ACOTACIONES PARCIALES Y GIROS PROVISIONALES: EXAMEN DE ALGUNOS ASPECTOS DE SU FUNCIONAMIENTO 1 C ÉSAR T ALLEDO M AZÚ INTRODUCCION Tema I de estas Jornadas es la determinación de la obligación tributaria. Quien les habla debe desarrollarlo en su aspecto jurídico. Sólo se ha recibido una ponencia particular al respecto. Es la presentada por el doctor Luis Hernández, presidente de estas Jornadas. De modo que esta ponencia general no es una discusión de diversas ponencias particulares. Es fundamentalmente el producto de una reflexión sobre el tema, con un determinado enfoque y en función de determinadas materias. No se va a ofrecer en esta ponencia un tratamiento sistemático del tema. Ni se van a abordar cuestiones de doctrina, como la naturaleza del acto de determinación de la obligación tributaria o su clasificación. Ha sido centrada esta ponencia en el análisis de dos figuras relativamente nuevas y poco examinadas en nuestro medio: la acotación parcial y el giro provisional. Su análisis se efectua1 rá no de modo sistemático, sino más bien temático. Se examinarán aspectos de importancia práctica. El objetivo es tratar de esclarecer el funcionamiento de esas modalidades de determinación de la deuda tributaria. Creemos que esta es una labor previa a la ulterior reflexión doctrinaria. Las interrogantes que se intentará despejar surgen de la diaria aplicación de tales actos de la Administración Tributaria. De hecho varias de las cuestiones que se plantearán fueron formuladas por funcionarios de la DGC en un evento en el que el doctor Armando Zolezzi trató sobre la determinación de la obligación tributaria. Algunas ideas que en este trabajo se esbozan fueron formuladas por dicho Vocal del Tribunal Fiscal en el referido evento. En nuestra legislación existen tres actos administrativos vinculados a la determinación de la obligación tributaria: los giros provisionales, las acotaciones parciales y la acotación definitiva. Trabajo presentado como Ponencia General del Tema I: Determinación de la Obligación Tributaria - Aspecto Jurídico, en la Primera Jornada Nacional de Tributación organizada por la Asociación Fiscal Internacional - Grupo Peruano. 29 Tienen características comunes: son actos reglados que tienen como requisitos de validez el ser emitidos por la autoridad competente, constar en un documento y estar fundamentados. Se diferencia el giro provisional de la acotación parcial o definitiva, en su forma de producción y materia. No nace de una fiscalización sino de la mera constatación de la omisión de pago de una obligación exigible. Tiene como materia una obligación de cuya cuantía hay certeza. Por ello el giro es más una exigencia de pago que un acto de determinación e imputación de deuda. Las acotaciones, en los tributos autoliquidables, nacen de un proceso de fiscalización y apuntan a establecer, sobre base correcta, la existencia de una obligación tributaria. Operan rectificando la declaración del contribuyente mediante reparos, en cuyo caso pueden ser parciales o definitivas; o también sustituyéndose a esa declaración, cuando no ha sido presentada o se aparta de ella en los casos del art. 88 del Código Tributario, en cuyo caso se formula de oficio y con carácter de definitiva. Por ello la acotación, a diferencia del giro provisional, sí es tanto un acto de determinación e imputación de la deuda tributaria cuanto una exigencia de su pago. La figura de la acotación parcial se introdujo para agilizar el procedimiento de determinación de la obligación tributaria, obviando la necesidad de una fiscalización integral. La del giro provisional se introdujo para apurar la recaudación fiscal obviando la necesidad de toda fiscalización. Lo que sigue es un examen de al- 30 gunos aspectos de estas nuevas figuras. ACOTACIONES PARCIALES Procedencia de las acotaciones parciales Una acotación parcial supone que la Administración Tributaria tiene la posibilidad legal de efectuar reparos adicionales mediante nuevas acotaciones parciales o la acotación definitiva. ¿Trátase de una posibilidad irrestricta sin más límite que el temporal resultante del período prescriptorio? ¿Está sujeta dicha posibilidad a la sola iniciativa y voluntad de la Administración? Señalemos que no en todo tipo de tributos cabe la acotación parcial. Así ocurre en los tributos de realización inmediata como la alcabala, por ejemplo. En este tipo de tributos la determinación de la base imponible debe emanar de un solo acto de la Administración, que es la acotación definitiva. Es en los tributos de realización periódica cuya base imponible se conforma por el agregado de una serie de elementos o componentes que van surgiendo a lo largo del período al que corresponde el tributo, que caben las acotaciones parciales. Ejemplos típicos son los impuestos a la renta anual, al patrimonio empresarial y a las ventas. Sólo en estos tributos existe la posibilidad de fragmentar la determinación de la base imponible mediante reparos establecidos en acotaciones sucesivas. Aparte de esta restricción de orden material, definida por la índole del tributo, ¿existe otra para la formulación de acotaciones parciales? Podría responderse a esta pregunta afirmando que si el contribuyente ha sido requerido para una fiscalización integral por determinado tributo y período, ella debe concluir en una acotación definitiva. Fundamento de este criterio es la seguridad jurídica del contribuyente. Vinculada a esta apreciación, surge la cuestión siguiente: ¿Podría la Administración interrumpir la fiscalización y formular una acotación parcial? No debiera reconocerse a la Administración esa facultad, salvo que medien razones de fuerza mayor, como sería una huelga de su personal que alterara los programas de fiscalización, por ejemplo. Al margen de las restricciones señaladas, una vinculada a la índole de los tributos y otra al carácter de la fiscalización, no se alcanza a ver otras restricciones aplicables a la facultad de la Administración de formular acotaciones parciales. Los reparos que las motiven bien pueden derivar de la realización de pesquisas o compulsas eventuales o periódicas hechas al contribuyente; de la fiscalización relativa a otro tributo; o de información de terceros. Acotación parcial y art. 66 del Código Tributario Conforme al art. 66 del Código la Administración Tributaria no puede revocar, modificar o sustituir sus actos, luego de notificados, salvo si se trata de rectificar errores materiales o de cálculo, de acotaciones reclamadas o de casos en que existan indicios de la existencia de delito tributario. ¿Cómo opera este dispositivo en re- lación con la acotación parcial? La aplicación de esta norma a las acotaciones parciales sólo implica que el reparo determinado en ella, no puede ser modificado luego de notificada la acotación. Pero ello no enerva la posibilidad de formular los reparos adicionales que resulten de la fiscalización y motiven la acotación definitiva. Es la subsistencia de esta posibilidad la que hace pensar que la formulación de una acotación parcial representa siempre una restricción a la regla de la irrevisibilidad de las liquidaciones ya notificadas, sancionada en el art. 66; y que, como posibilidad de excepción, debe ser aceptada con criterio restrictivo. Acotación parcial y prescripción La notificación de la acotación parcial ¿interrumpe la prescripción? El art. 41, inc. 1, del Código Tributario expresa que la prescripción se interrumpe, entre otras causales, por la notificación de la acotación del tributo. Si, como se ha examinado antes, la acotación parcial es una especie del género acotación, su notificación interrumpe la prescripción, en aplicación del indicado dispositivo legal. Ahora bien, la prescripción queda interrumpida sólo hasta por el monto de la acotación parcial. Por la diferencia correspondiente a la mayor deuda tributaria que pueda existir a cargo del contribuyente por el mismo tributo y período a que se refiere la acotación parcial, la prescripción sigue corriendo, toda vez que respecto de ella el Fisco no ha evidenciado pretensión de hacer efectivo su crédito. 31 La acotación parcial en relación con la acotación definitiva Los reparos considerados en la acotación parcial deben ser integrados, en la acotación definitiva, con los nuevos reparos establecidos por ésta, en orden a determinar la base imponible del tributo. El tributo liquidado en la acotación parcial deberá ser deducido en la acotación definitiva, la que sólo deberá contener la exigencia de pago del saldo que resulte. Ahora bien, en razón de la posibilidad que existe de reclamar de la acotación parcial, surge la cuestión siguiente: ¿al formularse la acotación definitiva, debe excluirse el reparo de la acotación parcial que se encuentra impugnado? Cuando el tributo es de tasa proporcional, es indiferente que el reparo impugnado sea incorporado en la acotación definitiva, pues el mayor impuesto a que da lugar ese agregado, queda neutralizado por la deducción que se haga del impuesto liquidado de la acotación parcial. En cambio, cuando el tributo es de tasa progresiva, el mayor impuesto a que dé lugar la inclusión en la acotación definitiva de los reparos impugnados en la acotación parcial, no queda neutralizado por la deducción que se haga del impuesto liquidado en la acotación parcial, si el reparo en cuestión sufriera la incidencia del impuesto, en la acotación definitiva, con tasa marginal mayor a la que soporta en la acotación parcial. Ello hace pensar que cuando el tributo es de tasa progresiva, la acotación definitiva no debiera considerar los reparos de la acotación parcial que se encuentran impugnados. En tal supuesto, resulta que sea la impugnación de la acota- 32 ción parcial, procederá reliquidar el impuesto establecido en la acotación definitiva si acaso fuera desestimada en todo o en parte dicha impugnación. Acotación parcial y art. 102 del D. Leg. 200 El art. 102 del D. Leg. 200 dispone, a los fines del impuesto a la renta, la suspensión de la fiscalización de los ejercicios anteriores al último, cuando la fiscalización de la declaración correspondiente a este último año no da lugar a reparos. En razón de ello ordena iniciar la fiscalización del impuesto por la declaración del último año. Agrega que “Si por alguna razón la fiscalización debe iniciarse por otro ejercicio, tal fiscalización incluirá necesariamente el último año y si este no da lugar a reparos, no serán exigibles los impuestos que pudieran haberse acotado por los períodos anteriores a tal fiscalización”. Según el art. 187 del Reglamento, se entiende que la declaración del contribuyente ha sido objeto de reparos, si la suma de estos excede al 5% de la renta o pérdida neta declarada. La cuestión que surge en relación con este dispositivo es la de si afectan su aplicación los reparos formulados a través de una acotación parcial no surgida de una fiscalización del contribuyente, sino de información de terceros. En concreto la cuestión podría plantearse así: Los reparos así formulados respecto del último ejercicio ¿son computables para establecer el porcentaje de 5% a que alude el artículo 187 del Reglamento? La respuesta debe ser afirmativa, atendiendo al espíritu del dispositivo. No obstante su letra, que alude a reparos derivados de la fiscalización del último ejercicio, lo decisivo a los fines de su aplicación es que dicho ejercicio esté libre de reparos, cualquiera sea la fuente de estos. Siendo así, puede afirmarse, en relación con las acotaciones parciales, lo siguiente: – Si una acotación parcial incide en el último ejercicio, ella motivará que no se aplique la suspensión de la fiscalización de los ejercicios anteriores, cuando el reparo que la motiva excede al porcentaje (5%) señalado por el art. 187 del Reglamento. Dígase lo mismo si el exceso resulta al sumar el monto de los reparos recogidos en las diversas acotaciones parciales formuladas por el último ejercicio. - Si una o más acotaciones parciales han sido notificadas por los ejercicios anteriores antes del inicio de la fiscalización del último ejercicio, ellas no serán exigibles si por el último ejercicio no se formulan reparos en exceso del porcentaje antes referido. Acotaciones parciales por incremento patrimonial no justificado ¿Puede formularse una acotación parcial en razón del incremento patrimonial no justificado? Como antes se ha visto, la posibilidad legal de formular una acotación parcial, no está dada o definida por razón de su materia, sino del procedimiento seguido para llegar a ella. Siendo así, no se ve impedimento para que el incremento patrimonial no justificado pueda ser objeto de una aco- tación parcial. Por ejemplo, si se detectara por información de terceros que un omiso ha abierto una sustantiva cuenta de ahorros en el ejercicio, bien podría motivar ello la formulación de una acotación parcial si no hubiera sido requerido para la fiscalización definitiva. Ahora bien, la acotación parcial por incremento patrimonial no justificado tiene un efecto particular: como la renta neta establecida en base a ese incremento no corresponde a una determinada categoría, la Administración Tributaria está en condiciones de examinar las rentas de todas las categorías del contribuyente con miras a formular la acotación definitiva. Surge una cuestión adicional. ¿Pueden formularse sucesivamente, respecto del mismo ejercicio, acotaciones parciales basadas en distintas manifestaciones del incremento patrimonial no justificado? No se ve inconveniente para ello, toda vez que el incremento patrimonial no justificado es un reparo que presuntivamente tiene el carácter de renta neta. La aplicación del art. 66 del Código a una acotación parcial basada en determinada manifestación de incremento patrimonial, sólo conlleva que la cuantía de esa particular manifestación no pueda ser elevada luego de notificada la acotación parcial. CONCLUSIONES – Las acotaciones parciales son procedentes en los tributos de realización periódica. – Una fiscalización integral por un tributo y período determinados, no puede concluir en una acotación par- 33 cial, salvo que causales de fuerza mayor impidan concluir aquella. – Una acotación parcial, luego de su notificación, no puede ser modificada en cuanto al reparo determinado en ella, salvo que medien las causales de reapertura de acotación previstas en el art. 66 del Código Tributario. – La notificación de la acotación parcial interrumpe la prescripción del derecho del Fisco a determinar la obligación sólo hasta por el monto establecido en ella. – El tributo liquidado en la acotación parcial debe ser deducido en la acotación definitiva, la que sólo debe contener la exigencia de pago del saldo que resulte. – Tratándose de tributos sujetos a tasa progresiva si el reparo materia de la acotación parcial ha sido impugnado, la acotación definitiva no debe incluir ese reparo, hasta que se haya desestimado en todo o en parte dicha impugnación. – Los reparos materia de una acotación parcial surgida de información de terceros son computables a los fines de establecer el porcentaje de reparos a que alude el art. 187 del Reglamento del Impuesto a la Renta. – Procede formular acotación parcial por incremento patrimonial no justificado y en un mismo ejercicio puede formularse más de una acotación parcial por ese concepto. GIROS PROVISIONALES Procedencia de los giros provisionales El art. 87 del Código señala taxativamente los casos en que procede la emisión de los giros provisionales. Trá- 34 tase de situaciones en que media la falta de pago del tributo que el obligado debió autoliquidar y pagar sin gestión previa del órgano acotador. En dos de los cuatro casos contemplados, ha mediado una autoliquidación, pero no ha llegado a producirse el pago en todo o en parte. Son los casos de tributos autoliquidados (inc. 1) y de errores materiales o de cálculo que han originado faltantes de pago (inc. 3). En estos supuestos el giro es una mera exigencia de pago no reclamable. En los otros dos casos faltan la autoliquidación y el pago. Son los de omisión de los pagos a cuenta (inc. 2) y de omisión de la presentación de declaraciones y otras comunicaciones (inc. 4). La ausencia de la autoliquidación en estos últimos casos obliga al órgano acotador a practicar la liquidación del tributo, ciñéndose a lo dispuesto para cada tributo. Aquí el giro es un acto de liquidación de la deuda y de exigencia de su pago. Es por ello que en estos supuestos el giro se presta más a su impugnación. Vamos a puntualizar algunas reglas en torno a los supuestos en que procede la emisión de los giros provisionales. – Tratándose de tributos autoliquidados y no pagados por el obligado, el giro debe respetar la autoliquidación, salvo que medien errores de redacción o cálculo. Así en la RTF 18365 de 4-5-84 el Tribunal Fiscal fue del criterio que un giro provisional no puede desconocer la tasa del impuesto autoliquidado por el contribuyente, porque esa es una cuestión de fondo que debe ser examinada dentro del proceso de fiscalización. – En los casos de pagos a cuenta omitidos: – El giro debe notificarse antes de la presentación de la declaración jurada o del vencimiento del plazo para la presentación, lo que ocurra primero. En la RTF 18953 de 29-4-85 se dejó sin efecto un giro provisional por pago a cuenta omitido, entre otras razones por haber sido notificado después de haberse presentado la declaración jurada por el ejercicio. Asimismo, en el Informe 293-87EF/74.11 de la Asesoría Jurídica de la DGC, referido a los pagos a cuenta del impuesto a la renta, se expresa que “la exigibilidad de los pagos a cuenta está condicionada a que el impuesto a la renta (anual) no haya llegado a ser exigible, por no haber vencido el plazo para la presentación de la declaración jurada respectiva”. Se agrega que “en este sentido si al vencimiento del plazo de presentación de la Declaración Jurada, la empresa resulta deudora del impuesto a la renta por el ejercicio gravable anual, el Fisco se encuentra facultado a exigir el cumplimiento de dicha obligación tributaria y no los pagos a cuenta que debieron efectuarse en el transcurso del ejercicio”. – Si el giro se notifica después de la presentación de la declaración jurada, o del vencimiento del plazo a ese fin, sólo podrá tener como materia los intereses y recargos por los pagos a cuenta omitidos. La RTF 19833 de 13-10-87 ha declarado que “el hecho de haber cancelado el impuesto a la renta con el pago de regularización no exime... de los recargos e intereses, respecto de los pagos a cuenta no abonados oportunamente”. Criterio este que es aplicable a todo tributo sujeto a pagos a cuenta y de regularización. – Tratándose del impuesto a la renta anual, si el contribuyente tiene pérdidas de ejercicios anteriores, de cuantía tal que cabe presumir que no serán absorbidas con la renta del ejercicio, no cabe formular giros provisionales por los pagos a cuenta que ha dejado de efectuar. Esta regla ha sido acogida en el caso de la RTF 20321 de 4-6-87 en que se discutió la procedencia de un giro provisional por el pago a cuenta del impuesto a la renta correspondiente al mes de enero de 1983. La empresa tenía pagos en exceso por 1982, año en que arrojó pérdida. Estos pagos en exceso sólo podían ser aplicados contra los pagos a cuenta por los meses siguientes al de presentación de la declaración jurada de 1982; o sea a partir de abril de 1983 (D. Leg. 200, art. 82). En principio, estaba obligada entonces a hacer pagos a cuenta por los tres primeros meses según el sistema que debió escoger (D. Leg. 200, art. 81). No efectuó el pago por enero, formulándose entonces el giro provisional. El Tribunal Fiscal consideró que “en el presente caso, nos encon- 35 tramos frente a una obligación establecida por el artículo 81 del Decreto Legislativo N° 200, que no puede cumplirse por imposibilidad de la prestación, estando a que la pérdida experimentada en el ejercicio 1982 determina la inexistencia de deuda susceptible de pagarse anticipadamente en los primeros meses del ejercicio siguiente, en los cuales comienza a ser absorbida con la renta neta hasta agotar su importe”; y que “en estas condiciones procede considerar extinguida la obligación y dejarse sin efecto la cobranza de recargos e intereses”. – En los casos de omisión de presentación de la declaración jurada, la compulsa debe limitarse a establecer la base imponible a partir de la información que fluye de los libros y documentación del contribuyente, sin entrar a analizar la misma con ánimo de su fiscalización. Por ejemplo, si se trata de un contribuyente omiso a la contribución al FONAVI, la base imponible se establecerá a partir de la información que fluye del libro de planillas, sin pretender fiscalizar otros pagos. En su ponencia el doctor Hernández ha formulado las siguientes recomendaciones respecto de la procedencia de los giros provisionales: – Que se precise el supuesto en que procede el giro por pagos a cuenta omitidos, de modo que ello ocurra bajo la doble condición de que el monto adeudado esté incuestionablemente cuantificado y de que se for1 36 mule antes de que venza el plazo para el pago definitivo del tributo o de que se haya efectuado ese pago. – Que el giro originado en errores de redacción o de cálculo del contribuyente, proceda sólo si el error lleva a la evidencia de la falta de pago del tributo y del monto de este – Que se elimine la posibilidad de formular giros provisionales en casos de omisión de declaraciones juradas y otras comunicaciones, por cuanto en esos supuestos corresponde formular más bien resoluciones parciales o definitivas de acotación. Juzgo de necesaria aceptación este último punto de su propuesta. El giro provisional en relación con la acotación definitiva Formulada la acotación definitiva ¿en qué situación queda el giro provisional válidamente formulado? Cabe afirmar al respecto que el solo hecho de haberse formulado la acotación definitiva no enerva la exigibilidad del giro provisional. El monto de la deuda materia del giro provisional debe deducirse de la deuda establecida en la acotación definitiva (Ese es el procedimiento que en la práctica sigue la DGC). Si la acotación definitiva estableciera deuda mayor que la del giro, sólo contendrá la exigencia de pago del saldo. 2 Si estableciera deuda menor que la del giro, la acotación definitiva no deberá contener exigencia de pago alguno y el giro deberá considerarse nulo, y por ende, inexigible, en cuanto al exceso se refiere. Así ocurrió por ejemplo, en el caso de la RTF 17892 de 6-9-83. ¿Afecta la exigibilidad del giro provisional la reclamación de la acotación definitiva? La respuesta debe ser negativa. La discusión en torno a la existencia de una deuda a cargo del recurrente, no tiene por qué afectar la exigibilidad del giro provisional. Será recién con la expedición de la resolución firme que deje sin efecto la acotación definitiva en todo o en parte, que el giro provisional devendrá sin efecto en la parte del mismo que exceda al monto procedente de la acotación definitiva. Reclamación de giros provisionales La reclamación de giros provisionales está sujeta a las normas de la reclamación de acotaciones, excepto en cuanto al pago previo de la deuda girada, que es requisito de admisibilidad de la reclamación de tales giros (C.T. art. 121). Cabe preguntarse sobre la bondad de este régimen. Por lo común, las reclamaciones de giros provisionales se dan respecto de los formulados por omisión de pagos a cuenta y por omisión de declaraciones juradas y otras comunicaciones. Los pagos a cuenta materia del giro se determinan, en principio, con sujeción a las disposiciones legales y su impugnación apunta a establecer que se están cubriendo con algún saldo a favor, o que no se está obligado a efectuarlos por existir pérdidas, si se trata de pagos a cuenta del impuesto a la renta. Los giros por omisión de declaraciones, etc. se sustentan en compulsas de los registros del contribuyente y su impugnación tiende a establecer que existe error en la compulsa, o que la deuda ya ha sido o está siendo cancelada mediante un fraccionamiento o el acogimiento a una amnistía. Normalmente las impugnaciones se sustentan en prueba instrumental preconstituida (comprobantes de pago, convenios de fraccionamiento, declaraciones de acogimiento a una amnistía, libros de planillas, registros de ventas, declaraciones juradas, etc.). Siendo así, ¿por qué han de aplicarse los términos procesales comunes? ¿qué justificación hay para ello? Al respecto, es plausible la recomendación formulada en la Ponencia del doctor Hernández, en el sentido de que el procedimiento contencioso de los giros provisionales sea breve, debiendo preverse la expedición de resoluciones en términos más cortos y perentorios que los que existen para la reclamación de acotaciones. El pago previo del giro provisional como requisito de su reclamación El Código Tributario señala que para interponer reclamación de giros provisionales es requisito el pago previo de la totalidad de la deuda tributaria girada, excepto cuando medien circunstancias que evidencien que la cobranza podría ser improcedente, en cuyo caso la Administración está facultada a disponer la suspensión por un tiempo prudencial (arts. 101 y 121). Trátase de una facultad discrecional de la Administración no sujeta a término en cuanto a su ejercicio. Sobre este punto volveremos luego. Surge una primera cuestión: ¿en qué circunstancias la cobranza del giro podría ser improcedente? Debe des- 37 tacarse que existe una norma vigente que señala las circunstancias concretas en las que procede suspender la cobranza del giro provisional. Se trata del art. 4 del D.S. 411-83-EFC. Este dispositivo señala como tales circunstancias la existencia de un convenio de fraccionamiento de pago; el no ser omiso al pago, la inexistencia de deuda exigible por tener el contribuyente saldo a favor aplicable a períodos posteriores según las normas de diversos tributos; y existir error de redacción o cálculo en el giro. Este dispositivo no ha sido derogado expresamente y el hecho de que sus normas no hayan sido recogidas por el Código Tributario, al incorporarse a éste las reglas sobre giros provisionales por el D. Leg. 300 no significa que hayan quedado tácitamente derogadas. Pero existe otra circunstancia, admitida por la jurisprudencia, en la que no procede el pago previo del giro. Se presenta cuando el giro en rigor constituye un acto de acotación por haber establecido la deuda de modo definitivo o en base a una fiscalización. Por ejemplo, es el caso de giros por multas o por incremento patrimonial no justificado. Por tratarse de verdaderos actos de acotación, su reclamación no está sujeta a pago previo si se interpone oportunamente. Finalmente, debe puntualizarse que tampoco cabe el pago previo respecto de giros provisionales irregularmente formulados. Es el caso por ejemplo, de los giros por pagos a cuenta omitidos, notificados luego de haber presentado el contribuyente la declaración jurada o de vencido el plazo a este fin. Tratándose de un acto nulo carece de to- 38 da eficacia la exigencia de pago contenida en él. Hay una cuestión de orden práctico muy importante vinculada al pago previo del giro provisional: ¿Procede la queja cuando la Administración requiere al reclamante el pago del monto girado a fin de admitir a trámite la reclamación, sin pronunciarse aún sobre la inadmisibilidad de esta? El criterio de la jurisprudencia ha sido el siguiente: – En situaciones en que el giro constituye en rigor una acotación, se ha admitido uniformemente la queja contra la DGC por exigir el pago previo como condición para admitir a trámite la reclamación (RTF 19017 de 1-7-85; 19018 de 2-7-85; 19172 de 16-10-85, entre otras). – En otras situaciones, en que se ha alegado que existía error en el giro en cuanto a la determinación de la base imponible y que el tributo autoliquidado sobre base correcta ya había sido pagado, la jurisprudencia resulta contradictoria. Así, en la RTF 19243 de 2-12-85, se admitió la queja y se dispuso que la DGC informara sobre los motivos de la misma. En cambio, más recientemente, la RTF 19932 de 25-11-86 declaró improcedente la queja en base a que la exigencia del pagó previo tiene amparo en el art. 121, tercer párrafo, del Código Tributario, no constituyendo una infracción procesal pasible de queja; ya que la no aplicación de una facultad discrecional de la Administración para suspender temporalmente la cobranza cuando medien circunstancias que podrían hacerla improcedente, tampoco constituye infracción formal. El Vocal informante expresó que “expedida que sea la resolución pertinente declarando la no admisibilidad de la reclamación si fuera el caso, y si se interpusiera apelación, sería la oportunidad para que el Tribunal Fiscal se pronuncie si los aspectos planteados por la recurrente deben considerárseles evidencias que acrediten la admisibilidad a trámite de la reclamación”. Cabe preguntarse por qué tratándose de una facultad discrecional de la Administración, resulta revisable por el Tribunal Fiscal, en vía de apelación, la resolución que deniega la suspensión de la cobranza y declara inadmisible la reclamación. ¿No se trata más bien de circunstancias que de existir objetivamente, obligan a suspender la cobranza, debiendo ser merituadas a la brevedad por la Administración para evitar un daño al contribuyente? ¿No resultaba más ajustado a la equidad y a la economía procesal, ordenar a la DGC que expidiera pronunciamiento sobre la admisibilidad de la reclamación, con examen de las circunstancias, para ver si era improcedente la cobranza; y que se dejara sin efecto el requerimiento de pago mientras no quedara firme la resolución que denegase la admisión a trámite de la reclamación sin pago previo? En su ponencia el Dr. Hernández recomienda modificar el art. 121 del Código, a fin de permitir la reclamación de los giros provisionales sin pago previo del monto impugnado, sancionándose con recargos mayores que los normales, a los que abusando de ese derecho, interpongan reclamación con notoria falta de fundamentos. Criterio este que nos parece plausible. CONCLUSIONES – Tratándose de tributos autoliquidados y no pagados por el obligado, el giro debe respetar la autoliquidación, salvo que medien errores de redacción o cálculo. – En los casos de pagos a cuenta omitidos: – El giro debe notificarse antes de la presentación de la declaración jurada o del vencimiento del plazo para la presentación, lo que ocurra primero. - Si el giro se notifica después de la presentación de la declaración jurada, o del vencimiento del plazo a ese fin, sólo podrá tener como materia los intereses y recargos por los pagos a cuenta omitidos. - Tratándose del impuesto a la renta anual, si el contribuyente tiene pérdidas de ejercicios anteriores, de cuantía tal que cabe presumir que no serán absorbidas con la renta del ejercicio, no cabe formular giros provisionales por los pagos a cuenta que ha dejado de efectuar. - En los casos de omisión de presentación de la declaración jurada, la compulsa debe limitarse a establecer la base imponible a partir de la información que fluye de los libros y documentos del contribuyente, sin llegar a su fiscalización. – La formulación de la acotación definitiva no enerva la exigibilidad del giro provisional. Si la acotación definitiva determina deuda mayor que la del giro, sólo contendrá la exigencia de pago del saldo. Si esta- 39 bleciera deuda menor, el giro devendrá inexigible por el exceso. – Si se impugna la acotación definitiva, el giro provisional queda sin efecto en la parte del mismo que exceda al monto de la acotación definitiva que resulte procedente según resolución firme. – Deben establecerse términos procesales más cortos para la reclamación de giros provisionales. – Para reclamar de un giro no es necesario el pago previo del monto gi- 40 rado en los casos del art. 4 del D.S. 411-83-EFC; en los casos en que bajo la forma de un giro provisional se ha practicado un acto de acotación y en los de giros provisionales irregularmente formulados. - Impugnado un giro provisional y cuestionado el pago previo del monto girado, en base al art. 101, tercer párrafo, del Código Tributario, no debiera exigirse el pago previo mientras no se resuelva de modo firme sobre la inadmisibilidad de la reclamación.