Dra. Minaverry Clara “Algunas consideraciones sobre los medios prácticos…” Página 1 de 5 COMISION N° 5: NEGOCIOS INTERNACIONALES ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LOS MEDIOS PRÁCTICOS PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIÓN INTERNACIONAL ENTRE PAÍSES EXPORTADORES E IMPORTADORES AUTORA: Clara María Minaverry, Dirección: Almirante Brown 1769, Luján, (6700), Pcia de Buenos Aires, Argentina E-mail: [email protected] RESUMEN: Las relaciones comerciales internacionales entre empresas de todo el mundo, demandan que exista flexibilidad entre las mismas, y especialmente que se aliviane o elimine totalmente el fenómeno de la doble imposición internacional, generado por la existencia de diversos criterios de vinculación del hecho imponible. Estos diferentes criterios serán analizados y descriptos claramente, a los fines de analizar las diferencias existentes entre los mismos y su aplicación por parte de diferentes Estados y sus empresas. A lo largo del presente trabajo, se podrán analizar los diferentes medios prácticos o soluciones dentro del ámbito legal, para intentar evitar el fenómeno mencionado, pero al mismo tiempo tomar conciencia sobre otros hechos adversos que ocurren frecuentemente en la práctica negocial, y que dificultan encontrar una solución al problema citado. También se hará mención y se explicarán detalladamente las diversas prácticas desleales que realizan varias empresas, violando abiertamente la ley. Finalmente, la intención del presente trabajo es también la de proponer o vislumbrar nuevas y posibles soluciones para el problema de la doble imposición internacional, las cuales podrán ser tomadas en cuenta por los legisladores o por las empresas y sus países afectados por este fenómeno tan perjudicial para sus economías. INTRODUCCIÓN: Las empresas de los países en vías de desarrollo requieren capitales debido a diferentes necesidades, y los países desarrollados en cambio (que poseen esos capitales) necesitan ubicarlos. Al surgir oportunidades en el exterior, aparece la oportunidad para los países desarrollados a través de sus empresas de explotar los mismos, y buscar mejores rendimientos que los ofrecidos internamente en su propio país. Cuando se comienzan a percibir esos beneficios, tanto el país de origen de la empresa como el del receptor participan de los mismos por la vía del ¨impuesto¨. Para esto, en general los países en desarrollo utilizan el sistema territorial de la fuente, gravando los hechos que tienen efecto o se originan dentro de su territorio. En cambio los países desarrollados, gravan sus beneficios atendiendo a la circunstancia de haber sido obtenidos por un residente o domiciliado en su territorio, aplicando el sistema del domicilio. En definitiva, la existencia de diferentes criterios de vinculación del hecho imponible son los que originan el fenómeno de la doble imposición internacional, atento a que un mismo hecho es gravado dos veces por distintos países. Sin embargo, existen diversos medios prácticos o soluciones para evitar este problema en forma total, parcial o que simplemente atenúan o colaboran en ciertos aspectos para que este fenómeno no se produzca. Asimismo es altamente favorable la adecuada interpretación de los tratados internacionales para evitar la doble imposición internacional. DESARROLLO: El fenómeno de la doble imposición internacional se encuentra representado por dos clases. La primera es la doble imposición jurídica, que ocurre cuando un mismo contribuyente es gravado por la misma ganancia en más de un Estado, lo cuál se encuentra definida en el Modelo de Convenio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (en adelante “OCDE”). En segundo lugar, la doble imposición económica, que se genera cuando la misma ganancia es alcanzada por impuestos en dos o más países pero a nombre de distintos sujetos. Este último es el caso del impuesto pagado por una sociedad que distribuye utilidades a un socio residente en un Estado diferente al de la misma, el que vuelve a gravar la ganancia en cabeza de su titular. Según Villegas1, existen varios criterios de atribución de la potestad tributaria. En primer lugar, el de la “nacionalidad”, que determina que cualquiera que sea el lugar donde la persona trabaje, tenga ganancias o posea sus bienes debe tributar en el país del que es ciudadano. Luego, según el principio del “domicilio”, la facultad de gravar corresponde al Estado donde el contribuyente se radica con carácter permanente y estable. Asimismo, el principio de “residencia”, se diferencia del anterior en que para atribuir potestad tributaria se tiene en cuenta la simple habitación en un lugar sin intención de permanencia definitiva. Según el principio del “establecimiento permamente”, considerándose como la instalación que sirve para el ejercicio de la actividad económica en un país por parte de un propietario ubicado en el extranjero. Y por último según el principio de la “fuente”, que establece que corresponde gravar al país donde se encuentra la fuente productora de riqueza. Sin embargo, según otro sector de la doctrina, existen únicamente dos criterios fundamentales de atribución de la potestad tributaria, el criterio de la “fuente” y el criterio de la “nacionalidad o domicilio”. El primero se divide en la “teoría de la fuente productora”, que establece que la potestad tributaria se atribuye al Estado en cuyo territorio se hayan producido los beneficios. Por otro lado, y siempre con el objetivo de evitar o disminuir el fenómeno de la doble imposición internacional, existen en primer lugar los métodos unilaterales, que consisten en adoptar medidas en forma unilateral y por iniciativas de un país, en relación con los sujetos sometidos a su potestad tributaria, siempre que las mismas estén contenidas en la legislación interna de un país. Uno de los principales métodos es el crédito de impuesto, que consiste en permitir al contribuyente deducir del impuesto a pagar en el país de su residencia o nacionalidad, el impuesto que hubiere pagado en el país que generó la ganancia. Otro es la reducción de tasas, que significa que a las ganancias generadas en el extranjero y que hayan pagado impuesto allí, se les aplica una tasa reducida. Este procedimiento no elimina totalmente la doble imposición. También otros países exceptúan del pago de impuesto a casi la totalidad de la ganancia que se origina en el extranjero. 1 Villegas, Héctor; “Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario”, octava edición, Editorial Astrea, Buenos Aires, 2002. 2 En segundo lugar, existen los métodos bilaterales o tratados internacionales, que son los que surgen entre los países con el objeto de reducir la carga impositiva que deben soportar las empresas. En general todos los convenios se basan en el criterio de gravar las rentas en el país de residencia. El principal método bilateral o convencional es a través de la celebración de convenios para evitar la doble imposición internacional, con carácter general entre diversos países. La Sociedad de las Naciones y luego la Organización de Naciones Unidas propiciaron la concreción de estos tratados, al igual que otros organismos internaciones tales como la Internacional Fiscal Association (IFA), OCDE, el Instituto Latinoamericano de Derecho Tributario, y la Federación Interamericana de Abogados, han desarrollado una tarea similar. Los mismos se basan en distintos modelos, como el de las Naciones Unidas y el de la OCDE. El primero representa una combinación entre el principio de la fuente y el principio de residencia, aunque le otorga más importancia al principio de la fuente que la Convención Modelo de la OCDE. Asimismo, Estados Unidos desarrolló su propio modelo en 1977, el cuál fue revisado posteriormente en 1981 y 1996, en donde se describe detalladamente las condiciones para acceder como residente a los beneficios del tratado. En tercer lugar existe la acción multinacional que está ejercida por la Organización de Naciones Unidas cuando publicó por ejemplo en 1980 un Modelo de Convenio que respeta la estructura de los convenios elaborados anteriormente por la OCDE. Según Villegas2, la exención de las rentas obtenidas en el exterior, consiste en que los países gravan las rentas que se producen en su territorio y eximen total o parcialmente las que se perciben en el extranjero. Pueden adoptarse dos versiones de este sistema. En primer lugar, la exención íntegra en donde la renta queda gravada en el país de la fuente renunciando el país de la residencia a gravar las mismas. O sino también existe la exención con progresividad, por el que el país de residencia exime a las ganancias del exterior, pero las considera a fin de determinar la alícuota progresiva a la que debería haber tributado el contribuyente si las hubiera incluido, y aplicarla a las ganancias de fuente nacional. Este método no considera la capacidad productiva total del contribuyente, y se encuentra muy difundido en Europa continental. Asimismo, la exención en forma incondicional, es aquella en la cuál el país de la residencia otorga la exención sin importar si dichas rentas fueron o no gravadas en el Estado de la fuente. Y la exención en forma condicional, consiste en condicionar el otorgamiento de la exención a la efectiva imposición de las rentas en cuestión en el Estado de la fuente. Este punto es mencionado como uno de los comentarios al modelo de la OCDE (¨subject-to-tax¨ clause). Fuera del cumplimiento de la ley existen otras maniobras distorsivas para evitar la doble tributación, las cuales preocupan notablemente a los países que celebran convenios para evitar la doble imposición internacional. La utilización abusiva de estos convenios (conocida como ¨treaty shopping¨), consiste en crear la situación adecuada para obtener ventajas de las cláusulas de un tratado, por parte de una persona que no es residente de ninguno de los Estados que firmaron el tratado, utilizando una entidad dentro del territorio de alguno de ellos. Se trata de un tercer Estado que no es parte del tratado, pero que aprovecha los beneficios del mismo, siendo que esa persona física o jurídica residente se encuentra ubicada en un país que no tiene relación con el tratado. El Modelo de los Estados Unidos de 1996 al negociar un convenio de doble imposición, insiste en insertar dentro del mismo las limitaciones establecidas en el artículo 22 del Modelo de Estados Unidos. La cláusula americana citada, limita el abuso de los tratados a la concreción de un único supuesto dividido en dos partes: la combinación de propiedad y control de la sociedad, y el destino de la renta como gasto deducible de la sociedad hacia no residentes en ninguno de los Estados signatarios. Asimismo este Modelo aplica criterios objetivos, estableciendo una serie de pruebas para determinar si le son aplicables o no las normas del Convenio. Existen algunas formas para atenuar esta práctica tributaria generalizada, como es la modificación de la definición de residencia a los efectos de los tratados, y establecer normas restrictivas en relación a los casos en los cuales un residente de uno de los Estados 2 Villegas, Héctor; “Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario”, octava edición, Editorial Astrea, Buenos Aires, 2002. 3 contratantes puede reclamar los beneficios de las normas favorables del tratado de doble imposición, en conexión a la gravabilidad establecida por el otro Estado contratante. El cambio de residencia también es utilizado por personas físicas o jurídicas con importante capacidad económica, cuando fijan su domicilio en paraísos fiscales o en países en los que se obtenga una rebaja de las obligaciones tributarias. Pero lo notorio de esta práctica es que estos países, siguen manteniendo la mayoría de sus lazos personales y económicos con su país de origen. Otra práctica desleal es la constitución de sociedades de base o pantalla, son sociedades establecidas en paraísos fiscales o en países que ofrecen algunas ventajas fiscales para eludir el impuesto sobre la renta del país de residencia del receptor. Este último país reconoce la personalidad jurídica de esta sociedad y permite por un lapso de tiempo que la misma escape de su soberanía fiscal y obtenga beneficios económicos. Asimismo, la constitución de sociedades conductoras o de enlace son las que funcionan de intermediarias entre la sociedad residente en un país que tiene una tributación relevante, y las sociedades base domiciliadas en paraísos fiscales. Estas poseen mucha utilidad ya que generalmente la mayoría de estos paraísos fiscales no cuentan con convenios, y estas sociedades de enlace se ubican en un país que ha firmado un convenio de doble imposición, pero que carece de armas legales para evitar estas operaciones. En general la operación más frecuente utilizada por esta clase de sociedades es la de intermediación financiera. Otro caso es el de las sociedades cautivas de seguros se constituyen en general cuando a una sociedad le resulta muy costoso satisfacer las primas de los contratos de seguros, y está situado en un país de alta tributación que no admite como gasto deducible las cantidades destinadas al autoseguro. Por esta razón constituyen una sociedad en otro país que asegure la primera, y en caso de que éste sea un paraíso fiscal los beneficios estarán exentos de tributación. Asimismo, en el caso de los transportes marítimos, se trata del registro de un buque en un paraíso fiscal o en un país al que puedan ser transferidos los beneficios a un paraíso fiscal, a través de contratos de alquiler o flete. Finalmente, la subcapitalización es la aportación de capital que una sociedad hace a otra situada en otro país bajo la forma de un préstamo, de tal manera que los intereses sean deducibles donde la tributación sea más alta y tributen donde sea más baja. Además a ello se une que los beneficios distribuidos han sido previamente gravados, lo que no ocurre con los intereses. CONCLUSIÓN La tendencia mundial actual es hacia la liberalización del comercio internacional, con el fin de promover el libre comercio entre ellos, tal como se experimenta en los casos de la Comunidad Económica Europea y el Mercosur. Sin embargo la contracara de esta realidad es la preocupación general por las implicancias de la doble imposición internacional, lo cual se pone de manifiesto claramente en la gran cantidad de tratados que se han firmado sobre esta materia hasta la actualidad, y que se encuentran en negociación o renegociación. Y tal vez no es exagerado agregar que las relaciones entre países exportadores e importadores crecerán en un futuro próximo, al igual que lo asegura el Comité Fiscal de la International Fiscal Association en diversos informes, por lo cuál este problema va a ser cada vez más serio. Sin embargo existen autores que aseguran que las decisiones de inversión son más importantes que el factor fiscal para limitar o interrumpir el fluido de inversiones extranjeras en países desarrollados. Estas inversiones pueden ser representadas por la aplicación de políticas económicas adecuadas, y por un aceptable nivel de predecibilidad y estabilidad en la legislación política y social. Asimismo, estos medios prácticos o instrumentos tributarios que se explicaron a lo largo del presente no tienen demasiado efecto si se utilizan en forma aislada en las decisiones de inversión. Es importante que estas medidas formen parte de un conjunto de medidas que otorguen un contexto adecuado para la captación de capitales. Sin embargo, la experiencia y la práctica demuestran que una de las soluciones más susceptibles de aplicación es la de que los países industrializados y los países en desarrollo celebren tratados bilaterales, para determinar las reglas de imposición respecto de los beneficios derivados de inversiones, actividades y respecto de toda clase de operaciones realizadas en un Estado por nacionales. Además es importante que estos tratados reconozcan el principio de la territorialidad o fuente como base del poder de imposición atribuido al Estado, en cuya jurisdicción se generan los beneficios que resultan de las inversiones, actividades u operaciones mencionadas. Considero que lo fundamental es que 4 estos convenios persigan la implementación de un sistema de neutralidad de normas, donde las decisiones de inversión se realicen en base a razones “no tributarias”. También es importante que los países en desarrollo (sin apartarse de la regla de la territorialidad o fuente como base de la imposición), graven como excepción las rentas de las inversiones en el exterior (sea en países desarrollados o en vías de desarrollo), motivadas para poder eludir la imposición local. Esto último puede lograrse a través de la imposición de alícuotas menores, gravando parte de las rentas, o cuando la permanencia de la inversión en el exterior sea inferior a un plazo mínimo. En la práctica se demostró que muchas de las cuestiones que se propusieron para mejorar la interpretación y la resolución de conflictos relacionados con la doble imposición, no fueron efectivos a pesar de que serían ideales para determinados casos. Sin embargo considero que resultaría muy recomendable que los diferentes países posean un sistema de ley uniforme, en donde todos los Estados soberanos adopten un sistema único y común para determinar el criterio de vinculación entre un hecho imponible y su soberanía fiscal, siempre y cuando se controlen de cerca las prácticas desleales como es el caso del “treaty shopping”. Es fundamental comprender que la celebración de un tratado bilateral entre dos Estados, no puede interpretarse como un tratado con el mundo. A pesar de que esta solución ha pasado a un plano doctrinario y que su aplicación es muy dificultosa debido a cuestiones políticas, sería muy conveniente que la misma sea llevada a la práctica a la brevedad para evitar el problema de la doble imposición internacional, que es exigido por la cantidad de transacciones económicas internacionales que realizan muchas empresas, y que cada vez son más frecuentes como consecuencia de la implementación del fenómeno actual de la globalización económica Finalmente, debe examinarse cada caso y cada país en forma individual, para determinar qué método para evitar o atenuar la doble imposición es más adecuado para su realidad particular, siendo que no todos los Estados poseen características uniformes. BIBLIOGRAFÍA Calcagno, Gabriel, Edelstein, Andrés; “Impuesto a las ganancias. Convenios para aliviar o evitar la doble imposición internacional”, Doctrina Tributaria, Tomo XVI, pág. 34, 1996. 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