El concepto de contrainvestidura Su operatividad en la represión primaria y secundaria * .Juan B. Navarro Muy pocos autores se han ocupado de hacer alguna luz sobre el problema metapsicológico de las "contrainvestiduras", conceptu oscuro en las obras de Freud; él mismo afirma en Moisés y la religión monoteísta (1939) que "hablamos de investiduras y contrainvest iduras pero no sabemos bien qué son". Conceptu uscuro y a la vez ricu en tanto el sustrato de las operaciones defensivas del yu se apoya en el mismo, razón que llevó a Fainblum (1982) a definirlas cumu "el instrumento del desconucimientu y des-significación". Conucer el alcance del concepto y su aplicación en la clínica implica profundizar en la esencia de la represión, en el conocimiento de sus íntimus mecanismos, lo que abre posibilidades a la investigación en las distintas patologías, en el dolor psíquico, a las defensas del yo, a la represión primaria y secundaría, etc. El presente trabajo, además de ser una síntesis conceptual, busca esclarecer la naturaleza de las contrainvestiduras y ofrece una posibilidad de acercamiento al mecanismo único, la contrainvcstidura, que Freud propone para la represión primaria. ,', Dirección: Copérnico 2358, 4" "A", (1425) Capital Federal, R. Argentina. 394 hum B. Navarro Introducción al tema El concepto de cont rainvestidura nos remite en primer lugar al de "investidura" [BesetzuIIg]. La contrainvestidura es una investidura aplicada contra la pulsión. La palabra castellana "investidura", elegida por J. L. Etcheverry, se atiene mucho más al sentido de "ocupación" de un territorio, por ejemplo, que tiene el Besetzung empleado por Freud, En cambio, "carga", como figura en la versión castellana del Vocabulaire de Laplanche y Pontalis, hace más alusión a un mecanismo energético, cuantitativo, carente de significación y que más bien responde a un primer momento teórico, a un lenguaje neurológico que expresa al mismo tiempo las vicisitudes cuantitativas en un modelo energético. Investidura sería un concepto cuantitativocualitativo, al decir de Etchcvcrry: para ocupar hace falta no sólo las fuerzas en cuestión sino también una estrategia, una ocupación militar implica una asignación de valores y ésta es la idea que transmite Freud ele modo creciente a medida que el nivel de elaboración teórica se acerca más a la clínica. El concepto va cornplejizándose a medida que se avanza en la teoría y se integran nuevos conceptos. Carece de razón entender investidura = carga o = energía en tanto en el acto de investir intervienen factores tales como determinismo, intencionalidad, adjudicación de valores, tendencia, etc., que llenan de sentido el concepto, y agregan al elemento cuantitativo dominante el cualitativo subyacente a todas las operaciones psíquicas. Daría la impresión de que en un lenguaje económico investidura se volcase hacia el lado cuantitativo y en el dinámico hacia lo cualitativo, razón que explicaría el deslizamiento lingüístico que señala Etcheverry entre "investidura" [Besetzung] y "significatividad" o "valor psíquico" [Bedeuwng]; vaya como ejemplo de ello la cita de "Neurosis y psicosis" (1924): " ... Ahora bien, en la arnentia no sólo se rehúsa admitir nuevas percepciones; también se resta el valor psíquico (investidura) al mundo interior que hasta entonces subrogaba al mundo exterior como su copia". Otra cuestión es preguntarse por la naturaleza o la sustancia de las investiduras. En sus primeros escritos la investidura es cantidad de energía inespecífica (O) o (O,,), sinónimos no de electricidad o corriente eléctrica sino de excitación (1895) o energía psíquica, tal como la usa en La interpretacián de los sueños, pero aún muy cercano a una lectura neurológica. Más adelante, en distintos lugares de su obra conservará el término aunque sin definir su naturaleza El concepto de cont rainvestidura 395 última, y así en Más allá del principio de placer (1920) nos dice que "El carácter impreciso de todas estas elucidaciones nuestras, que llamamos metapsicológicas, se debe por supuesto <1 que no sabemos nada sobre la naturaleza del proceso excitatorio en los elementos del sistema psíquico, ni nos sentimos autorizados a adoptar una hipótesis respecto de ella. Así, operamos de continuo con una gran X que transportamos a cada nueva fórmula". La aparición del concepto de pulsión en 1915 ("Pulsiones y destinos de pu!sión"), ya adelantado en gran medida en Tres ensayos (1905), v el uso ulterior en diversos textos del término "investidura libidinal" dan al concepto de investidura mayor amplitud de significado y al mismo tiempo introducen una nueva X. Esto requiere una consideración particular. En los primeros escritos de Freud v hasta 1905 los antecedentes de las pulsiones aparecen como "excitaciones endógenas" o "estímulos endógenos", como por ejemplo en "La neurastenia v la neurosis de angustia" (l895b) y en particular en el "Proyecto" (1895a) . Escribe en el primero: "Los estímulos endógenos [ ... ] se originan en las células del organismo y dan lugar a las grandes necesidades (fisiológicas): hambre, respiración y sexualidad". Un punto importante que destacamos también en este trabajo (p. 360) es el que se desprende de la afirmación de que "el aparato psíquico está a merced de cantidad sin reservas (desde lo somático) :-;ello es lo que sustenta toda actividad psíquica, es lo que transforma a la pulsión en el resorte del mecanismo psíquico". Teniendo en cuenta que a partir de 1915 el concepto de pulsión queda del lado de lo somático, o sea que 1<1 pulsión es representada en el psiquismo por el "representante de la pulsión" [Reprasel1tanz], resulta que ella es la heredera directa del "Q" del "Proyecto". (Véase también Apéndice C. p. 441.) r ... ] A partir de 1915, después de definir la pulsión como concepto fronterizo entre lo psíquico y lo somático y luego de las variaciones que por este motivo lo llevan a considerarla primero como "el representante" [Reprasel1tcmz.] y más tarde como "lo representado" (Navarro, 1983), indica que hay dos elementos que representan a la pulsión, la "representación" [Vorstellwlg] y el "monto de afecto". Pues bien, este monto de afecto es el aspecto cuantitativo que representa a la pulsión y se halla en continuidad directa con los "estímulos endógenos", "Q", "Ql¡" del Proyecto. Cuando Freud define libido como la energía de la pulsión sexual. como lo cuantitativo, la cantidad que la representa, continuará usando el término para toda operación psíquica en que la pulsión sexual inviste o desinviste un elemento tal como una representación. un objeto, etc. Por 10 tanto puede deducirse sin mucha coerción que la uaturulcza o sustancia de la investidura es libido. Así parcelo: cnten- 396 luan B. Navarro dcrlo Freud en un pasaje de "La represión" (I91Sb) que dice: "En las elucidaciones anteriores consideramos la represión de una agencia representante de pulsión, entendiendo por aquélla a una representación o un grupo de representaciones investidas desde la pulsión con un determinado monto de energía psíquica (libido, interés) ". Pasaje que se complementa en El yo y el ello (1923) llamando a esta energía "Eros desexualizado proveniente del acopio libidinal narcisista". La "contrainvestidura", por tanto, deberá tener las propiedades de la investidura, básicamente su componente libidinal. Ella cobra verdadero sentido en el contexto de la represión y es su instrumento fundamental. Contexto y aplicación en los diversos cuadros clínicos Como decíamos, el concepto de "contrainvestidura" aparece en los trabajos de Freud en el contexto de la represión. En "Lo inconsciente" (1915c) afirma que "la represión sólo puede consistir en que a la representación se le sustraiga la investidura (pre) consciente, que pertenece al sistema Prec." Dos cuestiones importantes se le plantean: una, los nexos que se establecen entre ambos sistemas lnc. y Prcc., las transcripciones, el cambio de estado o de investidura en el pasaje de un sistema a otro; la otra, vinculada directamente con la represión, es el por qué una representación lnc. desinvcstida desde el Prec. no haría nuevos intentos por penetrar al Prec. valida de su propia investidura y forzando a una ininterminab\c repetición del mecanismo de retiro de investidura Prec. A partir de aquí separa el problema de la represión primordial del de la represión secundaria (el esfuerzo de dar caza) y postula un nuevo proceso que en el primer caso cuide de su producción y permanencia, y en el segundo mantenga la represión. Es el supuesto de una "contrainvestidura" que tiene como función proteger al sistema Prec. del asedio de la representación inconsciente. "EIIa representa el gasto permanente (de energía) de una represión primordial, pero es también lo que garantiza su permanencia. La contrainvestidura es el único mecanismo de la represión primordial; en la represión propiamente dicha (esfuerzo de dar caza) se suma la sustracción de la investidura preconscientc, y es muy posible que la investidura sustraída de la representación se aplique a la contrainvestidura". Otro mornen tu en que aparece el concepto "dolor", que consideraré más adelante. es en el con texto del El concepto de contrainvestidura 3()7 El supuesto de una contrainvcstidura se exterioriza en la clínica de diversos modos que trataré de sintetizar (Frcud, 191511, 1915c, 1926) . En la histeria de angustia el retiro ele la investidura Prcc. se vuelca a una representación sustitutiva que juega para el sistema Prcc. el papel de una contrainvestidura. Es importante destacar el hecho de que esta representación sustitutiva está ncccsariarncnt« cnt roucada por vía asociativa en la representación rechazada (reprimida) y es sólo su distanciamiento de la misma o su grado de desfiguración lo que permite la sustitución y benevolencia ele la censura, con lo cual se logra la racionalización de la angustia bloqueando el aCCl'SO a la conciencia de la representación reprimida. En el caso de una Iohia a los animales, por ejemplo, se produce angustia por una exacerbación de la moción pulsional, en cuyo caso la formación sustitutiva, pongamos por caso el caballo, actúa merced a las interpolaciones como lugar de transmisión a la conciencia desde el Inc., V al mismo tiempo, actuando como contrainvestidura, tiende a frenar su desarrollo, prosiguiéndose el proceso de sustituciones si la exigencia pulsional es grande. La angustia puede surgir también de la formación sustitutiva misma, el caballo -siguiendo el cjemplo-s-, como fuente autónoma de aquélla y en presencia de éste y desde luego también por sus enlaces asociativos con lo reprimido. El dominio de la angustia por parte del sustituto es la tercera fase de la represión en la fobia (la primera es el retiro de la investidura v la s'-'¡Iunda, la furmación del sustituto). Todo lo que está relacionado con el caballo será investido de una intensidad particular de suerte que pueda exhibir una elevada sensibilidad a la excitación; toela representación vinculada a ella, en cuanto sea excitada, dará una pequeña señal de angustia, que pondrá en marcha el proceso tendiente al retiro de la investidura Prec. y así sucesivamente. La disposición de estas representaciones vinculadas al caballo constituyen los llamados "parapetos" y son "contrainvcstiduras" que tienden a proteger a la Formación sustitutiva de excitaciones venidas de fuera, de la percepción. Toda esta construcción defensiva de sustitutos es lo que llamaremos "fobia", proceso que culmina con las evitaciones, renuncias v prohibíciones y que logra, merced a estos mecanismos, proyectar hacia Iucra el peligro pulsional, del cual puede defenderse median te las cvi taciones fóbicas. Quiero destacar en este complejo sistema que, en la segunda etapa de la constitución de las fobias, la constitución de la formación sustitutiva, que actúa como contrainvestidura y que es la que subroga en sí a la moción pulsional reprimida, es una contrainvcstidura "hacia dentro"; en cambio en la tercera fase, de constitución de parapetos. las contrainvestiduras son fundamentalmente "hacia fuera" porque 398 Juan B. N(/\'WTO ya están destinadas a investir todo el entorno de la formación sustitutiva para evitar que los estímulos perceptivos penetren. Una vez constituida la formación subrogan te, su proyección hacia fuera condiciona que las defensas se establezcan ahora también hacia fuera. Estas defensas que adoptan la forma de vigilancia son contrainvestiduras que, mediante limitaciones del yo, evitan sustraer la atención de todo lo vinculado con la formación sustitutiva peligrosa. En la histeria de conversion dice Freud que la investidura pulsional de la representación reprimida es transpuesta a la inervación del síntoma. "La contrainvestidura es lo que selecciona aquel fragmento de la agencia representante de pulsión sobre el cual se permite concentrarse a toda la investidura de esta última." Lo que aquí posiblemente quiere indicar es que el equivalente de la formación sustitutiva que vimos en las fobias -el caballo en nuestro ejemplo-, es aquí la representación simbólica Prec. de la parte del cuerpo afectada en el síntoma. Viene condicionada por lo pulsional, por la naturaleza de lo reprimido, al igual que en las fobias y también como ellas se dirigen (las contrainvestiduras) "hacia fuera", en este caso a todo 10 que se relacione con la parte del cuerpo afectada (recuérdese Isabel de R.). De modo que también en la histeria de conversión las contrainvestiduras son de dos tipos, hacia dentro y hacia fuera. Para la neurosis obsesiva Freud afirma que la contrainvestidura está organizada como formación reactiva; es ella la que procura la primera represión y en ella se consuma más tarde la irrupción de la representación reprimida. En "La represión" dice que "como formación sustitutiva hallamos una alteración del yo en la forma de unos escrúpulos de conciencia extremos [ ... ] la represión ha producido una sustracción de libido (investidura Prec.) pero a este fin se sirve de la formación reactiva por fortalecimiento de un opuesto (amor-odio). A medida que la enfermedad prosigue, la representación reprimida retorna justamente en el lugar de la formación reactiva, los afectos se transforman en angustia social, moral, autorreproches, y la representación sigue el modelo de desplazamiento y sustituciones visto en las fobias, aquí más ligados a lo ínfimo, a lo indiferente. Como en este cuadro hay transformaciones importantes de los afectos, la representación reprimida puede no requerir contrainvestidura (no sustituirse) y pasar como tal a la conciencia. En este cuadro es claro que las contrainvestiduras son "hacia dentro", pero de dos tipos. Unas, semejantes a las de las fobias, dan lugar a la formación de las ideas obsesivas, y otras, diferentes en cualidad, son una dejormacion del yo (formación reactiva), exa- El concepto de coutrainvestidura geración de mecanismos normales en el desarrollo que luego se transforman en rasgos de carácter, y esto es bastante diferente a lo visto hasta ahora. Por otra parte también en ella se producen coutrainvcstiduras "hacia fuera", como diversos mandamientos ~. prohibiciones destinados a defenderse contra la percepción peligrosa. El del dolor físico es otro contexto importante en el que Frcud aborda el tema. En Más allá del principio de placer (1920), dice: "[ ... ] de todas partes es movilizada la energía de investidura a fin de crear, en el entorno del punto de intrusión, una investidura energética de nivel correspondiente. Se produce una enorme 'contrainvestidura' en favor de la cual se empobrecen todos los otros sistemas psíquicos, de suerte que el resultado es una extensa parálisis o rebajamiento de cualquier otra operación psíquica [ ... ]" \' continúa: "De esta constelación inferimos que un sistema de elevada invcstidura en sí mismo es capaz de recibir nuevos aportes de energía fluyente y trasmudarlos en energía quiescente. vale decir 'ligarlos' psíquicamente (principio de inexcitahilidad de los sistemas no investidos) ". En Lnhibicion, sint oma v angustia (1926, p. 160) dice que: "A raíz del dolor corporal se genera una investidura elevada, que ha de llamarse narcisista, del lugar doliente del cuerpo; eS<Iinvestidura aumenta cada vez más y ejerce sobre el yo un efecto de vaciamiento, por así decir". En el caso entonces del dolor físico las contrainvestiduras se producen en el lugar doliente del cuerpo y tienen como consecuencia Ull "vaciamiento" del yo. Por otra parte, de acuerdo con el principio de inexcitabilidad de los sistemas no investidos, el único sistema que podría eontrainvestir sería el yo por su elevada energía de investidura, capaz de trasmudar la energía, o sea por su "fuerza ligadora", y aquí sale a la luz el vínculo entre contrainvestiduras y ligadura. El yo, a través de las primeras, "liga" los volúmenes de excitación (las pulsienes) que le llegan. Pero la importancia de estas disquisiciones respecto del dolor físico radica en el hecho de su vínculo con el dolor psíquico. En efecto, el hecho de que en el primero se genere una investidura narcisista en el lugar doliente que produce vaciamiento del yo y la observación de que los dolores corporales más intensos no se producen si -tilO luan B. Navarro un interés de utra índole provoca distracción psíquica, lo cual implica la concentración de la investidura en la agencia representante psíquica del lugar doliente del cuerpo, permiten -dice Frcud-s- la transferencia de la sensación dolorosa al ámbito anímico. El ejemplo que torna como modelo es el del bebé frente a la pérdida de objeto. Dice que, cuando la necesidad despierta, el bebé experimenta una investiclura intensiva que llama "añorante". A ella refiere la reacción de dolor. Es una reacción frente a la pérdida del objeto, "El carácter irrestañable del objeto ausente (perdido) crea las mismas condiciones económicas que la investidura de dolor del lugar lastimado del cuerpo y hace posible prescindir del condicionamiento periférico del dolor corporal. El paso del dolor corporal al dolor anímico corresponde a la mudanza de investidura narcisista cn investidura de objeto. La representación objeto que recibe de la necesidad una elevada investidura, desempeña el papel del lugar elel cuerpo, investido por el incremento de estímulo." Por tanto, las contrainvestiduras en el dolor psíquico se efectúan contra las representaciones vinculadas al objeto perdido justamente para evitar el dolor, pero en este caso fracasan puesto que la "invcst idura de anhelo", dado su origen emanado de la necesidad (y seguramente también del deseo), resulta no inhibible v su consecuencia es la situación traumática, v su factor responsable es "el elevado nivel de las proporciones de investidura y ligazón con que se consurnan estos procesos, .. " (p. 160) Una explicación semejante la da para los procesos de duelo: "Debe [el duelo] entonces realizar el trabajo de IIc\'<1r a cabo ese retiro del objeto en todas las situaciones en que el objeto fue asunto de una investidura elevada. El carácter doliente de esta separación armoniza con la explicación que acabamos de dar, a saber, la elevada e incumplible investidura de añoranza del objeto en el curso de la reproducción de las si tuacioncs en que debe ser desasida la ligazón con el objeto". (pp. 160-1) En el caso de la mclancolia Freud (1917) dice que: "El complejo melancólico se comporta como una herida abierta, atrae hacia sí desde todas partes energías de investidura (que en las neurosis de transferencia hemos llamado 'contrainvestiduras') y vacía al yo hasta el empobrecimiento rotal: es fácil que se muestre resistente con: ra el t1c."l'() de dormi r del vo". El COIICL'plu de cmltrainvestidura 401 En esta enfermedad acontece algo semejante al duelo, el yu debe mantener un gasto permanente de contrainvcstiduras en un in tcuto de lograr la ligadura del complejo, razón pur la cual, siendo su COIldición cI retiro de todas las investiduras del ~'u (estado narcisistu}. el dormir no se hace posible. En el dormir, por último, dado que no se dcsinvistc suficientemente el lnc. reprimido, es necesario entonces un gasto adecuado de represión (contrainvestidura) que impida el despertar. Sint ct iiando En primer lugar Freud diferencia entre la contrainvcst idura en la represión primordial y la correspondiente a la represión sccundmia: en ambas actúa la contrainvestidura pero en la primordial no se sabe muy bien en qué consiste, excepto como gasto permanente de energía y su carácter originario; en cambio en la secundaria la contrainvestidura es el producto de la sustracción de la investidura Prec. de una represión aplicada a otra sustitutiva que actúa como con t rainvcstidura. En la histeria de angustia y en las fobias el proceso de actuación de las contrainvestiduras es semejante, pues si bien en la primera actúan contra la pulsión (hacia dentro), siempre existe una tendencia a buscar la racionalización de la angustia ligándo!a a algún objeto () situación, lo que suele terminar en una fobia. En las fobias, específicamente, en el primer tiempo y en el segundo, las contrainvcst iduras son "hacia dentro" hasta que se constituye el objeto de la fobia. que subroga en sí la moción reprimida; a partir de aquí, en la tercera fase y como resultado de su proyección, las contrainvcst iduras se establecen "hacia fuera" pues invisten el entorno de la formación sustitutiva y toman el carácter de vigilancia, evitaciones pcrccptuulcs que puedan estimular los parapetos vinculados a la percepción peligrosa. En el primer caso las contrainvestiduras son representaciones sustitutivas, en el segundo, actos. En la histeria de conversión, antes de la constitución del síntoma traumático las contrainvestiduras son "hacia dentro", lo mismo que en las fobias, y una vez constituido aquél se le agregan las con t rainvestiduras "hacia fuera", En la neurosis obsesiva, las contrainvestiduras son de distinta naturaleza, son formaciones reactivas, es una "alteración del yo" por fortalecimiento de un opuesto en el campo de los afectos. En cambio, la representación sigue el modelo de desplazamientos y sustituciones, contrainvestiduras "hacia dentro", si es que no pasa sin modificación .un a la conciencia. "hacia fuera". luan Mandamientos y prohibiciones B. Navarro son contrainvcstiduras En el dolor [isico, la contrainvestidura parece ser puramente encrgética, en el lugar ele intrusión, aunque es difícil no enlazarla con representaciones de distinta naturaleza en relación con la causa productora; en este caso, a diferencia de los anteriores en que se sobrecarga, el yo tiende a vaciarse de investiduras narcisistas. En el dolor psíquico, las cont rainvestiduras del yo se dirigen a la representación del objeto ausente. En el caso de la investidura añorante, dado que su origen dimana de la necesidad, resulta no inhibiblc v se transforma en traumática. En el caso del duelo, el dolor proviene del desasimiento libidinal del objeto perdido. Las contrainvestiduras tienden a ligar las representaciones objeto a todas las vicisitudes vivcncialcs con el objeto que caracterizaron el largo v trabajoso proceso de duelo. En la melancolía el caso es semejante; se gastan contrainvestiduras en el complejo melancólíco que desinviste el yo. Según puede seguirse en la obra de Freud. el uso del término "contrainvestidura" es bastante abarcativo: lo aplica tanto a las formaciones sustitutivas, representaciones, a las formaciones reactivas, como a la energía misma, como en el caso del dolor físico, o a lo cuantitativo y libidinaJ. No obstante ser un concepto básicamente económico, como una contrafuerza, comprende en el sentido dinámico un carácter cualitativo que consideramos esencial v que atañe a su naturaleza: su carácter libidinal, mejor dicho, pulsional. Justamente es este carácter el que permite integrar las formas diversas en que es usado, o sea, o bien como la representación (aspecto rcpresentacional del representante psíquico de la pulsión) . talo cULlI representación o grupo de representaciones o fantasías, o bien como lo cuantitativo, "monto de afecto", ambas, las dos formas en que la pulsión es representada en la vida psíquica. Desde luego que no consideramos asimilables los conceptos de "contrainvestidura" y "pulsióri". El concepto de contrainvcst idura continúa siendo, a pesar de su carácter Cl.131itativo, básicamente cuantitativo, una cont rafuerza que SI:' opone a lo pulsional, un concepto que se emplea en el contexto de la represión y en las operaciones psíquicas en el interjuego de fuerzas entre los distintos elementos del aparato. El concepto de pulsión es mucho más abstracto y abarcativo y forma parte de toda una teoría, la teoría pulsional, cuyo lugar en el psicoanálisis es por todos conocido. Queremos agregar algo más respecto a la naturaleza de la contrainvestidura. Tenemos el convencimiento de que la fantasía debe ser considerada como el representante psíquico de la pulsión. Esta afirmaCIOl1, que podría sonar como kleiniana (más precisamente de S. Isaacs) . se halla fundamentada en la defensa de una continuidad F! concepto .f03 de contrainvestiduru conceptual entre "representación" y "fantasía" (Navarro, 1983), razón por la cual la consideramos estrictamente freudiana, aunque Freud no lo haya dicho. Esta postura teórica nos permite suponer que gran parte del contenido de las contrainvestiduras son fantasías del yo que se oponen a otras correspondientes al ello y son las fantasías subyacentes las que permiten la plasmación en un único elemento (como en el caso del caballo para la fobia de Juanito) o en un rasgo de carácter. Por otro lado no hay que olvidar que es el supervó quien impone la represión; en él están contenidos ideales, mandatos y prohibiciones v son fantasías basadas en ellos las que los condicionan, la influencia de la cultura en la palabra de los padres que pone "diques" desde temprana edad a la sexualidad infantil y que se configuran en la latencia como pudor, asco y moral, contrainvcst idurus ellas que contribuyen a la represión del complejo de Edipo. Las contrainvestiduras en la represión primaria La falta de precisión conceptual en la obra de Freud sobre la "represión primaria o primordial" dificulta la tarea de definir con claridad la forma de operar de las "contrainvestiduras". El abordaje del tema a partir del estudio de las distintas acepciones que Freud le da a lo largo de su obra y del estudio precedente nos permite acercarnos a las oscuridades del tema. Dado que la "represión primaria" exigiría ella misma un trabajo independiente, he tomado como punto de partida la exhaustiva síntesis conceptual que realiza Brudny (1980) y a ello remito al lector que desee ampliar los conocimientos del tema del cual brindo una síntesis pertinente a nuestro interés. Brudny afirma que el término es abarcativo de por lo menos tres procesos: l. Un proceso relacionado con el funcionamiento del aparato mental en lo que concierne al pasaje del proceso primario al sccundario. Establece las características de funcionamiento del Prec, y su separación del Inc. Por eso lo llama represion primaria estructural. 2. Un proceso relacionado con el decurso del desarrollo libidinal y vinculado siempre a un factor orgánico. Lo llama por tal motivo re presion primaria orgánica, que incluye el complejo de Edipo. 3. Un proceso relacionado con la situación traumática v el pasaje de la cantidad a la cualidad y que Brudny llama funcional. 404 1. Represión luan B. Navarro primaria estructural Está ligada al establecimiento de los primeros niveles de ligadura del yo en un intento de inhibir los procesos displacenteros en las vivencias alucinatorias de deseos y de dolor. Freud (1895) la denomina defensa, rechazo o represión primaria. Ocurre entre el yo y el ello, impide el funcionamiento primario del aparato y permite, al establecer las primeras significaciones, el acceso a la motilidad, al objeto adecuado al fin a través de la actividad de un yo que se va diferenciando a través de las vivencias de satisfacción a lo largo del desarrollo en cada una de las etapas de la libido. Las cont rainvestiduras son las fuerzas que mantienen en represión la huella mnémica hostil. Se produce un desplazamiento de investidura merced a la facilitación que supone la "investidura colateral" al invest irse otra huella mnémica de placer en lugar de la huella mnémica hostil que llevaría al displacer; aquélla actúa como contrainvestidura respecto de ésta. Es la acción inhibitoria de un yo que impone el pasaje al proceso secundario y posibilita la acción específica (1895, pp. 368-9, Y 1900, p. 589). La actuación de las contrainvestiduras en este proceso está vinculada a una teoría acerca del funcionamiento del aparato psíquico. No tiene que ver aparentemente ni con la patología ni con la represión secundaria. Freud también la llama defensa normal (1896 a y b). 2. Reprcsián primaria orgánica Esta acepción del concepto de "represión primaria" -muy diferente de la anterior, pues en lo fundamental está ligada a la clínica y es la condición de la represión secundariaes considerada por Brudny como orgánica dado que constituye parte del andamiaje teórico de Frcud, hasta los últimos años, el afirmar que el sustrato de la represión primaria de la sexualidad es orgánico (1930, pp. 97-8 y 103-4). Concurre con este factor la acción de la educación como prohibidora de la satisfacción pulsional, originando cambio de signo en el yo: lo hasta entonces aceptado por placiente se tornará displaciente. Es una represión que concluye con la terminación del complejo de Edipo y lo incluye. Es fuente de patología. Está vinculada a la evolución libidinal: antiguas zonas erógenas van siendo abandonadas y dando paso a las siguientes en cada brote evolutivo (en cada una de las etapas Iibidinales}. Freud la relaciona filogenéticamente con la represión del olfato y ontogenéticamente con los diques que describe El concepto de contrainvestidura 405 en la latencia: pudor, repugnancia, moral. Por tanto vale para este caso la descripción (supra, p. 398) de las contrainvestiduras tal C0l110 se suponen para las formaciones reactivas. Es de hacer notar que para ellas Freud (1905) da dos explicaciones, la orgánica descrita y la cultural. Tanto uno como otro factor o mecanismo, su no ocurrencia produce lo que llama "moral insanity" o "inhibición de desarrollo". Estos diques condicionan la represión de las pulsioucs parciales. Esta acepción también comprende lo que en L(/ int evpret acion de los SI/e/70S (1900, p. 593) refiere como: "tesoro de recuerdos inlant iles sustraídos desde el comienzo al Prec." y que pasa a ser la "condición previa de la represión" (secundaria) y que corresponde ~l l() que más tarde describirá como período cdípico del desarrollo y Clly~l represión primaria acontece merced al retiro de investiduras a determinadas representaciones y su aplicación a otras que actúan corno con trainvestiduras. Aquí se terminan para Freud las represiones primarias y por tanto su culminación establece la barrera entre lo primaria y lo secundariamente reprimido. 3. Rcprcsion primaria [uncional Consiste en ligar a representaciones los excesos de cantidad provenientes de una situación traumática, en un intento de evitar el dolor y la desorganización psíquica. Subyace o es la esencia de toda represión primaria. Es función del yo y carece de temporalidad en su ocurrencia. Comprende a las dos acepciones descritas, las engloba. Es base de tuda represión secundaria. Está vinculada a cantidades excesivas de estímulo no factibles de ser tramitadas, t raumúticas para el aparato por abatimiento de la "protección antiest ímulo". Es la neurosis traumática en el fondo de toda neurosis de tra nslcrcncia (Jones. 1960, p. 272; Frcud, 1926, p. 90). Dado que el mecanismo de esta represión primaria consiste cu ,,1 intento de ligadura de cantidades a efecto de darles una significación v que ésta es posible mediante su fijación a representaciones, las contrainvcstiduras parecen corresponder a los vínculos de la situación traumática con el objeto que lo significa o lo simboliza, es decir, una representación del objeto o una fantasía que ocluye un vacío y evita la angustia automática. Siendo por otra parte un mecanismo común a los restantes, se transforma en la esencia del mecanismo de contrainvestidura de todas las acepciones. luan 406 B. Navarro Resumen El trabajo aborda el concepto de "contrainvestidura" como central en la comprensión de los mecanismos de defensa y en particular de la represión. Siendo una investidura aplicada por el yo contra la pulsión, discute el concepto mismo de investidura como de carácter cuantitativo-cualitativo privilegiando el sigui[icado de ocupación, y considerando la naturaleza o sustancia de las mismas como de carácter libidinal, continuidad y heredera directa de "O", "Orj" y "estímulos endógenos". Ulteriormente se examina la forma de aplicación de las cont ru invest icluras en los diferentes cuadros neuróticos, histeria, fobias, neurosis obsesiva, así como también en el duelo y la melancolía y en el dolor físico y psíquico, tal como Freud las describe "hacia dentro" y "hacia fuera". Se acentúa el contenido Ianrasrnático de las contrainvestiduras (fantasía de defensa del yo podría llamarse) que se opone a los contenidos f'antasmát icos reprimidos del ello, y en la fuerza y función ligadora del yo que da nuevo destino a la pulsión. Por último se propone una modalidad de operación de las contra investiduras en las diversas acepciones de "represión primaria" que pueden hallarse en la obra de Frcud, teniendo en cuenta que él las postula como único mecanismo. Résurné LA NOTION Son opérativit é DE CONTRE-INVESTISSE.\1ENT dans le reioulement priniaire et secondaire Ce t ravail aborde la notion de "contre-investissernent" tout en la prcnant comrnc noyau de la eompréhension des mécanisrnes de défense et tres spécialement du refoulcment. Etant donné que cet investisscmcnt est appliqué par le moi centre la puIsion, ce qui entre en discussion, est la notion mérne d'invcstisse. ment, c'est-á-dire, le caractere quantitatif-qualitatif de ce dernier, tout en soulignant le sens d'oceupation et en considérant la nature ou la substancc ele cclui-ci, comme ayant un caractére libidinal, avec une fonction de continuité et d'héritage direct de "O", de "O,¡" et des "stimulations cndogcncs", Par la suite, c'cst la facon d'appliquer les contrc-invcst issement sclon les différents cas de névrosc (hystérie, phobies, névrosc obsessionnellc): qui cst cxarninéc, et égalcrnent pour ce qui concerne le deuil et la mélancolie, la douleur physique et psyehique, cornmc Freud les décrit "vers l'intéricur" et "vers l'extérieur", L'accent est mis sur le contenu phantasmatique des contrc-investissernents -fantaisie de défense du moi, par exemple-, qui s'opposc aux contcnus phantasmatiqucs refoulés du ca, et dans la force et dans la fonction de licn du moi, qui donne un nouveau destin a la pulsion. Finalcruent. on propose une modalité d'action des contre-invcstisserncnts sclon les dif Iérents sens que l'on peut donner au "refoulernent prirnairc" tout au long de l'ocuvre de Freud, tout en tenant compte du Iait que pour Frcud, ils sont le scul mécanisrnc. El concepto de contrainvestidura 407 Surnmary THE CONCEPT lts operation Thc papcr "counterinvestrnent' as central Ior the par ticularly rcprcssion. Since un invcstrncnt is made by the ego against a drivc, the concept of invcst mcnt itself is described as quantitative-qualitative. The author givcs priority to t hc mcaning of occupation and regards its naturc as libidinal, thc dircct hcir of "Q", "Q:¡" and "endogenous stirnuli", Thcn thc ditterent ways in which countcrinvestments are malle in t he various ncurot ic pictures (hysteria. phobias, obsessive neurosis) as wcll as in mourning and mclancholia and in physical and psychic pain, are dcscribed such as Frcud describes thcm "inwardly" and "outwardly". Thc stress is laid on thc phantusrnic corucnt ot counterinvestrncnts -the def'ensc fantasy of thc ego, as it might be callcd-> which opposes the id repressed phantasrnic contcrus, and on hc slrength and binding function of the ego which rcdirccts thc drivc towards a diffcrent goal. Finally, the author proposes an opcraiional moda lit y 01' countcrinvcstrncnts according to the various meanings of "primary repression" that may be Iound in Freud's work, always taking into account that Freud postulares thcrn as a single mechanism. undcrstanding discusses the concept OF COUNTERINVESTMENT and scconilar y reprcssion in primary 01 the dcfense of mechanisms, í Bibliografía Brudny, G., "La represión primaria en la obra de S. Frcud", Psicoanálisis, Vol. 11, N~ 1, 1980. [Etchcverry, J. L.]. Sobre la versión castellana. Arnorrortu, Buenos Aires, 1978. Fainblum, E. S., "Contrainvestidura y transferencia. Un nivel del yo". REV. DE I'SICOAN,\LlSIS, XXXIX, 2/3, 1982. Freud, S. (1895a), "Proyecto de psicología". A.E., 1. (l895b), "La neurastenia y la neurosis de angustia". A.E., IlI. (1896a), "Manuscrito K". Anexo Carta 39, A.E., 1. (1896b), "Carta 52". A.E., 1. (1900), La interpretación de los sueños. A.E., IV. (1905), Tres ensayos de teoría sexual. A.E., VII. (1915a), "Pulsiones y destinos de pulsión", A.E., XIV. (1915b), "La represión". A.E., XIV. (1915c), "Lo inconsciente". A.E., XIV. (1917), "Duelo y melancolía". A.E., XIV. (1920), Más allá del principio de placer. A.E., XVIII. (1923), El yo y el ello. A.E., XIX. (1924), "Neurosis y psicosis". A.E., XIX. (1926), Inhibición, síntoma y angustia. A.E., XIX. (1930), El malestar en la cultura. A.E., XXI. (1939), Moisés y la religión monoteísta. A.E., XXII 1. Jones, E., Vida y obra de Sigmund Freud. Nova, Buenos Aires, 1960, T. 11. Navarro, Juan (1983), "Estudio acerca de la constitución de la fantasía a partir de la obra de Freud". Psicoanálisis, Vol. VI, N" 2/3, 1984.