Hidrocefalia: signos y síntomas oculares a propósito de un caso

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Artículo científico
Hidrocefalia: signos y síntomas
oculares a propósito de un caso clínico
Paloma Luque Morillo - O.C. nº 11.291 - Nuria Garzón Jiménez - O.C. nº 10.332 Arántzazu Martínez Amat - O.C. nº 12.000 - Esther López Artero
Varón de 28 años que acude a consulta tras haber estado diagnosticado y tratado de un episodio de
aumento de la presión intracraneal
Se le diagnostica hidrocefalia plausiblemente secundaria a encefalitis de carácter viral, ya que el TAC
descarta la existencia de tumores y hemorragias cerebrales, no habiendo existido tampoco traumatismo
alguno.
Una vez resuelto se le realiza examen ocular completo, encontrándose elevación de la papila en ambos
ojos (papiledema), así como afectación de campo visual bilateral.
PALABRAS CLAVE
Hidrocefalia, papiledema, presión
intracraneal, OCT (tomografía de
coherencia óptica).
INTRODUCCIÓN
La hidrocefalia es la acumulación
excesiva de líquido cefalorraquídeo (LCR) en el cerebro. Este
líquido circula pasando de los
ventrículos hacia el espacio entre
estos y las capas que los rodean y
desde ahí es "eliminado" hacia la
sangre. Su acumulación excesiva
provoca una dilatación cerebral
anormal, que conlleva un aumento
de presión, potencialmente perjudicial para los tejidos cerebrales.
Esta patología puede ser congénita o adquirida. La hidrocefalia
congénita se halla presente al nacer y puede ser ocasionada por
influencias ambientales durante
el desarrollo del feto o por predisposición genética. La hidrocefalia
adquirida puede afectar a personas de todas las edades y estar
provocada por una lesión o una
enfermedad como, por ejemplo,
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presencia de tumores o hemorragias.
Los síntomas dependen de la
edad, la progresión de la enfermedad, la zona afectada y las diferencias individuales en la tolerancia del líquido cerebroespinal. En
la infancia, el signo más evidente
de la hidrocefalia es el rápido aumento de la circunferencia de la
cabeza, adquiriendo esta un tamaño extraordinariamente grande.
Otros síntomas pueden ser vómitos, sueño, irritabilidad y convulsiones. En los adultos o niños mayores, como el cráneo no se puede expandir, los síntomas pueden
ser dolores de cabeza seguidos
de vómito, náuseas, problemas de
equilibrio, coordinación deficiente,
trastorno en el estilo de caminar,
incontinencia urinaria, reducción
o pérdida de desarrollo, letargo,
somnolencia, irritabilidad u otros
cambios en la personalidad o el
conocimiento, incluida la pérdida
de la memoria.
A nivel ocular, los síntomas y signos que se pueden presentar son
papiledema, visión borrosa, diplopia, desvío hacia abajo de los
ojos o alteración del campo visual.
Además, los ojos pueden parecer
"hundidos" y la esclera puede aparecer por encima del iris, dándole
a estos una apariencia de "puesta de sol". Los reflejos pupilares
pueden ser anormales y presentar
el paciente una alta fotofobia.
CASO CLÍNICO
Varón de 28 años que acude al servicio de urgencias por sufrir fuerte
cefalea, acompañada de náuseas,
vómitos, diplopia, visión borrosa y
pérdida de campo visual.
Tras realizarle una punción lumbar
para bajar la presión intracraneal
(PIC), se le coloca una válvula de
derivación lumboperitoneal, con
lo que se resuelve el episodio.
Sin antecedentes familiares de relevancia ni alergias conocidas. En
la actualidad refiere pérdida de visión periférica en ambos ojos.
Como antecedentes oftalmológicos, cabría destacar una terapia
de oclusiones en la infancia y porte de gafas.
Gaceta Optica
La exploración optométrica presentaba la siguiente refracción:
OD: -0.75 cil a 145º AV: 1.0
OI: -0.75 esf -0.50 cil a 15º
AV: 1.0
Los reflejos pupilares fueron normales, no encontrándose defecto pupilar aferente, ni eferente relativo. El
test de Amsler fue negativo en ambos
ojos y el Cover-Uncover mostró una
microendotropía de 1º en el OD.
Biomicroscopía de polo anterior sin
alteraciones.
La tonometría medida con tonómetro
de aire dio 18 mm Hg en ambos ojos.
La confrontación de campo visual
central fue normal mientras que en la
periferia se observó un defecto temporal en OD y nasal en OI, por lo que
se decide hacer campimetría computerizada, con campímetro Octopus,
mediante estrategia G1X Top.
Comparando los campos visuales AO
se observa una hemianopsia homónima derecha con predominio inferior,
lo que podría situar el daño en el lóbulo parietal o temporal. Sin embargo, el respeto del área macular en los
dos ojos localiza la lesión en el lóbulo
occipital. El respeto macular tiene un
valor localizador extraordinario, y tan
sólo podría producir confusión de
forma excepcional con lesiones incipientes de la cintilla inicial, aunque en
este caso el respeto sería inferior a 2°
y, por tanto, difícilmente demostrable
con las técnicas perimétricas que se
utilizan habitualmente.
En la Tomografía de Coherencia Óptica (OCT Stratus, Zeiss) se observan en ambos ojos los nervios ópticos sobreelevados con un aumento
en cuanto al espesor de la capa de
fibras nerviosas. La relación excavación papila en OD es de 1 debido a
un papiledema, mientras que en OI
es de 0.3-0.4
Se observa en el gráfico una
elevación de la capa de fi-
bras nerviosas superior para ambos
ojos en el cuadrante inferior frente
a los valores de espesor de la población de la misma edad y sexo.
En la exploración del polo posterior
mediante oftalmoscopia indirecta
se observa un fondo de ojo laminado (fundus laminatus) en el que
se aprecia el gran contraste entre
los espacios intervasculares oscuros y los vasos acintados claros de
la coroides. Se observa una papila
congestionada con edema papilar
sin atrofia, mayor en OD, lo que se
relaciona directamente con lo observado en la OCT. La mácula era
normal, con los vasos sanguíneos,
tanto venas como arterias, de un
calibre y trayecto normales.
CONCLUSIÓN
Ante síntomas como los padecidos
por el paciente (náuseas, vómitos,
OD: Hemianopsia parcial temporal. Con escotoma prácticamente absoluto en cuadrante inferotemporal con respeto macular.
OI: Cuadrantanopsia inferonasal con mayor respeto central que el OD.
Gaceta Optica
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visión borrosa y doble y dolor de
cabeza) la actuación rápida y eficiente del profesional puede ser
vital. Es necesario establecer su
etiología y hacer un buen diagnóstico diferencial, pues en ausencia de traumas puede indicar
la existencia de tumor cerebral o
medular, así como hemorragias
intracerebrales. Un aumento de la
presión intracraneal debe ser solucionado rápidamente para que
las consecuencias sean las mínimas. En nuestro caso el paciente
ya viene diagnosticado y sólo nos
queda determinar el daño causado por la enfermedad haciendo
campo visual, retinografía y to-
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mografía de coherencia óptica.
En raras ocasiones deberemos
ser nosotros los que, ante la presencia de papiledema y dolor de
cabeza, indiquemos que se acuda al servicio de urgencias para
determinar la causa y descartar
así también el pseudopiledema,
más frecuente en mujeres obesas de edad media con síntomas
similares. Una buena observación
de la papila debe formar parte
de nuestro ritual de pruebas en
consulta. Además, tenemos que
saber determinar cuáles son las
pruebas complementarias a realizar en caso de sospecha de patología.
BIBLIOGRAFÍA
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Sánchez M. Manifestaciones oftalmológicas en tumores
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