“Contar la historia de Palestina que Israel quiere ocultarle al mundo”

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I dZ
Mayo
Entrevista al historiador israelí Ilan Pappé
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Fotografía: www.bliskiwschod.pl
“Contar la historia de
Palestina que Israel quiere
ocultarle al mundo”
Conocido como un incasable luchador y activista por los derechos del pueblo palestino,
Pappé es actualmente Profesor de la Universidad de Exeter en Gran Bretaña. Es un
representante de los nuevos historiadores israelíes que reescribió la narrativa del conflicto palestino-israelí. Juega un rol central en la
campaña por el boicot, desinversiones y sanciones (conocida internacionalmente bajo la
sigla BDS) en la que se convoca a la comunidad internacional a tomar medidas activas contra las políticas del estado de Israel.
Pappé nos concede una entrevista exclusiva
que hacemos llegar a los lectores de Ideas de
Izquierda.
IdZ: Usted hace referencia al concepto de
patria como una justificación para destruir
a la población nativa. ¿Podría explicarnos
este concepto y darnos ejemplos de cómo se
ha implementado en otros lugares? ¿En qué
sentido en Palestina es distinto con respecto a otros países?
El contexto es el fenómeno del colonialismo
de asentamiento sionista. El desplazamiento de europeos, ya sea porque se sentían inseguros o bajo peligro, a áreas no europeas
en el continente americano, África, Australia y Palestina. Estos pueblos no solo buscaban un nuevo hogar, sino también una nueva
patria. En concreto, no tenían deseo alguno
ni el plan de volver a Europa.
El único problema era que las tierras en las
que se refugiaron ya se encontraban habitadas por otro pueblos. En la mayoría de los
casos, su solución fue el genocidio de la población indígena. En dos casos solamente, la
solución fue diferente: el apartheid en Sudáfrica y la limpieza étnica en Palestina.
IdZ: En su libro La limpieza étnica de Palestina, usted sugiere que los objetivos de Israel eran los mismos desde 1948. ¿Podría
explayarse sobre este punto?
Como cualquier movimiento de asentamiento, el movimiento sionista está motivado
por la lógica de eliminar a la población nativa. En el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, la eliminación es más compleja
y quizás menos inhumana, pero sigue siendo drástica. El deseo del movimiento sionista
de crear un Estado judío y un Estado democrático a la vez, significa que siempre existirá
el deseo de adueñarse de la mayor cantidad
de territorio palestino que se pueda y dejar
la menor cantidad de palestinos como sea
posible.
Este es el contexto en el que se lleva adelante la operación de limpieza étnica israelí en 1948: una operación que resultó en la
expulsión de casi un millón de palestinos y
una toma de posesión del 80 % del territorio
por parte de la población judía.
No obstante, la limpieza étnica de 1948 fue
un proyecto incompleto. Había un 20 % del
territorio que no estaba en manos de Israel
y, a la vez, había una minoría palestina dentro de Israel. La visión de una Palestina pura
“desarabizada” ya estaba ahí, pero los medios
son diferentes.
Estos medios incluían la imposición del dominio militar a los palestinos en Israel y negarles a los refugiados el derecho a retornar a
sus tierras. Pero el espacio no era suficiente
y la oportunidad para extenderlo se presentó
en 1967, pero el problema demográfico volvió
a emerger nuevamente. Esta vez los medios
empleados fueron el apartheid, la ocupación
militar y la fragmentación de los territorios en
enclaves y Bantustanes.
IdZ: Usted ha definido las acciones israelíes en Gaza como un “genocidio gradual”.
¿Podría explicarnos este término?
El término gradual significa que no hay un
asesinato en masa dramático de personas de
cierta raza o nación. Sin embargo, una estrategia como la que Israel ha venido implementando desde 2006 ha llevado a lo que la ONU
denominara “la transformación de la Franja »
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ideas & debates
de Gaza en un lugar inhabitable”, es decir,
no es solo la matanza continua de la población civil lo que lo hace un genocidio, sino
que se trata también de la destrucción de la
infraestructura.
IdZ: ¿Considera que Israel está llevando
adelante en Cisjordania y en Jerusalén Este
una limpieza étnica de una escala similar a
la que tuvo lugar en 1948?
Bueno, la realidad es que desde 1967, solamente en el área metropolitana de Jerusalén, cientos de miles de palestinos han sido
desplazados por diferentes medios y perdieron sus hogares. Algunos mediante expulsiones masivas, otros mediante el traslado de sus
barrios a Cisjordania, o bien al no permitirles regresar a sus hogares si habían salido del
país. Después de 1967 la limpieza étnica tiene que ver más con el traslado de palestinos a
enclaves que con desplazarlos fuera del país.
IdZ: Usted argumenta en contra de la solución de los dos Estados sobre la base de que
no es una salida viable y aboga en su lugar
por un estado binacional. ¿Nos podría explicar las razones por las cuales llega a esta conclusión?
La solución de los dos Estados no es viable debido a tres razones de gran importancia. La primera es que la solución de los dos
Estados se aplicaría al 20 % de Palestina y
a la mitad del pueblo palestino. No se puede reducir el problema de Palestina de esa
manera, a una cuestión simplemente geográfica o demográfica.
La segunda es que Israel creó en la región
una situación tal, en términos de asentamiento y colonización, que resultará imposible
crear un estado Palestino normal, aun cuando se acepte esta solución. En el mejor de los
casos lo que se puede esperar es que haya dos
Bantustanes, uno en Cisjordania y otro en la
Franja de Gaza. Esto no es una solución.
Por último, no habrá solución al conflicto
si no se respeta el derecho de los refugiados
palestinos a retornar a su tierra y la solución
de los dos Estados no respeta dicho derecho.
IdZ: ¿Cuál ha sido el efecto de una mayor
crítica internacional a las acciones de Israel
contra el pueblo palestino? ¿De qué manera ha afectado al movimiento pacifista en
Israel?
En los últimos diez años, la sociedad civil en
todo el mundo se ha cansado de la pasividad
de sus propios gobiernos sobre la cuestión
Palestina. Por eso llevaron adelante acciones
independientes, apoyando el llamado de la
población palestina por los derechos civiles
a favor del boicot, la desinversión y las acciones (sanciones) contra Israel.
Los gobiernos de todo el mundo siguen sin
presionar a Israel para que cambie su política y por consiguiente es difícil esperar que se
dé un cambio desde adentro. No hay un campo pacifista en Israel. En la actualidad hay un
pequeño grupo de activistas, animados por el
movimiento BDS que están tratando de educar a los israelíes sobre las violaciones a los
derechos humanos y civiles cometidos en el
pasado y en la actualidad. Estos grupos desde adentro no sobrevivirán a menos que haya mayor presión internacional sobre Israel.
IdZ: ¿Qué rol tienen los intelectuales y el
trabajo académico en la lucha por la liberación de Palestina?
Tienen un rol muy importante, sin duda.
Pueden contar la historia de Palestina que Israel quiere ocultarle al mundo. Hay suficientes pruebas; y en la actualidad hay suficientes
académicos que utilizan dichas pruebas para contar la historia como realmente ocurrió.
Necesitamos enfrentar esta historia valientemente si queremos que haya un proceso de
conciliación genuino en Israel y Palestina.
IdZ: ¿Cuán importante es la campaña por
el BDS? En su opinión, ¿qué se puede lograr con la misma?
Es muy importante. Cumple dos propósitos: uno, es enviar un mensaje doloroso pero necesario a Israel, de que tiene un precio
que pagar por su constante política de desposesión y colonialismo. En segundo lugar,
es motorizar en la acción a la opinión pública mundial y el activismo alrededor de una
campaña que no dejará que la causa palestina
quede en el olvido.
Entrevista y traducción: Alejandra Ríos.
¿Qué es la campaña internacional BDS?
Alejandra Ríos
La campaña de Boicot, Desinversiones
y Sanciones (BDS) contra Israel nace en
2005 con un llamado de más de 170 organizaciones palestinas a la comunidad internacional a aplicar medidas coercitivas
“hasta que Israel cumpla con el Derecho
Internacional y los principios universales
de los Derechos Humanos”. Su objetivo es
poner fin a las políticas que el régimen sionista implementa en Palestina desde 1948,
cuyos tres rasgos principales son: ocupación, colonización y apartheid. La campaña no se dirige contra las ciudadanas y
ciudadanos del Estado judío, ni mucho menos contra los judíos del mundo (muchos
judíos participan, también en Israel), sino
contra las instituciones que sostienen y financian dicho régimen opresor.
Sus tres demandas centrales son:
• fin de la ocupación y colonización
de todas las tierras árabes tomadas
en 1967 (Jerusalén Este, Cisjordania,
Franja de Gaza y Altos del Golán sirios)
y el desmantelamiento del Muro;
• otorgamiento de plenos derechos a los
ciudadanos árabes-palestinos de Israel
(que son un 20 % de la población del
Estado judío); y
• respeto, protección y promoción del
derecho de los refugiados palestinos a
retornar a sus casas y propiedades, tal
como lo estipuló la resolución 194 del
Consejo de Seguridad de la ONU.
El boicot adquiere diversas formas: comercial, con el rechazo a comprar productos israelíes; académico, con la ruptura
de relaciones con las universidades israelíes; cultural, es el caso de artistas internacionales que se niegan a actuar en Israel
y boicot de artistas israelíes que cuentan
con apoyo institucional de su país; institucional, la ruptura de relaciones institucionales con las autoridades israelíes, entre
otras. Las desinversiones se refieren al dinero que empresas internacionales retiran
de aquellas empresas israelíes o internacionales que se benefician de la violación
de los derechos del pueblo palestino.
En los últimos años, la campaña ha vivido un gran crecimiento; algunas de las
victorias más relevantes de la BDS son:
en el ámbito del boicot cultural, el compromiso público de los artistas británicos Roger Waters (exmiembro de Pink
Floyd) y Elvis Costello o la actriz española Pilar Bardem, a no actuar en Israel. En
el ámbito académico, destacan la decisión de la Universidad de Johannesburgo
en 2011 de romper sus vínculos con la
Universidad Ben Gurion de Israel, el
anuncio del físico Stephen Hawking en
2013 de que cancelaba su presencia en
una conferencia académica israelí “para
respetar el llamado palestino al boicot”.
La campaña de BDS y otras iniciativas
propalestinas han motorizado a miles de
activistas y simpatizantes dispuestos a
participar en piquetes, escraches, mesas
de distribución de materiales y folletos
en supermercados o tiendas que comercializan productos de Israel para sensibilizar sobre la necesidad de reforzarla.
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