CAPÍTU LO El automóvil: el carrito automotor Los AUTOMÓVILES ANTES DE ANAlIZAR EN PROFUNDIDAD la hoja 812r del Códice Atlántico, es decir, la hoja en la que se des­ cubrió el llamado «automóvil", conviene com­ prender cuáles y cuántos medios de transporte di­ seí'ió Leonardo y por qué. Sería erróneo abordar un diseí'io del genio analizando un único manus­ crito y sin conocer todos los demás. Cometería­ mos el mismo terrible error que cometen los or­ ganizadores de expOSICIones improvisadas cuando presentan, por ejemplo, la famos a «bici­ cleta de Leonardo» que toman de la hoja 133v del Códice Atlántico sin tener presente que no se trata en absoluto de un diseí'io del maestro(l) Exceptuando los carros de siega y los de guerra, Leonardo diseñó algunos carros y medios de transporte cuyos objetos e indicios están disper­ sos por muchos de sus proyectos. Sus carros pare­ cen pertenecer a una única categoría: la de los transportes de objetos pesados, no de personas. Por lo demás, en el siglo xv no existía la necesidad de construir un automóvil como lo concebimos hoy, ya que existían los caballos y los bueyes, efi­ caces, veloces y poco costosos. El problema, en cambio, era el transporte de cañones, campanas, o columnas de enormes dimensiones. En los dibujos que realizó Francesco di Giorgio Martini en 1470 aparecen numerosos diseños de carros mecáni­ cos para el transporte de materiales pesados, como obeliscos y columnas. - - - - - - -- --- Probablemente nos en contramos delante de un verdadero «disparate» hi stó rico. El dibujo seguramente no es de Leonar­ do. Augusto Marinoni sostiene que se trata de una copia mal hecha de un esmdiante del taller de Leonardo sobre un dibujo que se ha perdido delma esu'O. Pero casi con más seguridad se trata de un garabato que realizó cualquiera siglos más tarde en una hoja que se había soltado y posteriormente se encuader­ nó de nuevo; o peor aún, es una falsificación. como afirma La­ dislao Retti . ti) 3.1. Todo empieza en la boja 812r del Códice Atlántico. que data de 1478, cuando Leonardo tenía veintiséis anos. 3 Leonardo conoció a Giorgio Martini en 1490 en Milán. Y también conoció bien el tratado que éste había escrito; tanto que en lo manu critos vincianos pueden encontrarse casi todos los proyectos de Martini reinterpretados. Podría decirse que Leonardo copió muchos de los diseños de Francesco di Giorgio si no fuese porque cada uno de éstos fue mejorado, integrado y conver­ 'do técnicamente en algo más realizable: todo lo contrario a lo que hacían muchos de sus predecesores, que se limitaban a reali­ zar réplica. También el aspecto gráfico es distinto: los dibujos de Martini y Taccola eran todavía imprecisos y estaban muy lejos del lenguaje de dibujo técnico que introdujo Leonardo. En cambio , el artista de Vinci propuso dibujos técnicos casi perfectos com­ parable a los dibujos técnicos de la actual industria. Al analizar uno de los carros del tratado de Francesco di Giorgio (ver figura 3.2) se ve con claridad que este tipo de dibujos y di eño. no se pueden realizar. Son hipótesis y posibles soluciones basadas en una mecánica ideal. De hecho, más allá de los p ro­ blem::v técnicos que plantean, es imposible esperar llegar a girar 7776 vueltas el perno superior en sólo medio metro (ver figura 3). En cambio, Leonardo en todos sus proyectos, incluso en los fantasiosos, trató de buscar soluciones realizables. E o -í. los dibujos de Martini ayudan a comprender peque ños misterios ya que resuelven algunas dudas de interpretación. Au­ _u ro Marinoni, por ejemplo, ha visto en el sutil dibujo de la parte superior de la hoja 1141' del Códice Atlántico un automóvil con dirección y un illín para un conductor en la parte delantera (ver figura 3.4 y también página 97). Ha conjeturado que las líneas ar­ quea que salen del centro son los arcos que impulsan el sistema y que esta máquina tiene cinco ruedas, al igual que sostienen 19una interpretaciones sobre la máquina superior de la hoja 81 2r. En cambio. al analizar la obra completa de Leo nardo, si tenemos presentes las influe ncias de Martini y co nsideramos las ne­ celdade de la época, podemos concluir que su solución es la de un simple carro transportado r con propulsió n a manivela. El di­ bUJO pre ente en la hoja 114r del Códice Atlántico (en la parte superior derecha) es muy sutil y pálido y, en p arte , se entrevén los dibujo que hay debajo. En la misma hoja aparecen también un sistema para una máquina voladora, un multiplicador de velo ci­ dad y una bombarda defensiva. Pero, volviendo al tema que nos interesa, podemos distinguir cuatro ruedas (ver figura 3.4) y dos l~ur:lS humanas, y también se entrevé a la derecha un mecanismo con cilindro y p olea para girar la rueda. En el ángulo inferi or de l::t hoja 8681' (primera imagen a la izquierda) existe un indicio que nos puede ayudar: se ve un carro con do s ruedas motrices in­ dependientes con el mismo sistema propulsor; estos cilindros tienen una polea movida por un hombre que está de pie o sentado . nto a la rueda. Entonces, si para desplazarse rápidamente era más útil un caballo y si los proyectos de carros mecánicos de la épo­ ca, como hemos dicho , servían para transportar material pesado, ¿para qué servía un carro de este tipo? En el Manuscrito B(f. 77r) Leonardo abordó el problema del transporte de objetos pesados como caüones o campanas, estudiando cuánta e nergía se necesita para transmitir movimiento a las ruedas. Y, preci­ samente, podría ser una gran campana el objeto que aparece esbozado en pocas /' líneas sobre el carro de la hoja 114r, tiene las proporciones justas y se apo­ ya en el centro del carro, que está reforzado con dos travesaños co­ locados en aspa que se atisban en e l dibujo. Si imaginamos que el sistema de cilindros se multiplica p or cada una de ? til cal7'o IrallSpOJ1ador {Tr.nado de Arqui tectura de "'ra/lCf!SCO di Giorgio Ma rtini, á 1-1'90 EL AUTOMÓV1L: EL CARRITO AUTO:-10TOR - DlRECClÓ:-\ es uno de los muchos dibujados por Mm1ini, todos lrecidos entre sí. Un operador gira el primer eje A que elmouimiento al eje B, desacelerado por los eng ranajes ell , B tra nsmite el movimiento a e con un coeji'ciente de 3 6· y 'nite a su [)ez a las ruedas D con un coeficiente de 18. De ' .."TI. es lzecesario girar A 7776 veces (12 x 36 x 18) para ,'l/a 1'ue/ta de la nteda D , De esto se deduce, c/a ramerlte. que 1r1sión sirve para transp011ar o tirar de un enorll7e peso CO Il '1'0 con facilidad . El sistema de transll7isión E-F hace de . y las ruedas F giran lenta mente y se apoya11 sobre la ·,'7·() A - RCED.-\:) r 3.-!. El detalle de la boja 114r del Códice Arlántico es tan sutil que ba hecbo fa lta una restauración digital. El resultado ba confirll1ado la hipótesis de 11/1 carro para transp0/1ar objetos pesados. La imagen marcada COIllO 8681' es l/na ampliación del ángulo injim'or derecho de la boja 8681'. ~ ftI} RCEDA -.J las cuatro ruedas queda justificada la posición de la figura humana d e la izquierda . En la presente página proponemos una re­ con trucción tridimensional inédita del carro con cuatro op e radores que transportan una campana. Puesto que las ruedas on independientes , para cambiar de dirección b asta con que dos o p eradores laterales giren sus ruedas más o menos rápido. La hoja 77r del Manuscrito B (ver página siguiente) presenta algunos proyectos de carros para el transporte yellevantamien ­ [O de objetos enormemente pesados, como un cañón gigante. El sistema propuesto por Leonardo es un cabestrante piramidal móvil. La estructura aparece también en otras hojas, como la 88v del Códice A tlántico, donde se propone un cabestrante de [or­ nillos más tarde dibujado de nuevo en el Códice MadTid 1 Es posible conjetu­ rar las reconstrucciones aquí propuestas estudiando todos lo s m anuscritos. atendiendo a las pocas indicaciones que dio Leonardo y reconociendo todos los indicios dispersos. La estructura tiene diez metros de altura , lo que se ded uce del dibujo y de las precisas indicaciones d adas por Leonardo sobre el tamaño de las ruedas: la inferior debe medir dos brazos y medio de alto (cerca de 1,5 m). Las ruedas superiores, con sesenta y cuatro dientes, engranan alternativa­ mente los cilindros inferiores de ocho dientes. De esta manera, a cada engranaje corre p o nde un cociente de multiplicación y de marcha de 1:8. Aumentando el número de engranajes, Leonardo llegó a calcular que, tirando con una fuerza equi,"alente a cien libras resultaría una fuerza equivalente a un milló n de libras. Tal y como están dibujados los mecanismos, éstos reciben el movimiento prin­ cipal del desplazamiento de la estructura y de las cuatro ruedas. Pasando de engra naje en engranaje, se obtiene un movimiento final lento pero de gran fue rza multiplicada que, gracias a la polea superior, consigue elevar sin difi­ cultad incluso una bombarda gigante. Es probable que esta máquina sea de di­ ficil co nstrucción y de eficacia dudosa, pero es mm" importante hacer notar la continua búsqueda que llevó a cabo Leonardo de mecanismos automáticos que, aprovechando los conceptos de mecánica y la ciencia de los pesos, ayu­ dasen a las personas en los trabajos pesados. DESPIECE 'tODELO 3D EL AUTOMÓVIL: EL CARRITO AUTO M OTOR 3.5. El carro para caiiol7es gigantes . .. .".. t' "'1-~1r" "7"1 "'<. 1 I 0 lanuscrito B, hoja 77r. . ~ ~'.:"" - " IM . '1 [ d ! ~ rIJ :,~r Manuscrito B , hoja 76v. IÓ~ y TRANSMISIÓN DEL MOVIMIENTO .-ttlán tico, f. 17v) J rv del Códice Atlántico, Leonardo estudió un posible engranaje que hiciera las veces de dirección. El engranaje parece umbién un sistema de propulsión con transmisión a un eje. En el Códice .~Iadrid 1 estudió y propuso distintas soluciones para la n d elantera de los carros. A diferencia de la mayoría de sus contemporáneos ingenieros, que se limitaban a reproducir ideas d e o tros autores procedentes de la t.radición anterio r, Leo nardo se interesó por todos y cada uno de los detalles y formuló 4ue p onían en tela de juicio cada planteamiento tradicio nal. .­