Confidencias con una sorgina

Anuncio
Confidencias con una sorgina
Josu Sorauren
Graci está hecha de tisú, o de espuma. Graci es una sorpresa. Bajo su piel de nácar, sus venas
son ardientes. Tras sus pupilas de intensa noche sosegada, hierve un mundo de mensaje y de
palabras. Graci es una bruja. Ya se sabe, "las meigas no existen, pero haberlas haylas".
Profunda conocedora del uso medicinal de hierbas (sendabelarra) y pócimas, dispensadora de
hechizos. Pero es la energía de sus manos de seda la que te cala hasta las entrañas. Reniega
de la cartomancia…
-Afirma que es un camelo, un juego de dos posibilidades. No es difícil atinar una de dos. ¿Qué
ven?, lo que tu quieras ver. A una buena bruja o le mueve el amor, o es una farsante o una
nigromante. Pero bueno… al menos yo no pondría la mano en ese mundo. Yo soy una bruja
buena…
-¿A qué brujas quemaron? ¿A las buenas o a las malas?
-Te cuento. Pasó en el entorno de Sara y Urdax, a principio del XVII. Dicen que por aquellos
años, un inquisidor, un tal Pierre de Lancre causaba estragos en toda la región vasca
fronteriza, torturando a inofensivas mujeres…
- ¿Pierre de Lancre?
Pensé que mi interrupción le contrariaba, incluso que pudiera parecerle petulante. No fue así.
-¿Qué sabes de ese tipo? No tengo demasiadas referencias de él.
-Era un misógino empedernido y un pervertido criminal, claro que por entonces las leyes…
- Dicen que hizo cosas monstruosas…
- Pues -yo, pelín ufano- para muestra una perla. Aprovechando que la población masculina
faenaba en el mar, investigó, o quizás simplemente noveló su depravada fantasía, supuestos
adulterios y libertinajes de las esposas de los marinos y curanderos. Ordenó torturar
salvajemente a 2oo personas, fundamentalmente mujeres. También a niños y a algún
sacerdote. El retorno de los marinos supuso un motín. Esta fue su última actuación en
Iparralde. Las autoridades para evitar mas graves altercados le retiraron.
- Ya había oído algo sobe las perrerías de este energúmeno. Pero claro, era el estilo de los
inquisidores. ¿Acaso la propia iglesia nos trataba mejor a las mujeres? Esa sí que era
misoginia, la de la Iglesia…
- Misoginia y celos… Los varones no aceptaban que las mujeres fueran comadronas que traían
la vida, curanderas, trasmisoras de costumbres, tradiciones y cultura… Pero perdona, estoy
cortando tu historia vilmente.
1/5
Confidencias con una sorgina
Josu Sorauren
Sonrió pícaramente. Encandilaban sus cuarenta años henchidos de una belleza tan escueta,
tan bien diseñada, tan brujeril.
- Aquella noche había farra. Ahora nos vamos enterando de que tales reuniones eran
frecuentemente un simple escape hacia el jolgorio, para aquellas gentes sencillas. Siempre
sometidas a esa represión moral o religiosa que la iglesia imponía a sus vidas…
- Sobre esto podríamos hablar largo y tendido, pero no acabarías nunca tu historia.
- Pues eso -prosiguió pacientemente-…
Era una tarde de Junio -me permito adornar su relato- de esas en que el sol no se resigna a
despedirse del verdor insultante de los prados. Las jóvenes amontonaban indolentemente las
últimas gavillas. Gratxina, con sus dieciséis ingenuas primaveras recién estrenadas,
permanecía como al margen del pequeño conciliábulo de mozas.
- "Urbildu", le conminó Mikela, su hermanastra.
Gratxina, dentro de su timidez, siempre había sido una niña pusilánime, ni hubiera soñado que
aquellas muchachas desenvueltas le hubieran hecho partícipes de sus misterios…
- Si quieres, puedes acompañarnos a la fiesta de esta noche…Ya sabes chistu y tamboril y
"mutilak"…
Las otras neskas se cruzaban sonrisas y traviesos guiños…
- ¿Tendría que preguntárselo a la amatxo?
La ama de Gratxina no era realmente su amatxo. Todos sabían que la vieja comadrona y
curandera Graciana, un buen día, -no se sabe de donde, ni de quien-, apareció con una
criatura envuelta en harapos. Pero nadie, ni siquiera el propio cura, quiso investigar… Sería la
bastarda de algún señor, de algún clérigo… ¡Vaya usted a saber…!
-Nadie pregunta a su amatxo -le soltó la más desenvuelta del grupo-, sobre todo tratándose de
Graciana…¡ja,ja,ja…! Con el último rayo, aparece en el prado de Artxuri…
- Me temo que se trata de un akelarre…-le interrumpí tan estúpido como atolondradoEsta vez si que tuve la sensación de haber introducido el calco en todo el sofrito…
-¿Akelarre? Sería mejor que dejes a un lado los prejuicios. Se lo que te figuras… Ni siquiera tal
palabra es nuestra. ¿Te suena Gustav Henningsen?
- Por supuesto, -Suerte que lo había leído recientemente-.
- Como sabes es uno de los más profundos estudiosos de la brujería. Ha llegado a la
2/5
Confidencias con una sorgina
Josu Sorauren
conclusión de que la palabra aquelarre es una construcción culta atribuida probablemente al
inquisidor Juan del Valle Alvarado. Ya sabes, el que se cargó precisamente a alguna de las
jóvenes de las historia que trato de contarte.
No ocultaré la especie de bochorno interior que me invadió. Con cierta arrogancia cultural
había imaginado que me endosaría la manida leyenda que Pedro de Madrazo refiere en su
Historia del país vasco. Relato sin duda recogido de las tradiciones de esas mugas, más
políticas que consistentes, entre Iparralde y Egoalde.
Era harto conocida la leyenda de Gratxina, que engañada por sus amigas acude al akelarre,
entre sombras monstruosas, desdentadas sorgiñas en las grupas de sus escobas, gaiteros y
mozas y jóvenes impíos.
Allí, los curas adoradores de Satán se concitaban con el macho cabrío, para oficiar el rito
diabólico de la misa negra.
Y como Gratxina, tal vez atascada por la pócima que había bebido, no podía reaccionar ante
las aberraciones que presenciaba. Brujas desnudas besando enloquecidas las pezuñas y las
nalgas del macho cabrío, muchachos apareándose con mozas y entre sí… Sobre la escena,
aquella mirada de fuego verdoso del diablo, perfilando toda la bacanal del conciliábulo…
Y como creyó morirse cuando el diablo con cuerpo de macho cabrío, precedido por María de
Echaute, se dirigió a ella.
_ Gratxina -su tono era enronquecido y maléfico- has de apedrear esa cruz y besar a este
señor, si quieres merecer su gracia.
La leyenda, sin duda orquestada y glosada por la Iglesia, por alguna sospechosa razón salvaba
a Gratxina de las garras de Lucifer. Gratxina con todas las fuerzas que le permitían su terror y
su alucinamiento gritó "Jesus Ona".
Y entonces surgieron los abismos y el akelarre se despeñó por las sombras lóbregas. Y
bajaron los ángeles del cielo y transportaron el cuerpo de la joven doncella.
Todavía el alma de Gratxina debe vagar por los umbríos hayedos de Loiara y Aizparaz, tras su
prodigiosa desaparición. Era la vieja y archiconocida leyenda…
El rostro de Graci reflejaba cierto enojo, pero aquel mohín no amargaba su belleza. Su leve
reproche a mi intemperancia resultaba tan encantador, tan convincente que me juré a mi
mismo morderme la lengua antes que volver a cortar sus palabras.
Mereció la pena porque su historia, no sólo era más humana e interesante que la
ancestralmente divulgada, sino más creíble y posiblemente más verídica.
El atardecer -cada palabra surgía como acariciada por su aliento- se cernía entre los hayedos.
El verdor de los prados todavía exhalaba el cálido perfume del último sol. Los muchachos
3/5
Confidencias con una sorgina
Josu Sorauren
ascendían con un silencio sonriente hasta los altos prados de as lejanas colinas…
Allí, donde se perdían los sonidos y las luminarias del mundo la tenue brisa musitaba en las
hayas anochecidas. Bajaban las estrellas y cortejaban a la luna de Peña de Plata…
El tamborilero de Urdax quebraba el silencio. Los jóvenes danzaban en corro espoleados por
las palmadas de mujeres maduras y ancianas…
Gratxina sin saber como, se vio encadenada en la danza. Sumida en aquel corro de frenéticas
bacantes, y en el paroxismo de la fiesta… Las viejas comadres preparaban bebedizos con el
frescor de los manantiales. Pero el frescor se tornaba canto vibrante en las gargantas y flujo de
fuego en las venas…
La noche se detenía en los luminosos escorzos de las hogueras… Los muchachos y algunas
mozas desnudaban sus torsos. Trataban de oxigenar sus pechos ardientes engranados en la
rueda frenética que impulsaba el ritmo enajenado del tamborilero…
Las matronas sonreían maliciosamente, cuando alguna pareja huía al hayedo para ensortijar su
pasión sobre la hojarasca…
Miguel , con ojos libidinosos prendió la mano de Gratxina con la intención de conducirla a las
sombras. La doncella abría sus pupilas extraviadas dejándose llevar inconscientemente…
-"Geldi zaldiko…samurregia zuretzat…Hor izanen dituzu irrikatuak direnak, bildu, ez da zaia!
(Quieto potranco, es demasiado blanda para ti, ahí tienes mas dispuestas, busca que no es
difícil)
Y Graciana se la llevó por los senderos de la noche. Y nadie supo más de la joven Gratxina.
La vieja no tuvo que dar excesivas explicaciones. Simplemente la joven había llegado a la
adolescencia y como había prometido a su madre se la entregó.
-Evidentemente - sonreí complaciente a Graci-, algún misterio tendrá este relato, si no, no…
-Evidentemente. Ten paciencia un momento…
Se subió a un taburete y entresacó un viejo tomo con tapas de piel, como si estuviera
oxidado…
-Es…para que lo entiendas como si fuera mi libro genealógico… Aquí se recogen hechos,
costumbres, ritos de todas mis antepasadas…
- Antepasadas y antepasados querrás decir…
- Has oído bien… Antepasadas, desde Gratxina hasta mi madre Graciela…
4/5
Confidencias con una sorgina
Josu Sorauren
- De alguna forma conoces las andanzas de Gratxina.
- Claro. Si Graciana se la llevó tan intempestivamente, es que había una poderosa razón. Algo
intuía la anciana, malos presagios o simplemente que algo o a alguien vio en aquella
concurrencia que no le convenció. No iba descaminada. A los pocos días la inquisición apresó
a unas cuantas mujeres y hombres de Zugarramurdi y a la propia Graciana. Como bien sabes
fueron procesadas en Logroño y cuatro mujeres María de Arburu, María de Baztán, María de
Echaute, Graciana Barrenetxea, Miguel de Goyburu y otro que no recuerdo, acabaron en la
hoguera…
- ¿Qué fue de Gratxina?
- Aquí, en este viejo libro, está el relato del atroz espectáculo de estos sencillos aldeanos…El
relato es de una tal Gratxina de Goyburu…
- Gratxina…
- Si, la primera bruja de la saga de brujas buenas… Por decirlo así, la madre de todas, mi
madre, abuela, bisabuela, tartarabuela… ¡Ja,ja,ja…!
- ¿Brujas buenas…hum…!
- No te rías. Tengo un buen amigo en México, un lejano pariente, que de ser un hombre que lo
tenía todo, salud, dinero, donosura, amor…No hace mucho se enamoró locamente de una
bellísima pelandusca, y casi lo dejó para el desguace… Esta era una bruja mala, nigromántica,
que le suministraba peligrosos bebedizos guiada por un mal hechicero…Justamente llegamos
a tiempo para volverlo a su ser. Y ahí andamos tratando de redimirlo…
- Podrías dar más detalles… Me interesa sobre manera este mundo… Por cierto, me has
dejado con un palmo de narices con lo de Gratxina…
- ¿No piensas visitarme algún otro día…?
No podría decir si en su pregunta, había picardía, voluptuosidad, ironía o simple ingenuidad…
Nunca me hubiera atrevido a revelar a familiares y amigos las razones de mis visitas a Graci.
Creía en su energía y en sus hechizos… Era indudable que sedaban mi mundo interior,
excesivamente revuelto. Esto me bastaba.
-De todos modos, es cierto que en toda mujer hay una bruja…
-Y en todo hombre un sátiro…
-Ya, ya… El problema es saber cual es la bruja buena.
- Lo mismo te digo, guapo. ¡Enséñame un sátiro bueno…!
5/5
Descargar