plebiscito: una lectura desde el eje cafetero

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PLEBISCITO: UNA LECTURA DESDE EL EJE CAFETERO
Oscar Arango Gaviria
Profesor Universidad Tecnológica de Pereira
Coordinador proyectos regionales SUEJE
ALGUNOS ANTECEDENTES
El plebiscito del 2 octubre de 2016 tuvo como antecedente el plebiscito realizado en
1957 y que se convocó como el instrumento para enfrentar la violencia
liberalconservadora, un enfrentamiento que produjo 300 mil muertos, el
desplazamiento forzado de 2 millones de personas y que, con razón, se describió
como el “colapso parcial del Estado”.
En el Pacto de Sitges (España), en 1957, se acordó la realización de un plebiscito
para instaurarlo. En esa convocatoria participó el 95% del censo electoral y se
apoyaron, entre otros acuerdos, el bipartidismo liberal-conservador en el ejercicio
del poder, la alternancia en el desempeño de los sucesivos gobiernos, la paridad
partidista en la burocracia y la reafirmación del voto femenino.
Un segundo antecedente que es útil recordar es el mandato ciudadano por la paz.
El 26 de octubre de 1997, unos 9,5 millones de colombianos votaron a favor de
exigir a los actores del conflicto armado y al gobierno nacional que pusieran fin al
conflicto armado que afectaba al país.
El plebiscito que acaba de realizarse estuvo antecedido por una gran tragedia
humanitaria. Un conflicto armado degradado y atravesado por fenómenos globales
como la Guerra Fría, la ‘guerra contra las drogas’ y la ‘guerra contra el terrorismo’
que ha dejado más de 8.2 millones de víctimas; no menos de 270 mil homicidios; 6
millones de desplazados; 12 mil víctimas de minas antipersona; 12 mil niños
reclutados; 2 mil actos de lesa humanidad y no menos de $411 billones invertidos
en gastos de guerra en los últimos 50 años.
En la mesa de negociaciones de La Habana sólo hasta mediados de 2016 se aprobó
que el mecanismo de refrendación de los acuerdos fuera el plebiscito. Desde el
comienzo de los diálogos las Farc se habían mantenido inamovibles con la defensa
de una Asamblea Nacional Constituyente.
ALGUNOS ARGUMENTOS Y ESTRATEGIAS DE CAMPAÑA
El Centro Democrático actuó desde el inicio de las negociaciones como opositor de
los acuerdos con las Farc. Desde el día en que se conoció la existencia de contactos
secretos, hasta cuando se firmó el acuerdo final. Su oposición se expresó de
múltiples formas y con los más variados argumentos.
Además del Centro Democrático la campaña del No contó con el concurso de
dirigentes conservadores como el expresidente Andrés Pastrana, la excandidata
presidencial Martha Ramírez y el destituido Procurador Alejandro Ordoñez.
Álvaro Uribe sostuvo, una y otra vez, que el acuerdo arrasaría con la Constitución;
que el Tribunal Especial de Paz terminaría desplazando a toda la institucionalidad
judicial y que los magistrados serían de bolsillo y que para los militares no hay real
seguridad jurídica.
También se acudió al expediente de asociar el plebiscito con la oposición al
Presidente Santos utilizando la baja popularidad del mismo1. Y se tejió el argumento
de no estar en contra de la paz, sino de los acuerdos y que sería necesario
renegociarlos.
A cargo del exprocurador Ordoñez corrieron algunos de las ideas que en la última
etapa de la campaña se presentaron para oponerse al Sí en el plebiscito. Para él lo
pactado era una “feria de impunidades”. También sostuvo: “Aunque lo quieren
negar, en más de 144 apartes del acuerdo hablan del enfoque de género, y en
muchas de las utilizaciones de esa expresión está implícita la ideología de género”.
Aprovechó además la discusión de unas cartillas con las cuales el Ministerio de
Educación buscaba desarrollar pedagogía sobre temas sexuales a niños y jóvenes,
y que permitió que las iglesias movilizaran sus fieles en contra. “La Colombia
creyente tiene la obligación de votar No”, sentenció. En un volante de campaña se
leía: “Católicos: ¡Alerta! El plebiscito será un triunfo del comunismo, del
protestantismo y de las logias liberales contra la Iglesia".
Hábilmente buscó incrementar apoyos señalando que “mi caída como Procurador
es el resultado de un pacto secreto de Santos con las Farc”. Y pasando por encima
de la sentencia de la Corte Constitucional desplegó una amplia campaña de temor
indicando a los funcionarios públicos que les esperaban fuertes sanciones
disciplinarias si participaban en la campaña (del Sí, se entiende).
Los líderes del No en el Eje Cafetero también buscaron beneficiarse con el
desprestigio político de las Farc señalando, entre otras razones, que no ellas
1
En la recolección de firmas liderada por el Centro Democrático se pedía explícitamente la
revocatoria del mandato del Presidente.
cumplirían, que eran violadoras de niños, que no pedirían perdón por sus delitos o
que no entregarían las armas ni dejarían el narcotráfico.
No menos útiles en esa campaña resultaron otros argumentos difundidos
profusamente en las redes para oponerse al SI. Entre ellos se recuerda aquel que
mencionaba que el 7% de los ingresos de los jubilados serían para sufragar los
gastos de la desmovilización de las Farc, o el que asociaba el plebiscito al pago
indefinido de $1.8 millones a los reinsertados.
La campaña contra el Sí cautivó ciudadanos indicando que la participación política
de los jefes de las Farc que hubieran cometido delitos de lesa humanidad no solo
era ilegal, sino que acercaba al país al castrochavismo. Argumentó que la
financiación estatal acordada para el nuevo partido era exagerada y que esa
organización era un cartel con enormes recursos derivados del narcotráfico.
Actores con gran influencia en esta región como la iglesia católica, a pesar de que
el Papa acompañó el Sí, decidieron anunciar una presunta imparcialidad que
terminó, sin duda, afectando seriamente la refrendación del Acuerdo final.
En la campaña por el Sí no bastó argumentar que el esquema de representación
política del partido que crearían las Farc tendría un factor de reparación ni que esta
organización hubiera salido de la lista de terroristas de la Unión Europea.
Comparar los multimillonarios gastos de la guerra frente a las inversiones requeridas
para atender la desmovilización y reintegración de las Farc parece no haber servido
mucho en la campaña. No fue suficiente explicar el “dividendo democrático de la
paz” argumentando que la paz permitiría enfrentar mejor las deficiencias
democráticas acumuladas de la sociedad colombiana. No bastó insistir en que no
podremos lograr justicia social y una democracia robusta sin terminar la guerra, ni
sostener que “la alternativa a la paz negociada no sería entonces una victoria militar
rápida del Estado colombiano sobre las guerrillas sino una larga y cada vez más
degradada guerra, con muchas más víctimas, especialmente en las zonas rurales”.2
A quienes respaldaron el No pareció no persuadirlos el que la décima Conferencia
de las Farc, realizada una semana antes del plebiscito, hubiera aprobado sin
reparos el acuerdo de La Habana. Ni que en aplicación del cese bilateral los
asesinatos producto del conflicto se hubieran reducido a cero.
No fueron suficientes las intensas campañas pedagógicas de los militares, los
empresarios y el jefe negociador De la Calle; no se escuchó la voz de apoyo de la
comunidad internacional, de la Corte Penal Internacional y del Papa; no bastó que
2
http://lasillavacia.com/blogs/las-bondades-de-la-paz-negociada-58078
prácticamente todos los medios de comunicación estuvieran acompañando el Sí;
tampoco que las organizaciones sindicales y sociales se hubieran sumado y que
gran parte de la academia y de las organizaciones estudiantiles hubiera manifestado
públicamente su apoyo.
RESULTADOS EN LAS URNAS
En la campaña presidencial de 2014 el Presidente Santos sumó 7,8 millones de
votos (51%) y Oscar Iván Zuluaga 6,9 millones (45%). Este resultado se entendió
como un expreso mandato ciudadano para darle continuidad, hasta concluir, a las
negociaciones que el gobierno nacional adelantaba con las FARC en La Habana y
que ya habían conseguido acuerdos sobre el desarrollo rural integral y sobre la
participación política.
En el Eje Cafetero (Caldas, Quindío y Risaralda) el candidato del Centro
Democrático consiguió ratificar las mayorías que ya había obtenido en la primera
vuelta presidencial. Mientras Oscar Iván Zuluaga acumuló 543.797 votos en estos
tres departamentos, el Presidente Santos sumó 380.875 votos.
En 2104 Zuluaga se impuso en todos los municipios de Caldas. En algunos con
ventaja de 5 a 1, como se observa en el cuadro adjunto. En el Quindío el presidente
Santos sólo consiguió mayorías en tres (Córdoba, La Tebaida y Quimbaya) de doce
municipios y en Risaralda en tres (La Virginia, Pueblo Rico y Quinchía) de catorce
municipios.
También es útil recordar que, como sucedió a nivel nacional, en el Eje Cafetero la
presencia del Centro Democrático en las elecciones territoriales de 2015 fue
precaria: consiguió 2 diputados en Caldas y 1 en Risaralda, 3 alcaldías en Caldas y
38 concejales (10 en Caldas, 5 en Quindío y 5 en Risaralda).
A diferencia de los pronósticos, en el Eje Cafetero las encuestas efectivamente
predijeron que el No perdería, por los menos, por tres puntos porcentuales. Cifra
que no estuvo muy lejana de lo sucedido.
En los municipios de Mistrató, Pueblo Rico y Quinchía, todos con histórica presencia
del conflicto armado, el Sí terminó ganando.
Es un lugar común escuchar que el Eje Cafetero es “uribista”. La afirmación proviene
del respaldo que llegó a tener Alvaro Uribe en sus dos campañas presidenciales y
en su elección como senador.
No obstante, examinadas las cifras globales de lo sucedido con la votación
controlada por el expresidente Uribe en esta región, parece claro que, a pesar del
triunfo del No en el plebiscito, las diferencias se recortaron.
En 2014, en la segunda vuelta presidencial la diferencia entre la candidatura de
Oscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos fue de 163 mil votos. En el plebiscito de
2016 esta distancia fue de 121.553 votos.
Curiosamente fue en el departamento de Caldas donde se presentó un mayor
acercamiento de las diferencias. En 2014 era de 108 mil votos y en 2016 se redujo
a 45 mil. Por el contrario, en el Quindío, estas distancias se ampliaron de 11 mil a
37 mil. En Risaralda prácticamente no hubo sorpresas y la diferencia fue de 4 mil
votos, al pasar de 43 mil a 39 mil votos (ver anexo con la información desagregada
a nivel municipal).
Con algunas excepciones, en el Eje Cafetero región los mandatarios territoriales y
los dirigentes políticos de los partidos y movimientos no participaron activamente en
la campaña por el Sí y unos pocos sólo lo hicieron la última semana. La gran mayoría
de ellos prefirió no hacer visible su posición quizás para congraciarse con electores
de ambas campañas; otros sólo hicieron unos cuantos actos públicos en la semana
previa al plebiscito y no faltaron quienes se atemorizaron ante las amenazas de la
Procuraduría que incluso pasaban por alto la sentencia de la Corte Constitucional.
Esta circunstancia ayuda a explicar parte de los precarios resultados obtenidos en
municipios y departamentos que en las pasadas elecciones territoriales habían
derrotado ampliamente las candidaturas del Centro Democrático.
La del Eje Cafetero fue una votación predominantemente urbana, pero no puede
desconocerse que en las zonas rurales cafeteras las influencias de la campaña por
el No también consiguieron triunfar a pesar de los esfuerzos de algunos dirigentes
del gremio cafetero.
RESULTADOS DEL PLEBISCITO Y PERSPECTIVAS DE LA PAZ
Los resultados del plebiscito han ocasionado una crisis política de hondas
proporciones que, por supuesto, también involucra estos tres departamentos.
El presidente Santos ha tomado varias decisiones: mantener el cese bilateral del
fuego hasta el 31 de octubre -fecha que podría extenderse; aceptar una reunión con
Alvaro Uribe, Andrés Pastrana, Alejandro Ordoñez y Martha Ramírez como líderes
del NO3; nombrar tres delegados (Humberto de la Calle -a quien confirmó como jefe
3
Al momento de escribir este artículo se desconocen los resultados de la reunión.
negociador , la canciller Maria Angela Holguín y el Ministro de Defensa, Luis Carlos
Villegas) para abrir una mesa de diálogo con voceros del No; enviar a La Habana a
De la Calle y a Sergio Jaramillo para conversar con las Farc y conocer, de primera
mano, sus posiciones, y ratificar su equipo negociador.
En su discurso del 2 octubre el senador Alvaro Uribe se ocupó de temas diversos y
no necesariamente relacionados con los acuerdos de La Habana. De la oposición a
la reforma tributaria, pasó a la necesidad de fortalecer los valores familiares. Pasó
de reivindicar una educación universal de calidad, a defender la institucionalidad.
Otros voceros del No, liderados por Andrés Pastrana y Alejandro Ordoñez, han
expresado que el triunfo del No implica que el acuerdo con las Farc no existe como
tal y en adelante sólo debe asumirse como un documento de consulta a partir del
cual se pueda hacer un nuevo acuerdo.
Por su parte, conocido el resultado del plebiscito, las Farc reiteraron que los
acuerdos son legales y no se pueden renegociar, sostuvieron que “la palabra
seguiría siendo su única arma”, y confirmaron su disposición a respaldar la
convocatoria a una Asamblea Constituyente, como lo hicieron desde el comienzo
de las negociaciones.
Representantes del Centro Democrático y del Partido Conservador han vuelto a
barajar la opción de una ANAC y en este punto coinciden nuevamente con las Farc.
Pero la coincidencia en el instrumento no significa necesariamente que el camino
esté allanado y subsisten diferentes tipos de preocupaciones al respecto.
El primer factor de riesgo tiene que ver con la relación política de fuerzas que se
tendría en una Constituyente, pues los resultados del plebiscito dejan al Centro
Democrático con opciones reales de articular una coalición mayoritaria con un
sector conservador, las iglesias y, probablemente, Cambio Radical.
El segundo es que una ANAC no se ocuparía solo de renegociar los acuerdos con
las Farc y desde ya se asoman los intereses políticos del CD para reincorporar la
reelección presidencial.
Adicionalmente, nada garantiza que en ese escenario no terminen sin respaldo los
puntos que conforman la columna vertebral de los acuerdos de La Habana. Mientras
los mecanismos y contenidos de nuevos acuerdos se echan a andar, los 62 frentes
de las Farc que estaban pendientes de la orden para iniciar su traslado a las zonas
de normalización para iniciar el desarme, han recibido la contraorden de “moverse
hacia zonas seguras para evitar provocaciones”
En el Eje Cafetero, aunque la participación electoral en el plebiscito fue de 41%
(cuatro puntos por encima del promedio nacional) no caben dudas que también aquí
son indispensables notables esfuerzos para derrotar tal altas tasas de abstención,
máxime tratándose de asuntos de interés nacional.
Aquí han quedado en deuda con la paz y con la democracia los partidos políticos
que no se emplearon a fondo y las instituciones y organizaciones que, invocando
una presunta neutralidad, terminaron favoreciendo la opción del No. Es de esperar
que ahora se integren a la búsqueda de soluciones colectivas.
En todo caso, la incertidumbre derivada de los resultados del 2 de octubre abrió
nuevos y complejos interrogantes para la gobernabilidad general del país, para el
futuro del acuerdo con las Farc y para el necesario proceso de negociaciones con
el ELN. El senador Uribe, en representación del No ha puesto un punto y unas
condiciones altas para un eventual acuerdo. En una posición similar están las Farc.
Mientras tanto crecen las preocupaciones de los colombianos y de la comunidad
internacional.
A pesar de los resultados adversos, la campaña para el plebiscito en el Eje Cafetero
tuvo algunas virtudes. Una de ellas es que los ciudadanos, de una u otra forma,
intervinieron en un debate que trascendió los intereses particulares, políticopartidistas, gremiales o sociales. El debate incluyó, pero trascendió a cada uno de
esos actores y esto ya es, de por sí, una buena noticia para el futuro de la
democracia colombiana.
Días antes del plebiscito, con la firma del Acuerdo final, se tenía la convicción de
que la paz política había llegado para quedarse. Todo indica que ese propósito aún
está por conseguir y que desde el Eje Cafetero será necesario multiplicar los
esfuerzos.
Como pocas veces en la historia regional la construcción de una paz estable y
durardera, tanto como el fortalecimiento de la democracia estuvieron en el centro
de la deliberación pública. Por ahora el mayor desafío es aportar para impedir que
colapse el acuerdo con las Farc.
Así las cosas, no será fácil ni breve la búsqueda de una concertación que permita
impedir el colapso de los acuerdos con las Farc. Es de esperar que las marchas del
silencio de hoy miércoles 5 de octubre no sean sino el presagio de las grandes
movilizaciones ciudadanas en defensa de la superación del conflicto interno armado
y el inicio de la construcción de una paz estable y duradera.
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