la complementaria del psicópata

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LA COMPLEMENTARIA DEL PSICÓPATA
Hugo Marietan
Hospital Borda. Buenos Aires. Argentina
[email protected]
RESUMEN:
La problemática del vínculo psicópata complementaria con el acento puesto en la complementaria y
sus fisuras y fortalezas.
1
13º Congreso Virtual de Psiquiatria.com. Interpsiquis 2012
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LA COMPLEMENTARIA DEL PSICÓPATA
Introducción
Este tema tiene como propósito transcribir las experiencias de personas que han convivido con
psicópatas, o han mantenido una relación de largo tiempo con ellos. Nos centraremos especialmente
en la ecuación “complementaria- psicópata”, dado que en la práctica, el porcentaje de mujeres que
se relacionan con psicópatas es muy superior al de varones relacionados con mujeres psicópatas.
Intentaremos contestar algunas cuestiones que surgen inevitablemente al investigar sobre estos
circuitos, preguntarnos, por ejemplo, cuáles son las condiciones o características que tiene la
complementaria como para tolerar las alternancias de la conducta del psicópata; la especial y
selectiva negación de la realidad psicopática que está viendo; el adormecimiento de la
complementaria para ubicarse en la condición de “cosa” en que la ha colocado el psicópata y,
finalmente, los indicios del despertar de este extraño y complejo sueño.
Rasgos de la complementaria
Acerca del primer punto, las características de la complementaria, podemos decir que estas mujeres
tienen factores comunes entre sí y, a su vez, características distintivas que las separan de la mujer
común. Una de estas características distintivas es el aburrimiento, o al menos, una actitud neutra
frente a la relación con un hombre común. La complementaria, antes del encuentro con el psicópata,
parece esperar que sucediera algo extraordinario en su vida. De adolescentes, en medio de la
tormenta hormonal, tratan de buscar varones que se destaquen en alguna actividad. Son selectivas
y exigen del varón que éste complete un protocolo con puntos sobresalientes como para acercarse a
él. Sin embargo, esta característica selectiva hacia los varones comunes no es totalmente captada
por la propia complementaria; es más, ellas se consideran a sí mismas como mujeres sencillas, pero
como resultado de un interrogatorio fino y atento, sobresale que no se conforman con lo dado y que
siempre están buscando más de lo que una relación común les puede dar. Muchas de ellas se
refugian en carreras universitarias, empresariales o comerciales como un soporte que les permite
dilatar el conformar una familia con un hombre común y, cuando una vez recibidas conforman una
familia, la relación es sólo formal y con un tibio contenido afectivo. El analista se da cuenta de esto
porque el acento está puesto, ya sea en la continuidad de la carrera profesional o comercial, en el
marcado desdén por las tareas del hogar y la atención de los chicos, o bien, por una exagerada
atención hacia los hijos y hacia los aspectos formales de las relaciones sociales de una pareja, es
decir, máscaras del aburrimiento.
La fisura afectiva
En su historia vital se observan fisuras afectivas, producto de relaciones familiares anómalas,
maltratos, o directamente descalificaciones por parte de algún familiar, que no necesariamente es la
madre o el padre, sino otro familiar significativo , o en el peor de los casos, tienen un familiar
psicópata que las condicionará en el futuro a la relación con psicópatas. A pesar de esto, muchas de
ellas han sido líderes en su adolescencia; de hecho, ya adultas, y como consultantes como
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complementarias, se observa que la enorme mayoría son profesionales destacadas, empresarias, o
tienen alguna característica social sobresaliente. Otras, aparecen en el consultorio, apagadas y
grises después de una relación de diez o quince años con un psicópata, pero si se inquiere sobre las
características de su adolescencia y su adultez joven, se ve que cumplen con los requisitos que
mencionamos anteriormente. He tenido varios casos de complementarias que nunca han ejercido su
profesión universitaria por mandato del psicópata, y han sido reducidas por ellos a cumplir sólo con
su rol de amas de casa.
El encuentro con el psicópata
Este esperar de la joven complementaria de que le suceda algo extraordinario en su vida,
lamentablemente a veces se cumple de la mano del psicópata, y es justamente este factor el que
explica el deslumbramiento casi inmediato que siente ante el psicópata, a quien ella capta como ese
ser distinto, que de hecho lo es, que por fin ha llegado a su vida para darle el tan esperado cauce a
una larga postergación.
Tal vez esto dé cuenta del porqué la complementaria hace caso omiso a las evidentes alarmas ante
las conductas extravagantes del psicópata en el inicio de la relación. Estas extravagancias y rarezas
conductuales son justamente las señales que la complementaria necesita para determinar que está
ante un ser muy alejado del común, que genera, por un lado, temor, y por otro lado, una gozosa
expectativa. Y el psicópata es cualquier cosa menos aburrido. La complementaria se encuentra en
una relación donde el varón la hace sentir la mujer más especial, más interesante y la única que
puede estar con él. Estas grandilocuencias verbales del psicópata, lejos de provocar el rechazo
inmediato ante la desmesura, incrementan la fascinación de la complementaria. En este caso el
psicópata sabe cómo estimular el ego de la complementaria, aunque las mismas palabras y halagos
emitidos por un varón común provocarían la burla de la complementaria. El otro elemento que la
mayoría refiere es sentir una integración inmediata con ese ser extraño, de manera que el tiempo
habitual requerido en una pareja común para lograr armar un “nosotros” imperfecto se convierte en
un “flash”, en una inmediatez absolutamente inusual. Ellas dicen: “lo vi, nos miramos, hablamos, y
sentí que los dos éramos una sola persona”. A tanto llega esta integración inmediata que no le
resulta extraño a la complementaria que el psicópata le proponga matrimonio a los pocos días de
conocerlo, o que en el primer encuentro le confiese que está total y absolutamente enamorado de
ella, situación que, lejos de provocar la normal inquietud o descreimiento ante tan abrupta e
impropia declaración, provoca una asonancia y armonía en la cual
la complementaria está
totalmente de acuerdo.
La colaboración de la complementaria
El psicópata, en los primeros pasos de la relación, se comporta como un maestro de la palabra, pero
en realidad, si bien tiene un manejo de la manipulación oral de larga data, es la complementaria la
que colabora activamente para darle el sentido especial al con tenido del discurso del psicópata.
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Es decir, desde el inicio de la relación hay una cooperación de la complementaria para que la
relación llegue a buen término, y esto no necesariamente implica inexperiencia por parte de la
complementaria, ya que un buen porcentaje de ellas han tenido relaciones con hombres comunes
antes del encuentro con el psicópata. No les son ajenas las burdas artimañas masculinas para
seducirlas, por lo que no podemos decir aquí que esta relación se va a conformar entre un “vivillo y
una ingenua”, más bien diríamos que los dos participan activamente para que el nexo se solidifique
a pesar de las rarezas de la relación.
La alarma de los allegados no es escuchada
Son precisamente estas rarezas las que son observadas por los amigos, familiares y conocidos de la
complementaria, quienes notan un cambio temprano en la conducta de ella en referencia a su
patrón habitual de comportamiento. La adaptación abrupta de la complementaria al psicópata
genera variaciones cualitativas en su comportamiento habitual y la consecuente alarma de sus
allegados. Paradójicamente, esto no es vivenciado en absoluto por la complementaria como un
hecho inhabitual, sino como una experiencia especial, y cree que los señalamientos de sus familiares
y amigos son producto de los celos o de la envidia, tesis que es abundantemente abonada por el
psicópata en su maniobra para aislar a la complementaria de cualquier persona influyente que
pueda oponerse a la relación.
Estas primeras experiencias no son recordadas con nitidez por la complementaria luego de que ha
pasado mucho tiempo de convivencia con el psicópata, y es fácil de entender el porqué de estos
olvidos o esta falta de precisión en las alarmas iniciales, dado que las tensiones y sobresaltos a los
que la somete el psicópata son tan nutridos y variados que estas primeras experiencias parecen
nimiedades en transcendencia, comparados con el ajetreo emocional que vive durante años.
¿Cómo atrae la complementaria al psicópata?
¿Qué es lo que atrae al psicópata de la complementaria? Mejor expresado, ¿qué es lo que hace la
complementaria para atraer al psicópata? El psicópata es un depredador, es un ser que siempre está
buscando una presa, algo que le pueda ser útil para conseguir sus objetivos, y rara vez elige a una
mujer común dado que, en primer lugar, la mujer común huye del psicópata porque las rarezas y
anormalidades en las conductas le provocan el suficiente terror como para desligarse de él, y en
segundo lugar, el nivel de tolerancia no es el suficiente como para someterse a los grados de
sumisión que exige el psicópata. Lo que la complementaria le muestra al psicópata es su
insatisfacción profunda, su hambre de novedad y su hastío, que él puede visualizar detrás del ropaje
formal que presenta la complementaria. Este ropaje formal de la complementaria es el que la
asimila al resto de las mujeres, de tal forma que sus amigas y sus familiares dicen de la
complementaria “que era una chica común hasta que cayó en manos del psicópata”, pero el
psicópata logra ver detrás del disfraz de la complementaria y captar este aburrimiento y hambre de
novedad. Ocurre que el psicópata es una persona básica; para él todo el ropaje, el disfraz de las
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costumbres culturales, no son más que eso, y va a la animalidad de las personas, terreno donde él
se mueve a la perfección. La mujer común está muy apegada a los usos y costumbres, de tal forma
que la observación de esos usos y costumbres son tan importantes como sus necesidades vitales;
así es que muchas de ellas abandonan las relaciones con varones que se ajustan perfectamente a
sus necesidades vitales, pero que no cumplen los requisitos formales de los usos y costumbres. La
complementaria, en ese sentido, es distinta, y es justamente eso lo que capta el psicópata, pero
más que nada, es la complementaria la que se da cuenta de que ese ser distinto está mirándola en
sus esencias básicas, y con desprecio de los elementos formales. Es una especie de juego
clandestino, ya que ambos conservan hacia los demás los usos y costumbres comunes, pero para sí
se relacionan con estos factores básicos en la relación varón-mujer. Por lo que vemos es una doble
captación; por un lado, el depredador que olfatea a su presa, y por otro lado, la presa, que emana
los aromas necesarios para atraer al depredador.
Lo que dice la complementaria
En
el
discurso
de
la
complementaria
estas
distinciones
están
adornadas
de
elementos
aparentemente comunes, por ejemplo: dicen que la atrajo tal o cual cualidad del psicópata, por lo
general se refieren a su inteligencia, a veces a su humor, o a ciertos rasgos de audacia que presenta
el psicópata. Algunas, dicen: “me parecía un muchacho común”, pero si se las lleva con paciencia
por interrogatorios hacia los primeros pasos de la relación se descubren estos elementos que
estamos mencionando.
Algo que oscurece aún más esta dinámica es que cuando la complementaria se presenta a la
consulta es un ser desgastado, apabullado, y se esfuerza en su papel de víctima de la relación. Hay
tanto resentimiento, deseos de venganza, odio y complejas atracciones, y por sobre todas las cosas,
decepciones, que hacen que la complementaria desdeñe estas sutilezas iniciales.
Los errores de la complementaria
“En el 2007 le pedí el divorcio a F, mi ex marido; él esperaba que yo se lo pidiera, se lo pedí y obró
en consecuencia. El problema principal: Yo terminé la relación con él, yo no quiero tener más
contacto ni nada por el estilo, pero yo sé que él no terminó conmigo, yo sé porque ya lo conozco, sé
que de alguna forma u otra siempre está buscando, porque en realidad creo que su objetivo será o
arruinarme, ya sea económicamente, o lo que sea. El tema es ¿cómo desactiva uno la relación con
esta clase de persona? Es totalmente nociva, ningún tipo de acercamiento te da nada, al contrario.
Tenemos tres hijos en común, pero estas cosas no nos acercaron nunca. ¿Cómo termino con él, en
distancia, en kilómetros?
Marietan: La única forma es el contacto cero. El contacto cero es cero verlo, cero escucharlo, cero
escribirle, cero leerlo y cero saber de él. Digo contacto cero porque yo probé todo lo que se le
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ocurra, todas las soluciones. Por ejemplo: cuando me inicié en esto era partidario, como todos los
terapeutas, del “hablemos entre los tres, encontremos las diferencias, si se puede arreglar se
arregla y si no, civilizadamente se separan;”. Grosero error, porque el psicópata veía a la
complementaria, la complementaria no podía razonar y se la llevaba y armaba todo el circuito de
nuevo. Probé también: “Por el hijo tiene que estar relacionado porque el chico necesita…”. Fracasé;
la complementaria volvía con el psicópata. O sea, el contacto cero, lo que yo sé, no es producto de
mis triunfos sino de todos mis fracasos. Lo único que dio y que da resultado es el contacto cero a
rajatabla, impiadoso y sin ningún tipo de miramiento.
Los errores que cometen las complementarias:
Uno: Creer que va a cambiar, que en algún momento se va a dar cuenta que está equivocado y va
a cambiar.
“También me atrajo el desafío de que él quisiera cambiar, y sobre todo porque creía que era por mí,
por el efecto de mi amor”.
Dos: Matarlo. “Fue condenada a ocho años de prisión efectiva una mujer de 48 años de edad quien
mató a su esposo luego de descubrir que éste abusaba de su hija menor”.
Tres: Vengarse: como el psicópata le hizo daño, entonces la complementaria trata de dañarlo
también, una vez que salió del circuito. La venganza la liga también al psicópata, sigue enganchada.
Cuatro: Tratar de salvar a otros: quiere preservar a los demás del efecto dañino del psicópata, que
no pasen por la experiencia destructiva que ella pasó.
“Si este hombre me hizo daño a mí yo voy a tratar que las demás personas sepan sobre él para que
se salven de semejante animal”.
Cinco: Creer más en la palabra que en los hechos. La complementaria cree a rajatabla en las
palabras del psicópata más que en los hechos o evidencias. Si ella ve un hecho y el psicópata se lo
“explica”, cree más en lo que le dice que en el hecho en sí que está a la vista, en todo su esplendor
de evidencia. Hasta puede dudar de su percepción de realidad.
R: “Sí, en un momento cuando F empezó una relación de amantes en una provincia, yo dije: “pobre
mujer”. Yo estaba con mi terapeuta, que es el que me fue llevando despacito a mostrarme una
realidad que yo no veía, porque uno no ve, ni tampoco los que están alrededor”.
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R: En el 95 yo descubrí una caja de ahorro de él con otro contador público y le dije:
- “¿y esto?”
-“La tengo con M”.
-¿y yo?
-Ah, la mujer de M no está en la caja de ahorro.
Y le creí. Y me estafó.
Seis: Tener diálogos internos. En ausencia del psicópata se tiene diálogos internos con él, que
condiciona la conducta de la complementaria.
R:”Ahora ya estoy dejando eso del diálogo interno. Yo fui saliendo muy despacito, y sabiendo que
tenía que perder materialmente para ganar, sino yo no iba a salir, seguía en el círculo de discutir,
cosa que no iba a poder con él. Yo me fui de la casa, me fui a la policía, porque era con la palabra
que yo me iba de la casa y un amigo mío me dijo: “no, papeles”. Hice la exposición que me iba de
mi casa por “acoso moral”. Esta decisión ya la sabían mis hijos. El divorcio salió rápido y yo me
mudé a un departamento donde me puse nueva cerradura, y la dueña del edificio lo conoce a él y
me dijo: “mirá, él acá no va a entrar”. Entonces de la empresa me empezó a empujar de todas
formas y dije: “bueno, de mi casa me fui, pero de mi empresa no me voy”. Dejé un apoderado en
mi nombre y ahí me fui a España.
El que me avivó de todo fue el cura porque yo hacía dirección espiritual con el cura, y me dice:
-Usted trabaja mucho doña D, y ¿su esposo trabaja con usted, no?
-Sí.
-¿Y ustedes tienen una sociedad?
-No, padre, nosotros tenemos una sociedad conyugal.
-¿Usted sabe cuántas señoras yo escucho que pensaban que tenían esto o lo otro y los maridos se
fueron al casino, perdieron todo y se quedaron sin nada?
A través de la fe o esas cosas que uno no sabe qué es me fui y me senté y dije: “Jesús, ¿pero qué
es lo que me quiso decir este cura a mí?”. Me dio el dato.
Yo empecé de cero, nací de nuevo, y digo: “ha guardado tanto dinero…” y ya pasó, lo aproveche o
no, a mí no me interesa.
Primero renuncié a él y renuncié a la familia, porque yo amaba a mi suegra, a mis cuñados, los
amaba realmente, los quería mucho, yo formaba parte de ese grupo, renuncié al contacto con ellos,
nada. Contacto cero.
Siete: Seguir cuidándolo después de separarse: “pobrecito, ¿qué va a hacer ahora”? que es un
inútil, entonces, directamente, o a través de otra persona trata de ayudarlo.
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Ocho: No prestar atención a las alarmas.
“Yo me doy cuenta que hay una intuición de uno, que hay algo adentro, una luz, un alerta, una
alarma. …Pero tardo en escucharla”.
Nueve: una vez que salió del circuito del psicópata intentar formar grupos de complementarias para
hablar sobre la experiencia que transitaron. Esto que parece un a primera vista un hecho positivo de
compartir historias semejantes, se convierte en un hablar sobre el psicópata y, cada vez que se
eschucha la experienia de una complementaria, la oyente en su mente está recreando nuevamente
a “su psicópata” y comparándolo con el otro psicópata. Es decir que, además de cortar el contacto
cero mental, se solidifica la presencia del psicóata en la mente de las complementarias que lo
refuerzan cada vez que se juntan a hablar sobre este tema. Yo desaconsejo firmemente la formación
de grupos de complementarias. La complementaria debe estar ocupando su mente con el presente y
el futuro y quitándole cada vea más espacio mental al psicópata que le gobernó la vida, en algunos
casos, por años o décadas.
Sobre el Error número tres (1)
[En respuesta a una carta] Estás a punto de caer en el error número tres de los que suelen caer los
complementarios. El número uno es el intento de “curarlo” o ayudarlo a “superar” su psicopatía para
que “cambie”. El número dos es matarlo, eliminarlo para siempre. Y el número tres es éste que
presentas: la venganza. Hay otros, pero analizaremos éste.
La venganza es un sentimiento generado por la presunción de que se ha cometido una injusticia.
Algo que no debería haber pasado. Un abuso. Se venga aquel que se considera una víctima.
La venganza se ejerce sobre aquel en que se había depositado una expectativa y no la cumplió o la
cumplió mal. Alguien que nos ha decepcionado, pero por sobre todas las cosas, alguien que nos ha
hecho daño, por el que hemos sufrido por su accionar injusto.
Ahora, la venganza incluye el pensar sobre lo dañino que ha pasado, y sobre su ejecutor. También
incluye todas las vueltas mentales para encontrar un medio, una forma, una ocasión, una
circunstancia, para llevar a cabo la venganza. Y a esto le sumamos toda la imaginación sobre cuál
será el grado de daño sobre el que consideramos victimario. Nuestra mente va girando sobre este
tema una y otra vez. Rememoramos el hecho injusto, el ejecutor de acto, y las miles de
posibilidades de resarcimiento. ¿Cómo hacerlo, cuándo, dónde? Imaginar el efecto de nuestra
venganza en el otro. Ver virtualmente su sufrimiento.
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Podría extenderme mucho más sobre estos aspectos, pero sólo quiero marcar algo: pensar en
vengarnos es pensar en el psicópata. Es tenerlo presente, re- presentarlo en nuestra mente.
Mantenerlo vivo. Ahuyentar el olvido. Dejar que la vieja herida siga sangrando, que nos siga
doliendo todo aquello. Dejar que el pasado se siga enseñoreando en nuestro presente y que lo
anule, que impida que disfrutemos el ahora por consagrarlo al pasado. El costo afectivo es altísimo.
Nos consume. Y todo esto referido a la venganza sobre personas “normales”, tal vez “malvados”
pero “normales”. Ahora pensemos en el psicópata. Cuando consideramos vengarnos del psicópata.
Y aquí, aquellos que han seguido los conceptos de esta página, rápidamente se darán cuenta que los
que nos hizo el psicópata es lo que le permitimos, como complementarios, que nos hiciera. Que el
tema de “víctima” no encaja en esta relación. Ambos, psicópata y complementario, han participado
para que se produjeran las acciones.
“Pero el psicópata se ha abusado”: es verdad.
“El psicópata me ha hecho sufrir”: es verdad.
“Me ha convertido en un ‘despojo”: es verdad.
Pero todo eso ha ocurrido con el concurso del complementario.
“Pero yo no fui conciente de que iba a llegar a tanto”: es verdad.
“Estaba como enceguecido cuando pasaban estas cosas”: es verdad.
“Cuando me di cuenta, ya había pasado todo”: es verdad.
Pero tú, complementario estabas ahí, y sufrías cuando el psicópata quería dejarte, y lo ibas a
buscar, y perdonabas, y él repetía el perjuicio. Y la relación perduraba. Ese es un punto: no
podemos hablar aquí de víctima, en el sentido estricto del término.
El otro punto es el siguiente: una vez que se logra romper el circuito psicopático, ya sea porque el
psicópata abandona al complementario, o porque el complementario deja al psicópata por
agotamiento, entonces hay que instrumentar el tratamiento para conseguir que el complementario
no salga a buscar al psicópata y reanude el circuito. Se implementa el contacto cero.
Es sabido, y esto está también escrito en otros trabajos, que el complementario busca cualquier
excusa para contactarse con el psicópata o bien para mantenerlo en su mente. Y esa es la base por
la que comente los errores el complementario.
Y el tercer error es pensar en la venganza, que es pensar en el psicópata, que es retenerlo en la
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mente, que es seguir girando alrededor del amo, que es seguir siendo complementario. Y es, desde
luego, romper el contacto cero, el factor válido para zafar del circuito psicopático.
Todos los días escucho a los consultantes que claman por vengarse del psicópata, que me muestran
la injusticia que ha cometido con ellos. Incluso me dicen que es un deber social denunciar al
psicópata para que no dañe a otros. Es muy difícil para el terapeuta no sustraerse del factor esencial
del tratamiento que es mantener el contacto cero. Y es difícil porque uno mismo, por empatía, ve la
injusticia, el daño, el despojo en el complementario: lo tiene sentado frente a él. Comprende la ira,
el odio, el sentido de la violencia hacía el psicópata. Pero debemos comprender que lo que está en
juego es mucho más, muchísimo más que la satisfacción de la reivindicación. Está en juego la
recuperación de una persona, el complementario que nos consulta, el sacarlo del circuito
psicopático, mantenerlo alejado del psicópata. El que recupere su sentido de valor como persona, el
que pueda volver a la interacción con los “normales”. Es por eso que debemos oponernos a la
venganza que quiere implementar el complementario. Debemos advertirle de su autoengaño, que es
otra de las artimañas de su “animalito” para volver a interactuar con el psicópata, esta vez con la
pancarta de la justicia en lo alto.
Pero nosotros, los terapeutas, no podemos entrar en ese juego, debemos estar firmes y luchar con
todos nuestros recursos por mantener el contacto cero, recuperar al complementario y evitar que
caiga en el error número tres.
Dr. Hugo Marietán
1) Marietan, Hugo, El complementario y su psicópata, Ananké, 2008, Buenos Aires
Trampas de la complementaria para ella misma
Estamos aquí frente a una carta de una complementaria de España, en la que narra y describe las
“trampas” que la acechan, y que a pesar de reconocerlas, siempre vuelve a caer en ellas.
“He sufrido terriblemente, sufro muchísimo todavía, pero el Contacto cero obligado (ya que él
desapareció luego de una última y horripilante agresión psicológica) pareciera ser la clave para salir
-
escapar.
El hecho de descubrir su página para comenzar a comprender qué me ocurrió, me ayuda
enormemente para vencer cada día (antes cada minuto) las trampas de mi mente que me empujan
a
querer
tomar
contacto.
Estas "trampas" tienen la característica de tomar diversas formas, me recuerdan incluso a cuando
dejé de fumar, como si alguien tremendamente inteligente, estuviera metido dentro de la propia
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cabeza inventando nuevos argumentos para volver a contactarlo, muchas veces sólidos y
convincentes.
Ese "alguien", esas "trampas", me pasean por la culpa, por poner delante las "cosas buenas" de él,
por las sensaciones físicas de amor, (amor por el que debí pagar tremendos precios) etcétera.
Esto lo sumerge a uno en una enorme confusión; sin embargo, hay otro "algo" que también está
dentro, y que le llamo "mi parte sana", que es inteligente pero más que nada intuitiva, que me
empuja cada vez con más fuerza a medida que pasa el tiempo, a ser constante en no hacer caso de
los
argumentos
de
"mi
parte
enferma".
Me pregunto si esta parte enferma, estas trampas, este alguien, es una semilla que este hombre
sembró, (porque los argumentos que escucho dentro de mí son casi los mismos que él me daba o
daría)
o
si
tal
vez
sea
la
parte
Psicópata
que
yo
llevo
dentro.
Esta es la gran confusión, quién es el malo, quién el bueno. Llorar por lo que no pudo ser, porqué
todo
tuvo
que
ser
así,
habiendo
intentado
todo...
El corazón de mi hermana gritaba desesperado como el mío, pero yo disimulaba y justificaba, mi
corazón sólo mostraba silencio. Con el tiempo, el de mi hermana también se fue silenciando cansado
de
que
yo
cierre
la
puerta.
En cada frase aun pelean dentro mío estas "trampas" o tal vez argumentos válidos, (ya me vuelvo a
perder
en
el
laberinto)
y
la
"parte
sana".
Por ahora, solo encuentro que aquellas palabras mías que me llevaron a enojarme con mi doctora de
cabecera cuando acudía por mis temblores, sangrados de nariz, y pesadillas que desaparecieron
completamente a partir del alejamiento, esas palabras mías, decía, estaban equivocadas.
Mi doctora me decía y repetía con insistencia "¡usted no lo va a poder cambiar, usted no lo va a
poder cambiar!” (Refiriéndose a su alcoholismo y mi entrega por sacarlo de su adicción) a lo que yo
contestaba: " me cago en los libros, no siempre tienen porqué tener razón, yo voy a escribir el mío
propio, porque el amor, es la fuerza más poderosa que existe... convencida de que Mi Amor por él,
más la ayuda médica, conseguirían cambiar los patrones y devolverle la salud y entonces así, poder
finalmente
llevar
a
cabo
un
proyecto
juntos.
La realidad fue que el alcoholismo no era el único problema, creo yo, cuando el "dejaba" de beber,
los problemas seguían siendo los mismos, (agresiones, descalificaciones, maltrato psicológico, celos
enfermizos,
persecuciones
etc.)
Reciba el reconocimiento por este camino científico que usted desarrolla sobre los intrincados
caminos de la mente y el eterno agradecimiento por el compromiso y la entrega a quienes en este
mundo de las relaciones anormales, ocupan
el lugar del sufrimiento profundo y la devastación
espiritual, y que sin embargo, gracias a gente como usted, tienen altas chances de llegar a curarse y
recuperar la felicidad y el deseo”. (Carta: Con el psicópata adentro- Julio 2010).
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Apéndice
Descriptor de rasgos psicopáticos (Marietan, 1998)
Un hecho social
La psicopatía se muestra en la acción. Tiene una consecuencia sobre los otros. Es un hecho social. El
fantasear sobre matar, violar, estafar, dañar y no plasmarlo en la realidad no es psicopatía. El
vociferar amenazas, tampoco. El psicópata hace y hace hacer. Puede elaborar exquisitos planes,
detalladas secuencias o intrincados diagramas para sus acciones, pero es la descarga en lo real de
todo ese material intelectual lo que lo hace psicópata. Otras veces el psicópata tiene una
armonización inmediata con la situación y obra casi sin reflexión, ajustado instintivamente arriesgaría- a lo que debe hacer. Es esto lo que provoca el mayor asombro: ¿cómo lo pudo hacer y
de esa manera? Y si se lo interroga, si él quiere contestar con algo de verdad, dirá simplemente: "Es
lo que había que hacer". Y hay que creerle, así lo siente.
Con esto se puede ir comprendiendo que no cualquiera es un psicópata, que no hay entrenamiento
para lograr una mente psicopática, que no hay un medio que lo genere. Estos seres, que deambulan
entre nosotros, son así. Son formas de ser en el mundo. Como lo somos todos, pero… tienen
necesidades especiales y formas atípicas de satisfacerlas.
A continuación, el Descriptor de Psicopatía, con sus rasgos más frecuentes.
A. Satisfacción de necesidades distintas
A1. Uso particular de la libertad
A1a) Intolerancia a los impedimentos.
A2. Creación de códigos propios
A2a) Sorteo de las normas.
A2b) Falta de remordimientos y culpa en los hechos psicopáticos.
A2c) Intolerancia a las frustraciones. Reacciones de descompensación.
A2d) Defensa aloplástica.
A2e) Autocastigo.
A3. Repetición de patrones conductuales
A3a) Ritos y Ceremonias.
A3b) Sello psicopático.
A4. Necesidad de estímulos intensos
A4a) Asunción de conductas riesgosas.
A4b) Tendencia al aburrimiento.
A4c) Escasos proyectos a largo plazo.
A4d) Uso de drogas.
A4e) Búsqueda de emociones intensas.
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LA COMPLEMENTARIA DEL PSICÓPATA
A4f) Satisfacción sexual perversa.
A4g) Aspecto lúdico.
B. Cosificación de otras personas
B1. Egocentrismo
B1a) Sobrevaloración.
B2. Captación de la vulnerabilidad del otro
B3. Manipulación
B3a) Seducción (captación de las necesidades del otro).
B3b) Mentiras.
B3c) Actuación.
B3d) Fascinación.
B3e) Coerción.
B4. Parasitismo
B5. Relaciones utilitarias
B6. Insensibilidad
B6a) Crueldad.
B6b) Tolerancia a situaciones de tensión.
C. Acto psicopático grave
C1. Tormenta psicopática
C1a) Homicidio brutal.
C1b) Masacre.
C1c) Violaciones y asesinatos en serie.
C1d) Otros actos asociales graves.
C2. Perversiones sexuales
C2a) Parafilias.
C2b) Incesto.
Resumen de los rasgos
A. Satisfacción de necesidades distintas
Aquí se agrupan los rasgos que dan indicio de las necesidades fuera de lo común que se deben
satisfacer de una determinada manera y utilizando para ello recursos atípicos. Estas necesidades
distintas son la base que generan las conductas calificadas como diferentes al patrón conductual
común.
A1. Uso particular de la libertad: El rango de libertad del 'normal' es acotado, por presión
social o por inhibición propia. El psicópata tiene un rango mucho más extenso, a tal punto que
muchas veces da la impresión de que su lema es 'todo es posible'. Un rango de libertad acotado no
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LA COMPLEMENTARIA DEL PSICÓPATA
le permitiría satisfacer sus necesidades especiales.
A1a) Intolerancia a los impedimentos: De lo dicho anteriormente se desprende que todo
obstáculo que se interponga a sus propósitos será vivenciado como una traba 'injusta',
que
generará una intensa frustración. Éste es el punto débil del psicópata: puede perder el control de
sus acciones y, en consecuencia, cometer errores.
A2. Creación de códigos propios: Los códigos son los andamiajes sobre los que se construyen
los valores. Se valora de acuerdo a códigos, a una ética. El psicópata comparte la mayoría de los
códigos con el 'normal', por eso puede moverse adaptadamente en una comunidad y no es fácil
detectarlo mientras no accione psicopáticamente. Pero, a su vez, genera códigos propios que le
permiten justificar sus acciones tendientes a satisfacer sus necesidades especiales.
A2a) Sorteo de las normas: El psicópata conoce la normativa general y se comporta de acuerdo a
ella mientras no lo obstruya en sus planes. Si esto ocurre, busca la manera de sortear las normas
'inconvenientes', según su criterio. Obsérvese que utilizo el término 'sortear', y no 'transgredir'.
A2b) Falta de remordimientos y culpa en los hechos psicopáticos: Al obrar en el accionar
psicopático de acuerdo a sus códigos, es decir, justificadamente, no siente ese displacer interno por
sus acciones llamado culpa. Esto está muy lejos del concepto falaz "no sienten culpa", ya que se
sienten culpables cuando transgreden sus propios códigos.
A2c) Intolerancia a las frustraciones. Reacciones de descompensación. Como dije, éste es el
punto débil del psicópata. Su vulnerabilidad. Aquí es donde puede cometer errores o sufrir severas
descompensaciones, hasta psicosis de breve duración.
A2d) Defensa aloplástica: Implica colocar la responsabilidad de los resultados desfavorables en
los otros y en el entorno, para evitar las consecuencias y el asumir su participación en ellos.
A2e) Autocastigo: Cuando el psicópata transgrede sus propios códigos, se siente culpable; se
convierte en acusador, juez y verdugo de sí mismo. Y el castigo que se inflige suele ser muy
superior al que le administrarían los no psicópatas. Puede llegar a la autosupresión o a colocarse en
una situación en la que sabe que será atrapado o ultimado.
A3. Repetición de patrones conductuales: La necesidad recurrente lleva a la repetición de las
mismas acciones que posibilitan satisfacerla. No se repite por que sí. El observar la repetición sin
analizar lo anterior, llevó a la creación de uno de los mitos de la psicopatía: "no aprenden con la
experiencia".
A3a) Ritos y Ceremonias: En la consumación del acto psicopático hay un estilo, una forma, un
'cómo hacer'. No es algo improvisado, impulsivo o azaroso. La mayoría de estas acciones son
pensadas, planeadas y permanecen en latencia hasta que se dan las condiciones del 'cómo hacer'
para consumarlas. El vieja idea del acto psicopático impulsivo es un mito.
A3b) Sello psicopático: Es el estilo, la manera de hacer psicopática, que determina el "perfil
psicopático" y que, bien estudiado, permite prever las acciones futuras del psicópata.
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LA COMPLEMENTARIA DEL PSICÓPATA
A4. Necesidad de estímulos intensos
A4a) Asunción de conductas riesgosas: En función de las necesidades especiales el psicópata
puede verse involucrado en acciones de alto riesgo. Otra causa puede ser la megalomanía y la
omnipotencia, el creer que nada dañoso puede sucederle.
A4b) Tendencia al aburrimiento: Hay psicópatas de alto voltaje interior que necesitan estímulos
intensos para compensar esas vivencias; de no lograrlos, se vuelven agresivos con su entorno.
A4c) Escasos proyectos a largo plazo: Muchos psicópatas viven el 'hoy', con desprecio del pasado
e indiferencia hacia el futuro. Pero hay quienes pueden fijarse metas a largo plazo y van, etapa por
etapa, neutralizando todo escollo que se les interponga, a veces astutamente, otras en forma
violenta.
A4d) Uso de drogas: Un psicópata frustrado, resentido, aburrido, puede tomar este camino para
intentar un re equilibrio interno. Otros se estimulan con drogas para impulsarse a la acción.
A4e) Búsqueda de emociones intensas
A4f) Satisfacción sexual perversa: En algunos psicópatas existen rasgos perversos o francas
parafilias, y pueden llegar al incesto, pero en otros estos rasgos no están presentes; otros le
otorgan al sexo un rol muy secundario.
B. Cosificación de otras personas
Cosificar es quitarle al otro la jerarquía de persona. Es considerarlo un objeto.
La cosificación permite explicar varias de las acciones de los psicópatas. Así son egocéntricos,
manipuladores, utilizan a los demás para conseguir sus propios objetivos.
B1. Egocentrismo: Todo psicópata trabaja, siempre, para sí mismo. Cuando da es porque está
manipulando o espera recuperar esa 'inversión' en el futuro. La filantropía, auténtica, no figura en su
ser.
B1a) Sobrevaloración: Suelen hipervalorar su potencialidad para conseguir cosas. Los hay
francamente megalómanos donde el 'todo es posible' se les aparece sin impedimentos. Pero también
los que sobrevaloran sus aspectos pesimistas y son 'la peor basura'.
B2. Captación de la vulnerabilidad del otro: Tienen habilidad especial para captar la debilidad
del otro, a través de estudiar a las personas durante años. No se trata de la empatía, de colocarse
en lugar del otro de igual a igual, sino que es una mirada en el interior de 'la cosa' para saber sobre
sus debilidades y obrar a partir de ellas para manipular.
B3. Manipulación: Se trata del manejo de la otra persona para que accione de acuerdo a la
voluntad del psicópata. Aquí hay que hacer una distinción entre lo que lógicamente quiere hacer y lo
que irracionalmente desea hacer. Como se dijo, una de las capacidades del atípico es la captación de
las necesidades del otro.
B3a) Seducción: Es una relación bidireccional entre el psicópata y el otro, donde la propuesta del
psicópata encuentra eco en las apetencias del otro; donde el psicópata propone el contrato y el otro
lo firma.
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B3b) Mentiras: La mentira es una herramienta más en el arsenal psicopático para conseguir sus
fines y es cualitativamente distinta a la mentira de un 'normal'.
B3c) Actuación: Actuar es mentir con el cuerpo.
B3d) Fascinación: Alteración de la conciencia ligeramente inferior a la sofrológica, producida por
el psicópata a determinadas personas.
B3e) Coerción: Relación unidireccional entre el psicópata y el otro, en la que intervienen
presiones instrumentales, físicas o psicológicas que impiden la posibilidad de opción en aquel sobre
el que se la ejerce.
B4. Parasitismo: Utilización del otro como medio de subsistencia. Aquí el psicópata realiza la
manipulación necesaria para conseguir sus fines, pero sin presionar demasiado, como actúa un
parásito en su relación con el huésped.
B5. Relaciones utilitarias: El psicópata establece un tipo de relación en la que capta al otro
para conseguir un objetivo. Una vez logrado, se desprende de él sin el menor miramiento o
consideración. Como una herramienta que no se utiliza más.
B6. Insensibilidad: Escasa o nula repercusión emocional ante el daño causado al otro en los
hechos psicopáticos. Permanece indiferente ante el dolor ajeno, lo cual no implica que, fuera de las
acciones psicopáticas, no se muestre sensible a otras personas, mascotas u objetos.
B6a) Crueldad: Puede ser impiadoso, hacer padecer, dañar severamente a otros, sin repercusión
emocional displacentera, y hasta considerar esto como parte del trabajo.
B6b) Tolerancia a situaciones de tensión: Permanece impasible u obra fríamente ante situaciones
de alta tensión en las que un 'normal' se paralizaría, descontrolaría o accionaría inadecuadamente.
C. Acto psicopático grave
Estos actos son lo suficientemente contundentes como para que cualquiera, sin tener
conocimientos especiales sobre el tema, los califique con un término equiparable al de psicópata
aquí utilizado.
C1. Tormenta psicopática
C1a) Homicidio brutal.
C1b) Masacre.
C1c) Violaciones y asesinatos en serie.
C1d) Otros actos asociales graves.
C2. Perversiones sexuales
C2a) Parafilias.
C2b) Incesto.
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LA COMPLEMENTARIA DEL PSICÓPATA
Bibliografía
Curso de Semiología psiquiátrica, Editorial Ananké, Buenos Aires, 1ra edición, 1996, 2da 1198,
3ra 2005, 4ta 2011, ISBN 978-987-1510-07-8
El complementario y su psicópata, Editorial Ananké, Buenos Aires, 1ra edición junio 2008, 2da
septiembre 2009 ISBN 978-987-1510-04-7, 3ra junio de 2011
Curso sobre psicopatía, los extravagantes, Editorial Ananké, Buenos Aires, 1ra edición
septiembre 2008, ISBN 978-987-1510-03-0
El jefe psicópata, radiografía de un depredador. Editorial El Zorzal, Buenos Aires, 1ra edición
septiembre 2010, ISBN: 978-987-599-162-0
Mujeres ancladas en psicópatas, Editorial Ananké, Buenos Aires, 1ra edición, marzo 2011, ISBN
978-987-1510-06-1
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