Pascual Serrano: El periodismo de las grandes empresas no es

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Pascual Serrano: El periodismo de las grandes empresas no es neutral
Pascual Serrano habla sobre algunos de los temas de sus libros y explica las características del periodismo
independiente y retoma el papel de las redes sociales en el proceso informativo.
09.07.2014
El discurso contracorriente, alternativo, que quiere subvertir el modelo para combatir la injusticia, el que cree en otro mundo mejor, necesita espacio y tiempo
para explicarse. Como la evolución (involución) de los nuevos formatos y soportes es hacia una información reducida y urgente, una comunicación jibarizada,
este cambio no es ideológicamente neutral, favorece el pensamiento conservador y reaccionario en detrimento del que quiere otro mundo diferente.
En 1996, un grupo de periodistas independientes fundó el sitio www.rebelión.org, un portal de información alternativa creado para contrarrestar la manipulación
mediática generada por las grandes empresas de comunicación. Después de más de 15 años Rebelión sigue siendo uno de los portales de izquierda más
consultados en la red con más de 4 millones de visitas mensuales.
Pascual Serrano fue uno de los personajes que concibieron y fundaron ese proyecto. Desde entonces, su trabajo independiente y comprometido lo ha hecho uno
de los periodistas alternativos más importantes de España y Latinoamérica. Durante 2006 y 2007 fue asesor editorial de Telesur, actualmente colabora para
distintos medios como Le Monde Diplomatique y el diario Público, además de ser es miembro fundador de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la
Humanidad, creada en México en 2004. Entre los libros que ha escrito se encuentran: Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo, Contra la
Neutralidad, Periodismo Canalla y La comunicación jibarizada.
En entrevista para #RevistaHashtag habla sobre algunos de los temas de estos libros, explica las características del periodismo independiente y retoma el papel
de las redes sociales en el proceso informativo.
Cómo los medios ocultan el mundo
El escritor español explica que, por su propia naturaleza, los medios de comunicación hegemónicos no pueden ser verdaderamente plurales. En el fondo, su
propio funcionamiento supone un claro conflicto de intereses pues, en lugar de responder a necesidades sociales, tienen como finalidad “transmitir los principios
y valores del sistema económico en el que se fundamentan y con el que lucran los grupos económicos accionistas de esos medios. Al mismo tiempo se silencia
o se criminaliza cualquier propuesta o líder que plantea alternativas al modelo dominante. De ahí que no puede haber pluralidad entre los medios que
pertenecen a esas empresas”.
En relación con su libro Desinformación, en el que se aportan numerosos ejemplos de las nuevas formas de manipulación mediática, afirma:
“La censura se aplica de numerosas formas, es importante aclarar que, a diferencia de las dictaduras, el sistema no consiste en prohibir la difusión de
determinadas noticias, ni siquiera en mentir sistemáticamente. Se trata de métodos más refinados: decir la verdad a medias, omitir información de contexto que
permita comprender los hechos, aplicar dobles raseros o permitir con impunidad la mentira de forma que no se pueda diferenciar de la verdad. Al final el
resultado desinformativo es tan eficaz como con la censura”.
Quien paga la orquesta elige las canciones
Sin duda, el tipo de propiedad y la forma de financiamiento de los medios de comunicación influyen en la línea editorial de los mismos. Pascual Serrano utiliza
una metáfora interesante para dar cuenta de este suceso:
“Se suele decir que quien paga la orquesta elige las canciones. Si un medio es propiedad de una empresa de telefonía no informará muy bien del gobierno que
nacionalice las telecomunicaciones, si es propiedad de una editorial de libros criticará al gobernante que ponga en marcha una imprenta estatal o no acepte su
libros de texto en su programa educativo. Si los ingresos de publicidad de una empresa de hidrocarburos son importantes en un medio de comunicación no
habrá lugar para las denuncias de los ecologistas sobre el comportamiento de esa empresa. Si el medio tiene deudas millonarias con determinados bancos no
criticará la política laboral o de hipotecas de ese banco, o los sueldos de sus directivos. Si la empresa propietaria del medio tiene su sede en un paraíso fiscal no
difundirá las críticas a los paraísos fiscales. Así todo. En el libro Traficantes de información repaso la propiedad y trayectoria de las empresas propietarias de los
medios de comunicación españoles. Es todo un tratado de latrocinio y crimen”.
La comunicación jibarizada
El colaborador del diario Público se muestra crítico ante la fetichización de las redes y los medios digitales. Si bien es cierto que tales herramientas abren
posibilidades para contrarrestar la hegemonía de los medios dominantes, su aparición no se traduce inmediatamente en buena información:
“Por un lado es verdad que se ha terminado el oligopolio de la información que tenían los grandes medios, pero eso no está suponiendo ni mejor información ni
más democrática. La frivolidad, la información basura, la sobresaturación, la falta de rigor y el rumor se ha impuesto en las redes. Lógicamente todo ello se
puede combatir, pero hay que advertir que el nuevo panorama de internet, blogs y redes sociales no es la panacea”.
Uno de los últimos libros publicados por el periodista español tiene por título La comunicación jibarizada. El texto hace referencia a la reciente transformación de
los formatos de comunicación, misma que tiende a reducir y economizar las narrativas y los espacios de información. Quizá, la tesis más controvertida del autor
en ese trabajo es que semejante transformación no favorece plenamente el desarrollo de un discurso crítico, sobre ese tema señala:
“El mensaje del poder, el dominante, el que no quiere cambiar nada y sólo pretende mantenernos en el mismo modelo social, económico, político y, sobre todo,
mental, no necesita gran extensión ni profundidad ni elaboración. Basta con repetir los dogmas predominantes. En cambio, el discurso contracorriente,
alternativo, que quiere subvertir el modelo para combatir la injusticia, el que cree en otro mundo mejor, necesita espacio y tiempo para explicarse. Como la
evolución (involución) de los nuevos formatos y soportes es hacia una información reducida y urgente, una comunicación jibarizada, este cambio no es
ideológicamente neutral, favorece el pensamiento conservador y reaccionario en detrimento del que quiere otro mundo diferente.
Hay que reivindicar soportes y formatos más profundos
Por un lado, los medios de comunicación que obedecen a la estructura del capital no ofrecen información capaz de abonar a la generación de una ciudadanía
crítica; por el otro, las redes sociales e internet tampoco otorgan una solución suficientemente satisfactoria a este problema. Entonces cabe preguntarnos: ¿qué
opciones tenemos?
Pascual Serrano aborda con cautela esta cuestión:
“Esto no se puede explicar en unas breves líneas, eso sería una información jibarizada. Hay que reivindicar soportes y formatos más profundos y elaborados, en
lugar de tantas informaciones urgentes, breves, simultáneas, abrumadoras y de fuentes desconocidas, proponer pocas, rigurosas, de fuentes reconocidas, no
tragarnos -ni colaborar en su difusión de forma impulsiva- todo lo que nos llega. Yo no propongo renegar ni de los medios de comunicación, ni de internet, ni de
las redes sociales. Todo ello está para quedarse y no vamos a renunciar a su uso, pero debemos rectificar su deriva. Los medios deben ser más democráticos y
participativos. Menos controlados por las grandes empresas y con más control ciudadano. Eso se está haciendo en América Latina con legislaciones que
impiden que los grandes bancos sean dueños de la prensa, con un tercio de licencias de radio y televisión para los colectivos sociales y medios comunitarios,
con el apoyo de los medios alternativos y cooperativas. Hay que exigirle al estado su responsabilidad en el derecho ciudadano a informar y estar informado,
igual que se los exigimos en el derecho a la educación y la sanidad, no dejarlo en manos del mercado”.
Contra la neutralidad
Todavía es frecuente oír que en las escuelas de comunicación se habla de un periodismo neutral, de un periodismo cuyo papel sería brindar información objetiva
sin tomar postura sobre ninguna de las partes involucradas. Todavía más, los grandes medios de comunicación reivindican esa forma de periodismo y se
autodenominan informadores neutrales. Ese tópico es estudiado minuciosamente por el ex asesor de Telesur en su texto Contra la neutralidad.
Al hablar sobre ese tema el entrevistado señala que “el periodismo de las grandes empresas no es neutral, porque responde a los intereses de los accionistas.
Sin embargo, ellos siempre alardean de neutralidad, objetividad e imparcialidad. Todo eso no existe ni puede existir, la mera selección de las noticias ya es un
acto subjetivo y parcial. Entonces, de lo que se trata es que tal subjetividad esté a favor de principios y valores, y no del negocio y la rentabilidad. De modo que
si la OTAN bombardea a los civiles que celebran una boda en Afganistán no digamos que hay dos versiones o dos interpretaciones. Hay unos criminales y unas
víctimas. La verdad no está en el punto medio de dos versiones. Cuando hablamos del holocausto nazi no decimos que había unos que decían que se cometió
un genocidio y otros que decían que intentaban mejorar la raza. ¿Por qué ahora, con muchos conflictos donde está claro quiénes son las víctimas y quiénes los
verdugos, seguimos con esa equidistancia?”
Tomado de la Revista Hashtag
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