SAN BERNARDO DE CLARAVAL1 Autores: Herbert González Zymla y Paula Espinosa de los Reyes Sordo. Palabras Clave: Abad, Císter, Claraval, Premio Lácteo, Doctor Melifluo, Padres del monacato. Síntesis del tema: San Bernardo de Claraval, Bernardus Claravallensis, es un santo de origen francés perteneciente a la orden de Císter, cuya festividad se celebraba, en los calendarios anteriores al concilio Vaticano II, todos los 20 de Junio y desde 1972, se festeja cada 20 de Agosto. Es considerado el patrón protector de la orden, que a partir del siglo XVI toma el nombre de monjes Bernardos, ya que a él se debe la plenitud espiritual y normativa cisterciense y el impulso definitivo para su expansión por Francia y por el resto de Europa. Conocido también como el Doctor Mellifluo por su capacidad como orador, poeta y teólogo, San Bernardo fue, en el ámbito religioso, una de las personalidades más destacadas de su época; tanto es así, que, formando pareja con San Benito de Nursia, son considerados los Padres del monacato occidental. El hecho de que San Bernardo fuera un monje y abad cisterciense, no circunscribe de forma exclusiva su devoción a los monasterios y granjas cistercienses, sino que también podemos encontrarla vinculada a otras órdenes, como a los Templarios2, a quienes redactó la regla que les regía, a los cartujos, por su buena relación con San Bruno y, en el caso concreto de la Península Ibérica, a la orden militar de los caballeros de Montesa3. Así mismo, su rigor en la defensa de los dogmas de Fe y, particularmente del Dogma de la Santísima Trinidad, así como sus escritos sobre la Virgen María, garantizaron la presencia de su iconografía en toda clase de iglesias, parroquias, ermitas... Selección de obras: Detalle del Sepulcro Real de Santes Creus de Pedro III el Grande. Bartolomé Gerona, Monasterio de Santes Creus. 1 Esta entrada es una versión resumida del texto final, que está en proceso de revisión de cara a la publicación en una revista académica. 2 El monje cisterciense fue uno de los principales defensores de la orden del Temple. Escribió un pequeño tratado laudatorio sobre los caballeros templarios que supuso su impulso definitivo y su total aceptación en la cristiandad como protectores de los caminos de peregrinación. Veía en ellos el perfecto ejemplo de los Soldados de Cristo, la unión del soldado y el monje que luchan a la vez contra los enemigos de Cristo y contra las fuerzas del mal. Los caballeros del temple estuvieron vinculados desde sus inicios al espíritu benedictino-cisterciense, se atuvieron a la regla de San Benito y su estilo de vida se acomodó al monástico, todo ello sin dejar su dedicación a la guerra, siempre desde un punto de vista religioso. Su dedicación prioritaria fue la defensa del peregrino y de los Santos Lugares de Jerusalén y Belén. Hay por lo tanto una clara relación entre el Temple y el abad cisterciense que justifica la presencia de su iconografía en las capillas de la orden. CLARAVAL, San Bernardo de: vol. II, Madrid, 1999, p. 853-881. 3 La Orden de Nuestra Señora de Santa María de Montesa nació el 10 de junio de 1317 gracias a una bula del papa Juan XXII, concedida a petición del rey Jaime II de Aragón. Tras la extinción de la Orden del Temple todas sus posesiones se entregaron a la Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén, a excepción de los bienes templarios que se encontraban en los reinos de Valencia, Aragón y Mallorca. Jaime II, preocupado por la necesidad de evitar un posible conflicto internacional derivado del incumplimiento de la disolución del Temple, decidió fundar una nueva Orden Militar en el reino de Valencia dotada con las posesiones que anteriormente habían sido templarias. La razón por la cual esta orden aparece vinculada a San Bernardo es porque se fundó bajo la regla benedictina interpretada por Císter, por tanto también son patronos de la orden los santos Benito y Bernardo. PUENTES ZARAGOZA, Santiago: 1990, p. 11-15. Retablo de San Bernardo. Anónimo, Museo de Mallorca. Hacia 1300. Detalle aparición de la Virgen a San Bernardo. Giovanni da Milano, Museo Cívico, Italia. 1353-1363. Retablo de San Bartolomé y San Bernardo. Pere Serra, Monasterio de Santo Domingo de Manresa. 1395. San Bernardo enseñando. Libro de Horas de Etienne Chevalier, obra de Jean Fouquet, Museo Condé, Chantilly. 1452-1456. Detalle de San Bernardo. Vidriera, Museo de Cluny, Francia. Siglo XV. San Bernardo predicando la segunda cruzada de Vezelay en presencia de Luis VII. Sébastien Mamerot, Les Passages d’Outremer. Biblioteca Nacional de París. 1474. Visión de San Bernardo. Petrus Christus, Univerisdad de Lieja. 14 Aparición de la Virgen a San Bernardo. Fra Filippo Lippi, iglesia de Badia, Florencia. 1486. San Bernardo pisando al diablo. Marcello Venusti, Museos Vaticanos. Siglo XVI. Cristo abrazando a San Bernardo. Franciso Ribalta, Museo del Prado. Hacia 1626. Bibliografía: BARTHELET, Phillippe: San Bernardo, Madrid, 2001, p. 5-9 y 31-45. BERNARDO GUTIÉRREZ: Vita et miracula Dominus Bernardi Claravalen abba opera et industria congregationis regularis observantiae eiusdem hispaniarum ad alendam pietatem universi ordinis cisterciensis aeneis formis expresas pars prior cum privilegio et superiore permissu. Roma, 1587. CANTERA MONTENEGRO, Santiago: San Bernardo o el Medievo en su plenitud, Madrid, 2001, p. 15-18 y 23-25. 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