IGLESIA APARICIONES DE LA VIRGEN CARLOS ALDUNATE, SJ. En muchas partes del mundo hay videntes que hablan de apariciones de la Santísima Virgen. En Chile, en estos últimos tiempos, se mencionan apariciones en Chagres, Villa Alemana, Rancagua. El pueblo cristiano pregunta: ¿Qué pensar de rodo esto? Un libro reciente de Alvaro Barros, Yo soy el Inmaculado Corazón de la Encarnación del Hijo de Dios,* permite al autor hacer algunas reflexiones sobre las apariciones de Villa Alemana. Sus reflexiones no responden a todas las preguntas, pero creemos que aportan una buena orientación para los fenómenos de esta índole. He seguido con interés los acontecimientos de Villa Alemana, y con simpatía por tantos creyentes que buscan allí las bendiciones de María. He participado en algunas romerías al "Cerro de la Virgen" y he recibido testimonios de variadas experiencias. Por amor a María y a la Iglesia, he reflexionado y orado para ver más claro. No se puede escribir sobre este tema con ligereza, sino con mucho respeto, y con mucho amor por las personas que se han interesado seriamente. Esta palabra se usa en sentidos muy diversos. En el sentido más objetivizado, una aparición implicaría traslado espacial, como cuando viene a visitarme un amigo que vive en otra ciudad. Así, la Virgen vendría del cielo al Cerro de Villa Alemana, haciéndose visible al vidente. Ella se desplazaría de una parte a otra del cerro. Luego se alejaría para volver otro día. Un sentido más subjetivo equipara la aparición a una visión imaginativa. El vidente proyecta una imagen interior, una imagen mental. No habría desplazamiento de la Virgen. sino imagen mental de desplazamientos. No habría durante las "apariciones" ninguna rea134 lidad extramental nueva. Si alguna otra persona, fuera del vidente, ve a la Virgen, no habría sino otra proyección mental. En ambas interpretaciones, lo importante es saber si la aparición es "verdadera" o "falsa". La aparición verdadera sería una gracia, una acción de Dios que quiere comunicar un mensaje al mundo a través de María, "vista" de alguna manera por el creyente. La aparición falsa significa un fenómeno que en realidad no es de Dios, sino una mentira, o una ilusión. Ante los acontecimientos de Villa Alemana, se han dado diversas actitudes: la superfii i.iiidad, la curiosidad, la indiferencia, la hostilidad, los piv juicios... No interesan estas actitudes, porque no valoran la realidad, o la posibilidad de estas apariciones. Consideraremos a q u í las tres actitudes de los que se han interesado con seriedad. La aceptación entusiasta Esta actitud parte de todo el bien que han ocasionado las apariciones: ambiente de recogimiento, oración, conversiones. , Estos frutos buenos indicarían un árbol bueno. Los fenómenos extraordinarios {relámpagos, movimientos del sol, signos en las nubes, fotografías inexplicables, etc.) serían milagros, intervenciones divinas, ya que el contexto de los frutos buenos indicaría acción de Dios. En esta suposición no es necesario explicar los teñóme nos. Basta atestiguarlos. Señahuían, como única explicación posible, la realidad de un mensaje sobrenatural, extra ordinario para Chile y pa: mundo. P a r a los entusiastas, las apariciones constituyen uno de los hechos más importantes de su vida. Eslán asistiendo a manifestaciones de María que deben compararse con las de Lourdes, Fátima y oirás. Et alcance de los mensajes no se limita a Chile, sino que están dirigidos al mundo entero. El futuro de la humanidad depende de nuestra generosidad en responder a los mensajes de la Santísima Virgen. Esa respuesta es indispensable para que no se desencadenen sobre el mundo los mas espantosos castigos (ver pág. 192). Desconcertante para los enlusiaslas es la actitud de la Iglesia. Me decían unas mujeres, cuya entrega a Dios conozco bien: "No comprendemos la prohibición del obispo. Nosotras mismas hemos visto a la Santísima Virgen, Fue una gracia extraordinaria", Y me describían sus experiencias. Sin duda, la mayor parte de los que acuden no se plantean un problema. Creen en las apariciones; sienten piedad y bendiciones; vuelven de nuevo, si pueden. Ed. Estrella Solitaria, Chile, 1985, 253 pp. MENSAJE N'.1 Santiago, MAYO 1985 IGLESIA Para los colaboradores del vidente, los malos de la película son las comisiones episcopales, el obispo y también muchos sacerdotes. Hay amargura y quejas: "Los hombres de Iglesia. . . también pueden hacerse los tontos" {p. 94). "Van surgiendo los problemas y las iniciativas para solucionarlos, pero la comisión episcopal no los asume" (p. 96). "El prelado, molesto y cortante..." (p. 98). Hay juicios duros en el "reiterado mensaje a los sacerdotes" (pp, 236 239). Hay increpación: "Llega pronto el Señor Jesús. Su venida viene precedida pur signos. .. ¿Qué opinan sobre estas cosas en nuestra santa Iglesia muchos fieles, sacerdotes y prelados? . . . ¡Insensatos, torpes, necios! Habéis engordado como cerdos y el hacha está puesta a la raíz. Seréis aventados como pavesas por vucslra locura, al poder, pero no querer, discernir los tiempos y menos apreciar así los avisos del buen Dios y la Sania Mamá del Cielo" <P. 242). La reflexión perpleja Incluimos aquí a los que p r o c u r a n comprender los acontecimientos de Villa Alemana desde un punto de vista de sentido común y de sabiduría humana. Quieren ser imparciales y llegar a una conclusión objetiva y raciona]. Desde luego, parece evidente que el obispo no podía aprobar globalmente un proceso que no había terminado aún. Si seguían todavía las apariciones, los mensajes, los hechos imprevisibles, ¿cómo dar una aprobación general? En cambio, las comisiones episcopales que investigaban los hechos podían llegar a una conclusión negativa si detectaban fraude, falsa doctrina, elementos que estarían en contradicción entre sí, cí'eclos claramente nocivos que no pudiesen provenir de una acción de Dios. MENSAJE N9 338. MAYO 19S5 En Lourdes el problema era fácil: pocas apariciones, pocas palabras de María, y todas de un alcance permanente y universal. En cambio aquí, en Villa Alemana, las objeciones son muchas. La Virgen habría ordenado prácticas muy particulares. Que las mujeres no fueran a comulgar vestidas de pantalones (p. 174); ¿se debe aplicar esto a todas las mujeres del mundo, aún en esos países en que los pantalones son desde hace siglos la vestimenta de las mujeres? Que los sacerdotes deban usar sotana, ¿se debe aplicar esta prescripción en los países en que los sacerdotes nunca han usado sotana? Que se ponga en las puertas la figura de un pez, símbolo de Cristo; que esle símbolo tenga tales o cuales colores (pp. 4445); ¿es ésta una práctica prescrita para todo el mundo y para siempre? Una desobediencia a la Virgen en éste y otros puntos, ¿significa una desobediencia a Dios? Hay acontecimientos en Villa Alemana que ciertamente dejan perpleja a cualquiera persona que reflexione. Que el vidente haya corlado con Linas lijeras un mechón de cabellos de la Virgen y otro del Niño Jesús (p. 208); ¿cómo debe interpretarse este hecho si el Niño Jesús creció y se hizo hombre? San Pablo escribe: "Hay cuerpo de materia animada y hay cuerpo espiritualizado. Se siembra materia animada, resucita un cuerpo espiritualizado" (1 Co, 15, 44). ¿Qué significaría una reliquia material de un cuerpo que está espiritualizado? Acerca del zapatito del Niño que anunció María {p. 225) podríamos preguntar: ¿Se trata de un zapato que usó Jesús en su vida de Nazareth? ¿Desapareció de allá para venir acá? Preguntas semejantes podrían extenderse a las hostias con que comulga el vidente: ¿Desaparecieron de algún altar? El cristiano serio y perplejo se hace estas preguntas no en son de burla, sino sinceramente, preguntándose qué grado de creencia se exigiría de él si fuesen auténticas las apariciones de la Virgen. ¿Hasta qué punto estaría obligado a estirar su credulidad para aceptar otras revelaciones futuras? Podría contestársele que las apariciones se adaptan al lenguaje del vidente. Habría que aceptar el contenido esencial, separándolo de la forma popular con que este contenido está revestido. Pero entonces surgen otras preguntas: ¿Quién es la perso na autorizada para separar el contenido esencial de todo lo que es ropaje popular? ¿El obispo? Y llegamos a los hechos que no tienen en sí mismos un contenido relacionado con las verdades de nuestra fe, pero que tienen carácter de extraordinarios: el sol que gira, las fotografías inexplicables, la fuerza del vidente, sus movimientos notables Se puede hablar de parasicología, de sugestión colectiva, pero no se encuentran explicaciones racionales para todos estos fenómenos. ¿Habrá que recurrir a explicaciones sobrenaturales, divinas o demoníacas? ¿Debe Dios limitarse a lo que podemos comprender? ¿No pudra hacer milagros en apoyo de lo que nos parece irrazonable? Volvemos a Lourdes: ¡Qué claro y sencillo fue el mensaje de Lourdes; qué concordante con la revelación divina! Aquí en Villa Alemana, ¡qué con fuso es todo; qué difícil de creer! En fe, la no aceptación Así podríamos describir la actitud de los que han llegado a una posición negativa a través de un discernimiento sobrenatural. Son muchos los que rechazan las apariciones con un impulso apasionado, sin suficiente fundamentación. Hay 135 IGLESIA muchos que se guían por el sentido común y la sabiduría humana. Pero, ante esta clase do fenómenos, no basta una apreciación racional. Aquí nos encontramos con cosas presuntamente espirituales —y de lo espiritual no puede juzgar sino el hombre que se coloca en un plano espiritual (ver 1 Co, 2. 14-15)—. Es necesario, pues, entrar por el camino del discernimiento, que es pasar del plano de ra zonamiento al plano de la percepción espiritual. Estos fenómenos de Villa Alemana, ¿proceden de buenos espíritus (de Dios, en último término) o de malos espíritus? Hay personas que tienen una larga experiencia del don de discernimiento. Piden luces al Señor y se guían por estas inspiraciones. Conozco a algunas de estas personas y han sentido que en Villa Alemana actúan "falsos profetas", es decir, guías que conducen por caminos errados. Otra modalidad de discernimiento, la más segura, es la de la sabiduría cristiana fundada en la fe. Cristo dejó a responsables de su Iglesia: son los obispos, "pastores de la Iglesia, de modo que quien los escucha, escucha a Cristo, y quien los desprecia, desprecia a Cristo y a quien le envió" (ver Vat. II, L.G. n. 20; Le 10, 11). El mismo Espíritu Santo, cuya plenitud tiene Cristo, es comunicado por Cristo a la Iglesia, su esposa, de tal manera que ser guiado por la Iglesia es ser guiado por Dios mismo. De allí que "debemos siempre tener que lo blanco que yo veo, es en realidad negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina" (ver San Ignacio: Ej. Esp. n. 365). Así el cristiano conscientemente fiel a la voz de su Pastor, pone su confianza en Cristo. Mira más arriba que la persona del Pastor, con sus cualidades y limitaciones, más arriba que las comisiones episcopales, más arriba que las razones que hayan deter.136 minado al Pastor. El creyente recuerda las advertencias de Jesús: "Se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si Fuere posible, aun a los escogidos" (Mt 24. 24). Jesucristo "quiso que... los obispos fuesen los pastores en su Iglesia hasta la consumación de los siglos... como maestros de doctrina, sacerdotes del culto sagrado y ministros de gobierno" (Vat. II, L.G. n. 18 y 20). Por esto el creyente no yerra cuando, fundado en la le, es dócil a las directivas de su obispo. El pueblo cristiano discierne los caminos de Dios cuando sigue esas directivas. De esta manera son muchos los creyentes que, en fe, subiendo a un plano superior a los razonamientos, no han aceptado las apariciones de Villa Alemana. Han aprendido también que nuestra fe no puede ni debe fundarse en hechos prodigiosos. La fe no es un entusiasmo, ni una conclusión racional, sino una acción de Dios en nosotros. Para hacernos receptivos de esa acción es necesaria la unión humilde con la Iglesia: "Cristo, el único Mediador, instituyó y mantiene en la tierra a su Iglesia Santa... como un todo visible, comunicando mediante ella la verdad y la gracia a todos" (Vat. II, L.G. n. 8). ¿Obispo infalible? 1 lay casos en que el obispo, en unión con sus colegas y con el Romano Pontífice, goza de la gracia de Dios que impide el error. Pero aquí no estamos en ese caso. Un obispo puede equivocarse cuando da su fallo sobre la autenticidad o inautenticidad de "revelaciones privadas", como son las de Villa Alemana. Al Pastor le toca informarse, orar, discernir, dar una directiva al pueblo cristiano, pero pueden surgir nuevos datos o nuevas luces que le harán cambiar de parecer y rectificar lo que había declarado. Pero no se equivoca el pueblo cristiano al seguir las dii vil ¡vas del obispo, aún las "equivocadas". Podrían adaptarse aquí las palabras de San Pablo: "Todo contribuye al bien de los que buscan a Dios" por el camino señalado por el obispo (ver Rm, 8, 28). La unidad del Cuerpo de Cristo exige esta obediencia, y por falta de esta obediencia lamentamos tantas divisiones y subdivisiones en la Iglesia de Dios. Hay un grupo de personas que hemos llamado "colaboradores del vidente". Han estado junto a él; levantaron la reja y la capilla; han recogido y publicado los mensajes; han escrilo cartas al obispo insistiendo que se examinen todas las informaciones que ellos han reunido. Los colaboradores h a c e n bien cuando insisten con lodo respeto en su nuevo trámite, siempre que éste pueda tener alguna utilidad. Si un subdito religioso está persuadido de que su Superior no está suficientemente informado como para acertar en una decisión, debe el subdito ayudar a que el Superior pueda acertar. Insiste, informando mejor. Pero también hay un límite en las insistencias, porque no se trata de hacer triunfar el propio parecer y la propia voluntad, sino de llegar todos a acertaren la voluntad de Dios. Cuando el Superior o el obispo, suficientemente informado, mantiene su posición, los subditos ya no deben insistii más. El Espíritu Santo guía a la Iglesia a través de acierto; y de desaciertos. Aún las personas más convencidas del error de su obispo deben en último término, seguir las directivas de éste (suponiendo que no sean evidente pecado). "El justo vivirá por la fe" (Rm. 1. 17). La fe en Dios y en su Providencia es camino de salvación, por encima de revelaciones particulares por ad mirables que sean. • MENSAJE K9 3M. MAYO 19S'