BASES DE LA L2

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BASES DE LA L2
COMPETENCIA COMUNICATIVA
COMPETENCIA ACADÉMICA
La incursión en una nueva lengua es un proceso largo y se podría
decir que "interminable" (¿cuándo se acaba de conocer un idioma?). Este
proceso, en el caso de nuestros alumnos, se complica más si cabe al tener
que abordarlo paralelamente en una doble dimensión: además del
aprendizaje de la L2 para comunicar en su nueva vida
(COMPETENCIA COMUNICATIVA) también tienen que afrontar el
aprendizaje específico para seguir el currículum (COMPETENCIA
ACADÉMICA) en una lengua diferente a la propia, lo que supone, a su vez,
aprender la L2 a través del currículum. Esto es determinante para los
alumnos: la posibilidad de adquirir la nueva lengua desde las propias áreas
y para ellas.
Desde el Centro es necesario poner en marcha todos los recursos posibles
que apoyen el progreso de los alumnos en esta doble vía. Y dentro de ellos,
además de las clases específicas de L2, son fundamentales aquellos que se
den específicamente dentro del aula, desde cada una de las
asignaturas, de la forma más normalizada posible.
Se trata de:
1. Se trata de considerar la lengua como lo que es, un
instrumento de comunicación, no como objeto de estudio
en sí mismo. En este sentido, la gramática, el léxico, la
pronunciación y la ortografía se convierten en subsidiarios de los
objetivos comunicativos (competencia funcional: Saludar, pedir
permiso, hablar de enfermedades, etc.).
2. Se trata, por tanto, de enseñar lengua para "hacer cosas con
ella": resolver situaciones, entender y producir documentos reales y
cercanos, etc.
3. Se trata de integrar las cuatro destrezas (hablar, escuchar,
leer y escribir), a través de las propuestas de aula.
4. Se trata de plantear dinámicas comunicativas en sí mismas,
en las que los alumnos tengan que comunicar y/o aportar para
llegar a la información o a la resolución. Para ello, son muy
adecuados los planteamientos de dinámicas cooperativas en las
que los alumnos tienen que interactuar como parte esencial del
desarrollo de la actividad.
5. Se trata, en este sentido, de proponer tareas que susciten el
interés del alumno y que le inviten a aportar, a ser activo en las
dinámicas. Por ejemplo: “escucha y relaciona con la imagen”, “¿qué
diferencias hay entre tu dibujo y el de tu compañero?”.
6. Se trata de trabajar con muestras de lengua lo más reales
posible: reproducir usos cotidianos reales a través de soportes,
objetivos comunicativos, situaciones, etc. reales y reconocibles en
la cotidianidad de los discentes.
7. Se trata, sobre todo en los primeros momentos, de facilitar el
acceso a la carga lingüística: a través de imágenes y de
ejemplos que faciliten los procesos, tanto en las explicaciones como en
las dinámicas.
8. Se trata, así, de conectar y activar los conocimientos previos de los
alumnos para crear predisposición ante los nuevos aprendizajes y para
facilitar los procesos, siempre, personales y diversos.
9. Se trata de partir de sus necesidades e intereses comunicativos. En
este sentido es muy conveniente que los alumnos "se reconozcan": en las
muestras de lenguas, en las imágenes, en los textos...
10. Se trata de, a través del aprendizaje de la lengua, dar "pistas" para la
nueva realidad, también, y de forma contundente, para la nueva realidad
relacionada con el contexto escolar, tanto con las rutinas y dinámicas
cotidianas y específicas de los Centros, como con la lengua de instrucción:
conocer los recursos específicos para controlar la comunicación del aula,
trabajo con textos propios de las áreas y con los procedimientos que de
ellos derivan, específicamente académicos.
11. Se trata de secuenciar los aprendizajes adecuadamente según los ritmos,
estilos, puntos de partida y aptitudes de cada alumno. Igualmente, se trata
de incidir en dichos aprendizajes de forma constante integrándolos en
aprendizajes posteriores.
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