ETIOLOGÍA DEL ABORTO DE REPETICIÓN Bárbara Romero Guadix, Luis Martínez Navarro, Juan Fontes Jiménez DEFINICIÓN El aborto de repetición (AR) se define como la pérdida espontánea de dos o más gestaciones de forma consecutiva, antes de la 20 semana de gestación y con peso fetal igual o inferior a 500g. Sin embargo, esta definición es muy variable y existe controversia sobre el número mínimo para iniciar un estudio de abortabilidad. Clásicamente se ha aceptado que el momento adecuado para iniciar un protocolo de estudio en una pareja con AR es a partir del tercer aborto. Sin embargo, actualmente hay una tendencia a considerarlo a partir del segundo aborto consecutivo, sobre todo cuando se tienen en cuenta la edad de la mujer y el tiempo que tarda en conseguir una gestación evolutiva1. Según las guías recientes de la European Society for Human Reproduction & Embryology (ESHRE)2, el AR se define tradicionalmente como tres o más abortos espontáneos consecutivos que ocurren antes de las 20 semanas de amenorrea, pero las guías de la American Society for Reproductive Medicine (ASRM)3 y del American College of Obstetricians and Gynecologist (ACOG)4 entre otras5,6, utilizan dos o más abortos espontáneos para definir el AR y comenzar una evaluación de su etiología. Además, sólo se incluyen las pérdidas de gestaciones documentadas por ecografía o histopatológicamente y no está claro si las pérdidas precoces de embarazos sólo diagnosticados por test de embarazo deben ser incluidos7. Incluso hay grupos de trabajo que proponen aumentar la definición a las 24 semanas de gestación1. Lo razonable es individualizar cada caso y considerar la edad de la mujer, las circunstancias que rodean las pérdidas gestacionales tempranas, los antecedentes personales y familiares y la ansiedad de la pareja. Según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) lo ideal es iniciar el estudio tras 2 abortos, pues la probabilidad de volver a abortar es similar tras 3 abortos (24-30% frente a 30-33%)8. Así, en una reciente revisión de la Cochrane del 1 pasado año9 se utiliza una definición amplia de AR como dos o más abortos espontáneos, consecutivos o no, de hasta 20 SG. Por otro lado, el hecho de tener un recién nacido vivo antes o entre los abortos no parece disminuir la probabilidad de volver a abortar y no significa que no pueda existir una causa de base10. En efecto, cuando hay una patología de base, ésta incrementa el riesgo de aborto aislado o de un nuevo aborto, pero no significa que el 100% de las gestaciones de la pareja finalice de ese modo8. INCIDENCIA El aborto espontáneo es la complicación más frecuente del embarazo, ocurriendo en aproximadamente el 15% de las gestaciones reconocidas clínicamente, porcentaje que aumentaría si sumásemos las pérdidas gestacionales no reconocidas. Así, se estima que sólo el 30% de todas las concepciones resulta en un recién nacido vivo11. En cuanto a la incidencia del aborto de repetición, oscila entre el 1 y el 5% en función de que la definición elegida corresponda a dos o a tres abortos consecutivos. Pero esta probabilidad de volver a abortar en una pareja depende de múltiples factores, destacando la edad de la mujer y el número de abortos previos de forma que a más edad y más número de abortos, más probabilidad de una nueva pérdida gestacional12,13,14. Así, en mujeres mayores de 45 años, el riesgo de aborto se acerca al 75%, y el riesgo de aborto tras un único aborto pasa a ser del 11-13% en una primera gestación al 14-21%, y después de 2 o 3 abortos es del 24-29% y 31-33% respectivamente. Sin embargo, la edad del padre no parece influir hasta pasados los 50 años, aunque actualmente cada vez más hombres de esta edad y mayores, incluyen en su proyecto de vida un hijo. Por otro lado, la asistencia y cuidados en los primeros meses de embarazo parecen ser beneficiosos10. 2 CAUSAS DE ABORTO DE REPETICIÓN Múltiples causas han sido recogidas en la literatura (genéticas, uterinas, trombofilias y Síndrome antifosfolípido, endocrinas, infecciosas, autoinmunes, aloinmunes, endometriales, ambientales, psicológicas y seminales), aunque actualmente, sólo dos causas han sido relacionadas con el aborto recurrente: las genéticas y el Síndrome Antifosfolípido. Las alteraciones anatómicas uterinas y las trombofilias se consideran causas observacionalmente probables pero no demostradas y las restantes etiologías son poco probables y no han sido demostradas, estando algunas de ellas en investigación. Sin embargo, más del 50% de los casos de AR se van a quedar sin un diagnóstico etiológico tras someter a la pareja al protocolo de estudio4,15,16,17. A pesar de esto, hay que tranquilizar a las parejas si el diagnóstico final es el de abortos de repetición de causa idiopática, ya que, sin necesidad de tratamiento, alrededor del 70% de ellas tendrán un éxito gestacional posterior10,16 Causas genéticas El análisis citogenético de los restos abortivos ha demostrado que las anomalías cromosómicas están presentes en el 50-60% de los abortos espontáneos del primer trimestre. La obtención de muestras mediante histeroembrioscopia para obtener el cariotipo de las gestaciones detenidas puede incrementar esta incidencia a más del 70% al evitar la contaminación materna y hacer posible el análisis de sacos de menor tamaño. Además, esta técnica nos permite una valoración morfológica del embrión. La mayor parte de estas anomalías son alteraciones en el número de cromosomas (86% numéricas, 6% estructurales y 8% mosaicos y mutaciones génicas puntuales) y surgirán de novo durante la gametogénesis o el desarrollo embrionario en parejas con cariotipo normal1. Destacan las trisomías, especialmente la 16, seguida por la 22, 21, 15, 14 y 18; así como la monosomía X (45X)14. Se ha sugerido que la presencia de al menos dos abortos euploides debe hacer pensar en un factor no genético asociado. 3 Sin embargo, en el aborto de repetición, la incidencia de anomalías cromosómicas es más controvertida, ya que para que existan pérdidas repetidas por esta etiología sería necesario que alguno de los progenitores fuese portador permanente de alguna alteración en sus cromosomas, y sin embargo, la incidencia de estas anomalías en el cariotipo de sangre periférica de parejas con AR varía entre el 3 y el 6%, destacando las alteraciones de tipo estructural, especialmente las translocaciones equilibradas y más raramente inversiones y mosaicismos. Existen una serie de datos en la Historia Clínica de la pareja que pueden hacernos sospechar la presencia de dichas anomalías cromosómicas, como la edad materna joven al segundo aborto, la presencia de tres o más abortos y la historia de dos o más abortos en un hermano o hermana o en los padres de alguno de los miembros de la pareja18. Además, son más frecuentes las mujeres portadoras que los varones, describiéndose una mayor vulnerabilidad de la espermatogénesis, ya que una misma alteración compatible con fertilidad en la mujer puede causar esterilidad o bajo recuento espermático en el varón. Las alteraciones genéticas aisladas rara vez se asocian con abortos de repetición, estando más presentes en abortos del 2º y 3º trimestre1,11. Por todo ello, la mayoría de las guías recomiendan, siempre que sea posible, la realización de un cariotipo a los dos miembros de la pareja y el estudio cromosómico del material abortivo2,4,8,15, principalmente en parejas con AR. En caso de alteraciones cromosómicas fetales repetidas, el diagnóstico genético preimplantacional (DGP) se ha propuesto como una opción diagnóstica en estas parejas con abortos de repetición, aunque su eficacia no se ha establecido todavía. Además, esta técnica es una intervención cara que requiere un procedimiento de fecundación in vitro. Últimos estudios, como el de Rubio y cols19, han demostrado que el uso de DGP mejora las tasas de implantación, gestación y aborto en parejas con 2-5 abortos, pero a partir de 5 abortos ya no se obtienen beneficios. También se ha descrito en la literatura la utilidad de realizar estudios genéticos de los espermatozoides e incluso estudiar la fragmentación del DNA espermático, ya que por un lado se ha observado una mayor tasa de anomalías cromosómicas en los espermatozoides en parejas con AR, y por otro, parece existir una asociación entre la fragmentación elevada de éste en técnicas de 4 ICSI y las alteraciones en el desarrollo post-implantacional del embrión que conlleva un incremento de las pérdidas gestacionales20. Además, se deben tener en cuenta las nuevas tecnologías como el empleo de Arrays de CGH que permite analizar los 23 pares de cromosomas. Sin embargo, la generalización de los estudios sobre el espermatozoide está muy discutida. Causas anatómicas Las alteraciones de la anatomía uterina, congénitas o adquiridas, siempre se han relacionado con el aborto de repetición. Suponen el 10-20% de las pérdidas recurrentes de embarazo, destacando el útero septo y la insuficiencia cervical. Entre el 7-8% de la mujeres presentan anomalías uterinas müllerianas de origen congénito, mientras que están presentes en el 10-15% de las mujeres con AR, siendo el útero septo la más frecuente y de peor pronóstico en lo que se refiere a la reproducción2,4. El mecanismo fisiopatológico por el que estas anomalías producen abortos de repetición sería una alteración en la distensión uterina, mayor inflamación y reducción de la sensibilidad a las hormonas esteroideas y sobre todo un déficit en la vascularización endometrial lo que dificulta la correcta implantación del embrión21. Actualmente se tiende a ser conservadores y poco intervencionistas, recomendando la septoplastia transhisteroscópica en casos de útero septo; pero en otras anomalías, como el útero bicorne, de mejor pronóstico reproductivo, no parece aconsejable practicar ninguna cirugía. Ford11 consigue una tasa de recién nacido vivo tras septoplastia del 85%. Sin embargo, en una reciente revisión Cochrane concluyen que no hay pruebas de grado A sobre la eficacia de la metroplastia histeroscópica en mujeres con AR, por lo que este tratamiento no debe realizarse a menos que se realice como parte de un ensayo controlado aleatorio9. En cuanto a las sinequias intrauterinas, los miomas, la adenomiosis o los pólipos, no está claro que sean causa de AR. De todos modos, por estudios retrospectivos, podrían interferir en la implantación y parece ser que la exéresis de los miomas submucosos y de algunos intramurales que deforman la cavidad uterina, al igual que la resolución de las sinequias, reduce la tasa de aborto22,23. 5 Con respecto a la insuficiencia cervical, la realización de un cerclaje debe ser una técnica a realizar en pacientes seleccionadas, ya que es una cirugía no exenta de riesgos. Trombofilias El embarazo es un estado de hipercoagulabilidad de forma fisiológica. En el 50% de las mujeres con trombosis venosa en el embarazo, abortos de repetición, preeclampsia e insuficiencia placentaria se han identificado trombofilias7. Representan un grupo de patologías que se caracterizan por un desequilibrio entre los sistemas de coagulación y fibrinolisis, a favor del primero. Pueden ser adquiridas, como el síndrome antifosfolípido o algunos casos de resistencia a la proteína C activada, o congénitas, como los déficit de proteína C o S y de antitrombina III, el factor V de Leiden, la mutación en el gen G20210A de la protrombina y la mutación del gen de la metilentetrahidrofolatoreductasa (MTHFR). El síndrome antifosfolípido está presente en el 10-15% de las mujeres con abortos de repetición, frente al 2% de las mujeres con bajo riesgo obstétrico4. Su relación con los AR parece ser por dos mecanismos24: 1. Trombosis de las conexiones vasculares placentarias, provocando una insuficiencia placentaria. Éste mecanismo parece ser responsable de los abortos a partir de las 8-10 semanas de gestación 2. Unión de los anticuerpos antifosfolípido a los fosfolípidos de membrana del trofoblasto o a las células endoteliales de los vasos deciduales o trofoblásticos, provocando un desequilibrio en la producción hormonal y una deficiente invasión trofoblástica endovascular, perjudicando así la implantación. Este mecanismo parece responsable de los abortos más precoces, antes de las 8 semanas de gestación. Con respecto a las trombofilias heredadas, al estudiar a mujeres con pérdida gestacional sin causa aparente, se encontró que el 49% tenían al menos una de las tres trombofilias heredadas más comunes en individuos de raza caucásica: el factor V de Leiden, protrombina G20210A y la mutación del gen de la MTHFR, mientras que en el grupo control la frecuencia fue del 24%25. En el estudio de Kovalevsdy y cols26 el factor V de Leiden y las alteraciones en 6 el gen de la protrombina duplican el riesgo de aquellas pacientes portadoras a padecer dos o más abortos. Otras causas Otras causas de AR señaladas en la literatura, pero aún no demostradas e incluso algunas en investigación, incluyen: - Causas endocrinas: o Diabetes mellitus y disfunción tiroidea mal controladas o Síndrome de ovario poliquístico, sobre todo cuando se asocia a insulinorresistencia. De hecho, el tratamiento con metformina se ha asociado a un descenso de la tasa de aborto en estas pacientes. o Obesidad. En el metanálisis de Jauniaux y cols2 la obesidad se asocia de forma estadísticamente significativa con el riesgo de abortos repetidos. o Insuficiencia del cuerpo lúteo, por una insuficiente producción de progesterona. Sin embargo, el aporte de progesterona en el primer trimestre de embarazo no ha demostrado un mejor resultado del embarazo27. - Causas infecciosas: Grupo TORCH, Ureaplasma, Micoplasma, Chlamydia, Streptococcus, etc. Hoy día no está indicado su estudio de rutina ni tampoco la administración de tratamientos antibióticos profilácticos a las mujeres con abortos habituales. La vaginosis bacteriana en el primer trimestre de gestación parece tener relación con un incremento del riesgo de aborto en el segundo trimestre y del parto pretérmino, aunque no existen evidencias en cuanto a la asociación con el aborto del primer trimestre. - Causas inmunológicas: Existe la hipótesis de que determinados casos de aborto de repetición sean consecuencia de anomalías inmunitarias. En el embarazo normal la implantación del blastocisto debe desencadenar una respuesta inmunológica en el organismo materno que, 7 especialmente a nivel del entorno uterino, viene dominada por la existencia de elementos protectores y/o favorecedores del crecimiento y desarrollo del feto (factores de crecimiento, citoquinas, linfocitos T helper, etc.). El fracaso en el desarrollo de esta respuesta inmune protectora materna podría conducir al aborto. No se ha encontrado asociación entre la presencia de anticuerpos antiespermáticos y el aborto de repetición. En una reciente revisión Cochrane, ni la inmunización de la mujer con leucocitos paternos, ni la administración de inmunoglobulinas intravenosas han demostrado efecto beneficioso en el tratamiento del aborto de repetición28. - Factores ambientales: El éxito del embarazo radica en la interacción de al menos dos sistemas, el endocrino y el inmunológico, que de manera coordinada garantizan que el desarrollo fetal llegue a término. Estos 2 sistemas establecen una intercomunicación desde el inicio de la gestación para modular la respuesta inmune materna con la finalidad de evitar el rechazo del feto, que es considerado como un aloinjerto por los antígenos paternos. Por lo tanto, se puede afirmar que cualquier sustancia química capaz de alterar esta comunicación puede ocasionar potencialmente una pérdida gestacional.nfluye el tiempo, duración, frecuencia e intensidad de la exposición al agente tóxico, susceptibilidad de los tejidos blancos, etapa del desarrollo embrionario, así como la tasa de biotransformación de cada compuesto.Entre estos agentes tóxicos ambientales se encuentran pesticidas, humo de cigarro, solventes orgánicos, bifenilos policlorados, tetracloroetileno, óxido de etileno, alcohol y metales pesados, aunque hoy en día no existen estudios concluyentes. 1 Laurino MY, Bennett RL, Saraiya DS, Baumeister L, Doyle DL, Leppig K, Pettersen B, Resta R, Shields L, Uhrich S, Varga EA, Raskind WH. 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