Vara adivinatoria y otros aparatos

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VARA AT)1VINATORIA 1' OTROS APAkATOS
En épota de íos árabes existían ya en 3apaña
los zahoríes, que adivinahan cíóncje había aguas
ocultas. En Va}encia y Andalucía, dado el valor
que el agua tiene para el riego, abundaban los rahoríes, a yuienes se cíaba imicho rréditc^.
Aun existen hoy algunos, como también hay
quien por me3io de la "vara adivinatoria" descubre manantiales.
Hace cinco siglos, en Alenlania se empleaba dicha varita para descubrir no sólo aguas, sino minas y, sobre todo, tesoros ocultos.
Consiste la vara adivinatoria en tima rama fina
de árbol, cíe menos dc un dedo de grucsa. Aun-
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yue se prefiere sea de avellano, se emplean taml^i^n las de almcnclro, sauce, roble,^ castaño, manzano, etc.
I_a varita se coge en cada extremo con una
mano }' sc le hace formar un arco, como se ve en
la tiglira t.a, a la altura del pecho.
^^^. z•
.
Con clla en esta i orma, se anda ^ sobre el terreIIO, y, según los que aconsejan esta manera de
clescubrir manantiales, cuando se pasa sobre una
corriente de agua que exista bajo el suelo, la varita se Inueve por sí misma poco a poco, girando
en las manos 3e1 operador, sin que éste influya en
ello.
Son variables las forlnas y dimensiones de la
varita. Puede ser en forma de horquilla, como
la indicada en la figura a 8, con Ios brazos iguales
y la rama única más o menos corta que las otras.
Atm se han considerado como más sensibles
quc ]as de madera, varitas metálicas, que se construyen en distintas formas, siendo las de más uso
las clibujaclas en la figura 3."
Unas veces consisten en un alanibrc arrollado
en su parte media, conu^ se indica en la tigura ^;."
Otras, además de esa disposiciún ,lc] alainbrr. tiene un mango de rnadera ca<la c^trcmu cle é^'tc, ^•
las dns ramas están unidas por tm travesaño. l?l
metal ni:cs empleado es el acero.
Con ramas de sauce hemos comprobado personalmente, en varias pruebas realizadas en Gali-
Fig. 3.•
cía, que la varita no giraba por sí mis+na al pasar
sobre corrientes de agua yue conocíamos esistían
hajo el suelo.
Esta vuelta o giro parece se produce por sí misma en manos de determinadas personas dotadas
de un temperamento apropialo para producir ese
efecto.
M. de Tristan, en Francia, utilizó mucho tiempo la tal vara, y en un extenso libro que escribi<í
terminaba así: "Estoy muy distante de aconsejar
a nadie que se ^fíe en las experiencias de la vara
adivinatoria para el descubrimiento de aguas subterráneas."
Nosotros no negamos que existan personas
muy sensibles a estos efectos, pero son contadas.
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Adcmás de la varita, se ha empleado el péndulo, o sea un objcto algo pesacío que pende ^de un
bramantc o una cadenita. Andando sobre el terreno, oscilará el géndulo cuanao se pase sobre
una corriente de aguas ocultas.
Un aparato de hace tres siglos es la balanza higrométrica del P. Kircher. Se compone de una
barra hecha con dos trozos de madera ; una poco
absorbente de la humedad (de nogal, por ejemplo) y otra mucho (pór eje ^nplo, de avellano). Están las dos barra^ ^inidas por sus extremos. La
barra resultante s^ apoya sobre un pie, que se
clava en el terreno. Véase la figura ^}.•.
Fi ^. .t.'
Si hay agua bajo el suelo, los vapores que durante la noche se desprenden del terreno son absorbidos por la madera más atrayente de humedad y la barra se inclinará.
Existen aparatos que se fundan en desviaciones
cle la aguja imantada, y otros que se apoyan en
efectos eléetricos.
Hay otros procedimientos que se fundan en los
rui^íos causados por el agua en movimiento bajo
el suelo. El aplicar cl oído solamcnte no basta,
pues se necesitaría fuese una corricnte mu}^ l;^^a^ide (casi un río o, por lo menas, un riachuelu }^ nu
mu}` profundo) para oírla.
Para facilítar la pcrcepcibn del ruido, al^;unus
aplican al oído una especie de tron^petílla acústíca o ecnbudo. Perfeccíonando esto, otros han
inventa3o aparatos semejantes a las que emplean
los médícos para auscultar a los enfermos, aparatos que designan con los nombres de hidrófonos, acuófonos, acústila, etc.•
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