el establecer mecanismos de mejora, pero en la actualidad mucho de esto se concreta únicamente a revisión y corrección de documentación o acciones aisladas de mejora sin impactar directamente a la organización o a sus procesos. ¿Pero por qué sucede esto?, ¿será que realmente una certificación de un Sistema de Gestión no sea lo adecuado para nosotros? Pues muchas de estas fallas se deben principalmente a la falta de capacitación o experiencia de los encargados de implantar Sistemas de Gestión, que muchas veces se vuelven responsables de dicho Sistema sin contar con la experiencia suficiente y van aprendiendo por el camino utilizando el método de prueba y error. Otras ocasiones nos topamos con pseudo consultores que aprovechándose de las circunstancias y de manera improvisada se atreven a ofrecer servicios de apoyo a una certificación y recurren igualmente a un método de prueba y error o simplemente transcriben Sistemas pre-diseñados que no son adecuados a la organización. Así es que si estás decidido a disfrutar los beneficios reales de un Sistema de Gestión de Calidad con su subsecuente Certificación, no dudes en buscar a expertos con experiencia comprobable, que te brinde el apoyo que necesitas, se comprometa con tu organización y te diseñe el “traje a la medida” que necesita tu organización y logres eficientarla y volverla competitiva con una herramienta tan poderosa que es la certificación.